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Cartrovo 3 UNA REFLEXTON CONSTITUCIONAL ‘ALA LUZ DE LA TEORIA DE LA AUCTORITAS En este tercer y altime capftulo, guisiers centrar mi atencida en el ambito de nuestro derecho constitucional, pues considero que la auctoritas romana debe erigtse en elemento integrante de cualquier «teoria sobre el control {el poder». Me referiré, en primer lige, a aquellos prine pies constitucionales que, de alguna manera, cerraron la ‘Puerta Ia auctortas romana, para hacerlo Iiego ms e ‘ensamente a los que informan el denominado =poder ju. dictals, cuya crisis conceptual no deja de tener importa tes consecuencias pricticas. [Ni que decir tiene que no pretendo presentar aguf una senmicnda a la toalidads de la actual configuracion del Estado, pero sf poner de manifesto, utiizando el método el contraste cierias incoherenéias internas, que podrien subsanarse aplicando el viejo concepto romano de actor ‘as. Cada vez estoy ms convencido de que una sociedad tan caunbisnte por tecnifleada como la nuestra debe estar dotada de una flexibiidad organizativa, fundada en unos s6lidos principies, que en modo alguno puede aportar la teorfa politica defensora del Estado modemo. 108 aucronumas 1 La clave de Ja confusion: el concepto de soberania La soberania nacional reside en el pueblo espatiol del aque emanan los poderes del Estado.» En esta sencilla fra- Se éel art 2:1 Cy, que identifica —como lo hiciera el a= alo 3.1 de la Constivici francesa de 1958— nacion y pueblo, se recogs el principio de soberanta que se encuen tra forimulado con palabras semefautes en casi todas las constituctones liberales, y que sin duda constituye el pun- to central para comprender la confusion auctoriaspotes- tas en el derecho constinicional modemo.* En efecto, el concepto de soberania? que sustituys al romano de maiestes, cerré definitivamente Ia puerta de Ia teorfa constitucional ala auctortas. Aparecido por vex pie mera en Les six livres de la République (1576), de Jean Bo- in (15301596), fue deBinido por eete pensador francés como wle puissance absolue ot perpetuclle dene Républi quo». Consistente, pue, la eoberanta en un poder exclusi ‘oy excluyente que residia en manos del principe —que Jmpone lac leyas a cas eabditos sin requerir su consent 2, nema ie prot Mls La ci ria det ria dentro, Mari 1993, 0) Deora, 2 ‘ational aco romana on detente p60), ge ‘Satuce al autora sdatars un ones de autondad examen {lise j poco ered en ean ecient 7 Sin goberana no hay Eoados fra tasemente Pérez Ser 1, eae de Bret pte rep: Madd 199,18, Ui a ca ‘eapoian sucrose! Gurl Bln Ine bin (2 ois), en Obs comply, ck 2 cap 2) 125, candela, sin cea anim, guns! Bano Unio creed pti, par poses ‘Stcoras soe los dans asenves dein Caraawenoe ef go ‘Gran reana no i soca un Evia, en el et oder det ‘ino, prlo qe ers conmapeni a sue nia que a0 coterie fuepens Fern Eiji contaonl de nlatora (at moe Daya, 3 Bodine, as sic tors de la République, bree Arie a sar. 1986 175. Dotio ln camo snieimo de sober ta elite masta. Ast por geno, a a epilo 10 de ue Taio ‘esa sur yee marguoe de spversintsp. 24540), bala de de ‘mie argue dela suman 300, peo ol scene marge | Er majesty e510) sone seni Caley Fle The Ed Sento. Te Pole fa Stoking and Popmetby World Mar [USA REFLEGON CONSTUCONAL, 109 ‘miento y sin quedar por ello él mismo vincwlado—* impli- ‘aba ésia una absoluta indivisblidad (e indelegabilidad) el poder, ya que, por definicién, el soberano dejaba de serio en el momento en que existiera otro como él No habia transcurrido siquiera un siglo cuando Tho- mas Hobbes (1588-1679) también defendio, en su Laview ‘than (1651), el cardcter soberano del monarea, asi como Ja indivsibilidad de su poder® Esta esencil indvisibiidad de la soberania fue tomada en consideracién por Jean- Jacques Rousseau, en su libro Dut contrat social (1762)? pero desde una perspectva muy distinta, En efecto, el tras- Jado de la tituaridad de la soberants del monarea ala vo lonté général exigia también la indivisibiidad de aquélla, como lo era ésta, pues de lo contratio dejaba de se vo" luntad general dei puebio, para pasar serlo de una parte (efi Ib. 2, cap. 2). 2. De la soberania a la dtvision de poderes. Con el fin de frenar los excesos de un poder mandrqui- 0 absoluto, revesido de esta nueva armadura soberana, ‘apaz por sf misma de justfiear cualquier actuacién des. 4 La conned exrasin «Princns Iu sla tt, nt oma de pine 19a ig ane Papa, 13.31, 3 roa de sce ‘mown ele legac asta deh Che Hate, Levan, prt cp. 1: «Of he Rights of Sone ia by ination 1 al csnandlcap. 19 au obra ass, aiere Hobbes que ec ind ee prcable de las es fans de gies te eee mes mace Or it cee ‘ra be arc er the neo ve oe thet soe user whch I have sous fob nis ses En repo bbe toda dalegacco ce mem Gesoncetnty «for wher hi het pea al he can wargunentay foe pent back he sprog el stored es taeponbl acne teres Uavatha ed Melee Tre Enlish Works of Tomas Hob, Hr, Alen, 1980), 18 7. Du coma soir cap on Qsares comes, TG | aad 196436971, Poca de os esau ms cpt nec tw ateriad poetad wae om tat osu tesune a eo rn att ser uo averoRms Pica, en virtud de su constitutivo principio de exclu: Sine. surgié Ja lamada teoria de Ia division de poderes, defendlida por Locke, en su Two Treatises on Civil Govern- tment (1690) y principalmente por Montesquieu, en st Cconoeldo libro De lEsprit des lis (1748).0 En efecto, al Inielo de su famoso capttalo VI del libro XI («Sobre [a CConstizucion de Inglaterra), setala el ems inglés de los francesess que «en todos les Bstados hay tres clases de po- der al poder legislative, el poder ejecutivo de los asuntos ‘que dependen del derecho de gentes, ¥ el poder ejecutivo de aquellas cosas que dependen del derecho civ [..} Este ‘timo sera denominado poder judicial, yel anterior sem clamente poder ejecutivo del Estado». ‘La formulacisn de esta tooria responde 2 una concep- clon mecanicista, que se encontraba ela entrafa misma ‘del pensamiento eurepeo desde siglo xvi. Segin éta, el equllbrio tanto internacional (entre Estados) como co- ‘mercial (a balanza de lmportaciones y exportaciones), © {ncluso moral (ent¢ los dstintos seatimientos), surgia de Ja contrapesicldn de fuerzas enfrentadas. A la consolide- clon de esta mentalidad contribuyé no poco el pensaunien- to éel padre de la mecanica, Isaac Newton, fallecido en 1727, unos meses antes de que Montesquieu comencara a ‘reparar su obra maesta. El pensamlento de Newton par nen insti tpt piers ima ty leans ees mcs nak a os es ane Relea eee Petia i an mer mm clement amies mee arse 2 sini cete gees gebeutien oa Se Gers are 8 mc me rid Ci iy a pe ie ae eee Cipro pee ne Sse ae Saba eaten oo Soe it geet phe ceeace pepe an reins [Wid REFLEXION CONSTITUCIONAL m1 tia del equilibrio de fuerzas que se observa en el mundo f- sco: el magnetismo, las aacciones y repulsiones ets. as, las existentes enireastros, la fuerza centrifuga, et. No cexifaia, pues, cue algin autor moderno se haya atrevido a lamar a nuestio filésofo bordelés eel Newton de las Le- trasn, Sorprende, sin embargo —mxime a un romanista come al que escribe cats lineas— que, siendo continuas fen su libre las referencias ala constiticign romana clés 2, Montesquieu no captara la exencial distincién romana entre auctortas y potestas; y ms todavia que pretendiera hallarun antecedente histérice de au tsipastilgn del poder ye en p0ea monérguica.? El principio de separacin de poderes quedé recogido en a seccién V de Ia Declarncion de Derechos de Virginia {de 1776! y en el art, 16 de In Declaracion de Derechos del hhombre y del ciudadano, de 26 de agosto de 1789," asi como en las dos constituclones iberales mas emblenist- cas: la americana de 1787 (ate. J, I, TH) y la revoliciona- ta francesa de 1791 (titulo Tare. 35). También eo halla ‘mas moderadamente oa la Constitucién expasola de 1812 (rts. 15.19), ‘Aunque con el transcurso del tiempo poco tends que ver con los postulados de Montesquieu la teora dela d- sida de poderee se convitié en tn dogma juriico'® que, 12, Che en te seni cap. da io Xd De Fi dee, tila

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