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Carlos Marx, el pensador del milenio

Por Teófilo Bellido

“Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el


mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”

(Carlos Marx, Tesis XI Sobre Feuerbach, primavera de 1845)

E
sa es una de las expresiones más célebres del inmenso trabajo con que el fundador del
socialismo científico le dio un nivel superior al pensamiento rebelde que hasta entonces los
llamados utópicos habían avanzado pero sin penetrar en la esencia del problema. Ese
mismo pensamiento que viene de muy atrás con los franceses (sobre todo), junto a la economía
política inglesa y a la filosofía clásica alemana, se constituyen en una de las fuentes directas de la
cual emana el socialismo científico.

Carlos Marx, elevando a un nivel superior ese pensamiento pone en escena del conocimiento una
nueva concepción de la ideología que le da fundamento a la necesidad de transformar el modo de
producción capitalista al cual había llegado la sociedad, poner fin a la explotación del hombre por
el hombre, luchar por la transformación revolucionaria de la sociedad.

Remarcó a fondo que la transformación de la sociedad es posible y le dio fundamento a través de


su obra amparado en el sustento filosófico, económico y político que hasta entonces los utópicos
que le antecedieron no alcanzaban a comprender, ni acertaban a dar una orientación objetiva para
transformar la sociedad que ellos mismos denunciaban. Con el pensamiento y la acción de Carlos
Marx, llamado el prusiano rojo, se da ese paso.

Hay que señalar que el primer tomo de su obra cumbre “El capital” empezó a escribirlo en 1840 y
apareció en 1867 en un número bastante reducido de ejemplares, siendo publicados el tomo II y
tomo III después de su muerte. En esta obra pone al desnudo la esencia explotadora del
capitalismo, las leyes que lo rigen y su inevitable final.

Su amigo y compañero Federico Engels se constituyó en figura de primer orden en muchos


aspectos de su creación y producción revolucionaria, en su apoyo moral y permanente aliento en
su actividad creadora.

Carlos Marx, se erige como el creador del socialismo científico, y con ello se ubicó a la cabeza de
los grandes personajes de la historia de la humanidad. Ese reconocimiento ha sido levantado por
millones de trabajadores y pueblos en el planeta, por pensadores y personalidades de la ciencia,
el arte y la cultura, y al mismo tiempo combatido y satanizado por los enemigos del progreso y el
desarrollo de la humanidad.

Al finalizar el siglo XX, Marx fue elegido en una votación organizada por la famosa cadena británica
BBC de Londres como el más grande pensador del milenio, superando a genios como Albert
Einstein, Isaac Newton, Charles Darwing, Santo Tomás de Aquino, Stephen Hawking, Enmanuel
Kant, René Descartes, James Maxwell y Friederick Nietzche. Su labor teórica de contenido
transformador es reconocida históricamente y en circunstancias en que el socialismo que había
sustentado caía en derrumbe con el muro de Berlín y el poder soviético por errores y
deformaciones en su interpretación y aplicación.

Sin duda, la concepción revolucionaria del mundo se alza sumamente trascendente en la historia
de la humanidad. Una concepción que cubre grandes batallas todo el siglo XX y en esencia se
extiende más allá de nuestros días porque sigue pendiente el blanco central de transformar el
sistema explotador, gigantesca tarea que solo es posible si el pensamiento revolucionario es
alejado de la repetición libresca, el dogma y el esquematismo en el que fue envuelto; si -como
siempre lo afirmó Marx- se ampara en el análisis objetivo y dialéctico de los problemas de la
sociedad, constituyéndose en un marco teórico reflexivo y de transformación. Y si al lado de ello
existe la fuerza capaz de movilizarse para hacer realidad esos cambios, transformar la realidad
adversa que golpea a gran parte de la humanidad.

Un conjunto de obras es el producto de su intensa labor teórica, gran parte orientadas en poner al
desnudo la esencia explotadora del capitalismo, las desigualdades sociales y el atraso que
encierra, pero al mismo tiempo orientar la lucha para revertir esa situación.

En ese sentido es que el Manifiesto del Partido Comunista, presentado por Carlos Marx y Federico
Engels el 21 de febrero de 1848, hace 170 años, continúa siendo un valioso texto que resuena
vigente en lo esencial de su contenido. Históricamente este breve documento es la formulación
sistematizada de los asalariados del mundo, considerado el texto programático y político de mayor
repercusión en la era contemporánea. Hoy, al cierre de un gran ciclo de la lucha de clases y la
emergencia de uno nuevo en el que cambian radicalmente las condiciones, no significa ni el fin de
las clases sociales ni de sus luchas. Pese al tiempo transcurrido y las derrotas pasajeras, en esencia
continúa vigente el llamamiento final del manifiesto ¡Proletarios de todos los Países, uníos!

Hoy, el mundo capitalista atravesado por enormes etapas de crisis incluso incompatible con la
propia democracia que pregona, está destinado a su etapa final. En ese sentido cae al vacío “El fin
de la historia y el último hombre” escrito por Francis Fukuyama al exponer su tesis que la Historia
como lucha de ideologías, ha terminado.

Doscientos años después del nacimiento de Carlos Marx (Tréveris, ciudad de la Prusia renana, 5 de
mayo de 1818) la lucha por transformar la sociedad capitalista cargada de desigualdades, guerras y
dominio imperial, en esencia continúa.

Febrero 2018

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