IN vestigación

e625

REBELDES Y
A PÁT I C O S
P O R D O U G F I E L D S

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Stacy es una joven de primer año. Era una de las muchachas más
difíciles con las que nuestro equipo jamás tuvo que tratar. Insistía
en hacer sus cosas y era absolutamente fría ante cualquier autori-
dad, especialmente con los hombres. Al confrontarla, respondió con
emociones dramáticas, lágrimas y acusaciones de que siempre la
perseguían y la odiaban. Con tal motivo, los líderes aflojaban la pre-
sión que rodeaba a Stacy, cautelosamente procuraban guiar su con-
ducta sin detonar ninguna explosión de emociones. Cada vez que
surgía su inseguridad y narcisismo, los líderes trataron de silenciarla
con muchas afirmaciones de que ella era realmente apreciada. A
sus espaldas ellos alzaban las manos y oraban pidiendo paciencia
para el equipo de líderes. El verano pasado finalizó su estadía en el
ministerio de los adolescentes. El equipo estaba ansioso por despe-
dirla y Stacy estaba feliz de irse.

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Durante la última semana de Stacy en el campamento, aumentó y tenían tantos problemas conmigo, era necesario que yo cambiara mi manera de vivir.

la tensión. Todos la evitaban, esperando a que pasara al otro mi- Hablé con algunas personas que me ayudaron a comprender que Dios siempre va a estar
conmigo. Así que quiero ser la chica de quien habla la Biblia en Proverbios 31.
nisterio. Pero un estallido en el campamento que amenazaba con
Básicamente, escribí esta nota para pedir perdón.
arrastrar toda una cabaña, fue el momento de decir el último diez
Con amor en Cristo,
por ciento. Los líderes encararon a Stacy con la verdad punzante
Stacy
diciéndole quién realmente era ella y por qué todos estaban es-
pantados de ella. Acorralada lanzó el veneno más fuerte que po-
Stacy ha madurado notablemente durante este año, por que oyó
día tirar. Después, las relaciones con ella parecieron cortarse por
la verdad y llegó a comprender la gracia de Dios. No hay discipu-
completo. Stacy se mudó de su cabaña y todos suspiraron de ali-
lado sin disciplina; ni ningún ministerio para jóvenes con propó-
vio. Pero tres meses después Stacy escribió esta carta al director
sito sin los pilares de la gracia y la verdad. Leemos esta verdad en
del ministerio:
la Escrituras, y se ve en la vida. Lo que falta es apropiarlo a nuestro

Querido Greg: estilo de ministerio.

Quise escribirte porque quería que supieras cómo me siento. Sé que el año pasado no
estuve bien con Dios. Pero de todos modos Dios evitó que hiciera cosas de las que me
hubiera avergonzado. El campamento me hizo reconocer que necesitaba acercarme a él
nuevamente. Empecé a considerar que si mis líderes de la Iglesia realmente me veían así

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Cómo equilibrar los límites

Imagínate que empleas a un constructor de cercas para cercar su propiedad. Cuando hace la visita inicial a tu
hogar, dice que comenzará el lunes, pero desaparece por semanas. Tú haces varias llamadas telefónicas para
saber cuándo comenzará el trabajo en tu cerca, y cada vez la compañía te asegura que el horario está al día.
Por fin, después de seis meses, recibes una cuenta por tres millones de dólares. Sorprendido, sacudes la cabe-
za y llamas a la compañía de la cerca.

El constructor explica que la cuenta no es un chiste. Tú sí tienes una cerca que encierra un kilómetro cuadrado
de tu vecindario, rodeando tu cuadra y tu hogar que está justo en el centro de dicha área. Dice que le explicas-
te que planeabas tener una familia grande, así que quiso darte abundancia de espacio para tus hijos. “Tantos
límites no son buenos para los niños”, dice. “Los niños saludables necesitan abundante espacio para jugar, ex-
perimentar y explorar.” Después de un litigio con éxito, llamas a un segundo constructor de cercas y explicas tu
necesidad de seguridad, y de los límites bien definidos para tus hijos. Él escucha tus preocupaciones y prome-
te hacer un mejor trabajo. En efecto, comenzará mañana.

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IN Así es, llega justo cuando tú sales para el trabajo. Pero cuando vuelves a tu casa, no puedes creer lo que ves. Una cerca alta de alambre de
púas rodea tu casa precisamente a doce pulgadas de cada pared. Varias cámaras de televisión, montadas en las astas, apuntan cada pulga-
da de tu hogar. La factura pegada al portón indica que tu hogar y tu familia son las cosas más importantes que tú tienes. Los niños no están
a salvo cerca de las calles, e incluso el césped representa un riesgo para su salud, así que tu cerca se ha creado para proteger lo más valioso.
Tú comienzas a preguntarte si en este planeta reside algún constructor de cercas razonable. ¿Dónde colocamos nuestras cercas? Si la cerca
está a una milla de distancia para que un joven tenga que matar a alguien antes que nosotros lo notemos, nuestras fronteras no tienen sen-
tido. Pero si por donde quiera que mire hay un guardián armado y una lista de reglas, nuestras fronteras son demasiado rígidas.

¿Dónde ponemos una cerca que sea útil para nuestro

ministerio? ¿Cómo la mantenemos anclada en el amor?

A continuación, encontrarás algunos postes de cerca que nos han dado buenos resultados en nuestro ministerio. No son órdenes especí-
ficas, sino principios que nuestro equipo es motivado a incorporar en situaciones de ministerio. Cuando están en su lugar, estamos en el
camino de disciplinar a los jóvenes con amor y límites.

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IN Los jóvenes suben y caen de nuestros
niveles de expectativas. Por lo tanto,
en nuestro ministerio con la juventud
siempre anticipamos que los jóvenes
Espera participarán, cooperarán, y gozarán de
nuestros programas. Esperamos que los
buena jóvenes disfruten de nuestros programas
conducta y consideren a nuestros líderes como
personas que vale la pena conocer. Nos
sorprendemos sinceramente cuando eso
no sucede y tratamos de comunicar eso
cuando un estudiante se porta mal.

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Ten unas
cuantas
reglas
No malgastes reglas; los jóvenes sólo seguirán unas pocas. Si mueres tratando de mantener la goma de
mascar fuera del salón de jóvenes o por forzar a todos a pararse y cantar como buenos cristianos, perderás
en otros aspectos que necesitan la ayuda estratégica de las reglas. Escoge las reglas con cuidado basándo-

sencillas te en tus valores y úsalas para formar las conductas que son críticas a la vida y la causa del ministerio.

DECIMOS A LOS JÓVENES QUE TENEMOS DOS METAS Y POR LO TANTO DOS
REGLAS. NUESTRAS METAS SON DIVERTIRSE Y PENSAR. ASÍ QUE CUANDO
ES TIEMPO DE DIVERTIRSE DIVIÉRTANSE Y CUANDO ES TIEMPO DE PENSAR,
PÓNGANSE UN POCO MÁS SERIOS.

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Establece POCAS COSAS

MOLESTAN MÁS
Cuando llegué a mi iglesia, quise establecer un
tono de respeto durante mi tiempo de enseñan-

las reglas QUE LAS REGLAS NO za, así que expresé una regla: “Durante el último

RAZONABLES, ASÍ QUE tiempo de canciones mientras todos estén de pie,

positivamente
SI PIDES CONFORMIDAD tienen plena libertad para salir. Si no quieren estar

EN ALGÚN ASPECTO, aquí, yo no los voy a forzar a sentarse y escucharme

EXPLICA POR QUÉ. a enseñar la Biblia. Nadie les preguntará el nom-

y explica su bre ni les filmará en video. Pero creo en la Biblia de

todo corazón y creo en lo que tengo que decir a

propósito
cerca de ella. Si permanecen considero que tienen
el compromiso de oírme y participar escuchando”.
Como te imaginas, pocos salieron y enseguida so-
brevino un respeto asombroso.

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Establece las consecuencias apropiadas y conocidas de

antemano

No es justo sorprender a los jóvenes con medidas

disciplinarias que ignoren. Por lo general, la discipli-
na que aplicamos es sacar al joven de la reunión si
se está saliendo mucho de los límites. En los campa-
mentos, luego de advertirlo a los jóvenes por antici-
pado, usamos dos tareas disciplinarias: ayudar en la
cocina o perder tiempo libre. Con claridad explica el
reglamento y las consecuencias. Por lo tanto, al impo-
nerse la disciplina nadie se sorprende.

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IN

Entiende la diferencia entre molestar y tener mala

conducta
Los jóvenes hacen cosas que molestan; eso es caracterís-
tico de la adolescencia. Pero estas molestias demandan
comprensión, no disciplina. Hablar, hacer ruidos grose-
ros del cuerpo, reírse sofocadamente durante el tiempo
de oración, todo eso cae en la categoría de molestias
pero no son actos de maldad. NO DISCIPLINES A LOS
JÓVENES, A MENOS QUE SU CONDUCTA SEA SINCE-
RAMENTE DESTRUCTIVA E INADECUADA.
Además, es seguro que todos vamos a tener jóvenes
con quienes, de vez en cuando, no nos llevemos bien.
Nuestras personalidades chocan y nos molestan. Estos
jóvenes molestos requieren de gracia y espacio extra (sin
contar otro líder que se acerque a ellos) antes que medi-
das extras de disciplina.

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 IN Evita definir a los
jóvenes como problemas
Disminuye al máximo tus disciplinarios
advertencias por mala conducta
Todos conocemos el poder profético de las palabras.
Literalmente crean las realidades que describen. Los
Disminuye al máximo el número de advertencias, especialmente con los más jóvenes perte-
jóvenes estigmatizados tienden a vivir con los nombres
necientes a los grupos pequeños. ¿Cuántos estudios bíblicos han sido arruinados por distur-
que los denominamos. Quizá eso es lo que paso con “los
bios a pesar de repetidas advertencias del líder? Las advertencias repetidas que demandan
gemelos problemáticos” Brad y Roger un año antes del
control, sólo muestran que tú no lo tienes. Es necesario sacar a los jóvenes que provocan dis-
campamento (contaré su historia más adelante).
turbios, especialmente durante el estudio de la Biblia o momentos de oración. Así que haz
Nosotros no los habíamos llamado gemelos problemá-
dos advertencias, después sácalo.
ticos frente a ellos, pero ese apodo probablemente se
En mi experiencia sacarlos es la medida disciplinaria menos usada en el ministerio para jóve-
reflejó en la manera en que los tratábamos. Llevó algún
nes. Soportamos interrupciones incesantes, hacemos innumerables pedidos y advertencias
trabajo extra y la intervención divina para vencer nues-
y entonces nos rascamos la cabeza cuando no logramos algo que valga la pena. ¡Elimina el
tras etiquetas negativas. Cuando por fin les explicamos
problema! De todas maneras, los jóvenes sin control nunca van a captar las lecciones que tú
claramente la conducta que deseábamos, mostraron
tratas de enseñar mientras no aprendan primero a controlar su conducta en el ambiente del
otro comportamiento.
ministerio. No permitas que la conducta de un joven arruine una reunión para otros.
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Impón las reglas sin enojo
Imponer las reglas sin enojarse realmente implica dos principios: Prime-
ro, impón las reglas. Si no las impones, no tienen valor. Si apreciamos a
los jóvenes y queremos ser apreciados, nuestra tendencia es alejarnos
de estas dolorosas medidas disciplinarias. Yo agonicé al decidir llevar a
una joven al autobús y mandarla a casa a trescientas millas del campa-
mento de verano. Me lastimó disciplinarla aunque indudablemente lo
merecía. Además, la logística estaba presente, las llamadas incómodas
por teléfono y la posible mala conservación de los resultados con los
que tenía que lidiar cuando volviera a casa.
En esos momentos, necesitamos recordar que la disciplina está ancla-
da profundamente al amor. Proverbios 13:24 dice: “No corregir al hijo es
no quererlo; amarlo es disciplinarlo.” Por consideración al individuo, de-
bemos permitir que sufra las consecuencias. En el caso antes mencio-
nado, mandar a la joven a su hogar tuvo su recompensa. Los padres me
apoyaron y comprendieron; la muchacha permaneció en nuestro mi-
nisterio y cambió luego de unos pocos meses. La historia de un acto de
imposición de disciplina ha recorrido campamento tras campamento,
¡disuadiendo otros numerosos problemas! ¡Estoy seguro!
El segundo principio es imponer las reglas sin ira. La mayoría de las
personas usa la disciplina porque están enojados. Pero, debemos dis-
ciplinar antes de enojarnos. Algunas conductas te van a enojar pero no
esperes a estar harto para responder. Detén el problema antes de que
se alteren tus nervios. Al principio, los jóvenes quedarán desconcertados
cuando tú los saques con una sonrisa, pero pronto se acostumbrarán
a tu estilo, y otros lo apreciarán. Digo a los jóvenes: “Yo te amo pero no
permitiré que arruines el programa.”
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IN No avergüences a los
jóvenes que disciplinas
Queremos que los jóvenes
eliminen su mala conducta, Queremos que los jóvenes eliminen su mala conducta, no su
estima. Sacarlo, no hará a un joven abandonar tu grupo, pero

no su estima. la humillación si lo hará. Nótese la diferencia al disciplinar sa-

zonando con gracia. Di: “Oye, es la tercera vez que te llamo la
atención, tengo que pedirte que salgas ahora.” No digas: “Escu-

La mayoría de las personas cha, tarado, saca tu feo cuerpo de aquí antes que te arranque
los labios.”

usa la disciplina porque

están enojados. Pero,
debemos disciplinar antes
de enojarnos.
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Habla en privado con los jóvenes acerca de
su mala conducta
Si dejar de sacar a los jóvenes problemáticos es el error más grande que
cometas en el ministerio de jóvenes, no darle atención será el segundo
error. La conservación de resultados trae gracia y equilibrio adicionales al
uso de las reglas. Acentúa las reglas cuando disciplines a un joven, des-
pués afirma tu amor y perdón en una conversación de atención. Habla
acerca de la situación; explica por qué lo hiciste y dile que lo aprecias y
que esa mala conducta la consideras como algo ya pasado. Aún mejor,
ten conversaciones en privado como medidas preventivas. Todos tene-
mos jóvenes que nos empujan, y frenan antes de arrojarnos al vacío. “Sa-
lirse con la suya” es su deporte favorito. Se debe encarar a estos jóvenes
personalmente. En algunas conferencias, los líderes juveniles a menudo
me preguntan cómo lidiar con jóvenes que no son dóciles. Me asombra
ver cuántos líderes no les hablaron a los jóvenes problemáticos.
A propósito, cuando encares un enfrentamiento explosivo, reúnete en
privado en un lugar público. La presencia de otras personas del área
cercana ayudará a mantener las emociones bajo control. Y para tu pro-
pia protección, toma notas. Si el círculo de conflictos se extiende para
incluir a padres, pastores u otros, tu cuidadoso registro de declaraciones
y hechos puede probar ser valioso. El año pasado, Brad y Roger eran
gemelos problemáticos de la clase. Sus constantes actos desagradables
estaban siempre cerca al nivel de ofensas por las que había que sacar-
los de la clase. Para colmo, en la esfera emocional tampoco permitían
que ninguno de nuestros líderes se acercase a ellos. No podíamos co-
nocerlos ni obtener respuestas a preguntas sencillas.
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Después afirma tu amor y perdón en una conversación
de atención. Habla acerca de la situación; explica por
qué lo hiciste y dile que lo aprecias y que esa mala
conducta la consideras como algo ya pasado.

Pero en la primavera, me espanté cuando estos dos se inscribieron para asistir al campamento de verano. No lo podía creer. ¿Cómo podrían aguantar a
estar con nosotros una semana? Me senté cara a cara con ellos y les dije que no quería que fueran al campamento porque no creía que podrían quedarse
toda la semana. Les recordé que durante todo el año habíamos tenido problemas con ellos, y que sería una semana miserable para todos. Ellos me asegu-
raron que sinceramente querían ir. Así que les dije que esperaba ver un cambio en sus actitudes. Si iban, necesitaban formar parte del grupo. Les dije que
los estaría velando con la esperanza de quedarme asombrado. El campamento iba a ser un tiempo de cambio. Los gemelos llegaron a ser el dúo dinami-
ta, las estrellas del campamento. No sólo que no causaron problemas, sino que verdaderamente fueron los mayores contribuyentes del equipo de drama,
impresionándonos con su talento y humor que no sabíamos qué tenían. ESTOY CONVENCIDO DE QUE DIOS USÓ EL PODER TRANSFORMADOR DE
UNA BUENA CONVERSACIÓN EN EL MOMENTO PRECISO PARA TOCAR LOS CORAZONES.
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No temas involucrar a los padres
Todos queremos ser confidentes, a quienes los jóvenes puedan confiar
cualquier secreto. Pero he observado una tendencia peligrosa entre
los líderes juveniles para mantener la confidencia a cualquier costo.
Recuerda, tú no eres abogado ni siquiatra; sino un pastor. Y los que
pastorean a los hijos de la gente, son responsables ante los padres y los
jóvenes. Cuando varias personas me dijeron que Rob estaba vendiendo
drogas, tuve una fuerte impresión que esto era cierto. Como era de es-
perarse cuando lo confronté actuó como si no tuviera la menor idea de
lo que yo estaba diciendo. Sin embargo, después de unos pocos mi-
nutos saqué una confesión. No había vendido las drogas, sólo las había
entregado y nada más lo hizo un par de veces. Mientras hablábamos,
pareció estar sinceramente arrepentido. Me aseguró que creía que las
drogas eran estúpidas y que ya había terminado con esos “amigos”.
Era maravilloso escuchar eso. Hasta le creí (más o menos). A pesar de su
sinceridad, no era mi responsabilidad absolverlo de su culpa ni tenerlo
responsable de sus acciones. Como Rob era menor, sus padres eran res-
ponsables por él. Dije a Rob, como digo a todos los jóvenes en esta cla-
se de situación, que tenía el fin de semana para decírselo a sus padres.
Le informé que el lunes por la noche yo los llamaría para asegurarme
que ellos lo supieran. Si quería, yo lo acompañaría para apoyarlo mien-
tras daba las noticias. Sin embargo, sus padres se enterarían del asunto
por él, por mí o por los dos. El domingo en la noche Rob habló con sus
padres.
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La disciplina es como un tratamiento de

conducto dental. No es divertido, pero es bueno
para ti. Ambos procedimientos son simples,
pero decisivos que evitan el decaimiento que
destruye toda una estructura, ya sea en un
diente, una persona, o todo un ministerio. Una
vez logrado, se restaura la debilidad y dolor con
un estado de fortaleza y utilidad.

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