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UNIVERSIDAD ABIERTA PARA ADULTOS

ESCUELA DE PSICOLOGÍA
LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA

Asignatura

Neuropsicología
Tema:
Tarea 3

Participante:
Matrícula
Arianna Carolina P. Concepción
2018-02542

Facilitador:
Leonarda Rodriguez

Modalidad:
Semi-Presencial

Santiago De Los Caballeros


República Dominicana
Mes, 2018
Contenido
Introducción ........................................................................................................ 4
¿Cuáles son las funciones del hipotálamo con relación a las emociones? ..... 5
¿Cuál es el papel de la amígdala en situaciones de supervivencia? .............. 6
Explica la relación entre la lateralización cerebral y las emociones. ............... 7
Conclusión.......................................................................................................... 9
Bibliografía ....................................................................................................... 10
Al terminar de consultar la bibliografía señalada y otras fuentes de interés
científico para la temática objeto de estudio, se recomienda que realices
la siguiente actividad:

1. Desarrolla la siguiente guía de preguntas:

 ¿Cuáles son las funciones del hipotálamo con relación a las


emociones?
 ¿Cuál es el papel de la amígdala en situaciones de supervivencia?
 Explica la relación entre la lateralización cerebral y las emociones.
Introducción

A través de esta investigación podremos indagar respecto al funcionamiento de


nuestro sistema nervioso, su composición y su estructura; en lo más profundo
de nuestro cerebro y en las entrañas de los lóbulos temporales se encuentran
la amígdala cerebral y el hipotálamo. Ellos son los encargados de controlar
nuestro mundo emocional y el regulador central de nuestras funciones
viscerales y endocrinas. Constituyen el cerebro emocional y nos conducen a
través de sentimientos, ya sean primarios o no, hacia conductas y
comportamientos que para muchos autores y estudiosos se oponen a las
conductas y comportamientos racionales.

Etimológicamente, Hipotálamo, directamente del griego, significa lo más


profundo, el dormitorio, el tálamo nupcial. Quizá por ello, Descartes llamara al
hipotálamo el “hogar del alma”, el asiento donde descansa el alma, tiempo
atrás, Aristóteles decía que en el hipotálamo se concretaba la personalidad del
hombre porque en él se reunían los sentimientos.

El Hipotálamo y la amígdala cerebral son dos fantásticas estructuras que


proporcionan la visión equilibrada de los riesgos, los miedos, las pasiones y las
carencias. Constituyen nuestro capital emocional.

Las emociones nacen de la actividad de nuestro sistema nervioso.


Proporcionan lo más intrínseco de los comportamientos y por supuesto son
imprescindibles para la vida.

La emoción es un conjunto complejo de sensaciones, sentimientos y


percepciones que tiene dos integrantes esenciales: el primero es subjetivo y se
refiere a todo aquello que sentimos internamente y que nos conmueve el alma
y el cuerpo. El segundo afecta a la forma y manera en que exteriorizamos esa
emoción, es decir, la “carga emotiva”.

Hay que reconocer la inmensa labor que realizan permanentemente estos


centinelas de nuestras emociones; por ende conocer la importancia de estos
centinelas es de vital enriquecimiento personal.
¿Cuáles son las funciones del hipotálamo con relación a las
emociones?

Cuando experimentamos una emoción, a ésta le acompañan unos cambios


fisiológicos. Si caminamos solos por la noche y tenemos que atravesar una
calle oscura donde escuchas ruidos extraños, nuestra reacción más probable
es sentir miedo. El cuerpo necesita estar preparado para cualquier
circunstancia y por eso nuestro hipotálamo manda información a las distintas
partes de nuestro cuerpo (aumenta la respiración, el ritmo cardíaco, contrae los
vasos sanguíneos, dilata las pupilas y tensa los músculos). De este modo, nos
permite detectar cualquier amenaza y correr o defendernos si es preciso. Por
tanto, el hipotálamo se encarga de los cambios fisiológicos relacionados con
cada emoción.

El hipotálamo es una de las estructuras cerebrales con un papel más


importante en la regulación de los estados de ánimo, de la temperatura
corporal, del sueño, de los impulsos sexuales y del hambre y la sed.

Por su relación con la regulación e las emociones y los estados fisiológicos, se


considera que el hipotálamo forma parte del sistema límbico, el conjunto de
partes del cerebro relacionada directamente con la generación de las
emociones. Se puede decir que el hipotálamo se encarga de poner en marcha
y coordinar entre sí buena parte de los procesos que nos permiten sobrevivir y
adaptarnos a situaciones cambiantes.

Además, el hipotálamo está ubicado cerca del tronco del encéfalo porque
interviene en las funciones básicas que garantizan nuestra supervivencia y que,
por tanto, se realizan de manera involuntaria, sin que nos demos cuenta.
Además de actuar como puente entre el cerebro y el sistema
endocrino, coordina todo lo que que se realiza a través del sistema nervioso
autónomo, es decir, el que le envía órdenes a partes del cuerpo para que estas
se adapten a cada situación.
Por ejemplo:

 Apareamiento y agresividad: Estas conductas (tan dispares en los


humanos, pero muy relacionadas en el mundo animal) son reguladas por
la misma porción del hipotálamo (núcleo ventromedial). Hay neuronas
que sólo se excitan durante la conducta de apareamiento, mientras que
hay otras que se activan en las conductas agresivas. No obstante, hay
un conjunto de neuronas que responden durante ambas conductas. En
este caso, la amígdala cerebral es la encargada de enviar información
relacionada con la agresividad al área preóptica del hipotálamo para que
éste libere las hormonas pertinentes para adecuarse a la situación en la
que nos encontramos.

¿Cuál es el papel de la amígdala en situaciones de supervivencia?

La amígdala es una estructura subcortical situado en la parte interna del lóbulo


temporal medial. Este elemento posee conexiones con la gran mayoría del
encéfalo, siendo un núcleo de especial relevancia que puede afectar al
conjunto del sistema nervioso y en la funcionalidad del organismo.

Lo fundamental es que gracias a la amígdala somos capaces de sentir


emociones y también de percibir lo que están sintiendo otras personas. Gracias
a ella sentimos miedo, ansiedad y también alegría. Los cambios de nuestro
cuerpo como la sudoración cuando estamos nerviosos o las mariposas en el
estómago cuando estamos enamorados, todas, dependen de esta pequeña
almendra.
Tanto es así que notamos la amígdala en todo nuestro cuerpo. Si alguien nos
persigue de noche en un callejón oscuro, nuestro corazón latirá más fuerte.
Esto quiere decir que la amígdala está activada. Y es que, gracias a la
amígdala, podemos reconocer la oscuridad como un factor de riesgo, o un
boleto ganador de la lotería como algo por lo que alegrarnos. La amígdala nos
ofrece la capacidad de huir o luchar, de notar emociones positivas y emociones
negativas, es decir, de llorar cuando estamos tristes o de emocionarnos ante
algo bonito.
Por eso, las personas que tienen esta estructura dañada, no pueden percibir
situaciones de riesgo. Tampoco podrán alegrarse por una buena noticia ni
entender por qué las otras personas se alegran, entristecen o enfadan. Por otra
parte, la amígdala, también está relacionada con la memoria y el aprendizaje.
Esto quiere decir que, en esta estructura cerebral, se encuentra la sede de
la inteligencia emocional y de nuestros recuerdos emocionales.
Gracias a la amígdala podemos recordar situaciones, experiencias, y también
podemos aprender todo lo relativo a nuestra existencia. Cualquier cosa que
memorizamos, que estudiamos o que aprendemos, la recordamos gracias a
nuestra amígdala

Explica la relación entre la lateralización cerebral y las emociones.

Nuestras emociones dan información a quienes nos rodean. Estas emociones


se muestran en gran parte a través de las expresiones faciales. Nuestros
músculos faciales están especializados en expresar emociones únicas, y el
lado izquierdo es el más intenso y activo para la expresión emocional, según un
estudio realizado por Kelsey Blackburn y James Schirillo, de la Universidad
Wake Forest de EE.UU.

Este hallazgo apoya una serie de conceptos: la noción de la emoción


lateralizada y el dominio del hemisferio derecho, con el lado derecho cerebral
controlando el lado izquierdo de la cara durante la expresión emocional.

Diferentes estudios de neuroimagen apoyan la hipótesis de que la corteza


prefrontal del hemisferio izquierdo está relacionada con las emociones
positivas, mientras que la del derecho lo estaría con las emociones negativas.

Estudios electrofisiológicos han puesto de manifiesto que la activación de la


corteza prefrontal izquierda parece que inhibe las emociones negativas, y
también la disposición del sujeto a sufrir estados emocionales negativos.
Análisis epidemiológicos han descrito que la incidencia y gravedad de síntomas
depresivos es mayor en pacientes con lesiones del hemisferio anterior
izquierdo. Asimismo, algunos estudios clínicos han mostrado que lesiones del
hemisferio anterior derecho pueden generar signos desmesurados de
emociones positivas.

Diferentes estudios clínicos y experimentales han mostrado un papel mucho


más importante del hemisferio derecho en el procesamiento de las emociones
negativas y del hemisferio izquierdo en las positivas.

Muchos pacientes que no son capaces de reconocer las emociones a partir de


expresiones faciales y manuales, lo pueden hacer a partir del tono de la voz,
mostrando cierta independencia funcional entre los dos sistemas de
comprensión emocional.
Conclusión

En conclusión las emociones en el cerebro son gestionadas por el Sistema


Límbico. El hipotálamo forma parte de este sistema y es el encargado de hacer
saber al resto del cuerpo cuál es la emoción dominante. Aunque los
sentimientos son algo complejo de entender a nivel cerebral, sabemos que el
hipotálamo es el responsable de que sintamos el amor de la forma en que lo
hacemos. El hipotálamo produce feniletilamina, un neurotransmisor que tiene
efectos semejantes a las anfetaminas, lo que explica la sensación agradable y
eufórica derivada del amor. Además, esto produce un aumento de adrenalina y
noradrenalina, lo que lleva al aumento del ritmo cardíaco, al aumento del
oxígeno y de la presión sanguínea (provocando la sensación de “mariposas en
el estómago”). Por otro lado, el cerebro produce dopamina, que nos permite
aumentar nuestra atención en la persona que genera estos sentimientos,
y serotonina, que modula nuestro estado de ánimo. Así que, si queremos
explicar por qué es tan importante el hipotálamo, basta con decir que, sin él,
¡no seríamos capaces de enamorarnos!. A lo largo de todo el cerebro, la
amígdala se considera la estructura con más cantidad de receptores para
las benzodiacepinas. Asimismo, también podemos encontrar, en este núcleo,
una extensa población de receptores para péptidos opiáceos (implicados, por
ejemplo, en las respuestas de hipoalgesia ante una situación estresante aguda
que puede generar dolor).
Bibliografía

https://www.psicoactiva.com/blog/lateralizacion-cerebral-las-emociones/

https://psicologiaymente.com/neurociencias/amigdala-cerebral

https://www.psicologia-online.com/el-sistema-nervioso-emocional-1171.html

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