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FACULTAD DE DERECHO

ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE


DERECHO

MONOGRAFÍA

“LOS BIENES INCIERTOS Y FUNGIBLES”

INTEGRANTES:
 Pérez Zapata Ramiro.
 Torres Vásquez Maricruz

ASESOR:
LEYLA IVON VILCHEZ GUIVAR DE ROJAS
CURSO
DERECHO CIVIL IV (OBLIGACIONES)

CHICLAYO - PERÚ
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN ............................................................................................................................. 3
LOS BIENES EN EL DERECHO.......................................................................................................... 4
LAS OBLIGACIONES........................................................................................................................ 5
ANTECEDENTES NORMATIVOS ..................................................................................................... 6
OBLIGACIONES GENÉRICAS ........................................................................................................... 7
REFORMULACIÓN SOBRE EL TRATAMIENTO DE OBLIGACIONES GENÉRICAS .............................. 7
El Género ................................................................................................................................... 7
La Determinación .................................................................................................................. 8
El concepto De Fungibilidad ...................................................................................................... 9
CLASES DE OBLIGACIONES GENÉRICAS ....................................................................................... 10
BIENES INCIERTOS ....................................................................................................................... 11
BIENES INCIERTOS DE GÉNERO ................................................................................................... 13
¿Qué debe entenderse por género? ....................................................................................... 13
¿QUÉ DEBE ENTENDERSE POR CALIDAD MEDIA? ................................................................... 15
OBLIGACIÓN DE DAR BIENES INCIERTOS .................................................................................... 17
PLAZO PARA LA ELECCIÓN........................................................................................................... 19
FUNGIBILIDAD ............................................................................................................................. 20
FUNGIBILIDAD OBJETIVA ......................................................................................................... 21
FUNGIBILIDAD SUBJETIVA O POR VOLUNTAD DE LAS PARTES ............................................... 22
BIENES FUNGIBLES ...................................................................................................................... 23
CONCLUSIONES ........................................................................................................................... 24
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS ................................................................................................... 25
INTRODUCCIÓN

En general, los bienes pueden ser objeto de relaciones jurídicas, ya sea de


cualquiera de sus clasificaciones, sin embargo de los que abordaremos a
continuación, es a cerca de los bienes inciertos y fungibles.
Los bienes directa o indirectamente son objeto del derecho y además son
base de las relaciones sociales que regula el derecho.
Claro que tampoco se trata de cualquier bien, sino solo de aquellos a los
que el derecho les concede naturaleza real (propiedad, usufructo, entre
otros); los otros, los actos del hombre, pertenecen al campo creditual
(arrendamiento, opción, retracto), es correcto mencionar, que esta
clasificación de los bienes ya sea, inciertos o fungibles, están dentro de los
derechos Reales.
Esta clasificación de bienes inciertos y fungibles es objeto inmediato en los
derechos reales y mediatos en los obligacionales. Directamente, estos
bienes constituyen la materia de los derechos patrimoniales (reales y
obligaciones) e indirectamente de los derechos personales, familiares y
sucesorios.
Los términos bien y cosa tienen diferencias aún más, cada uno de ellos tiene
varias acepciones o significados, que han ido evolucionando con el tiempo.
A pesar de lo cual, se ha usado y se usa indistintamente a los dos, sin
embargo nuestro trabajo conlleva al estudio de los bienes inciertos y
fungibles, que están dentro de la clasificación de los bienes de género.

LOS AUTORES
LOS BIENES EN EL DERECHO

CONCEPTO
En Derecho, bien es todo inmueble, mueble o derecho valorizado en dinero
o susceptible de ser valorizado, que tiene su propia individualidad y, casi
siempre utilidad para quien es su dueño o poseedor del mismo.
El Libro II del Código Civil, se refiere a los bienes, a su dominio, posesión,
uso, goce y a las limitaciones que pueden afectar el dominio.- Art. 602 a
1014, sin embargo no nos da el Código mencionado un concepto de lo que
es el bien. Esta palabra es demasiado amplia y contiene muchos significados
de carácter moral, económico y legal.
En el campo del Derecho, bien es aquello que la persona natural o jurídica
puede tenerlo y hacerlo suyo para su uso o disfrute; más aún, es el derecho
mismo, conforme lo veremos luego, el Código Civil entra en forma directa
a dar conceptos sobre las diversas especies dentro del género "bienes".
Por su parte Manuel A. (1980), manifiesta que puede ser considerado un
bien todo aquello que puede ser objeto de apropiación y en consecuencia
tiene un valor económico y se encuentra dentro del comercio, además,
también señala que El conjunto de bienes, forma el patrimonio de las
personas.
El Derecho de bienes es una de las áreas básicas del Derecho civil y tiene
por objeto, fijar o regular los bienes que integran el patrimonio de cada
individuo y determinar los poderes o facultades que el sujeto tiene sobre
estos.
LAS OBLIGACIONES

ETIMOLOGÍA
El término obligación proviene del latín "OBLIGATIO", que es una variante
de "OBLIGARE". Esta palabra a su vez se deriva de dos vocablos: “OB” que
significa alrededor y “LIGARE”, que debe entenderse como ligamen,
atadura.
DEFINICIÓN
Manuel A. (1980), señala que, la obligación civil es aquella relación jurídica
en virtud de la cual una parte (denominada deudora) debe observar una
conducta (denominada prestación) que puede consistir en dar, hacer o no
hacer, en interés de otra parte (denominada acreedora) y cuyo
incumplimiento acarrea consecuencias.
Por otro lado, Doménico B. (1967), establece que, la obligación es todo
vínculo jurídico abstracto, todo nexo, que existe entre dos sujetos, uno
llamado deudor o sujeto pasivo que debe cumplir con dar, hacer o no hacer
algo en provecho, beneficio o para satisfacer los intereses del otro sujeto
llamado acreedor o sujeto activo, que tiene el derecho o la facultad de exigir
el cumplimiento de dicha prestación.
Además, Joaquín L. (1983) señala que, obligación civil es aquella relación
jurídica en virtud de la cual una parte (denominada deudora) debe observar
una conducta (denominada prestación) que puede consistir en dar, hacer o
no hacer, en interés de otra parte (denominada acreedora) y cuyo
incumplimiento acarrea consecuencias.
 Algunos lo enfocan, desde el punto de vista del acreedor, como una
facultad que tiene un sujeto (acreedor) de exigir de otro (deudor),
una prestación.
 Otros lo consideran, desde la perspectiva del deudor, como una
necesidad de cumplir. La necesidad de proporcionar al acreedor una
prestación. Contempladas desde este punto de vista pasivo se
denominan obligaciones, pues el derecho del titular corresponde un
deber u obligación del deudor.
ANTECEDENTES NORMATIVOS

La obligación gravita históricamente, primero sobre la persona y luego


sobre la totalidad del patrimonio del deudor, y en una parte proporcional
indeterminada, si hay concurrencia de acreedores con igual derecho. A falta
de bienes, el deudor sigue respondiendo con su persona hasta el siglo XIX.
Si se quiere dar a la obligación eficacia real, es menester añadir al contrato
un acto de transferencia cuya validez es independientemente de la de
aquel.
El Código peruano en vigencia, dentro del enfoque parcial anotado,
contiene normas relativas a las obligaciones genéricas que resuelven varios
de sus supuestos. No todos pero sí varios. Dedica siete de sus artículos a las
obligaciones de dar bienes inciertos, seis de los cuales se encuentran en el
Título correspondiente a Obligaciones de dar, y el sétimo en el capítulo
sobre la transferencia del riesgo en la compraventa. Este último,
estrictamente no es un caso de obligaciones de dar bienes inciertos, sino
más bien, de dar bienes fungibles.
Todo este articulado se encuentra inspirado en las normas pertinentes del
Código Civil de 1936. Salvo perfeccionamientos, las normas del Código
vigente son las mismas que las del anterior. La estructura, la sistemática, la
terminología y el enfoque parcial son los mismos. Sin embargo, el Código
actual resuelve varios de los supuestos que imponen las obligaciones
genéricas. A saber: El artículo 1142 alude a los bienes inciertos como
aquellos sobre los que recae la obligación genérica.
Por ello la afirmación en el sentido de que el Código peruano legisla dentro
de las obligaciones genéricas, solamente las obligaciones de dar bienes
inciertos. El artículo 1143 determina quién debe elegir, regula las diferentes
calidades de los bienes entre las que el que elige deberá hacerlo, y abre la
posibilidad -salvando un defecto del Código derogado- de que un tercero
pueda elegir. El artículo 1144 regula los supuestos para los casos en que
quien deba elegir no lo haga. El artículo 1145 señala el momento en que se
entiende efectuada la elección. El 1146 consagra en su primer párrafo el
principio de que el género nunca perece, y en su segundo párrafo legisla
sobre la pérdida del género limitado. Y finalmente el artículo 1147 cierra el
tema de las "obligaciones de dar bienes inciertos" disponiendo la aplicación
de las reglas de dar bienes ciertos cuando la elección surta efectos.
OBLIGACIONES GENÉRICAS

Manuel A. (1980) agrega, que la obligación genérica es aquella cuyo objeto


está determinado no individualmente, sino de una manera general, por
características genéricas (que son comunes a todas las cosas que forman el
género);
Cita como ejemplo el obligarse a entregar un litro de vino blanco de tal
clase, o un automóvil de tal marca y modelo; casos en los cuales el obligado
debe un ejemplar cualquiera, un litro o un kilo o un coche cualquiera, del
género de que se trate (automóviles de tal marca y modelo, o vino de tal
clase).

REFORMULACIÓN SOBRE EL TRATAMIENTO DE OBLIGACIONES


GENÉRICAS

El Género
El género es un elemento básico para la explicación de las
diferentes clases de Obligaciones Genéricas. Su variada
conformación determina la existencia de las diferentes clases de
Obligaciones Genéricas. Se le concibe como aquel conjunto de
individuos con uno o más caracteres comunes entre sí,
compartiendo en unos casos todos los caracteres y en otros casos
solo algunos. A partir de esta última concurrencia de caracteres
comunes compartidos se crean dos tipos de géneros claramente
diferenciados: los que contienen bienes o servicios que comparten
todos sus caracteres, es decir, que son fungibles entre sí. Y los
géneros de bienes o servicios que comparten solo algunos
caracteres en común, pues poseen diferentes calidades. Estos
últimos son los llamados géneros de bienes inciertos.
A partir de la naturaleza fungible o incierta de los bienes o servicios
que forman parte del género dentro de una Obligación Genérica
se afirma tal o cual clase de Obligación, porque según sean
fungibles o inciertos los bienes o servicios tendrán lugar la elección
o la simple individualización para efectos de determinar el objeto
de la Obligación Genérica. En otras palabras, si los bienes o
servicios son fungibles entre sí, no podrá tener lugar la elección por
no haber calidades, como hemos visto anteriormente; y en
consecuencia el acto de determinación de la mencionada
obligación consistirá en una simple individualización del bien o
servicio a cumplirse, por parte de quien deba determinar. A su
turno, si los bienes o servicios son inciertos, entonces sí tendrá
lugar la elección por existir diversas calidades. Como vemos, existe
una importante diferencia.

La Determinación

Debe tenerse en cuenta que la Obligación Genérica es una de las


dos formas de Obligación con prestación indeterminada, junto con
la alternativa. En tal sentido, para poder ejecutarse la prestación
de cada una de estas obligaciones es menester determinar lo
indeterminado. Ello se consigue a través de un acto de
determinación, que es en todos los casos previo al momento del
cumplimiento.

Mientras el objeto de la prestación continúe indeterminado, la


obligación de que se trata no podrá cumplirse: existir sí, pero no
cumplirse. Ahora, ese acto de determinación varía de nombre y
caracteres conforme varían los bienes o servicios sobre los que
recae la determinación. Si aquellos son inciertos, la determinación
se realizará mediante la elección, mientras que si los bienes o
servicios son fungibles bastará un simple acto de individualización.
Debe tenerse en cuenta, entonces, que la Obligación Genérica es
una Obligación con prestación indeterminada, y que como tal
requiere de un acto de determinación.
EL CONCEPTO DE FUNGIBILIDAD
La fungibilidad ha sido entendida distorsionadamente por la
doctrina y las legislaciones a raíz de un error histórico cometido en
el Código Napoleón cuando se le confundió con el concepto de
"consumibilidad". En realidad la fungibilidad no es más que la
susceptibilidad de intercambio entre dos bienes o servicios. Este
intercambio es posible en tanto entre los bienes o servicios que se
comparan, existe equivalencia de valores económicos y porque se
trata de bienes o servicios de igual naturaleza.
Este carácter se presenta independientemente de la relación
obligacional. Es decir, los bienes o servicios que entre sí son
fungibles lo son dentro o fuera de la obligación. Un bien fungible lo
será siempre; hasta que por su uso o deterioro adquiera caracteres
individuales que le otorguen un valor diferente y diferenciado.
Esto es muy importante porque se suele confundir y llamar a los
bienes fungibles fuera de una relación obligacional, como bienes
ciertos. La fungibilidad es importante en tanto a partir de ella surge
una muy particular clase de Obligaciones Genéricas.
CLASES DE OBLIGACIONES GENÉRICAS

Doménico B. (1967) establece que:


El tratamiento de las obligaciones genéricas comienza, que en la
estática de la relación real, objeto de todo derecho singular, no puede
haber más que una cosa o un conjunto de cosas determinadas e
individualizadas: se puede ser propietario, usufructuario etc., no de una
casa, indeterminadamente, sino de esta casa, no de un saco de trigo, un
barril de vinagre, sin otra determinación que la de la cantidad y del
género, sino de este saco, de este barril, determinados individualmente;
tan es así que, en los contratos consensuales (como la venta), antes de
la individualización concreta del objeto, mediante peso, numeración o
medida, no se adquiere la propiedad, sino solamente un crédito.

Karl L. (1958), señala que:


Las obligaciones genéricas son muy frecuentes, constituyendo la regla
general en el comercio al por mayor; se encuentran preferentemente en
los contratos de compraventa y en los contratos de arrendamiento de
uso, por ejemplo del arriendo por horas de una aspiradora de polvo, o
de cualquier aparato de esta clase.

Las Obligaciones Genéricas pueden ser de tres clases según la naturaleza


de los miembros de sus correspondientes géneros y según la extensión de
éstos, a saber:
a) Obligaciones con Género incierto,
b) Obligaciones con Género fungible
BIENES INCIERTOS

El Código Civil peruano exige como requisitos mínimos para los bienes
inciertos o determinables, el que estos estén especificados -cuando menos-
en su especie y cantidad, en razón de que cuando se genera una obligación,
debe ejecutarse, y el deudor debe estar comprometido seriamente a
ejecutar una prestación que revista dicha seriedad. En tal sentido -como lo
afirma la doctrina de manera muy clara-, si no se estableciesen al menos la
especie y la cantidad, podría un deudor estar obligándose y a la vez poderse
desobligar de lo pactado o prescrito por la ley.

Al respecto, el profesor colombiano Rodrigo B. (1958) recuerda que uno de


los puntos esenciales de la obligación es el hecho de que esta no puede
existir sin objeto, el cual debe encontrarse determinado en la prestación,
precisando que tal determinación aflora, a veces, cuando se considera la
naturaleza de la cosa, o se circunscribe a un género determinado; de ahí
que desde el antiguo Derecho Romano se afirme que el objeto debe estar
determinado al menos en cuanto a su género. Es ésta la menor de las
determinaciones posibles y su falta de precisión conduce a la inexistencia.
Aquí nos vienen a la memoria las expresiones del profesor Emiliani Román,
cuando escribe que "La indeterminación, pues, conduce a la falta de
objeto".

Como enseña Salvat (1959), en el Derecho Moderno se entiende por


obligaciones de dar bienes inciertos, a aquellas que tienen por objeto cosas
inciertas no fungibles. Recuerda que en el Derecho Romano estas
obligaciones se llamaban obligaciones de género (obligatio generis) y se
oponían a las obligaciones de especie (obligatio speciei) u obligaciones de
dar un individuo determinado, que son las que nosotros llamamos de dar
cosas ciertas. Así, en el Derecho Moderno, las obligaciones de dar bienes
inciertos determinados sólo por su especie, equivalen a las obligaciones de
género del Derecho Romano, de manera que no debe traducirse speciei por
especie, ya que speciei equivale a cuerpo cierto o individuo determinado,
como lo recuerda el citado tratadista argentino.

A su turno, Karl L. (1958) señala que las obligaciones genéricas son muy
frecuentes, constituyendo la regla general en el comercio al por mayor; se
encuentran preferentemente en los contratos de compraventa y en los
contratos de arrendamiento de uso.
Él señala el ejemplo del arriendo por horas de una aspiradora de polvo, o
de cualquier aparato de esta clase.
Bien incierto es aquel que, constituyendo el objeto de una prestación de
dar, no
Se encuentra totalmente determinado.

Como enseña Antonio V. (1968) en las obligaciones de género el objeto no


se encuentra determinado en especie o cuerpo cierto; sólo se determina al
momento de cumplirse la obligación, y esta determinación se hace con
respecto a diversas cosas que reúnan las mismas características. Es el caso
de los bienes determinables, de aquellos que se encuentran especificados
al menos en su especie y cantidad.

El tratadista argentino Luis B. (1956) señala que las obligaciones son de dar
cosas inciertas, cuando en el momento que brota la obligación se tiene
incertidumbre sobre la cosa debida; agregando que esta indeterminación,
como es obvio, no puede ir en obligación alguna más allá del pago, porque,
de subsistir, estaríamos ante un caso de obligación sin objeto válido.

Antonio V. (1978), señala que, bien incierto es aquel que, constituyendo el


objeto de una prestación de dar, no se encuentra totalmente determinado.
Luis B. (1979), Tratadista argentino, señala que las obligaciones de dar cosas
inciertas son cuando en el momento que brota la obligación se tiene
incertidumbre sobre la cosa debida; agregando que esta indeterminación,
como es obvio, no puede ir en obligación alguna más allá del pago, porque,
de subsistir, estaríamos ante un caso de obligación sin objeto válido.
Joaquín L. (1983), establece que las obligaciones de dar cosas inciertas se
refieren a un objeto que no ha quedado inicialmente definido en su
individualidad, a lo cual habrá de llegarse con la respectiva elección o
determinación de la cosa que haya de pagarse; siendo obligaciones de dar
cosas inciertas las que versan sobre objetos no individualizados, que se
definen por el género a que pertenecen, con caracteres diferenciales
dentro del mismo género.
Por lo tanto, entendemos que los bienes inciertos son los que no se
encuentran totalmente determinados e individualizados, con sus
características propias, éstas señaladas de manera genérica, son bienes
determinados en su especie pero no individualizados.
El art. 1143 del CC. Hace referencia a los bienes determinados por su
especie o calidad y cantidad o medida, quedando pendiente su
individualización o elección dentro de la especie.
A las obligaciones de dar bien incierto se les denomina o se las conoce con
el nombre de: Obligaciones de dar bienes indeterminados, obligaciones de
dar bienes determinables, obligaciones genéricas o de género.

BIENES INCIERTOS DE GÉNERO


¿Qué debe entenderse por género?
Se trata de un concepto eminentemente relativo. Así, por ejemplo, los
mamíferos constituyen una especie del género animal; las vacas, una
especie del género mamífero. Pero cualquiera que sea la exactitud técnico-
biológica de la terminología.
Desde el punto de vista jurídico, género significa las cosas que reúnen en
cierto número de caracteres comunes. A veces está determinado por la
naturaleza (caballos, vacas, etc.); otras, la misma convención de las partes
fija los alcances del género; así, por ejemplo, me comprometo a vender uno
de los cuadros de mi pinacoteca, uno de los potrillos de la producción de mi
haras. En este caso la obligación no se refiere ya a cualquier cuadro, a
cualquier potrillo, sino a uno de los que integran la colección o producción.

El artículo 1143 del código procesal civil, señala lo siguiente:

Reglas para elección de bien incierto


En las obligaciones de dar bienes determinados sólo por su especie y
cantidad, la elección corresponde al deudor, salvo que lo contrario
resulte de la ley, del título de la obligación o de las circunstancias del
caso.
Si la elección corresponde al deudor, debe escoger bienes de calidad
no inferior a la media. Si la elección corresponde al acreedor, debe
escoger bienes de calidad no superior a la media. Si la elección
corresponde a un tercero, debe escoger bienes de calidad media.
Este artículo dispone en su primer párrafo que en caso que la obligación
verse sobre bienes determinables de los cuales haya que escoger alguno de
ellos para cumplir con su entrega, la elección corresponderá al deudor de
dichos bienes.
Esta situación responde a la necesidad de las cosas, puesto que es el deudor
quien precisamente se encuentra en directa relación con los bienes dentro
de los cuales hay que escoger alguno(s) y es quien de manera más rápida y
efectiva puede efectuar dicha elección, sin incurrir en mayores gastos.
Naturalmente, tal como lo establece la ley, podría ocurrir que no sea al
deudor a quien corresponda efectuar dicha elección, si esto se dedujese de
la propia ley, del título de la obligación o de las circunstancias del caso.
De no corresponder al deudor la elección del bien, ella la hará el acreedor
o un tercero, al cual las partes de común acuerdo hubiesen encomendado
tal misión.
Cualquiera de estas dos últimas situaciones es perfectamente posible, ya
que estaríamos dentro del campo de la autonomía de la voluntad, referente
a la libertad contractual o de configuración interna de las estipulaciones de
un contrato.
Pero el punto que despierta mayor interés en el artículo 1143 es el relativo
a los requisitos que debe reunir el bien a escoger en relación con quien
efectúe la elección: si se tratase del deudor, éste deberá escoger bienes de
calidad no inferior a la media; si correspondiese al acreedor, deberá escoger
bienes de calidad no superior a la media; y, por último, si correspondiese a
un tercero, éste deberá escoger bienes de CALIDAD MEDIA.
¿QUÉ DEBE ENTENDERSE POR CALIDAD MEDIA?
Sólo podemos hablar de calidad, en el punto materia de análisis, cuando
estemos ante bienes de la misma especie, propios de una obligación con
prestación de dar bienes indeterminados.
Para explicar lo mencionado anteriormente:
Si la obligación con prestación de dar un bien incierto consiste en dar un
libro de la biblioteca de Derecho del deudor, si éste debe realizar la
elección, tendrá que escoger un libro no inferior a la calidad media; si le
corresponde al acreedor, uno de calidad no superior a la media; y si le
corresponde a un tercero, un libro de calidad media.
En primer lugar, para el caso anotado, consideramos que debería tenerse
presente el elemento del justo precio o valor de los libros que forman dicha
biblioteca. Definitivamente, si la gran mayoría de libros oscila en un valor
de 60.00 nuevos soles, por ejemplo, tal será el valor medio. Sin embargo,
cabe tener en cuenta, además, la calidad del material con que están
confeccionados dichos libros. Por ejemplo, si la gran mayoría están
empastados, y sólo algunos revisten una calidad inferior o superior a la
señalada, dicha calidad de encuadernación será la calidad media.
Pero todo no queda allí; también habrá que considerar la calidad de las
hojas de los libros para llegar a similares conclusiones. Y por si fuera poco,
no olvidemos que tratándose de libros lo fundamental para determinar la
calidad media de los mismos será conocer su contenido. De modo tal que
para pronunciarnos sobre un libro de calidad media de esa biblioteca de
Derecho, deberemos efectuar un análisis múltiple, considerando los
criterios mencionados y algunos otros que resulten complementarios y de
utilidad para tales efectos.
Resulta pertinente, en este punto, citar las palabras de Karl L. (1958) "que
señala que el deudor ha de entregar una cosa `de la especie y calidad
medias y, en tanto otra cosa no se haya estipulado, puede elegir el objeto
o la cantidad determinada que el acreedor debe recibir; pero desde luego
no podrá escoger objetos de peor calidad o -en caso de que la clase no esté
determinada- de la clase más inferior.

Las cosas entregadas han de corresponder al tipo medio de su género. Pero


el mismo género puede estar más o menos delimitado; se puede vender,
por ejemplo, coles de una cierta clase, o, sencillamente, coles, huevos de
cierto peso, o sencillamente huevos. En el primer caso la prestación ha de
corresponder al promedio de esta especie o clase, en el segundo,
únicamente a aquel de la totalidad del género de la mercancía de que se
trate.
Si los objetos entregados no son de especie y calidad media, el acreedor no
está obligado a aceptarlos como cumplimiento de la obligación. Pero si
corresponden a clase superior a la media, por el hecho de haberlos elegido
y entregado el deudor, son ya los únicamente debidos; en este último
supuesto no se tendría en cuenta una reclamación basada en que dichos
objetos no eran los adeudados.

Rodrigo B. (1968), manifiesta que genero a aquel conjunto de individuos,


cosas o animales que carecen de caracteres comunes entre sí, pero que
pertenecen al mismo género, compartiendo en unos casos todos los
caracteres y en otros casos solo algunos.
Señala que el género, propiamente dicho, puede clasificarse en
determinado e indeterminado (cierto o incierto). Es determinado cuando
los individuos que forman el conjunto participan de caracteres comunes
(caballos, vacas, arroz, etc.), e indeterminado cuando los individuos
pertenecen a diferentes clases o grupos y apenas guardan relación por sus
caracteres más universales (animal, vegetal, mineral, etc.).
Establece el mencionado profesor colombiano que en el primer evento
puede nacer la obligación civil, pero no en el segundo caso; ya que resulta
posible deber un individuo de un género determinado (un caballo, un perro,
etc.), mas no puede predicarse lo mismo de algo que se menciona por sus
rasgos más universales (un animal, etc.); razón por la cual la legislación civil
no acepta que se pacte una obligación de género indeterminado.
En tal sentido, precisa que debe entenderse como obligación de género
aquella en la cual se determina a lo menos la clase o familia o grupo al que
pertenece el objeto debido, aunque este mismo aparezca indeterminado.
Para explicar lo señalado citamos el siguiente ejemplo:
Si el deudor se obligase a entregar "dos animales" a cambio de 1,000.00
nuevos soles, no habría contraído una obligación seria, al no señalar la
especie de dichos animales, ya que podría "cumplir" entregando dos
insectos de ningún valor, con lo que estaría burlando a su acreedor, quien
sí le tendría que pagar los 1,000.00 soles prometidos.
Por su parte, Eduardo B. (1958), señalaba que no es necesario que la
cantidad que constituye el objeto de la obligación esté determinada al
momento en que se contrae la obligación, pues bastará que pueda serlo en
el futuro, como sería, por ejemplo, si A estuviese obligado a indemnizar los
daños y perjuicios que ha sufrido B por un accidente automovilístico por
responsabilidad de A, la obligación sería válida, a pesar de que la suma de
dinero que asciende no esté todavía determinada, por ser determinable en
el peritaje.

OBLIGACIÓN DE DAR BIENES INCIERTOS


Las obligaciones de dar bienes inciertos se refieren a un objeto que no ha
quedado inicialmente definido en su individualidad, a lo cual habrá de
llegarse con la respectiva elección o determinación del bien que haya de
pagarse.
Esta clase de obligaciones se subdividen en obligaciones de bienes no
fungibles u obligaciones de género, y de bienes fungibles, también llamadas
estas últimas obligaciones de cantidad. La discriminación se hace en función
de una progresiva indeterminación del objeto y atendiendo al distinto
modo por el cual se individualiza el bien a pagar.
Son obligaciones de dar bienes inciertos no fungibles las que versan sobre
objetos no individualizados, que se definen por el género a que pertenecen,
con caracteres diferenciales dentro del mismo género.
Se entiende por género el conjunto de seres o cosas que poseen un cierto
número de caracteres comunes: así, los hombres, los caballos, los perros,
pertenecen al género animal; las Rosas, los jazmines, las violetas, los
claveles, pertenecen al género vegetal; los automóviles marca Ford,
Chevrolet, Rambler, DKW, Renault, Peugeot, pertenecen al género
automóvil.
Cuando se hable de obligaciones de bienes inciertos se alude a objetos que
se identifican por el género al que pertenecen.
Pero si se completa la designación con la calificación no fungible, se indica
que los individuos integrantes del género admiten cierta diferencia entre sí.
Por ejemplo, un caballo de carrera, un novillo aberdeen angus, una
heladera usada Siam, son bienes inciertos por cuanto se identifican no por
su individualidad sino por el género al que pertenecen; pero también son
bienes no fungibles porque un individuo del género no equivale
exactamente a otro del mismo género, sino que presenta caracteres
diferenciales que hacen que no sea indiferente el cambio de uno por otro:
no es lo mismo un pur- sang de gran pedigree, que un caballo de carrera
hijo de un oscuro padrillo cuyos descendientes nunca han ganado; una
heladera muy vieja y averiada, y otra casi flamante, etc.
Es la obligación de dar cosas inciertas y no fungibles (llamada obligación de
género) por (oposición a obligación de género) por oposición a obligación
incierta y fungible (obligación de cantidad).
El objeto de la obligación no es fungible, vale decir, no se trata de cosas que
se equivalen exactamente entre sí, ni que pueden sustituirse las unas por
las otras. Pero a diferencia de las cosas ciertas, no están determinadas
individualmente, sino solamente por su género.
Así, por ejemplo, la venta de tal caballo, con indicación de nombre,
pedigree, etc, importa la venta de una cosa cierta; la venta de un caballo
criollo es una venta de género.
PLAZO PARA LA ELECCIÓN.
El artículo 1144 del Código Civil Peruano de 1984 regula lo relativo al plazo
para la elección del bien:
A falta de plazo para la elección, corresponde al juez fijarlo.
Si el deudor omite efectuar la elección dentro del plazo establecido o
el fijado por el juez, ella corresponde al acreedor. Igual regla se aplica
cuando la elección debe practicarla el acreedor.
Si la elección se confía a un tercero y éste no la efectúa, la hará el juez,
sin perjuicio del derecho de las partes de exigir a aquél el pago de la
indemnización que corresponda por su incumplimiento.
Resulta supuesto importante que las partes designen de común acuerdo el
plazo en que deba realizarse la elección del bien; pero a falta de dicho
pacto, el Código establece que, en primer término, corresponderá al juez
fijarlo. Se señala adicionalmente que, si la elección correspondiese al
deudor y éste no la efectuase dentro del plazo establecido (por pacto o por
mandato judicial), dicha elección corresponderá efectuarla a su
contraparte, vale decir, al acreedor.
Regla inversa se aplica para el caso en que sea el acreedor quien debía
efectuar originalmente la elección y omitiese realizarla.
El principio descrito en el párrafo precedente nos parece sumamente justo,
pues al no utilizar la oportunidad el contratante a quien correspondía
efectuar la elección del bien, resultará equitativo que el mismo pase al otro
contratante.
Además, esta situación no implicará una desventaja para la parte que
pierde tal derecho de elección, ya que su contraparte deberá efectuarla en
estricto cumplimiento de lo previsto por el artículo 1143 del Código Civil. Si
la elección se confía a un tercero y éste no la efectúa, el Código establece
que la haga el juez.
FUNGIBILIDAD

DOMENICO B. (1967) menciona que la etimología de fungible nos lleva al


vocablo latino fungi, que puede traducirse como “gastar”; por otro lado, el
sufijo -ble hace referencia a las cosas que con el uso se consumen.
Precisamente, el concepto se emplea para calificar a aquello que, al usarlo,
es consumido
Karl L. (1958) Cosas fungibles son las que se pesan, cuentan o miden y
pueden ser substituidas por otras de su clase.
Un bien fungible, por lo tanto, es un bien mueble que, al darle el uso acorde
a su propia naturaleza, se consume.
Cuando un bien fungible se consume, puede ser reemplazado por otro de
idéntica calidad. Los bienes no fungibles, en cambio, no son cambiables por
otros debido a sus características particulares.
Los bienes fungibles, en definitiva, son cosas que se gastan, se deterioran o
se destruyen cuando son usadas. El ejemplo típico de cosa fungible es el
dinero: cuando alguien usa un billete (lo entrega), lo gasta y no puede volver
a utilizarlo. De todos modos, puede recuperarlo o reemplazarlo con otro del
mismo valor. Ya desde la época del derecho romano clásico, el cual dio lugar
a la mayoría de los códigos modernos de regulación, el dinero se tomaba
como ejemplo de bien fungible:
Supongamos que una persona entrega un billete de $100 a otro individuo
a cambio de dos billetes de $50. Ambos sujetos recibirán billetes
diferentes a los que tenían originalmente, no el mismo objeto físico: sin
embargo, habrán cambiado un bien fungible por otro (u otros) que tienen
igual valor.
Es importante resaltar uno de los matices de este concepto que suele pasar
desapercibido: no es posible usar adecuadamente un bien fungible sin que
se produzca su desgaste o consumo.
Esto puede parecer un detalle, pero resulta fundamental para
comprender que un producto de este tipo no tiene validez alguna si se
conserva en su estado original: por ejemplo, el dinero no se aprovecha
mientras se mantiene almacenado en un cajón, por alto que sea el valor
de nuestros ahorros; es recién cuando se cambia por otro bien que
cumple su función.

Según Manuel A. (1967) menciona que bienes Fungibles son aquellas cosas
que pueden intercambiarse sin que produzcan ningún perjuicio para su
dueño, pues son iguales en su esencia mientras se respete su cantidad y
calidad.
Por supuesto que no existen dos cosas naturalmente idénticas, pero sí lo
son culturalmente, perteneciendo ellas al mismo género. No podemos decir
que un kilo de manzanas sea lo mismo que un kilo de naranjas, pero sí que
es equivalente a otro kilo de manzanas de la misma calidad. El bien fungible
por excelencia es el dinero. Si alguien presta a otro $ 300 en tres billetes de
$ 100, no podrá exigirle, salvo que se los haya dado en depósito, que le
entregue exactamente los mismos billetes, pues todos tienen un valor
idéntico, aunque se los devuelva en seis billetes de $ 50.

Puede clasificarse en Fungibilidad objetiva y fungibilidad subjetiva:

FUNGIBILIDAD OBJETIVA

Corresponde al concepto de fungibilidad antes señalado. En el derecho, se


han enunciado dos criterios principales para explicar su naturaleza:
El Código Civil alemán, dispone que son fungibles las cosas que usualmente
se determinan por el número, el peso o la medida. Pero hay cosas que se
acostumbra determinar por uno de esos medios y no son, sin embargo,
fungibles entre sí, como por ejemplo, cien litros de vino que provienen de
cosechas diferentes. Dada la disímil calidad de los mostos, no es posible
concluir que entre ellos sean fungibles o “intercambiables”, sin que se
resienta el valor económico.
FUNGIBILIDAD SUBJETIVA O POR VOLUNTAD DE LAS PARTES

Las partes pueden hacer fungibles cosas que objetivamente no lo son, como
acontece cuando el acreedor acepta recibir, por la suma que se le debe,
algunos bienes en dación en pago; igual puede acontecer con las
obligaciones alternativas, y en la compensación convencional. A la inversa,
hay cosas que siendo objetivamente fungibles, subjetivamente pueden no
serlo. Así, por ejemplo, un reloj corriente puede no ser fungible para su
actual propietario, por tratarse de un antiguo recuerdo de familia.
Debemos diferenciar a los bienes inciertos (aquellos susceptibles de
determinación) de los bienes fungibles.
Fungibles son aquellos bienes susceptibles de sustituirse unos por otros,
siendo esta situación indiferente para el cumplimiento de una prestación,
ya que en el caso de los bienes fungibles, cualquier individuo es
prácticamente idéntico a otro y no hay forma de identificar o distinguir a
uno de otro (sin introducirles modificación alguna).
En los bienes fungibles no se realizará una elección en sentido
estrictamente jurídico, sino una individualización en el sentido común de la
palabra.
Por ejemplo, será fungible una botella de Coca-Cola, envase no retornable,
de dos litros, con otra de la misma gaseosa, características y capacidad.
BIENES FUNGIBLES
La fungibilidad ha sido entendida distorsionadamente por la doctrina y las
legislaciones a raíz de un error histórico cometido en el Código Napoleón
cuando se le confundió con el concepto de "consumibilidad".
En realidad la fungibilidad no es más que la susceptibilidad de intercambio
entre dos bienes o servicios. Este intercambio es posible en tanto entre los
bienes o servicios que se comparan, existe equivalencia de valores
económicos y porque se trata de bienes o servicios de igual naturaleza. Este
carácter se presenta independientemente de la relación obligacional.
Es decir, los bienes o servicios que entre sí son fungibles lo son dentro o
fuera de la obligación. Un bien fungible lo será siempre; hasta que por su
uso o deterioro adquiera caracteres individuales que le otorguen un valor
diferente y diferenciado.
Esto es muy importante porque se suele confundir y llamar a los bienes
fungibles fuera de una relación obligacional, como bienes ciertos. La
fungibilidad es importante en tanto a partir de ella surge una muy particular
clase de Obligaciones Genéricas.
Cosas fungibles, son aquellas que pueden sustituirse por otras, que tienen
idéntico poder liberatorio, es decir, un carácter y valor similar. La expresión
fungir, denota la aptitud de una cosa para sustituir a otra, desempeñar sus
mismas funciones en razón de la equivalencia de ambas.
CONCLUSIONES

 La obligación civil es aquella relación jurídica en virtud de la cual una


parte (denominada deudora) debe observar una conducta
(denominada prestación) que puede consistir en dar, hacer o no
hacer, en interés de otra parte (denominada acreedora) y cuyo
incumplimiento acarrea consecuencias.

 Las obligaciones de dar cosas inciertas se refieren a un objeto que no


ha quedado inicialmente definido en su individualidad, a lo cual
habrá de llegarse con la respectiva elección o determinación de la
cosa que haya de pagarse; siendo obligaciones de dar cosas inciertas
las que versan sobre objetos no individualizados, que se definen por
el género a que pertenecen, con caracteres diferenciales dentro del
mismo género.

 Bienes fungibles, son aquellas que pueden sustituirse por otros, que
tienen idéntico poder liberatorio, es decir, un carácter y valor similar.
La expresión fungir, denota la aptitud de una cosa para sustituir a
otra, desempeñar sus mismas funciones en razón de la equivalencia
de ambas.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

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3. Eduardo B. (1967) ARTICULO SOBRE LOS BIENES FUNGIBLES, 4ta


Edición, Perú.

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REALES: El Modelo Peruano, 2da Edición– Lima.

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