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uiero, en este estudio, enseñarte que además de aquellos antiguos diez


mandamientos históricos, hay otros que indudablemente deberás respetar,
cumplimentar y guardar si es que deseas que la bendición de Dios recale sobre tu
vida.

Se trata de los mandamientos de Jesús, que no son solamente diez, sino


muchos más. No aspiro a que aquí estén todos, es muy probable que se escapen
unos cuantos. De allí que no pretendo decir que estos son todos los mandamientos de
Jesús, sino, en todo caso, una gran mayoría de ellos.

A ti te quedará, por la transferencia de la Gracia del maestro, la incentivación y


el deseo de proseguir, escudriñar y buscar más. ¿Para qué? Sencillo: para cumplirlos
y abrir puertas a todo lo que Dios ha preparado para quienes le obedecen.

Sin embargo, antes de comenzar con la etapa neotestamentaria y lo que Jesús


dejó para nuestro aprendizaje y enseñanza, habrá que regresar una vez más a los
antiguos, a aquellos diez, a los que un día marcaron a fuego al pueblo de Israel. Al
Israel de Dios. Al que entonces era una nación. Al que hoy es tipología fiel y firme de
la Iglesia. ¿Recuerdas como fue? Aquí va la historia y sus implicancias.

Éxodo 19: 20)= Y descendió Jehová sobre el monte Sinaí, sobre la cumbre del
monte; y llamó Jehová a Moisés a la cumbre del monte, y Moisés subió.

Este término que se utiliza aquí como “subió”, es la palabra ALAH e implica
algo más que ascender o subir. Tiene que ver también con levantarse, y es un verbo
que aparece más de ochocientas veces en el Antiguo Testamento. Implica tanto
levantar como ofrecer cuando se refiere a sacrificios.

Más aún: toda la ofrenda quemada se llama OLAH porque el humo de la


ofrenda asciende al cielo. En el salmo 24: 3 (¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y
quien estará en su lugar santo?) ALAH se refiere a la ascensión de los justos al monte
santo de Dios. ALAH también es la raíz de la palabra ALIYAH, que es “ascensión” o
“subir”, que alude en especial a la subida a Sión, o al retorno a Israel desde la
diáspora. Por último, ALAH es la raíz de ‘ELYON (El Altísimo), parte a su vez del título
divino “El Elyón”, (Dios Altísimo).

(21) Y Jehová dijo a Moisés: Desciende, ordena al pueblo que no traspase los
límites para ver a Jehová, porque caerá multitud de ellos.
(22) Y también que se santifiquen los sacerdotes que se acercan a Jehová,
para que Jehová no haga en ellos estrago. (Observe que si el sacerdote no está
santificado cuando se acerca a Dios, Él puede causarle un estrago en su vida, su
ministerio, su familia o lo que sea)

(23) Y Moisés dijo a Jehová: el pueblo no podrá subir al monte Sinaí, porque tú
nos has mandado diciendo: Señala límites al monte, y santifícalo.

(24) Y Jehová le dijo: Ve, desciende, y subirás tú, y Aarón contigo; más los
sacerdotes y el pueblo no traspasen el límite para subir a Jehová, no sea que haga en
ellos estrago.

(25) Entonces Moisés descendió y se lo dijo al pueblo.

Es importante consignar que aquí, todo Israel tuvo la experiencia que Moisés
conoció en el monte Sinaí. La intención estaba muy clara: Dios viene a su pueblo para
instruirle. Aunque íntima, su relación con Dios se mantendría dentro de ciertos límites.

Esos límites obedecían a la santidad de Dios; esta distancia podía ser salvada,
únicamente, por Jesucristo, quien permite a los hombres penetrar lo que Hebreos
llama “detrás del velo”.

(Éxodo 20: 1)= Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: (2) Yo soy Jehová
tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.

Las diez palabras o mandamientos que vienen a continuación, equivalen a diez


leyes o principios que son permanentes y no admiten excepción alguna. Jesús
confirmará, posteriormente, su eterna validez, aunque haya mucha gente que los
soslaya bajo el argumento de una Gracia barata.

Observe que Dios proclama, en el verso 2, su victoria a favor del pueblo, no


sobre el pueblo. Cuando dice “Yo soy Jehová tu Dios”, identifica al que habla como
aquel que había realizado los milagros del éxodo.

(3) No tendrás dioses ajenos delante de mí.

El carácter de Dios demanda lealtad. El creyente demostrará esa lealtad


adorando al único y verdadero Dios. ¡¡Pero eso era antes, hoy nadie adora dioses
falsos!! Es cierto, pero de yeso o material, pero sí sigue adorando dioses paganos
tales como La Fama, el Poder, el Sexo, etc.

Al respecto, Jeremías 35:15 añade: Y envié a vosotros todos mis siervos los
profetas, desde temprano y sin cesar, para deciros: Volveos ahora cada uno de
vuestro mal camino, y enmendad vuestras obras, y no vayáis tras dioses ajenos para
servirles, y viviréis en la tierra que di a vosotros y a vuestros padres; más no
inclinasteis vuestro oído ni me oísteis.

Me pregunto si existen demasiadas diferencias con relación a esto y si, en


verdad, el pueblo de Dios en alguna franja, no sigue adorando dioses ajenos y, por tal
motivo, están expuestos a circunstancias adversas de las que luego se quejan
amargamente culpando a Dios por sus desventuras.

(4) No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo,


ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
Israel estaba rodeado de gente que adoraba imágenes a las cuales también se
les llamaba dioses. Como ninguna cosa humana podía representar adecuadamente a
Dios, el Señor prohibió que se le crearan imágenes, tanto de tipo material como
conceptual.

En este aspecto, los israelitas se convirtieron en un caso único entre los


pueblos vecinos. Ahora bien: tomando por base sólida e inexpugnable este
mandamiento, ¿Bajo qué perspectivas, credos que dicen ser cristianos, prosiguen
sosteniendo doctrinas donde la adoración de imágenes forma parte de lo que se
denomina liturgia y que tiene que ver con rituales que, dicho sea de paso, también es
prohibido por la Biblia?

¿Es esto una crítica ácida, mal intencionada y sin otro objetivo que establecer
una lucha entre credos que se disputan los favores o la adhesión de las personas?
¿Se trata sólo de eso?

¿Tan pobre es el pueblo de Dios para caer en esta batalla mínima y escasa de
nivel espiritual? Entienda: no se trata de esta iglesia sí y aquella no; se trata de la
Palabra de Dios y punto. Por algo sigue adelante con este asunto en el verso siguiente
cuando dice:

(5) No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios,


fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y
cuarta generación de los que me aborrecen, (6) y hago misericordia a millares, a los
que me aman y guardan mis mandamientos.

¿Por qué alude, en el verso 5, a la tercera y cuarta generación? Entre otras


cosas y como ejemplo, porque era posible que cuatro generaciones vivieran alrededor
del anciano de una familia. Debido a los estrechos vínculos de una familia patriarcal, la
influencia del patriarca, buena o mala, afectaba a todas las generaciones bajo su
control.

En este tiempo, eso ya no es tan frecuente ni tan posible, a menos que el


anciano se encuentre en inmejorables condiciones físicas y mentales, ya que de otro
modo y por imperio de las obligaciones laborales de su familia, esta no podrá cuidarlo
o atenderlo y será derivado, inexorablemente, a los llamados “residenciales
geriátricos”, que si bien en una buena cantidad lo son en ese tenor, convendrá aclarar
que, en su gran mayoría, no pasan de ser verdaderos depósitos de viejos.

(7) No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por


inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.

Lo que aquí se enseña, es que el nombre de Dios no debería ser falsamente


invocado, porque su ser y su nombre son inseparables. El nombre de Dios, sin ir más
y lejos y como ejemplo, ha sido invocado de forma falsa en la magia, en un intento de
apoyar verdades por medio de un juramento y en expresiones profanas.

El tercer mandamiento no solo se refiere al uso del nombre de Dios, sino


también al dominio de nuestra lengua. Un caso singular en nuestros días es la ficción.
¿Qué podría haber de malo que en una novela de la televisión, alguien hable de Dios
o se represente a sí mismo como un ministro a su servicio, tanto para ser tomado en
serio como en burla?
Aparentemente nada, pero créame que eso también es tomar el nombre de
Dios en vano. Y no es legalismo urticante, es respeto por un mandamiento.

En el libro de Levítico 19:12 hay otra expresión al respecto, cuando se lee: Y


no juraréis falsamente por mi nombre, profanando así el nombre de tu Dios. Yo
Jehová. Por si esto no fuera suficiente, Mateo 5:33-37 amplía el concepto cuando
señala:

Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: no perjurarás, sino cumplirás
al Señor tus juramentos. Pero yo os digo: no juréis en ninguna manera; ni por el cielo,
porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por
Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Ni por tu cabeza jurarás, porque no
puedes hacer blanco o negro un solo cabello. Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no;
porque lo que es más de esto, de mal procede.

No hay dudas. Este mandamiento, conforme a lo dicho a los antiguos y a los


modernos, es transgredido, mayoritariamente, por los propios gobiernos que, en sus
ceremonias de asunción de mando, hacen jurar a sus servidores y lo hacen ellos
mismos, “por Dios y los santos evangelios”, mientras ponen sus manos sobre el libro
donde habita la Palabra que se los está prohibiendo con entidad de mandamiento
divino.

Y luego rematan la rutina con un: “Si así no lo hiciere, que Dios y la Patria me
lo demanden”. ¡Pobre ilusos! No saben que pese su tranquilidad, fruto de que la patria
nada hace ante sus fallas o pecados, Dios se toma en serio ese juramento y los estará
esperando al final de sus carreras terrestres para preguntarles qué es lo que han
hecho con ese pacto formulado en su presencia. ¿Habrá alguien que vaya a
decírselos antes que sea demasiado tarde?

(8) Acuérdate del día de reposo para santificarlo.

Cabe consignar que el día de reposo sería una especie de feriado dispuesto
por Dios. La palabra hebrea significa “desistir”. Alguien que viva bajo el pacto
dispuesto por Dios debe detener sus actividades cotidianas para honrar a Dios
descansando cada siete días.

Dios estableció el patrón de la creación: seis días trabajó y al séptimo


descansó. Pero atención: no necesariamente será un sábado (el antiguo “sabbat”) o el
más accidentalizado domingo, sencillamente aquí se nos dice que deberá ser UN día.
El Día de Reposo. A continuación muestra la planificación concreta y específica al
respecto.

(9) Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; (10) más el séptimo día es
reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu
siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas.

(11) Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar y todas las
cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de
reposo y lo santificó.

(12) Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra
que Jehová tu Dios te da.

Es más que notoria la sabiduría ancestral de este mandamiento. Como la


familia era el componente fundamental de la sociedad, en su seno se debían mantener
apropiadas relaciones. Hoy mismo, el enemigo está llevando un ataque tremendo en
contra de la iglesia a partir, precisamente, de la destrucción de sus células básicas: las
familias; y a partir, concretamente, de un trabajo de socavamiento del matrimonio, que
es el fundamento de cada núcleo.

Honrar, mientras tanto, significa tener en alta estima, mostrar respeto, glorificar
y exaltar. Sostener económicamente a sus padres porque estos no llegan a cubrir sus
gastos con sus magros ingresos jubilatorios, no es sinónimo de honra, sino una parte
casi obligatoria de cada hijo. Parte de las mismas prerrogativas con las cuales los
padres tienen la obligación de sostener a sus hijos menores.

La honra comienza exactamente en el sitio en el que terminan las obligaciones


éticas y morales. Todo esto tiene una intencionalidad muy específica: que vivas más
años, que no partas de este mundo en juventud. Porque eso es lo que dice: que si
honras a tu padre y a tu madre, agregarás años de vida a tu estadía terrenal.

(13) No matarás.

El concepto, es indudable que se fundamenta en el hecho de privar a alguien


intencionalmente de su vida. Se inspira en la santidad de la vida humana ante los ojos
de Dios. Fíjese que este mandamiento es concreto y no deja sitio ni espacio para
ninguna doble interpretación o elasticidad.

No es “no matarás, a menos que…” Tampoco es “No matarás, salvo que…” Es


sencillamente No Matarás. Por lo tanto, discutir “posiciones” o “teorías” cristianas con
respecto a la pena de muerte como sentencia máxima para el delito, la eutanasia que
es la llamada “técnica de ayudar al bien morir” para los que sufren de enfermedades
dolorosas o el mismísimo aborto en cualquiera de sus circunstancias, quedan
inexorablemente bajo el prisma de este mandamiento.

Es verdad; hay mucha gente que no llega a entender ciertas cosas, pero a Dios
más que entenderlo en sus disposiciones, hay que obedecerle. “No matarás”, significa
exacta y precisamente eso mismo: No matarás. Y no le quite usted ni le agregue. Y no
intente aclarar el concepto porque lo va a oscurecer.

(14) No cometerás adulterio.

Otro mandamiento específico y concreto. Comprende, claro está, todo tipo de


infidelidades. Aunque está dirigido a la conservación de la pureza en el matrimonio,
también tiene que ver con el principio que rige nuestras relaciones con Dios y con las
demás personas.

El concepto de pureza también se aplica a nuestros pensamientos. Es habitual


que en la sociedad secular, se comprendan y justifiquen adulterios a partir de la base
de ciertos hechos íntimos de la pareja. Un marido alcohólico, violento o cosa por el
estilo, ha servido para que determinados núcleos sociales hayan justificado y hasta
compartido la infidelidad de una esposa.

Y factores negativos en la personalidad de una mujer y ciertos conceptos


machistas, también lo han hecho con la de un esposo. Sin embargo, esto es más que
claro: es pecado, Dios lo aborrece y lo sentencia. Y no sólo la consumación, sino el
pensamiento, que es tomado como adulterio en su corazón, antesala al que pueda
producirse con todo el resto del cuerpo.

(15) No hurtarás.
Es indudable que este mandamiento tiene la connotación de otorgar la
seguridad de que todo lo que se posea sea adquirido a través de medios legítimos. Yo
no puedo saber cómo es esta historia en diferentes lugares del planeta porque cada
cultura, cada sociedad, se maneja de modos distintos.

Pero aquí en mi país, en Argentina, es más que normal y corriente que, si


usted deja un objeto, aunque sea de ínfimo valor, olvidado en un lugar de tránsito de
personas, no podrá esperar hallarlo si regresa a buscarlo en un término, digamos, de
cinco minutos.

¿Es que justo habrá acertado a pasar un ladrón por allí y llevárselo? No
necesariamente. Para un episodio así, no necesitamos a un delincuente nato y
declarado. Cualquier persona se lo puede llevar sin cargo de conciencia alguno.

Nadie pensará que es hurto, todos se justificarán con un: “Pero estaba allí,
abandonado, no era de nadie…” Así es la naturaleza humana por estos barrios. Claro;
la cosa se complica cuando se le dice a esa gente que esto es, según los
mandamientos de Dios, tan pecado como adulterar o matar.

Y mucho más se complicará si el objeto que dejamos olvidado y desapareció


es una Biblia y el lugar en cuestión es el templo al cual concurrimos todos los
domingos. ¿Nunca le ocurrió esto a usted? Si me dice que no, sólo puedo gemir un:
¡Pobre país mío!

Claro que este al cual me he referido, no es el único hurto por el cual somos
pasibles de juicio y sentencia divinos. Porque hay otros hurtos, otros robos que, sin
contabilizar objetos materiales, tienen que ver con propiedad privada.

El robo de confianza, por ejemplo, que es sumamente doloroso y angustiante.


La Biblia lo llama “fraude” o “cohecho”, y es moneda corriente en el marco social
secular. Y también en algunos grupos autodenominados “cristianos”.

Otro robo muy peculiar es el de tiempo. Cuando alguien se toma todo su


tiempo para atenderle a usted en un sitio donde la atención debería ser rápida y eficaz,
está quedándose con un tiempo que es suyo y que usted podría haber destinado a
otras cosas importantes.

Sobre esto no hay legislación humana. Sobre esto, incluso, no hay condena
por parte del hombre. No le hace. Dios ha dicho “No hurtarás”. Y eso sigue siendo
vigente y activo, más allá de las “chicanas” que usted pueda argumentar para evadirlo.

(16) No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.

Este mandamiento, que es el noveno, nos llama a ser confiables y veraces.


“¡Pero hermano! – Me dirá cualquiera de ustedes -, “¡Somos hijos de Dios! ¿Cómo
vamos a necesitar un mandamiento para ser confiables y veraces?

¿A quien se le puede ocurrir que miembros del reino del Dios Todopoderoso
sean personas no confiables o mentirosas? Mire; debería decirle, a la vista de lo que
estamos estudiando, - Y créame que lo lamento -, que al que se le ocurrió esa –
Según usted – “barbaridad”, es a Dios!!

Porque Él fue quien lo hizo dejar escrito en el libro. Y se sobreentiende, que si


lo hizo colocar allí como premisa básica, es porque Él sabe que entre lo que se
autotitula como “su pueblo”, pueden haber, efectivamente, gente que no es digna de
confianza o mentirosos.

¡No hermano! ¡Me resisto a creerlo! Usted resístase a lo que se le ocurra, yo


debo decirle que Dios tiene razón. Aunque nos duela. No se trata de pasarle revoque a
una pared despareja para que no se noten las imperfecciones. Se trata de restaurarla
y dejarla mejor que nueva.

¿Qué es un falso testimonio? Asegurar sobre alguien, algo que no es cierto. En


grupos compactos, cuando eso sucede, se le llama Calumnia o Injuria. Ahora le
pregunto: ¿Jamás observó usted, o al menos se enteró de algún hecho cercano, de un
pastor defenestrado de su congregación por causa de una serie de calumnias no del
todo comprobadas sobre su vida privada?

Ya sé que en muchos casos, los hechos pudieron ser verdaderos, pero


también han existido muchos otros donde no sucedió absolutamente nada y todo tuvo
que ver con la calumnia armada por gente que le guardaba rencor por algunas de esas
cosas emparentadas con los cargos o posiciones eclesiásticas internas.

¿Y aquellos que suben a la plataforma a contar testimonios sobre milagros que


jamás ocurrieron, ya sea para lucirse, ya sea para fortificar campañas evangelísticas o
simplemente para demostrar que son mimados de Dios? Falso testimonio. Todos
culpables por igual, no importa el calibre de esa falsedad.

(17) No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni


su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

Vamos por partes: ¿Qué es Codiciar? Codiciar significa tener un imperativo


deseo o lujuria. No es desear algo equivocado, necesariamente, sino el querer
obtenerlo a expensas de otros o a causa de la envidia o los celos.

No está desactualizado el texto con respecto a la casa porque aún hoy a


mucha gente le produce envidia y celos la calidad de la vivienda de otros. Tampoco
está desactualizado ni por asomo lo que tiene que ver con la mujer de tu prójimo (O el
hombre de tu “prójima”, es lo mismo).

El mundo está lleno de cónyuges de distintos sexos que están convencidos


que el cónyuge de su vecino es infinitamente mejor que el propio, lo cual es una
cuestión de naturaleza humana, ya que no son pocos los casos que, habiéndose
divorciado de su cónyuge para unirse a ese que siempre le pareció infinitamente
mejor, con el correr de los tiempos, vive exactamente la misma cosa con otra persona
diferente.

Lo que sigue, podría cambiarse conforme a nuestras épocas por: automóviles,


prendas de vestir, alhajas, utensilios de confort, etc. Cualquiera de estas cosas
despierta la codicia humana. En el mejor de los casos, sencillamente par envidiar
silenciosamente; en el peor, para intentar robarlo.
Al respecto, Romanos 7: 7 consigna lo siguiente: ¿Qué diremos, pues? ¿La ley
es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque
tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás. (La declaración de
Pablo de que “estamos libres de la ley”, suscita la cuestión de si la ley es pecado.

Su reacción es de horror. Inmediatamente comienza a mostrar cómo la ley de


Dios es buena, suponiendo que comprendamos su función, que es la de revelar y
enseñar lo que es justo, incapaz en sí misma de dar frutos de justicia, expone sin
embargo la realidad del pecado. Por lo tanto, convengamos en que la ley es santa,
pero no nos ayuda a obedecer.

Pablo mismo está pidiendo que no se lo malinterprete como si dijera que la ley
es mala en sí misma. Varias veces enfatiza que es buena, pero al mismo tiempo
explica vívidamente la imposibilidad de cumplirla empleando las propias fuerzas.

Y lo remata en esta misma carta cuando, en 13:9-10, repite los conceptos de la


ley para concluir con una manifestación concreta y sublime. Allí dice: Porque: no
adulterarás, no matarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro
mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El
amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor.

Mucha es la gente que habla del amor de Dios como un todo. Asimismo, no
son pocos los que suponen que Dios es SOLAMENTE amor, cuando Él es mucho más
y muchas cosas más al unísono.

El amor compendia la ley moral de Dios, aunque lo que sirve de síntesis no


debe contradecir ningún aspecto de lo recopilado. De allí que decir que el amor por el
prójimo exige quebrar de vez en cuando algunos de los mandamientos de Dios (A esto
en más de una ocasión lo hemos visto en situaciones límite), es mal interpretar la
Escritura y cometer un error que puede llegar a costar un precio demasiado elevado.

Son los antiguos mandamientos, los diez de los que habla todo el mundo
cristiano. En el próximo capítulo comenzaremos a hablar de los que emanaron de
Jesús, que fueron muchos, más de lo que nos imaginamos, y que, si lo decimos en
códigos idiomáticos modernos, no han tenido tanta prensa. No le hace. Tienen el
mismo valor que estos.

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reo que no vale la pena aclararle a usted que de ninguna manera me


propongo establecer ni cuantos mandamientos le agregó Jesús a los diez antiguos
durante su ministerio, ni tampoco darle técnica o academia teológica a los que pudo
haber emitido.

Simplemente, y a partir de un solo evangelio, el de Mateo, conjuntamente con


algunos paralelos necesarios, quiero demostrarle que, cuando la Biblia dice:
Mandamientos, en muchas ocasiones, anda caminando por senderos muy alejados
de aquellos clásicos diez a los que todos conocemos y a los que todos, - naturalmente
-, no cumplimentamos ni podemos guardar.

A esos, usted ya los conoce de memoria. De aquí en más, voy a irle


numerando, sin ánimo ni pretensión de establecer enseñanzas doctrinarias nuevas, a
uno y cada uno de los que, específicamente, incluyó Jesús en el Gran Mandamiento
Universal de amarnos los unos a los otros.

(Mateo 3: 13 )= Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser


bautizado por él.

(14) Más Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿Y tú
vienes a mí?

(15) Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos
toda justicia. Entonces le dejó.

El problema de Juan surgía de la aparente incongruencia de que alguien


inferior bautizara a uno superior. Por eso Jesús, cuando dice “toda justicia”, reafirma
tanto las normas de justicia de Dios, como de su propia decisión de ponerlas en
práctica en su vida.

También aprueba el mensaje de Juan sobre el arrepentimiento y la confesión


de pecados como requisito para entrar en el Reino de los cielos. En este siglo
veintiuno, y dentro del “aggiornamiento” que la iglesia le ha suministrado a la
predicación del evangelio, podemos observar que hay dos cosas que prácticamente se
han dejado de enseñar: la confesión de pecados ante la majestuosa autoridad de Dios,
y el consiguiente arrepentimiento como fórmula intacta para ingresar al reino.

En muchos sitios han elegido la aceptación como miembros activos de una


congregación como hecho contundente para reconocer a alguien como salvo. Nadie lo
discute, pero no es excluyente. Sin confesión de pecado ni arrepentimiento, no hay
perdón y, sin perdón, no hay ni redención ni salvación. Así de simple. A eso es a lo
que Jesús denomina del modo que se constituye en el Mandamiento Nº 1: Cumplir
con toda Justicia.

(Mateo 4: 17)= Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir:


Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.

(18) Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón,
llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran
pescadores.

(19) Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.

Usted puede, hoy, si quiere, predicar el evangelio del modo en que se le antoje,
se acostumbre en su congregación o lo dictaminen los cabezones regentes de su
denominación. Dios es misericordioso y, lo predique como lo predique, Él lo usará para
bien y mucha gente hallará salvación.

Pero eso no quiere decir que usted no esté adulterando el producto básico, que
en ese caso es el evangelio. Por algo se dice por allí que quien no lo predica conforme
a como lo hizo Jesús, será llamado anatema. ¿Y como lo predicó Jesús? En el verso
17 usted tiene la letra precisa y específica. El evangelio que predicó Jesús consistía en
tres aspectos básicos:

1) Demandar arrepentimiento, tal cual se lo dije antes, paso posterior a la


confesión de pecados y poder acceder al perdón y redención.

2) Establecer la presencia y la autoridad del Reino de los Cielos aquí y ahora.

3) Determinar que aquel que está predicando es, precisamente, quien


representa a ese Reino y posee su autoridad. Cuando Él dice “se ha acercado”, está
significando que “ha llegado” o “está aquí” y sugiere la inauguración del reino de Dios,
que está en la espera de su consumación.

En cuanto a Simón llamado Pedro y a su hermano Andrés, quiero recordarle


que, según lo vemos en Juan 1:40-42, ellos ya habían tomado contacto con Jesús:
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan, y
habían seguido a Jesús. Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos
hallado al Mesías, (que traducido es, el Cristo) Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús,
dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (Que quiere decir, Pedro).
Sin embargo, recién en el episodio que se relata aquí, en Mateo, es donde ellos
reciben la orden de seguirlo, que en conclusión, es el Mandamiento Nº 2: Venid en
pos de Mí.

(Mateo 5: 10)= Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la


justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi
causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros,
mintiendo.

(12) Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos;


porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.

En principio, debo consignarle que la palabra BIENAVENTURADOS que se lee


en todo el este contexto, es la palabra griega MAKARIOS, y se origina en la raíz MAK,
que indica algo grande o de larga duración. Se trata de un adjetivo que denota
felicidad, alguien muy bendecido, digno de ser congratulado.
Es una palabra de gracia que expresa un regocijo y una satisfacción
especiales, concedidos a la persona que experimenta la salvación. De allí que
podamos parecer hipócritas al mundo incrédulos cuando, ante alguna pregunta
concreta, aseguramos estar “bendecidos” mientras nuestro rostro y actitudes dejan en
evidencia que de ninguna manera tenemos regocijo alguno.

¿Quiere saber algo? El mundo tiene razón, en ese caso, somos hipócritas,
simuladores y mentirosos, y que fingimos algo que no es verdad. ¡Pero hermano!
¿Cómo sentir regocijo con todos los problemas que tengo?

Sí, es cierto, veo perfectamente sus problemas y lo entiendo. Pero la palabra


quiere decir que usted siente regocijo por su salvación, no porque todas sus cosas
andan de maravillas. ¿Entiende?

En segundo lugar, lo que debemos rescatar de este texto, es que somos


bienaventurados cuando padecemos alguna clase de persecución por causa de
nuestra condición de “justos” en Cristo, no porque defendamos la justicia terrenal
sobre causas consideradas nobles y justas.

Un justo humano es una cosa totalmente diferente, (Y en casos hasta


antagónica) a un justo según Dios. Entonces es por esa clase de justicia por la cual se
puede padecer persecución y no precisa o necesariamente desde el mundo secular.

No olvide usted que Cristo es el modelo y Él sufrió persecución por parte de la


clase religiosa de su tiempo, no del imperio romano que simbolizaba el mundo secular
de su tiempo. Y además, esta bienaventuranza es factible y cierta cuando nos
vituperan, nos ofenden o se burlan, por causa de su nombre, y no por nuestras íntimas
irresponsabilidades o inconsciencias, como tantas veces hemos visto suceder.

“¡Ah, hermano! En mi trabajo me persiguen porque soy cristiano!”, he oído a


algunos declarar hasta desde algún púlpito. Y luego he comprobado que esa
persecución, en realidad tiene que ver con que ese hermanito no llega un día a horario
en su trabajo y que tampoco es confiable en cuanto a su idoneidad.

Como corolario está la conclusión a todos estos padecimientos: compararlos


con los que vivieron los antiguos profetas. Hechos 7:52, al respecto, dice: ¿A cual de
los profetas no persiguieron vuestros padres? Y mataron a los que anunciaron de
antemano la venida del Justo, de quien vosotros ahora habéis sido entregadores y
matadores. Análisis simple:

¿Quiénes persiguen y “matan” (En sentido figurado, claro) a los auténticos


portadores de la auténtica Palabra? Los miembros de la iglesia. Pablo, en 1
Tesalonicenses 2:15 también habla de esto cuando señala: los cuales mataron al
Señor Jesús y a sus propios profetas, y a nosotros nos expulsaron; y no agradan a
Dios, y se oponen a todos los hombres.

Confirmación: no sólo eliminan a los genuinos, sino que además los expulsan
como a herejes. ¿Nunca lo has visto por allí?. Y, finalmente, también Santiago lo
argumenta cuando consigna que: Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y
de paciencia a los profetas que hablaron en el nombre del Señor. Muy bien: sobre todo
esto es que Jesús establece el Mandamiento Nº 3: Gozaos y alegraos porque
vuestro galardón está en los cielos.
(Mateo 5: 14)= Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un
monte no se puede esconder.

(15) Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el


candelero, y alumbra a todos los que están en casa.

(16) Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras
buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.

En principio, cabe destacar que el contexto general de todas las


bienaventuranzas, describen el carácter esencial de los ciudadanos del reino, mientras
que las clásicas metáforas sobre la sal y la luz, indican la que tiene que ser una
saludable influencia sobre la sociedad secular a medida que esta se pone en contacto
con nosotros.

Tenemos que entender primero, y reconocer posteriormente, que nuestras


vidas pueden tener, ante los demás, tanto un efecto negativo como positivo. Pablo les
dice a los filipenses que tienen que ser irreprensibles y sencillos, además de gente sin
mancha ante una generación maligna y perversa, resplandeciendo en ella.

Yo me pregunto si habremos prestado debida atención a esto. Lo digo porque,


mayoritariamente, en lugar de establecerse como modelo del mundo secular, el pueblo
de Dios ha elegido adaptarse a las modalidades del mundo para no parecer tan
“raros”. Es lógico en cuanto a la aceptabilidad e integración, pero: ¿Es la voluntad de
Dios?

Protestamos porque nuestros gobiernos humanos no son el modelo que tiene


la obligación de ser. Criticamos ácida y duramente, (Y reconozcamos que con total y
absoluta justicia) a muchos de nuestros ministros o líderes que en modo alguno son
modelo para sus congregaciones, pero no nos detenemos a pensar lo básico que es lo
que aquí se nos enseña: ser modelo nosotros en primer término.

A eso es que se refiere cuando dice que una luz no se coloca debajo de un
almud ni se esconde por ninguna parte. Una luz es para que alumbre y traiga claridad
al marco de oscuridad que inunda la tierra. Y no habla de oscuridad física y material,
obviamente, sino de la espiritual.

Y ni se le ocurra suponer que estamos criticando la oscuridad espiritual del


mundo impío, ateo y pecador, eh? La Biblia no ha sido escrita para el mundo, sino
para la iglesia. Esto es obvio. Allí es donde Jesús establece su Mandamiento Nº 4:
Alumbre vuestra luz delante de los hombres.

(Mateo 5: 17)= No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no
he venido para abrogar, sino para cumplir.

(18) Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una
jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.

(19) De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos


muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de
los cielos; más cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el
reino de los cielos.

(20) Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los
escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Aquí es el momento de dejar algo muy en claro: en primer término, no
podemos ni admitir ni defender a aquellos que eligen vivir bajo la ley porque, la Biblia
lo dice, están bajo maldición. Son los que solemos denominar como “legalistas”, que
existen y pululan en todas las iglesias, que usted conoce muy bien y que,
seguramente, más de un problema o inconveniente habrá tenido con alguno de ellos.

Eso por una parte. Pero por la otra, esto no es línea abierta o carta libre para
que despreciemos y hasta nos burlemos de la ley. No se olvide que el Antiguo
Testamento, - dice la Biblia -, es “sombra de lo que habría de venir”, esto es, el Nuevo
Testamento.

Y que Jesús, - En este pasaje lo dice con claridad –, sin ser de manera alguna
un odioso legalista, vino a cumplir con esa ley y no a abrogarla. Nuestra confusión
radica en que, en efecto, no debemos VIVIR bajo la ley porque esta es la era de la
Gracia, pero de ninguna manera podemos minimizarla o caricaturizarla porque
proviene nada menos que del mismísimo Dios Todopoderoso.

Pablo lo consigna específicamente en Romanos 3:31 cuando dice: ¿Luego por


la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley. La “jota”
mientras tanto, se refiere tanto a la “jota” griega como a la hebrea (Yod). Eran las
letras más pequeñas en sus respectivos alfabetos. Una “tilde”, en tanto, era una
pequeña marca utilizada para distinguir algunas letras hebreas.

El verso 19, si usted sabe leer bien la escritura, verá que está confirmando
ampliamente la razón global de ser de este estudio, ya que habla de no quebrantar
uno de “estos mandamientos”, a los que llama “muy pequeños” porque los relaciona
con los antiguos, pero al mismo tiempo establece que debemos respetarlos del mismo
modo que a los otros.

Y no nos amenaza con fuegos ni torturas chinas, sencillamente nos dice que
quien los respete y además los enseñe, será llamado “grande” en el reino, en tanto
que quienes no lo hagan, serán considerados “pequeños”. Mire: no me preocupa ni me
interesa en lo más mínimo su doctrina denominacional ni su teología personal.

Lo único que tengo para decirle, es lo que ha leído. El que tiene oídos oiga lo
que el Espíritu le dice a la iglesia. Santiago alude a esto cuando dice en 2:10 que
Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace
culpable de todos, que es un hermoso texto para alentar a quienes la han omitido y
desalentar, al mismo tiempo, a los que pretenden justificarse mediante ella. Aquí es
donde queda establecido el Mandamiento Nº 5: Vuestra justicia será mayor que la
de los religiosos profesionales.

(Mateo 5: 21)= Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera
que matare será culpable de juicio.

(22) Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será
culpable de juicio; y cualquiera que diga Necio, a su hermano, será culpable ante el
concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.

En el verso 21, es obvio que hace alusión a los primeros Diez que ya hemos
estudiado en el primer capítulo de este trabajo. En el 22, mientras, alude a que el
sexto mandamiento antiguo no sólo prohíbe el acto de matar, sino que se aplica
también al pensamiento y a la palabra, a la cólera injusta y a los insultos destructivos.
Lo primero es más que obvio que no será hallado en ninguna de nuestras
congregaciones, pero lo segundo ya no es tan seguro. La palabra utilizada aquí como
“necio”, es una expresión de tono coloquial de disgusto por la manera de pensar de
alguien, similar a “tonto” o a “estúpido”.

“Fatuo”, mientras tanto, expresa cierto desprecio por el carácter de alguien. Los
dos insinúan que esa persona merece ir al infierno. El concilio del cual se habla aquí
designaba al principio la sinagoga, pero ale escribirse este evangelio de Mateo, puede
que se refiriera a un cuerpo investigadito de la iglesia.

El infierno de fuego, que literalmente es llamado “Gehena”, que es la


traducción griega del nombre hebreo “Valle de Hinom”. El valle era una hondonada al
sur de Jerusalén donde se quemaban los desperdicios. Era como un símbolo de fuego
y el juicio del propio Hades.

Ahora bien; el sentido concreto de este texto tiene que ver con esa manía
nuestra de tranquilizar nuestras conciencias con actitudes externas, mientras hacemos
como que no nos damos cuenta que, en efecto, Dios ve con total y absoluta claridad
en nuestros corazones y de ninguna manera puede ser burlado.

Entonces, cotidianamente, si una persona no ha matado, no ha asesinado


literalmente a nadie, está dentro del beneplácito divino. No prestamos atención a lo
que se nos dice aquí y que deja al descubierto que, esas eternas y permanentes
rencillas que suelen producirse dentro de nuestras congregaciones, (mayoritariamente
por la distribución de cargos o funciones eclesiásticas o sencillamente por disputar los
favores del pastor), están observadas por nuestro Dios con la misma vara con que se
miden a los criminales.

¿Parece exagerado? ¡Quéjese al Departamento de Reclamos del Cielo, ya


que es desde allí de donde ha salido esta disposición! Mandamiento Nº 6: Aplicar
dominio propio sobre nuestros enojos.

(Mateo 5: 27)= Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio.

(28) Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya
adulteró con ella en su corazón.

(29) Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti;
pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea
echado al infierno.

(30) Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues


mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al
infierno.

Una vez más, Jesús utiliza la base de uno de los mandamientos antiguos, para
establecer uno nuevo. Complementario del otro, quizás, pero nuevo en su
interpretación, tanto literal como tipológica.

Porque el Antiguo Pacto condenaba, específicamente, al adulterio físico, lineal,


literal. La lapidación era el castigo al cual se exponía la pareja que llegaba a consumar
ese delito. Se comprobaba el acto sexual de una mujer o un hombre con el esposo o la
esposa de otro y allí mismo se producía el juicio sumario, la sentencia y la ejecución.
Pero por los pensamientos individuales no se condenaba a nadie. Jesús sabía
esto y tenía muy claro que muchos de los que actuaban como jueces implacables en
un acto de adulterio, en ese mismo instante, estaban adulterando en su corazón
simplemente por estar deseando a la mujer de otro. Hipocresía…

Sin embargo, esto tiene aún mayor profundidad cuando encara el tema de los
miembros productores de pecado. Da como modelo al ojo y a la mano, en ambos
casos derechos. ¿Por qué? ¿Qué significa eso, más allá de que algún sector lo haya
tomado literalmente y haya producido verdaderas barbaridades en la iglesia?

Habla del cuerpo espiritual. Cristo habla de su propio cuerpo. Y alude al


pecado que puede entronizarse dentro de ese cuerpo. Y avisa que tal cuestión va a
contaminar, ensuciar y hasta pulverizar al resto, por lo tanto recomienda desprenderse
de ese cáncer.

Porque una cosa es la misericordia, la restauración con su perdón y redención


para el pecador, y otra muy diferente la permisividad, la pasividad que termina
inexorablemente en complicidad. ¿Y por qué ojos y manos como ejemplo? Por la
visión y la ejecutividad espiritual. El ojo muestra el objetivo espiritual y la mano
simboliza la autoridad que lo ejecuta.

¿Y por qué ambos son derechos? Porque protocolarmente, (Y un reino utiliza


el protocolo) es el sitio de mayor importancia y nivel. ¿Qué significa esto? Que la
tropa, la oveja rasa, la gente del común forma parte de esta advertencia, pero el
ministro, el liderazgo, mucho más. Mandamiento Nº 7: Actuar como cuerpo y no
como corporación. Eliminar lo contaminado.

(Mateo 5: 31)= También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, déle
carta de divorcio.
(32) Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de
fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete
adulterio.

En primer término, podemos ver que los fariseos interpretaban las enseñanzas
de Moisés sobre el divorcio en el sentido de que un hombre podía repudiar (divorciar)
a su mujer virtualmente por cualquier motivo.

El texto que se lee en Deuteronomio 24:1 dice: Cuando alguno tomare mujer y
se casare con ella, si no le agradare por haber hallado en ella alguna cosa indecente,
le escribirá carta de divorcio, y se la entregará en su mano, y la despedirá de su casa.

En efecto, convengamos que para una sociedad patriarcal y machista como


aquella, interpretar torcidamente este principio, era cosa sumamente sencilla. No
obstante, y fuera de que Jesús en este texto de Mateo se opone terminantemente a
este abuso masculino, restringe con total y absoluta claridad, hasta el día de hoy, al
divorcio, a los que son por causa de fornicación, que en el caso específico del
matrimonio, no es otra cosa que adulterio.

Esta expresión, asimismo, define cualquier desviación de las claramente


establecidas normas bíblicas para la actividad sexual (Por ejemplo: homosexualidad,
adulterio, fornicación y prostitución.

Por lo tanto, sería muy interesante que en muchas congregaciones que actúan
como discriminadoras para los divorciados, se tenga muy en cuenta el motivo de cada
divorcio. Porque es más que obvio que en el caso específico del adulterio por parte de
alguno de los cónyuges, y pese a que Dios, efectivamente, aborrece el divorcio, deja
claramente establecidas las pautas para efectivizarlo entendiendo que, ante un caso
rotundo de infidelidad, será muy complicado sino imposible volver a establecer una
alianza basada, preponderantemente, en la confianza mutua.

Además, y en relación con aquellos grupos cristianos que admiten el divorcio


pero no el nuevo matrimonio, Jesús deja claramente en evidencia al decir que “el que
se casa con la repudiada comete adulterio”, que el cónyuge que atraviesa un divorcio,
inexorablemente y mayoritariamente volverá a rehacer su vida en pareja. De allí este,
que es el Mandamiento Nº 8: Salvo por causa de fornicación, el divorcio puede
acarrear adulterio.

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uando se habla de mandamientos, la primera idea que se nos viene a la


mente, es la de alguien dando órdenes a las cuales resulta imposible no acatar, así
sean justas o no, lógicas o no, coherentes o no.

Eso es, al menos, lo que una gran parte de nosotros, en este sector de
Latinoamérica, ha podido vivenciar en su breve pero suficiente paso por algún sector
de las diferentes Fuerzas Armadas.

Y como siempre se compara a la iglesia con un ejército en batalla, cosa que la


Biblia confirma cuando habla en decenas de textos de “Jehová de los ejércitos”, Sin
embargo, un mandamiento es la secuencia natural de un principio espiritual básico y
trascendental. Y si se trata de los que nos dejó Jesús, con muchísima más razón.

(Mateo 5: 33)= Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No
perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos.

Los fariseos elaboraron complicadas reglas sobre los juramentos, y sólo los
que invocaban el nombre divino eran obligatorios. Jesús enseña que un juramento
obliga independientemente de la fórmula que se utilice.
Su uso es superfluo pues la palabra dada debe ser más que suficiente. Jurar,
en todo caso, equivale a confesar que no siempre decimos la verdad. En Levíticos
19:12 leemos: Y no juraréis falsamente por mi nombre, profanando así el nombre de tu
Dios. Yo Jehová.

Otra, en cambio, es la óptica que se lee en Deuteronomio 23:21, cuando dice:


Cuando haces voto a Jehová tu Dios, no tardes en pagarlo; porque ciertamente lo
demandará Jehová tu Dios, pagando la ofrenda voluntaria que prometiste con tu boca..

(34) Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el


trono de Dios; (35) ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén,
porque es la ciudad del gran Rey.

(36) Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo
cabello.

(37) Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de
mal procede.

Es bastante curioso, que en la mayoría de las naciones, los diferentes


gobernantes de los distintos sistemas gubernamentales, inician sus funciones,
precisamente, a partir de un juramento formal que, en una enorme mayoría
autodenominada “cristiana”, se efectúa colocando una mano sobre una Biblia.

En una ocasión le comentaba esto a un pastor bautista, y le decía que no me


asombraba tanto que eso sucediera aquí, en la Argentina, ya que el supuesto
cristianismo de su gente pasaba más bien por una iglesia oficial que no brindaba
enseñanza alguna a sus feligreses, pero que sí no dejaba de asombrarme que
también se realizara en países de alto nivel de creyentes e, incluso, participando
algunos de ellos en esos juramentos.

Este pastor me dijo algo que supongo para él era una verdad insoslayable,
pero que a mí no me llenó ni me convenció. Me dijo: “Ellos juran porque saben muy
bien por lo que juran. Y luego cumplen”.

La historia a mí me dice que no siempre ha sido así y que, en último caso, no


tienen ninguna obligación de hacerlo. Por lo tanto, no puedo desconocer ni dejar
afuera de este trabajo a lo que indudablemente es el Mandamiento Nº 9: No juren de
ninguna manera ni mediante ninguna fórmula.
(Mateo 5: 38)= Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente.

La ley del talión, de esto es de lo que Jesús está hablando aquí, no pretendía
de ninguna manera alentar la venganza personal, sino proteger al ofensor de un
castigo más severo que el que merecía su ofensa.

Jesús prohíbe la venganza al insistir sobre las actitudes positivas al enfrentar el


mal que nos llegue en forma de un insulto personal, una acusación legal, y peticiones
de préstamos y ayuda.

(39) Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te


hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra.

Aquella vieja manía casi lindando con la herejía de elaborar doctrinas a partir
de un solo verso, se ha tomado de este verso para darle a los cristianos una pálida
imagen de personajes débiles, cobardes y pusilánimes.

Y lo hicieron sin darse cuenta de sus propias incoherencias, ya que si bien


primero enseñaban literalmente este mandamiento, condenando a la gente a padecer
las ocurrencias despóticas de cualquier bestia andante, luego aseguraban que en
Cristo éramos más que vencedores, no observándose como, de esa imagen derrotada
y perdida, podía salir algo parecido a una victoria. El Proverbio 24:29 da una pista al
respecto cuando dice: No digas: como me hizo, así le haré; daré el pago al hombre
según su obra.

Pablo, asimismo, en su carta a los Romanos 12:17 coincide con la antigua


enseñanza y principio básico: No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno
delante de todos los hombres. Y el verso 19, agrega: No os venguéis vosotros
mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: mía es la
venganza, yo pagaré, dice el Señor.

A los Corintios, en la primera carta 6:7: Así que, por cierto es ya una falta en
vosotros que tengáis pleitos entre vosotros mismos. ¿Por qué no sufrís más bien el
agravio? ¿Por qué no sufrís más bien el ser defraudados?
Esto implica una realidad: todo creyente debería estar libre de actitudes
mezquinas, al punto de elegir soportar antes que cometer un agravio. Una pérdida
moral es mayor que cualquier ganancia material.

Y también el apóstol Pedro alude al asunto cuando, en su primera carta 3:9,


señala que: …no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el
contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredasen bendición.

Quiero recordarle que, entre otras acepciones, la palabra “bendecir” significa


bien decir, decir algo bien de otro u otros, que es lo contrario a hablar mal, que es “
mal-decir”.

(40) Y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa;
(41) y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos.

(42) Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.

Cuando en el verso 41 dice que cualquiera que lo OBLIGUE a llevar una carga,
esa palabra, OBLIGUE, es la palabra griega ANGAREUO, y es un verbo derivado de
la lengua persa, que describe a un mensajero que posee autoridad para impeler a la
gente al servicio publico.

La palabra poseía el mismo significado en tiempos del Nuevo Testamento,


cuando denotaba el privilegio de los oficiales y soldados romanos de obligar a una
persona y a los miembros de su familia, a prestar un servicio, usualmente sin aviso
previo, con sus caballos y equipos.

Como podemos ver, la connotación de esta “obligación” tiene mucho más que
ver con una carga pública establecida que con un acto de autoritarismo inconsistente.
De todos modos, el contexto general de este pasaje, nos deja indeleble el
Mandamiento Nº 10: No reaccionar mal ante la ofensa, ni conducirse con ánimos
de venganza.
(Mateo 5: 43)= Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu
enemigo.

(44) Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os


maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os
persiguen.

El correcto significado de la palabra “enemigo” no se limita a cualquiera que no


nos gusta. El mandamiento a amar a nuestros enemigos significa mucho más que
simplemente cambiar nuestros sentimientos acerca de la gente con la cual no nos
llevamos bien.

Más bien, “enemigo”, (En griego la palabra ECHTHROS) significa “adversario”,


y se refiere a aquellos cuyas acciones y palabras manifiestan odio hacia usted; el
cuñado o la cuñada que no quiere hablarle, el compañero de trabajo que quiere que lo
despidan a usted.

Se nos manda a amar a quienes nos tienen animosidad. Jesús no deja lugar
para la especulación en este pasaje, sino que nos manda a amar a los que nos
aborrecen, nos desprecian y nos persiguen.

Semejante amor es posible únicamente a través del poder de Jesucristo, quien


amó de esa manera, y quien busca ahora vías a través de las cuales demostrar su
amor a quienes le odian asediando a discípulos como usted. Y en la continuación de
este texto, Él lo explica debidamente:

(45) Para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace
salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.

(46) Porque si amáis a los que os aman, ¿Qué recompensa tendréis? ¿No
hacen también lo mismo los publicanos?

(47) Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿Qué hacéis de más? ¿No


hacen también así los gentiles?

(48) Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos
es perfecto.

Aquí hay algo que es concreto y específico. Usted deberá amar porque así lo
ha decidido, no por causa de determinadas circunstancias. Deberá dejar que los malos
tratos de otros le recuerden a usted que puede vencer sus maldades por medio del
amor.

De un amor muy específico que se enseñorea en aquellos que resultan no-


amables, porque amar a los dignos de ser amados, es tan sencillo que hasta los más
insensibles pueden hacerlo. Este es el Mandamiento Nº 11: Amar a los que no
“sentimos” de amar.

(Mateo 6: 1)=Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para


ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está
en los cielos.

(2) Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como
hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los
hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa...

3) Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, (4)
para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará
en público.

¡Que notable! Jesús utiliza esta palabra, HIPÓCRITAS con un añadido que no
es casual: dice que “en la sinagoga”. ¿Por qué? ¿No habría hipócritas en cualquier
otro sitio? Sí que los había, pero Jesús sabe muy bien que, tal cual está escrito en
Jeremías, la hipocresía nació en la iglesia y a partir de sus líderes, que entonces eran
“los profetas”.

Esta palabra, HIPOCRITA, es la palabra griega HUPOKRITES, y habla de que


en los días bíblicos, los actores del teatro griego se cubrían el rostro con una máscara,
la cual incluía un dispositivo para amplificar sus voces.

Como los dramas se ejecutaban a través de preguntas y respuestas, la palabra


que describe el diálogo era HIPOKRINOMAI, que es replicar o contestar.
HUPOKRITES es el que desempeña un papel en el drama, lee el guión o libreto, o el
que monta un acto teatral. El HIPÓCRITA esconde sus verdaderos motivos debajo del
disfraz que oculta su verdadera faz.
Entonces, al contrario de los hipócritas, los cristianos no deberían hacer
alardes de sus dádivas. La recompensa de esos simuladores es presente y humana,
en comparación con la recompensa divina de los que dan sin ostentación.

Pero aquí debemos aclarar algo. Este texto no está hablando de OFRENDAS
ni mucho menos de DIEZMOS. Porque esto último es un dinero de Dios que, cuando
lo llevas a tu alfolí (Que es el sitio en el cual guardas tu alimento, en este caso
espiritual), no haces nada más que devolverle lo que le pertenece.

Y porque la ofrenda es algo que tú siembras en el reino por encima de lo otro.


Pero Limosna es todo aquello que se le da a los necesitados, y que en muchos casos,
es bien cierto, sirve y se utiliza para que alguna organización tome prestigio.

¿Y como lo hace? Exactamente contrariando lo que Jesús emite como


mandamiento aquí: contándole a todo el mundo que está haciendo beneficencia.
¿Nunca lo ha visto usted a esto?

Cuidado con esto: Jesús no censuró en aquel momento la oración pública,


como tampoco se la podría censurar hoy. Lo que Él sí condenó, de alguna manera, fue
la oración pretenciosa y ostentosa destinada, únicamente, a captar la atención de los
demás, y no tanto para que llegue al trono de la gracia.

Es muy normal en nuestra naturaleza carnal que, cuando estamos realmente


en problemas, nos arrojemos de cabeza donde sea y clamemos algo así como: “¡Oh
Dios! ¡Mira lo que me está pasando! ¡Haz algo por favor! ¡¡Ayúdame!!”, o alguna otra
por el estilo.

Pero fíjese que si ese mismo día, un tiempo después, vamos al templo y allí el
pastor nos invita a pasar al frente a orar como apertura de la reunión, es probable que
arranquemos más o menos así: “Bendito y loado Señor de las alturas
inmaculadas…Vengo a tu santísima y majestuosa presencia para rendirte adoración
por…”

Es en ese momento, normalmente, cuando Dios se rasca la nuca, nos mira y


dice algo así como: “Pero hijo…¿Qué está pasando? ¿Por qué hablas así? ¡Si tú no
hablas conmigo en ese idioma raro!!!” Mandamiento Nº 12: Cuando ores, que sea
para el Padre y no para la gente.

(Mateo 6: 5)= Y cuando ores, no seas como los hipócritas (Usted ya saben
quienes y como eran) porque ellos aman el orar de pie en las sinagogas y en las
esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres: de cierto os digo que ya tienen
su recompensa. (Esto es lo que terminamos de explicar anteriormente)

(6) Más tú, cuando ores, (Entienda esto: dice “cuando ores”; no dice “Si en una
de esas tienes ganas de orar”; lo que equivale a decir que debemos orar, que no es
una opción que tomaremos “si lo sentimos”) entra en tu aposento, y cerrada la puerta,
ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en los secreto te recompensará
en público.

La palabra ORES que se utiliza aquí es la palabra PROSEUCHOMAI. Este es


un vocablo aglutinante. El sustantivo EUCHE es una oración a Dios que también
implica hacer un voto; se añade el verbo EUCHOMAI, el cual denota una invocación,
una petición o ruego
. Al agregarle PROS, que es “en la dirección de”, (Dios) PROSEUCHOMAI
viene a ser el término que más frecuentemente se emplea para oración.

(7) Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que
por su palabrería serán oídos.

Cuando dice “vanas repeticiones”, no se refiere a una petición que se reitera,


sino al balbuceo desprovisto de sentido, y las largas oraciones que confunden la
piedad con la verbosidad vacía. Jesús enseña a orar en forma concentrada,
reconociendo la necesidad de que Dios reine sobre todas las facetas de la vida y la
sociedad.

Y que hay todavía en una gran parte del pueblo de Dios una confusión muy
similar a la que aquí se explicita, es más que evidente. En el primer libro de los Reyes,
18:26 se nos habla de la victoria de Elías en el monte Carmelo, y en alusión al pueblo
pagano, dice este verso: Y ellos tomaron el buey que les fue dado y lo prepararon, e
invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: ¡Baal,
respóndenos! Pero no había voz, ni quien respondiese; entre tanto, ellos andaban
saltando cerca del altar que habían hecho.

Esto deja bien en evidencia que, si usted no está orando conforme al propósito
y la voluntad de Dios, podrá creer o suponer que le ora a Dios, pero Él no oye esta
oración y, por lo consiguiente, aunque pase horas y hasta días haciéndolo, no va a
mover de ninguna manera su accionar con ello.

El verso 29, un poco más adelante, lo reafirma cuando cuenta: Pasó el


mediodía, y ellos siguieron gritando frenéticamente hasta la hora de ofrecerse el
sacrificio, pero no hubo ninguna voz, ni quien respondiese ni escuchase.

(8) No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué
cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.

(9) Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre.

Aquí, Jesús, ofrece una muestra de su íntima relación personal con Dios.
Relación que, por otra parte, debería ser la misma que tendríamos que tener nosotros,
en lugar de verlo como algo muy lejano y a veces despreocupado por nuestros
padeceres o necesidades, ya que en Romanos 8:15, Pablo lo confirma cuando dice:

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor,
sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!
Por eso es que dice en su oración-modelo: Padre Nuestro. Mientras que la expresión
posterior de “santificado sea”, tiene que ver con el establecer el principio de orar como
una forma de adoración.

(10) Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la


tierra.
Quien ora pide el establecimiento del gobierno de Dios en las vidas y
situaciones reales, no sólo por la consumación en la era venidera. Porque
mayoritariamente y conforme a el núcleo global doctrinario en nuestras
congregaciones, se nos ha enseñado que el reino es aquel lugar al que vamos a ir
cuando el Señor disponga que partamos a su presencia.
Es más, hasta se lo ha graficado humorísticamente en cien dibujos con la
imagen de un hombrecillo, con un enorme camisón que le llega hasta los pies, de pie o
sentado en una nube, ejecutando un instrumento que se puede emparentar con la
antigua lira romana, aunque vulgarmente se le llame “el arpa”, con la que no tiene más
parentesco que su construcción encordada, y a eso se le ha llamado “el reino”.

Si el reino es una nube que sólo sirve para tocar suaves melodías con un
instrumento a cuerdas, ¡Bien aburrido es el Dios que tenemos y grandes deseos de
mucha gente dinámica es irse al infierno, al cual se lo vende mucho más entretenido!
Ironías al margen, ¿Se da cuenta como la iglesia, desde sus principales fuentes de
enseñanza, se ha tragado una grosera mentira del diablo?

Lo cierto es que esta oración es total y perfectamente coherente con el


evangelio que Jesús predicara siempre, aunque no con el que nosotros predicamos
hoy. Porque si andamos anunciándole a la gente que el evangelio es aceptar a Cristo
para no irse al infierno e irse al cielo, y así quedarnos serenos y tranquilos esperando
el día de nuestra partida con la total y más absoluta confianza que iremos a su
presencia y no a ninguna otra parte, indudablemente estamos diciendo sólo UNA parte
de la verdad.

Y todos sabemos muy bien que cuando se dice una parte de una verdad, la
parte que queda sin decir, es equivalente a una mentira. Por eso la gente se bloquea,
no intenta hacer demasiado fuera de lo que le ordenen sus pastores locales, porque
total, - piensa -, ya soy salvo y sólo me queda, como máxima expectativa, aguardar el
gran día del último suspiro para irme, al fin, a estar con Él, y dejar atrás este
verdadero infierno terrenal que ya nos e soporta.

Y lo pro que a eso, el mismo hombre le llama: el arrebatamiento de la iglesia


victoriosa, sin mancha y sin arruga. Incoherencia total. El evangelio de Jesús, siempre
fue El reino de los cielos se ha acercado, y esto sí que tiene coherencia con este
Venga tu reino.

¿Para qué? Para trabajar dentro de él y por su extensión. Porque hemos sido
salvos por Gracia PARA, y no POR. Y – tal como le tocó a Jesús -, también nosotros
deberemos pagar un precio para servir.

(11) El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.

Fíjese que, en contra de toda la onda “espiritualoide”, que de ninguna manera


es andar en el Espíritu, Jesús recomienda aquí la oración por las necesidades
materiales, las cuales están vitalmente relacionadas con los intereses del reino. Ya
esto fue anticipado en el Proverbio 30:8 cuando dice: Vanidad y palabra mentirosa
aparta de mí; no me des pobreza ni riquezas; mantenme del pan necesario.

(12) Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a


nuestros deudores.

La oración que implora perdón se legitima por la disposición a perdonar las


ofensas de otros. SE podrían elaborar no menos de diez estudios con este tema. Se
podría, incluso, extender este mismo al punto de dedicarle todo un capítulo, pero voy a
quedarme con una expresión concreta, simple y contundente, como generalmente es
la verdad:

Si Dios jamás te ha cobrado un centavo por su perdón para con todas tus
barrabasadas, ni te atrevas tú a cobrárselo a aquel o aquellos que te hayan ofendido
en cualquiera de sus circunstancias. No hay excusa posible. Por más que alguien me
diga: “¡Pero hermano! ¡Usted dice eso porque no sabe lo que me hicieron!” ¿Qué cree
usted que podría decirle Dios con relación a sus incredulidades, pecados y demás
yerbas?

(13) Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el
reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.

La petición final implora el poder de Dios para vencer el mal, de manera que
quien lo invoque no caiga ni sea vencido por la tentación del maligno. El Padrenuestro,
es un modelo de oración que contiene siete grandes tópicos, cada uno de los cuales
representa una necesidad humana básica:

1)= La Necesidad paternal: Padre Nuestro. Cuando ore, todas sus necesidades
son atendidas por la benevolencia incomparable de un padre amoroso que no se
parece en nada al mejor padre carnal que usted haya podido tener. Y mucho menos al
peor, como en muchos casos sucede, y que lleva a la persona al máximo grado de
rencor, resentimiento y, por ende, incredulidad.

2)= La Presencia de Dios: Santificado sea tu Nombre. Usted puede entrar a su


presencia mediante la alabanza, por ejemplo, y llámele “Padre” por causa de la sangre
expiatoria de Cristo. No tiene usted ni la menor idea de cuanta es la gente que se
autodenomina “cristiana” que se resiste a llamar “Padre” a Dios, por causa de los
espíritus religiosos que han operado dentro de las iglesias.

3)= Las Prioridades de Dios: Venga tu reino. Usted debe declarar ya mismo
que las prioridades del reino de Dios, tiene que ser establecidas en usted mismo, en
sus seres queridos, en su congregación local y en su nación.

4)= La Provisión de Dios: Dánoslo hoy. Jesús, el que suple nuestras


necesidades, nos dijo que oráramos diariamente, pidiéndole que provea todo lo que
nos haga falta. Son muchos todavía los “ultra-religiosos” que suponen que no
debemos molestar a Dios por tonterías, sino por cosas importantes. Primero: Él mismo
dijo que esto era importante. Segundo: ¿Qué padre común le exigiría a sus hijos que
no lo molesten pidiéndole comida?

5)= El Perdón de Dios: Y perdónanos. Usted necesita el perdón de Dios y


también le hace falta perdonar a los demás. Diariamente camine decidido a amar y
perdonar.

6)= Poder sobre Satanás: Y no nos metas…líbranos del mal. Pida al Señor un
muro de protección alrededor suyo y de sus seres queridos. Pídale que le vista con su
armadura. Y ni siquiera pierda su tiempo discutiendo si se debe enseñar o no Guerra
Espiritual en las iglesias. Padre, Hijo y Espíritu Santo ya han dicho que sí. Y punto.

7)= Sociedad Divina: Porque tuyo es el reino. Glorifique a Dios que le hizo
participante de su reino, de su poder y de su gloria.

El Padrenuestro, en suma, es la oración que le enseña COMO orar, y no una


letanía cabalística que se debe repetir y, conforme a la cantidad de veces que se lo
haga, será la bendición y el milagro que Dios operará en su vida.

He visto muchas barbaridades doctrinales en nuestras congregaciones, pero


ninguna como esta que no nos pertenece, pero que tiene cautivos en la esclavitud de
la ignorancia a tantos y tantos que, creyendo salvarse, se pierden irremediablemente.
El Mandamiento Nº 13: Oren sobre esta base, les dejo el bosquejo.

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* 3 A

ay una confusión más que ostensible: la que va desde la fe hasta lo


ritual. La gente confunde y adopta un determinado credo o no, conforme a los ritos de
cada sector. Si le caen bien esos ritos, allí va. Si le caen antipáticos, le parecen muy
“locos” o algo por el estilo, no va nada.

Es por demás de lógico que así sea, ya que la gente, con escasa o nula
información teológica y con una formación religiosa global y mayoritaria basada en
ritos, no puede de ninguna manera ni siquiera plantearse alguna diferencia entre una
cosa y la otra.

Eso no me preocupa porque es mi deber, como cristiano genuino, llevar entre


otras cosas, información a ese mundo incrédulo, secular y ateo. Lo que sí me
preocupa y mucho, es que en gran parte de lo que llamamos “la iglesia”, también se
vean las cosas desde el punto ritual, y que se considere a la fe auténtica, genuina,
sincera y bíblica, como algo “pasado de moda” y sólo apto para los fanatismos
diversos y mal vistos. Jesús también habló de esto. Él no dejó nada librado a nuestro
leal saber y entender. Él nos dio las pistas precisas para cada cosa y para cada caso.

(Mateo 6: 16)= Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque
ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo
que ya tienen su recompensa.

¿Qué está diciendo Jesús aquí? ¿Acaso que ayunar servirá solamente para
hacernos ver delante de los hermanos? En absoluto. No faltan quienes han
interpretado esto en este sitio, pero que no le quepan dudas que no es así.

Lo que Él puntualiza es que, darle publicidad al ayuno es otro ejemplo claro de


la espiritualidad meramente externa. Todas las formas de autonegación deben ser
secretas y sin exhibicionismos. Yo creo que la explicación más concreta y puntual que
existe en la Biblia sobre el ayuno, es la que el propio Dios proporciona desde el
capítulo 58 del libro de Isaías.

Allí, en el verso 5, señala: ¿Es tal el ayuno que yo escogí, que de día aflija el
hombre su alma, que incline su cabeza como junco, y haga cama de cilicio y de
ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno, y día agradable a Jehová? ¿No es más bien el ayuno
que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar
ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo?
(17) Pero tú cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, (18) para no
mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre
que ve en lo secreto te recompensará en público.

Lo primero que se debe rescatar de este mandamiento de Jesús, es que no es


optativo, tal cual muchos suelen suponer o incluso enseñar. De otro modo, lo que
debería leerse aquí es: “Pero tú, si sientes de ayunar o decides hacerlo alguna vez,
unge tu cabeza…etc.etc.” pero no se lee eso, sino CUANDO AYUNES.

¿Qué quiere decir esto? Que el ayuno no es una opción, sino que forma parte
activa de la vida del creyente. Ese es quizás el fundamento de este Mandamiento Nº
14: El ayuno no es para lucirse.

Uno de los asuntos que más ha preocupado y aún preocupa vivamente al


hombre, es el que tiene que ver con su futuro, con su potencial económico, con esa
especie de reaseguro que el hombre, bajo el barniz de ser una persona “ahorrativa”,
entremezcla con un principio espiritual clásico que Dios aborrece y condena puntual y
contundentemente: la avaricia.

Es mucho lo que hay escrito en la Biblia sobre el tema y es mucho lo que


cualquiera de ustedes que escucha o lee este estudio, habrá oído o leído al respecto.
Yo mismo, no debo haber escuchado menos de veinte sermones hablando en contra
de la avaricia y leído otros tantos libros.

Sin embargo, mucho pueblo de Dios sigue sin “convertir” sus bolsillos, tal cual
como si Dios se ocupara de todos sus problemas pero no del que tiene que ver con su
futuro económico. Y eso no es todo: he visto a unos cuantos de esos predicadores
mencionados o autores de los libros descriptos que, en sus vidas privadas, hacen
exactamente todo aquello que desde el púlpito o las páginas de sus libros han
recomendado no hacer.

Se olvidaron de un pequeño gran detalle: el hombre de Dios no tiene un


mensaje: ES o no es el mensaje viviente. De otro modo resulta no creíble y por lo
tanto, no apto para extender el reino.

(Mateo 6: 19)= No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín


corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; (20) sino haceos tesoros en el cielo,
donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.

(21) Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón

Aquí tiene que quedar algo muy en claro para evitar falsas interpretaciones,
falsas aplicaciones y hasta falsos legalismos: Jesús, de ninguna manera está
prohibiendo las posesiones materiales ni disfrutar de ellas, tal como algún sector
autodenominado como “cristiano” ha interpretado, enseñado, aplicado y obligado a
vivir a sus adherentes.

Pablo, a esto, lo interpretó y lo enseñó muy bien, ya que a su discípulo


Timoteo, en su primera carta, 6:17, le dice: A los ricos de este siglo manda que no
sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en
el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.

Entonces aquí yo puedo preguntarle: ¿Qué significa para usted la palabra


“disfrutar”? No vaya a ningún diccionario, sencillamente remítase a lo que conoce:
disfrutar es precisa y exactamente eso: disfrutar, pasarlo bien con “las cosas”. Y no
sea religioso; no tiene nada que ver con lo espiritual sino con lo material.

Además de una vida abundante en lo espiritual, cosa que le producirá gozo


inefable, también en lo material, en lo natural y con todas aquellas cosas tangibles con
que Dios lo haya bendecido, usted podrá ser feliz. ¿Cómo? Disfrutándolo, no
cargándose de culpas porque el hermanito vecino no posee lo mismo que usted. Si
ese hermanito es genuino, para él también está la promesa que Dios ha cumplido en
usted.

Si el hermanito no es genuino, Dios lo tiene en el horno hasta que entienda


que debe definirse de una vez por todas y dejar de jugar a dos puntas. Y por último, si
Dios ha determinado que ese hermanito debe ser bendecido por alguna cosa que hoy
está poseyendo usted, al primero que se lo va a hacer saber y con tanta claridad como
para que no ande por la vida preguntándole a nadie, es a usted mismo. ¿Entiende lo
que quiero decir?

El mal denominado “liderazgo cristiano” debe ajustarse debidamente a las


exigencias espirituales que se dan en la Palabra, manteniendo la estabilidad de las
cosas básicas de la vida y el fundamento de la fe. Todo ministerio debe fundamentarse
en la motivación del servicio, y debe mantener el orden cristiano en la iglesia.

El pueblo de Dios debe orar constantemente por aquellos que tienen autoridad
y responsabilidad sobre la iglesia y también en la sociedad. El Proverbios 23:4 dice:
No te afanes por hacerte rico; sé prudente y desiste. Salomón; miles de años antes, el
mismo principio. No es pecado tener; pecado es vivir solamente para tener.

Hebreos 13:5 apunta más a la profundidad del tema, ya que especifica ciertos
aspectos no dichos en lo anterior. Textualmente señala: Sean vuestras costumbres sin
avaricia, contentos con lo que tenéis ahora, porque él dijo: No te desampararé, ni te
dejaré. ¿Sabe qué concepto queda flotando y tintineando como una campanilla en
nuestro cerebro aquí? …contentos con lo que tenéis ahora…

Porque, en efecto, una cosa es la lucha por el progreso, lo cual está perfecto a
los ojos de Dios, y otra muy diferente la permanente insatisfacción, cosa que Dios
aborrece en todos los terrenos.

Queda claro que la avaricia y los temores financieros son superados por la
seguridad fundada en la constante presencia de Dios y en las promesas que el Señor
nos ha hecho sobre la satisfacción de nuestras necesidades diarias. Debido a la
palabra de consuelo que Dios ha pronunciado, podemos decir confiadamente: El
Señor es mi ayudador; no temeré…

Otras escrituras, de uno u otro costado, reseñan sobre lo mismo o resumen el


fundamento de sus principios. Santiago 5:1, por ejemplo, dice: ¡Vamos ahora, ricos!
Llorad y aullad por las miserias que os vendrán.

Esto quiere decir que toda posesión material carece de valor eterno, y por lo
tanto perecerá. Quiere decir, también, que debemos evitar toda adquisición
innecesaria. ¿Por qué? Porque las riquezas y las posesiones innecesarias, pueden
traer inconvenientes a su vida.

Afirme la importancia de la sencillez. Porque debemos entender de una vez


por todas, que la sencillez y la pobreza no son la misma cosa en absoluto. La pobreza
es todo un tema que ya trataremos convenientemente. Aquí baste decirle a usted que,
sencillez, significa simplemente manejar con responsabilidad lo que Dios le da.

El verso 24 del capítulo 6 de Mateo, es lo suficientemente claro y concreto


cuando expresa: Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y
amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a
las riquezas. Esto, de alguna manera, completa la perspectiva general de lo que en
suma, es el Mandamiento Nº 15: No hacer tesoros visibles, sino invisibles.

Lo de las riquezas, los bienes materiales y principalmente el dinero, es nada


más que un mandamiento específico que da ingreso a uno más global, más
abarcativo, más general en el cual, queramos o no y en mayor o menor medida,
estamos caminando casi todos: nuestros afanes, que es lo mismo que referirnos a la
máxima enemiga que tiene la fe: la ansiedad. Lo que sigue es un largo texto destinado
y dedicado puntualmente a ese tema.

(Mateo 6: 25)= Por tanto os digo: no os afanéis por vuestra vida, qué habéis de
comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la
vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?

Esto sigue, pero muy bien vale hacer un pequeño alto, un leve paréntesis,
porque tiene que ver con un asunto que tiene grandes implicancias dentro de nuestras
propias organizaciones. Importante es que el mundo incrédulo e impío conozca las
formas de vida para los miembros del reino de Dios, pero para que ello suceda, la
gente que compone ese reino deberá ser, en primera instancia, quien de claras
muestras y modelo de ese tipo de vida. De otro modo, todo será nada más que
discurso, que en la Biblia, ya está escrito como “vana palabrería”.

Cuando en este texto leemos la palabra AFANEIS, estamos leyendo una


traducción de la original griega MERIMNAO. Es un vocablo que proviene de MERIZO,
que significa “dividir en partes”. La palabra sugiere una distracción, una preocupación
con cosas que causan ansiedad, tensión y presión.

Jesús habla contra el afán y la ansiedad dada la vigilante mirada de un Padre


celestial que siempre está al tanto de nuestras necesidades. Fíjese usted que el tema
de la ropa, de las prendas de vestir, ha llegado a ser todo un problema dentro de
nuestras congregaciones.

En Argentina, hay sitios sinceros y sumamente bien intencionados que, sin


embargo, han llegado a prohibirles a un predicador ocupar el púlpito porque no había
venido vestido con traje y corbata. Lo fundamentan con aquello de: …hay que
presentarse delante de Dios con lo mejor… lo cual es decididamente cierto y veraz,
pero que no significa lo que ellos suponen que significa.

Un traje o ambo económico, más camisa y corbata del mismo nivel, por estas
tierras, implican una erogación promedio de cien dólares, mientras que una camisa de
primer nivel o un pantalón en juego, cuestan por sí solos más del doble de eso.

Entonces la pregunta, es: ¿Quieren para Dios lo mejor o sólo un uniforme


clásico de predicador o pastor? Segunda pregunta: ¿Alguien sabe si existe alguna
unción especial en una corbata? Tercera pregunta: ¿Alguien puede definirme cómo
era la corbata que usaba Jesús?
(26) Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en
graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que
ellas?

Este ejemplo que Jesús les da a sus discípulos aquí, en torno a este asunto, ya
fue dado por Dios mismo a Job cuando le revela la cualidad y la calidad de su
omnipotencia. En el verso 41 del capítulo 38 de su libro, podemos leer: ¿Quién
prepara al cuervo su alimento, cuando sus polluelos claman a Dios, y andan errantes
por falta de comida?

Convengamos algo: no es casual ni desatinado el ejemplo con el cuervo. ¿Por


qué no el águila, un canario u otra ave de aquellas que más lucen la creación animal
alada? Precisamente por eso, porque el principio de no preocuparse, Dios lo deja con
esa ave que no era precisamente de las mejor vistas, y que no tiene un aspecto
brillante y lúcido en lo estético.

A Dios – recuerde – le agrada de sobremanera levantar a lo vil y lo necio para


avergonzar a lo sabio. Y en este caso, lo más vil y necio que halló en el mundo
avícola, fue el cuervo. Pregunto: ¿No vale usted algo más que un cuervo?

Voy más allá: ¿No le habrá creído usted alguna vez a Satanás su clásica
mentira de hacerle pensar que usted es una basura, una porquería o lo peor de lo
peor? Bien; si la creyó, ahora aprenda: para usted también es la promesa, así sea lo
peor.

(27) ¿Y quien de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura
un codo?

Esta es una tremenda y contundente verdad que, sin embargo, el hombre pasa
casi toda su vida ignorando o, lo que es peor, resistiéndola. YA fue dicho por el
salmista, en el Salmo 39:4-5 cuando David expresa: Hazme saber, Jehová, mi fin, y
cuanta sea la medida de mis días; sepa yo cuan frágil soy. He aquí diste a mis días
término corto, y mi edad es como nada delante de ti; ciertamente es completa vanidad
todo hombre que vive.

Salomón, con toda su sabiduría a cuestas, ya lo había dicho. Ahora David lo


confirma desde otro ángulo. Sin embargo, aún no entendemos una verdad muy grande
que está a la vista de toda la humanidad: el hombre, por sí mismo, alejado o fuera de
Dios, es decir, lo que llamamos “secular”, es pura y absolutamente vanidad y, como
tal, presto a extinguirse en cualquier momento. ¡Que fragilidad! ¿Adonde están
nuestras potencialidades?

(28) Y por el vestido, ¿Por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo,
cómo crecen: no trabajan ni hilan; (29) pero os digo, que ni aún Salomón con toda su
gloriase vistió así como uno de ellos.

Creo que si no volvemos a leer y hasta releer algunos pormenores de la vida


de Salomón, jamás llegaremos a interpretar o entender este texto, ya que nuestro
concepto contemporáneo de gloria, es muy diferente al que existía en los tiempos del
Antiguo Testamento.

En el primer libro de los Reyes, en 10:4-7, hay algo que bien puede servir de
ejemplo: …Y cuando la reina de Sabá vio toda la sabiduría de Salomón, y la casa que
había edificado, asimismo la comida de su mesa, las habitaciones de sus oficiales, el
estado y los vestidos de los que le servían, sus maestresalas, y sus holocaustos que
ofrecía en la casa de Jehová, se quedó asombrada. Y dijo al rey: Verdad es lo que oí
en mi tierra de tus cosas y de tu sabiduría; pero yo no lo creía, hasta que he venido, y
mis ojos han visto que ni aún se me dijo la mitad; es mayor tu sabiduría y bien, que la
fama que yo había oído…

Lo único que cabe agregar aquí por si usted no se ha dado cuenta, que la que
está asombrada, impactada y conmovida por la sabiduría y el oropel de la pompa de
Salomón, es Sabá, una reina, una mujer acostumbrada desde la cuna a las dos cosas
que aquí la deslumbran, lo que nos muestra en qué nivel se movía esa sabiduría y esa
gloria.

(30) Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios
la viste así, ¿No hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?

Esta expresión que Jesús vuelca aquí, (…hombres de poca fe…), no es la


única que Él va a desplegar, o mejor dicho: no es la única vez que lo va a hacer.
Forma parte, quizás, del fundamento básico del evangelio que es, precisamente, una
vida de fe.

En Mateo 8:26 lo hace en medio de la tempestad, ante el temor de sus


discípulos: Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose,
reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza.

En el capítulo 14 y verso 31 del mismo evangelio, otra vez es el mar testigo de


las mismas palabras, pero en este caso dirigidas a un Pedro que tras caminar por las
aguas un momento, al igual que Él lo había hecho, dudó y comenzó a hundirse.

Allí le dice: Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo:


¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? Y la tercera escritura que encontramos con el
fin de presentar dos o tres testigos para confirmación de un principio, está también en
Mateo 16:8, cuando en medio de una discusión teológica entre fariseos y saduceos,
ellos tienen un pensamiento muy singular.

Y leemos: Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué pensáis dentro de


vosotros, hombres de poca fe, que no tenéis pan? Esto nos deja ese principio con total
claridad por si necesitamos una confirmación a aquello tan viejo y clásico ya
pronunciado, que el justo por su fe vivirá.

Súmele todo esto, y agregue esa palabra que nos asegura que sin fe es
imposible agradar a Dios y tendrá la clave de una vida victoriosa, muy por encima de
cualquier receta humana que le puedan hasta predicar.

(31) No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué


vestiremos?

(32) Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial
sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.

¿Qué significa esta acotación en cuanto a que son “los gentiles” los que
buscan las cosas materiales con preponderancia por sobre todo lo demás? Pues
exactamente eso, que los que estaban fuera de la vida piadosa o espiritual, no tenían
otras expectativas que no fueran sus posesiones.

A eso es lo que Jesús, en su tiempo, llama “gentiles”, los no judíos. Hoy ya no


existe esa separación, pero si la otra: creyentes y no creyentes. Entonces usted
escucha o lee esto y piensa: “Ah, es la diferencia entre el mundo incrédulo y la iglesia
creyente”.

Pues sí, eso es exactamente lo que significa. Pero con una aclaración. No es
cualquier parte de la mundana calle en contra de cualquier parte de un templo llamado
iglesia; es la diferencia clara y concisa que hay entre alguien que cree y alguien que
no cree, mucho más allá de si va o no todos los domingos sentarse en los bancos de
algún templo.

Porque creyente es el que cree, no el que cumple ritos o requisitos. Ese es


simplemente un religioso y no cabe, aunque lo intente, en la calidad de justo. Allí es,
sobre la base de este principio y no otro, donde llega el versículo clave de este texto y,
al mismo tiempo, uno de los clásicos del evangelio:

(33) Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas


cosas os serán añadidas.

El primer obstáculo con el que nos enfrentamos para cumplimentar esta


palabra, es nuestra ignorancia total con respecto al significado de “reino”. Ignorancia
que, - hay que decirlo -, se debe esencialmente a la falta de enseñanza al respecto, ya
que las estructuras superiores de lo que nosotros conocemos como “iglesia
organizada”, no siempre han tenido muy en claro este punto.

No son pocos los que han enseñado que el reino, es el sitio donde vamos a ir
el día en que nos toque irnos a la presencia de Dios. El humorismo gráfico, llevado por
esta enseñanza, ha elegido ilustrarlo con la figura de un hombrecito de rostro casi
depresivo, vestido con un largo camisón blanco, sentado en una especie de nube,
ejecutando música con un instrumento muy similar a la lira. Todo es pura fábula.

El reino no es nada de eso, ya que si fuera el cielo o paraíso, con esta palabra,
Dios nos estaría diciendo que tenemos que suicidarnos, una verdadera barbaridad,
mientras que si fuera lo otro, no se vislumbra que clase de justicia podría existir en una
nube y con un hombre sumamente aburrido.

Convengamos que este ha sido el divertimento humorístico más “inocente” que


mejor le ha salido a Satanás, ya que ha logrado entre otras cosas, que mucha gente
se cuestione si verdaderamente conviene ir al cielo si es que resulta tan aburrido como
parece, y si en una de esas, no será un poco más entretenido el infierno…

Ya sé que a usted esto le puede parecer hasta ridículo, pero créame que se ha
llevado a varios el diablo con este cuento en el que, consciente o inconscientemente,
hemos colaborado un poco cada uno de nosotros. Y ni hablar cuando a este principio
se lo desea aplicar para los diezmos u ofrendas.

“¡Pero no, hermano! ¿Cómo quiere que diezme u ofrende si lo que gano no me
alcanza para vivir?” Clásico, real, lógico, contundente. No sirve para el reino de Dios
que no es ni clásico, ni lógico. Busca primero el reino…y TODO lo demás vendrá por
añadidura. “

¿Pero funciona? Sí, funciona. ¿Y si alguien se queda con lo que yo doy y no


llega al reino? Esa es otra historia que, preponderantemente, necesita discernimiento.

Algunas escrituras: Mateo 19:28: Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la
regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros
que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce
tribus de Israel.

Dígame la verdad: ¿Usted cree que van a juzgar a las doce tribus de Israel
algunos de esos hermanos avaros, miserables, cobardes e hipócritas que usted
conoce? ¿Pero se salvan? No hablamos de salvación, que es por gracia, hablamos de
servicio al reino, donde se pagan precios.

Marcos 10:29-30: Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay


ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o
hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora
en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras, con
persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna. ¿Escuchó o leyó bien? Cien veces
más. “Ah, ya lo sé…cuando esté en su presencia…” ¡¡¡No!!! Dice que AHORA, en
ESTE tiempo. ¿Por qué mantenemos esa teología de la pobreza obligatoria? ¿Cultura
oficial? Mentira satánica.

(34) Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana
traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.

Jesús resume el tema de la devoción absoluta a Dios, y trata de una actitud


relacionada con esta: estar libre de ansiedad por las necesidades diarias. Se refiere a
lo inútil de esas preocupaciones y ansiedades, demostrando que esa actitud no es
necesaria ni conveniente para un cristiano.

En lugar de estar preocupados por las cosas materiales, nuestro interés debe
ser buscar primeramente el reino de dios en todas las cosas, sabiendo que al hacerlo,
el Señor ha ofrecido responder fielmente al pacto que nos asegura que TODAS las
demás cosas, TODAS, nos serán añadidas sin que debamos hacer ningún esfuerzo
para ello.

Esta es la conclusión de esta fase y la de este capítulo, la concreción y


cumplimiento del Mandamiento Nº 16: Nuestra tarea, con lo material, es
ocuparnos, no preocuparnos.

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3 #

ormalmente, los principios básicos que rigen las vidas de las personas,
tienen que ver con la voluntad y el propósito de Dios. Y no estoy hablando de las vidas
de los cristianos, estoy hablando de la vida de toda la humanidad.

En Argentina hay una suerte de refrán, de adagio o pensamiento popular que


asegura, cuando a alguien no le va bien en sus actividades en el marco del sitio donde
ha nacido y se ha criado, que dice: “Nadie es profeta en su tierra”.

Le puedo asegurar que el 90 por ciento de quienes lo mencionan, lo repiten y


lo creen fielmente, no tiene ni la menor idea de que esa frase viene de la mismísima
Biblia. Es muy probable que si lo supieran, tal vez lo desecharían, ya que la Biblia en
el marco de la gente culta e inteligente, no tiene crédito.

La diferencia es que una gran mayoría piensa que esto es un problema de


orden intelectual, pero los hechos nos dejan en clara evidencia que se trata de un
asunto netamente espiritual. Muy bien: con la justicia, su esencia, su estudio y sus
fundamentos concretos, ocurre exactamente lo mismo. Sólo un problema: no se puede
articular la justicia conforme a la mente de Dios por parte de hombres que han elegido
vivir fuera de Dios.

(Mateo 7: 1)= No juzguéis, para que no seáis juzgados.

Esto no se trata, como en más de una ocasión se ha enseñado casi con


demasiado simplismo, de una prohibición de Jesús para con nosotros. Va mucho más
allá. Tiene que ver con nuestra posición ante las cosas de la vida y hasta con la vida
misma.

Por eso es que en Marcos 4:24, Jesús les dice: Mirad lo que oís; porque con la
medida con que medís, os será medido, y aún se os añadirá a vosotros los que oís.
Esto es así; A nosotros nos parece erróneamente que algo está pésimo y así lo
decimos. Conjuntamente con nosotros, gente incrédulo ve lo mismo y dice lo mismo.

Para ellos, la justicia si bien no será benévola, no tendrá esa carga que para
nosotros sí tendrá: agregarle el mismo concepto con que nosotros nos manejamos. Ni
se imaginen si fue un concepto de exageración sin otra intención que la de causar
daño!

Así lo interpreta Pablo y así se lo enseña a los Romanos, cuando en 2:1 les
dice: Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quien quiera que seas tú que juzgas;
pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo
mismo.

Y por si los creyentes de Roma les hubiera quedado alguna duda, a este
principio lo reitera más o menos similar en el capítulo 14:10 cuando expresa: Pero tú,
¿Por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿Por qué menosprecias a tu hermano?
Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. Un pequeño detalle para que
usted tenga bien en cuenta: no dice que “todos ustedes, los cristianos, comparecerán
ante el tribunal de Cristo”; dice que TODOS lo harán. Sean cristianos o no, sean
creyentes o incrédulos.

No importa si usted cree o no cree en Dios, del juicio de Dios no escapará.


Hay un juicio para salvación y otro para perdición. Los creyentes, en todo caso, hemos
optado por el primero. Y para que no quedara sin entendimiento la iglesia en Corinto, a
ellos también en su primera carta 4:3 les habla de lo mismo señalando: Yo en muy
poco tengo el ser juzgado por vosotros, o por tribunal humano; y ni aún yo me juzgo a
mí mismo.

(Mateo 7: 2)= Porque con el juicio con que juzgáis (Esto es: con la misma
intención, con la misma motivación) seréis juzgados, y con la medida con que medís,
os será medido.

(3) ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de
ver la viga que está en tu propio ojo?

Esto tiene mucho que ver con los defectos, con los errores o con las
equivocaciones. Aún con cuestiones de fondo tales como el divorcio. Porque una cosa
es sentarse en los cómodos sillones de la oficina pastoral a ayudarle a él a juzgar un
caso de divorcio, con el hombre y la mujer sentados al medio en dos sillas que mucho
más parecen dos banquillos de acusados, y otra cosa muy distinta, un día, sin culpas y
sin haberlo buscado, usted es quien se encuentra en esas sillas y otros en los
cómodos sillones, dándole letra al mismo pastor para que los discipline duramente, los
exonere y hasta los expulse de la congregación.

Por eso, cuando me enfrento a un problema de divorcio, no puedo menos que


sentir compasión y misericordia. Porque recuerdo a un enorme siervo de Dios que
había pasado por una experiencia bastante dura y solamente le había quedado una
reflexión: Dios quiera que nunca te suceda a ti…

(4) ¿O como dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la


viga en el ojo tuyo?

(5) ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para
sacar la paja del ojo de tu hermano.

Vayamos por partes. Cristo no prohíbe la crítica, ni tampoco la expresión de


opiniones. Tampoco lo hace con algún tipo de condenación por nuestra parte para con
lo que pudiera estar mal hecho.

Lo que sí prohíbe, en todo caso; o advierte sobre su inconveniencia, es para


con la censura implacable que pasa por alto las faltas propias, mientras se asume el
papel de supremo juez de los pecados de los demás. Es imperioso corregir nuestras
propias faltas y resolver nuestros propios problemas antes de intentar corregir las
faltas de otros.
Debemos dejar que cualquier actitud de juzgar a otros nos señale la necesidad
de examinarnos a nosotros mismos por cosas que nos molestan de los demás.
Siempre recuerdo un viejo decálogo del empleado fiel, colocado debajo de los
escritorios de cientos de empleados.

Y recuerdo dos: “Si el empleado tiene sus ojos cerrados y la cabeza apoyada
sobre sus brazos sobre su escritorio, el empleado duerme”. “Si el jefe tiene sus ojos
cerrados y su cabeza apoyada sobre sus brazos sobre el escritorio, el jefe medita
sobre soluciones laborales más productivas”.

Uno de los mayores énfasis en las enseñanzas de Jesús es como construir y


mantener correctas relaciones con Dios y con la humanidad. El Señor ve estas
relaciones, no como algo sin importancia o superficial, sino como la esencia de la cual
está hecha la vida.

Conocer a Dios es nuestra máxima prioridad, pero el procurarlo no debe


reemplazar o disminuir nuestras relaciones interpersonales con los demás. Por el
contrario, nuestra interacción personal con Dios debe hacer surgir entre nosotros las
cualidades de carácter que edifican y sostienen todas nuestras relaciones. Hablo del
Mandamiento Nº 17: Antes de levantarte en juicio para con otro, examínate a ti
mismo.

(Mateo 7: 6)= No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante
de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.

Hay una palabra que aplicamos mal con relación al evangelio: Discriminación.
Porque si bien toda discriminación parece ser mala, (racial, social, de piel), Jesús nos
está señalando aquí con mucha contundencia, que al predicar el evangelio,
inexorablemente deberemos discriminar.

Porque predicar el evangelio a aquellos que en principio muestran una actitud


abiertamente blasfema, no sólo es disminuirlo, sino también exponerse uno mismo al
peligro. Los dos símiles que aquí se dan (Perros y cerdos), son indudablemente de
origen judío y se refieren a invitar a paganos completamente indiferentes a unirse a
prácticas de la religión hebrea.

Si a esto no lo hemos cumplimentado debidamente, hasta ahora, ha sido


sencillamente y solamente por causa de nuestra falsa humildad, esa que nos hace
pensar que es despectivo llamar cerdos y perros a personas. Nos olvidamos que si Él
fue quien lo hizo, su regio motivo habrá tenido y nosotros no podemos menos que
tenerlo en cuenta.

El proverbio 9: 7-8 expresa lo siguiente: El que corrige al escarnecedor, se


acarrea afrenta; el que reprende al impío, se atrae mancha. No reprendas al
escarnecedor para que no te aborrezca; corrige al sabio y te amará. ¿Ha oído usted
alguna vez hablar de necedad? Muy bien; a esto es a lo que se refiere aquí.

La necedad de oír una corrección de nuestra conducta que sabemos


perfectamente que es lícita y legítima, y elegir desoírla sencillamente porque se nos
ocurre no aceptar nada de nadie, en el convencimiento de que nadie puede decirnos lo
que tenemos que hacer. Eso es soberbia. Y si se da en el ámbito espiritual, mucho
peor.

Esto es parte de una sabiduría que deberá acompañar sistemática y


matemáticamente al creyente durante todo su derrotero terreno. En el Libro de los
Hechos, hay un relato que también tiene que ver con esto. Está en 13:44-45 y dice: El
siguiente día de reposo se juntó casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios. Pero
viendo los judíos la muchedumbre, se llenaron de celos, y rebatían lo que Pablo decía,
contradiciendo y blasfemando.

Observe lo siguiente: cuando el evangelio genuino es dado a los perros o


cerdos (paganos, religiosos fariseos), la reacción es exactamente la que aquí se
trasluce. Por eso es el consejo de Jesús que, al mismo tiempo, se transforma en el
Mandamiento Nº 18: No llevarle la Palabra de Dios a quien no quiere oírla.

(Mateo 7: 7)= Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.

Este texto tiene varios correlatos que convendrá revisar para tener la noción
exacta y el panorama mucho más abierto y claro sobre su significación, ya que no son
pocos los sitios en los que se ha interpretado con demasiado simplismo y, en lo
profundo, sólo ha traído más decepción y frustración al pueblo.

Marcos 11:24 lo pinta así: Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando,
creed que lo recibiréis, y os vendrá. Una sola pregunta: ¿Qué quiere decir cuando dice
“todo”? Pues precisa y exactamente eso: TODO. Aquí el texto está emparentado con
la maldición de la higuera, y la lección positiva que se puede extraer de esa maldición
es el poder de la oración con fe.

Un monte, en ese caso, es el símbolo de un obstáculo, impedimento o


problema insalvable. La fe es la llave que libera los recursos del cielo para enfrentar
cualquier situación. ¿Pero será así de simple, sin condicionamiento alguno? Aquí no lo
muestra, pero parecería ser que en Juan 15:7 es otra cosa, verdad?

Allí leemos: Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros,


pedid todo lo que queréis, y os será hecho. Aquí está el punto. TODO nos será
concedido si orando lo pedimos, siempre y cuando:

1) Permanezcamos en Él y no en nuestras carnalidades humanas.

2) Permanezcamos en su Palabra y no en consejos prácticos de la sabiduría


popular.

Porque un poco más adelante, en 16:23-24, según Juan Jesús dice: En aquel
día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al
Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid
y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido. Aquí está la otra clave importante:

¿Cuántas veces se ha arrodillado, usted, y levantando sus ojos al cielo ha


clamado: ¡Dios! ¡Ayúdame! ¡Dame tal o cual cosa! Dios es bueno y seguramente ha
respondido en más de una ocasión favorablemente a ese desesperado pedido. Sin
embargo usted no lo ha hecho como Él lo ordenara, ya que no lo ha hecho EN SU
nombre.

Porque, ¿Sabe qué? El suyo es el nombre delante del cual se dobla toda
rodilla y se cumplimenta toda palabra. ¿Le parecerá todavía un simple formulismo? No
se equivoque, no lo es. Porque mire como lo enfoca Santiago:

Santiago 4:3: Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros
deleites. ¿Se da cuenta como se va reacomodando y al mismo tiempo acotando ese
TODO inicial que parecía una puerta abierta hacia cualquier tipo de pedido?
Entienda esto: Dios jamás va a responder favorablemente a una oración que
solicita algo que se encuentra fuera de su propósito y de su voluntad. Porque el
hombre tendrá todo el libre albedrío que a usted se le ocurra para hacer lo que le
venga en gana, pero de allí a que pretenda que Dios le ayude, está listo.

Hacer que Dios envíe por oración algo que está en contra de sus leyes, es
intentar manipular a Dios. Y eso, donde quiera que se haga y con los métodos con que
se quiera realizar, es lisa y llanamente HECHICERÍA. Juan, en su primera carta 3:22
confirma esto: …y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque
guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de
él.

Y por si no fuera suficiente, en esta misma carta pero en 5:14 y 15, se lee: Y
esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su
voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos,
sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.

La palabra PEDID que se utiliza en este versículo, es la palabra griega AITEO,


y significa Ruego, Petición. Se dice que la palabra describe usualmente a alguien que
le hace un pedido a otro que esta ocupando una posición más elevada o alta, a
semejanza de un individuo que pide alguna cosa a Dios, es decir, como un súbdito a
su rey o el niño a uno de sus padres.

También se compara con el pedido de un pordiosero a una persona con


suficientes medios económicos. Asimismo, la palabra denota pedir algo con
insistencia, sin pena. De ninguna manera “exigiéndole” algo a Dios como hemos visto
muchas veces hacer, pero sí presentando una sólida demanda de bendiciones.

(8) Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se
le abrirá.

Este texto reproduce, de alguna manera, lo que podemos leer en el libro del
profeta Isaías, cuando en 29:12 y 13, vemos: Entonces me invocaréis, y vendréis y
oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis con
todo vuestro corazón. La respuesta a la pregunta sobre si usted quiere,
verdaderamente, encontrar a Dios, es: búsquelo con todo su corazón, no con fórmulas,
métodos, ritos o cualquier otra actitud externa.

(9) ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una
piedra?

(10) ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente?

(11) Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros
hijos, ¿Cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que
le pidan? Entienda por favor. “Buenas Cosas”, no “cosas interesantes”, “cosas de
moda”, o “cosas que se nos antojan”. Sólo habrá que tener muy en cuenta cuales son
las “buenas” cosas según la mente de Dios.

(12) Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros,
así también haced vosotros con ellos, porque esto es la ley y los profetas.

Los imperativos griegos que vamos a encontrar en el resto de este texto,


(Pedid, buscad y llamad), están en tiempo presente, lo que sugiere una petición
continua. La relación de padre a hijo evoca la humano-divina, y da pie para seguir
elevando nuestras peticiones en una actitud de confianza filial.

Además, como una expresión de la ley del amor, la nueva versión de Jesús de
la “regla de oro” judía, resume todo lo que Dios requiere de nosotros en relación con
los demás. Mandamiento Nº 19: Haz con los hombres todo aquello que deseas
que los hombres hagan contigo.

(Mateo 7: 15)= Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con
vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.

Esto es total y absolutamente actual. Hay muchos “falsos” que pretenden ser
guías cristianos, pero cuyo propósito real y es egoísta y destructivo. ¿Cómo probarlos?
¿Cómo estar seguros de no equivocarnos?

Prosiga esta lectura. Es mandamiento y al mismo tiempo sabiduría completa.


Hay una manera. Pero ahora preguntemos: ¿Son solamente falsos los profetas de
este tiempo? En absoluto. El diablo ha metido imitaciones más o menos pasables en
cada uno de los cinco ministerios.

Por lo tanto, lo que aquí hallamos como “falso profeta”, es lícito no sólo para
este ministerio, sino también para el apostólico (Y que no le quepan dudas que en este
tiempo sobreabundan) para el profético, (Que es el del texto, y se ve invadido por
mucha gente con espíritus de adivinación), para el pastoral, (Con la cuestión de que
para liderar una iglesia, la organización religiosa y no la Biblia ha determinado que un
hombre deba ser ordenado como pastor, cada día aparecen más asalariados
ocupando esos espacios.

Y no son confrontados ni desenmascarados simplemente porque nadie o casi


nadie se atreve a predicar o enseñar sobre el asalariado o sobre los falsos hermanos,
pese a que ambas cosas son absolutamente bíblicas), para el evangelístico, (Hay
hombres que predican la salvación de Jesucristo, consiguen almas y luego se las
apropian para su servicio personal) y para el del maestro, (Enseñando doctrinas
falsificadas por la sabiduría humana, esto es: ligadas a lo humanístico, a lo filosófico, a
lo dogmático, lo teológico académico o a lo psicológico, con disfraz de palabra que
Dios jamás pronunciara.)

Hay un texto que tiene relación con lo que aquí se expresa, que no sólo le
otorga las bases, ya que pertenece al Antiguo Testamento, sino que además descubre
que cierto pecado no tiene nacimiento en el seno del mundo pagano sino en la propia
iglesia. Se trata del que está en el libro del profeta Jeremías 23:15-16 donde leemos:
Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos contra aquellos profetas: he aquí que yo
les hago comer ajenjos, y les daré a beber agua de hiel; porque de los profetas de
Jerusalén salió la hipocresía sobre toda la tierra…

(Basta. No diga usted más que “el mundo hipócrita” no honra a Dios, porque
ahora ya sabe por boca de Dios mismo, que la hipocresía nació en la iglesia, y no en
el mundo incrédulo, impío, pagano y pecador) ...Así ha dicho Jehová de los ejércitos:
No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan; os alimentan con vanas
esperanzas; (Esto en idioma actual, se llama: Voluntarismo) hablan visión de su propio
corazón, no de la boca de Jehová. (Y a esto se le suele llamar: declaración victoriosa)

Mateo, en su evangelio y en varias páginas más adelante, lo expresa de dos


modos diferentes pero coherentes, que nos tienen que hacer reflexionar muy
seriamente y pensar en el futuro. Dice en 24:11: …Y muchos falsos profetas se
levantarán, y engañarán a muchos. (Stop. Piense:

¿En qué sitio del planeta se podría levantar un profeta? Acertó. En el único
lugar en que puede ocurrir ese hecho, es en la iglesia.) Agrega el verso 24: Porque se
levantarán falsos cristos, (Mesías), y falsos profetas, y harán grandes señales y
prodigios, de tal manera que engañarán, si fuese posible, aún a los escogidos.

(Piense nuevamente: ¿En qué lugar podría levantarse alguien que, con
mentiras y alguna que otra señal sobrenatural, podría engañar a los escogidos de
Dios? Acertó de nuevo. En la iglesia, ya que fuera de ella, usted jamás creería ni una
palabra por ungida que le pareciera ni una señal por milagrosa que fuera)

Pedro lo explica desde otro ángulo, desde otra perspectiva, desde otro plano.
Toma para ello la amplitud de esta palabra y la resume en una suerte de consejo
práctico para creyentes. Para que sean, en efecto, creyentes y no sencillamente
crédulos aptos para cualquier engaño.

Dice en su primera carta 2:1-2: Desechando, pues, toda malicia, (Que es


hablar de algo aparentemente inocente pero con un contenido real mucho más osado
o mal intencionado) todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones,
desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella
crezcáis para salvación. (La única leche no adulterada es la que emana del pecho
materno.

La madre espiritual es indefectiblemente La Iglesia, es decir: la asamblea


constituida por los genuinos hijos de Dios. De ninguna manera esa madre puede ser
reemplazada por: denominaciones, organizaciones, tesis teológicas o decisiones
congregacionales. Los niños sólo crecen con la leche no adulterada. De otro modo son
indefinidamente inmaduros.)

Juan establece sus propios fundamentos alrededor de este asunto, que como
puede verse, no es ni menor ni de poca monta. En su primera carta 4:1, expresa
textualmente: Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de
Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.

(Esto nos deja en evidencia que los creyentes no pueden ser tan ingenuos
como para aceptar indiscriminadamente los pronunciamientos de todos los profetas,
los postulados de todos los apóstoles, las decisiones de todos los pastores, las
enseñanzas de todos los maestros o los métodos de todos los evangelistas que
pretenden ser de Dios, esto es, que hablan con autoridad e inspiración divinas.

Ciertamente, detrás de cada ministro hay un espíritu, pero puede que sea un
falso espíritu, descrito aquí como “el espíritu del anticristo”, y “el espíritu del error”, no
como “el Espíritu de Dios”, el cuales “el Espíritu de la Verdad”. Por lo que, teniendo en
cuenta que hay muchos maestros de cultos heréticos que afirman ser mensajeros de
Dios, debemos probar los espíritus que los poseen para determinar su origen. En su
carta a los Tesalonicenses, Pablo da las mismas instrucciones.)

También desde la simbología profética del libro del Apocalipsis se toca este
tema aunque, reconozcamos, desde un ángulo más contundente en su conclusión.
Conviene leer el texto de tres versos completo porque contienen, en su contexto, una
serie de aspectos íntimamente ligados con lo estructural.
Apocalipsis 16:12-14 dice: El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río
Éufrates; y el agua de éste se secó, para que estuviese preparado el camino a los
reyes del oriente. Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la
boca del falso profeta, (Esta es la trinidad satánica: Satanás, su diablo y su ministro)
tres espíritus inmundos a manera de ranas; pues son espíritus de demonios, que
hacen señales…

(¿Qué significan las señales? La palabra usada aquí es la palabra griega


SEMEION, a la que podemos comparativamente colocar conjuntamente con:
“semiología”, “semiótico”, “semáforo”. Es una señal, una marca, una prueba. Se utiliza
para distinguir entre personas u objetos, para denotar una advertencia o admonición,
como un presagio que pronostica acontecimientos futuros, para describir milagros y
maravillas, que son alteraciones del orden natural, sea atribuido a la autoridad divina o
a falsos maestros o demonios.

Recuerde: nuestra enorme “hambre” de milagros, puede llevarnos a aceptarlos


hasta de los propios demonios. No todo lo sobrenatural proviene de Dios. Satanás
también es sobrenatural.)

Como cierre, muy bien podemos utilizar el texto donde Pablo advierte y exhorta
sobre esto. Allí, en el capítulo 20 y desde el verso 25 al 31, el apóstol expresa: Y
ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado
predicando el reino de Dios, verás más mi rostro. Por tanto, yo os protesto en el día de
hoy, que estoy limpio de la sangre de todos, porque no he rehuido anunciaros todo el
consejo de Dios.

Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os
ha puesto por obispos, para apacentar la Iglesia del Señor, la cual él ganó por su
propia sangre. Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros
lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos (Del seno de
nuestras propias organizaciones, no desde el mundo exterior) se levantarán hombres
que hablen cosas perversas (Torcidas) para arrastrar tras sí a los discípulos. Por tanto,
velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar
con lágrimas a cada uno.

Este texto, observe con suma atención, no está dirigido de ninguna manera a
aquellos que no tienen responsabilidades ni incidencia en el seno de las
congregaciones. Está directamente apuntado a lo que llamamos “liderazgo”.

Mejor dicho: al falso liderazgo, que es aquel que deja en evidencia estar más
interesados en ellos mismos, en su estabilidad financiera, en su prestigio personal o
denominacional, que en cuidar su rebaño. De los que tratan de que la gente los siga,
en lugar de enseñarles que sigan a Cristo.

De aquellos que buscan resultados rápidos que no requieran demasiados


sacrificios. ¿Conoce usted a personas así? Tenga cuidado. Oiga, acepte, crea y ponga
por obra lo que en definitiva es el Mandamiento Nº 20: No creerle a toda palabra
“ministerial”.
*5 $ % % 6, 7 5 $ , ,$8 $ KC L

entro de los mandamientos que Jesús le dejó a la naciente iglesia, hay


uno que se transformó en lo que nosotros llamaríamos un verdadero “clásico”. Porque
encierra en su profundidad conceptual una fuerza propia que lo identifica con todos los
demás y con todo el contexto global del evangelio.

El texto que sigue, contiene a ese principio básico que, por ser mal entendido,
mal interpretado y mal evaluado, ha producido obviamente mala enseñanza y
confusión dentro del pueblo de Dios.

(Mateo 7: 16 )= Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los
espinos, o higos de los abrojos?

(17) Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.

(18) No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos
buenos.

(19) Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.

(20) Así que, por sus frutos los conoceréis.

En primer término, creo que debo puntualizarle lo más importante que se


resume de esta enseñanza: de ninguna manera habrá que considerar como buen o
mal fruto, la cantidad de personas a las cuales usted les haya predicado el evangelio
o, en su peor expresión, la cantidad de personas nuevas que usted ha llevado a su
congregación.

Eso es de un facilismo y un simplismo tan bastardo que ha terminado por


limitar nuestra calidad y estilo de vida de creyentes, a un simple número de miembros
más o menos en cierta y determinada iglesia local de cualquier punto del planeta. Un
dislate total. Una verdadera falta de respeto a la Palabra de Dios. Casi una herejía.

El apóstol Santiago, en su carta, hace un recordatorio concreto y específico de


este lineamiento, utilizando para ello las figuras de la vid y la higuera, con relación a su
enseñanza advirtiendo sobre los peligros de nuestra lengua, ya que en el capítulo 3 y
verso 12 podemos leer: Hermanos míos, ¿Puede acaso la higuera producir aceitunas,
o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y agua dulce.

Es menester que comprendamos que los frutos de la vida y el trabajo de un


individuo son un mejor indicador de las motivaciones personales que las apariencias o
las declaraciones. Porque, en primer término, nuestro comportamiento, implica directa
y sencillamente cuál es nuestra verdadera relación con Jesús.

No hablo de cómo se comprota usted durante los cultos en el templo de su


iglesia, hablo de su conducta fuera de todo el ambiente evangélico, allí donde
aparentemente, nadie lo observa ni se entera de sus actos.

Entonces, ¿Cuáles son esos frutos de los que se está hablando aquí? No
alcanzarían mil estudios para mencionarlos. Pero me voy a quedar como ejemplo
básico, con una parte del carácter de Jesús, otra parte de la conducta de Jesús y una
parte final para el poder de Jesús.

¡Pero hermano! ¡Él era el Hijo de Dios! ¡¡Basta!! ¡No sea religioso misticista!
Jesús era Dios, - en efecto -, pero encarnado en un hombre, un hombre como usted o
como yo, o como usted, hermana en Cristo, porque aquí no se trata de género
humano sino de globalidad genérica.

Y como hombre, tenía las mismas obligaciones y derechos que tenemos


nosotros, como auténticos hijos de Dios por aceptación de Él, según lo expresa
sabiamente Juan. ¿Entonces?

Entonces Él nos está diciendo que sí se puede, que cuando decimos que Él
era una cosa y nosotros otra muy distinta, solamente estamos dándole toda la gloria a
Satanás, ya que le decimos que está haciendo lo suyo muy bien y que nos tiene
derrotados y sin salida.

Nos está diciendo que usted no puede ser una clase de persona en el templo
de su iglesia y otra diametralmente opuesta durante la semana, en su casa, con su
familia o en su trabajo o la escuela. Usted es un hijo de Dios en todo momento de
todos sus momentos.

Hasta cuando está haciendo el amor con su esposa usted no deja de ser un
hijo de Dios, ¿Lo entiende? ¿Cómo dice? ¿Qué le parece inoportuno mezclar el sexo
con las cosas santas? ¿Y qué cree usted que es la sexualidad? ¿Algo sucio, puesto
como por obligación en nuestros cuerpos? No mi amigo; sucio es lo que el diablo ha
logrado pervirtiéndolo.

Porque Dios lo hizo limpio, lo hizo sano y lo hizo bueno en gran manera.
“Claro…para la procreación…” Por favor; no crea más esa mentira romana. Si el sexo
fuera solamente para procrear y no para disfrutarlo, dentro del matrimonio, como
bueno en gran manera: ¿Me puede explicar por qué el Dios Todopoderoso, Creador,
Majestuoso y Justo por sobre toda Justicia, hizo a la mujer con un solo día fértil, con
un solo día en el que ovula y está apta para la fecundación?

¿Se equivocó Dios y armó todo este lío? No. Dios no se equivocó y este no es
ningún lío. Sólo hay que evaluarlo y adoptarlo conforme a como Él lo pensó y no como
a nuestras carnalidades pecaminosas les parece.

Fruto bueno es también la calidad de su conducta pública. No estoy hablando


de cómo se lleva con su pastor o con sus hermanos, estoy hablando de cómo es su
relación cotidiana con sus compañeros de trabajo, con sus vecinos de barrio o zona de
residencia, con sus compañeros de estudios o con quien quiera que tome contacto con
usted.
No son pocos los que parecen absolutamente confiables en sus
congregaciones, hasta el punto de ser elegidos ministros de finanzas, y luego nos
enteramos que tienen un record de fraudes y estafas en el ámbito comercial o
empresarial en el que se mueven. Frutos. Y finalmente, poder ser canales manifiestos
del poder de Dios.

Porque Dios protege su gloria, y a pesar de muchas imitaciones satánicas que


andan dando vueltas por allí, tenga la certeza de que Dios jamás daría a alguien que
no le honra, la posibilidad de ser portador de una parte aunque sea pequeña de su
gloria. Por lo tanto, este es el máximo, el clásico y el más difundido de todos los
mandamientos, el Mandamiento Nº 21: Mostrar fruto bueno para glorificar al árbol
del cual provenimos.

(Mateo 7: 21)= No todo el que me dice Señor, Señor, entrará en el reino de los
cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

(22) Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿No profetizamos en tu


nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos
milagros?

(23) Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de


maldad.

Jesús, si usted se fija con cuidado, está alertándonos en contra del


autoengaño. Contra una mera profesión verbal de fe, pero sin obediencia a la voluntad
de Dios. ¿Pero es que hay cristianos así?

Si que los hay. Y no se imagina cuantos, lamentablemente. Y lo peor del caso,


es que es muy posible que una persona que se engaña a sí misma, pueda estar
ejerciendo un ministerio espectacular, usando la indudable autoridad de las escrituras
y el imbatible nombre de Jesús, sin caminar por la senda de un discipulado obediente.

Sé que me va a decir que esto es mucho menos probable que exista, pero se
equivoca. Y no es ninguna novedad para Pablo, por ejemplo, que hace mucho tiempo
que escribió que temía que habiendo sido heraldo para los demás, él mismo fuera
eliminado.

Si tiene memoria recordará el intento, (En este caso fracasado), que hicieron
aquellos judíos, exorcistas ambulantes, que intentaron invocar el nombre del Señor
Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: …Os conjuro por Jesús, el que
predica Pablo…

La autoridad de invocar el nombre del Señor Jesús, ha sido concedida


únicamente a los creyentes. El nombre de Jesús, de ninguna manera puede utilizarse
como una cosa mágica para lograr buenos o malos resultados. No existe ninguna
garantía de poder cuando se pronuncia por capricho, particularmente en una situación
en que se realiza alguna actividad religiosa formal.

Sin embargo, cuando se invoca con fe en el poder del Espíritu Santo, puede
esperarse que se manifieste su potencia y su gloria. Inherente al nombre de Jesús no
está solamente su autoridad, sino la plenitud de su naturaleza y carácter. Así,
cualquier oración ofrecida, o ministerio iniciado en el nombre de Jesús, debe estar de
acuerdo con su ser y propósitos.
En la carta a los Romanos, a propósito de estos conceptos declamatorios,
Pablo escribe en 2:13: …porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino
los hacedores de la ley serán justificados…

Es decir que, el repetir varias veces el nombre de Jesús, no nos asegura


absolutamente nada. Hay gente que al orar, cada tres palabras dice “señor”, pero no
es como reconocimiento a la autoridad y al poder de su nombre, son una simple manía
verbal adquirida por el evangélico ejercicio de orar en público.

Además, lo que Pablo da a entender debidamente aquí, es que tanto los judíos
como los gentiles están bajo el juicio de Dios. Pero se diferencian unos de los otros en
que los judíos poseen la Ley, mientras los gentiles no, aunque por naturaleza cumplen
con algunas cosas estipuladas por la ley.

Dios ha dado a todas las personas desde la creación del género humano, el
instinto moral, aunque el continuo reincidir en el pecado o una cultura que lo tolera
puede distorsionarlo. El caso es que esta gente será juzgada de acuerdo con la
revelación que haya recibido. La norma para el juicio de los judíos será la Ley escrita;
en el caso de los paganos, lo será la ley no escrita de la conciencia y la naturaleza.

La salvación es la que induce al servicio. Es engañoso creer que el interés de


Dios en que la gente asista a la iglesia es meramente que escuchen la Palabra, en
lugar de experimentar una transformación de sus vidas que luego se traduzca en sus
ministerios. Todo esto origina lo que es el Mandamiento Nº 22: Más que repetir el
nombre de Jesús, creer en su poder.

(Mateo 7: 24)= Cualquiera, pues, que oye estas palabras, y las hace, le
compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.

(25) Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra


aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.

(26) Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a
un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; (27) y descendió lluvia, y
vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue
grande su ruina.

(28) Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su


doctrina; (29) porque le enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.

Esta parábola de los constructores prudentes e insensatos, sirve como


conclusión del Sermón del Monte, e ilustra la absoluta necesidad de cumplir la
voluntad de Dios; esto es, con lo que Dios nos ha dicho que hagamos.

El texto da un ejemplo de construcción directamente emparentado con un


símbolo claro y preciso en la figura de Jesucristo. Él es la Roca, así lo dice la Palabra,
y solamente una vida fundamentada en Él puede soportar cualquier inclemencia que
no es precisamente climática, sino relacionada con alguna crisis.

Sólo una duda: ¿Qué con la Arena? ¿Por qué el modelo de la Arena, pese a
que en otro texto se habla de la Tierra? Porque en el caso de la Tierra, lo que nos está
diciendo, es que no podemos fundamentar nuestra casa, que es nuestra vida, en
nuestra carnalidad, eso es el polvo de la Tierra.
Mientras que la Arena, que químicamente es una mezcla de pequeñas
partículas de roca mezcladas con Tierra, implican la manía de tantos supuestos
cristianos que intentan vivir una vida espiritual tomando una pequeña porción de Cristo
y mezclándola con su carnalidad. No funciona.

Porque Jesús, que estructuralmente no era nadie, tenía una autoridad que
emanaba de su vida misma, no de los cargos eclesiásticos que tuviera. Por eso es que
se maravillaban de su doctrina y no les parecía en absoluto similar a los clásicos
religiosos de la época llamados escribas. Aquí es donde se inscribe y se escribe el
Mandamiento Nº 23: Si nuestro fundamento no es Cristo, lo nuestro no es
cristianismo.

(Mateo 8: 18)= Viéndose Jesús rodeado de mucha gente, mandó pasar al otro
lado.

(19) Y vino un escriba y le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas.

(20) Jesús le dijo: Las zorras tienen guarida, y las aves del cielo nidos; más el
Hijo del Hombre no tiene donde recostar su cabeza.

(21) Otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y
entierre a mi padre.

(22) Jesús le dijo: Sígueme, deja que los muertos entierren a sus muertos.

Lo primero que habrá que tener en cuenta aquí, es que quien se acerca
ofreciéndose para seguirle, es un escriba, esto es: un religioso. Un hombre
acostumbrado a obedecer a líderes preestablecidos sin más costo que el de su
obsecuencia.

Jesús, en dos palabras, le deja en clara evidencia que su óptica para las cosas
de Dios, tiene un derrotero totalmente diferente al de los sacerdotes, fariseos,
conductores de la única iglesia organizada de ese tiempo.

La otra cosa para tener en cuenta es que, como toda persona acostumbrada a
sacar ventajas de los estamentos considerados importantes, este escriba llegó a la
presencia de Jesús váyase a saber mediante qué estratagemas, ya que en el primer
verso se nos dice que al verse rodeado de mucha gente, (Quizás demasiada para el
gusto por el perfil bajo que tenía Jesús) Él mandó pasar al otro lado. Y es a ese otro
lado, no se sabe ni se dice mediante qué estrategia, que llega este religioso a ofrecer
sus servicios.

Lo que Mateo está haciendo aquí, es relatar dos severas enseñanzas que
ilustran la verdadera exigencia del también verdadero y genuino discipulado, que no es
como muchos han pretendido enseñarnos, una simple cuestión de sujeción pastoral.

Ese principio, en todo caso, era el que traía en sus alforjas el escriba, pero
Jesús le dejó bien en claro que la cosa iba mucho más allá. Porque es notorio que
Jesús no tiene en cuenta en absoluto el fervor momentáneo, que casi siempre es mero
producto de alguna clase de impacto emocional.

¿Nunca le ocurrió que en el marco de una buena reunión, con el fervor


altamente desatado, el pastor hace un llamado, - por ejemplo -, para ir a trabajar con
los enfermos de SIDA en un hospital y usted levanta la mano sin pensarlo dos veces y
luego, cuando ya todo está consumado, empieza a sentir que se le fue la mano con su
amor al servicio?

Lo de los muertos, mientras tanto, tiene que ver con una de las excusas más
frecuentes en los hombres que de alguna manera intentan sacarle el cuerpo al
servicio: sus obligaciones familiares. Por un lado, Jesús le está diciendo a este hombre
con toda claridad que así tuviera que asistir al sepelio de su padre, ese no sería
obstáculo para dejar de cumplir con la voluntad de Dios.

Pero con la profundidad que siempre manifiesta el evangelio en todo su


contexto, está en paralelo la otra visión, la que habla de que es menester que los
creyentes se ocupen de las cosas espiritualmente vivas, y posterguen a un segundo
plano todo aquello que provenga del sitio donde viven los espiritualmente muertos. He
aquí, entonces, el Mandamiento Nº 24: Dejar que los muertos entierren a sus
muertos.

(Mateo 9: 9)= Pasando Jesús de allí (Del sitio en el que había sanado a un
paralítico), vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los
tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió.

Está bien; no tiene mayor incidencia teológica y ni siquiera espiritual como para
convertirse en parte de la doctrina cristiana, pero por favor le pido que en un ejercicio
de imaginación, trate de recrear la escena que se relata aquí para que halle,
inmediatamente, un trasfondo espiritual de alto voltaje.

Un hombre importante, cobrador de impuestos, económicamente consolidado,


sin más necesidades que las comunes de lo que hoy sería una clase media alta, y
acostumbrado a ser obedecido antes que a obedecer él, que a lo sumo respondería
ante uno o dos superiores.

De pronto pasa a su lado un hombre vulgar, común, sin mayor importancia que
la que podría tener alguien que está siendo seguido por alguna gente. Y sin mediar
mayor conversación, sólo lo mira y le dice: Sígueme.

No se lo pide por favor, ni trata de convencerlo de las bondades de seguirlo, ni


tampoco le explica qué es lo que anda haciendo. Le da una orden concreta, específica
y – le diría – hasta cortante, sin espacio para la réplica.

Y si esto es altamente curioso, novedoso para la época y los protagonistas, lo


que quiero dejarle como impacto espiritual – porque otra razón jamás le
encontraremos -, es la inmediata reacción de Mateo: seguirlo sin dudar, sin protestar y
sin preguntar nada.

Algo así como decir: “No sé de qué se trata esto, pero tengo la certeza que
viene de parte de Dios y no puedo dudar ni dejar de obedecer.” Cuidado: Mateo no era
un religioso, pero conocía al Dios de los hebreos.

(10) Y aconteció que estando él sentado a la mesa en la casa, (De Mateo), he


aquí muchos publicanos y pecadores, que habían venido, (Pregunto: ¿Quién los
invitó?) se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos. (He aquí algo
que no siempre se tiene en cuenta a la hora de recrear este episodio: los discípulos no
habían sido dejado de lado por Jesús, estaban con Él, sentados a la misma mesa,
aunque – no caben dudas -, con un montón de prejuicios)
(11) Cuando vieron esto los fariseos, (¿Cómo es que los fariseos vieron esto?
Porque estaban allí. ¿Y como es que estaban justamente allí? No por casualidad;
seguían a corta distancia todas las cosas que Jesús hacía. Lejos de hacerlo para
aprender, lo hacían parea ver si lo pescaban en alguna cosa apta como para
acusarlo.), dijeron a los discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos
y pecadores? (Algo muy claro: los fariseos tenían muy en cuenta el no rozarse siquiera
con gente con mal predicamento, pero no tenían la valentía de preguntárselo a Jesús)

(12) Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino
los enfermos. (Esto, si bien es una parábola, deja entender que el hecho de ser
pecador, incrédulo e impío es, en alguna medida, una enfermedad que puede y debe
ser sanada.)

(13) Id, pues, y aprended lo que significa: misericordia quiero, y no sacrificio.


Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.

No está escrita en este texto la primera de las tres palabras básicas que
rodearon el ministerio terrenal de Jesús: Ven. Pero sí está en el versículo 9 la
segunda, que es Sígueme, para concluir en este verso 13 con la última que, de alguna
manera, es la habilitación divina para nuestro propio servicio: Id.

Usted mismo, seguramente, un día recibió el llamado de amor de Jesús


cuando andaba, seguramente, en la tiniebla mugrienta de una vida en pecado y sin
esperanzas. Fue inmediatamente cuando Él, consciente de todas sus dudas,
pronunció a sus oídos y en exclusiva para usted, la segunda.

Mi pregunta, es: ¿Ya ha oído la tercera? Y si la ha oído, ¿Qué está esperando


para obedecerla al igual que las demás? “Es que…hermano…mi pastor todavía no me
autoriza a… ¡¡¡Basta!!! Para salir a contarle al mundo lo grandioso que Jesucristo ha
hecho en nuestras vidas, no sólo no necesitamos la autorización de hombre alguno,
sino que no existe una Biblia que diga que eso es así. ¡Ya tiene el mandato!

Al mantener contactos públicos con pecadores conocidos, Jesús desafió los


convencionalismos sociales, en tanto demostraba su autoridad sobre las tradiciones
humanas que desestimaban las leyes de Dios.

Por otra parte, Jesús se comparaba a sí mismo con un médico que concurre
adonde más se lo necesita. Es tan absurdo que Jesús se rehúse a tratar con
pecadores públicamente reconocidos, como que un médico se niegue a tratar a un
enfermo, sea por la causa que sea. Sé perfectamente lo que está pensando usted en
este momento.

“¡Pero hermano! ¡Está lleno de malos médicos que, porque al enfermo le falta
la identificación que lo acredita como socio de alguna obra social prepaga o alguna
obra social que le cubra sus atenciones, directamente lo dejan abandonado a su
suerte sin atenderlo!

Sí señor, es cierto; los hay y, - lamentablemente -, en demasiada cantidad.


Pero cuidado, también hay una enorme parte de la Iglesia que, con tal de mantener su
prestigio social de entidad seria y responsable, colocan estratégicamente de porteros a
personas con alguna clase de experiencia en fuerzas seculares de seguridad (Sólo
faltan que estén armados), sin otra misión que no permitirle ingresar a los templos a:
muchachos sucios, drogadictos, con el cabello cortado al estilo punk, con ropajes
“heavy”, alcoholizados o con claros amaneramientos homosexuales, y a jóvenes
mujeres con las mismas expresiones, a las que podría sumársele alguna ropa
demasiado atrevida que delata su condición de trabajadora sexual callejera. En suma:
pecadores.

Pregunto: ¿Si los pecadores ven prohibido sus ingresos a los templos que se
dicen adoradores del Dios de todo amor, adonde se supone que vana ir a intentar salir
de su mugriento estado?

Este texto que hemos leído, no sólo nos muestra que tal actitud por parte
nuestra no está moralmente bien, sino que incluso, nos asegura que nos estamos
manejando de un modo antibíblico, aunque queramos argumentarlo con fundamentos
basados en esa moralidad declamada. Ellos están enfermos y buscan sanarse.

Nosotros tenemos la representación oficial y legal del mejor médico del


universo. ¿Y nos atreveremos a negarles la atención, sólo porque no tienen ninguna
credencial que nos permita mostrarles a los vecinos para que no hablen mal de
nosotros?

A Jesús, es más que evidente, no le importó un rábano que los vecinos, (Que
en este caso eran los líderes de la Iglesia), pensaran mal de Él. Él vino a hacer una
tarea y no habría nadie que se lo pudiera impedir.

La respuesta de Jesús, finalmente, tiene que ver con la Palabra de Dios más
antigua, la única que Jesús conocía, ya que a la restante la estaban escribiendo Él y
sus discípulos. En Oseas 6:6 dice: …Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y
conocimiento de Dios (Que no es estudio intelectual y sistemático, sino Intimidad), más
que holocaustos…

No es el único. Miqueas 6: 6-8, consigna: …¿Con qué me presentaré ante


Jehová, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con
becerros de un año? ¿Se agradará Jehová de millares de carneros, o de diez mil
arroyos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por
el pecado de mi alma? Oh, hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide
Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios…

¿Es necesario algo más para encontrar ese estilo de vida que nos identificará
como “Cristianos”? Sí. Tener muy en cuenta lo que es el Mandamiento Nº 25:
Misericordia quiero, y no Sacrificios.
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E . #

s bastante notorio que nuestras costumbres, tradiciones y hasta rituales


han sobrepasado largamente al sentir real y genuino que espiritualmente
experimentamos para con nuestro Dios. Seguimos insistiendo, pese a que ya se nos
ha enseñado y predicado cientos de veces, en que es más importante el verbo
HACER que el verbo SER. Y Dios, - debo decirle -, tiene otra óptica del asunto.

Por eso hablamos de misericordia, por eso hablamos de amor, por eso
hablamos de compasión. Son elementos que Dios utiliza permanentemente, pero que
en nuestras almas impuras no siempre se expresan como se debe. En lugar de ello,
buscamos taparlos con hechos concretos que, por mejor intencionados que sean, no
siempre llevan al mejor resultado.

(Mateo 9: 14)= Entonces vinieron a él los discípulos de Juan, diciendo: ¿Por


qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan?

(15) Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas tener luto entre
tanto que el esposo está con ellos? Pero vendrán días cuando el esposo les será
quitado, y entonces ayunarán.

Vale la pena aclarar en este punto, que el ayuno sugería luto, pero la presencia
de Jesús junto a sus discípulos, que inaugura de alguna manera el Reino de los
Cielos, era una ocasión de gozosa celebración, tal como ocurre en cualquier banquete
de bodas. La respuesta de Jesús está demostrando, asimismo, el error del ayuno
tradicional, que falla totalmente en discernir las específicas orientaciones de Dios.

(16) Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo, porque tal remiendo
tira del vestido, y se hace peor la rotura.

(17) NI echan vino nuevo en odres viejos; de otra manea los odres se rompen,
y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres
nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente.

La respuesta de Jesús a la cuestión del ayuno muestra su autoridad sobre las


prácticas religiosas y, al mismo tiempo, revela el carácter de las relaciones entre el
cristianismo y el judaísmo. Las viejas formas del judaísmo no podrían jamás contener
la frescura espiritual del evangelio.

La gracia no puede ser esparcida o introducida en el sistema del legalismo


hebreo. En lugar de remendar un frágil, desgastado y obsoleto sistema, Jesús vino a
ofrecer una vida nueva, basada en la fe.

No cabe ninguna duda, a la vista de los hechos cotidianos que suceden en


cualquier punto del planeta, que este es un tiempo muy similar al que se relata en esta
historia. Las tradiciones y costumbres tan arraigadas que la iglesia evangélica
sostiene, ya no pueden albergar la frescura de lo que Dios está haciendo hoy con su
pueblo.

Por eso es que quienes hemos recibido una Palabra fresca y no hemos
vacilado en llevársela al pueblo, resultamos tan singulares, tan “raros” y, en algunos
casos, hasta tan…locos. Es que sencillamente tenemos la autoridad que sólo da el
Espíritu Santo para batallar contra toda una estructura armada en base a tradiciones,
costumbres y políticas religiosas.

A muchos pastores de este tiempo les encantaría poder apropiarse de esa


autoridad y de esa llegada, con el fin de encaminarla hacia los horizontes que se han
trazado para su propia conveniencia. Pero no pueden, no es posible. ¿Sabe por qué?
Por lo que significa aquí el Mandamiento Nº 26: No se puede echar vino nuevo en
odres viejos.

(Mateo 9: 35)= Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las
sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y
toda dolencia en el pueblo.

(36) Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban


desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.

(37) Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los
obreros pocos.

(38) Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.

En primer término, deberemos consignar que este pequeño trozo escrito por
Mateo, resume de manera completa y casi brillante el ministerio de Jesús en Galilea y
la comisión que Él dio a sus discípulos.

Porque, - se nos dice -, Él recorría todas las ciudades. No algunas, no las que
lo recibían mejor; todas. Y allí a qué se dedicaba. A las dos cosas que los hijos de
Dios todavía deberían dedicarse hoy: enseñar en la iglesia y predicar en el mundo.

Allí, en ese mundo impío, incrédulo y pecador será donde los milagros de
sanidad serán más notorios. ¿Por qué? Porque ese mundo necesita que algo o
alguien toquen sus vidas en lo más profundo para poder creer. La iglesia no necesita
de eso, ya que debe vivir por la fe sin necesidad de ver. Eso no inhibe los milagros en
la iglesia, pero no podrán ser estos el motivo de asistencia.

Hagamos una encuesta entre los cristianos que cada domingo concurren a un
templo, y veremos con asombro su resultado. Un ochenta por ciento de ellos, por lo
menos, asiste en búsqueda de solución par sus necesidades personales, mientas que
el resto lo hace para adorar en espíritu y en verdad.

¿Y qué se le está enseñando a ese pueblo desde los púlpitos? Exactamente


eso: que deben venir a buscar esas soluciones, y que incluso, el pastor es el único
“capacitado” para orar por esas necesidades con probabilidades de éxito. Dios jamás
pensó ni enseñó eso. El hombre lo implementó buscando su propia conveniencia, o la
solución de sus propias necesidades.

Dice, además, que sintió compasión por las multitudes porque las vio
desamparadas y dispersas “como ovejas que no tienen pastor”. Nominalmente, hoy,
cada oveja de cada redil tiene un pastor, pero lo que se observa mayoritariamente, es
exactamente lo mismo: desamparo y dispersión.

De allí que una vez más, la necesidad de verdaderos y genuinos obreros, por
encima de gente designada por amiguismos u otros acomodos eclesiásticos, es más
que evidente porque, una vez más, la mies supera a la mano de obra espiritual.

Eso nos lleva inexorablemente a la misma conclusión que dio a conocer Jesús
cuando Él pudo observar esta alternativa. Allí, con un simple pedido, pronunció lo que,
estimamos, es el Mandamiento Nº 27: Rogar al Señor de la mies, que envíe
obreros a su mies.

Hay dos palabras que se parecen bastante en sus pronunciaciones fonéticas


que, de alguna manera, constituyen la base sustancial del evangelio de Jesucristo.
Esas palabras son: Visión y Misión. Ambas, curiosamente, comenzaron con los
mismos protagonistas: aquellos doce…

(Mateo 10: 5)= A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por
camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis. (6) sino id antes
a las ovejas perdidas de la casa de Israel.

Los doce a quienes aquí se hace referencia, son mencionados en el pasaje


anterior. Simón Pedro, Andrés. Jacobo, Juan, Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo, otro
Jacobo, (hijo de Alfeo), Tadeo, Simón el cananista y Judas Iscariote.

En cuanto a lo de “ovejas perdidas”, los antecedentes del Antiguo Testamento,


a partir de lo que podemos leer en el capítulo 34 del libro del Éxodo, indican que todo
Israel estaba disperso como ovejas. El ministerio de Jesús se dirigió primero a los
judíos.

Tiempo de Victoria nació, específica y precisamente como una prolongación


de esta clase de ministerio pero para este tiempo: apuntar sus enseñanzas al pueblo,
mucho antes que para el mundo que aún no conoce a Jesús. Otra vez una reiteración
de aquello.

(7) Y yendo, predicad, diciendo: el Reino de los cielos se ha acercado.

Este es el evangelio de Jesucristo. Todo lo demás que los hombres hemos


inventado intentado “mejorarlo”, en muchos casos, no ha conseguido otra cosa que
confundirlo, mezclarlo y minimizarlo en su calidad y cualidad. El evangelio implica
presentar al Reino de los Cielos. Juan el Bautista, le recuerdo, predicó este mismo
mensaje.

Si usted hoy se planta frente a alguien que aún no conoce a Dios y le dice
estas mismas palabras, seguramente recibirá una inmediata respuesta: “¿Ah, sí? ¿Y
adónde está ese reino, si es que puedo saberlo? Allí será el tiempo donde usted
deberá decir: míreme: yo lo represento. ¿Está preparado?

(8) Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera


demonios, de gracia recibisteis, dad de gracia.

Los discípulos habían recibido gratuitamente la autoridad para echar fuera los
demonios y sanar, y debían realizar esta obra de Jesús sin exigir nada a cambio. Esa
fue la idea ministerial en el principio. ¿Quiere decirme quien y bajo que circunstancias
la modificó?

Primero, haciéndole creer a muchos hermanos fieles y sinceros, que sanar


enfermos, echar fuera demonios y demás cosas, fueron asuntos del pasado, y que hoy
ya ha sido alejado de todo movimiento espiritual. ¿Quién dijo eso? ¡Ni hablar de una
resurrección!

A otros, que creen mucho más que los anteriores en todas estas cosas, se les
ha convencido que, si desean sanar enfermos y echar fuera demonios (otra vez: no
hablemos de resurrecciones) deberán “capacitarse” en prestigiosos seminarios que
preparan a los hermanitos para esa tarea.

¿Nadie va a salir a decirles a estos impíos, corruptos y aprovechadores de


circunstancias, que Dios ha dicho otra cosa, que cualquiera de sus hijos que esté en
obediencia y santidad puede ser un real sacerdote y ministro más que competente?
¿Hasta cuando serán engañadas y lastimadas las ovejas?

¿Cuánta gente está diezmando por obediencia? ¿Cuánta gente está


diezmando para apropiarse de la vieja promesa? ¿Cuánta gente está diezmando sin
ninguna de estas alternativas, sólo por temor a ser humillado? ¿Y cuantos están
diezmando como pago por “servicios” pastorales que deberían ser prodigados “de
gracia” porque, en suma, de gracia han sido recibidos?

(9) No os proveáis de oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos; (10) ni de alforja


para el camino, ni de dos túnicas, ni de calzado, ni de bordón; porque el obrero es
digno de su alimento.

Los discípulos, en este caso, desprovisto de bienes propios, debían confiar en


la provisión de Dios a través de la hospitalidad de otros. Es una forma que Dios usó
para enseñarles a confiar. Hoy, muchos cristianos pasan por situaciones similares,
pero eso no significa que debamos implementar el reparto de bienes como doctrina
contemporánea.

Hay lugares donde ello se ha propuesto como forma de “respeto” pro la


Palabra, pero en realidad se trata de una estratagema de aquellos que ingresan al
evangelio con el único fin de obtener alguna ganancia. Entonces proponen
“compartirlo todo” con gente que tiene con qué, mientas que ellos no tienen
absolutamente nada. Cuidado con estos abusadores.

Y con relación al trabajo de los obreros, verdaderamente ellos son dignos de su


sustento. Aquí se lo llama “alimento”, pero al mismo concepto, Pablo en su primera
carta a Timoteo, capítulo 5 y verso 18, lo denomina directamente salario.

Sin embargo, las rutinas evangélicas parecerían ser diametralmente opuestas,


ya que suelen pagarse sueldos a aquellos que cumplen trabajos medianamente
seculares dentro de las iglesias: (Limpieza, vigilancia, audio, etc.) y no a los que
trabajan para el Reino, a los que se les dice que: “Dios los prosperará” y que ellos
deben servirle sin esperar nada.

Una gran mayoría de estos fieles siervos que a veces dejan sus años, su salud
y hasta sus vidas dentro de las congregaciones, descubre cuando llegan a viejos, que
se han pasado toda una vida creyendo servir al Señor cuando en verdad, estuvieron
sirviendo al pastor…
Nosotros creemos que cuando un hombre o una mujer, sin esperar hacer
ningún buen negocio, se pone a trabajar auténticamente para el Señor, Él corre con
todos los gastos sin que esta persona tenga que pedirlo o hacer largos discursos
manipuladores para que alguien meta su mano en los bolsillos.

Y, finalmente, está la que de alguna manera es la mayor mentira corrupta que


se mueve dentro de los ambientes supuestamente cristianos. La enorme cantidad de
empresarios que pagan sueldos en negro, sin ninguna clase de blanqueos
correspondientes, disfrazándolos con el rótulo de “ofrendas de amor”…

(11) Mas en cualquier ciudad o aldea donde entréis, informaos quien en ella
sea digno, y posad allí hasta que salgáis.

(12) Y al entrar en la casa, saludadla.

(13) Y si la casa fuere digna, vuestra paz vendrá sobre ella; mas si no fuere
digna, vuestra paz se volverá a vosotros.

Si debo ser claro, este texto, aparentemente escrito bajo otras perspectivas,
destruye total y absolutamente el viejo cuento evangélico de la “cobertura”. Entre las
cosas que Dios dice que somos, nos llama “casas”, ¿Recuerda?

Si somos “casa” digna, la paz del discípulo que llegue en el nombre del Señor,
inundará nuestras vidas, pero si nuestra casa no tiene o ha perdido esa dignidad, esa
paz solamente beneficiará a ese siervo, pero nunca a nosotros.

Es mucha la gente que supone que, como quiera que se comporte, igualmente
estará a salvo por el simple hecho de estar en una buena iglesia con un excelente
pastor. No se engañe, por favor, le va la vida abundante de hoy y la eterna de mañana
en ello. Usted rendirá cuentas de sus actos, y nunca ha sido escrito que la santidad de
otros nos cubra lo suficiente como para vivir como se nos da la gana.

No se trata de avivar antiguas polémicas, pero si tenemos en cuenta que ellas


determinaron concretamente la conformación de nuevas denominaciones, resulta muy
visible que significan un motivo de división que solamente le conviene a una de las dos
partes en lucha espiritual. Y no es Dios.

He visto gente asustadísima por la posibilidad de que Dios los borre del libro de
la vida, “convertirse” oficial y formalmente, todos los domingos, en cada culto, en cada
reunión. En una ocasión predicando en una iglesia donde había bautismo, hice un
llamado y dos de los que se iban a bautizar pasaron para “aceptar a Jesucristo” (???)

Pero también he conocido a muchos que, llevando una vida desordenada y


hasta semi – pecaminosa durante toda una semana, entendían que la simple
aceptación de Cristo varios años atrás y la concurrencia dominical a la iglesia, les
garantizaba reinar con Cristo en la eternidad. (???)

(14) Y si alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salud de aquella


casa o ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies.

(15) De cierto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para
la tierra de Sodoma y de Gomorra que para aquella ciudad.

En este texto, Jesús instruye a sus discípulos sobre el alcance de su misión, la


sustancia de su mensaje, las obras que van a realizar, lo que han de llevar consigo, y
los procedimientos a emplear. Como un microcosmos de la iglesia, la misión de los
doce es un preludio a la futura misión de la iglesia, para extenderla más allá de la casa
de Israel hasta alcanzar una dimensión universal.

Este último versículo, asimismo, rompe con una de las enseñanzas mal
interpretadas y directamente falsas que podrían haber hecho cometer errores
gravísimos a más de un creyente desprevenido: la enseñanza de que el Dios
castigador, “no existe”.

Lo que en realidad no existe, es un Dios eminentemente, preponderantemente


y hasta única y prioritariamente castigador, que de alguna manera es el que ha
presentado el catolicismo romano. Pero es muy evidente y más que notorio que,
llegado el caso, Dios va a castigar y con suma severidad los pecados cometidos por
su pueblo.

No deberemos ni asombrarnos ni escandalizarnos del error de esa enseñanza,


ya que nosotros como iglesia evangélica, hemos cometido uno exactamente similar
aunque en otro orden. Hemos enseñado que Dios solamente es amor. Y Dios es, - en
efecto -, amor, pero lo es entre otras cualidades. Ya que también es justicia y fuego
consumidor.

Lo que sucede es que, como ningún pastor que se precie de tal es partidario de
ceder su púlpito y las predicaciones de domingo a alguien con otra palabra, la que
mayoritariamente hemos recibido proviene de pastores, que en el mejor de los casos,
tienen un corazón de amor. Llevados por este sentimiento, de hecho que el mensaje
no podía ser otro.

Por lo consiguiente, en todo el contexto de este relato ilustrativo y pleno en


instrucciones prácticas y concretas, encontramos lo que evaluamos como el
Mandamiento Nº 28: Tener muy en claro que somos gente con una Misión.

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s necesario establecer, antes de encarar el próximo tramo de estos


mandamientos dejados por Jesús a todos nosotros acompañando, - reitero -, pero
también sumando a los diez clásicos y legendarios ya conocidos, una diferencia entre
dos palabras muy utilizadas por la Biblia: enemigos y perseguidores.

Un enemigo es alguien que está enfrentado con nosotros por enormes y


abismales diferencias, ya sean ideológicas o de concepto. El enemigo del creyente, sin
dudas, es el mundo incrédulo, aquel al que Dios amó y al que nosotros también
debemos amar, pero con el cual tenemos que combatir porque será, indudablemente,
el más utilizado por el diablo para atacarnos.

Los perseguidores, mientras tanto, no son necesariamente enemigos


declarados. Mayoritariamente, el pueblo de Israel fue perseguido por los mismos
judíos. Un claro ejemplo es Jesús. A Él no lo persiguieron los romanos, incrédulos y
enemigos del cristianismo, sino los fariseos, que decían creer en el mismo Dios que
Jesús predicaba. Bajo esa óptica veamos lo que sigue.

(Mateo 10: 16)= He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed,
pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas.

Este texto ha sido tergiversado, (Así fuera con la mejor de las intenciones),
reemplazando este mandato de ser prudentes, lo cual es una condición que emana
de la paz del Espíritu, con la palabra astutos, que no sólo no es sinónimo, sino
sencillamente contrapuesta. La que era astuta, era la serpiente del huerto, la cual ya
todos sabemos de quien se trataba.

(17) Y guardaos de los hombres, porque os entregarán en los concilios, y en


sus sinagogas os azotarán; (18) y aún ante gobernadores y reyes seréis llevados por
causa de mí, para testimonio a ellos y a los gentiles.

De momento que nos deja claramente establecido que deberemos guardarnos


(Cuidarnos) de los hombres que pueden hacernos muchos males, lo más lógico
conforme a como nosotros vemos la iglesia, sería que esos hombres fueran parte del
mundo secular, incrédulo y pecador.

Sin embargo no es así en absoluto. Y no se trata de una interpretación


ocurrente o torcida por alguna clase de animosidad personal o sectorial. Se desprende
de lo que se nos está diciendo con total y meridiana claridad.
Porque dice que nos entregarán en los concilios. Piense: ¿Qué hombre del
mundo tendría la mínima posibilidad de tener alguna clase de influencia ante un
concilio religioso? Se trata de gente de adentro. Porque, agrega, que nos azotarán en
sus sinagogas. No dice en “las”, dice en “sus”. Esto fundamenta lo que antes
mencionaba con respecto a las persecuciones.

(19) Mas cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o qué hablaréis;


porque en aquella hora os será dado lo que debéis hablar.

(20) Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre
que habla en vosotros.

No se engañe ni trate de engañar a otros. Si le sucediera algo así a usted, lo


primero que va a experimentar, es la sublevación de la carne. Allí sentirá enormes
deseos casi homicidas por causa de su lógica indignación y, a la hora de hablar, su
boca destilará rayos y centellas.

Jesús sabía perfectamente esto porque Él mismo, en su naturaleza de carne,


lo sentía bullir en su interior. Pero el Espíritu Santo de Dios provee dominio propio, y
Jesús lo pone de manifiesto y en práctica a partir de esto que nos manda hacer a
nosotros.

(21) El hermano (¿Qué hermano?) entregará a la muerte al hermano, y el


padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los padres, y los harán morir.

(22) Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que


persevere hasta el fin, este será salvo.

Se ha enseñado, y acertadamente, claro está, que esta perseverancia de la


que aquí se habla, es la perseverancia en la fe. Pero sólo una duda: si la salvación
está asegurada inconmovible como muchos han enseñado, ¿Para qué deberíamos
perseverar con el fin de ser salvos? Y es más: ¿Contra qué deberíamos estar
perseverando?

Es cierto, cada uno podría dar aquí, decenas de respuestas lógicas, atinadas,
probables y diferentes. Pero sucede que la Biblia no es un compendio de hipótesis,
sino Palabra de Dios revelada por su Espíritu Santo, y como tal debemos verla,
aceptarla, creerla y ponerla por obra.

Y el contexto de lo que aquí venimos leyendo tiene que ver con la persecución
que tendremos por parte de falsos hermanos, falsos líderes y falsos cristianos. Eso me
dice a mí que, cuando se habla de perseverar, no puede estar desvinculado del resto.
Por lo tanto, usted deberá perseverar en su permanente batalla contra los que se
levantan par agredirlo desde dentro mismo de lo que llamamos globalmente: la iglesia.

(23) Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os


digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el
Hijo del Hombre.

Dice aquí que Jesús regresará junto a sus seguidores, antes que éstos
terminen de recorrer todas las ciudades de Israel. Este complejo versículo, ha sido
interpretado por los eruditos bíblicos de distintas maneras, lo cual nos está mostrando
que sin la garantía de una revelación del Espíritu.
Algunos lo ven como parte de su aparición en la Transfiguración, otros sobre el
día de Pentecostés, otros tantos en la destrucción de Jerusalén en el año 70 dc. (Para
juzgar) o en la Segunda Venida.

Todo es posible si lo medimos a partir de nuestra mente y de nuestra sabiduría


humana. También es posible que el más sencillo de los significados responda a estas
preguntas con una simple conclusión: Jesús esta sencillamente diciendo: “estaré con
ustedes más tarde”.

Yo, particularmente, soy muy respetuoso de aquellas escrituras que a Dios


todavía le place mantener “oscuras”, esto es: sin la luz reveladora que nos las haga
ver nítidamente. Lo que sí puedo asegurarte, que aquí no se habla de ciudades-
ciudades ni de un Israel nacional o geográfico.

(24) El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor.

(25) Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al


padre de familia llamaron Beelzebú, ¿Cuánto más a los de su casa?

Yo tengo mucho respeto por aquellos pastores que buscan denodadamente


instalar a sus congregaciones en la faz social de una ciudad, con el fin de resultarle
simpáticos a esa sociedad y aguardar, de ese modo, que ella alguna vez venga a
buscar de Dios a los templos. Los respeto, pero no comparto en absoluto la intención
por un simple motivo: Jesús nos dijo otra cosa muy distinta.

El hecho de que el propio Maestro haya sufrido el mismo rechazo y


persecución, debe alentar a aquellos discípulos que hoy puedan estar
experimentándola. Dice que Él fue llamado Beelzebú. Este era el dios filisteo de las
moscas, pero su nombre era utilizado por los judíos para referirse al diablo. Escuche:
los judíos eran sumamente ortodoxos y legalistas, pero en el diablo creían y se
cuidaban muy bien de él. ¿De donde sacamos nosotros esas doctrinas opuestas? Del
infierno.

(26) Así que no los temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser
manifestado, ni oculto, que no haya de saberse.

Esta palabra que aquí se traduce como TEMÁIS, es la palabra PHOBEO, y se


define como un pánico que se apodera de una persona y la hace correr o escapar;
estar alarmada, asustada, espantada, desmayada, llena de terror, intimidada, ansiosa
y aprehensiva. De PHOBEO deriva nuestra contemporánea y muy de moda: FOBIA.

Jesús insta a sus seguidores a no tener PHOBEO a los hombres, lo cual es


destructivo, sino a reverenciar o sentir temor de Dios, lo cual sí es constructivo.
Proverbios 29:25 se refiere al síndrome del temor cuando dice: El temor del hombre
pondrá lazo; mas el que confía en Jehová será exaltado.

En el marco del Nuevo testamento nos encontramos con una ampliación de


este mismo concepto, cuando leemos en 1 Juan 4:18, que…el perfecto amor, echa
fuera todo temor. Habla de Ágape, de carácter de hijo de Dios. Cuando se está lleno
del Espíritu de Dios, se pierde el temor.

Bien; aquí se nos dice que no temamos. ¿Por qué? Por una simple razón: no
hay nada encubierto que no haya de ser manifestado, ¿Lo entiende? Y además, por si
no alcanzara con esto, tampoco hay nada oculto que no haya de saberse. Esa es
nuestra tranquilidad. Y esa, al mismo tiempo, es la espada de justicia sobre la cabeza
de los corruptos.

Queda en claro, entonces, que aunque seamos perseguidos, nada nos


detendrá de realizar la pública proclamación del evangelio. Válido para sus discípulos
y válido para usted y para mí hoy mismo. Y fuente del Mandamiento Nº 29: No
rehuyan a las persecuciones.

(Mateo 10: 27)= Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que oís al
oído, proclamadlo desde las azoteas.

Vale aclarar estos modismos para no entender mal el mensaje. Proclamar


públicamente el evangelio es decirlo en la luz. Haberlo escuchado antes por parte de
Jesús en sentido reservado, es lo que aquí se llama tinieblas. Y lo de la azotea se dice
porque los anuncios públicos se hacían desde las azoteas.

(28) Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar;
temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.

Este mandato no es nuevo. Jesús, en todo caso, lo reglamenta de manera


formal, pero ya fue anticipado antes por aquellos que anticiparon todas las verdades:
los profetas. Dice Isaías en 8:12-13: No llaméis conspiración a todas las cosas que
este pueblo llama conspiración; ni temáis lo que ellos temen, ni tengáis miedo. A
Jehová de los ejércitos, a él santificad; sea él vuestro temor, y sea él vuestro miedo.

Fíjese que esta palabra que aquí se utiliza como TEMOR, es algo distinta a la
evaluada con anterioridad. Esta es la palabra MORAH y tiene que ver con un miedo
reverencial, terror, pavor. Un objeto o persona que infunde miedo, respeto o
reverencia.

MORAH deriva de YARE, que significa “tener miedo de”, “temer”, “reverenciar”.
MORAH aparece una docena de veces en el Antiguo Testamento. Génesis 9:2 nos
habla del temor y del espanto que los descendientes de Noé le inspirarían a todos los
animales después del diluvio.

El Señor también inspira temor, como en el Salmo 78:11. En este pasaje,


Isaías es amonestado para que jamás tema a las amenazas humanas, sino que sólo
Dios sea el objeto de su temor reverente. ¿Sabe algo? Hoy, esta palabra, tiene total y
absoluta vigencia.

(29) ¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae
a tierra sin vuestro Padre.

(30) Pues aún vuestros cabellos están todos contados. (¿Cuantas veces ha
oído predicar sobre este concepto? ¿Sabe cuanta menos corrupción habría dentro de
las congregaciones si todos sus miembros tuvieran bien en claro este asunto?)

(31) Así que, no temáis, más valéis vosotros que muchos pajarillos.

Es indudable. Ha sido escrito antes y ha sido reafirmado por Jesús. Y ambas


cosas han sido dichas porque se sabía perfectamente que iban a suceder. ¿No existe
alguien, allí, que en este mismo momento tiene miedo de lo que puedan hacerle en su
congregación sus propios líderes, sólo por no someterse a algo que no ve con
claridad?
Que se entienda, entonces, ya que ha sido dicho con la máxima claridad de la
que la Biblia puede ser capaz dentro de lo que son sus estructuras idiomáticas. Es el
Mandamiento Nº 30: No temer a los hombres que sólo pueden matar el cuerpo.

(Mateo 10: 32)= A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres,
yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos.

(33) Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le


negaré delante de mi Padre que está en los cielos.

Hay otros textos en la escritura que prácticamente están diciendo lo mismo.


Romanos 10:8-9, dice: Mas, ¿Qué dice? Cerca de ti está la palabra, en la boca y en tu
corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que
Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás
salvo.

Esto ha determinado, entre otras tradiciones costumbristas no centrales, la


creación de la famosa “oración del pecador”, que es la que hacemos hacer a aquellos
que manifiestan deseo por aceptar a Cristo como Salvador y señor de sus vidas.

¿Está mal, acaso, que la hagan? No. Pero no cuando quien la hace la está
creyendo. Porque aquí se especifica eso: que no es suficiente con decir algo en voz
alta, sino que para que tenga el efecto que se menciona al final, además de
expresarlo, hay que creerlo.

Esta palabra que se usa aquí como CREYERES, es la palabra PISTEUO, y


tiene que ver con la forma verbal de PISTIS (Fe). Significa “confiar en”, “tener fe en”,
“estar plenamente convencido de”, “reconocer, depender de alguien”.

PISTEUO es más que creer en las doctrinas de la iglesia o en artículos de fe.


Expresa dependencia y confianza personal que deviene en obediencia. El vocablo
implica sometimiento a la voluntad de Dios y una confesión positiva del señorío de
Jesús.

Pablo asegura aquí que la justicia que es por la fe no demanda mérito o


esfuerzo humano alguno. Cristo ya ha hecho lo necesario para nuestra salvación y lo
único que queda de nuestra parte, es confesarlo como cierto. La confesión oral, por
tanto, confirma y señala la creencia del corazón. Así es como funciona. Cualquier otra
imitación tiene un serio riesgo que puede imaginar.

Pablo, en su segunda carta a Timoteo, lo expresa de otro modo aunque con


similar contenido. En 2 Timoteo 2:12 él dice: Si sufrimos, también reinaremos con él; si
le negáremos, él también nos negará.

Observe que Pablo subraya aquí el principio espiritual del sufrimiento presente
seguido de la futura gloria, citando un antiguo himno o confesión de fe. Su propósito
era llamar a la valentía y a la resistencia, aún el martirio, en el servicio del Señor.

Y en el libro del Apocalipsis, finalmente, también hay un texto encargado de


corroborar esta esencia. Está en 3:5, donde se puede leer: El que venciere será
vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré
su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles.

Las vestiduras blancas de las cuales se está hablando aquí, son la expresión
de las túnicas de los considerados justos en Jesucristo, y por lo tanto de gozo
victorioso. Y el hecho de no borrar su nombre, reafirma la promesa del Señor. El libro
de la vida es el registro eterno de los redimidos por Dios.

Es más que notorio que Jesús no deja espacio alguno para lo que en ciertos
sitios se tiene como un “discipulado secreto”. Si somos luz y somos sal, es imposible
que nos mantengamos en oculto sin hacerle saber a la humanidad en qué creemos y
quienes somos.

Esto no significa andar por su lugar de trabajo, o su escuela, o el barrio donde


usted vive con una Biblia bajo su brazo gritando a los cuatro puntos cardinales que
Jesucristo es el Señor y que más les vale entregarse a Él o irse al infierno.

A esto lo hemos visto en muchas ocasiones en ilustraciones caricaturizadas del


antiguo oeste americano, con relación a los viejos predicadores del principio de siglo
que, es evidente, deben haber confundido las formas y los métodos atrayendo sobre
sí, más que fe y confianza, ridículo.

El hijo de Dios no ha sido redimido para hacer el ridículo. Ha sido salvo para
proclamar el poderío y señorío de Jesucristo en todo tiempo y lugar, siempre y cuando
el Espíritu no le muestre que debe mantenerse en silencio como les ocurriera en algún
momento a los discípulos en Asia.

Por lo tanto, en cada ocasión que alguien le confronte a usted en sus


convicciones, allí sí deberá subirse a un simbólico e imaginario púlpito y obedecer el
que sin ninguna duda se constituye en el Mandamiento Nº 31: Confesar a Cristo
para que Él nos confiese a nosotros.

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i le pregunto cual es el mal mayor que afronta la iglesia del Señor hoy día,
al margen de sus propias experiencias locales que seguramente las tendrá, coincidirá
conmigo en que es la falta total de unidad. La franca y abierta competencia en cada
congregación por captar un miembro más.

Esa falta de unidad, cuestión de la cual la Biblia nos habla con mucha claridad,
tiene una connotación más que evidente. Las profundas, amplias, históricas y
aparentemente irreconciliables divisiones que existen dentro del cuerpo.

Todos sabemos lo que significa tener una casa dividida, habitar en una casa
dividida o pertenecer a un reino dividido. Sencillamente, no se puede prevalecer. Es un
principio espiritual que muy difícilmente pueda ser modificado, hagan lo que hagan los
hombres al respecto, si es que no alteran sus conductas egoístas y mezquinas. Ese es
el punto del próximo mandamiento.

(Mateo 10: 34)= No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he
venido para traer paz, sino espada.

Dígame la verdad: ¿Usted lo ve a Jesús blandiendo una espada dispuesto a


cortarle la cabeza de un solo golpe a cualquiera que no coincida con sus
apreciaciones? ¿De eso es que está hablando? En absoluto. Esta espada es la peor
de todas las espadas dentro del ámbito espiritual: es la Palabra de Dios revelada. El
rhema santo.

¿Qué significa esto? Muy simple aunque en primera instancia no lo parezca:


que cuando aparece la palabra rhema de Dios, la revelación que el Espíritu Santo trae
al pueblo, en lugar de proporcionar paz, eso desencadena guerra. Guerra espiritual,
pero guerra al fin.

(35) Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la


hija contra su madre, y a la nuera contra la suegra; (36) y los enemigos del hombre
serán los de su casa.

¿Qué es la disensión? División, desacuerdo, opiniones distintas. En suma y


conforme a Gálatas 5, una obra de la carne que impide ingresar al Reino de los Cielos.
¿Qué una denominación íntegra ha hecho del disenso un valor espiritual? Allá los
hombres y sus interpretaciones. La Biblia no es lo que nosotros interpretamos, es lo
que Dios ha dicho.
Y Él nos está asegurando que la auténtica y genuina Palabra de Dios lo
primero que trae, es disenso. Discusiones, polémicas, debates, arduas peleas
dialécticas y, en suma, ningún beneficio. Todo lo contrario, Pueden verse
comprometidas familias enteras, lo que equivale a decir: congregaciones enteras.

Cuando alerta sobre los tremendos pecados del pueblo de Israel, el profeta
Miqueas ya lo anticipa a esto, tal cual lo podemos leer en el capítulo 7 de su libro, y en
los versos que van desde el 4 y hasta el 6 inclusive. Allí dice:

El mejor de ellos es como el espino; el más recto, como zarzal; el día de tu


castigo viene, el que anunciaron tus atalayas; ahora será su confusión. No creáis en
amigo, ni confíes en príncipe, de la que duerme a tu lado cuídate, no abras tu boca.
Porque el hijo deshonra al padre, la hija se levanta contra la madre y los enemigos del
hombre son los de su casa.

Siempre ha llamado mi atención en grado sumo esta aseveración de Dios,


tanto a través de sus profetas antiguos como del propio Jesús. Nos enseña y alerta
que nuestros enemigos, no están donde supuestamente los imaginamos, sino junto a
nosotros, prestos a dar un zarpazo de traición.

(37) El que ama a padre o a madre más que a mí, no es digno de mí; el que
ama a hijo o a hija más que a mí, no es digno de mí; (38) y el que no toma su cruz y
sigue en pos de mí, no es digno de mí.

(39) El que halla su vida la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la
hallará.

Tenga cuidado con lo que termina de leer. Jesús de ninguna manera ataca las
relaciones familiares. Lo que está mostrando aquí es que cualquier atadura terrenal,
por respetable que parezca, no importa lo íntima que sea, que impida la total entrega a
Dios, es considerada idolatría.

Convengamos que esta ley inexcusable, ha sido factor en más de una


oportunidad de serios inconvenientes familiares. Hay padres y madres que no han
podido entender la posición de sus hijos con respecto a esto. No entienden la
soberanía de Dios y siguen pensando en Él como en una simple figura decorativa
existente para recurrir a ella en caso de necesidad. Eso no es evangelio.

La cruz, mientras tanto, es un instrumento de muerte, de eso no caben dudas,


pero aquí está simbolizando nuestra disposición de ofrendar la vida si así fuera
necesario a Cristo. No implica, como muchos han enseñado, cargar con algún peso
anímico o dolencia física en particular. Esto es una doctrina del sufrimiento que,
obviamente, tampoco tiene que ver con nuestro Dios.

En suma: Lo que se nos está mostrando, es la prioridad absoluta por parte del
señor en toda nuestra vida, en cada uno de sus hechos, lo que nos deja con total y
meridiana claridad el Mandamiento Nº 32: No colocar absolutamente a nada ni a
nadie por delante de Jesucristo.

Mateo 10: 40)= El que a vosotros recibe, a mí me recibe; y el que me recibe a


mí, recibe al que me envió.

El principio judío de que el representante de una persona debía ser


considerado como la persona misma, es un argumento de peso. Recibir a una
persona, a un profeta, a un justo, o a un individuo común, es lo mismo que recibir a
Jesús y a Aquel (El Padre) que le envió.

(41) El que recibe a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta


recibirá; y el que recibe a un justo por cuanto es justo, recompensa de justo recibirá.

(42) Y cualquiera que de a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría


solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.

Entienda bien por favor y no confunda precisiones espirituales con reglamentos


eclesiásticos. No se trata de recibir a cualquiera que venga con alguna credencial de
algo otorgada por alguna junta de notables de alguna denominación. Se trata de
alguien que viene de parte del Señor.

Porque dice que aquellos que ofrezcan su apoyo en cualquier plano, a los
auténticos mensajeros del Señor, recibirán bendiciones; porque al recibir a los
representantes del señor, lo están recibiendo a Él.

Eso encuentra el Mandamiento Nº 33: El que a los Míos recibe, a Mí me


recibe.

(Mateo 11: 1)= Cuando Jesús terminó de dar instrucciones a sus doce
discípulos, se fue de allí a enseñar y a predicar en las ciudades de ellos.

Una vez más aquí se separan las dos terminologías clásicas dentro de la
iglesia. Para Jesús (Y por ende, para todos nosotros), enseñar es una cosa que se
hace dentro de la iglesia, y predicar es otra (anunciar la caída de Satanás) y se hace
en el mundo incrédulo.

(2) Y al oír Juan, en la cárcel, los hechos de Cristo, le envió a dos de sus
discípulos, (3) para preguntarle: ¿Eres tú aquel que había de venir o esperaremos a
otro?

Mientras languidecía en la prisión, Juan el Bautista necesitaba asegurarse otra


vez que Jesús era el Mesías. Aunque reconoció su identidad, evidentemente esperaba
un juicio escatológico que no había ocurrido aún.

(4) Respondiendo Jesús, les dijo: Id, y haced saber a Juan las cosas que oís y
veis.

(5) Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos
oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio; (6) y
bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí.

¡Cuantas maravillas! ¿Por qué no ocurren hoy las mismas? Ocurren. En un


plano espiritual más que en el literal, es cierto, pero ocurren. Los que no tienen visión,
la adquieren. Los que andan con dificultad, encuentran un paso seguro.

Los pecadores son redimidos, los que no tienen oídos espirituales para
entender, de improviso lo encuentran y aprenden. Los que espiritualmente estaban
muertos, vuelven a la vida y a todos los pobres en espíritu les es anunciada la solución
total y definitiva. ¡Mira si no ocurre!

¿Y qué podría ser hallar tropiezo en Él? Esta palabra, TROPIEZO, en este
texto, es la palabra SKANDALIZO, y habla originalmente, de poner una trampa o una
piedra de tropiezo en el camino. El nombre con el que se relaciona, se refería al palo
con la carnada o el anzuelo de una trampa.

En el Nuevo Testamento, SKANDALIZO se usa siempre metafóricamente para


designar aquello que estorba al correcto proceder o pensar; es decir: “hacer tropezar o
dar un traspié”. ¿Cuánta gente andará en este terreno, pensando como aquel Saulo de
Tarso, que rinde un servicio a Dios?

Estas actividades de Jesús, constituían la realización de Isaías 35: 5-6, donde


leemos: …Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se
abrirán. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque
aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad.

En su época, Jesús cumplía con su tarea mesiánica ofreciendo salvación por


medio de la predicación, la sanidad, el echar fuera demonios y los milagros. El juicio
que Juan esperaba tendrá lugar durante la consumación de la era por venir.
Mandamiento Nº 34: Bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí.

(Mateo 11: 20)= Entonces comenzó a reconvenir a las ciudades en las cuales
había hecho muchos de sus milagros, porque no se habían arrepentido, diciendo: (21)
¡Ay de ti, Corazón! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho
todos los milagros que han sido hechos en vosotras, tiempo ha que se hubieran
arrepentido en cilicio y en ceniza.

Preste atención a esto que voy a decirle ahora, por favor. De hecho, de
ninguna manera lo elabore como una doctrina firme a seguir inconmoviblemente,
porque no lo es. Apenas se trata de una evaluación primaria que surge de una
reflexión también primaria, pero que puede ser útil en algún lugar del planeta.

Los infortunios que se anuncian en las ciudades, indudablemente, sirven de


advertencia a una generación que no responde. Jesús no sólo está condenando a los
malvados, sino que también lo hace con los indiferentes, insistiendo en que mayores
oportunidades para creer, suponen mayor condenación a quien lo rechaza.

Asimismo, en este texto, de alguna manera se nos da una leve pista con
relación al por qué, al significado y a la razón de los milagros. ¿Debemos ir cada
domingo al templo ansiando ver señales y milagros? No está mal y puede ser posible.
Dios es soberano y hace como quiere, cuando quiere y en el lugar y momento que
quiere.

Pero convengamos que, si tal como lo dice en el final del verso 21, los milagros
hechos en Corazón y Betsaida, hubieran llevado a la gente de Tiro y Sidón al
arrepentimiento, es más que notorio que la intencionalidad mayor de los milagros son,
precisamente, llevar al hombre a un encuentro con Cristo. Por lo tanto,
prioritariamente, los milagros estarían apuntados al mundo secular.

(22) Por tanto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo
para Tiro y para Sidón, que para vosotras.

(23) Y tú, Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades serás
abatida; porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en
ti, habría permanecido hasta el día de hoy.

(24) Por tanto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo
para la tierra de Sodoma, que para ti.
Independientemente de las connotaciones históricas a las cuales es bastante
complicado abstraerse, hay una realidad insoslayable para el hoy, para el aquí y para
el ahora, lo que conforma el Mandamiento Nº 35: Quienes mayores milagros
reciban y me rechacen, más condenación tendrán.

(Mateo 11: 25)= En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre,
Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los
entendidos, y las revelaste a los niños.

Preste mucha atención: ¿Qué tiene que ver esto que dice Jesús aquí, con la
idea global eclesiástica de que sin preparación académica no se puede ministrar?
¿Quiénes son los sabios en el evangelio, los que reciben revelación o los que hacen
cinco años de un seminario? ¿Y quienes son los niños, los pequeños de edad o los
incorruptibles?

Sobre esto último, Pablo da su impresión en 1 Corintios 1: 26-29 cuando


expresa: Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según
la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo
escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para
avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no
es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia. - ¿Le quedó
claro, verdad?

(26) Sí, Padre, porque así te agradó.

(27) Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al
Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo
quiera revelar.

Es indudable que Jesús sostiene una relación única e incomparable con el


Padre. Sólo Él puede revelar a Dios porque la relación Padre-Hijo es mediata e
inmediata. Es necesario que usted entienda esto definitivamente: sin revelación del
Padre a través del Hijo, usted no conocerá jamás el evangelio genuino, la vida
abundante y la vida eterna.

(28) Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré


descansar.

Este debe ser el versículo que más almas ha traído a los pies de Cristo. ¿Sabe
usted cuanta es la gente que se ha convertido luego de entender que la única forma
de obtener descanso verdadero y paz inigualable, es ir a Él?

(29) Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y
humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; (30) porque mi yugo es
fácil, y ligera mi carga.

Fíjese un leve detalle que, sin embargo, se constituye en el fundamento más


grande de los que pueda recibir en su vida. Jesús concluye su discurso dando gracias
por la revelación divina, y con una invitación para venir a Él como la fuente de esa
revelación.

No es nuestro interés cotejar por doctrinas ni criticar a aquellas que no sólo no


coincide con esto sino que, incluso, se encuentran en franca oposición. La pregunta,
es: ¿Bajo que parámetros hay sectores de la iglesia que no están dispuestos a aceptar
la revelación como algo necesario, y que por el contrario, promocionan a la “formación
profesional” como elemento básico reemplazante?

Hay una realidad que puede verse casi a primera vista. En contraste casi
violento con las pesadas cargas del legalismo judaico, Jesús está convocando
notoriamente a una relación abierta, libre y leal, (A eso llama “mi yugo”), que permite
observar la rectitud de la ley sin vivir bajo sus dictados.

Entonces aquí cabe otra pregunta básica de este tiempo: ¿Por qué causa los
hombres que dicen representar a Dios en la tierra han implementado, en lugar de esa
relación abierta, libre y leal, una sujeta a un hombre, cerrada y prisionera de pequeñas
o grandes ambiciones de esos hombres?

¿Y por qué razón, a todos los fieles y genuinos hombres y mujeres que han
recibido la directiva de Dios por medio de la revelación, de predicar y enseñar sobre
esa apertura, libertad y lealtad, son mirados como delincuentes dentro de la iglesia y
hasta exonerados de ellas bajo el pretexto de blasfemias, herejías o rebeldías?

Dice que ese yugo a llevar por nosotros, es fácil. LA palabra FÁCIL que vemos
traducida aquí, es la palabra CHRESTOS. Proviene del verbo CHRAOMAI, que
significa “usar”. La palabra, sin embargo, denota lo que es útil, agradable, bueno,
confortable, cómodo y servible.

El sistema religioso legalista era y es una carga severa, pero el servicio a


Jesús no enfada, porque se construye sobre una relación personal con Dios mediante
el Espíritu Santo que mora en nosotros. De allí que este es el principio del
Mandamiento Nº 36: Llevad mi yugo sobre vosotros.

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o es casual, tal como hemos dicho en el capítulo anterior, que el hombre


llegue a los pies del Señor a partir de su tremenda necesidad de reposo, de paz, de
descanso. Eso sucede porque en el ámbito secular aún ninguno de los sabios ha
comprendido la validez del día de reposo instituido por el Señor.

Es más: tampoco en muchas de nuestras congregaciones se lo entiende


conforme a la luz del Espíritu Santo. Se ha preferido interpretarlo desde el ángulo
intelectual y, a partir de ello, se han creado doctrinas que determinan días específicos
a ser respetados, sin entender que un creyente puede tener reposo cualquier día de la
semana, ya que no se trata de un calendario sino de una mentalidad.

(Mateo 12: 1)= en aquel tiempo iba Jesús por los sembrados en un día de
reposo; y sus discípulos tuvieron hambre, y comenzaron a arrancar espigas y a comer.

No son pocas las clases bíblicas donde, a favor de una concepción de las
cosas eminentemente occidental y contemporánea, no se entiende del todo la actitud
que aquí tienen los discípulos. Yo he oído a sólidos maestros desconfiar de la
honestidad de los doce, rescatando sólo la de Jesús, a partir de esto que se podría
considerar como un robo liso y llano o, al menos, como una falta de respeto y
consideración para con el dueño.

Pero resulta ser que era costumbre en aquellos tiempos que, si usted
caminaba por campo ajeno y sentía hambre, podía proveerse del alimento sin
sobrepasarse en su cosecha, esto es: para comer sí, para comercializar o abusar, no.
Deuteronomio 23:25 da cuenta de esta ley.

…Cuando entres en la mies de tu prójimo, podrás arrancar espigas con tu


mano, mas no aplicarás hoz a la mies de tu prójimo…

(2) Viéndolo los fariseos, le dijeron: he aquí tus discípulos hacen lo que no es
lícito hacer en el día de reposo.

(3) Pero él les dijo: ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y los que con
él estaban tuvieron hambre; (4) como entró en la casa de Dios y comió los panes de la
proposición, que no les era lícito comer ni a él ni a los que con él estaban, sino
solamente a los sacerdotes?

Jesús apoya la conducta de sus discípulos apelando al ejemplo de David, el


cual demuestra que las regulaciones normales del sábado deben subordinarse a las
necesidades humanas. El relato del episodio de David se encuentra en 1 Samuel 21:
1-6 donde leemos:
Vino David a Nob, al sacerdote Ahimelec; y se sorprendió Ahimelec de su
encuentro, y le dijo: ¿Cómo vienes tú solo y nadie contigo?

Y respondió David al sacerdote Ahimelec: el rey me encomendó un asunto, y


me dijo: Nadie sepa cosa alguna del asunto a que te envío, y lo que te he
encomendado; y yo les señalé a los criados un cierto lugar.

Ahora, pues, ¿Qué tienes a mano? Dame cinco panes, o lo que tengas.

El sacerdote respondió a David y dijo: No tengo pan común a la mano,


solamente tengo pan sagrado; pero lo daré si los criados se han guardado a lo menos
de mujeres.

Y David respondió al sacerdote, y le dijo: En verdad las mujeres han estado


lejos de nosotros ayer y anteayer; cuando yo salí, ya los vasos de los jóvenes eran
santos, aunque el viaje es profano; ¿Cuánto más no serán santos hoy sus vasos?

Así el sacerdote le dio el pan sagrado, porque allí no había otro pan sino los
panes de la proposición, los cuales habían sido quitados de la presencia de Jehová,
parea poner panes calientes el día que aquellos fueron quitados.

Recreemos un poco esta historia. David tiene en este momento, veinte años de
edad. Su exilio duró diez años hasta que fue coronado rey de Judá en Hebrón, a la
edad de treinta años. Nob está a mitad de camino entre Jerusalén y Gabaa. Aunque el
arca se encontraba todavía en Quiriat-jearím, el tabernáculo, sitio principal del culto
judío, había sido levantado en Nob. Ahimelec, mientras tanto, es el biznieto de Elí.

Cuando el pan sagrado era reemplazado podía ser consumido, pero


normalmente sólo por los sacerdotes. El pan sagrado estaba constituido por doce
porciones hechas de harina de trigo pura, presentada fresca a Jehová en el santuario
cada día de reposo. Jesús hizo referencia a esta tradición al enseñar que Él era Señor
del día de reposo y que las necesidades humanas debían ser consideradas antes que
el ritual.

(5) ¿O no habéis leído en la ley, como en el día de reposo los sacerdotes del
templo profanan el día de reposo, y son sin culpa?

(6) Pues os digo que uno mayor que el templo está aquí.

Cuando se habla de cristianos “templistas”, en referencia a aquellos que


otorgan a sus templos una prioridad casi absoluta por encima de cualquier otra
actividad eclesiástica, en realidad, no estamos hablando de cristianos; estamos
hablando de gente con una religión.

Es más que claro que el propio Jesús está declarando aquí que Él y sólo Él
tiene la estatura más que suficiente como para hacerse cargo de toda la fe de toda la
gente. Y agrega que Él es mayor que el templo, lo que dice con total claridad que de
ninguna manera la asistencia a un culto un día domingo servirá para evaluar la
madurez de un cristiano, sino su auténtica y genuina fe en Cristo.

(7) Y si supieseis que significa “misericordia quiero, y no sacrificio”, no


condenaríais a los inocentes; (8) porque el Hijo del Hombre es Señor del día de
reposo.
Jesús repite aquí palabras pronunciadas por el profeta Oseas, cuando en 6:6
de su libro señala: Misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que
holocaustos. Por lo tanto, creo innecesario consignar que el culto por un día
determinado como “día del Señor”, sea sábado, sea domingo o lo que fuera, es inútil,
ya que la verdad es otra y Él mismos e encarga de aclararla.

Esto es para que muchísimos que caminan la vida en medio de doctrinas


erróneas y perdiendo su tiempo en rituales estériles, sepan el Mandamiento Nº 37:
Jesucristo es Señor del día de Reposo.

(Mateo 12: 22)= Entonces fue traído a él un endemoniado, ciego y mudo; y le


sanó, de tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba.

En cualquier “ministerio” de liberación actual, (Y le he colocado comillas a


“ministerio” porque no hay registro de tal cosa de este modo en la Biblia), se habría
hecho una inmediata corrección gramatical. “¡No, hermano! ¡Eso no es “sanar”, eso es
liberar!” Lo siento. Aquí dice sanó.

Y esta palabra, SANÓ, es la palabra THERAPEUO, y como podrá suponer


tiene parentesco con las nuestras “terapia” y “terapéutico”. Originalmente, servir de
una manera sencilla, tal como hacen los sirvientes domésticos que atienden a los
miembros de una familia.

En vista de que sus deberes incluían el cuidado de los miembros enfermos de


la familia, la palabra tomó posteriormente una connotación médica, en el sentido de
atender, cuidar y proveer para la persona enferma. De ahí que, la palabra llegó a
significar sanar, restaurar la salud, curar.

En otros registros, (El caso de la suegra de Pedro, por ejemplo), Jesús procede
a la inversa: lo que parecía ser una enfermedad que producía un estado febril, termina
interpretándose que era un demonio, ya que no sanó a aquella mujer sino que
reprendió su fiebre.

(23) Y toda la gente estaba atónita, y decía: ¿Será este aquel hijo de David?

(24) Mas los fariseos, al oírlo, decían: Este no eche fuera los demonios sino por
Beelzebú, príncipe de los demonios.

Como es obvio que ha tenido lugar un milagro, la única alternativa de los


fariseos es desacreditar la fuente de la autoridad de Jesús. ¡Tremendo! ¿Tremendo?
No tanto. ¿Cómo cree usted que reacciona hoy la iglesia estructural cuando un ilustre
anónimo desconocido es protagonista de un hecho milagroso? ¡Acertó! Exactamente
igual.

(25) Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido
contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no
permanecerá.

(26) Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿Cómo,
pues, permanecerá su reino?

La repetición de la palabra dividido en los versos 25 y 26 revela lo absurdo de


la imputación. Jesús no dice de ninguna manea que la ruptura del reino de Satanás
ocurrirá debido a disensiones o divisiones internas, sino por el ataque desde afuera del
más fuerte sobre el menos fuerte.
(27) Y si yo hecho fuera los demonios por Beelzebú, ¿Por quien lo echan
vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces.

(28) Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha
llegado a vosotros el reino de Dios.

Queda claro: el milagro de esta sanidad sobre una patología diabólica, fue
ejecutada por el Espíritu Santo, como una señal inequívoca de la presencia del Reino
de Dios. Además, entienda que aquí los fariseos querían desacreditar a Jesús
intentando que la gente creyera que el lo había hecho de manera satánica, pero ni
siquiera se les ocurrió negar la existencia de esos demonios, como tanto fariseísmo
moderno está haciendo en este tiempo.

(29) Porque ¿Cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y
saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa.

(30) El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge,


desparrama.

En este dramático encuentro con los fariseos, Jesús redefine el significado del
Reino de Dios, y muestra lo absurdo que es atribuir la expulsión de demonios al poder
de Satanás. Por el contrario, esto demuestra la penetración del reino de Satanás por el
Reino de Dios en Jesús.

Son muchas, todavía, las personas, tanto autodenominadas cristianas como no


cristianas, que dicen estar en una posición intermedia, observando las cosas pero sin
tomar partido por ninguna de ellas, haciéndonos ver que eso es un signo de
inteligencia y análisis, sin caer en fanatismos irracionales.

Es lamentable, pero han caído en un profundo error que, a menos que alguien
pueda conmover sus espíritus y abrir sus ojos, los llevará a la perdición. Porque el
último verso leído es lo suficientemente claro como para transformarse en el
Mandamiento Nº 38: El que no está conmigo, está en contra de mí.

(Mateo 12: 31)= Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a
los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada.

(32) A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será
perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este
siglo ni en el venidero.

Los fariseos difamaron al Espíritu Santo atribuyéndole al diablo


conscientemente su obra, cometiendo así – el pecado imperdonable -. Su pecado no
era una acción impulsiva o fruto de la ignorancia, sino el resultado de un continuo y
obstinado rechazo de la verdad concerniente a Jesús.

Era un pecado contra el conocimiento espiritual, porque tenían amplia


evidencia de la verdad por las palabras y los hechos de Jesús. Al escoger
deliberadamente el insulto contra el Espíritu, perdieron el derecho de que sus vidas
fueran ministradas por El, y ello no les sería perdonado.

Quiero que sepa usted que hoy, en este mismísimo tiempo moderno que
vivimos, hay un espíritu fariseico que ronda dentro de los templos. Es el espíritu que
lleva a que en muchos casos, no se quiera perdonar algo que según Dios tiene perdón
(Divorcio, homosexualidad, adulterio) y se mantenga indiferencia para con la
religiosidad que asegura que muchas de las cosas que se hacen por la unción del
Espíritu, provienen de Satanás con el fin de asustar a los cristianos, evitando que sean
ministrados por el Dios de todo poder.

De allí que, por más que estos tiempos sean diferentes y las condiciones de
vida también resulten totalmente disímiles, el principio antiguo elevado de nivel por
Jesús mismo, sigue total y absolutamente vigente, convirtiéndose en el Mandamiento
Nº 39: El único pecado que no tiene perdón es el de la blasfemia al Espíritu
Santo.

(Mateo 12: 33)= O haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o haced el árbol
malo, y su fruto malo; porque por el fruto se conoce el árbol.

¡Qué ejemplo el que coloca Jesús! No hay lugar para el error ni para la mala
interpretación. Es ineludible: un árbol bien plantado, firme y sano, va a producir
inexorablemente un fruto acorde. Un árbol decrépito, corrupto y sin savia nutritiva,
entregará un fruto, también, acorde. ¿Cómo todavía podemos estar equivocándonos
tan feo, si esto es tan claro?

(34) ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos?


Porque de la abundancia del corazón habla la boca.

Habrá algún cristiano, por enojado que se encuentre con algún sector de la
estructura eclesiástica oficial, que se atreva a decirles a unos cuantos pastores lo que
Jesús les dice aquí a las autoridades religiosas de su tiempo?

No lo creo. Es tanto lo que se ha predicado aquello de “no murmurar del


siervo”, que la gente ha terminado por creer que todo lo que respira, vive de los
diezmos y habla un rato en un púlpito, es siervo. Pero la realidad nos dice que no es
así, de otro modo, Dios no hubiera puesto en el libro la figura del asalariado.

¿Cuál es la vinculación probable entre aquellos fariseos a los cuales Jesús


llama generación de víboras con algunos que hoy puedan estar en la misma tesitura?
La puede usted comprobar cada domingo: hablar de lo bueno siendo malos. Hay
muchos, - demasiados quizás -, en ese camino.

(35) El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el
hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas.

(36) Mas yo os digo que toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella
darán cuenta en el día del juicio.

Este último verso debería estar colgado en un cuadro bien visible, o pegado en
la puerta de la heladera de cada predicador de iglesia. Porque así como hay
predicando siervos ungidos que hablan sólo lo que Dios envía, hay otros que están en
lo que Pablo le anticipaba a Timoteo como “fábulas”. Y esto último, sin dudas, es
palabra ociosa.

(37) Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás
condenado.

La palabra JUSTIFICADO que Mateo utiliza aquí, es en los originales la


palabra DIKAIOO. Es un término legal que significa absolver, declarar justo, demostrar
ser justo o recto. Jesús se refiere al día del juicio como el día de condenación o
justificación, según las respuestas de nuestros corazones en el Espíritu.

Este contexto, sin embargo, nos deja en claro que no podemos ni debemos de
ninguna manera hacer lo que en el mundo secular se llamaría “dialéctica estéril”. Todo
lo que nuestra boca diga tendrá que venir de Dios. Ese es el Mandamiento Nº 40: Por
tus palabras serás justificado o condenado.

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ay un aspecto de la vida de Jesús de Nazaret sobre el cual, quizás por


alguno de esos temores doctrinarios que andan dando vueltas por allí en las mentes
de reconocidos teólogos, comentaristas y hombres relacionados con el
esclarecimiento de la Palabra: la familia de Jesús.

María, (En un primer plano por dos motivos: la deidificación plasmada por el
catolicismo romano de su figura, y la preponderancia que en la Biblia hay sobre ella
con relación a su esposo) y José son indiscutidos, pero no así lo que seguramente
completara su familia: sus hermanos de sangre. Con esto en mente hallamos un texto
donde Jesús valida cada cosa en su sitio.

(Mateo 12: 46)= Mientas él aún hablaba a la gente, he aquí su madre y sus
hermanos estaban afuera, y le querían hablar.

Para mí siempre estuvo total y absolutamente claro que Jesús tuvo hermanos
carnales en cantidad, tal como era la usanza en su época. Y lo puedo aseverar por
dos motivos: primero, porque dice que José no “conoció” a María (Esto significa que
no tuvo relaciones sexuales con ella), hasta que ella no dio a luz a Jesús. Eso está
escrito.

Y bien; si María no era estéril, y su fecundidad primaria así lo comprueba, y


José un hombre normal, (No hay historia alguna que diga algo contrario), cuando
tuvieron intimidad, necesariamente vivieron lo mismo que todos los matrimonios de
una época donde la anticoncepción no era conocida en la clase plebeya: embarazos,
partos, hijos. Es mucho más lógico esto que una virginidad eterna que no está ni
escrita, ni sugerida ni comprobada en ninguna parte.

(47) Y le dijo uno: He aquí tu madre y tus hermanos están afuera, y te quieren
hablar.

Hagamos una breve recreación de este episodio. Jesús, que indudablemente


ya no vivía en su casa paterna ni con sus hermanos carnales, ya que se movía
permanentemente de un lado a otro en compañía de sus discípulos, estaba hablando
en ese momento de las cosas de Dios a la gente.

Allí llegan María y algunos de sus otros hijos, deseando verle y hablar con él.
Pregunto: ¿Qué hubiera hecho usted en lugar de Jesús? Muy probablemente, lo
mismo que hubiera hecho yo: suspender todo y dedicar mi atención a mi mamá y a
mis hermanos.
Pero resulta ser que Jesús tenía muy en claro cual era la diferencia entre lo
espiritual y lo anímico que tan bien ha delineado en sus trabajos Watchman Nee. Y su
reacción no provino de un alma cargada de emociones y sentimientos, sino de un
espíritu humano, lleno del Espíritu Santo de dios, dispuesto a obedecer al Padre a
cualquier costo.

(48) Respondiendo él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre, y quienes


son mis hermanos?

(49) Y extendiendo sus manos hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y
mis hermanos.

(50) Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los
cielos, ese es mi hermano, y hermana, y madre.

En contra de lo que algunos han creído ver, Jesús, aquí, no renuncia a su


familia, sino que extiende el círculo familiar para incluir las relaciones espirituales. No
dice que no tenga hermanos, porque de este modo, también estaría diciendo que no
tiene madre. Lo que dice es que Él considera en el espíritu como su hermano, al que
hace la voluntad de Dios.

¿Y qué significa hacer la voluntad de Dios? Conforme a este texto, la palabra


VOLUNTAD es la palabra THELEMA, y utilizado de una manera objetiva, quiere decir:
lo que se desea, lo que se designa, o lo que se quiere.

Subjetivamente, mientras tanto, la emoción de querer algo. Se utiliza tanto en


relación a la voluntad humana como a la voluntad divina, que es como se ha insertado
aquí. En este verso, si usted quiere verlo así, nace lo que hoy es el tratamiento
protocolar de “hermano” para toda la iglesia cristiana.

Con un factor condicionante que impide que llamemos “hermano” a cualquier


cosa que respira y anda en dos patas adentro de los templos. Lo que él consigna y
queda claro, es lo que obviamente convierte a su expresión en el Mandamiento Nº
41: Es mi hermano todo aquel que hace la voluntad de Dios.

(Mateo 13: 10)= Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les
hablas por parábolas?

(11) Él, respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los
misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado.

(12) Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no
tiene, aún lo que tiene le será quitado.

Si hay un verso que por mucho tiempo ha permanecido casi en la oscuridad en


el sentido de su difusión, proclamación y predicación, ese ha sido este. Porque a la
vista y a la consideración de nuestra cultura occidental y práctica, lo que aquí se dice,
resulta ilógico, incoherente e injusto. Sin embargo, otros textos similares arrojan algo
más de luz al respecto.

(Mateo 11: 25)= En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre,
Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los
entendidos, y las revelaste a los niños. (¿Qué es lo que Dios ha escondido de los
sabios y de los entendidos y, por el contrario, les ha revelado a los niños o a los que
son como ellos? Sus misterios, todo lo concerniente a su reino. En suma: el
conocimiento de Él.)

(Mateo 19: 11)= Entonces él les dijo: No todos son capaces de recibir esto, sino
aquellos a quienes es dado. (¿De qué viene hablando Jesús, aquí? Del celibato, del
don de continencia que permite quedarse sin casar a un hombre. ¿Qué es aquello que
no todos son capaces de recibir, entonces? Un don de Dios.)

(Juan 6: 65)= Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le
fuere dado del Padre. (Jesús dice esto en referencia a la reacción que algunos de sus
discípulos habían tenido con relación a una palabra que Él había dicho y que ellos
habían considerado “muy dura”. La Palabra de Dios no puede ofendernos ni
molestarnos cuando es recibida a través de nuestros oídos espirituales. En los oídos
anímicos o intelectuales, es muy probable que lo mismo sí pueda ofender.)

(1 Corintios 2: 9-10)= Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni
oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los
que le aman. Pero Dios nos la reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo
lo escudriña, aún lo profundo de Dios. (Aquí hay algo que queda muy claro: se
necesitan dos cosas para conocer las cosas de Dios: una revelación de Dios a través
del Espíritu, y una respuesta espiritual apropiada del ser humano.)

(1 Juan 2: 27)= Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en


vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os
enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado,
permaneced en él. (Aquí se nos asegura que el Espíritu Santo será – en cuanto nos
llene con su presencia -, nuestro maestro particular y que, por esa causa, no
necesitaremos ninguno humano.)

(Mateo 25: 29)= Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más, y al que no
tiene, aún lo que tiene le será quitado. (Este es el penúltimo verso de lo que
conocemos como “La Parábola de los Talentos”, y nos dice que al que tiene se le dará
y TENDRÁ MÁS. Esta expresión, en el original PERISEO, significa tener en
abundancia, en exceso, mucho más, superior. El término muestra la generosidad de la
gracia de Dios, al asegurar que el fiel uso de nuestros talentos y dones nos prepara
para nuestro propio progreso.)

Ya ha quedado claro. Aquel que llega a la vida con talentos y luego, al conocer
a Cristo pasa esos talentos por la cruz para que sean bendecidos y ungidos, es
indiscutible que habrá de recibir mucho más. Los que así no lo hagan cuando llegan, o
directamente a los que no llegan, los pocos que tienen les serán quitados y terminarán
sus días sin nada.

Esto es válido también para la luz necesaria para acceder a una revelación de
Dios. Si no se la tiene, cualquier revelación parece una fantasía digna de mentes
afiebradas o llenas de misticismo. Ello nos muestra que es lo que dice el
Mandamiento Nº 42: Al que tiene, se le dará más. Al que no tiene, se le quitará lo
que tiene.

(Mateo 13: 13)= Por eso les hablo por parábolas; porque viendo no ven, y
oyendo no oyen, ni entienden.

Esto que dice Jesús aquí y que Mateo rescata, no es nuevo. Ya fue dicho antes
por dos profetas: Jeremías y Ezequiel. Jeremías 5:21: Oíd ahora esto, pueblo necio y
sin corazón, que tiene ojos y no ve, que tiene oídos y no oye. Ezequiel 12:2: Hijo de
hombre, tú habitas en medio de casa rebelde, los cuales tienen ojos para ver y no ven,
tienen oídos para oír y no oyen, porque son casa rebelde. Lo cual nos muestra que el
origen de las parábolas tiene que ver con la rebeldía del pueblo y su incapacidad para
oír y entender.

(14) De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo: De oído
oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no percibiréis.

(15) Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyen
pesadamente, y han cerrado sus ojos, y oigan con los oídos, y con el corazón
entiendan, y se conviertan, y yo los sane.

(16) Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque
oyen.

(17) Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo
que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.

Dice que los profetas DESEARON ver las cosas que nosotros vemos hoy. Y la
palabra que se utiliza para este término, aquí, es la palabra EPITHUMEO, que significa
fijar uno su corazón en algo, anhelar, codiciar, desear grandemente, apasionarse por
algo.

La palabra recalca la intensidad del deseo más bien que el objeto deseado.
Describe las dos cosas: los buenos y los malos deseos. Por eso es que Jesús nos
hace conocer lo que se transforma en el Mandamiento Nº 43: Bienaventurados son
sus ojos porque ven.

(Mateo 13: 24)= Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es
semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; (25) pero mientras
dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue.

“El mensaje central de esta parábola es que el reino consumado de Dios será
diferente al presente reino. El primero existirá en un medio perfecto donde sólo se
hallarán los hijos del reino. En la actualidad, los hijos del reino y los hijos del maligno,
viven juntos en la sociedad.”

Este texto que he encomillado, es el comentario que al pie de este pasaje,


figura en una muy conocida y prestigiosa Biblia de estudio. No asombra, es la
enseñanza mayoritaria, frecuente y aceptada con relación a esta parábola que hemos
comenzado a examinar.

Sin embargo, y si tomamos en cuenta – como también lo hace la enseñanza


clásica – que el sembrador es Cristo, deberemos prestar atención a que nos está
diciendo que esa buena semilla, la sembró en su campo, lo que nos está dejando ver
que se trata de la iglesia y no del mundo.

Por lo tanto, bajo este concepto específico y puntual, al lugar donde el enemigo
viene y siembra su cizaña, es adentro mismo de la iglesia, del campo del Señor, donde
éste terminaba de sembrar la buena semilla. ¿Adonde convivirán, entonces, la buena y
la mala semilla? Adentro de la iglesia, no en la sociedad secular. Allí es todo cizaña. O
quizás no, mire:

Porque si tomamos en cuenta que la cizaña, - se nos dice aquí -, era una
imitación casi perfecta de la semilla del trigo, con la cual se podrían confundir hasta los
hijos del Reino, y si le agregamos que para nosotros, el trigo representa el alimento
genuino y nutritivo, esto es: la Palabra, nos queda bien en claro que la cizaña,
entonces, más que hombres, es palabra falsa.

(26) Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña.

(27) Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿No
sembraste buena semilla en TU campo? ¿De donde, pues, tiene cizaña?

(28) Él les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres,
pues, que vayamos y la arranquemos?

(29) Él les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con
ella el trigo.

(30) Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la


siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para
quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.

Vamos por partes para entender correctamente, para madurar en nuestro


crecimiento y para no dudar de esta enseñanza aún ante la potencia histórica y
tradicional de nuestras enseñanzas doctrinarias denominacionales que,
mayoritariamente, dicen otra cosa.

¿Qué es lo que come regularmente una oveja para alimentarse correctamente


y de manera nutritiva? Hierba. No puede comer hojarasca porque eso no va a
alimentarla y se convertirá en raquítica y desnutrida. Come hierba. ¿Qué es la hierba,
entonces? El buen alimento. Palabra de Dios.

Pero dice que de manera conjunta, cuando apareció esa hierba, se hizo ver
también la cizaña. Ya sabemos que la cizaña se parecía enormemente al trigo, que
era muy común en Palestina y que no se podía distinguir la una de la otra hasta que
no llegaba el tiempo de la cosecha.

¿Qué significa esto? Que conjuntamente a la aparición de la genuina Palabra


de Dios revelada por el Espíritu Santo a los auténticos mensajeros del Reino de Dios,
también apareció una palabra falsa, humanista. filosófica, intelectual y científica que ha
pretendido ocultar la otra. Esta palabra no alimenta, produce hambre, intoxica,
paraliza, duerme y finalmente mata a la oveja.

Si no hay discernimiento y conocimiento (Intimidad) de Dios, es muy poco


probable que alguien pueda diferenciar entre la palabra genuina y la falsa.
Intelectualmente, ya se lo aseguro, siempre estará la tendencia de aceptar mucho más
fácilmente la falsa, ya que se ajusta mucho más a la lógica humana y no es
tan…fantasiosa como la otra.

Por lo tanto, si no es por medio de los auténticos y genuinos mensajeros


(ángeles) de Jesucristo, es imposible dar a conocer la auténtica palabra (El Trigo),
inmersa entre la falsa (La cizaña) que es la que sobreabunda en nuestras
congregaciones.

Pero atención: en el final, dice que se recogerá primeramente a esa cizaña, a


esa palabra falsa, incluyendo a los hombres y mujeres que puedan estar
difundiéndola, y que, atada en manojos, se la arrojará al fuego para quemarla. Esto
destruye cualquier suposición con relación a la restauración de la cizaña.
¿Revoca esto la teoría nuestra y legendaria del arrebatamiento? No. En
absoluto. Porque cuando llega ese arrebatamiento con Jesús en las nubes, dice
Tesalonicenses que sucede con aquellos que hayan quedado. ¿Y que hayan
quedado de qué cosa? Pues de la siega de la cizaña, esto es evidente.

Primero se segará la cizaña. Entonces, recién entonces, - Y la Palabra lo dice


así con claridad -, los justos resplandecerán, podrán verse, quedarán expuestos
claramente. Y recién allí será ese arrebatamiento que todos esperamos.

¿Puede probar esto con la Biblia, hermano? Puedo. Y de hecho lo he hecho en


muchas ocasiones. ¿No dice que el Día del Hijo del Hombre será “como en los días de
Noé? Y en los días de Noé, que yo sepa, lo que se llevó el diluvio no fue a los justos,
(Estaban en el arca), sino a los impíos, que afuera, se burlaban y reían sin creer en lo
que luego los barrió a todos.

¿Le queda claro? Yo sé que esto cambia muchos mapas, pero eso es bueno y
glorifica a Dios, no al enemigo. Por tanto, ya sabe usted de donde proviene. Y sabe,
además, que esto implica la designación del Mandamiento Nº 44: Dejad crecer el
trigo y la cizaña juntos hasta el día de la siega.

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uando los que administramos con la mayor fidelidad que tenemos un


ministerio cedido a préstamo por el Señor como es el del maestro hablamos maravillas
de la Palabra, los demás ministros o la gente del común suele sonreírse y aceptar lo
que decimos sólo porque entiende que “nos gusta tanto la Biblia que por eso creemos
que es lo más importante”.

Estoy dispuesto a aceptar que en parte, eso sea así. Porque sería, - desde el
plano de lo natural -, lo más lógico conforme a la estructura del hombre en su ser
interior. Sin embargo, la Palabra es el alimento del creyente, y Jesús prestó mucha
atención a este punto y, es más, la Biblia está plena en relatos que tienen que ver con
ese tema.

(Mateo 14: 13)= Oyéndolo Jesús, se apartó de allí en una barca a un lugar
desierto y apartado; y cuando la gente lo oyó, le siguió a pie desde las ciudades.

Es notorio que Jesús se retira aquí de Galilea para evitar un conflicto


prematuro con Herodes. Su muerte ocurriría de acuerdo con la voluntad de Dios, no
con la de Herodes. De todos modos y como para entender el fenómeno-Jesús de ese
tiempo, baste con imaginarse a una legión humana saliendo, a pie, desde la ciudad
siguiendo a alguien sin ningún aval religioso oficial.

(14) Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó
a los que de ellos estaban enfermos.

Atención que aquí no dice que sanó a “algunos” de esos enfermos, o a los que
tenían fe en Él, o a los que se mostraban creyentes. Sencillamente dice que, porque
sintió compasión de ellos, sanó a los que de ellos estaban enfermos. Esto se interpreta
de una sola manera: a todos.

La expresión TUVO COMPASIÓN que se usa aquí, es el vocablo griego


SPLANCHNIZOMAI en los originales. Significa “Sentirse uno movido por la compasión
profunda o piedad.” Los griegos consideraban las entrañas (SPLANCHNA) como el
lugar donde se originaban las emociones fuertes y poderosas.

Para los hebreos, SPLANCHNA, era el lugar de donde surgían las tiernas
misericordias y los sentimientos de afecto, compasión, simpatía y piedad. Por lo
menos cinco de los milagros de Jesús son consecuencia directa de su compasión.

(15) Cuando anochecía, se acercaron a él sus discípulos, diciendo: El lugar


está desierto, y la hora ya pasada; despide a la multitud, para que vayan por las
aldeas y compren de comer.
(16) Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer.

(17) Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces.

(18) Él les dijo: Traédmelos acá.

(19) Entonces mandó a la gente recostarse sobre la hierba; y tomando los


cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los
panes a los discípulos, y los discípulos a la multitud.

(20) Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los


pedazos, doce cestas llenas.

(21) Y los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin contar las mujeres
y los niños.

El milagro de los panes y los peces, es el único que aparece en los cuatro
evangelios. Su significado puede captarse en el Sermón pronunciado por el Señor
después del milagro, en el cual se proclamó “el pan de vida”.

Es más que notorio que si, tal como hemos expresado, este suceso es el único
que Dios decidió que figurara en los cuatro evangelios, es indudablemente porque
contiene una enseñanza, una revelación y un mensaje que está mucho más allá de un
grupo de gente comiendo.

La cantidad de panes, cinco, simbolizando al número de la Gracia, los dos


peces que tienen que ver con la obediencia, la suma de siete elementos, que es el
número de Dios, el número de lo completo, el que significa algo así como: “todo lo que
fuera necesario”, tienen que ver con el objeto del hecho en sí mismo.

Pero hay un aspecto esencial en este relato, que es el que indiscutiblemente


nos deja la revelación amplia de su contenido. Jesús tomó los panes y los peces, oró
por su multiplicación y bendijo todo, pero después, ¿Qué hizo? Se lo dio a sus
discípulos, y estos a la multitud.

¿Por qué no se lo daría a la gente el mismo Jesús en persona? ¿Acaso por


manejarse tal cual lo hacen las estrellas modernas del evangelio, que evitan el
contacto con la gente para no ser “molestados” de sus altos llamados? No. Jesús
actuaba, generalmente, de un modo totalmente opuesto. ¿Entonces?

Sencillo. Jesús está mostrando aquí que, si bien es Él quien produce el


alimento básico para las multitudes, son sus discípulos los que deben estar atentos y
preparados para recoger ese alimento de sus manos y dárselo a quienes tienen
hambre.

Cuando los discípulos eligen no prestarle atención a las manos de Jesús y


procurarles por ellos mismos el alimento que mejor les parezca para dárselo a la
gente, ésta, obviamente, no es saciada y comienza un largo peregrinar por la vida
buscando mejores pastos.

Aquí, entonces, hay unas palabras que Jesús les deja a ellos, pero también a
todos nosotros, y que se transforman en el Mandamiento Nº 45: Dadles vosotros de
Comer.
(Mateo 15: 10)= Y llamando a sí a la multitud, les dijo: Oíd y entended: (11) No
lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto
contamina al hombre.

Este es un práctico muy claro con respecto a cualquier clase de legalismo


antiguo o moderno. Porque el legalismo no es una costumbre ni una tradición religiosa,
es un espíritu diabólico enquistado en nuestras iglesias con el fin de desalentar,
decepcionar, enojar y ahuyentar a los cristianos inmaduros.

Más tarde, Pablo sería mucho más amplio y específico con respecto a las
modalidades legalistas de su tiempo, anticipando, asimismo, que nosotros también
habríamos de padecerlo, y advirtiéndonos en qué consistirían algunos de sus
requisitos. Leamos 1 Timoteo 4: 1-5 y reflexionemos:

…Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos (¿En los
postreros tiempos de quien? De la iglesia. Tiene dos mil años. Ya podemos estar
tranquilamente en esos “postreros” tiempos) …algunos apostatarán de la fe,
escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; (¿Cree usted que la
iglesia, en la calle, se va a poner a escuchar espíritus engañadores y doctrinas de
demonios? ¿No, verdad? Acertó. Esos espíritus y esas doctrinas nos serán predicadas
desde algunos púlpitos, único modo en que la iglesia podría ser engañada)

…por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia,


prohibirán casarse (¡Oh!) y mandarán abstenerse de alimentos (¡Oh! ¡Oh!) que Dios
creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han
conocido la verdad. Porque todo lo que Dios creó es bueno, (¡Oh!) y nada es de
desecharse, (¡Oh! ¡Oh!) si se toma con acción de gracias; porque por la palabra de
Dios y por la oración es santificado.

Todo lo que Dios creó fue hecho para nutrir y traer salud a los seres humanos y
es bueno para tal propósito, y ha de ser recibido con acción de gracias. Nuestras
comidas deben ser precedidas por la palabra de Dios y por la oración, porque creemos
que Dios bendecirá y santificará los alimentos que ingerimos. De esto habla el verso
11.

(12) Entonces acercándose sus discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los fariseos
se ofendieron cuando oyeron esta palabra?

Le aclaro que lo que ofendió a los fariseos fue la palabra que usted acaba de
leer. La que señala que no interesa a Dios en absoluto lo que el hombre HACE
externamente, sino lo que el hombre ES internamente. Esto, que vivamente ofendió a
los religiosos, tal como lo hace en la actualidad con los de nuestro tiempo, fue
sumamente ampliado para los discípulos.

(13) Pero respondiendo él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre celestial,
será desarraigada.

Jesús, de alguna manera, al expresar esto, está citando palabras antiguas


expresadas por el profeta Isaías. Las podemos ver en el verso 21 del capítulo 60 de su
libro, donde señala: …Y tu pueblo, todos ellos serán justos, para siempre heredarán la
tierra; renuevos de mi plantío, obra de mis manos, para glorificarme.

(14) Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos
caerán en el hoyo.
Esta debe ser nuestra actitud hoy, y ahora, con las mismas alternativas. ¿No le
ha sucedido a usted que, recibiendo una palabra fresca, renovada y tremenda de Dios,
al querer compartirla, algunos hermanos lo han mirado como para asesinarlo? No se
enoje, no se pelee con ellos, no quiera hacer que lo entiendan. Son ciegos. Y si están
guiando a otros, el resultado es el que lee aquí.

(15) Respondiendo Pedro, le dijo: Explícanos esta parábola.

Pedro aplicó sin proponérselo, un viejo adagio chino, que si bien no forma parte
de la literatura cristiana, por el contrario, tiene otros orígenes, es innegable su
sabiduría práctica, lo cual lo hace apto para examinarlo y adoptarlo si es bueno para
nosotros.

Es aquel que dice que: “Alguien que pregunta algo muy sabido, que muy pocos
ignoran, es altamente probable que pase cinco minutos por tonto. Pero quien no lo
pregunta y elige quedarse con las dudas, puede ser tonto toda su vida. Pedro no tuvo
en cuenta su status de discípulo dilecto del pastor: lo que ignoraba quiso saberlo y lo
preguntó. ¿Cuántos hacemos lo mismo, hoy?

(16) Jesús dijo: ¿También vosotros sois aún sin entendimiento?

(17) ¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre, y es echado
en la letrina?

(18) Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y eso contamina al hombre.

(19) Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los
adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.

(20) Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las
manos sin lavar no contamina al hombre.

Lo primero que Jesús está mostrando aquí, es que el corazón es la fuente de


las malas acciones. Si tenemos en cuenta que “corazón”, par los hebreos, era
equivalente a “alma” nuestra. Así que queda muy claro de donde provienen nuestros
mayores problemas.

La afirmación sumaria de este versículo no sólo confirma la explicación que


anteriormente Él les había dado, sino que también libera a los discípulos (Aquellos y
nosotros) de su adhesión “obligatoria” a la tradición de los ancianos.

La gran pregunta, aquí, es: ¿Existen hoy, en la iglesia, tradiciones de los


ancianos? Si lo tomamos desde el plano de la historia hebrea, seguramente que no,
que todo eso ha cambiado incluso en el propio Israel.

Sin embargo, si prestamos debida atención a la mayoría de los postulados


internos que las diferentes denominaciones poseen para su desenvolvimiento
eclesiástico, podremos observar que sí, que hay una infinidad de tradiciones que se
siguen manteniendo aunque no tengan absolutamente nada que ver con la Biblia.
¿Quién escribe estos libretos aparentemente religiosos?

De allí que cuando Jesús expresa estas reconvenciones y advertencias, está


poniendo en vigencia lo que deberemos tener muy en cuenta en su carácter de
Mandamiento Nº 46: Lo que sale de la boca y del corazón, contamina al hombre.
(Mateo 16: 5)= Llegando sus discípulos al otro lado, se habían olvidado de
traer pan.

(6) Y Jesús les dijo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los
saduceos.

La levadura simboliza aquí la falsa doctrina de estos líderes religiosos. Los


fariseos, entiéndase, eran legalistas que reducían la religión a fórmulas y ceremonias.
Los saduceos, mientras tanto, eran racionalistas y materialistas; negaban los
elementos sobrenaturales de la religión.

(7) Ellos pensaban dentr4o de sí, diciendo: eso dice porque no trajimos pan.

(8) Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué pensáis dentro de vosotros,
hombres de poca fe, que no tenéis pan?

(9) ¿No entendéis aún, ni os acordáis de los cinco panes entre cinco mil
hombres, y cuantas cestas recogisteis?

(10) ¿Ni de los siete panes entre cuatro mil, y cuantas canastas recogisteis?

(11) ¿Cómo es que no entendéis que no fue por el pan que os dije que os
guardaseis de la levadura de los fariseos y de los saduceos?

(12) Entonces entendieron que no les había dicho que se guardasen de la


levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos.

¡Es tan simple lo que Jesús está diciendo aquí, que verdaderamente no nos
explicamos como todavía hay tantos pero tantos cristianos sinceros que no lo han visto
ni entendido! Porque aquella vieja doctrina de los fariseos y los saduceos de
reemplazar lo auténtico por fórmulas y ceremonias, no ha quedado en el recuerdo de
la historia, sino que está vigente y activo en muchas partes.

Y son muy pocos los que entienden que esta, que en apariencia puede verse
como una “pequeña” desviación, termina siendo el suicidio espiritual de mucha gente.
De allí que Jesús convierte esta expresión en el Mandamiento Nº 47: Guárdense de
las doctrinas falsas de los religiosos.

(Mateo 6: 13)= Viniendo Jesús a la región de Cesárea de Filipo, preguntó a sus


discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?

(14) Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o
alguno de los profetas.

(15) Él les dijo: Y vosotros, ¿Quién decís que soy yo?

(16) Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios
viviente.

(17) Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, simón, hijo de Jonás,


porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.

Lo de Pedro, mas que una respuesta circunstancial a una pregunta


supuestamente casual, fue una confesión profunda de Jesús como Mesías prometido
y como Dios. La respuesta de Jesús nos deja muy en claro que su deidad sólo puede
ser conocida a través de la revelación divina. No hay forma intelectual ni natural que
posibilite lograrlo.

Hay otros textos que de un modo u otro, corroboran esto. En 1 Corintios 15:50,
Pablo dice: Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el
reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.

A los Gálatas, en 1:15-16 les consigna: Pero cuando agradó a Dios, que me
apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, revelar a su Hijo en mí,
para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté enseguida con carne y sangre.

Y, finalmente, nos encontramos con el clásico y legendario versículo de Efesios


6:12, donde leemos: Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra
principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo,
contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

(18) Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi
iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.

Cabe aclarar una vez más porque se han instrumentado decenas de doctrinas
erróneas respecto a esta expresión, que la Roca no es Pedro como individuo, porque
Cristo sustituyó la palabra PETRA, que es una roca colocada en el fundamento de una
edificación, por PETROS, que es un fragmento de PETRA.

Lo que Cristo está diciendo aquí, es que Él mismo era la Piedra (PETRA) sobre
la cual descansa la iglesia, y que la iglesia se construye con esta clase de piedras
(PETROI) que participan de la naturaleza de PETRA, a través de la confesión de fe en
Él.

Pedro, por lo tanto, es la primera de muchas piedras utilizadas en la edificación


de la iglesia. La expresión de “las puertas del Hades” significa que, “el poder de la
muerte” no es capaz de impedir el avance del reino, ni reclamar victoria sobre aquellos
que pertenecen a Dios.

(19) Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la
tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los
cielos.

Las implicaciones de este importante versículo son diversas y necesitan ser


entendidas. La terminología de Jesús tiene elementos de simbolismo y, en el griego,
da lugar a una compleja construcción; por lo tanto, se pueden hacer diversas
interpretaciones.

Las llaves, sugieren autoridad. A través de Pedro, que sería una figura de la
iglesia por las edades, Jesús está traspasando a la iglesia su autoridad o control de
atar y desatar en la tierra. DE origen claramente rabínico, la metáfora “atar y desatar”
tiene que ver con prohibir o permitir.

En otras palabras, Jesús establece que la iglesia recibirá la potestad de


continuar con la privilegiada responsabilidad de leudar la tierra con el poder y la
provisión de su reino. Por ejemplo, si alguien está atado por el pecado, la iglesia
puede “desatarlo” predicando la dádiva de libertad del pecado en Jesucristo.
Si alguien está poseído por un demonio, la iglesia puede “atar” al demonio
ordenándole salir, en la certeza de que sólo Jesús ha hecho posible esta provisión. La
iglesia ata y desata de diversas maneras, y ciertamente debería extenderse mucho
más allá del simple uso de estos términos en las peticiones de oración.

Termina este texto expresando que envió a sus discípulos a que no dijeran a
nadie que Él era el Cristo, ya que aguardaba que a quienes se refugiaban en la fe,
Dios mismo se lo revelara. Esto coincide con lo que es su Mandamiento Nº 48:
Ustedes tienen toda la autoridad para atar y desatar en la tierra.

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i observamos el comportamiento global de lo que conocemos como “la


iglesia”, hoy, veremos que en algo muy sustancial se está desobedeciendo claramente
la Palabra. Porque desde el inicio mismo se nos dice que nuestro trabajo es seguir a
Cristo, pero nosotros nos conducimos en la conducción de la iglesia como si Cristo
debiera seguirnos a nosotros.

Esto ocurre porque a los hombres, su egocentrismo les ha jugado una mala
pasada y por sus almas de ninguna manera han aceptado sujetarse a un espíritu
humano que, en el caso de los creyentes auténticos, debería estar lleno del Espíritu
Santo de Dios. Hay un mandamiento que surge del siguiente texto que tiene
parentesco real con lo expuesto.

(Mateo 16: 24)= Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en
pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.

(25) Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda
su vida por causa de mí, la hallará.

(26) Porque, ¿Qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere


su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?

(27) Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus
ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.

Jesús se toma todo su tiempo para explicar aquí, debidamente, lo que en


definitiva es la paradoja del discipulado. Perder la vida, es encontrarla; morir es vivir.
Negarse a sí mismo, no es asumir algún ascetismo externo y falso, sino poner los
intereses del reino primero y por encima de todo en la vida.

Tomar la cruz no significa soportar alguna carga irritante, sino renunciar a las
ambiciones egoístas. Tal sacrificio trae consigo la vida eterna y la más plena
experiencia de la vida del reino ahora.

Perder la vida no es suicidio mi amado hermano. Perder la vida es despojarse


de toda ambición de logros personales en lo secular y consagrarla al servicio al reino.
No estoy hablando de ser ujier de un templo, - con el mayor de mis respetos por los
abnegados ujieres -, estoy hablando de servir para el reino de Dios en la tierra.

No es eso lo que mayoritariamente encontramos en nuestros ambientes


evangélicos. Es más: muchos son los hermanitos que, poseyendo algún mediano
talento en algo, y no habiendo tenido oportunidades de hacerlo valer en el plano
secular, en muchas oportunidades aprovechan la influencia de la iglesia para
realizarse personalmente a través de ella. Eso no es perder la vida.

Es el equivalente lineal del negarse a sí mismo. Porque el ascetismo, si es eso


la negación corporal más evidente desde lo externo, termina siendo – como una gran
cantidad de ceremonias rituales -, una mentira hipócrita y falsa, algo para mostrar pero
que no tiene ni raíces ni bases internas.

Anteponer los intereses del reino de Dios a todos nuestros propios intereses,
no es un asunto sencillo y es lógico que así sea. Hemos sido formados por la escuela
secular basamentada en recursos de la psicología para pretender, siempre, estar
primeros en todo. Y en el reino de Dios los parámetros son otros y opuestos, por lo
que desprenderse de lo anterior e integrarse a esto, no es una tarea que resulte
sencilla y fácil de cumplimentar.

En cuanto a tomar la cruz, se han hecho interpretaciones de las más variadas


especies al respecto. Algunas, créame, lindando con el pintorequismo excéntrico. Si
no fuera porque en muchos casos en ello nos va la vida, hasta podría decirle que es
gracioso.

La esposa que aguanta la bestia peluda de un marido borracho, mujeriego,


jugador, pendenciero y golpeador, es aconsejada “sabiamente” por la hermanita que le
asegura que esa es “su cruz” y que, como tal, debe seguir siendo esclava de hombre
hasta la última gota de sangre.

No interesa demasiado si la Biblia dice otra cosa: eso es lo que se les enseñó
e inculcó desde pequeñas y así seguramente tendrá que seguir. Bajo el disfraz de la
“sujeción” se han cometido verdaderas crueldades dentro de las iglesias.

Todo este conglomerado de expresiones constituyen un verdadero manual de


vida. Que sería factor de testimonio de alto vuelo si no fuera porque los hombres han
pretendido “ayudar” “mejorándolo” con estatutos privados. Dice el Mandamiento Nº
49: Todo el que menosprecie sus deseos por mí, hallará la vida.

(Mateo 17: 1)= Seis días después, (De lo que hemos relatado anteriormente),
Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto;
(2) y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus
vestidos se hicieron blancos como la luz.

Es más que notorio, tanto por este como por otos textos similares, que Pedro,
Jacobo y Juan constituían el círculo íntimo de los allegados a Jesús. Esto nos enseña
que no podemos enfadarnos si el actual liderazgo también tiene su propio círculo
íntimo.

Claro que con alguna diferencia más que ostensible: la Biblia misma demuestra
en un sinfín de episodios y relatos, que esa calidad de cercanos a Jesús no les
proporcionó a estos tres ninguna clase de privilegios “especiales”, cosa que sí
suceden con los modernos círculos cercanos al poder.

En cuanto al verbo “transfiguró” que se utiliza aquí, puede ser interpretado sin
errores como una transformación espiritual, es evidente que en este caso específico,
también se observó una transformación visible, que reafirmó la gloria de Jesús el
Mesías.

(3) Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.


En primer lugar, cabe corroborar que la aparición de Moisés y Elías significa
que la Ley y los profetas sostenían a Jesús en su misión redentora. Pero en segundo
término, nos encontramos con un asunto muy singular que muy bien puede
proporcionarnos algún sofocón doctrinario a la hora de responder alguna pregunta
formulada con capciosidad.

¿Cómo es la cosa, señor cristiano? ¿No dicen ustedes que no podemos


intentar hacer contacto con los muertos porque Dios se opone a ello, y como
explicación bíblica nos dicen que los muertos no pueden tener contacto con los vivos,
y aquí aceptan que de la nada se le hayan aparecido Moisés y Elías, dos bien
muertos, a Jesús?

Si algún esotérico de los que nunca faltan, advertido por el diablo de sus
limitaciones, llega a preguntarle esto, ¿Qué va a responderle? Lo que debe responder
es lo que en realidad deberíamos enseñar: que el hombre es quien no puede ni
invocar ni intentar tomar contacto con los muertos. Dios es soberano y Él puede hacer
lo que quiera, cuando quiera y de la manera que quiera.

(4) Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos
aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra
para Elías.

¡Como se debe haber sentido Pedro para proponerle a Jesús esto! Esto que
Lucas, en su evangelio, rotula como incoherente, ya que dice que pedro dijo esto “no
sabiendo lo que decía”. Pero nos sirve para hacer una evaluación que nos deja una
clara lección.

Lo que pedro estaba experimentando, indudablemente, era superior a cualquier


cosa que se pueda experimentar carnal o anímicamente en el mundo terrenal. No se
olvide que Pedro era casado, y aún así estimaba que el contacto con estos personajes
producía en él algo que era decididamente superior a cualquier cosa que el mundo le
entregara.

(5) Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz
desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él
oíd.

La reafirmación por el Padre celestial de la misión redentora de Jesús,


mandaba a los discípulos a aceptar las instrucciones de Jesús relacionadas con su
sufrimiento. Además, note que no les está diciendo que lo miren a Él, sino que lo
oigan. Predicador del siglo veintiuno: ¿Qué es lo más importante para ti, que te vean o
que te oigan? No me respondas a mí, respóndele a Él.

Esta expresión que Dios el Padre vierte aquí sobre su Hijo Jesús, no es aislada
ni única. Se reitera en otras ocasiones y la Biblia las rescata debidamente. Por
ejemplo, en 1 Pedro 1:17: Pero cuando él recibió de dios Padre honra y gloria, le fue
enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el
cual tengo complacencia.

También en el Antiguo testamento encontramos esta referencia, ya que en el


libro del profeta Isaías, en el capítulo 42 y verso 1, leemos: He aquí mi siervo, yo le
sostendré, mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi
Espíritu; él traerá justicia a las naciones.
Dice “he aquí mi siervo”, y esto significa que Israel fue previamente proclamado
siervo de Dios. El siervo parecer ser aquí alguien diferente. El uso que hace el Nuevo
Testamento de este versículo, lo convierte en un texto claramente profético, que se
cumple en Cristo. Como tal, Él es el primero de los cuatro “cánticos del siervo” que
evoca a Cristo.

Esto se confirma en el libro de los Hechos de los Apóstoles, cuando en el


capitulo 3 y versos 22 y 23, leemos lo siguiente: Porque Moisés dijo a los padres: El
Señor vuestro Dios os levantará profeta de entre vuestros hermanos, como a mí; a él
oiréis en todas las cosas que os hable; y toda alma que no oiga a aquel profeta, será
desarraigada del pueblo.

(6) Al oír esto los discípulos se postraron sobre sus rostros, y tuvieron gran
temor.

(7) Entonces Jesús se acercó y los tocó, y dijo: Levantaos, y no temáis.

(8) Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron sino a Jesús solo.

(9) Cuando descendieron el monte, Jesús les mandó, diciendo: No digáis a


nadie la visión, hasta que el Hijo del Hombre resucite de los muertos.

El encargo de guardar el secreto sería suspendido después de la resurrección,


cuando los demás podrían comprender mejor a Jesús y su misión. Pero note algo muy
singular: no es el primer asunto del que Jesús quiere guardar secreto. ¿Por qué lo
haría? Simple. Para evitar ensalzamientos personales, una cuestión en la que hoy
tenemos altas asignaturas pendientes.

(10) Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué, pues, dicen
los escribas que es necesario que Elías venga primero?

La cuestión fue planteada, indudablemente, debido a la aparición de Elías en la


montaña. No obstante, en Malaquías 4:5 se esboza esto cuando dice: He aquí yo os
envío al profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. Jesús
conoce muy bien este texto, de allí que responde lo siguiente:

(11) Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero, y


restaurará todas las cosas.

Esto se compadece con la continuación de Malaquías 4, cuando en el verso 6


se añade: Él, (Por Elías), hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el
corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con
maldición. Esta profecía se cumplió con el ministerio de Juan el Bautista.

(12) Mas yo os digo que Elías ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con
él todo lo que quisieron; así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos.

(13) Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el
Bautista.

Este es uno de los relatos proféticos más hermosos que hay en la Escritura.
Sin embargo, rescataremos del principio los elementos básicos para ordenar el
Mandamiento Nº 50: Levántense y no tengan miedo.
(Mateo 17: 14)= Cuando llegaron al gentío, vino a él un hombre que se arrodilló
delante de él, diciendo: Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático, y padece
muchísimo, porque muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua.

Si bien aquí el padre de este muchacho lo define como “lunático”, se puede


observar que las características de las reacciones que este muchacho está
padeciendo, se asemejan en mucho a lo que hoy se conoce como “epilepsia”. Nadie
puede aseverar que efectivamente sea esto, pero convendría en casos de esta
patología, agregarle el costado espiritual dentro de la atención medica
correspondiente.

(16) Y lo he traído a tus discípulos, pero no le han podido sanar.

(17) Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta


cuando he de estar con vosotros? ¿Hasta cuando os he de soportar? Traédmelo acá.

(18) Y reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y éste quedó
sano desde aquella hora.

(19) Viniendo entonces los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué
nosotros no pudimos echarlo fuera?

(20) Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo que si
tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se
pasará; y nada os será imposible.

(21) Pero este género no sale sino con oración y ayuno.

Muchos han creído entender, y así lo han enseñado, que cuando Jesús habla
de “este género”, se refiere a un determinado género de demonios. En absoluto. Si
observa bien el contexto, podrá ver con claridad que el género al que Jesús alude, es
el de la incredulidad, que es lo que no sale sin oración y ayuno.

La fe, que nos parece pequeña o débil, puede alcanzar lo humanamente


imposible. Cuando habla de “este monte, eso representa un obstáculo, una dificultad o
un problema humanamente insoluble; nada de lo cual es imposible manejar por Dios a
través de gente consagrada que conoce exactamente cuales son sus potestades y
cual es su poder, voluntad, propósitos y provisión.

De allí que nos queda, para incorporarlo a la galería especial que venimos
recopilando y estudiando, el Mandamiento Nº 51: La lucha contra la incredulidad
se gana con oración y ayuno.

(Mateo 18: 1)= En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo:
¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?

(2) Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, (3) y dijo: De cierto
os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los
cielos.

(4) Así que, cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el
reino de los cielos.

(5) Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como éste, a mí me recibe.


El camino hacia el reino de los cielos, que no se encuentra a millones de
kilómetros hacia alguna parte geográfica, sino en el marco de este ambiente en el cual
vivimos, es el de la simple confianza y entrega de un niño, mientras que en su
humildad, está la llave de ingreso a la grandeza.

El término SE HUMILLE que se utiliza en el verso 4, es la palabra griega


unificada TAPEINOO, que se traduce literalmente como “rebajar”. En el capítulo 5 de
Lucas, el mismo término se aplica a un monte.

Metafóricamente, mientras tanto, esta palabra significa envilecer, humillar,


rebajarse. Describe a una persona que está desprovista de toda arrogancia y de
autoexaltación; en suma: alguien que somete su voluntad a la voluntad de Dios.

Porque ser como niño, habla del carácter, no de otra cosa. Jesús confronta la
tendencia de la humanidad de asociar la autoridad con un ejercicio de dominio sobre
otros. Al leer esto, no habrás podido evitar asociarlo con algunas cosas que habrás
visto adentro de tu congregación, ¿Verdad? Eso sucede, inevitablemente, porque tus
líderes aún no han logrado ser como niños, y por lo tanto, aunque sigan ejerciendo
liderazgo, todavía no caminan en dirección del Reino de Dios.

El dominio o la autoridad en la vida del Reino, que Dios quiere establecer en


nosotros, separa una vida victoriosa y fructífera, para echar fuera los poderes
infernales, no para controlar a otros o servir a nuestros propios intereses. ¿Te sigue
pareciendo algo conocido, no es así?

El llamado de Dios a ser humildes como niños y a servir “de corazón”,


establece el espíritu y sienta la pauta para que el creyente ejercite su autoridad como
un agente del poder del Reino de Dios y no como representante de alguna clase de
organización humana. Lo primero es divino; lo segundo es carnal y no sirve, no llega y
no agrada a Dios.

Esto, indefectiblemente, nos lleva a otras de las llaves preciosas del evangelio,
a otra de las verdades inexorables que deberán regir nuestras vidas, a lo que en suma
es, el Mandamiento Nº 52: Humillarnos como Niños.

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no de los factores por los cuales mucha gente se ha arrimado a


diferentes templos cristianos, ha sido la posibilidad de la contención, de la atención
personalizada, del simple hecho que alguien se ocupe de nosotros y de nuestros
problemas.

Esto, que parecería ser una consecuencia de nuestro estado de fe y de


dependencia al poder de Dios, ha pasado a ser, con el tiempo, una prioridad dentro de
nuestro pueblo. De allí que es habitual observar como, una verdadera multitud asiste
cada domingo a diferentes cultos, no para encontrarse con la presencia del Dios
viviente, sino para ver qué consigue de sus manos.

A esa actitud, en muchas ocasiones se la ha denominado como “ir por los


panes y los peces”, que no está mal en sí misma porque Dios es proveedor, sanador y
libertador, pero que sí se transforma en algo negativo cuando se transforma en única
prioridad.

(Mateo 18: 10)= Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque
os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en
los cielos.

¿Qué es lo que está diciendo Jesús? Simple: que no deberemos menospreciar


a los creyentes que son como niños, porque ellos están recibiendo honor en los cielos.
Pero cuidado: no entendamos torcidamente. Habla de niños en lo que tiene que ver
con transparencia y genuinidad, no con inmadurez o berrinches.

Además, dice que sus ángeles son como ángeles guardianes del más alto
rango, ya que ven constantemente el rostro del Padre. ¿El rostro del Padre? ¿Pero no
era que a Dios, nadie le vio jamás? Allí se hablaba de hombres, no de ángeles.

No es novedad ver a ángeles defendiendo a creyentes. Sólo que lo hace con


alguna condición especial por parte de estos. Mire el Salmo 34:7: …El ángel de
Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende.

Pedro mismo experimentó esta clase de “ayuda” cuando estuvo en la prisión.


Hechos 12:11 refleja ese episodio y lo que a Pedro le representa, cuando expresa:
…Entonces Pedro, volviendo en sí, dijo: Ahora entiendo verdaderamente que el Señor
ha enviado su ángel, y me ha librado de la mano de Herodes, y de todo lo que el
pueblo de los judíos esperaba.
El escritor de la carta a los Hebreos, en 1:14 los define con claridad cuando
señala: …¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de
los que serán herederos de la salvación?

Espíritus ministradores. Resulta sorprendente que en el Nuevo Testamento


haya más referencias directas a ángeles que en el Antiguo Testamento. Un estudio
cuidadoso revelará que la actividad de los ángeles en el Nuevo Testamento
usualmente gira alrededor del ministerio de Jesús y del establecimiento de su Iglesia
sobre la tierra.

Ellos “ministran” (en el griego DIAKONÍA), lo cual alude a la labor de servicio,


de asistencia, que prestan los ángeles, quienes son espíritus ministradores, o
asistentes celestiales, y están continuamente activos en la edificación del cuerpo de
Cristo, o sea, en el desempeño del ministerio de Jesús y la edificación de su iglesia.

Con lo cual, y para cerrar este pequeño apéndice, podemos llegar a una
conclusión que quizás no sea demasiado importante, pero que aclara bastante la
expresión anterior. Los ángeles no son seres humanos de carne y hueso, sino
espíritus. Y por eso pueden ver el rostro (Obviamente espiritual) del Padre. ¿Está
claro?

(11) Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido.

A este versículo, en muchas ocasiones lo hemos utilizado para enseñar o


predicar con respecto a “los perdidos”, los que no van al cielo, los que se están yendo
al infierno. Sin embargo, bien vale aclarar que aquí lo que dice, es que Él vino a salvar
LO que se había perdido, y no a “LOS”.

Entonces la pregunta que inmediatamente surge, es: ¿Qué cosa es la que se


había perdido si no se trata, como pensábamos, de las personas incrédulas? Sencillo
y evidente: el Reino. Un Reino que perteneciendo a Dios, está por ahora en manos del
enemigo. Un Reino que como iglesia deberemos recuperar y entregar al Padre en el
día final.

(12) ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de


ellas, ¿No deja las noventa y nueve, y va por los montes a buscar la que se le había
descarriado?

(13) Y si acontece que la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por
aquella, que por las noventa y nueve que no se descarriaron.

(14) Así no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se
pierda uno de estos pequeños.

Estamos hablando en términos ovinos. Y en esos mismos términos, tendremos


que decir que el cuidado y la preocupación de un pastor no sólo ilustra el amor de
Dios, sino que sirve de ejemplo para el mutuo cuidado y edificación que debemos
practicar unos con otros.

Por este motivo es que no sabemos muy bien de qué Biblia se puede haber
extraído el principio que se ha transformado en obligación eclesiástica, que señala que
cuando alguien decide retirarse de una congregación debe pedir una entrevista y
comunicárselo al pastor de la misma.
Si el creyente congregado es una oveja y decide irse de ese redil, ya sea
porque tiene razón en sus protestas o porque está totalmente equivocado y va a
perderse, la obligación no está por parte de esta persona, sino del pastor, que es
quien tiene que salir a ver el motivo por el cual se ha quedado con una oveja menos.
Así le hayan quedado no noventa y nueve, ¡Noventa y nueve mil!

¿Ha visto usted, en algún lugar de la tierra, a un pastor que salga preocupado
a buscar una oveja perdida? No estoy hablando de alguien con mucho dinero cuyo
diezmos y ofrendas cimentaban una buena parte de la estructura congregacional,
hablo de una oveja del montón, carente y vulgar.

Es probable que alguien pueda decirme que sí, que en su iglesia eso ha
sucedido. Es lo más lógico y gloria a Dios por ello. Pero, pregunto, ¿En cuantas se ha
vivido esa experiencia a la inversa? Sencillo: están obrando llevados por su
carnalidad, en contra de lo que Dios quiere, que tal como se dice aquí, es que ninguno
de estos “pequeños” se pierda.

Esta es la base conceptual y lineal de lo que vamos a definir como el


Mandamiento Nº 53: Salid a buscar a toda oveja descarriada porque esa es la
voluntad de mi Padre.

(Mateo 18: 15)= Por tanto, (Le recuerdo que viene hablando de la oveja
descarriada, perdida y del pastor que debe salir a buscarla), si tu hermano peca contra
ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano.

¿Cómo debe entenderse esto? Debe entenderse como que, si alguien te


produce algún daño u ofensa, antes de enojarse mucho y actuar carnalmente, deberá
usted enfrentarlo y confrontarlo. No para que se humille y le pida perdón, sino para
que se vuelva de su pecado, se salve de la condenación y, de paso, no lo involucre a
usted como partícipe.

Al respecto, en el Libro de Levítico, (Y es de allí donde Jesús toma palabra,


indudablemente; Él jamás habló por ideas u opiniones personales), en el capítulo 19 y
verso 17, leemos: …No aborrecerás a tu hermano en tu corazón; razonarás con tu
prójimo, para que no participes de su pecado.

¡Es que lo he enfrentado y se ha enojado aún más conmigo! ¡No quiere oírme!
El verso textual es muy claro y concreto. Dice que “si te oyere” habrás ganado a tu
hermano. Si no te oyere, es indudable que las cosas serán diferentes. ¿Diferentes? Sí.
Prefiero utilizar ese término en lugar de decir: opuestas.

Lucas 17:3 amplía este concepto: Mirad por vosotros mismos. Si tu hermano
pecare contra ti, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale. A esto último, yo lo
reiteraría a cada momento. Porque por cada congregación donde un miembro le pide
perdón a otro y es perdonado, hay por lo menos cien donde no sólo no se le perdona
sino que, incluso, se le margina, ignora y olvida.

Gálatas 6:1 le aporta otra idea al mismo asunto: Hermanos, si alguno fuere
sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de
mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.

Esto ha sido tenido en cuenta en muy pocas ocasiones, tanto por la gente del
común que asiste a diversas iglesias, como a sus propios líderes. Se reprende,
disciplina o sanciona a gente que ha cometido faltas, de una manera tal como si
quienes lo hacen, jamás pudieran caer en lo mismo. ¿Alguien podrá asegurarme que
esto es así o, por el contrario, adherirá a la idea de que cualquiera de nosotros está
expuesto a un error?

Finalmente, en este asunto, la carta de Santiago nos aporta un elemento más


para tener en cuenta. Allí, en los versos 19 y 20 del capítulo 5 de esta epístola,
leemos: Hermanos, si alguno entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le
hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de
muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados.

Santiago se vuelve aquí de una discusión sobre las afecciones físicas para
considerar la enfermedad espiritual, instando a la restauración de los que se han
extraviado. La expresión “entre vosotros”sugiere que quien ha errado es un miembro
de la iglesia.

Además, la frase “hace volver” no se limita a su original sentido de volverse del


pecado a dios, sino a la subsecuente experiencia del regreso a Dios después que un
cristiano ha caído en pecado.

Una persona puede extraviarse de la verdad del evangelio tanto en su


conducta como en la fe, o en ambas. Ya sea en lo doctrinal o en lo moral, descarriarse
equivale a un serio abandono del modo de vida cristiano, no meramente a una
diferencia menor de opinión en lo teológico o a una inconsistencia ética trivial. La
verdad y el error son mutuamente excluyentes, y una persona camina en la verdad de
Dios o en el error de su camino.

Como el individuo descarriado es un cristiano, la muerte es aquí


probablemente la muerte física que recibe a causa de sus pecados. “Cubrirá” traduce
aquí un hebraísmo que significa “perdonar” o “pasar por alto”. El alma y los pecados
cubiertos son los del que ha sido restaurado. Se procura perdón, trayendo al que se ha
apartado al arrepentimiento y a la confesión de pecados.

(16) Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de
dos o tres testigos conste toda palabra.

Esto no es un invento ni una ocurrencia de Jesús. En la ley ya se


cumplimentaba de esta manera. Y Él, respetuoso de esa ley, mientras estaba viviendo
y elaborando la Gracia, repite lo escrito en Deuteronomio 19:15: …No se tomará en
cuenta a un solo testigo contra ninguno en cualquier delito ni en cualquier pecado, en
relación con cualquiera ofensa cometida. Sólo por el testimonio de dos o tres testigos
se mantendrá la acusación.

No deja de ser bueno y conveniente recordar estas cosas, porque es tanto


nuestro afecto por la Gracia y la voluntad de no vivir ya más conforme a la ley, que
corremos el riesgo de pensar o suponer que Jesús ya lo hizo antes. Sin embargo Él
dijo muy claramente que no había venido a abrogar la ley sino a cumplirla. Y es más
que evidente en muchos aspectos, que lo hizo sobradamente.

Así fue confirmado posteriormente por una carta que no tiene autor concreto
conocido, como es la de los hebreos. Allí el autor señala, en el capítulo 10 y versículo
28 donde leemos: …El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o tres
testigos muere irremisiblemente.

(17) Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por
gentil y publicano.
(18) De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y
todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo.

Cuando la iglesia del Señor actúa en lo concerniente a la disciplina, si lo hace


conforme a su Señor y Cabeza principal que es Cristo, el cielo aprueba sus
decisiones. Esto no significa que cualquier ocurrencia humana de un líder deba ser
tomada como infalible e irrebatible y factor de atadura o desatadura espiritual.

(19) Otra vez, os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la


tierra acerca de cualquier cosa que pidieren, les será hecho por mi padre que está en
los cielos.

La promesa que hace Jesús puede aplicarse a la oración en general, pero tiene
que ver más específicamente con la guía divina que debe buscarse y recibirse en
cuestiones de disciplina. En esos casos, la oración nos protege contra el espíritu de
venganza.

El término “De acuerdo” que se utiliza en este verso, es en los originales una
sola palabra leída como SUMPHONEO. Proviene de SUM, que significa “Junto” y
PHONEO, que se traduce como “Sonar”. SUMPHONEO es sonar simultáneamente,
estar en acuerdo, estar en armonía. La palabra SINFONÍA viene de SUMPHONEO.
Metafóricamente, significa orar al unísono.

Y una acotación final que quizás pueda evitar algunos malos entendidos o
errores: Cuando se dice que lo que pidan dos o más de dos, de acuerdo, no se trata
de cualquier cosa, se tata específicamente de un asunto relacionado con la disciplina.
Nadie dice que no tenga validez para lo demás, pero no podemos crear una doctrina
respecto a ello.

(20) Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo
en medio de ellos.

La promesa sobre la presencia de Jesús también tiene mayores implicaciones


prácticas, pero se aplica primordialmente a decisiones sobre temas de disciplina
eclesiástica. Lo digo porque es normal que se tome a este “dos o más de dos” como
sinónimo de congregación, que lo es, pero no doctrinalmente. Así como que
“congregación” no es sinónimo de templo, como la estructura evangélica tradicional ha
enseñado erróneamente.

Este texto nos deja dos definiciones de tanta claridad que indefectiblemente
debemos transformarlas en mandamientos cristianos, esto es: provenientes de Jesús
durante su ministerio terrenal. El Mandamiento Nº 54: Todo lo que aten o desaten
en la tierra, será atado o desatado en el cielo. Y en otro sector, nos encontramos
con el Mandamiento Nº 55: Donde están dos o tres congregados en mi nombre,
allí estoy yo.

(Mateo 18: 21)= Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿Cuántas veces
perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?

Si entendemos que los discípulos habían terminado de oír precisiones con


relación a la disciplina eclesiástica, puntual y numérica, podremos entender lo que
Pedro pregunta aquí y de la manera en que lo hace.

Además a Pedro no se le ocurrió como por arte de magia elaborar una frase
célebre para que los cristianos de hoy hagan bromas al respecto. Él había leído la ley
y conocía un texto que nosotros tenemos en el libro del Génesis 4:24: …Si siete veces
será vengado Caín, Lamec en verdad setenta veces siete lo será.

(22) Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aún hasta setenta veces siete.
(¿Jesús le estará diciendo a Pedro que debería perdonar una ofensa hasta
cuatrocientos noventa veces? En absoluto. Siete es el número de lo completo, el bien
llamado número de Dios, y lo que debe entenderse aquí como siete y sus múltiplos, es
“todas las veces que fuese necesario”.)

(23) Por lo cual, (Por todo lo que venimos viendo sobre la disciplina y el
perdón), el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus
siervos.

(24) Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía mil
talentos.

(25) A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e


hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda.

(26) Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten


paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.

(27) El Señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la


deuda.

(28) Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía
cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: págame lo que me debes.

Convengamos algo para que sirva de mejor entendimiento a las raíces de esta
parábola. Diez mil talentos representaban la mayor suma imaginable en aquella época
y sitio. En contraposición con esto, cien denarios era una cantidad decididamente
insignificante.

(29) Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: ten


paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.

(30) Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la
deuda.

(31) Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y


refirieron a su señor todo lo que había pasado.

(32) Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella


deuda te perdoné, porque me rogaste.

(33) ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve


misericordia de ti?

(34) Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase
todo lo que le debía.

(35) Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo
corazón cada uno a su hermano sus ofensas.
Esta parábola ilustra el principio del perdón, un elemento vital en el proceso de
la disciplina eclesiástica, que es de lo que se viene hablando. Esto ya fue explicado a
los discípulos en un modelo de oración que les fuera dado. Dios ha perdonado
gratuitamente nuestras deudas, así que nosotros también debemos perdonar de la
misma manera.

Que no se confunda este suceso (Tal como ha sucedido en muchos lugares no


demasiado despiertos espiritualmente) con legalismo ni tácticas intimidatorios. Lo que
se afirma, por el contrario, es lo serio del perdón responsable, al tiempo que muestra
como, la falta de misericordia, cierra los canales de comunicación y santificación entre
Dios y su pueblo. ¿Entiende ahora algunas de las tantas cosas feas que ocurren
dentro de la iglesia?

Las palabras preliminares de Jesús hacen especialmente crucial esta parábola


del Reino acerca del siervo que no perdonó. Se ofrece una juiciosa advertencia contra
la tendencia humana de olvidar el don de la gracia de Dios de perdonar y contra la
inclinación del alma de cultivar una actitud reacia al perdón.

1)= Jesús demostró como la actitud de no perdonar puede limitar lo que Dios
haría en otros. Nótese que el consiervo encarcelado está todavía en prisión al final de
esta historia, lo cual revela como una actitud intransigente puede “atar” a una persona
a circunstancias indeseables y perpetuar un problema.

2)= Jesús enseña como el espíritu de no perdonar (Los torturadores,


literalmente “cobradores de impuestos”) exige un precio a nuestros cuerpos, mentes y
emociones. Finalmente, toda persona del “reino” es aconsejada a mantener un
corazón perdonador hacia todas las otras personas.

Los privilegios del Reino y el poder no deben ser mal manejados. El no


perdonar es potencialmente peligroso para cualquiera de nosotros. Y sucede con
algunos de los llamados “pecados gruesos”. Piense: A Jesús, a la cruz, ¿Lo
acompañaron las prostitutas, los adúlteros, los homosexuales o los drogadependientes
o quienes lo empujaron a ella fueron los religiosos? LA iglesia de hoy, ¿A cuales de
todos estos recibe mejor o sencillamente margina?

Con mucha frecuencia se cita el texto de Mateo 18:18 para aseverar la


autoridad del creyente en la oración. Pero el poder de “atar y desatar” se revela de
inmediato como algo de mucho riesgo, si la intransigencia a la hora de perdonar se
mantiene entre la gente del Reino. ¿Quiere que le diga algo básico? Esa es – entre
muchas otras, claro -, la causa por la cual muchos líderes han perdido su autoridad en
el ámbito espiritual.

Y este es, el que vamos a definir como el Mandamiento Nº 56: Perdonar a


toda ofensa sin condicionamiento alguno.

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J no de los grandes temas dentro de la estructura eclesiástica tradicional


por todos los tiempos, ha sido y es aún el relacionado con el divorcio. En algunos
lugares, los divorciados son casi ignorados con total y absoluta indiferencia. En otros
más legalistas, son tratados, destratados y hasta maltratados como si además del de
la blasfemia al Espíritu Santo, este también fuera un pecado sin perdón.

Hay un extenso y muy profundo trabajo en nuestra página, bajo el título de


¿Hasta que la Muerte nos Separe? Donde hemos intentado traer claridad al
respecto. Por tanto, aquí solamente nos limitaremos a hallar algunos conceptos
vertidos por Jesús con claridad concreta y, al mismo tiempo, encontrar si lo hubiera,
algún nuevo mandamiento a ser cumplido y respetado por su pueblo.

(Mateo 19: 1)= Aconteció que cuando Jesús terminó estas palabras, (Venía
hablando del perdón), se alejó de Galilea, y fue a las regiones de Judea al otro lado
del Jordán.

(2) Y le siguieron grandes multitudes, y los sanó allí.

Un leve detalle. ¿Dice que sanó a “algunos”? No lo parece, ¿Verdad? Más


bien, lo que dice, es que los sanó a todos. ¿Y cuantos serían esos “todos”? No lo dice
con precisión, pero no pocos, seguramente, ya que de otro modo jamás Él hubiera
escrito “multitudes”.

(3) Entonces vinieron a él los fariseos, tentándole y diciéndole: ¿Es lícito al


hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?

Hay que aclarar que los rabinos estaban divididos en cuanto a la interpretación
del divorcio. Los conservadores de la escuela de Shammai sostenían que el adulterio
era el único motivo de divorcio; mientras los liberales de la escuela de Hillel eran
partidarios del divorcio por cualquier causa, aún por disgusto personal.

El libro de Deuteronomio, en su capítulo 24 y en el primer verso, alude a este


asunto de la siguiente manera: …Cuando alguno tomare mujer y se casare con ella, si
no le agradare por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá carta de
divorcio, y se la entregará en su mano, y la despedirá en su casa.

(4) Él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio,
varón y hembra los hizo?

(5) Y dijo: Por eso el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los
dos serán una sola carne?

(6) Así que ya no son más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios
juntó, no lo separe el hombre.
Esto habla con claridad de lo que es el designio, la voluntad y el propósito de
Dios: que el matrimonio sea un estado permanente y sin disolución. Pero claro;
estamos hablando de un matrimonio al que Dios juntó. Es probable que cuando no es
Dios el que junta a dos personas, a corto o mediano plazo pueda surgir el factor que
los lleve a la disolución.

Si no se juntaron conforme a la voluntad de Dios, no se ve el motivo por el cual


deberían continuar simplemente porque esa es la voluntad de Dios. No sirve para los
cristianos genuinos, pero sí para que nosotros podamos actuar con mayor misericordia
y comprensión para con aquellos que llegan a Cristo en ese estado.

(7) Le dijeron: ¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio y
repudiarla?

(8) Él les dijo: por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a
vuestras mujeres; mas al principio no fue así.

La ley de Moisés, entonces, conforme a lo que aquí se está señalando, puede


considerarse como una concesión a la flaqueza humana, y no fue dada para hacer
más fácil el divorcio. Más bien constituía una restricción a las costumbres del divorcio
fácil, dándole a la mujer alguna protección.

(9) Pero yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de
fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera.

En este pasaje Jesús aborda con franqueza un asunto fundamental la causa


del divorcio es la dureza del corazón. Detrás de cada matrimonio sólo hay un corazón
endurecido contra Dios, y después endurecido contra el compañero cónyuge.

Desde el principio mismo, la intención de Dios en lo que concierne al


matrimonio fue que el matrimonio sea para toda la vida. Teniendo en cuenta esto, los
creyentes debieran tener cuidado al escoger compañero o la compañera para la vida.

A pesar de ello, ningún matrimonio está completamente libre de las diferencias


y dificultades que pudieran conducir al divorcio, si el esposo y la esposa fueran
defraudados en sus inclinaciones naturales.

El diablo exagerará las fallas y las insuficiencias del cónyuge, sembrará


sospecha y celos, provocará la autocompasión, insistirá en que usted merece algo
mejor, y le hará la engañosa promesa de que las cosas serían mejores con alguna otra
persona.

Pero es menester que escuche las palabras de Jesús y recuerde: Dios puede
cambiar los corazones y quitar toda su dureza si tan sólo nosotros se lo permitimos.
No obstante, también debemos tener muy en cuenta la salvedad que Jesús hace para
el divorcio: la fornicación.

Porque el texto dice que cualquiera que repudia (Se divorcia) a su mujer y se
casa con otra, adultera. Y en otros textos dice que ella también adulterará cuando
vaya y se case con otro. Pero lo remata señalando que todo eso será así, salvo por
causa de fornicación, que dentro del matrimonio es indudablemente el adulterio.

(10) Le dijeron sus discípulos: Si así es la condición del hombre con su mujer,
no conviene casarse.
La conclusión de los discípulos parece sumamente extrema, pero si lo vemos
desde el ángulo y la óptica de las dudas con respecto a la calidad del matrimonio que
va a contraerse, es muy atinada y convendría tenerla muy en cuenta antes de tomar
decisiones fundamentales.

Así nos encontraremos, entonces, con el Mandamiento Nº 57: No propender


a un divorcio, salvo por causa de adulterio.

(Mateo 19: 11)= Entonces él les dijo: No todos son capaces de recibir esto, sino
aquellos a quienes es dado.

Jesús responde de esta manera a la expresión anterior de sus discípulos en el


sentido de que era mejor no casarse. Respecto a ello Pablo dice en 1 Corintios 7:7-9:
…Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su
propio don de Dios, uno a la verdad de un modo, y otro de otro. Digo, pues, a los
solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo; pero si no tienen don
de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando.

(12) Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay
eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se
hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto,
que lo reciba.

Fíjese usted que Jesús, mientras reconocía que el matrimonio era la norma,
recomendaba el celibato en el caso de nacer impotente, o estar castrado, o de quien
voluntariamente quisiera evitar el matrimonio para dedicarse exclusivamente al
servicio del Señor.

Parecería ser de textos como este que el catolicismo romano implantó como
ley absoluta el celibato de sus sacerdotes, cosa que ha sido un error porque no parte
de la premisa de ningún don, sino de una disposición humana que, como tal, ha
producido enormes problemas sociales y pecaminosos en si mismos.

De aquí vamos a extraer un nuevo mandato que viene a poner un necesario


orden en la cuestión sacerdotal, tanto para lo establecido como para lo que habrá de
establecerse. Nadie puede obligar a nadie a hacer nada para lo cual no haya sido
levantado previamente. Por lo tanto, es el Mandamiento Nº 58: El que sea capaz de
recibir el don de continencia, que lo reciba.

(Mateo 19: 13)= entonces le fueron presentados unos niños, para que pusiese
las manos sobre ellos, y orase; y los discípulos les reprendieron.

(14) Pero Jesús dijo: Dejad que los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque
de los tales es el reino de los cielos.

(15) Y habiendo puesto sobre ellos las manos, se fue de allí.

Es bien cerito que existe todo un símbolo precioso en este pasaje y que como
tal habrá de interpretarse, tomarse e implantarse. Pero no menos cierto resulta que
hoy, pleno siglo veintiuno, hay todavía muchos ministros verdaderas “estrellas”
evangélicas a las cuales un niño no alcanzaría ni siquiera a tocar porque sus
guardaespaldas entrenados se lo impedirían bajo la premisa de “no se debe molestar
al siervo”…
Sin embargo, hay otros textos donde se consigna que la comparación con los
niños dista mucho de ser relacionada con sus defectos. Pablo, en 1 Corintios 14:20,
dice: Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia,
pero maduros en el modo de pensar. Pedro, mientras, en su primera carta 2:2,
expresa: desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para
que por ella crezcáis para salvación.

Por tanto, es el resultado concreto del Mandamiento Nº 59: Sólo los que son
como niños heredarán el reino de los cielos.

(Mateo 19: 16)= Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿Qué bien haré
para tener la vida eterna?

En primer término, deberá observar usted que este hombre creía que a la vida
eterna se accedía a partir de obras o algo que podía ganarse por esfuerzo propio. En
parte tiene que ver con la ley, a partir de lo que leemos en el libro de Levítico.

En Levítico 18:5 dice textualmente: Por tanto, guardaréis mis estatutos y mis
ordenanzas, los cuales haciendo el hombre, vivirá en ellos. Yo Jehová.

(17) Él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios.
Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.

Jesús dirige la atención a Dios, el modelo de bondad más alto. Debido a la


naturaleza pecadora del hombre, es imposible que alguien pueda guardar los
mandamientos de manera perfecta, y en razón de ello la salvación es por gracia. Esto
es lo que Jesús está tratando que el hombre comprenda.

(18) Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás.


No dirás falso testimonio. (19) Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo
como a ti mismo.

(20) El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más
me falta?

(21) Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a
los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme.

(22) Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas
posesiones.

Lo que Jesús hace aquí es lanzarle al joven un tremendo reto destinado a


demostrar que este hombre no había observado, a pesar de su alegato, el espíritu
encerrado dentro de los mandamientos. De hecho, su actitud egoísta al hacer un ídolo
de las riquezas, revela que había quebrantado el primero de ellos.

Se han malinterpretado tanto estas palabras que, en muchos sitios


supuestamente llamados “cristianos”, se ha implementado como ordenanza interna y
regla de honor para formar parte de ellos, el vender todas las posesiones y entregarle
a la organización lo obtenido por ello. Esto no es cumplimiento de una palabra divina;
esto es manipulación oportunista y delictiva.

El contenido real y genuino de las palabras de Jesús construyen el que


podríamos denominar como Mandamiento Nº 60: Anteponer los intereses y
riquezas del Reino a las nuestras.
(Mateo 19: 23)= Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que
difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos.

Esta es una sentencia muy amplia, de ninguna manera compulsiva o


generalizada de manera concreta ni mal intencionada. Es una sentencia que grafica
una postura ante la vida material y la espiritual. Pero cuidado: de ninguna manera es
una marginación automática de todo lo que ostente poderío económico. Porque la
iglesia es próspera, sólo que a la manera de Dios.

Tiene que ver con la esencia de esa riqueza y no con la riqueza en sí misma.
Lo explaya bien Pablo cuando le escribe a Timoteo, en su primera carta, 6:9-10,
cuando le dice: Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en
muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y
perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando
algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.

(24) Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una
aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.

Es claro que Jesús exagera, pero no por gusto sino como parte de su modismo
parabólico. Así es como explica como es imposible que alguien pueda entrar al cielo si
confía más en las riquezas que en Dios. Su uso paralelo del Reino de los Cielos y del
Reino de Dios, muestra que estas dos expresiones son sinónimas.

(25) Sus discípulos, oyendo esto, se asombraron en gran manera, diciendo:


¿Quién, pues, podrá ser salvo?

Supuestamente, poseer riquezas era una evidencia del favor de Dios. Jesús
demuestra la falacia de este punto de vista afirmando que, por el contrario, podían ser
un obstáculo para ello. Además, la respuesta de los discípulos deja también en
evidencia que en algunas cosas, ellos no habían entendido absolutamente nada.

(26) Y mirándolos Jesús, les dijo: para los hombres esto es imposible; mas
para Dios todo es posible.

¿Nunca se ha preguntado usted qué es lo que significa eso de que para Dios
todo es posible? Comencemos por decir que esta palabra, POSIBLE, aquí, es la
palabra DUNATOS. Podemos compararla con nuestras más conocidas “dinastía”,
“dinamita”, “dínamo” y “dinámico”. ES algo fuerte, potente, poderoso.

En su forma neutra, la palabra significa su traducción presente. “posible”. La


idea inherente es la de tener la habilidad para actuar y el poder para cumplir. Cristo
asegura que a pesar de nuestros inútiles esfuerzos para hacer que las cosas sucedan,
Él puede demostrar el poder dinámico que traslada a la gente del reino de Satanás al
reino de Dios.

(27) Entonces respondiendo pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado


todo, y te hemos seguido; ¿Qué pues tendremos?

¡¡¡Pedro!!! ¿Verdad que parece un estudiante seminarista pensando en su


futuro pastoral al frente de alguna tremenda iglesia que le permita trabajar de pastor
para toda su vida sin que su familia pase necesidades o presiones económicas?
Lo que sí es real, es que Pedro está perdiendo de vista, aquí, las enseñanzas
de Jesús o al menos los principios básicos que ellas encierran. Entonces reclama con
orgullo mal disimulado lo que pueda pertenecerle como “pago” por haber dejado todo
para seguir a Jesús. Me pregunto cuantos cristianos están haciendo lo mismo en este
tiempo. A todos ellos, la respuesta que el Señor le da a Pedro.

(28) Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo
del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido
también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.

Estas advertencias contra las riquezas dan paso a la promesa de recompensa


para todos aquellos que las hayan abandonado a causa de Cristo. Las bendiciones
que se recibirán en la regeneración (Que es la era por venir), sobrepasarán en mucho
las pérdidas materiales en esta era. Las doce tribus: es decir, nacida del Israel antiguo,
es ahora el nuevo Israel. Jesús asegura a los discípulos que serán objeto de una
exaltación especial en la era por venir.

(29) Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o


madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará
la vida eterna.

Es indudable que esta promesa hecha a los discípulos, se generaliza


extendiéndose a todos los seguidores de Cristo en todos los tiempos. Pero cuidado:
esto no implica que a cualquiera que se le ocurra o le parezca conveniente abandonar
todo y dedicarse a la religión tenga en su vida cumplimiento de ella. Es bien claro
Jesús: por mi nombre, dice. Y eso, en muchos casos, no tendrá absolutamente nada
que ver con disposiciones congregacionales o denominacionales.

(30) Pero muchos primeros serán postreros, y postreros primeros.

Porque las recompensas, hay que saberlo, serán dispensadas según las
normas del cielo, no sobre las que rigen tradicionalmente en la tierra. Esta afirmación
sirve de introducción a una conocida parábola, como es la de los obreros de la viña.

Aquí hallamos, entonces, el Mandamiento Nº 61: Los primeros según el


mundo, serán últimos en el Reino.

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J na de las mayores riquezas que tiene la Palabra de Dios, la podemos


encontrar en las parábolas utilizadas por Jesús durante su ministerio. Porque al
margen de la poesía y el armado de cada una de ellas, contienen principios
espirituales que sólo podrán ser vistos a través de la revelación del Espíritu Santo de
Dios.

Hay una, concretamente, denominada como “La Parábola de los Obreros de la


Viña” que, además de encerrar profundas enseñanzas en muchos ítems diferentes,
también contiene mandamientos nuevos que Jesús dejó para todos nosotros.

(Mateo 20: 1)= Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, padre
de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para su viña.

(2) Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su
viña.

Esta parábola tiene su origen en la actitud que manifiestan los discípulos ante
el servicio y las recompensas. Aunque se recibirán las recompensas, Jesús rechaza el
deseo de servir por obtener recompensa en lugar de por amor.

La negociación casi gremial que el padre de familia tuvo con los obreros que
pensaba contratar, no se escapó a lo que era regla casi inamovible en la época. Ese
denario convenido, era el promedio básico que se pagaba por todo un día de trabajo.

(3) Saliendo cerca de la hora tercera del día, vio a otros que estaban en la
plaza desocupados; (4) y les dijo: id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea
justo. Y ellos fueron.

Cabe aclarar para una mejor comprensión del relato desde el punto de vista
lineal e histórico, que la llamada “hora tercera” eran las 9.00 de la mañana. Y tiene
origen este episodio porque, por el contrario, cualquier clase de labores agrícolas se
iniciaba a las 6.00 de la mañana o AM.

(5) Salió otra vez cerca de las horas sexta y novena, e hizo lo mismo. (Aquí se
trata de la hora de la “siesta”, esto es: posterior al almuerzo: entre las 12.00 AM y las
3.00 PM).

(6) Y saliendo cerca de la hora undécima (Las 5.00 PM) halló a otros que
estaban desocupados; y les dijo: ¿Por qué estáis aquí todo el día desocupados?
(7) Le dijeron: Porque nadie nos ha contratado. Él les dijo: id también vosotros
a la viña, u recibiréis lo que sea justo.

(8) Cuando llegó la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: llama a los
obreros y págales el jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros.

Fíjese que el problema, en la parábola, surge por la orden de pagarle primero a


los últimos. Esto, indudablemente, despertó las expectativas de los que habían llegado
antes a la viña. El orden de arribo, es una tradición y costumbre nunca escrita, pero
fielmente respetada en casi todos los sitios. De allí que esto desestructuraba,
esencialmente las costumbres del tiempo y lugar.

En el libro de Deuteronomio, 24:15, vemos que pagar los jornales al atardecer


no era un patrimonio de este señor de la viña, ya que allí dice: …En su día darás su
jornal, y no se pondrá el sol sin dárselo; pues es pobre, y con él sustenta su vida; para
que no clame contra ti a Jehová, y sea en ti pecado. (Clarísimo: pagar fuera de tiempo
era pecado. ¿Habría que tomar nota sindical de esto, verdad?)

(9) Y al venir los que habían ido cerca de la hora undécima, recibieron cada
uno un denario.

(10) Al venir también los primeros, pensaron que habrían de recibir más; pero
también ellos recibieron cada uno un denario.

(11) Y al recibirlo, murmuraban contra el padre de familia, (12) diciendo: estos


postreros han trabajado una sola hora, y los has hecho iguales a nosotros, que hemos
soportado la carga y el calor del día.

Fíjese con mucho cuidado en este episodio. Si lo examina desde el ángulo de


nuestra óptica social secular, no cabe ninguna duda que parece muy justo el
razonamiento de los que habían trabajado todas las horas, en el sentido de suponer
que merecían más que los que habían trabajado una sola hora. Sin embargo, el
mundo es el mundo, y el Reino de Dios es el Reino…

(13) Él, respondiendo, dijo a uno de ellos: amigo, no te hago agravio; ¿No
conviniste conmigo en un denario?

(14) toma lo que es tuyo, y vete; pero quiero dar a este postrero, como a ti.

(15) ¿No me es lícito hacer lo que yo quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia,
porque yo soy bueno?

(16) Así los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque
muchos son llamados, mas pocos escogidos.

Esta parábola, indudablemente, no tiene demasiado espacio para incluirle


comentarios de hombre. Habla por sí misma y se revela por sí misma. El señor de la
viña, que es nuestro Dios, tiene para darnos a cada uno de nosotros, un pago por
nuestro trabajo en su viña.

Ese pago, ¿Tendrá que ser mayor para aquellos que se entregaron a Cristo
cuando eran pequeños, que los que se convirtieron segundos antes de morir? Un
gremialista diría que sí, que eso sería “muy justo”. Pero resulta ser que la justicia de
Dios es muy diferente a la del hombre.
Y que además de esa clase de justicia distinta, hay un elemento que no
siempre es tenido en cuenta por la gente creyente: Dios es Soberano. Y Soberanía,
entre otras cosas y más allá de la fraseología teológica y religiosa, es algo así como:
hago lo que quiero, como quiero y con quien quiero. ¡¡Es que no lo entiendo!! No lo
entiendas; sólo créelo y confía.

Hay algo más: tiene que ver con el servicio. ¿No has oído decir que más que
Dios te use, lo que realmente interesa es que Dios te apruebe? ¡Hermano! ¿No es lo
mismo? No, no es lo mismo. Judas Iscariote, Saúl, Balaam, fueron usados, pero:
¿Fueron aprobados? Dios te llama, tú respondes y luego, conforme a tus respuestas,
Él te escoge o no.

Está clara la enseñanza y la lección de la parábola. Está claro también la


presencia del que viene a constituirse en el Mandamiento Nº 62: Muchos son
llamados, mas pocos escogidos.

(Mateo 20: 20)= Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con
sus hijos, postrándose ante él y pidiéndole algo.

(21) Él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: ordena que en tu reino se sienten
estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda.

Esta es una constante en la iglesia de hoy. Mientras algunos, como Jesús,


siguen un camino de entrega en beneficio del prójimo, otros, representados aquí por la
madre de estos muchachos, sólo piensan en sus status.

Este requerimiento contrastaba el autosacrificio que Jesús acaba de describir


con las ambiciones de sus seguidores. La derecha y la izquierda, a la cual alude esta
madre, son posiciones protocolares de honor en el reino consumado.

(22) Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber
del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy
bautizado? Y ellos le dijeron: podemos.

El vaso se usaba como símbolo de una gran alegría o de una gran pena. Aquí
hay una clara referencia a la muerte de Jesús y, más específicamente, al juicio de Dios
sobre el pecado. El bautismo, aquí, significa ser sumergido en el sufrimiento decidido
por Dios.

(23) Él les dijo: a la verdad, de mi vaso beberéis, u con el bautismo con que yo
soy bautizado, seréis bautizados, pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es
mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre.

Fíjese usted que Santiago y Juan, (Pues de ellos se está hablando aquí),
ciertamente sufrieron. Santiago fue el primero de los apóstoles en sufrir el martirio, y
en sus últimos años, Juan también sufrió persecución y exilio. De acuerdo con la
tradición cristiana, también fue martirizado.

(24) Cuando los diez oyeron esto, se enojaron contra los dos hermanos.

(25) Entonces Jesús, llamándolos, dijo: sabéis que los gobernantes de las
naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad.

(26) mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande
entre vosotros, será vuestro servidor, (27) y el que quiera ser el primero entre vosotros
será vuestro siervo; (28) como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para
servir, y para dar su vida en rescate por muchos.

La palabra RESCATE en este pasaje, es la palabra griega LUTRON. Viene del


verbo LUO, que significa “desatar”. La palabra significa una liberación de la esclavitud
o de la cautividad por medio del pago de un determinado precio.

El pecado exige una expiación, un precio que hay que pagar por causa de la
pena de muerte que pesa sobre nosotros. Jesús nos regaló un rescate universal (Para
muchos), de naturaleza vicaria. LUTRON define el precio que se pagó par cancelar
nuestra deuda.

Creo, y más que creer así, sencillamente, debería decir que estoy totalmente
convencido, que tengo certeza absoluta, que este texto que termina usted de leer y de
analizar a la luz de la historia y de lo que el mismo Espíritu pueda ahora estar
enseñándole, es el menos tenido en cuenta por la estructura eclesiástica que
conocemos.

Porque Jesús dice que los amos del planeta (Y usted puede recordar en este
momento los nombres y apellidos que conoce perfectamente por estar
permanentemente en las cubiertas de todos los diarios y en las principales cadenas de
la televisión internacional) se hacen señores de ellas.

Y eso es exactamente así. Porque si tomamos, por ejemplo, una nación con
funcionamiento democrático, descubriremos que, en lugar de elegir a personas que de
alguna manera trabajarán para ellos, el pueblo elige a gente que luego pasará a
dominarlos totalmente.

Ni hablar de los países donde los sistemas de gobierno tienen que ver con
otras particularidades y donde la población no tiene ni siquiera el derecho a optar o a
elegir más o menos libremente por elecciones. Allí sencillamente es despotismo total y
tiranía absoluta. Aquí también usted podrá inscribir nombres y apellidos que no es
necesario que yo le suministre.

No hay manera evidente de salir de estos señoríos. La gente del común ya


sabe con claridad a que atenerse con relación a sus gobernantes. Pero Jesús dice con
total claridad algo que evidentemente nadie ha respetado: dice que entre nosotros, no
será así.

¿Cómo será entre nosotros, entonces? En la Palabra misma está la respuesta


que también ha sido ignorada. Dice que el que quiera hacerse grande entre nosotros,
ese será nuestro servidor; que el primero, será nuestro siervo.

Esta palabra es muy utilizada dentro de los ambientes evangélicos. Si yo le


digo a usted: ¡Cuidado que allí viene el siervo!, estoy seguro que la 0rimera reacción
no será de ternura y simpatía, sino de precaución y hasta temor. ¿Por qué?

Porque siervo, hoy, en nuestra estructura eclesiástica babilónica, es casi


sinónimo de líder indiscutido, de hombre infalible al cual no se le puede discutir
ninguna de sus directivas, de un ser que está a la diestra de Dios y que es al único
que el Señor estaría usando para que nos sojuzgue a todos nosotros. En eso se ha
convertido este “siervo” del que Jesús habla aquí, indudablemente, con diferentes
connotaciones.
Como consecuencia de todo este andamiaje mal estipulado y mal utilizado en
beneficio personal de hombres con jerarquías humanas, salta a la vista el
Mandamiento Nº 63: Ustedes no están para ser servidos, sino para servir.

(Mateo 21: 12)= Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los
que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas
de los que vendían palomas.

Cabe consignar que conforme al grado, tamaño o magnitud del pecado que se
deseaba expiar, el sacerdote ordenaba una ofrenda determinada que podía ser: un
buey, un cordero o una paloma.

Uno de los factores relacionados con las ofrendas, consistía en que todo el
mundo observara al protagonista marchando hacia el altar con su ofrenda, y pudiera
tomar conocimiento del grado de pecado que éste había cometido. La labor de
cambistas o vendedores en el templo se había creado, precisamente, como forma de
evitar esa humillación.

Además, los cambistas y otros mercaderes cometían fraude en sus


transacciones. Jesús cumplió la profecía de Malaquías 3:1-3 por medio de otra
parábola escenificada, para demostrar su autoridad mesiánica con respecto al fraude y
comercialización del sistema ritual de sacrificios. Esta parece la segunda limpieza del
templo realizada por Jesús.

Las organizaciones eclesiásticas actuales, salvadas muy pocas y honrosas


excepciones, contienen en su interior con muy pocas diferencias, casi los mismos
fraudes. Ahora ya no en forma de cambios de monedas u ofrendas de animales, pero
sí en lo que tiene que ver con casetes, CD, libros y otras menudencias mal llamadas
“cristianas”, pero que todo sabemos que no siempre son inspiradas desde allí, sino
desde la necesidad económica de algunos artistas o autores fracasados.

(13) Y les dijo: escrito está: mi casa, casa de oración será llamada; mas
vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.

Esto que Jesús dice aquí, tiene correlato en el libro de Isaías. Allí, en 56:7 se
lee: …yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus
holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será
llamada casa de oración para todos los pueblos.

También en el libro de Jeremías hay una clara referencia a este asunto,


cuando en 7:11, dice: …¿Es cueva de ladrones delante de vuestros ojos esta casa
sobre la cual es invocado mi nombre? He aquí que también yo lo veo, dice Jehová.

(14) Y vinieron a él en el templo ciegos y cojos, y los sanó.

(15) Pero los principales sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que
hacía, y a los muchachos aclamando en el templo y diciendo: ¡Hosanna al hijo de
David! se indignaron, y le dijeron: ¿Oyes lo que estos dicen? Y Jesús les dijo: sí;
¿Nunca leísteis: de la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la
alabanza?

(17) Y dejándolos, salió fuera de la ciudad a Betania, y posó allí.

Era tanta la religiosidad de los principales, sacerdotes y escribas que, pese a


admitir que Jesús hacía ciertas maravillas que no tenían nada que ver con lo natural y
que podían adjudicarse a un grado de divinidad manifestada, no aprobaban sin
embargo que le rindieran alabanza por ello.

En otros órdenes, hoy está ocurriendo algo muy similar. Cuando dentro del
ambiente evangélico tradicional, cargado de enormes discursos llamados “mensajes” y
carentes de poder de Dios manifestado, aparece alguien que sí lo esgrime como
mayor relieve, todos los líderes están dispuestos a reconocerlo, pero de ninguna
manera a admitir que lo suyo es fraudulento y plagado de manipulaciones
emocionales.

De allí que en este texto, aparecen dos sentencias pronunciadas por Jesús que
dividiremos en dos fracciones con el fin de que cada una significa enseñanza,
crecimiento y bendición a su pueblo: Mandamiento Nº 64: No hagan de mi casa una
cueva de ladrones. Y el siguiente, Mandamiento Nº 65: De la boca de los que son
como niños se ha perfeccionado la alabanza.

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, n el consenso global de la escritura, hay dos frutos que tienen que ver de
manera directa con el pueblo de Dios. Uno es la uva, o la viña, que tiene relación
directa con lo que es todo el pueblo en general. La otra es la higuera, o los higos, que
tienen implicación de remanente.

Hay una parábola en el evangelio de Mateo, que tiene que ver precisamente
con la higuera, y que además de significar una expresión concreta y contundente de la
autoridad de Jesús sobre toda la creación, implica además una tipología de lo que
espera el Señor de su remanente santo.

(Mateo 21: 18)= Por la mañana, volviendo a la ciudad, tuvo hambre.

(19) Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no halló nada en ella,
sino hojas solamente; y le dijo: nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la
higuera.

Vamos a explicar algo que si bien tiene que ver directamente con la botánica,
está íntimamente ligado al contenido espiritual de este pasaje. No se olvide que la
Biblia siempre será un compendio de relatos literales que encierran principios
espirituales.

En una higuera, primero se forma el fruto y luego aparecen las hojas. Así es
que uno espera siempre encontrar suficientes frutas en un árbol lleno de hojas. La
higuera designa aquí al Israel de los tiempos de Jesús, cuyo sistema religioso y
herencia prometían dar frutos satisfactorios.

Así que el anatema se refería no sólo a la higuera, sino a la nación de Israel,


una parábola escenificada que mostraba el juicio que caería sobre la falsa decisión de
Israel. La nación había hecho profesión de rectitud y mantenido todas las formas
externas de la santidad, pero mientras se decía creer en Dios, rechazaban
abiertamente al Hijo de Dios.

La diferencia que siempre va a existir entre una higuera y una viña, tiene que
ver con el fruto y no con las hojas. Porque una uva, (fruto de la viña), contiene tres o a
lo sumo cuatro semillas para prolongar su especie, mientras que un higo, si usted lo
examina, verá que es todo semilla.

(20) Viendo esto los discípulos, decían maravillados: ¿Cómo es que se secó
enseguida la higuera?

(21) Respondiendo Jesús, les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no
dudareis, no sólo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte le dijereis: quítate
y échate en el mar, será hecho.
(22) Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.

La lección positiva y al mismo tiempo profundo principio espiritual encerrado en


este relato, muestra la validez del increíble poder de la oración, cuando es
pronunciada no solamente con fe y convicción (elementos necesarios e
indispensables), sino de acuerdo con la voluntad el propósito de Dios.

Parece una verdad de Perogrullo, pero no lo es tanto. Cualquiera que lee y no


está avisado del tema, nos dirá: ¡Que gracia! ¡Cualquiera sabe que la oración hecha
con fe y creyendo es más potente y efectiva que cualquier otra arma forjada por el
hombre.

Sí, es verdad, pero convengamos que a la hora de orar, todos podemos


arrodillarnos, cerrar nuestros ojos, levantar nuestras manos y hacer una extensísima,
articulada y rimbombante oración capaz de asombrar al mundo. Pero creer en lo que
estamos orando, ya no pasa por las formas externas, sino por algo que nos llega
desde adentro hacia fuera.

Aquí nos encontramos con el Mandamiento Nº 66: Todo lo que pidan


creyendo, les será concedido.

(Mateo 21: 23)= Cuando vino al templo, los principales sacerdotes y los
ancianos del pueblo se acercaron a él mientras enseñaba, y le dijeron: ¿Con qué
autoridad haces estas cosas?¿Y quien te dio esta autoridad?

Fíjese que preguntándole a Jesús sobre la fuente de la autoridad con la que


actuaba, las autoridades religiosas esperaban sorprenderle en alguna blasfemia. Sin
embargo, al formular la pregunta, ya están dejando en evidencia la existencia de una
autoridad singular en Él.

Es la misma clase de autoridad que emana de quienes son legítimos y


genuinos siervos de Jesucristo en este tiempo. Los hombres inventaron las
organizaciones eclesiásticas y los cargos, funciones y títulos que ellas otorgan como
autoridad visible. Pero la autoridad real, siempre será la que no tiene raíz humana,
sino divina. Exactamente la misma que exhibió Jesús.

(24) Respondiendo Jesús, les dijo: Yo también os haré una pregunta, y si me la


contestáis, también yo os diré con qué autoridad hago estas cosas.

(25) El bautismo de Juan, ¿De donde era? ¿Del cielo o de los hombres? Ellos
entonces discutían entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué, pues,
no le creísteis?

Cuando habla del BAUTISMO de Juan, en este texto, la palabra original que
utiliza, es BAPTISMA, que viene del verbo BAPTIZO, que significa, remojar, sumergir.
BAPTISMA hace énfasis en el resultado del acto más que en el acto mismo.

En el bautismo cristiano, lo importante es la identificación de la persona


bautizada con Cristo, en muerte, sepultura y resurrección. La palabra describe la
experiencia de un convertido, desde su aceptación inicial de Cristo hasta su iniciación
en la comunidad cristiana.

Es una decisión íntima y personal de cada hombre o mujer llegados a los pies
de Cristo, en un marco de obediencia a un mandato, desear pasar por las aguas del
bautismo tal cual lo decidió Jesús en su momento. Lo que no se entiende, es que haya
organizaciones que se arroguen un derecho antibíblico de decidir si alguien “está en
condiciones” o no para ser bautizado.

(26) Y si decimos de los hombres, tememos al pueblo, porque todos tienen a


Juan por profeta.

(27) Y respondiendo a Jesús, dijeron: No sabemos. Y él también les dijo:


Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas.

¿No es verdad que esta última respuesta de Jesús, suena muy parecida a
alguna expresada por un cristiano carnal cuando, dejándose llevar por el rencor ante lo
que pueda haber sido un ataque o una ofensa, responde casi cobrándose ojo por ojo y
diente por diente?

Sin embargo Jesús, al contestar una pregunta de ellos, lo que hace es


confrontar a sus oponentes colocándolos en una disyuntiva total. Porque la clase
religiosa, más allá de sus propias e íntimas verdades “espirituales”, lo que cuida al
máximo, es su imagen exterior. Es como el pastor que, con tal de no perder la estima y
la sujeción de sus miembros, es capaz hasta de incorporar ocultismo a sus cultos.

Aquí queda en evidencia el Mandamiento Nº 67: No tienen que dar ninguna


explicación con respecto a la autoridad con la que hacen mis cosas.

(Mateo 21: 28)= Pero ¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y
acercándose al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña.

(29) Respondiendo él, dijo: No quiero, pero después, arrepentido, fue.

(30) Y acercándose al otro, le dijo de la sima manera: y respondiendo él, dijo:


Sí señor, voy. Y no fue.

(31) ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: El primero.
Jesús les dijo: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de
vosotros al Reino de Dios.

(32) Porque vino a vosotros Juan en camino de justicia, y no le creísteis; pero


los publicanos y las rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, no os arrepentisteis
después para creerle.

Aquí la significación d esta parábola relatada por Jesús, es tan clara que no
admite demasiadas explicaciones. Tiene que ver con que los pecadores arrepentidos
de las faltas más viles entrarán al cielo, pero no así los religiosos hipócritas.

Esto es muy importante, porque para una enorme mayoría de cristianos,


siempre será mucho más salvo alguien que todos los domingos va a una iglesia, que
aquellos que por algún motivo pasan un tiempo sin concurrir.

La verdad salta a la vista en esta parábola. Los pecadores más viles y groseros
que se arrepienten, inmediatamente son justificados y restaurados, pero los religiosos
que concurren a los templos cada domingo pero aún no están arrepentidos así sea de
sus pequeños pecados, todavía tienen que poner las cosas en orden con el Señor.

De allí que todas estas conclusiones y consideraciones nacidas a la luz de esta


Palabra, nos prodiga el Mandamiento Nº 68: Los más sucios, los más marginales,
van delante de ustedes, religiosos, al Reino de Dios.
(Mateo 21: 33)= Oíd otra parábola: hubo un hombre, padre de familia, el cual
plantó una viña, la cercó de vallado, cavó en ella un lagar, edificó una torre, y la
arrendó a unos labradores, y se fue lejos.

Esta parábola, entre todas las demás cosas que nos va a mostrar, nos deja
también en evidencia el conocimiento que Jesús tiene de lo que hasta allí era la única
Palabra de Dios escrita, ya que su inicio tiene que ver con una canción relacionada
con la viña y subrayará el mismo mensaje. ¡Tu sentencia es bien merecida! Como la
de la higuera, la de la viña es una metáfora que habla del pueblo de Dios.

LA canción de la viña la podemos hallar en el libro de Isaías 5: 1-7 y dice


textualmente: …Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña. Tenía
mi amado una viña en una ladera fértil…

..:La había cercado y despedregado y plantado de vides escogidas; había


edificado en medio de ella una torre, y hecho también en ella un lagar; y esperaba que
diese uvas y dio uvas silvestres…

…Ahora, pues, vecinos de Jerusalén y varones de Judá, juzgad ahora entre mí


y mi viña…

…¿Qué más se podía hacer a mi viña, que yo no haya hecho en ella? ¿Cómo,
esperando yo que diese uvas me ha dado uvas silvestres?

Os mostraré, pues, ahora lo que haré yo a mi viña; le quitaré su vallado, y será


consumida, aportillaré su cerca y será hollada.

Haré que quede desierta; no será podada su cavada, y crecerán el cardo y los
espinos; y aún a las nubes mandaré que no derramen lluvia sobre ella.

Ciertamente la viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel, y los


hombres de Judá planta deliciosa suya. Esperaba juicio, y he aquí vileza; justicia, y he
aquí clamor…

(34) Y cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los
labradores, para que recibiesen sus frutos.

(35) Mas los labradores, tomando a sus siervos, a uno golpearon, a otro
mataron y a otro apedrearon.

(36) Envió de nuevo a otros siervos, más que los primeros, e hicieron con ellos
de la misma manera.

(37) Finalmente les envió a su hijo, diciendo: tendrán respeto a mi hijo.

(38) Mas los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: este es el
hechicero; venid, matémosle, y apoderémoslo de su heredad.

(39) Y tomándole, le echaron fuera de la viña, y le mataron.

(40) Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿Qué hará a aquellos


labradores?
(41) Le dijeron: A los malos destruirá sin misericordia, y arrendará su viña a
otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo.

(42) Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras: La piedra que desecharon
los edificadores, ha venido a ser cabeza del ángulo. El Señor ha hecho esto, y es cosa
maravillosa a nuestros ojos?

El rechazo de Jesús se hizo manifiesto en mayor medida en la clase religiosa


de su tiempo, y no tanto en los incrédulos. Del mismo modo hoy, los seguidores
genuinos del evangelio de Jesús, son rechazados por las organizaciones religiosas en
mayor medida que por el mundo secular.

(43) Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será
dado a la gente que produzca los frutos de él.

Hay algo más que resulta más que indispensable aclarar: al rechazar a Jesús,
ellos rechazaron el Reino de Dios, que será dado a la gente, término que se refiere a
un nuevo pueblo (judíos y gentiles) que produzca los frutos que Dios espera.

El Reino de Dios, en este tiempo, ha dejado de ser un patrimonio de aquellos


que asisten a las llamadas “iglesias cristianas”, y ha pasado a ser un elemento casi
vital de muchas personas que, sin estructuras eclesiásticas que las representen,
adoran a Dios donde pueden y rinden sus frutos al quinientos por uno.

(44) Y el que cayere sobre esta piedra será quebrantado; y quien sobre ella
cayere, le desmenuzará.

Lo que está diciendo aquí es que todo aquel que cayere en incredulidad, será
quebrantado sobre esta piedra, y todo el que trate de arrastrarla, será hecho pedazos.
Es más que obvio que cuando dice “piedra”, está hablando de Cristo.

(45) Y oyendo sus parábolas los principales sacerdotes y los fariseos,


entendieron que hablaba de ellos.

(46) Pero al buscar como echarle mano, temían al pueblo, porque éste le tenía
por profeta.

La parábola, indudablemente, tiene que ver con la decisión de Dios de buscar


quien le represente, sin tener en cuenta a aquellos que se levantan a sí mismos como
dignatarios, pero que en sus corazones encierran nada más que incredulidad.

Porque debemos tener en cuenta un detalle muy singular: que el mundo


incrédulo desprecie a Jesús y todo lo que Él encierra, casi es algo lógico. El mundo
secular está en las manos del dios de este siglo que, naturalmente, les ha cegado el
entendimiento.

Pero lo que ya no resulta tan lógico es que también en el ambiente


supuestamente “cristiano” haya incredulidad. Porque lo primero, sería parte de una
ignorancia natural de las cosas de Dios por estar viviendo fuera de Él, pero adentro…

Por esa razón es que Dios experimenta ese desagrado. Él sabe muy bien que
al incrédulo total, al mundano, impío y pecador, siempre podrá hallarlo, un día,
quebrantado y a sus pies, dispuesto a recibir perdón y salvación.
Pero también es consciente que al religioso que anda en incredulidad es muy
complicado traerlo nuevamente a la fe, ya que habiéndola conocido, ha descreído de
su valor y ha resuelto regresar a sus anteriores formas de vida.

En este caso, no hay otra forma de solucionar lo que tiene que ver con la
extensión del Reino, que la de reemplazar a todos aquellos que hayan resuelto
despreciar al Señor de sus vidas y suplantarlos por gente nueva que esté dispuesta a
pagar todos los precios por servirle.

Por eso es que tenemos, en este texto, el Mandamiento Nº 69: Los


incrédulos serán quebrantados en mi persona.

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a sido dicho en varias oportunidades, que allá donde se encuentra el


corazón del hombre, allí cimentará él sus mayores razones de vida. El dinero y las
posesiones materiales son, indudablemente, una parte gravitante de ese sentir.

De allí que el hombre se resista, por todos los medios que encuentre, a ser
pagador, a esgrimir generosidad. Lo pone de manifiesto en una clara oposición, tanto
al tributo impositivo secular al gobierno de turno, que para cumplimentar con lo que
Dios desea que cumpla para su propia bendición y prosperidad.

(Mateo 22: 15)= Entonces se fueron los fariseos y consultaron como


sorprenderle en alguna palabra.

Esto tiene que ver con el tremendo fastidio que le producía a la clase religiosa
la creciente popularidad de Jesús. Debido a ello, las autoridades religiosas tenían que
tenderle una trampa y desacreditarlo entre la gente a fin de, - entre otras cosas –
justificar su futura muerte.

(16) Y le enviaron los discípulos de ellos con los herodianos, diciendo: maestro,
sabemos que eres amante de la verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios,
y que no te cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres.

Los herodianos eran un partido político judío que favorecía la continuación de


la dinastía de Herodes. Aunque ellos y los fariseos eran enemigos naturales, las dos
facciones se unieron en oposición común a Jesús.

(17) Dinos, pues, que te parece, ¿Es lícito dar tributo a César, o no?

Piense lo siguiente: si Jesús contestaba que sí, perdía el favor del pueblo, ya
que éste odiaba la dominación de Roma. Pero si contestaba que no, entonces sus
enemigos lo acusarían de traidor ante las autoridades romanas.

(18) Pero Jesús, conociendo la malicia de ellos, (Esto se llama


discernimiento, señores, no adivinación), les dijo: ¿Por qué me tentáis, hipócritas?

(19 Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario.

(20) Entonces les dijo: ¿De quien es esta imagen, y la inscripción?

Hay un leve y casi minúsculo detalle que deberá ser tenido en cuenta si es que
se desea comprender algunas de las cosa sucedidas en este episodio. La sola y mera
posesión de una moneda romana evidenciaba su sometimiento al dominio de Roma.

(21) Le dijeron: de César. Y les dijo: Dad, pues, a César lo que es de César, y
a Dios lo que es de Dios.
Cuando Jesús dice DAD, aquí, está pronunciando el vocablo griego
APODIDOMI, que traducido, es: cumplir uno su deber, hacia el otro, dar lo que es
debido, devolver, recompensar, restaurar.

Un estado de este mundo provee el bienestar de sus ciudadanos, quienes se


ven así obligados a apoyar al gobierno. Los ciudadanos del Reino de Dios también le
deben obediencia al Reino. Teóricamente no debería haber conflicto alguno entre los
dos reinos, pero allí donde no existe la armonía, la lealtad a Dios tiene precedencia.

(22) Oyendo esto, se maravillaron, y dejándole se fueron.

Habría que detenerse un momento en un somero pero oportuno análisis de la


palabra “maravillaron”. Porque los hombres no suelen maravillarse así como así, y
mucho menos los hombres de aquellos tiempos y sitios, acostumbrados a hazañas
épicas y valentías sobredimensionadas. Aquí se trataba de una actitud
desacostumbrada lo que los impactó.

Si usted es verdaderamente un genuino hijo de Dios, el mundo secular que


vive en sus contornos, debería maravillarse alguna vez con su testimonio cotidiano de
vida. De todos modos, sobresale en este texto el Mandamiento Nº 70: Dadle a los
hombres lo que es de los hombres, pero a Dios lo que es de Dios.

(Mateo 22: 23)= Aquel día vinieron a él los saduceos, que dicen que no hay
resurrección, y le preguntaron, (24) diciendo: Maestro, Moisés dijo: Si alguno muriere
sin hijos, su hermano se casará con su mujer, y levantará descendencia a su hermano.

Este caso hipotético presentado por los saduceos, no es ni ocurrente ni


inventado para la ocasión. Muy por el contrario, ellos lo rescatan de lo que podemos
leer en el libro de Deuteronomio 25:5-10, pero suena ridículo a la luz de su propio
rechazo a la resurrección. El texto mencionado, dice:

…Cuando hermanos habitaren juntos, y muriere alguno de ellos, y no tuviere


hijo, la mujer del muerto no se casará fuera con hombre extraño; su cuñado se llegará
a ella, y la tomará por su mujer, y hará con ella parentesco.

Y el primogénito que ella diere a luz sucederá en el nombre de su hermano


muerto, para que el nombre de éste no sea borrado de Israel.

Y si el hombre no quisiere tomar a su cuñada, irá entonces su cuñada a la


puerta, a los ancianos, y dirá: mi cuñado no quiere suscitar nombre en Israel a su
hermano; no quiere emparentar conmigo.

Entonces los ancianos de aquella ciudad lo harán venir, y hablarán con él; y si
él se levantare y dijere: no quiero tomarla, se acercará entonces su cuñada a él
delante de los ancianos, y le quitará el calzado del pie, y le escupirá en el rostro, y
hablará y dirá: así será hecho al varón que no quiere edificar la casa de su hermano.

Y se le dará este nombre en Israel: la casa del descalzado… Sabido esto, los
saduceos prosiguieron con su ejemplo…

(25) Hubo, pues, entre nosotros siete hermanos; el primero se casó, y murió; y
no teniendo descendencia, dejó su mujer a su hermano.

(26) De la misma manera también el segundo, y el tercero, hasta el séptimo.


(27) Y después de todos murió también la mujer.

(28) En la resurrección, pues, ¿De cual de los siete será ella mujer, ya que
todos la tuvieron?

Además de ridícula y como se suele decir normalmente: “traída de los cabellos”


esta ejemplificación demasiado antojadiza, la de los saduceos fue una anécdota
relatada sin el menor conocimiento, cuestión que Jesús pondrá sobre la mesa
inmediatamente al responder.

(29) Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y
el poder de Dios.

(30) Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino


serán como los ángeles de Dios en el cielo.

¿Cómo se supone que son los ángeles de Dios en el cielo? ¿Acaso pequeños
niños desnudos provistos de alas volando por encima de las personas con sus
cabellos rubios rizados al viento? Esa es la pintura que ha hecho el mundo secular de
ellos. Lo cierto en consecuencia con este relato es que lo que se nos dice aquí, es que
los ángeles son asexuados.

(31) Pero respecto a la resurrección de los muertos, ¿No habéis leído lo que os
fue dicho por Dios, cuando dijo: (32) Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el
Dios de Jacob? Dios no es dios de muertos, sino de vivos.

(33) Oyendo esto la gente, se admiraba de su doctrina.

Aquí hay algo muy concreto. Es enteramente erróneo pensar en el cielo


utilizando los conceptos terrenales. La vida en el cielo no será una extensión de la
presente existencia humana. El poder de Dios proveerá nuevas y mejores relaciones
que las de orden material existentes en este mundo.

Por su parte, los saduceos aceptaban como sagrados sólo los cinco primeros
libros del Antiguo Testamento, y rechazaban la resurrección porque no encontraban
nada en ellos que apoyara esa doctrina.

Jesús, entonces, llamó la atención sobre el hecho de que cuando Dios


pronunció las palabras de Éxodo 3:6, Abraham, Isaac y Jacob estaban físicamente
muertos hacía muchos años. Por lo que evidentemente había vida después de la
muerte.

No obstante, lo que nos debe quedar en limpio, es que además de plasmar las
tres generaciones pertinentes para la salvación global, Jesús nos deja aquí el que
consideraríamos como el Mandamiento Nº 71: Dios no es Dios de muertos, sino de
vivos. Con lo que el “culto a los muertos” que propone cierto autodenominado
“cristianismo”, es decididamente no bíblico.

(Mateo 22: 34)= Entonces los fariseos, oyendo que había hecho callar a los
saduceos, se juntaron a una.

(35) Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: (36)
Maestro, ¿Cual es el gran mandamiento de la ley?
Quiero hacer un pequeño paréntesis casi sonando a irreverencia, dado a que
estamos hablando de trampas de los fariseos para hacer caer a Jesús en algún error
que le significara el descrédito entre su gente.

¿Qué supone usted que sucede con cada hermano o hermano que ha recibido
genuina Palabra del Señor y, sin aguardar autorizaciones denominacionales,
convencionales o pastorales, hace exactamente lo que Dios le ha ordenado, que es
trasladarla al pueblo?

Pues si usted ha sido uno de ellos, lo sabe tan bien como yo: exactamente lo
mismo que ellos: buscar el modo de hacerlo equivocar con el fin de desacreditarlo.
¿Se da cuenta que el diablo no es creativo y que, mientras le rinda beneficios una
forma de actuar, él no la va a alterar por más años que pasen?

(37) Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu
alma, y con toda tu mente.

(38) Este es el primer y más grande mandamiento.

Breve interrupción para una acotación que consideramos vital: si este de amar
a Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con toda nuestra mente, es
el mayor mandamiento, obviamente, no hacerlo, lo convierte en el mayor pecado.

(39 Y el segundo es semejante: Amaras a tu prójimo como a ti mismo.

(40) De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.

Está tan resumido y sintetizado que no se necesitan demasiadas aclaraciones.


El que podríamos considerar como Mandamiento Nº 72: Amar a Dios con todo
nuestro corazón, alma y mente.

(Mateo 23: 1)= Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo:
(2) en la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos.

Algo importante: los fariseos eran los más reconocidos maestros de la ley de
Moisés, aunque fallaban a la hora de observar sus propios preceptos. Muchas de sus
enseñanzas eran profundas, pero Jesús examinó aquellos aspectos en los cuales su
hipocresía anulaba la validez de sus doctrinas.

(3) Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no
hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen.

A mí, particularmente, y como método de persuasión, exhortación y doctrina


íntima, y no por alguna otra causa más de tipo personal, me gustaría mucho colocar
una copia, en tamaño gigante, de este versículo, en las plataformas de los templos, a
espaldas de cada púlpito, a la vista detrás de cada predicador, de cada líder, de cada
pastor.

(4) Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los
hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas.

Jesús se refiere, como es dable imaginar, a las innumerables disposiciones y


regulaciones que reducían la religión a un sistema pesado y confuso de observancias
rituales que mantenían a la gente en una servidumbre permanente.
Hoy ya no existen estas disposiciones y regulaciones de la ley antigua, es
verdad, pero sí otras que tienen que ver con reglamentos, ordenanzas y disposiciones
denominacionales. Que aunque parezca una paradoja, también le ocasionan a la
gente cargas pesadas de llevar. Cargas que, hoy también, los líderes, si pueden,
evaden elegantemente.

(5) Antes, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres. Pues
ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos; (6) y aman los
primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas, (7) y las
salutaciones en las plazas, y que los hombres los llamen: Rabí, Rabí.

Los fariseos, dice la historia, exhibían su espiritualidad en público para recibir la


alabanza de la gente. Hay fariseos del siglo veintiuno, que también hacen gala de alta
espiritualidad delante de miles de personas, con el fin de recibir de ellas alabanzas,
adulaciones, felicitaciones y alguna ofrenda de otra naturaleza.

Las filacterias eran pequeñas bolsas de cuero que contenían ciertos textos de
la Escritura, que los judíos llevaban en sus brazos o sobre sus frentes. Los flecos,
mientras tanto, eran los adornos con que los judíos decoraban los bordes de sus
mantos.

(8) Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro
Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos.

Este texto lo tengo como cabecera personal con el fin de solicitarle a todos mis
amados hermanos, - citándolo textualmente -, que no me llamen “maestro”, cuando lo
que estoy haciendo es administrar con la mayor fidelidad que pueda, un ministerio que
es del Señor.

Pero además, lo hago también porque es más que evidente y claro que el de
Maestro, no es un título que le quepa a hombre alguno, sino una función de origen
divino. ¿Quieres saber algo? Con el pastor, sucede exactamente lo mismo. Por eso no
trato a nadie con el título de Pastor. Es una función que, si se ejerce, gloria a Dios por
el pastoreado, pero que si no se ejerce, Dios bendiga al hermanito…

(9) Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro


Padre, el que está en los cielos.

En el momento en que esto fue dicho por Jesús, en su faz contemporánea, se


debió a ciertos costumbrismos de la época. Pero en el plano profético, es indudable
que hoy es más que vigente si es que deseamos compartirlo con cristianos del
catolicismo romano.

(10) Ni seas llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo.

¿Jesús sería un obsesivo que gustaba de repetir y repetir las cosas a modo de
lavado de cerebro, tanto como para hacerle saber a sus seguidores cuales eran sus
directivas o cuales las cosas que le agradaban y cuales no? En absoluto. Jesús era
bien coherente. Por eso es que llama poderosamente la atención que sea
precisamente esto, algo que Él se tome el trabajo de repetir.

(11) El que es mayor de vosotros, sea vuestro siervo.

No es el único lugar en el que Jesús dice esto. Por lo que vemos en estos
tiempos, hubiera sido necesario que lo hubieran escrito en cien Biblias más. Así, a lo
mejor, los creyentes con jerarquías eclesiásticas lo entendían y, lo que es más valioso:
lo ponían por obra.

(12) Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será


enaltecido.

Jesús esta advirtiendo sobre la orgullosa búsqueda de alabanza pública, como


sucede cuando se aspira a posiciones prominentes, y a títulos que confieren cierta
superioridad. A veces los títulos se usan como emblemas de respetabilidad, o para
indicar determinados deberes o cargos de responsabilidad.

Pero es la actitud que inspira la búsqueda de tales reconocimientos la que


Jesús condena. Como creyentes, todos somos iguales y debemos reverenciar
solamente a Cristo. Aquí es donde encontramos, entonces, el Mandamiento Nº 73:
No permitan que nadie los llame Maestros, Padres o pastores.

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3 & I

, s más que indudable. La religiosidad, es uno de los espíritus malignos que,


operando adentro de las iglesias, ha causado más estragos dentro del pueblo de Dios
inmaduro. A favor de liderazgos más influenciados que sus liderados por estos
demonios, muchas de nuestras congregaciones han caído en aberraciones teológicas
a favor de pretensiones doctrinarias.

No es nuevo ni mucho menos. La historia bíblica está llena de relatos que


tienen que ver con el legalismo, la religiosidad y, por ende, con la irracionalidad
cristiana. Experimentados en el tema han llegado a asegurar que, detrás de un gran
legalista, siempre se suele esconder un gran corrupto. No podemos aseverar que así
sea, pero no es descabellado tenerlo en cuenta.

(Mateo 23: 13)= Mas ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque
cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis
entrar a los que están entrando.

Esto nos está señalando que no sólo rechazaban ellos, en lo personal, la


verdad manifiesta, sino que además levantaban tremendas barreras con su legalismo
ante aquellos que estaban buscando. Igual que hoy, ¿Se da cuenta? Pero fíjese algo
muy singular: “ni entráis vosotros…”, les dice. ¡¡Eran líderes y no entraban al reino!!
¿No sucederá hoy algo parecido?

(14) ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque devoráis las casas
de las viudas, y como pretexto hacéis largas oraciones; por esto recibiréis mayor
condenación.

Lo que se está diciendo aquí es que ellos, mientras profesaban rectitud, eran
injustos en su conducta. Esto se llama Hipocresía, y por años y años, ha formado
parte activa y cotidiana de la fisonomía externa de la iglesia.

¿Dios quiere eso? Sabemos perfectamente que no. ¿Dios aprueba ese
comportamiento? Sabemos totalmente que de ninguna manera. ¿Podemos engañar a
Dios? Sabemos que eso es imposible. Entonces, ¿Por qué procedemos de esa
manera?

En el fondo de cualquiera de estas circunstancias, sencillamente por


incredulidad. Porque en lo íntimo del corazón de los hipócritas simuladores, hay un
convencimiento insano que les asegura que no hay ningún Dios observándolos.

¡Pero hermano! ¡Esto es una cosa antigua! ¿Ah, sí? ¡Por supuesto! ¿Quién
devoraría, hoy, la casa de una viuda? ÑA casa, no lo sé, pero a la viuda, conozco
muchos líderes que lo han hecho. Ah, y para colmo de males, luego, en los cultos, se
gastan todo el tiempo en larguísimas oraciones llenas de palabras altisonantes y
religiosas. Carnalidad pura. Dios aborrece eso.
(15) ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque recorréis mar y
tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del
infierno que vosotros.

Esto es lo mismo que decir que los fariseos en cuestión, eran celosos
misioneros, pero del mal. ¿Hay parangones de esto en la actualidad? Creo que de
este mismo modo, quizás no. Pero sólo una duda en forma de pregunta: ¿Alguien me
puede decir qué ha ocurrido con los miles y miles que hicieron decisiones de fe por
Cristo en las enormes campañas evangelísticas armadas por los grandes ministerios?

(16) ¡Ay de vosotros, guías ciegos! Que decís: si alguno jura por el templo, no
es nada; pero si alguno jura por el oro del templo, es deudor.

(17) ¡Insensatos y ciegos! Porque ¿Cuál es mayor, el oro, o el templo que


santifica al oro?

(18) También decís: Si alguno jura por el altar, no es nada; pero si alguno jura
por la ofrenda que está sobre él, es deudor.

(19) ¡Necios y ciegos! Porque ¿Cuál es mayor, la ofrenda, o el altar que


santifica la ofrenda?

(20) Pues el que jura por el altar, jura por él, y por todo lo que está sobre él;
(21) y el que jura por el templo, jura por él, y por el que lo habita; (22) y el que jura por
el cielo, jura por el trono de Dios, y por aquel que está sentado en él.

Hay algo que está quedando sumamente claro a través de este episodio. Los
fariseos, verdaderas autoridades de la iglesia de ese tiempo, eran mentirosos
habituales, violando su propio código moral a través de un elaborado y absurdo
sistema de juramentos obligatorios y no obligatorios.

(23) ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque diezmáis la menta


y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia
y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.

Eran totalmente inconsistentes, habiendo perdido por completo el sentido de


las proporciones en cuestiones espirituales. Escrupulosamente celosos de las cosas
exteriores más triviales, tales como todo lo relacionado con el diezmo de pequeñas
semillas y plantas, olvidaban los más importantes principios morales.

Cuando dice que “esto era necesario hacer”, el término adquiere significación
al afirmar Jesús que lo moralmente correcto es que sus discípulos practiquen el
diezmo, no como una obligación legal, sino como un acto de disciplina consciente.

Los que se amparan en que si el diezmo es cosa de la ley hoy no existe


obligación alguna para darlo, sostienen que si bien esto está escrito en el marco de un
evangelio que dice formar parte del Nuevo Testamento, si se tiene en cuenta que aún
no se ha derramado la sangre en la cruz que es lo que da origen al Nuevo Pacto, este
tiempo, indudablemente pertenece todavía al Antiguo y, por ende, forma parte de la ley
y no tiene nada que ver con la gracia.

Reitero una vez más lo que en innumerables ocasiones he dicho y enseñado:


si usted cree que el diezmo es algo que pertenece a la ley y que la ley dejó de ser
cuando aparece y llega la era de la gracia, pues entonces, usted no tiene que diezmar
por la obligación y la ley, pero sí puede hacerlo por la promesa de prosperidad y
abundancia, ya que las promesas no caducan. Mandamiento Nº 74: Más que
cumplir con leyes, deben tener fe y misericordia.

(Mateo 23: 24)= ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el camello!

Jesús utiliza una hipérbole para ilustrar la ceguera espiritual que permitía a los
fariseos fijarse en cuestiones triviales, mientras pasaban por alto cosas de enorme
importancia. Los coladores se usaban para remover materias extrañas y evitar las
impurezas que podrían contaminar a quienes las consumieran inadvertidamente.

(25) ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque limpias lo de fuera


del vaso y del plato, pero por dentro estáis lleno de robo y de injusticia.

(26) ¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que
también lo de fuera sea limpio.

La clase farisaica prestaba puntillosa y altamente celosa atención a cosas


relacionadas con la purificación ceremonial, mientras que en todos sus actos parecían
ignorar totalmente el mandato divino de santidad interior.

(27) ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque sois semejantes a


sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por
dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.

(28) Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los
hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad.

El aborrecible juego de las apariencias exteriores era un patrimonio exclusivo


de las clases religiosas de aquel tiempo. Externamente, ellos aparecían como gente
recta, pero en su interior resultaba muy evidente que estaban moralmente
corrompidos.

Lo que se menciona aquí como sepulcros blanqueados, tiene que ver con un
lenguaje extremadamente fuerte. Todavía en la Palestina de hoy se blanquean las
tumbas. Sirve para identificarlas y no tropezar con ellas accidentalmente, e incurrir así
en una profanación ritual.

(29) ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque edificáis los


sepulcros de los profetas, y adornáis los monumentos de los justos, (30) y decís: si
hubiésemos vivido en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus cómplices
en la sangre de los profetas.

(31) Así que dais testimonio contra vosotros mismos, de que sois hijos de
aquellos que mataron a los profetas.

(32) ¡Vosotros también llenad la medida de vuestros padres!

(33) ¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis a la condenación


del infierno?

Ellos se engañaban a sí mismos; reclamaban falsamente superar en rectitud a


sus antecesores. Aunque levantaban monumentos a los profetas que sus padres
habían asesinado, ellos mismos estaban conspirando para matar al Hijo de Dios. Por
eso sufrirían igual condena.
Yo quisiera imaginarme, por un momento, que existe en alguna congregación
evangélica del planeta, al menos un hombre con mentalidad, procedimientos y rutinas
fariseos. ¿Cómo sería nuestro comportamiento? ¿Nos atreveríamos a confrontarlo
como Jesús lo hizo con ellos?

Casi estoy oyendo a las hermanitas mayores y más celosas plantarse delante
suyo y sentenciar: “¡Cuidado, hermano! ¡No se atreva a hablarle así al sierrrrrvo de
Dios!” Porque en nuestras organizaciones, ostentar una posición o un cargo otorgado
por otros hombres, es el equivalente a haber sido colocados por el propio Dios allí.

(34) Por tanto, he aquí yo os envío profetas y sabios y escribas; y de ellos, a


unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis
de ciudad en ciudad; (35) para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se
ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de
Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el templo y el altar.

(36) De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación.

Observe que Jesús pronuncia una severa advertencia sobre el juicio que
estaba pendiente sobre la nación. La profecía de Jesús se cumplió con la destrucción
de Jerusalén en el 70 d.C. Toda la sangre de los justos derramada desde la primera
víctima, Abel, hasta la última, Zacarías, será reclamada a Israel.

Hoy ya no existe retazo histórico lineal de esta historia, pero la Palabra de


Dios, que es viva y eficaz, continua vigente por la tipología espiritual. Y esta nos
muestra que cualquier profeta que sea muerto espiritualmente y acallado por la iglesia,
merecerá por parte de Dios un juicio similar y una conclusión similar. Por lo tanto así
queda nuestro Mandamiento Nº 75: Vendrá juicio sobre esta generación que
silencia a mis mensajeros.

(Mateo 23: 37)= ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a
los que te son enviados! ¡Cuantas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta
a sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!

(38) He aquí vuestra casa os es dejada desierta.

(39) Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito
el que viene en el nombre del Señor.

Ellos han rechazado al Rey, así que el Señor los abandona a su propia suerte.
Todo lo que les quedará será un sistema religioso vacío, sin sus templos y sacrificios.
Hay una semejanza con este tiempo. Hoy también están rechazando lo que el Rey
envía a decir a través de sus mensajeros. ¿Les volverá a quedar otra vez un sistema
religioso hueco y vacío, cargado de costumbres, tradiciones y modismos a los que
ellos llamarán “el culto”?

Por último, Jesús ofrece una nota de esperanza al referirse a su glorioso


retorno, cuando será reconocido como Rey. Aquí es donde, a partir de esta Palabra,
hallamos el que es el Mandamiento Nº 76: No me volverán a ver hasta que no
venga en gloria.

(Mateo 24: 3)= Y estando él sentado en el monte de los Olvidos, los discípulos
se le acercaron aparte, diciendo: dinos, ¿Cuándo serán estas cosas, y qué señal
habrá de tu venida, y del fin del siglo?
Jesús ha estado hablando de la destrucción del templo. Sus discípulos, con un
espíritu muy similar al de cierto liderazgo imperante hoy, pretenden una charla en
privado para ellos, sin darse cuenta que el evangelio jamás tuvo ni tendrá un mensaje
para los líderes y otro para el pueblo. El evangelio es uno y su mensaje también, para
todo el que tiene oídos para oír.

(4) Respondiendo Jesús, les dijo: mirad que nadie os engañe.

(5) Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a


muchos engañarán.

(6) Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque


es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin.

Paréntesis. ¿No ha estado usted nunca en algún templo donde, luego de un


desgarrador mensaje en contra de las guerras, las muertes y el terrorismo y todo lo
horrible que el hombre inventa en contra de otros hombres, se ora para Dios concluya
hoy mismo con todas esas aberraciones?

¿Se siente bien esa oración, verdad? Sin embargo aquí estamos viendo que:
orar para que Dios no permita guerras y abominaciones tremendas, será muy bueno
en nuestras pretensiones del alma, los sentimientos y la carne, pero no es bíblico, ya
que Dios ha dicho que es necesario que esto acontezca antes del fin.

(7) Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá
pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares.

(8) Y todo esto será principio de dolores.

Cuando dice “principio de dolores”, el término alude a los dolores de parto que
se esperaba, precedieran al fin, marcando la transición entre esta era y la era por
venir. Los severos dolores de parto, seguidos por el nacimiento y la consumación, son
también una señal del fin y el gozo en tiempos del “alumbramiento”.

(9) Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de


todas las gentes por causa de mi nombre.

(10) Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros


se aborrecerán.

Quiero que usted entienda algo muy preciso y específico: Jesús está hablando
de una serie de acontecimientos que sucederán inevitablemente en contra de los
cristianos en algún momento aquí, en la tierra. Y está adelantando que, dentro del
llamado “pueblo de Dios”, va a haber traiciones y actos incomprensibles. Conociendo
la iglesia, ¿Usted duda que esto pueda ser así?

(11) Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; (12) y por


haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.

Vamos a esclarecer algo que no siempre hemos llegado a captar en toda su


dimensión. ¿En qué área de la sociedad podrían llegar a levantarse falsos profetas y
engañar a quienes los escuchan? Acertó; en la iglesia. No hay otro sitio en el que
puedan engañar a alguien.
Siguiendo en el mismo contexto, por nada hay que indique que debamos
cambiarlo: ¿En qué área de la sociedad se multiplicará la maldad y el amor de la gente
se enfriará? También en la iglesia; sería incoherente por lo rebuscado pretender hablar
de otro sitio. Cuídese.

(13) Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.

En el capítulo 10 y verso 22 de este mismo evangelio de Mateo, esto mismo ha


sido dicho, cuando en el marco de los preanuncios de las futuras persecuciones sobre
los creyentes, Jesús les dice: ..Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre;
mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.

Como para que no queden dudas respecto a que va a existir una confrontación
y que los vencedores podrán disfrutar de una recompensa clara, en el libro del
Apocalipsis, capítulo 2 y verso 7, el Señor dice a Juan en Patmos:

…El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere,
le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.

La palabra PERSEVERE, aquí, es la palabra HUPOMENO. Significa


“mantenerse uno en pie en el conflicto, sobreponerse a la adversidad, no desplomarse
bajo la tensión, estar uno firme, perseverar bajo presión, esperar calmada y
valientemente. No es una pasiva resignación a la suerte, ni mera paciencia, sino la
resistencia activa y enérgica a la derrota, lo que permite una calmada y valiente
perseverancia.

(14) Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para
testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin.

¿Ha pensado usted de que manera podría llegar a predicarse este evangelio
del reino en todo el mundo para que efectivamente pueda llegar el fin preanunciado?
Misioneros. ¿Alcanzan? ¿Se han levantado los suficientes? No. ¿Entonces? Internet.
¿Puede ser así? Puede ser. Aleluya.

Al advertir a los discípulos contra las falsas señales, Jesús traza un cuadro de
las condiciones prevalecientes hasta el fin de la era y les señala cual será su tarea
permanente. Habrá engaños de índole religiosa, levantamientos sociales y políticos,
calamidades naturales, deslealtades y persecución; cosas que anunciarán el fin de los
tiempos.

Los seguidores del Señor deben perseverar en la extensión del evangelio.


Porque en cualquier batalla, la perseverancia tiene que ver con la certeza de pelear
por una causa justa. Aquí encontramos, entonces, el Mandamiento Nº 77: El que
persevere hasta el fin, será salvo.

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$ e dice a menudo que una de las características más notorias del cristiano
carnal, es la de tener tanta curiosidad que vive consultando profetas y hasta adivinos
para conocer su futuro. El tema de la Gran Tribulación ha sido, eminentemente para
esta gente, motivo de estudio permanente.

Ha tenido innumerables interpretaciones, conforme a las diversas doctrinas


denominacionales que, curiosamente, dicen haberla recibido de un solo y mismo
Espíritu Santo. No obstante, lo último indicado sería agregarle una interpretación más,
diferente a las demás. Lo adecuado es dejar que como siempre, la Biblia nos hable y
se revela a sí misma.

(Mateo 24: 15)= Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación
desoladora de que habló el profeta Daniel (El que lee entienda), (16) entonces los que
estén en Judea, huyan a los montes.

La abominación desoladora profetizada en Daniel 9:27, 11:31 y 12:11, fue


relacionada por el autor del apócrifo libro de 1 Macabeos con la profanación del templo
en el año 168 antes de Cristo por el gobernante sirio Antíoco Epifanes.

Sin embargo, Jesús consideraba que la profecía se refería a otra profanación:


el arribo del ejército romano, que sitió a Jerusalén y destruyó el templo en el año 70
d.C. Ese acontecimiento presagia las condiciones asociadas al retorno de Cristo, de
manera que la profecía espera su consumación última de forma no especificada en las
Escrituras.

(17) El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; (18) y
el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa.

(19) Mas ¡Ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días!

(20) orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo; (21)
porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del
mundo hasta ahora, ni la habrá.

Jesús da el sano consejo de salir de la ciudad antes que sea demasiado tarde.
Los cristianos escucharon la advertencia y escaparon al pequeño pueblo de pela,
cerca del mar de Galilea.

(22) Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa
de los escogidos, aquellos días serán acortados.
El historiador judío Josefo, quien presenció la destrucción de Jerusalén, ofrece
una vívida descripción de aquellos acontecimientos. De acuerdo con su relato, más de
un millón de judíos perecieron en un día.

(23) Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está,
no lo creáis.

(24) Porque se levantarán falsos cristos, y falsos profetas, y harán grandes


señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aún a los
escogidos.

(25) Ya os lo he dicho antes.

(26) Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está
en los aposentos, no lo creáis.

(27) Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el
occidente así será también la venida del Hijo del Hombre.

Los verdaderos seguidores de Cristo no serán confundidos por falsas señales,


sino que esperarán el regreso del Señor desde el cielo. Las falsas señales siempre
están comandadas por Satanás para sacar del camino a los creyentes si estos dudan.

(28) Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las
águilas.

Jesús habla aquí de aves de presa (Aguilas), que revolotean sobre un cuerpo
muerto para describir la destrucción que rodeará la caída de Jerusalén y los
acontecimientos asociados al juicio final. Puede también que la frase se apoye en un
antiguo proverbio. Mandamiento Nº 78: En mi muerte se glorificará la de ustedes.

(Mateo 24: 29)= E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días,


el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y
las potencias de los cielos serán conmovidas.

Esta es una visión enteramente apocalíptica que ha determinado incontables


variedades de interpretaciones. Comenzando por la estrictamente literal, que
preanuncia hecatombes nucleares hasta las más simbolizadas, todas tienen origen en
tres escrituras que voy a detallar.

(Isaías 13: 10)= Por lo cual, (Viene hablando del oráculo contra Babilonia), las
estrellas de los cielos y sus luceros no darán su luz; y el sol se oscurecerá al nacer, y
la luna no dará su resplandor. (El juicio contra Babilonia no es sino una parte del juicio
de Dios contra el mal. Tales juicios proféticos hallan su consumación en numerosos
episodios de la historia, especialmente en las anticipaciones del gobierno de Dios a
través de la iglesia. Todo ello terminará con la consumación del Reino de Cristo al final
de los tiempos.)

(Ezequiel 32: 7)= Y cuando te hayas extinguido, (Viene hablándose del lamento
sobre Faraón y Egipto), cubriré los cielos, y haré entenebrecer sus estrellas; el sol
cubriré con nublado, y la luna no hará resplandecer su luz.

(Joel 2: 10)= Delante de él temblará la tierra, se estremecerán los cielos; el sol


y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor.
(Apocalipsis 8: 12)= El cuarto ángel tocó la trompeta, y fue herida la tercera
parte del sol, y la tercera parte de la luna, y la tercera parte de las estrellas, para que
se oscureciese la tercera parte de ellos, y no hubiese luz en la tercera parte del día, y
asimismo de la noche.

(30) Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces
lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las
nubes del cielo, con poder y gran gloria.

(31) Y enviará a sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus
escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.

(32) De la higuera aprended la parábola: cuando ya su rama está tierna, y


brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.

(33) Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está
cerca, a las puertas.

(34) De cierto os digo que no pasará esta generación hasta que todo esto
acontezca.

(35) El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

De la misma manera que la aparición de las hojas en los árboles anuncia la


llegada del verano, las señales descriptas por Jesús serían un aviso de su venida.
Ciertamente, aquella generación presenciaría la destrucción de Jerusalén, o de lo que
hoy llamamos “la iglesia” visible…

Aquí nos encontramos con el Mandamiento Nº 79: El Cielo y la Tierra


pasarán, pero mi Palabra no pasará.

(Mateo 24: 36)= Pero del día y la hora nadie sabe, ni aún los ángeles de los
cielos, sino sólo mi Padre.

En lo lineal, algo salta a la vista con claridad: si el Jesús encarnado no conocía


el momento de su Segunda Venida, es inútil totalmente que los demás especulen, o
que se vistan de blanco y se vayan a la cima de una montaña a esperarlo, o que vayan
corriendo las fechas del fin a medida que pasan y no sucede nada.

A propósito: ¿A nadie se le ocurrió pensar en alguna variante para la


interpretación de este texto? Pregunto: ¿En base a qué días y horas nos manejamos
los humanos? En base a los días dictados por un calendario que data del 1500 y que
fuera creado por un Papa católico romano. Y en base a un huso horario dictaminado
también desde un tiempo posterior determinado.

Entonces, ¿Es descabellado suponer que, cuando dice que “del día y la hora
nadie sabe”, pueda tener que ver con un día que aún no se conoce pero que Dios sí
sabe, (Un día octavo en la semana, por ejemplo) y una hora que no se mide con
nuestros relojes, como ser una hora veinticinco o veintiséis?

Suena descabellado, ¿Verdad? Pero atención mi querido hermano y hermana:


todo en el evangelio, desde el ángulo intelectual, parecería sonar bastante
descabellado, por lo que no sería inapropiado, al menos, tenerlo allí, no ya como
doctrina instituía e inapelable (A los hombres les agrada catalogar así) sino como
interrogante a ser develado en aquel día final.
(37) Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.

Esto significa que la única pista que tenemos para tratar de saber como y
cuando será la venida del Hijo del Hombre, es que las condiciones ambientales
estarán dadas de manera similar a las que se tenían en los días de Noé.

Pero, a diferencia de lo que es la enseñanza clásica y tradicional, mucho me


temo que este texto no tiene absolutamente nada que ver con la instancia del
arrebatamiento de la iglesia, del que se habla en 1 Tesalonicenses 4. Está hablando
de otro evento, tal como lo veremos ahora.

(38) Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo,
casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca…

Nos dice que hasta el día en que Noé entró en el arca, previo al diluvio,
estaban comiendo, bebiendo y casándose, pero ¿Quiénes? La familia de Noé no era,
ya que ellos trabajaban en la construcción del arca. ¿Entonces? Los demás, los de
afuera. No los justos, representados por Noé y su familia, sino los impíos, ¿No es así?

(39) …y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, (¡Un
momento! Dice que no entendieron hasta que el diluvio se los llevó a todos. ¿Quiénes
no entendieron? ¿Noé y los suyos o los impíos incrédulos de afuera? Noé y su familia
entendieron y se salvaron, pero aquellos impíos no. Entonces habla de que el diluvio
se llevó a los impíos, verdad? Mire lo que dice luego: …así será también la venida del
Hijo del Hombre.

Si la pista para la venida del Hijo del Hombre será como en los días de Noe, y
en esa venida, por lo que vemos, ocurre algo parecido a cuando el diluvio se llevó a
los impíos, lo que debemos entender es que no se trata del arrebatamiento de la
iglesia, como nos enseñaron, sino de un evento anterior donde, al igual que en los
días de Noé, la venida del Hijo del Hombre arrasará con todos los impíos.

(4) Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será
dejado.

¿Cuál será tomado y cuál será dejado? De acuerdo con la enseñanza


tradicional que toma este suceso como parte del arrebatamiento de la iglesia, siempre
se nos dijo que el que era tomado era el bueno y el que se quedaba era el malo. Pero
lo que hemos terminado de ver nos cambia total y radicalmente la visión. Lo mismo
reza para el verso siguiente.

(41) Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra
será dejada.

(42) Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.

(43) Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón
habría de venir, velaría y no dejaría minar su casa.

(44) Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre
vendrá a la hora que no pensáis.

En tiempos de indiferencia y descuido aparecerá súbitamente el Señor, esto es


más o menos lo que se nos dice aquí. Siempre pensamos que se trataba del
arrebatamiento de la iglesia, pero hay un texto muy chiquito que nos muestra que esta
otra interpretación que hemos compartido, tiene alguna base fundamental.

Hay un pasaje en la Primera Carta de Pablo a los Tesalonicenses que habla de


un acontecimiento muy caro a la iglesia: el arrebatamiento, ese evento donde muy
pocos sabrán qué es lo que ocurre y los muchos se espantarán y asombrarán. Sin
embargo, dentro de ese texto, me permitiré enfatizar con negritas algo que tiene que
ver con lo visto.

(1 Tesalonicenses 4: 13-18)= Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis


acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen
esperanza.
Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con
Jesús a los que durmieron en él.
Por lo cual, decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos,
que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que
durmieron.
Porque el señor mismo, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios,
descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán primero.
Luego nosotros, los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos
arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así
estaremos siempre con el Señor.
Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.

Por favor; dejemos algo en claro y sin dudas. Es arrebatamiento. No es


ningún rapto. No Son sinónimos. Un arrebatamiento es un evento que se produce con
una iglesia gloriosa, más que vencedora, sin mancha y sin arruga, mientras que un
rapto es una huida apresurada y temerosa de un mundo bajo el dominio satánico.

Eso en primer término; en segundo lugar, lo que acaba usted de leer, es la


base fundamental de la doctrina cristiana. Este es el arrebatamiento donde los
creyentes genuinos (No necesariamente gente con alguna clase de credenciales
otorgada por ciertas organizaciones evangélicas), irán con su Señor tal cual Él lo
promete aquí.

Pero ese “los que hayamos quedado”, más allá de todas las divagaciones
hermenéuticas que usted y yo podamos conocer, deja al menos la posibilidad de que
lo anterior tenga coherencia. Porque muy bien podría ser: los que hayan quedado
luego de la siega de la cizaña que tendrá lugar aquí, cuando venga el Hijo del
Hombre y lo haga, y cuya única pista es que habrá de ser “como en los días de
Noé…”

Por lo tanto, este es el Mandamiento Nº 80: Estén preparados. Nadie sabe


cuando vengo.

(Mateo 24: 45)= ¿Quien es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su
señor sobre su casa para que les de el alimento a tiempo?

Fíjese un detalle enorme disimulado en un pequeño texto. Jesús está


llamando, aquí, apenas siervo fiel y prudente, a lo mismo que nosotros llamamos
“Gran Siervo”, o “Prestigioso Predicador” y etc. en referencia a los que por uno u otro
motivo están visiblemente por sobre el resto en la casa del Señor global que es la
iglesia y no un templo congregacional.
Pero le agrega algo que también pasa casi desapercibido pero que, a favor de
experiencias personales que no deben ser las únicas, seguramente, es un común
denominador de hoy y muestra un alto grado de desobediencia y desamor: la falta de
alimento espiritual genuino.

(46) Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle


haciendo así.

En cada oportunidad que leo este versículo, no puedo menos que invertirlo en
su significado global. ¿Qué va a suceder con todos aquellos autodenominados
“siervos” a los que el Señor, cuando venga, no los encuentre dando a sus ovejas
alimento verdadero?

(47) De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá.

(48) Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir;
(49) y comenzara a golpear a sus consiervos, y aún a comer y a beber con los
borrachos, (50) vendrá el señor de aquel siervo en día que este no espera, y a la hora
que no sabe, (51) y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí
será el lloro y el crujir de dientes.

Ya tengo la respuesta que pedía más arriba. Ya sé que mientras esperamos el


regreso del Señor, nosotros sus seguidores, debemos servirle de manera leal y
responsable. ¿Y si no lo caemos? Ese es el Mandamiento Nº 81: A los que no lo
hagan así, pondré su parte con los hipócritas.

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* as parábolas tienen, en el ministerio de Jesús, una intensa participación.


Era como si Él necesitara hablarles así para que solamente pudieran aprovechar sus
enseñanzas aquellos que tenían oídos espirituales aptos para oír. En la siguiente, hay
mucho para extraer, aprender y consolidar en el nivel de mandamiento.

Si haces un simple ejercicio de memoria, quizás encuentres no menos de diez


mensajes, sermones o predicaciones que han tenido como base esta parábola. Y en
cada una de ellas, la interpretación el sedimento y el mensaje han sido distintos.

¿Es malo esto? No. En absoluto. Todo lo contrario. No se trata de enseñar que
la Biblia puede ser interpretar de cien modos diferentes, se trata de que todos los
cristianos sepan que, tal como es el título de la versión popular de la Biblia: Dios Habla
Hoy. Y lo que dice, tiene que ver con el Hoy, por lo tanto, es totalmente diferente a lo
de ayer, aunque la Palabra en sí no haya cambiado.

(Mateo 25: 1)= Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes
que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo.

(2) Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas.

(3) Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; (4) mas
las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas.

Observe que la sabiduría de estas cinco vírgenes consistió en haber guardado


una reserva de aceite en sus vasijas, además del que ya habían echado en las
lámparas. Así se prepararon para alguna inesperada demora del futuro esposo.

Veamos: ¿Con qué se compara al aceite en toda la Biblia? Con la unción.


¿Qué significa, entonces, esto, hasta aquí? Que con la unción que has recibido hoy y
has cargado en tu lámpara para que alumbre, no alcanzará. Deberás tener una
reserva porque puede haber alguna demora y no puedes quedarte a oscuras, que es
lo que en muchos sitios estamos viendo hoy.

(5) Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron.

La comparación o el simbolismo entre Cristo y el esposo ya no nos asombra


porque lo hemos estudiado de muchas maneras. La tardanza, en todo caso, tiene que
ver con lo mismo que una gran parte de la iglesia siente hoy con respecto a su
Segunda Venida.

(6) Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!

(7) Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas.


¿Qué quiere decir con que arreglaron sus lámparas? La palabra en los
originales, es el vocablo griego KOSMEO, y podemos compararla con nuestra más
conocida y cotidiana: Cosmético. ¿Cuál será, entonces, el significado de Cosmético?

Implica indudablemente: Embellecer, arreglar, decorar, hermosear, adornar,


poner en orden. Aquí hay la visión de un avivamiento antes de la Segunda Venida de
Cristo. Y esto es importante, porque no son pocos los que suponen que esa Venida se
producirá en el marco de una iglesia en la cual no estará pasando nada.

(8) Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque
nuestras lámparas se apagan.

(9) Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotros
y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas.

La falta de benevolencia de las cinco vírgenes sabias es un ingrediente notable


de esta parábola y no hay que buscarle ningún significado alegórico. ¿Qué hubiera
hecho usted en lugar de ellas? ¿Se habría despojado de su propia aceite para
dárselas a las imprudentes? ¿Eso sería un acto de generosidad “cristiana”? ¿Se da
cuenta las exageraciones y errores que hemos cometido?

La otra cosa que se nos muestra aquí, tiene que ver con la unción. ¿No conoce
usted gente que todos los meses concurre a alguna iglesia ungida, buscando que el
pastor o alguno de sus ayudantes de ese sitio, ore por ellos imponiéndole sus manos,
procurando de ese modo recibir unción?

Yo puedo, como maestro del Señor, estar en un lugar y transferir la gracia


magisterial que me ha sido dada, porque eso no me pertenece y Dios se lo da a quien
quiere. Lo que no puedo hacer es transferir la unción que haya en mí, porque por ella
yo he pagado un precio, y usted tendrá que pagar el suyo si la desea. Que quede
claro: no existen hombres “dadores” de unción.

(10) Pero mientras ellas iban a comprar (Hoy, todavía hay quienes creen que la
unción puede “comprarse” en algún sitio), vino el esposo; y las que estaban
preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta.

(11) Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor,
ábrenos!

(12) Mas él respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco.

(13) Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre
ha de venir.

El mensaje es claro: ¡Demasiado tarde! La cuestión central de la parábola, está


aquí. En vista del retraso de la Segunda Venida, debemos estar preparados porque, -
dice -, no sabemos ni el día ni la hora. Quedó dicho: podría ser en la hora veinticinco
del octavo día de una semana.

A lo largo de la historia, algunos creyentes han tratado equivocadamente de


determinar cuando el Señor volverá, y la ignorancia de estos intentos necios a menudo
les ha llevado a señalar, con una actitud presuntuosa, el tiempo de la venida de Jesús.
Aquí Jesús declara explícitamente que nadie, sino el Padre, sabe del tiempo de
su venida. Algunos han interpretado la expresión “el día ni la hora” como que podemos
descubrir ese mes o el año, pero eso es incorrecto. No podemos de ninguna manera
aseverar como irresponsablemente se lo ha hecho, que eso ocurrirá en un año o fecha
en particular.

De esto se trata, entonces, a la hora de evaluar circunstancias y de establecer


mandamientos concretos y definidos. Quizás algunos e parecen a otros, pero este
tiene una importancia singular. Es el Mandamiento Nº 82: A los que no están
esperando, no los conoceré.

(Mateo 25: 14)= Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose
lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes.

(15) A uno le dio cinco talentos (Moneda de considerable valor en ese tiempo),
y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos.

(16) Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros
cinco talentos.

(17) Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos.

(18) Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero
de su señor.

(19) Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló


cuentas con ellos.

(20) Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos,
diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco
talentos sobre ellos.

(21) Y su señor le dijo: bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre
mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.

(22) Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos
talentos me entregaste: aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos.

(23) Su señor le dijo: bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre
mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.

(24) Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te
conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no
esparciste; (25) por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí
tienes lo que es tuyo.

(26) Respondiendo su señor, le dijo: siervo malo y negligente, sabías que siego
donde no sembré, y que recojo donde no esparcí.

(27) Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo,
hubiera recibido lo que es mío con los intereses.

(28) Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos.


(29) Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aún lo
que tiene le será quitado.

(30) Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el
crujir de dientes.

La recompensa que se traduce en mayores responsabilidades (Simbolizados


por los dos primeros siervos), contrasta con el castigo impuesto al siervo pasivo y
negligente. Mientras se acerca el día de rendir cuentas, se requiere un fiel desempeño
de nuestras responsabilidades.

Esto no debe llevarnos a la conclusión de que se pierde toda justificación, sino


como un ejemplo de la pérdida del derecho a la recompensa por un servicio dedicado
al reino, de la pérdida del gozo, con lloro y crujir de dientes, como un reflejo de la
oportunidad perdida.

Este es un texto que, en primera instancia, no es comprendido fielmente por


mucha gente. Gente fiel y sincera, pero sin la menor idea de lo que es negociar con los
valores del Reino de Dios. No hay problemas en ser conservador o progresista; hay
problemas con ser negativo.

Cuando dice que al que tiene le será dado y tendrá más, esta última expresión,
en los originales, es la palabra PERISEO. Su traducción implica: Tener en abundancia,
en exceso, mucho más, superior. El término muestra la generosidad de la Gracia de
Dios.

Eso asegura que el fiel uso de nuestros talentos y dones nos está preparando
para nuestro propio progreso. De allí que en la consideración de todos estos
pormenores, nos arroja la conclusión de lo que es el Mandamiento Nº 83: Al que
tiene le será dado y al que no tiene, lo que tiene le será quitado.

(Mateo 25: 31)= Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos sus
santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria.

Sabemos cuales son los santos de Dios (Querubines, serafines, hombres altos,
alados), pero no tenemos muy claro cuales son los ángeles de Jesucristo, mucho más
si son llamados “santos”, calificativo que Dios le da a la santidad humana. ¿Son los
mismos o son sus mensajeros fieles?

(32) Y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de
los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.

Está hablando de una instancia de juicio. Porque, en contra de lo que muchos


creen, juicio no es aniquilar a alguien, sino la expresión concreta y práctica de separar,
apartar lo verdadero de lo falso. Cuando hay un juicio civil o penal, lo que se trata de
establecer es quien dice la verdad y quien miente; separar lo verdadero de lo falso.

Hay dos textos en el libro de Ezequiel que tienen que ver con esta expresión.
El primero está en el capítulo 34 y verso 17, donde leemos: …Mas en cuanto a
vosotras, ovejas mías, así ha dicho el Señor: He aquí yo juzgo entre oveja y oveja,
entre carneros y machos cabríos…

El otro texto se encuentra en el mismo libro y capítulo, tres versos más


adelante, en el 20, donde se lee: …Por tanto, así les dice Jehová el Señor: He aquí yo,
yo juzgaré entre la oveja engordada y la oveja flaca…
(33) Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.

(34) Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre,


heredad el reino preparado para vosotros desde al fundación del mundo.

¿Qué es eso del reino preparado desde la fundación del mundo? Hay otros
textos que encaran el mismo tema desde otras perspectivas. 1 Corintios 6:9 dice: ¿No
sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni
los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones.

Otro sector de 1 Corintios, en el capítulo 15 y verso 50 señala: Pero esto digo,


hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la
corrupción hereda la incorrupción. Gálatas 5:21: …envidias, homicidios, borracheras,
orgías y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo
he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

Y dos textos finales en el libro del Apocalipsis. El primero, en 13:8 que dice: Y
la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el
libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo. Y el 17:8
que agrega: La bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a
perdición; y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos
desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia
que era y no es, y será.

(35) Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de


beber; fui forastero, y me recogisteis; (36) estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y
me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.

Este texto nos plantea otras dudas que, en casos, ha hecho errar el blanco a
algunos. ¿Cuándo tuvo hambre Jesús y nosotros le ayudamos? Es obvio: no está
hablando de Él mismo, sino de muchos que tienen carne y sangre como Él.

Un texto en el libro del profeta Isaías 58:7 dice al respecto: ¿No es que partas
tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas
al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?

Otro pasaje, pero en este caso en el libro de Ezequiel 18:7 añade: …ni
oprimiere a ninguno; que al deudor devolviere su prenda, que no cometiere robo, y que
diere de su pan al hambriento y cubriere al desnudo con vestido…
Santiago 1:27 agrega algo en el Nuevo Testamento: La religión pura y sin
mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus
tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.

Hebreos 13:2 concluye señalando: No os olvidéis de la hospitalidad, porque por


ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.

(37) Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿Cuándo te vimos


hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber?

(38) ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo y te cubrimos?

(39) ¿O cuando te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?


(40) Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo
hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis.

(41) Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al


fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.

(42) Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis


de beber; (43) fui forastero y no me recogísteis; estuve desnudo, y no me cubristeis;
enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis.

(44) Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿Cuándo te vimos


hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos?

(45) Entonces le responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo


hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí me lo hicisteis.

(46) E irán estos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.

El retorno del Señor trae consigo un juicio que dividirá a la gente. El juicio se
basará en los principios morales que definen el carácter, y el carácter se revela por
sus frutos, o por la falta de ellos. La evidencia externa demuestra la rectitud y justicia
internas. Las buenas obras no producen un buen carácter, sino al contrario. Un buen
carácter produce buenas obras.

Por lo tanto, este es el Mandamiento Nº 84: Todo lo que le hagan a mis


hermanos más humildes, a mí me lo hacen.

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, n los últimos tiempos de nuestra iglesia contemporánea, el tener o no


tener unción, ha sido motivo de polémicas, debates y hasta de extensos viajes de
personas de un sitio a otro del mundo con el fin de ir a buscarla.

Nadie explica que la unción es un don que Dios otorga a aquellos que, como
único y mayor mérito, tienen el de haber sido obedientes, humildes y despojados de su
yo. Por la salvación nada se paga, es por Gracia; pero por la unción hay un precio a
pagar y es personal.

Jesús tiene su propia unción, pero hay un símbolo claro y pleno relatado como
una historia que a una gran mayoría se le pasa desapercibida. Es en esa historia
donde encontramos, en este capítulo, el pie para nuevos mandamientos.

(Mateo 26: 6)= Y estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, (7)
vino a él una mujer, con un vaso de alabastro de perfume de gran precio, y lo derramó
sobre la cabeza de él, estando sentado a la mesa.

Según Juan en su evangelio, esa mujer es “María de Betania”, tal cual se


denominaba a la mayor parte de las personas. Sin apellidos, sólo por sus nombres y
su procedencia, tal cual se lo hizo con el propio Jesús de Nazaret.

(8) Al ver esto, los discípulos se enojaron, diciendo: ¿Para qué este
desperdicio?

Escucha. ¿No tan enseñado en cualquiera de los seminarios donde podemos


estudiar Biblia los cristianos, que los discípulos eran personas especiales, que Jesús
no hubiese reclutado a cualquiera para acompañarlo, que ellos eran poco menos que
santos?

A mí también me han dicho eso y, obviamente, me lo he creído. Entonces,


leyendo esto, ¿Cómo hago para entender con qué cabeza espiritual estaban pensando
estos hombres que suponían un desperdicio algo hecho con Jesús?

(9) Porque esto podría haberse vendido a gran precio, y haberse dado a los
pobres.

Listo. Ahora ya entiendo todo. Los discípulos de Jesús, (Al menos de los que
aquí se dan referencias expresivas), estaban en la misma tónica que muchas de
nuestras iglesias hoy: en la obra social, en lo que podría reportarle réditos políticos o
sociales. Pero en lo espiritual, Cero.
(10) Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué molestáis a esta mujer?, pues
ha hecho conmigo una buena obra.

Cuidado que esto no es enteramente espiritual. Tiene que ver también con lo
anímico, con lo afectivo. Jesús les está mostrando que el costo material no es algo a
considerar demasiado cuando se trata de llevar a cabo un acto de devoción por un ser
querido al borde de la muerte.

(11) Porque siempre tendréis pobres con vosotros, pero a mí no siempre me


tendréis.

Los que supongan que erradicarán la pobreza de la tierra a partir de hechos


humanos bien intencionados, no saben de lo que están hablando. Deuteronomio 15:22
dice que …no faltarán menesterosos en medio de la tierra, una expresión que coincide
totalmente con la que Jesús da aquí.

¡Iglesia del siglo veintiuno, aprende! No es tu trabajo principal dar de comer a


los hambrientos. Está muy bien que lo hagas como consecuencia de tu estatura
espiritual, pero no es lo prioritario. ¿Importa que alguien se vaya de cabeza al infierno
bien alimentado?

Pobres siempre tendremos. En Argentina, que es mi país, como en cualquiera


de los representados por los lectores de este trabajo. Pero a Jesús no siempre lo
tendremos. ¿Cómo que no? Observa: ¿Tu me das la total y absoluta garantía de que
en todas las congregaciones que conoces, la cabeza máxima allí es Jesús?

(12) Porque al derramar este perfume sobre mí cuerpo, lo ha hecho a fin de


prepararme para la sepultura.

Esto es un claro símbolo. Jesús fue ungido por el Espíritu Santo para
desarrollar su ministerio, ¿No es así? Ahora está siendo ungido con un costoso aceite
perfumado para su futuro entierro. ¿Nadie pudo ver que se trataba de un acto profético
por parte de esta mujer?

Nadie pudo verlo. Y estaban allí todos los conspicuos discípulos de Jesús,
verdaderos apóstoles de la fe. La historia da vueltas en círculos. Hoy, todavía se de
prioridad a lo estrictamente social y material despreciando, en muchos casos, lo
profético que, generalmente, proviene de personas que no ostentan títulos ni
jerarquías eclesiásticas.

(13) De cierto os digo que donde quiera que se predique este evangelio, en
todo el mundo, también se contará lo que está hecho, para memoria de ella.

Aquí es donde nace una nueva directiva, específica y precisa. Aquí es donde
se gesta, notoriamente, el que resulta ser el Mandamiento Nº 85: Todo sacrificio
realizado por amor a Mí tiene perpetua influencia. Y no hablo de sacrificios
humanos, esto es más que claro.

(Mateo 26: 26)= Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, lo partió, y
dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo.

(27) Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de
ella todos; (28) porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es
derramada para remisión de los pecados.
Jesús usó la ocasión de la cena para inaugurar el nuevo pacto. El simbolismo
de la cena bajo el antiguo pacto, estaba a punto de ser plenamente satisfecho por
medio de la crucifixión de Cristo. En ese momento histórico, Jesús transformó el
significado de los elementos de la cena en los símbolos de su nuevo pacto.

El pan representará ahora su cuerpo, el cual sería dado, y la copa, su sangre,


la cual sería derramada para perdón de los pecados. Los santos requisitos de Dios y
del antiguo pacto estaban a punto de ser satisfechos para siempre. Una nueva y
viviente manera de entrar en la presencia y la provisión de Dios estaba siendo
preparada a través de Cristo, el Cordero de Dios.

(29) Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta
aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.

(30) Y cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de los Olivos.

Observe con especial cuidado que Jesús no dice de ninguna manera como
muchos han enseñado, que en ese día volverá a beber el vino de nuevo (Lo que
significa “nuevamente”) con los reunidos con Él. Lo que está escrito es que lo beberá
nuevo, y no “de nuevo”.

Judas no estaba presente cuando Jesús instituyó la Cena. El pan y el vino son
solamente símbolos, que deben recordar a los seguidores de Cristo los tiempos de su
sacrificio redentor. De ninguna manera implica un ritual que consiga, por sí mismo,
algún tipo de estatura espiritual superior.

No obstante, esta Cena no solamente recuerda a los que participen de ella la


muerte redentora de Jesús, tal cual se enseña en todo lugar cristiano, sino también su
retorno, lo cual no es enseñado en todo lugar que se auto denomina como cristiano.

Porque salta a la vista que pasa a ser una especie de memorial levantado
anticipando su retorno, colocando como símbolo en cada paso a las festividades de la
boda del esposo. Con respecto al himno mencionado en el verso 30, considere que se
acostumbraba concluir la comida de Pascua cantando el Hallel, una parte de los
salmos.

Pero era un himno hebreo, alegre y contagioso, no uno de los gregorianos que
parecerían formar parte de nuestra liturgia por orden divina. Allí es donde se dejó de
lado el evangelio de gozo y alegría y se ingresó en el dominado por la angustia y la
tristeza, donde en lugar de dar gracias por la obra de Cristo en la cruz, se llora por una
muerte que en realidad no fue.

Por lo tanto, tenemos aquí el Mandamiento Nº 86: Beberé un vino nuevo con
ustedes en el Reino de mi Padre.

(Mateo 26: 36)= Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama
Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro.

Este nombre, Getsemaní, significa “molino de aceite”, por lo cual no es para


nada aventurado presuponer que probablemente había por esa región algún huerto de
olivos donde se hallaba una instalación para extraer el aceite de esta planta.

(37) Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a


entristecerse y a angustiarse en gran manera.
(38) Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos
aquí, y velad conmigo.

Aquí hay algo que debería resultarles aleccionador a tanto legalista que
condena de inmediato a los cristianos anímicos: Jesús no solamente tenía un alma
como la nuestra, sino que incluso lo perturbaba en algún momento como también nos
ha sucedido a nosotros.

(39) Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo:


Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino
como tú.

(40) Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así
que no habéis podido velar conmigo una hora?

(41) Velad y orad, par que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está
dispuesto, pero la carne es débil.

CARNE, en este pasaje, es la palabra griega SARX. En su sentido literal,


SARX se refiere a la sustancia del cuerpo, ya sea de animales o de individuos. En su
uso idiomático, la palabra indica la raza humana o los individuos como personas.

En un sentido ético y espiritual, designa la naturaleza inferior de una persona,


el asiento y vehículo de los deseos pecaminosos. Aquí se desliza, entonces, el
Mandamiento Nº 87: La única forma de no entrar en tentación, es orando y
velando.

(Mateo 28: 1)= Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día de la
semana, vinieron María Magdalena y la otra María a ver el sepulcro.

(2) Y hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del
cielo y llegando, removió la piedra y se sentó sobre ella.

Hay que aclarar algo sumamente importante en este tema. La piedra de la cual
se habla aquí, fue sacada de su lugar, no para que Jesús pudiera salir, ya que Él no
necesitaba esa ayuda, sino para que los testigos contemplaran la evidencia de una
tumba vacía.

(3) Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve.

(4) Y de miedo de él los guardas temblaron y se quedaron como muertos.

(5) Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque
yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado.

(6) No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue
puesto el Señor.

(7) E id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he


aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho.

(8) Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron
corriendo a dar las nuevas a los discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a los
discípulos, (9) he aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas,
acercándose, abrazaron sus pies y le adoraron.
(10) Entonces Jesús les dijo: No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos,
para que vayan a Galilea, y allí me verán.

Esto es mandamiento inapelable en todos los tiempos en que el evangelio


tenga lugar. Cada uno de nosotros recibe lo mismo para nuestro tiempo común. Es
como si hoy mismo, ahora mismo, Jesús nos brindara su Mandamiento Nº 88: Vayan
y hablen a todos mis hermanos sobre mi resurrección.

(Mateo 28: 16-20)= Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte
donde Jesús les había ordenado.

(17) Y cuando le vieron, le adoraron, pero algunos dudaban.

Preste debida atención a un detalle. Pese a que, tal como se nos está
señalando aquí, algunos dudaban, es sumamente importante notar que la Gran
Comisión de la Iglesia nace en un claro contexto de adoración a Dios y no en otra
circunstancia ritual.

(18) Y Jesús se acercó y les hablo, diciendo: Toda potestad me es dada en el


cielo y en la tierra.

(19) Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el
nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; (20) enseñándoles que guarden
todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días,
hasta el fin del mundo. Amén.

En este último pasaje, nos quedan muy en claro los dos mandatos finales. El
primero, es el Mandamiento Nº 89: Hagan discípulos en todas las naciones. Y el
final, como consecuencia de todos los anteriores, es el Mandamiento Nº 90: Guarden
todas estas cosas que os he mandado.

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