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SISTEMA PENITENCIARIO EN ARGENTINA

EN EL MARCO DE LA RESOCIALIZACIÓN

I.- PLANTEAMIENTO DEL PROBLEA - OBJETO: Este proyecto de


investigación trata sobre la problemática acerca de que la gran mayoría de las
personas que han estado privadas de su libertad, sometidas a las reglas del
Servicio Penitenciario, una vez recuperada su libertad, se encuentran
marginadas, y vuelven a cometer delitos.-

DELIMITACIÓN GEOGRÁFICA: La República Argentina.-

DELIMITACIÓN TEMPORAL: Mediados del siglo XIX a siglo XXI.-

DELIMITACIÓN SEMÁNTICA: Sistema penitenciario es el término con


el que se designa al sistema establecido para el cumplimiento de
las penas previstas en las sentencias judiciales, que tiene a su cargo el
gerenciamiento y la administración de los establecimientos penitenciarios
federales, y la ejecución de los programas criminológicos destinados a disminuir
la reincidencia, a desalentar la criminalidad y a contribuir a la seguridad pública.
La finalidad de los programas de tratamiento es lograr que las personas privadas
de la libertad adquieran pautas de conducta y herramientas para su reinserción
en la sociedad.
La administración de los recursos humanos se encuentra abocada a que el
personal penitenciario integre una institución humanista, científica y eficiente,
que lidere la investigación en materia de ejecución penal y colabore con otras
instituciones académicas vinculadas al estudio de la teoría de la pena.-
ORACIONES TÓPICAS:

 El propósito de esta investigación es, averiguar si las cárceles de la


República Argentina son sanas y limpias.-

 El propósito de esta investigación es, conocer si las personas


recluidas en los penales de la República Argentina se encuentran
seguras.-

 El propósito de esta investigación es, saber si a las personas


recluidas en los penales de la República Argentina se les respeta su
integridad física, psíquica y moral.-

 El propósito de esta investigación es, conocer si las personas


procesadas se encuentran separadas de las condenadas.-

 El propósito de esta investigación es, saber si las personas


procesadas reciben un tratamiento adecuado a su condición de
personas no condenadas.-

 El propósito de esta investigación es, averiguar si las penas


privativas de la libertad tienen como finalidad esencial la reforma y
la readaptación social de los condenados.-

 El propósito de esta investigación es, conocer si las personas que


han cumplido una condena reciben asistencia postpenitenciaria.-

RECURSOS:

 240 investigadores.-

 $15.000.000 (quince millones de pesos).-

 2 años como plazo máximo para llevar a cabo la presente


investigación.-
II.- MARCO TEÓRICO

MARCO HISTÓRICO:

Como FOUCAULT, y un gran número de autores han puesto de resalto,


la pena resocializadora que nace con la prisión moderna, a fines del siglo XVIII.
No obstante, sólo alcanzará un desarrollo y dimensión especial en la última parte
del siglo XIX, cuando el proyecto de transformación de los individuos se
promueva plenamente por las disciplinas vinculadas a la cuestión criminal y se
acompañe por creaciones institucionales y reformas legislativas del sistema
penal. Más precisamente, ROTMAN considera que la historia de la
resocialización puede ser representada por cuatro modelos sucesivos: el modelo
penitenciario (que tendría por elementos básicos el trabajo, la disciplina y la
educación moral), el terapéutico o médico (sobre el que gira la mayor parte del
debate actual sobre la resocialización), el modelo de aprendizaje social, y una
concepción de la resocialización orientado por los derechos de los presos. Por
esta razón, afirma que términos como reforma, regeneración, y corrección, tanto
como expresiones más modernas como reentrada, reintegración social,
reeducación y resocialización (rehabilitation), fueron usados para referirse a la
misma idea. Así pues, la justificación de la pena, por medio de la resocialización
está asociada al positivismo criminológico, el correccionalismo penal europeo y
al penitenciarismo estadounidense, movimientos que se desarrollaron,
básicamente, en la segunda parte del siglo XIX. En todo caso, siempre ligada al
desarrollo de la criminología, y a una representación del delincuente, como un
sujeto deficiente, que requiere ser curado o corregido para conformarse como
sujeto del derecho. Este modelo médico, o de resocialización, tuvo un desarrollo
muy importante en los EE.UU., que se extendió durante todo un siglo. Por ello,
también, a partir de la hegemonía económica, política y cultural de aquél país,
consiguió marcar apreciablemente la agenda de muchos organismos
internacionales, y a través de ella, de las investigaciones y políticas penales de
distintos países, como puede advertirse en los sucesivos Congresos para la
Prevención del Delito y Tratamiento de la Delincuencia, realizados desde 1955
en el marco de las Naciones Unidas. En efecto, luego de la posguerra la
resocialización se reforzó en legitimidad pues pudo explicarse como intervención
científica frente al delito, y, en todo caso, como la horma más adecuada al
pensamiento utilitarista e, incluso, a los proyectos humanistas y de cambio social;
mucho más que cualquier otra justificación propia de concepciones severas,
ancladas en la idea de prevención general, retribución, castigo o venganza. Sin
embargo, al llegar los años 1970’s, ante nuevas condiciones económicas,
políticas y sociales, este modelo de justificación del castigo, básicamente
indiscutido durante décadas, va a ser profundamente criticado y puesto en crisis.
En el terreno de las ideas, a esta crisis contribuyeron las críticas más
conservadoras (las más efectivas para marcar la agenda de las políticas
penales), muchas veces aliadas de ciertos movimientos de resurgimiento de la
víctima, preocupadas por la excesiva atención y benevolencia con la cual se
trataban o explicaban los errores de los “delincuentes”. Una mirada que, con las
particularidades históricas de la Argentina y la referencia ineludible de la última
dictadura militar y sus métodos, también puede encontrarse en nuestros días en
las críticas a todo lo que puede divulgarse como “garantismo” penal. Pero
también ayudó a ello el desencantamiento de sectores más progresistas con las
políticas de Estado, destinadas a intervenir en las personas y comunidades, cada
vez más capilarmente y con efectos más disciplinarios. Esto abriría las puertas
de nuevos discursos sobre el castigo. Retribucionismos de cúneo novel, como el
del just desert, replanteos de la prevención general como parte de una
explicación sistémica del derecho y la sociedad, movimientos de law and
economics basados en la maximización de la conducta racional y la disuación,
estudios sobre incapacitación general y selectiva, o intentos más recientes de
establecer una justicia restaurativa. Muchos de ellos se definieron como neo-
clásicos por retomar ciertas líneas de pensamiento de autores del siglo XVIII,
como Kant, Hegel, Beccaría o Bentham. Sin embargo, su filiación es muy
discutible. No puede dejar de notarse que estas formulaciones enfrentan ahora
un sistema penal con cárceles superpobladas, un sistema penal distinto y una
teoría del fenómeno criminal con características muy diversas a las tenidas en
consideración, doscientos años antes. En todo caso, esta crisis (o más
apropiadamente, desplazamiento) del ideal resocializador, había jugado de
manera diversa en distintos países. En Alemania, el Proyecto 1962 y el Proyecto
Alternativo de 1966 volvieron a priorizar la retribución, y elevaron el principio de
determinación de la pena, sin abdicar de la suspensión y la libertad condicional.
Sin embargo, los tratados internacionales introducían en esta misma década a
la resocialización como finalidad de la pena. En España, la resocialización se
integraba como finalidad principal en la Constitución de 1978, frente al castigo
retributivo de la dictadura franquista en EE.UU., y más tarde, en otros países
anglosajones, el alejamiento se hizo indiscutido a mediados de los 1970’s, a
partir de la ley del Estado de California, de 1976, y los procesos de reforma de
las sentencing guidelines de Minnesotta, de 1978, muchos otros estados y el
sistema federal en 19847. En nuestro país la resocialización fue muchas veces
extraída de las referencias del artículo 18 de la Constitución Nacional que
expresaba el mandato de 1853 en favor de “cárceles sanas y limpias”. Pero
existen buenas razones históricas y terminológicas para comprender que la
cárcel a la que se referían es la cárcel utilizada como custodia preventiva, para
asegurar la posible imposición de cualquier clase de pena. El mandato
constitucional sobre la justificación de la pena surgiría recién cuando nuestro
país integrara el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos al bloque de
constitucionalidad, en 1994. Es cuestionable que se interprete que el mandato
que versa que la ejecución de la pena privativa de la libertad (dominante desde
hace más de un siglo) deberá orientarse a la resocialización, no predique la
orientación jurídica que debe guiar al castigo; o que esta referencia pretenda
auspiciar teorías de la unión, o justificaciones diferenciadas por penalidad o delito
en particular, como muchos autores han sostenido ante el descrédito antes
comentado. Pero ello muestra con claridad que la resocialización no tiene el
respaldo que tenía en el pasado. El discurso ya no posee fervorosos creyentes.
Sin embargo (al menos nominalmente) no puede pasarse por alto que en países
como en Argentina, se mantienen los mismos institutos que habían nacido en
derredor de la resocialización y la cárcel correctiva, desde fines del siglo XIX. Así
pues, la condena y la libertad condicional, el sistema de ejecución progresivo, la
detención domiciliaria, la reincidencia y un proceso penal con disposiciones
específicas relacionadas con el conocimiento e individualización del sujeto
delincuente, e incluso tenemos incorporaciones relativamente recientes, como la
suspensión de juicio a prueba, que ingresó en nuestro sistema jurídico a
mediados de la década del noventa con objetivos muy distintos que los que en
su origen tuvo en países extranjeros como EE.UU. e Inglaterra y Gales
(indudablemente, la finalidad resocializadora). Así pues, el sistema jurídico e
institucional del tratamiento, no parece haber sido desmantelado, y aún permite
dotar de legitimidad al modo en que operan, diariamente, los tribunales y los
demás sujetos de nuestro sistema penal. El punto es que, aún para los
agnósticos, la finalidad resocializadora, y su vínculo con el mejoramiento
personal, la educación formal y el buen comportamiento, los lazos familiares y
comunitarios, los principios humanistas, las pautas de conducta y muchos otros
aspectos, termina siendo una herramienta poderosa para combatir las políticas
penales y decisiones judiciales más represivas. Esto se observa particularmente
desde el litigio, donde en donde el “andamiaje resocializador” constituye una
referencia obligada para la defensa de los derechos de los imputados aunque
esté muy consciente de la realidad de la cárcel-depósito. No es casual, así, que
un gran número de estas disposiciones generen frecuente consternación ante
ciertas voces políticas y ciudadanas (muchas veces presentadas como voz de la
sociedad toda), poco creyentes de que las medidas del sistema, entendidas
como bondades, obtengan resultados positivos en la prevención de delitos o
sean deseables como actos de justicia. En efecto, desde hace algunos años, la
voz “populismo punitivo” se ha utilizado exitosamente para dar cuenta de los
discursos de rigor penal que no se someten a las reglas “científicas” en base a
las cuales las leyes o la academia autorizan la severidad. De hecho, muchas de
las reformas del 2004 (conocidas como “reforma Blumberg”), epítome de la
anticodificación y la inflación penal argentina, atacaron específicamente, aunque
de manera desarticulada y sin conciencia clara, instituciones centenarias como
las caracterizadas anteriormente, que estaban indisolublemente unidas al
discurso resocializador. Tal vez no es casual, por ello, que no existan
pretensiones, fuera de la academia (y con los cuestionamientos que desde
dentro debemos hacernos cuando evitamos la discusión asumiéndonos como
expertos), de oponerse a estos discursos desde un debate bien estructurado. En
los últimos cinco años, la mayoría de críticas oficiales hayan pasado a cuestionar
el papel de los jueces. Estas críticas y acciones, muy discutibles, se insertan en
un discurso que mantiene la intangibilidad de la ley y los institutos que hacen
operativa la justificación del castigo en comentario. De este modo, si bien se
demoniza a la magistratura, aún la miopía y la tergiversación de las garantías
frente a casos concretos y particularmente difíciles del sistema penal
(delincuentes con antecedentes especialmente remarcables, peligrosidad
“demostrada” o asociados a cierta forma de poder) optan por mantener la
estructura legal, por principios de justicia, o razones más coyunturales de
estabilidad política y defensa de la política penal adoptada.-

La Constitución Nacional, en su art. 18, última oración consagra que


“Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para
castigo de los reos detenidos en ellas, y toda medida que a pretexto de
precaución conduzca a mortificarlos más allá de lo que aquélla exija, hará
responsable al juez que la autorice.”

La Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San


José de Costa Rica) en su art. 5 consagra el Derecho a la Integridad Personal
rezando:

“1. Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y
moral.

2. Nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o


degradantes. Toda persona privada de libertad será tratada con el respeto
debido a la dignidad inherente al ser humano.

4. Los procesados deben estar separados de los condenados, salvo en


circunstancias excepcionales, y serán sometidos a un tratamiento adecuado a
su condición de personas no condenadas.

6. Las penas privativas de la libertad tendrán como finalidad esencial la reforma


y la readaptación social de los condenados.”

La Ley N° 20.416 de Servicio Penitenciario Federal en su art. 5°


establece las funciones de la Dirección Nacional del Servicio Penitenciario
Federal que reza:
“a) Velar por la seguridad y custodia de las personas sometidas a proceso
procurando que el régimen carcelario contribuya a preservar o mejorar sus
condiciones morales, su educación y su salud física y mental;
b) Promover la readaptación social de los condenados a sanciones privativas de
libertad;
c) Participar en la asistencia postpenitenciaria;
d) Producir dictámenes criminológicos para las autoridades judiciales y
administrativas sobre la personalidad de los internos, en los casos que legal o
reglamentariamente corresponda;
e) Asesorar al Poder Ejecutivo Nacional en todo asunto que se relacione con la
política penitenciaria;
f) Cooperar con otros organismos en la elaboración de una política de prevención
de la criminalidad;
g) Contribuir al estudio de las reformas de la legislación vinculada a la defensa
social;
h) Asesorar en materia de su competencia a otros organismos de jurisdicción
Nacional o provincial.”

Fallo de Corte “Verbitsky, Horacio s/ Hábeas Corpus” (Año 2005).

Hechos:
El Centro de Estudios Legales y Sociales interpuso un habeas corpus en
representación de todas las personas detenidas en prisiones y comisarías de
la Provincia de Buenos Aires. Relató que los detenidos, incluidos mujeres y
menores, padecían condiciones de superpoblación y hacinamiento porque los
calabozos estaban en un estado deplorable de conservación e higiene.

El Tribunal de Casación Penal de la provincia de Buenos Aires rechazó


el hábeas corpus, al considerar que debía analizarse cada caso en concreto.

La actora interpuso recursos extraordinarios de nulidad y de


inaplicabilidad de ley, que fueron declarados inadmisibles por la Suprema Corte
de Justicia de la Provincia de Buenos Aires.

Contra ese pronunciamiento interpuso un recurso extraordinario, que fue


denegado y dio lugar a un recurso de queja.
Decisión de la Corte:
La Corte consideró que la presencia de adolescentes y enfermos en
establecimientos policiales y/o en comisarías superpobladas de la Provincia de
Buenos Aires era susceptible de configurar un trato cruel, inhumano o
degradante u otros análogos y generar responsabilidad del Estado Nacional, con
flagrante violación a los principios generales de las Reglas Mínimas para el
tratamiento de reclusos de las Naciones Unidas.

Por este motivo, sostuvo que, dado que dicha situación ponía en peligro
la vida y la integridad física del personal penitenciario y policial y generaba
condiciones indignas y altamente riesgosas de trabajo, debía instruirse a la
Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires y a los demás
tribunales de dicha provincia para que hicieran cesar urgentemente el
agravamiento o la detención misma. Por otra parte, reconoció legitimación al
Centro de Estudios Legales y Sociales para interponer el hábeas corpus
colectivo a pesar de que la Constitución Nacional no menciona en forma expresa
el hábeas corpus como instrumento deducible en forma colectiva.

En consecuencia, fijó los estándares de protección de los derechos de


los presos que los distintos poderes provinciales deben respetar para cumplir
con el mandato de la Constitución Nacional y con los pactos internacionales de
derechos humanos que tienen jerarquía constitucional.

También ordenó a la justicia provincial a verificar y remediar las


condiciones indignas de detención de los presos detenidos a su disposición así
como disponer la inmediata libertad de los adolescentes y enfermos detenidos
en comisarías.

Por último, exhortó a los poderes ejecutivos y legislativos provinciales


a revisar la legislación que regula la excarcelación y la ejecución penitenciaria y
a tomar como parámetro la legislación nacional en la materia.

Para asegurar una solución efectiva y sólida a esta situación, la Corte


recomendó que se conformara una mesa de diálogo en la que intervinieran las
autoridades provinciales y las organizaciones de la sociedad civil y retuvo el
poder de controlar la adopción de las medidas ordenadas en el fallo.(voto de los
jueces Petracchi, Maqueda, Zaffaroni, Highton de Nolasco y Lorenzetti. El Dr.
Boggiano votó en disidencia, mientras que los magistrados Fayt y Argibay
votaron en disidencia parcial).El Dr. Boggiano consideró que el hábeas corpus
interpuesto a favor de la totalidad de las personas detenidas alojadas en
establecimientos policiales y comisarías bonaerenses importaba una
impugnación genérica al sistema carcelario provincial, pero que no le competía
a los jueces hacer declaraciones generales o abstractas, por lo que excedía las
facultades jurisdiccionales de la Corte.

III.- FORMULACIÓN DE HIPÓTESIS

HIPÓTESIS DE CONSTATACIÓN:

 Las cárceles de la República Argentina son insalubres.-

 Las personas recluidas en los penales de la República Argentina se


encuentran inseguras.-

 Las personas recluidas en los penales de la República Argentina


son maltratadas.-

 Las personas procesadas se encuentran juntas con las


condenadas.-

 Las personas procesadas tienen el mismo trato que las


condenadas.-

 Las penas privativas de la libertad tienen como finalidad el castigo.-

 Las personas que han cumplido una condena, salen en libertad sin
asistencia pospenitenciaria.-
HIPÓTESIS DE RELACIÓN CAUSAL:

 Si las cárceles de la República Argentina son insalubres, entonces


las personas recluidas en ellas podrán padecer enfermedades.-

 Si las personas recluidas en los penales de la República Argentina


se encuentran inseguras, entonces al quedar en libertad trasladarán
esa inseguridad a la sociedad.-

 Si las personas recluidas en los penales de la República Argentina


son maltratadas, entonces maltratarán a otro tanto dentro como
fuera de la prisión.-

 Si las personas procesadas se encuentran juntas con las


condenadas, entonces el Servicio Penitenciario está violando el
principio de inocencia del que goza toda persona antes de ser
juzgada.-

 Si las personas procesadas tienen el mismo trato que las


condenadas, entonces estarán cumpliendo una pena antes de ser
juzgadas.-

 Si las penas privativas de la libertad tienen como finalidad el castigo,


entonces las personas que recibieron una pena al quedar en libertad
nunca podrán reinsertarse en la sociedad, porque lo que
aprendieron en prisión fue a ser más malos de lo que eran.-

 Si las personas que han cumplido una condena, salen en libertad


sin asistencia pospenitenciaria, entonces podrán padecer trastornos
psicólogicos.-

HIPÓTESIS DE RELACIÓN ESTADISTICA:

 A mayor cantidad de cárceles insalubres, mayor porcentaje de


enfermedades en las personas privadas de su libertad.-
 A mayor inseguridad en las cárceles, mayor grado de reclusos
peligrosos.-

 A mayor maltrato en las cárceles, mayor rencor de parte de los


reclusos hacia el Sistema Penitenciario.-

 A mayor porcentaje de personas procesadas mezcladas con las


condenadas, mayor inseguridad en las cárceles.-

 A mayor igualdad de trato entre las personas procesadas con las


condenadas, mayor desigualdad de derechos.-

 A mayor maltrato en las cárceles, mayor grado de ineficacia del


Servicio Penitenciario.-

 A mayor porcentaje de personas sin asistencia pospenitenciaria,


mayor el porcentaje de reincidencia.-

IV.- CONTRASTACIÓN DE LA HIPÓTESIS

Considero aplicable:

LA CONTRASTACIÓN POR DOCUMENTACIÓN, a través de fotos,


que tomaría en el interior de todas las cárceles de la República
Argentina.-

LA CONTRASTACIÓN POR ENTREVISTAS, realizando las mismas


a distintas personas que se encuentran privadas de su libertad en
cárceles Argentinas.
Las entrevistas contendrían, entre otras, las siguientes preguntas:

a) ¿Es reincidente?
b) ¿Es maltratado/a dentro de la cárcel por otros reclusos o por el
Servicio Penitenciario?
c) ¿Padece problemas de higiene en este establecimiento?
d) ¿Es sometido a tener sexo con otros reclusos o penitenciarios, sin
su voluntad?
e) ¿Siente que sus días en prisión lo están ayudando a rehabilitarse
para no volver a delinquir?

Bibliografía aplicable:

- https://es.wikipedia.org/wiki/Servicio_Penitenciario_Federal

- ROXIN, Claus; Culpabilidad y Prevención en Derecho Penal (trad.


Muñoz Conde).-

- Constitución Nacional.-

- Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José


de Costa Rica).-

- La Ley N° 20.416 de Servicio Penitenciario Federal.-

- Jurisprudencia de Corte: Fallo de Corte “Verbitsky, Horacio s/


Hábeas Corpus” (Año 2005).-

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