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Definición

Se considera persona con capacidades diferentes a todo ser humano que presente
temporal o permanentemente una limitación, pérdida o disminución de sus
facultades físicas, intelectuales o sensoriales, para realizar sus actividades
connaturales.

Se reconoce que las personas con capacidades diferentes, sufren marginación y


discriminación, no sólo por parte de la sociedad, sino también a veces de su familia,
lo que las orilla a tener además de un problema físico, una baja autoestima.

Sordo

La sordera se define como “significa un impedimento auditivo tan severo que el niño
está impedido en el procesamiento de información lingüística por vía auditiva,
con o sin amplificación, que afecta adversamente el rendimiento académico del
niño.”

Por lo tanto, la sordera puede ser vista como una condición que evita que un
individuo reciba sonido en todas o casi todas sus formas.
En contraste, un niño con pérdida de la capacidad auditiva generalmente puede
responder a los estímulos auditivos, incluyendo el lenguaje.

Es útil saber que el sonido se mide por su volumen o intensidad (se mide por
unidades llamadas decibelios, dB) y su frecuencia o intensidad (se mide en
unidades llamadas hertzios, Hz). Los impedimentos del oído pueden ocurrir en
cualquiera o ambas áreas, y pueden existir en un sólo oído o en ambos oídos. La
pérdida de la capacidad auditiva generalmente se describe como leve, benigna,
moderada, severa o profunda, dependiendo de lo bien que una persona pueda
escuchar las intensidades o frecuencias mayormente asociadas con el lenguaje.
Generalmente, sólo los niños cuya pérdida de la capacidad auditiva es mayor a 90
decibelios (dB) son considerados sordos para los propósitos de la ubicación escolar.
Hay cuatro tipos de pérdida de la capacidad auditiva. Las pérdidas de la capacidad
auditiva conductiva son causadas por enfermedades u obstrucciones en el oído
exterior o medio (las vías de conducción a través de las cuales el sonido llega al
oído interior). Las pérdidas de la capacidad auditiva conductivas usualmente afectan
todas las frecuencias del oído uniformemente y no resultan en pérdidas severas.
Una persona con una pérdida de la capacidad auditiva conductiva bien puede usar
dispositivos acústicos (o aparatos para sordos) o puede ser ayudada por médicos o
intervenciones quirúrgicas. Las pérdidas de la capacidad auditiva sensorio neurales
resultan de daño a las delicadas células capilares sensoriales del oído interno o a
los nervios que lo abastecen. Estas pérdidas de la capacidad auditiva pueden
abarcar desde pérdidas leves a profundas. A menudo afectan la habilidad de la
persona para escuchar ciertas frecuencias más que otras. Por lo tanto, aún con
amplificación para aumentar el nivel del sonido, una persona con pérdida de la
capacidad auditiva de tipo sensorio neural puede percibir los sonidos
distorsionados, que a veces hacen imposible el uso de dispositivos acústicos.

Las pérdidas de la capacidad auditiva mixtas se refieren a una combinación de


pérdidas conductivas y sensorio neurales y significa que ocurre un problema tanto
en el oído externo, o medio y el oído interno. Una pérdida de la capacidad auditiva
central resulta de daño o impedimento a los nervios o núcleo del sistema nervioso
central, ya sea en las vías al cerebro o en el mismo cerebro.

Ciego

El concepto CEGUERA se refiere a la ausencia total de percepción visual o percibir


luz sin lograr definir qué es o de dónde proviene. Los oftalmólogos la comprueban
extendiendo su mano frente al paciente y preguntándole cuántos dedos muestra; si
no logra responder acertadamente, se clasifica como “ciego”.
El concepto de “ciego legal” se refiere a quien tiene una agudeza visual menor a
20/200, esto quiere decir que el paciente ve a 20 metros lo que una persona normal
ve a 200. Sin embargo, funcionalmente hablando, un ciego legal es una persona
con BAJA VISIÓN. O sea, tiene discapacidad visual, pero no es ciego y puede
realizar muchas tareas visuales.

Con fines educativos, la baja visión se extiende hasta una agudeza visual de 6/18
(20/60 o 0.3, según la escala que se utilice) en el mejor ojo y siempre y cuando esté
utilizando las ayudas ópticas que requiere. Algún niño que tenga esa agudeza,
puede valerse casi de los mismos elementos de aprendizaje que sus compañeros
de grupo, con muy pocas adecuaciones de acceso.

La baja visión puede permitir a quienes la padecen desplazarse en forma


prácticamente normal, puesto que caminar, correr y otras actividades motoras no
requieren visión fina. Por lo tanto, es frecuente que niños con baja visión sean
prejuzgados como flojos, lentos, tontos o latosos a consecuencia de que ellos no
saben que ven mal (puesto que no conocen lo que es “ver bien”), no saben explicar
su carencia y sus papás o sus maestros, no han sabido detectar la causa de sus
necesidades educativas especiales. Antes de etiquetarlos con adjetivos
desagradables, papás o maestros deberían asegurarse de que las diferentes
capacidades del niño son las “normales” y consideraran que los niños con baja
visión no saben que ven mal (puesto que no conocen lo que es “ver bien”), no
pueden explicar y su respuesta a las actividades está basada en la forma “alcanza
a ver”, pudiendo parecer lento o torpe.
La baja visión es muy difícil de dimensionar y de conceptuar, tanto para
quien la padece como para quien convive con él. Queda demostrado con la
amplia gama de denominaciones que se utilizan para clasificarlos: débiles
visuales, disminuidos visuales, baja visión, visión subnormal, ambliopes,
semiciegos, etc.
Las personas con baja visión suelen sentirse como “jamón del sándwich”:
ni son la tapa de los que ven, ni son la tapa de los ciegos. En realidad, tienen
mayores desventajas para ser incluidos socialmente, ya que mientras un ciego
evidencia su discapacidad y es fácilmente identificado y apoyado por la
sociedad, una baja visión puede pasar desapercibido e incluso, cuando requiere
ayuda, suele ser mal interpretado. Vivir esta situación desde la infancia, sin
orientación y apoyo, puede crear grandes desajustes de personalidad.
Sin caer en discusiones absurdas de qué es mejor o peor: ser ciego o ser
baja visión, lo importante sería que reconociéramos las implicaciones de la
discapacidad visual, para poder comprender a quien la padece y apoyarlo de
acuerdo a sus necesidades antes de etiquetarlos con adjetivos desagradables,
me gustaría que papás o maestros se aseguraran de que las diferentes
capacidades del niño son las “normales” y consideraran que los niños con baja
visión no saben que ven mal (puesto que no conocen lo que es “ver bien”), no
pueden explicar y su respuesta a las actividades está basada en la forma “alcanza
a ver”, pudiendo parecer lento o torpe.

Las causas que provocan discapacidad visual son muchas y muy variadas:
pueden ser heredadas (como la retinosis pigmentaria), adquiridas (infecciones
oculares mal tratadas), por accidente, por enfermedad (la diabetes es la causa No.
1 de ceguera en el mundo), por desnutrición (¡qué tristeza!, y más en nuestro país),
por drogadicción o alcoholismo, por descuido médico, etc.
Y así como también sucede con los accidentes, algunas enfermedades
que provocan ceguera o baja visión podrían prevenirse, pero otras no.
En los casos de niños, las causas más frecuentes en nuestra experiencia
han sido la retinopatía de prematuro, el retinoblastoma y tumores
intracraneales, aunque también es significativo el glaucoma infantil. También
hemos atendido muchos casos de niños con síndromes diversos. Nuestra área de
influencia es muy reducida en comparación con el tamaño de nuestro
estado (Veracruz) y de nuestro país, sin embargo, hemos tenido contacto con
casos de niños de zonas indígenas y de pobreza extrema con ceguera por
desnutrición infantil, lo cual nos hace temer una incidencia aún ni siquiera
detectada
Con jóvenes y adultos, aparte de la diabetes que ya mencionamos como
causa No. 1, entre las causas más frecuentes de ceguera está la retinosis
pigmentaria y, lamentablemente cada vez con mayor frecuencia, la neuritis
óptica provocada por inhalantes o ingerir alcohol no apto para consumo
humano.
Ser una persona caracterizada por la discapacidad visual trae diversas
implicaciones. Para valorarlas y comprenderlas es necesario considerar:
· El momento de su aparición: la discapacidad visual puede ser congénita o
adquirida.
· El grado en que está comprometida la visión: la persona puede ser totalmente
ciega, tener baja visión severa o baja visión leve.
· Que puede ser la única discapacidad o ser síntoma de un síndrome que
compromete la salud u otras áreas funcionales.
· El contexto en que se desenvuelve: si se es querido y aceptado, se recibe
estimulación, apoyo y oportunidades para ser incluido socialmente.
El impacto de la discapacidad visual va a ser diferente en cada persona.
Es erróneo creer que su calidad de vida tiene que ver con el dinero o la
cultura del contexto familiar, cuando en realidad está directamente relacionado con
ese amor sin precio que no se estudia en ninguna universidad pero que, cuando se
ofrece al ser querido que por la causa que sea sufre discapacidad, se logra que
tenga lo que por derecho le corresponde, igual que cualquier otro ser humano.

LA DISCAPACIDAD VISUAL PUEDE SER RELATIVA


Preparar a los alumnos con discapacidad visual para enfrentarse al reto
de la integración escolar y la inclusión social requiere, desarrollar en ellos todas sus
potencialidades.
Sin embargo, para compensar el impacto de la discapacidad visual, es
indispensable utilizar “herramientas específicas” que van desde programas,
materiales didácticos, recursos de tecnología (TIC’s), especialmente diseñados
para este fin y dosificados con base en el nivel educativo y en las características
individuales del alumno, siempre con el propósito de propiciar el desarrollo de las
potencialidades de las personas ciegas o con baja visión para que logren su
autonomía, tanto para el aprendizaje como para la vida diaria.
Parálisis Cerebral

La Parálisis cerebral (en adelante PC), también conocida como Parálisis cerebral
Infantil, abarca un conjunto de trastornos crónicos debidos a una lesión o defecto
en el desarrollo del cerebro inmaduro (trastorno neuromotor). Para poder hablar de
PC, la lesión tiene que ocurrir en el período comprendido entre los primeros días de
gestación y los 3 ó 5 años de vida. El término Parálisis hace referencia a una
debilidad o problema en la utilización de los músculos, que se manifiesta con
alteraciones en el control del movimiento, el tono muscular y la postura. Mientras
que el término Cerebral quiere resaltar que la causa de la parálisis cerebral radica
en una lesión (herida y posterior cicatriz) en las áreas motoras del cerebro que
controlan el movimiento y la postura. La PC puede sobrevenir antes del nacimiento
por factores perinatales, durante el parto (anoxia o falta de oxígeno en el cerebro,
bajo peso al nacer, comprensión de la cabeza, etc.) o con posterioridad por factores
postnatales (anoxia, traumatismos, infecciones, etc.).

Además de las limitaciones para el movimiento, pueden presentarse otros síntomas


asociados: de la cognición (déficit intelectual), de la comunicación (dificultades en
la articulación de las palabras), sensoriales y crisis convulsivas (epilepsia).

¿Cuáles son sus síntomas?


La aparición de los primeros síntomas de la PC tiene lugar antes de los tres años
de edad. Al niño o la niña le cuesta girarse cuando está tumbado, sentarse, gatear,
sonreír o caminar. Los niños/as se diferencian unos de otros, no sólo en los
síntomas que manifiestan, sino también en la gravedad de los mismos, dependiendo
de la zona cerebral donde se encuentre la lesión.

Síntomas Principales.
La PC se caracteriza por alteraciones del tono muscular, la postura y el movimiento.
Atendiendo al modo en que afectan al tono muscular, se distinguen los siguientes
tipos:

Parálisis Cerebral Isotónica. El tono es muscular normal.


Parálisis Cerebral Hipertónica. Se manifiesta por un aumento del tono muscular.
Parálisis Cerebral Hipotónica. Se manifiesta por una disminución del tono muscular.
Parálisis Cerebral Variable. Se caracteriza por la variación del tono muscular.

Síntomas asociados.
Problemas auditivos.
Agnosias: alteraciones del reconocimiento de los estímulos sensoriales,
especialmente, las relacionadas con el tacto.

Apraxias: Pérdida de la facultad de llevar a cabo movimientos coordinados para un


fin determinado. También supone la pérdida de la comprensión del uso de los
objetos cotidianos, provocando comportamientos inútiles. En definitiva, es la
incapacidad para realizar movimientos adecuados. o Alteraciones de la atención,
por lo que la persona se distrae con frecuencia.

Discinesia: Dificultades para realizar movimientos voluntarios.


Contracturas musculares y dislocaciones debidas a las alteraciones del tono
muscular y los problemas para mover las articulaciones.

Déficit Intelectual: La PC no tiene porqué ir asociada a un nivel de inteligencia


inferior. Tradicionalmente, se pensaba que las personas con parálisis cerebral, que
no controlaban sus movimientos o no podían hablar, tenían un déficit intelectual. Sin
embargo, hoy en día se estima que entre estas personas, aproximadamente un
tercio tiene un déficit mental moderado o grave, otro tercio, una deficiencia leve y el
resto presenta una inteligencia normal.
Alteraciones visuales: El problema visual más frecuente es el estrabismo, en el que
los ojos no están alineados. Puede causar visión doble o que el niño ignore la
información que le llega del ojo que está desviado. El estrabismo se corrige
mediante gafas y, en los casos más graves, mediante una operación quirúrgica. En
algunos casos, puede estar dañada la zona del cerebro encargada de la
interpretación de las imágenes visuales. En la PC se conocen pocos casos de
ceguera. Las personas con hemiplejia pueden limitar su percepción a un campo
visual, ignorando el otro (hemianopsia).

Problemas de comunicación: Los problemas para comunicarse de las personas con


PC pueden deberse a un bajo nivel intelectual y/o por dificultades en el habla y el
lenguaje, es decir, problemas en la articulación de las palabras. Estas últimas tienen
que ver con la capacidad para controlar los músculos fonatorios: lengua, paladar y
cavidad bucal.
Problemas para tragar y masticar: Están relacionados con las dificultades en el
habla y el lenguaje. Las dificultades para alimentarse pueden desembocar en
desnutrición, haciendo a las personas con PC más vulnerables a las infecciones y
a los problemas del crecimiento.

Crisis Epilépticas: Una de cada tres personas con PC padecen crisis epilépticas
impredecibles. Se trata de pérdidas de conciencia debidas a la interrupción de la
actividad eléctrica cerebral ocasionada, a su vez, por estallidos de electricidad. La
pérdida de conciencia puede ir precedida de gritos y seguida de sacudidas de
piernas y brazos, convulsiones y micción involuntaria (convulsiones tónico clónicas).
En las crisis parciales simples, se producen sacudidas musculares, hormigueo o
entumecimiento y en las complejas, se pueden dar alucinaciones, la persona puede
tambalearse, realizar movimientos automáticos y sin propósito, o manifestar una
conciencia limitada o confusión. Pese a su carácter imprevisible, puede controlarse
con una medicación adecuada.
Problemas de crecimiento: Supone una falta de crecimiento o del desarrollo en los
niños no debida a una carencia de alimentos. Los bebés pueden presentar bajo
peso y, en la adolescencia, se puede producir un retraso en el desarrollo sexual. En
los casos de hemiplejia, los músculos de las extremidades afectadas pueden ser
más pequeños, debido, probablemente, a un retraso en el crecimiento de esta zona.
Se cree que se produce una interrupción del proceso de crecimiento normal del
cuerpo.
Incontinencia de la vejiga. Con frecuencia, las personas con PC sufren incontinencia
debido a la falta de control de los músculos que mantienen cerrada la vejiga. La
micción puede tener lugar durante el sueño (enuresis nocturna), de forma
incontrolada durante determinadas actividades físicas (incontinencia del estrés) o
como un goteo lento de la orina.

Babeo. La falta de control de los músculos de la garganta, la boca y la lengua puede


conducir al babeo. Este síntoma puede causar irritaciones graves de la piel. Las
personas con PC pueden aislarse para evitar el rechazo social que suscita el babeo.

La Parálisis Cerebral es un conjunto de trastornos neuromotores, de carácter


crónico, debidos a una lesión o defecto en el desarrollo del cerebro inmaduro.
Para poder hablar de Parálisis Cerebral, la lesión se debe producir en los tres
primeros años de vida, aunque algunos especialistas extienden este período hasta
los cinco años.

La cerebral se debe a factores prenatales (durante la gestación), perinatales


(durante el parto) o postnatales, después del nacimiento.
La Parálisis Cerebral se caracteriza por alteraciones del tono muscular, la postura y
el movimiento, aunque puede ir acompañada de otros síntomas, como deficiencia
intelectual, problemas en la articulación de las palabras, problemas sensoriales o
epilepsia, entre otros.
El diagnóstico se lleva a cabo a través de pruebas de exploración neurológica,
Resonancia Magnética, Tomografía Axial Computarizada, Ultrasonidos y
Encefalogramas. También se llevan a cabo pruebas psicológicas y sensoriales para
evaluar los síntomas asociados.
La Parálisis Cerebral no tiene cura, aunque se puede lograr mucha mejoría si se
sigue el tratamiento adecuado desde el momento en que se comunica el
diagnóstico.

Lugares de referencia

La Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad,


aprobada por la ONU en 2006, define de manera genérica a quien posee una o más
discapacidades como persona con discapacidad. En ciertos ámbitos, términos como
«discapacitados», «ciegos», «sordos», etc., aún siendo correctamente empleados,
pueden ser considerados despectivos o peyorativos, ya que para algunas personas
dichos términos «etiquetan» a quien padece la discapacidad, lo cual interpretan
como una forma de discriminación. En esos casos, para evitar conflictos de tipo
semántico, se usan a veces las formas «personas con diversidad funcional» o
«personas con discapacidad»

Personas Superdotadas

Definición SUPERDOTACIÓN: Superioridad intelectual en aquellos niños con un


coeficiente de inteligencia superior a la franja de 130 en la Escala de Wechsler para
niños revisada.

SUPERDOTADO: Es todo aquel individuo que, demuestra poseer una superioridad


mental enjuiciada objetivamente tras la aplicación de una completa batería de tests
que conjuntamente evaluarán además de su capacidad intelectual, su superior
madurez social y emocional y su salud física; al mismo tiempo que su creatividad.
Conjuntamente una evaluación subjetiva que valore la originalidad de sus trabajos,
su rápida orientación, concentración, interés por los diversos temas, y el
denominado desempeño sobresaliente.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a una persona superdotada


como "aquella que cuenta con un coeficiente intelectual superior a 130". Sin
embargo, reconocer a un niño superdotado no es fácil. Sólo un 2% de la población
infantil iguala o supera el coeficiente intelectual para ser calificado como tal y casi
la mitad suelen ser niños problemáticos con bajo rendimiento académico y en
algunos casos, fracaso escolar.

Si no se detecta a tiempo la superdotación el niño puede ocurrir que el niño se


sienta desmotivado y se aburra en el colegio. Además, un problema añadido es,
que el profesorado no suele estar preparado para identificar esta cualidad intelectual
y no saben potenciar sus capacidades.

Expectativas

Las expectativas de las personas superdotadas son bastante elevadas.

Elevado perfeccionismo

Altas expectativas tanto hacia sí mismo como hacia los demás

Desarrollo temprano de locus de control interno

Perseverancia

Miedo al fracaso

Baja tolerancia a la frustración

Mayor Independencia

Diferencia de opiniones frente a su grupo iguales

Gran sentido del humor

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