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El giro lingüístico y su impacto en la acción política

5 de diciembre de 2015
Autor: Yván Serra.
Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas.
Universidad de Carabobo.
Fuente: https://www.oei.es/historico/divulgacioncientifica/?El-giro-
linguistico-y-su-impacto

El ensayo intenta vincular el impacto que tiene el cambio del


paradigma filosófico basado en la razón a una concepción centrada
en el lenguaje en la política, pero no en la reflexión que existe sobre
ella, desde la ciencia o la filosofía política, sino desde la acción de
quienes se vinculan a la actividad del poder o son afectadas por ésta

En el presente escrito queremos esbozar algunas ideas acerca del


impacto que tiene la nueva manera de concebir el mundo a partir del lenguaje sobre la acción política, entendida como
la actividad humana vinculada a la organización social mediada por el poder, así como la acciones ejercidas por los
hombres para capturar, influir o limitar el poder mismo.

El giro lingüístico es un término acuñado por Richard Rorty (1990) para referirse al modo como se plantea la filosofía
a partir del siglo XX . Allí se comienza a pensar en una filosofía donde el ser no se halla en el ente, sino en el sujeto
que la piensa. A partir de los trabajos de Nietzsche, pero especialmente Husserl, Wittgenstein y Heidegger, la filosofía
cambia su centro para ocuparse no tanto en el ser sino en el ser que piensa el ser y que por tanto el tema central que
va a ocupar la filosofía será la exploración no del ser, sino del lenguaje. Tal como lo apuntara Scavino (1999) hablar
de un giro lingüístico en filosofía significa que el lenguaje deja de ser un medio, algo que estaría entre el yo y la
realidad, y se convertiría en un léxico capaz de crear tanto el yo como la realidad y por tanto, en adelante la labor
filosófica básicamente será un proceso de generación de la realidad mediada por el lenguaje.

López (2011) sostiene que esta nueva concepción no permanece solo en las aulas de la reflexión académica sino
que tiene un impacto en el quehacer cotidiano de la vida. La manera como nos organizamos y como interactuamos
va a estar influida por la nueva interpretación de la realidad. La crisis de la filosofía fundamentada en la desaparición
de la ontología secularizada, tendrá impacto en la forma de ver la vida, y a su vez en la forma como actuamos y como
nos interrelacionamos.

Esta transformación de la vida en lenguaje, símbolos y significantes conforma redes comunicativas en el que los
sujetos se van conformando en comunidades semióticas, es decir individuos identificados y enlazados a través del
símbolos y formas de expresión comunes, que se comunican en espacios virtuales de comunicación.

La política en la era industrial

Referirse a la actividad política mediada por el mundo positivo implica a la organización del poder en torno a una idea
asumida como verdad y a la existencia de un conjunto de organizaciones que intentan imponer esa verdad a la
sociedad. Estas ideas que intentan imponerse como expresión de la realidad va a nominarla Lyotard como los grandes
relatos y serán la organización estatal y los partidos políticos los actores que a través de la lucha de poder intentará
imponer el relato socialmente (Lyotard, 1987).

En este sentido, tanto la organización estatal como los partidos políticos tendrán la forma organizativa en las que
operan la sociedad industrial, caracterizada por la división y especialización de las tareas, discriminadas
jerárquicamente, y bajo el supuesto que quien se encuentra en las posiciones ascendentes de la organización se
encuentra más cerca de la verdad, que la impone socialmente a través del relato y respaldado por teorías avaladas
por las comunidades científicas (Kuhn, 2011). Es distintivo entonces de la condición moderna a la actividad política
mediada por las organizaciones políticas, bien sea el estado, los partidos políticos o los grupos de interés, donde la
vocería está encarnada en la cúspide de la organización, que los subordinados asumen como quien tiene la razón y
ellos ocupados de múltiples tareas operativas.

La política en la era postmoderna

Con la desaparición de los metarelatos (Lyotard, 1987), al ponerse en duda las grandes verdades, al existir la
desconfianza ante el saber legitimado y estas transformarse en fábulas legitimadoras, el poder deja de ser liberador
para ser subyugante. Con el giro lingüístico insurge un nuevo protagonista de la acción política, el ciudadano que ya
no requiere estar mediado por una organización política para interactuar políticamente, que tiene opinión y que
reclama ser escuchado, y del cual no se espera su engranaje dentro del relato dominante, sino a partir de su propia
historia.

Por tanto la política comienza a ser una actividad cada vez menos dependiente de la organización tipo máquina
(Mintzberg, 1993) que caracterizó al mundo moderno para tener como protagonista a las nuevas organizaciones
políticas, menos estables, más focalizadas en los problemas de cada ciudadano y con liderazgos mucho más
endebles, cada vez más lejanos a los centros de los partidos tradicionales. Es el ciudadano quien se rebela (sin
saberlo) contra la ciencia como un instrumento para legitimar la dominación política y lo que hace es revelar los
mecanismos como se produce y se reproduce el poder, que escondido en la fábula del progreso lo que logra es la
opresión del hombre . (Arreaza & Tickner, 2002).

La democracia se entiende ahora a través del acercamiento entre las personas, la deliberación como el arte
fundamental de la política tal como lo proponen Habermas (1987) y Laclau y Mouffe (1987) o se postula como la
preeminencia de los valores sobre el conocimiento como lo plantea Rorty (1991) pero que a su vez corre el riesgo de
ser objeto de la manipulación a través de la construcción del discurso político.

La posmodernidad en la práctica

La consideración posmoderna de la democracia implica la imposibilidad de plantear una cosmovisión racional del
mundo que se deba imponer al resto, a partir de algo tan circunstancial como el voto mayoritario en un momento
determinado o encontrarse en la cúspide de un aparato burocrático. Al desaparecer los grandes relatos, desaparecen
las ideologías y con ellas la posibilidad de plantear la política a través la imposición de un bloque hegemónico fundado
o bien bajo la premisa de una verdad científica o bien bajo la creencia de la sabiduría de la gente, que se deposita en
las urnas electorales.

De allí que la democracia sea considerada como un proceso de acuerdos (Habermas, 2005) o de resolución de
conflictos entre adversarios (Mouffe, 2011), pero que lleva a una revisión de los procedimientos democráticos de tal
manera de permitir a la gente, además de escoger a sus representantes, ellos mismos participar en la elaboración de
las políticas públicas.

En un principio las dificultades para la democracia directa estribaban en los altos costos que significaba congregar a
los ciudadanos para la discusión de los asuntos públicos. Sin embargo estos costos han disminuido
considerablemente dada las nuevas tecnologías de información a través del cual cualquier ciudadano puede
informarse sobre los asuntos y a su vez opinar sobre ellos y eventualmente votar. Sin embargo todavía las
experiencias de democratización cuenta con limitaciones prácticas, como el desconocimiento de los asuntos técnicos
por parte de los ciudadanos, la disposición de la ciudadanía en la participación permanente, el mayor interés por la
participación de aquellos sectores más afectados por determinada política, versus el poco interés de quienes el asunto
pueda no afectarle tanto y el manejo de las agendas públicas por parte de aquellos que tienen el control sobre esta.

El lado oscuro de la posmodernidad

La irrupción del ciudadano en el quehacer político crea retos a los políticos profesionales. Estos a diferencia de los
ciudadanos, que tiene finalmente una acción limitada en el campo político por los otros campos a los que tiene que
dedicar su vida, han elegido que tanto su medio de subsistencia o su razón de ser se encuentra en la participación en
la acción pública. Sin embargo, su acción discursiva ya no estará mediada por un relato, sino por la vocería de las
creencias fragmentadas de la realidad percibida y entendida por cada quien, y del cual él quiere hacerse interprete.
En el entendimiento político de cada persona está claro, la búsqueda de algo que explique el orden del mundo y por
tanto un político habilidoso, le ofrecerá una explicación basada en antagonismos, donde él será la víctima de fuerzas
que operan de una manera deliberada para perjudicarlo.

De acuerdo a Georges Lakoff entendemos el mundo a través de marcos cognitivos. Los marcos son estructuras
mentales que conforman nuestro modo de ver el mundo. Como consecuencia de ello, conforman las metas que nos
proponemos, los planes que hacemos, nuestra manera de actuar y aquello que cuenta como el resultado bueno o
malo de nuestras acciones. En política los marcos conforman las políticas sociales y las instituciones que se crean
para llevar a cabo dichas políticas. (Lackoff, 2007). Esta teoría explica, en parte, la interpretación que puede hacer un
individuo de los mensajes que recibe, ya que cada palabra la descodifica pasando por el filtro del marco
correspondiente. (Guervós, 2011). Cuando se oye una palabra, se activa en el cerebro su marco. Cambiar de marco
es cambiar el modo que tiene la gente de ver el mundo. Es cambiar lo que se entiende por sentido común. Puesto
que el lenguaje activa los marcos, los nuevos marcos requieren un nuevo lenguaje. Pensar de modo diferente requiere
hablar de modo diferente. (Lackoff, 2007).

El descubrimiento de los marcos cognitivos ha sido recientemente estudiado y utilizado en la política, Frank Luntz
(Luntz, 2007), Drew Westen (2008) y George Lakoff (2007), desarrollan ampliamente el uso de los marcos dentro de
la estrategia política. Lakoff ilustra su uso para la comunicación persuasiva con el término alivio fiscal para referirse a
la reducción de impuesto ofrecida por Goerge Bush (padre). Dice Lackoff que alivio implica que alguien ha sufrido un
tipo de desgracia y que algo le ha aligerado esa pena. Crear el uso de la palabra alivio significa que el pago de
impuesto es una pena, un dolor, y por tanto quienes proponen políticas sociales y requieren para ello cobrar
impuestos, entiéndase los demócratas, son unos perversos, frente a los republicanos que se convierten en héroes, al
pretender reducirlos.

En el caso venezolano, los diferentes programas gubernamentales son llamadas misiones. No es lo mismo hablar de
una Misión, que de un programa social. Mientras este último es una obligación que realiza cualquier gobierno para
atender sus objetivos hacia sus ciudadanos, el misionero, por contraste, es un asceta, alguien que sacrifica su
bienestar por el otro, alude inmediatamente, que labora desinteresadamente por algo trascendente. Así el gobierno
al cambiar la palabra cambia a su vez la manera de considerar la acción gubernamental, transformando el sentido de
obligación de proveer bienestar, a alguien que sin obligación, y únicamente pensando en el bienestar del otro, realiza
algo encomiable. Por ello los que se oponen a los que realizan las misiones (la oposición), sería en los términos de
Lackoff, unos villanos, que se oponen a los héroes misioneros (el gobierno).

El ciudadano en la red o la Política 2.0

Las redes sociales son espacios deliberativos: redes de usuarios que, gracias a Internet, forman su interacción de
acuerdo con una topología distribuida que hace prácticamente inviable filtrar los mensajes y el debate que se producen
en su seno. (Caldevilla, 2009)

La web 2.0 pone a disposición cuatro herramientas para la comunicación de los contenidos políticos, que dado su
carácter horizontal puede ser utilizado, tanto por los políticos, como por los ciudadanos: Las bitácoras o blog es un
sitio web en el que uno o varios autores publican cronológicamente textos o artículos, apareciendo primero el más
reciente, y donde el autor conserva siempre la libertad de dejar publicado lo que crea pertinente. Los microbloggin
que permite a sus usuarios enviar y publicar mensajes breves, generalmente solo de texto. Las opciones para el envío
de los mensajes varían desde sitios web como twitter, a través de SMS, mensajería instantánea o aplicaciones ad
hoc. Los Videos. La web 2.0 permite actualmente la posibilidad de publicar video personales a través de Internet.
(Caldevilla, 2009)

Es evidente que ante la vía unidireccional de los medios de comunicación tradicionales, la web 2.0 ofrece a los
ciudadanos conectarse con los políticos en nuevos espacios de deliberación, no mediada por los dueños de los
medios o publicadas a través del sesgo del periodista que narra la noticia. El alcance de estas nuevas formas de
comunicación consideramos que aún está en pañales y que la interlocución será a través del uso de nuevas
tecnologías de información horizontal e interactiva está en expansión y será el patrón dominante de la actividad política
en los próximos años.
Bibliografía

Arreaza, C., & Tickner, A. B. (2002). Postmodernismo, postcolonialismo y feminismo: manual para (in) expertos.
Revista Colombia Internacional, 2, 54.
Caldevilla, D. (2009). Democracia 2.0: La política se introduce en las redes sociales. Pensar la publicidad: revista
internacional de investigaciones publicitarias, 3(2), 31–48.
Guervós, J. (2011). Retórica, comportamiento y poder en el discurso político. En J. A. Caballero López, J. M.
Delgado Idarreta, & C. Sáenz de Pipaón Ibáñez, Entre Olózaga y Sagasta retórica, prensa y poder (Instituto de
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Habermas, J. (2005). Tres modelos de democracia. Sobre el concepto de una política deliberativa. Polis. Revista
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Lackoff, G. (2007). No pienses en un elefante (Editorial Complutense, S.A.). Madrid.
Laclau, E., & Mouffe, C. (1987). Hegemonía y estrategia socialista. Siglo Veintiuno de España ed. Recuperado a
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López, F. (2011). Los extravíos de la academia y la reforma de los bárbaros. APUC, Asociación de Profesore,
Universidad de Carabobo.
Luntz, F. I. (2007). Words that work: It’s not what you say, it’s what people hear. Hyperion.
Lyotard, J.-F. (1987). La Condición Postmoderna. Ediciones Cátedra.
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