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UNIVERSIDAD ADVENTISTA DE BOLIVIA

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD

LICENCIATURA EN NUTRICIÓN

Docente:

FACTORES INMUNITARIOS

DOCENTE

LIC.

MATERIA:

Salud comunitaria II

Estudiantes:

Semestre:

Vinto-Cochabamba
Introducción:

La leche materna modifica su composición en función de la edad del bebé, el momento


del día, la dieta materna o el grado de plenitud de la glándula mamaria. Estudios
recientes apuntan que existe una relación dinámica entre el estado de salud del niño y la
composición de la leche de la madre, ya que, incluso, aumenta la producción de
anticuerpos ante una infección activa del lactante. La leche materna proporciona todas
las proteínas, azúcar y grasa que su bebé necesita para estarbsaludable, incluso contiene
muchas sustancias que benefician al sistema inmunitario de su bebé, incluyendo
anticuerpos, factores inmunológicos, enzimas y glóbulos blancos. Estas sustancias
protegen a su bebé contra una amplia gama de enfermedades e infecciones, no solo en el
período de lactancia materna sino en muchos casos mucho tiempo después de haber
dejado de lactar. La leche de fórmula no ofrece esta protección.

Esta defensa contra enfermedades disminuye considerablemente la posibilidad de que su


bebé lactante padezca de infecciones del oído, vómitos, diarrea, neumonía, infección de
las vías urinarias o determinados tipos de meningitis espinal. Los bebés menores de un
año de edad que habían sido exclusivamente amamantados al menos cuatro meses,
tenían menos probabilidades de ser hospitalizados por una infección del tracto
respiratorio inferior, tal como bronquiolitis o neumonía, que los bebés alimentados con
leche de fórmula. Incluso los bebés en programas de grupos de cuidado infantil, que
tienden a contagiarse más de gérmenes debido a la cercanía entre estos, tienen menos
posibilidades de enfermarse si se alimentan con lactancia materna.

La leche humana estimula el crecimiento de bacterias saludables en el tracto intestinal


del bebé alimentado con leche materna, mediante las sustancias llamadas prebióticos. Se
ha establecido que los bebés que se alimentan cn leche de formula tienen índices mas
altos de enfermedades diarreicas.

Los bebés alimentados con leche materna tienen menor riesgo de sufrir alergias a la
leche, dermatitis atópica (conocida como eccema) y sibilancia en los,primeros años de
vida, si se alimentan exclusivamente con leche materna al menos por cuatro meses. Los
componentes inmunes en la leche materna proporciona protección contra estas
enfermedades alérgicas.
Factores inmunológicos en la leche materna

La leche materna contiene un complejo conjunto de factores inmunes y puede ser vista
como la interface entre el sistema inmunológico materno y del lactante. Contiene
nutrientes funcionales que ayudan a facilitar el microambiente necesario para el
desarrollo del sistema inmune y la maduración intestinal. En consonancia con esta idea,
el examen microscópico del intestino delgado fetal antes del nacimiento revela un
epitelio inmaduro y escasas células linfoides. En contraste, el examen de la misma
sección del intestino delgado después de que el niño ha nacido y se ha iniciado la
lactancia materna revela un epitelio maduro, proliferante, con diferenciación de
enterocitos y abundante tejido linfoide. Además, la composición de la leche materna
evoluciona con el tiempo para ayudar al niño a adaptarse.

El calostro que el bebé recibe los primeros días, contiene una gran concentración d
ecelulas inmunocompetentes e IgA secretora, que brindan la defensa necesaria del bebé
al medioambiente.

IgA secretora

La IgA secretora (IgAs), un componente importante de la leche materna, está alterada


en las madres lactantes con enfermedad alérgica. La IgAs es una inmunoglobulina
presente tanto en el intestino del lactante como en la leche materna que está
específicamente dirigida contra los antígenos del ambiente materno. Los lactantes no
son capaces de producir sus propios niveles de protección hasta casi 30 días después del
nacimiento. En consecuencia, la IgAs está en sus niveles más altos en la leche materna
durante la fase de calostro, cuando el niño necesita más a esta proteína inmune. Los
bajos niveles de IgAs se han asociado con un mayor riesgo de alergia a la leche de vaca
en niños. Además, se hallaron menores niveles de IgAs en el calostro de madres
alérgicas en comparación con las madres no alérgicas. Sin embargo, otro estudio
demostró que los niveles de IgAs en la leche materna no predijeron el desarrollo de
enfermedad alérgica en los niños hasta los 18 meses de edad. Estas diferencias
demuestran la complejidad de la relación entre los factores de la leche materna y el
desarrollo de enfermedades alérgicas, así como la heterogeneidad en el diseño del
estudio. Es probable que la interacción simultánea de múltiples factores de la leche
materna tenga un efecto protector.
Las inmunoglobulinas d ela leche materna son diferentes a las del plasma, tanto en
calidad como en concentración. La IgA es la principal inmunoglobulina en la leche
materna. La IgG es la mas importante del plasma y se encuentra 5 veces mayor que la Ig
A.

La proporciñon de inmunoglobulinas en la leche se modifica progresivamente hasta


llegar al nivel que se mantendrá en la leche madura, mas o menos a los 14 días
postparto.

El calostro contiene 100mg/100ml de IgA contra 43mg/IgG.

La leche madura tiene 100mg/100ml de IgA contra 4mg/100ml de IgG.

La IgA protege tanto la glandula mamaria como a las mucosas del lactante en el periodo
en que la secreción de Ig A en el niño es insuficiente.

CD14 Soluble

Además de la IgAs, los lactantes en el período postparto temprano también carecen de


CD14, una proteína inmunomoduladora normalmente presente en el intestino maduro.
Niveles elevados de CD14 están presentes en el calostro, pero disminuyen en la leche
materna con el paso del tiempo. El CD14 es el componente soluble del receptor tipo
Toll 4 (RTT4) y juega un papel importante en la inmunidad innata. Se une a los
lipopolisacáridos (LPS) de bacterias Gram-negativas y enterocitos intestinales,
iniciando una cadena de eventos que alerta al brazo adaptativo del sistema
inmunológico. Por lo tanto, su ausencia reduce la eficacia de la respuesta del RTT4 a los
LPS. El CD14 puede estar relacionado con la enfermedad alérgica a través de la
“hipótesis de la higiene''. Esta teoría bien conocida propuesta hace más de 2 décadas
atrás postula que la exposición temprana a LPS (o endotoxinas) disminuye el riesgo de
desarrollar enfermedad alérgica. El CD14 puede aumentar la exposición temprana del
sistema inmune del lactante a los LPS de bacterias Gram-negativas, que normalmente
residen en el intestino neonatal. Se hallaron menores niveles de CD14 soluble en el
calostro de madres con lactantes que desarrollaron síntomas de atopía y sensibilización
IgE que en el de las madres de lactantes sin atopía a los 4 años de edad. Además, se
halló una reducción significativa en la leche materna a los 3 meses después del parto en
madres cuyos niños desarrollaron eccema a los 6 meses de edad.
Citoquinas

La leche humana contiene un conjunto de citoquinas y quimioquinas, muchas de las


cuales están estrechamente relacionadas con el desarrollo de enfermedad alérgica. Las
citoquinas Th2, como la interleuquina (IL) 4, IL-5, y la IL-13 están involucradas en la
producción de IgE desde las células B y también están elevadas en la leche materna de
madres alérgicas. Las citoquinas tolerogénicas, como el factor de crecimiento
transformante beta (FCT-β) y la 10-IL, están implicadas en la supresión de la respuesta
inflamatoria y son las citoquinas predominantes en la leche materna. Estudios realizados
por el grupo de los autores han demostrado que el FCT-β puede atenuar la respuesta
inflamatoria en líneas celulares humanas de enterocitos fetales, una plataforma que
recapitula la respuesta intestinal del lactante in vitro. Un estudio seminal reciente en un
modelo murino halló que los aeroalergenos pueden ser eficientemente transferidos de la
madre al recién nacido a través de la leche materna. Además, estas progenies
alimentadas a pecho estuvieron protegidas de la sensibilización a aeroalergenos y la
reactividad de las vías respiratorias a través de la exposición al FCT-β en la leche
materna.

Ácidos grasos y oligosacáridos

Otra clase de sustancias protectoras halladas en la leche materna son los ácidos grasos
poliinsaturados y los oligosacáridos no digeribles. Ambos estimulan la proliferación de
bacterias colonizantes necesaria para activar el sistema inmunológico del recién nacido.
Los oligosacáridos pasan a través del intestino delgado y el colon, y son fermentados
por las bacterias colonizantes. Se generan ácidos grasos de cadena corta y otros
productos que ayudan a crear un ambiente ácido, que selectivamente estimula a
bifidobacterias beneficiosas y no a otras cepas bacterianas.

La composición de los ácidos grasos en la leche materna puede determinar si la leche


materna promueve o protege contra la enfermedad alérgica. Estudios en humanos han
demostrado resultados contradictorios con respecto al desarrollo de atopia y el
contenido de ácidos grasos de la leche materna. Sin embargo, estos estudios han sido
limitados por la variación de la dieta y los antecedentes genéticos, las infecciones, y
otras influencias ambientales. Además, muchos estudios no tienen en cuenta la compleja
interacción de los diferentes subtipos de ácidos grasos, tales como los ácidos grasos
omega-3 y omega-6, en la inflamación intestinal, así como su efecto en el microbioma
intestinal. Por ejemplo, la baja ingesta de ácidos grasos omega-3 en los aceites de
pescado mejora ciertas funciones inmunitarias, mientras que la ingesta alta inhibe una
amplia gama de funciones tales como la presentación de antígenos y la producción de
citoquinas proinflamatorias. Del mismo modo, los ácidos grasos omega-6 pueden
ejercer efectos divergentes sobre la función inmune dependiendo de sus niveles en la
leche materna, que es en gran medida una función de la ingesta alimentaria. También se
ha demostrado que los oligosacáridos de la leche estimulan preferentemente a las
bifidobacterias. Esta cepa bacteriana colonizante, en presencia de oligosacáridos
específicos de la leche, produce factores que mejoran la actividad de la célula T
reguladora y promueven la tolerancia intestinal.

Alérgenos Alimentarios

Los alérgenos alimentarios en la leche de vaca, tales como la lactoglobulina B, la


caseína, y el suero, pueden ser transferidos en la leche materna. Estos y otros alérgenos
alimentarios implicados en la enfermedad atópica, como el huevo y el maní, pueden ser
detectados en la leche materna humana 4 horas después del consumo materno y
permanecen en la leche durante varios días. La colitis por leche materna, también
llamada proctocolitis inducida por proteínas alimentarias o alergia a la proteína de leche
de vaca, es una reacción inmune pobremente caracterizada a una proteína alimentaria de
la leche materna (principalmente proteínas lácteas) y es la alergia alimentaria más
común en menores de 2 años de edad. Provoca deposiciones con estrías de sangre en
niños por lo demás sanos y por lo general resuelve después que la madre se somete a
una dieta restringida. La fisiopatología de esta condición, así como la forma en que
otros antígenos alimentarios que se encuentran en la leche materna llevan a la
sensibilización y a la enfermedad alérgica en lactantes, no se ha determinado. Sin
embargo, es posible que estas proteínas extrañas, en presencia de citoquinas
proinflamatorias y otros factores inmunes, predispongan a los niños a esta condición. En
contraste, es probable que estas mismas proteínas alimentarias, en presencia de otros
factores de la leche tales como el FCT-β y la 10-IL, conduzcan a la tolerancia mucosa.
Se necesitan estudios adicionales para dilucidar el papel de estos factores de la leche
materna en el desarrollo de la sensibilización o bien de la tolerancia del lactante. Los
estudios que investigan estos componentes de la leche materna y la respuesta intestinal
infantil en ambos resultados facilitarán una mejor comprensión del impacto de la
lactancia materna en la enfermedad alérgica infantil.

Conclusiones

La leche materna contiene múltiples factores que modulan y promueven el desarrollo


del sistema inmunitario infantil, incluyendo su potencial papel protector contra la
enfermedad alérgica. Estos factores incluyen inmunoglobulinas tales como la IgA
secretoria, proteínas antimicrobianas tales como el CD14, citoquinas, y ácidos grasos.
Además de proporcionar protección contra infecciones que pueden promover la
enfermedad atópica, la lactancia materna también promueve el establecimiento de una
microbiota intestinal que puede proteger contra la enfermedad atópica, posiblemente
mediante la estimulación de citoquinas tolerogénicas, tales como el FCT-β, o la
estimulación de la respuesta Th1. La lactancia materna exclusiva, además de tener otros
beneficios bien reconocidos, puede proteger contra la aparición de la dermatitis atópica
mediante la disminución de la exposición a alérgenos externos, o posiblemente,
presentándolos al lactante en una forma que promueva la tolerancia al alérgeno. Esta
promoción de la tolerancia es probablemente a través de la presencia de factores
inmunes co-estimulantes. En situaciones en las que la lactancia materna exclusiva no es
posible, la dermatitis atópica puede retrasarse o prevenirse mediante el uso de fórmulas
ampliamente o parcialmente hidrolizadas, en comparación con la fórmula de leche de
vaca. Sin embargo, se necesitan estudios adicionales que comparen directamente el uso
prolongado de estas fórmulas con la lactancia materna exclusiva. Los estudios también
sugieren un posible papel de probióticos selectivos en la prevención de la dermatitis
atópica, y se necesitarán nuevos estudios para estandarizar la cepa probiótica así como
la cantidad utilizada en una cohorte mayor de mujeres embarazadas con el fin de evaluar
mejor estos efectos.
Bibliografía

URL: https://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoid=79605

María José,” Beneficios inmunológicos de la leche humana para la madre y el niño.


Revisión sistemática” mar./abr. 2016 disponible en:
http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0212-16112016000200046

Garvin,”conceptos actuales sobre nutrición del lactante” México 1984,primera


edición editorial WYETH.

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