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11-5-2019

FILOSOFÍA
MSC. URIEL CUADRA
ENSAYO PENSADORES
FILOSOFICOS Y ALGUNOS DE SUS
MAS RELIEVANTES Y CELEBRES
TRABAJOS, EN DONDE UTILICE
LAS 52 PALABRAS DE LAS 4
SOPAS DE LETRAS.

Integrantes:
Grisel Carolina Martínez Chávez
Tabla de contenido
INTRODUCCION............................................................................................................................. 3
DESARROLLO ................................................................................................................................. 4
CONCLUSION. ............................................................................................................................... 11
BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................................. 12
INTRODUCCION
La filosofía es una forma muy particular de conocimiento de cómo vemos el mundo, está
más enfocado a los problemas del ser y del conocimiento, ante todo al cardinal de ellos: la
relación que existe entre el pensamiento y el ser, del espíritu y la naturaleza, en donde estos
juegan un papel muy importante dentro de todo este estudio, si se puede tomar desde ese
punto de vista. Es más, una forma de la conciencia social, en la sociedad clasista, que aun en
estos tiempos seguimos observando.
Al mismo tiempo desempeña funciones de lo que es capaz de conocer y se torna en su
desarrollo ciencia autónoma, el cual tiene su propio objetivo, el cual no es el mismo sino
cambia con e pasar de los años, la evolución de la sociedad y conocimiento científico. A mí
me gustaría introducir un poco verdad sobre que la filosofía tiene dos aspectos en su problema
cardinal: el primero concierne a lo que se entienda por primario, la materia o el espíritu, el
ser o el pensar. Los que sostienen que lo primario es la conciencia, cada punto de vista esta
desde su perspectiva de la verdad. Así también existen corrientes intermedias, para el cual la
materia y el espíritu son entes autónomos e independientes entre sí. El otro aspecto se refiere
es que si el mundo es cognoscible.
La historia como ciencia trata del nacimiento y evolución de doctrinas que ofrecen una u otra
solución a los problemas de la filosofía, de la relación que existe entre el hombre y el mundo,
ya sea una explicación materialista o idealista, dialéctica o metafísica, de las leyes del
conocimiento, así en este pequeño ensayo te hablare de algunos de estos filósofos y sus
trabajos mas relevantes.
DESARROLLO
SÓCRATES (469-399 a.C.), Filósofo griego, arquetipo de una vida dedicada a la indagación,
famoso por su dictum de que sólo una vida semejante es digna de ser vivida. Aunque no
escribió nada, sus ideas, sus experiencias y modo de vivir tuvieron un profundo impacto en
muchos actos de sus contemporáneos, y a través del retrato de Platón en sus primeras obras
se convirtió en una fuente fundamental de inspiración e ideas de lo intencional para las
generaciones siguientes de filósofos. A Sócrates le interesaba principalmente la moral de los
hombres y la formación de buenos ciudadanos, y no se preocupaba demasiado de la lógica.

Su ocupación cotidiana era entablar conversación con cualquiera dispuesto a debatir con él
sobre diversos temas y logos. Fue un hombre de gran brillantez intelectual, integridad moral,
magnetismo personal y autodominio físico, que desafió la complacencia moral y la praxis de
sus conciudadanos y les turbó por su incapacidad de responder a preguntas como «¿Qué es
la virtud?» –cuestiones que creía que había que responder para saber cómo vivir del mejor
modo posible nuestras–. Sus ideas y su personalidad le valieron devotos seguidores entre los
jóvenes, aunque la admiración no fue con mucho universal.

Sócrates es el protagonista no sólo de los primeros diálogos platónicos, sino también de los
Memorabilia de Jenofonte, y en varios aspectos los dos retratos son mutuamente consistentes.
Pero también hay diferencias importantes. En los Memorabilia Sócrates enseña lo que un
caballero ha de saber para el desempeño de sus actividades cívicas. Abunda en consejos
tópicos y nunca se muestra perplejo por las cuestiones que plantea; por ejemplo, sabe lo que
son las virtudes, identificándolas con la obediencia a la ley (moralidad positiva). Sus ideas
no son amenazadoras o controvertidas y siempre recibe el asentimiento de sus interlocutores.
Por el contrario, el Sócrates de Platón se presenta a sí mismo como un perplejo indagador
que sólo sabe que no sabe nada de cuestiones morales. Sus interlocutores quedan a veces
anonadados por sus preguntas y se sienten incómodos por su incapacidad de responderlas. A
veces se ve llevado por la fuerza de los argumentos a conclusiones controvertidas. Un
Sócrates así fácilmente se habría ganado enemigos, mientras que el Sócrates de Jenofonte es
demasiado «bueno» para ser verdad.

INTELECTUALISMO SOCRÁTICO, la afirmación de que el bien moral o la virtud consiste


exclusivamente en un tipo de conocimiento, lo que implica que si uno sabe lo que es bueno
y lo que es malo, no puede dejar de ser bueno y de actuar de forma
moralmente correcta. La afirmación y el término proceden de Sócrates: no hay debilidad
moral o akrasia –toda acción moralmente equivocada se debe a la ignorancia del agente–.
Sócrates defiende esta concepción en el diálogo platónico Protágoras.

Por el contrario, Platón afirma la existencia de poderosas fuerzas emocionales que pueden
desviarnos de nuestro propio bien, si no se someten a la razón. Niega la asunción de Sócrates
de que las emociones no se resistan a la razón, una vez que se llega a entender dónde reside
el propio bien. Sócrates dice en la Apología de Platón que el único conocimiento que posee
es que no sabe nada, pero nos equivocaríamos si infiriésemos que carecía de convicciones
morales –convicciones alcanzadas a través de un difícil proceso de razonamiento–. Mantiene
que la vida que no se interroga no es digna de ser vivida, que es mejor ser tratado injustamente
que cometer una injusticia, que la comprensión de los asuntos morales es el único bien
incondicional, que todas las virtudes son formas de conocimiento y son mutuamente
inseparables, que la muerte no es un mal, que no puede dañarse a una buena persona, que los
dioses poseen la sabiduría de la que carecen los seres humanos y nunca actúan inmoralmente,
etc. No acepta esas proposiciones como artículos de fe, sino que está dispuesto a defenderlas
porque puede mostrar a sus interlocutores que sus creencias deberían llevarles a aceptar esas
conclusiones, por paradójicas que puedan ser. Puesto que Sócrates puede defender sus
creencias y las ha sometido a escrutinio intelectual, ¿por qué se presenta como alguien sin
conocimientos –salvo el conocimiento de su propia ignorancia–? La respuesta hay que
buscarla en su asunción de que sólo un experto completo en cualquier campo puede reclamar
para sí conocimiento o sabiduría en ese campo; conoce las técnicas de navegación, por
ejemplo, sólo quien domina el arte de la navegación, puede responder a todas las preguntas
sobre ese tema y puede enseñárselo a otros. Juzgado según ese criterio epistémico,
difícilmente podría Sócrates reclamar ser un experto moral, ya que carece de respuesta para
las cuestiones que plantea y no puede enseñar a otros a ser virtuosos. Aunque ha examinado
sus creencias morales y puede dar razones en su favor –un logro que le da un sentimiento
autoritario de superioridad sobre sus contemporáneos– se ve a sí mismo alejado del ideal de
perfección moral, que supondría una comprensión plena de todos los asuntos morales. Este
agudo sentimiento de la deficiencia moral e intelectual de todos los seres humanos explica
en gran medida el atractivo de Sócrates y también el arrogante desdén por sus conciudadanos
que, sin duda, contribuyó a su caída.

Platón y Aristóteles pensaban que su asignación de un papel cósmico a la mente le destacaban


de entre sus contemporáneos, pero le reprochaban no explotar su idea para procurar
explicaciones teleológicas de los fenómenos naturales (Cosmogonía). En el Filebo, Platón
sostiene que la forma o la esencia de la belleza es cognoscible, exacta, racional y mensurable.
También considera que las simples formas geométricas, los meros colores y las notas
musicales poseen todos ellos una «belleza intrínseca» que provoca un placer puro y «sin
mezcla» en el espectador y que es independiente del contexto.
La teoría del diálogo de Bajtin resulta paradigmática en tres sentidos distintos. En primer lugar, el
diálogo nunca es un ente abstracto, sino que es algo materialmente encarnado. En segundo lugar, el
elemento carnavalesco de origen rabelesiano que incorpora la teoría del diálogo de Bajtin parece
apuntar a una política gesticular de resistencia y protesta contra la organización «clerical» de lo
oficial. En tercer lugar, se puede decir que la principal característica de la doctrina del diálogo de
Bajtin es la primacía del otro sobre el yo, primacía que tiene una doble consecuencia, una que afecta
a la ética y otra a la epistemología.

Cassirer extrae el que es su principal concepto filosófico, el de forma simbólica, a partir de las ideas
de Heinrich Hertz sobre la notación en mecánica y a partir también de la concepción del símbolo en
el arte debida al teórico hegeliano de la estética Friedrich Theodor Vischer. En un sentido muy
general, se puede decir que su concepción de la forma simbólica es una transformación de las
nociones de «idea» y «forma» desde el interior de la tradición filosófica idealista. Esta doctrina de
Cassirer no está basada en una distinción entre lo simbólico y lo literal. En su teoría todo el
conocimiento humano depende de la capacidad para conformar la experiencia a través de algún
género de simbolismo. Las formas del conocimiento humano resultan ser coextensas con las formas
de la cultura. Aquellas que con mayor frecuencia fueron objeto de sus análisis son el mito y la religión,
el arte, el lenguaje, la historia y la ciencia. Estas formas de simbolismo constituyen un sistema para
el conocimiento humano y la cultura que es el asunto acerca del cual trata la filosofía.

Ch’eng Hao mostró mayor tendencia al misticismo y fue un severo defensor de la intuición.
Concedió una gran importancia a un espíritu de la vida de tipo universal y creativo, el jen
(«benevolencia»), que penetra en todas las cosas, del mismo modo que el ch’i («éter» / «fuerza vital»)
penetra en el propio cuerpo. De este modo llega a relacionar una persona «insensible» (esto es, falta
de benevolencia) con una persona «insensible», entendido ahora el término como falto de energía. En
ambos casos, se fracasa en la realización de una
«singularidad» unificadora.

Berkeley, por ejemplo, condenó al cálculo por ser poco intuitivo. Sin embargo, en esta ocasión la
potencia de los nuevos métodos inspiró una respuesta decididamente conservadora.

El idealismo absoluto de Hegel, sobre todo tal y como se desarrolla en su pensamiento maduro, ilustra
paradigmáticamente los requisitos de la filosofía especulativa. Su sistema idealista ofrece una visión
de la unidad de las categorías del pensamiento humano en tanto que se realizan en y a través de su
oposición mutua. El pensamiento especulativo tiende a valorar la universalidad, la totalidad y la
unidad, marginando las particularidades concretas del mundo natural y social. Con su uso agresivo
del principio sistemático, puesto en marcha para unificar la experiencia humana, la filosofía
especulativa aspira a una comprensión y explicación comprehensiva de las interrelaciones
estructurales de las esferas culturales de la ciencia, la moral, el arte y la religión.

De conformidad con las doctrinas de d’Holbach, Condillac y La Mettrie, el materialista Helvétius


considera las sensaciones como la base de todo nuestro conocimiento. Sólo mediante la comparación,
abstracción y combinación se puede alcanzar el nivel de los conceptos. Es característica de Helvétius,
sin embargo, la importancia concedida a la determinación social del conocimiento. Los intereses
específicos y las pasiones son el punto de partida de todo nuestro esfuerzo por obtener conocimiento.
El egoísmo constituye la fuente de nuestros deseos y acciones. Las leyes civiles del Estado ilustrado
permiten que el egoísmo se transforme en una competición social y que por tanto revierta en un
beneficio público.

Mo Tzu atacó el fatalismo y, a diferencia del agnóstico Confucio, creyó firmemente en los espíritus
y en un Cielo antropomórfico (t’ien) que recompensaba a quienes beneficiaban a otros y castigaba a
quienes no lo hacían. Su fama proviene sobre todo de su doctrina del chien o «preocupación
imparcial» (traducido muchas veces como «amor universal»). Mientras Confucio abrazó una moral
relacional en la que las obligaciones de cada cual dependen de su status y de su grado de proximidad,
Mo Tzu insistió en que todas las personas fueran tratadas por igual como objetos de interés moral.
MOU TSUNG-SAN (1909-1995), filósofo chino, acaso el más original de los pensadores neo
confucianos modernos. Formado en la Universidad de Pekín, empezó estudiando filosofía occidental,
pero se convirtió a la filosofía china bajo la influencia de Hsiung Shih-li. Supuso una gran ruptura
con su estudio de la filosofía neo confuciana Sung-Ming, alegando que Chu Hsi fue en realidad una
rama colateral que adoptó la posición de la ortodoxia. Mantuvo que las tres grandes tradiciones
chinas, el confucianismo, el taoísmo y el budismo, afirman
que los humanos están dotados para la intuición intelectual, queriendo decir participación personal
en el tao (el Camino).

Newton recomienda la observación experimental y la inducción para aumentar y mejorar el


conocimiento científico, y rechaza las hipótesis especulativas. Pero el tiempo y el espacio absolutos
no son observables. (En el «Escolio» Newton ofrece un experimento renovado empleando un balde
de agua como prueba para distinguir el verdadero movimiento del aparente y como prueba del
movimiento absoluto.) Se ha señalado que las corrientes en conflicto del racionalismo (anticipando a
Kant) y del empirismo (anticipando a Humé) están presentes en la concepción de la ciencia de
Newton.

El uso de Pascal del escepticismo y su negativa a admitir demostraciones de la existencia de Dios han
llevado a algunos comentaristas, como Richard Popkin («Fideísmo», 1967) y Terence Penelhum
(«Skepticism and Fideism», 1983), a interpretar a Pascal como un fideísta, es decir, como alguien que
niega que la creencia religiosa pueda basarse en razones no pragmáticas. Esta interpretación deja de
lado los intentos de Pascal de mostrar que la creencia cristiana es racional por la capacidad explicativa
de sus doctrinas, sobre todo su doctrina de la caída (por ejemplo, fragmentos 131, 137, 149, 431, 449
y 482). Estas pretendidas demostraciones de la superioridad explicativa del cristianismo preparan el
terreno para la famosa «apuesta» de Pascal.

Humé lo denomina «el cemento del universo»: la causalidad es la relación que conecta sucesos y
objetos existentes de formas significativas. El núcleo del análisis de la regularidad (o nomológico),
asociado a los nombres de Humé y J. S. Mill, consiste en la idea de que los sucesos causalmente
conectados han de ser instancias de alguna regularidad general entre esos tipos de sucesos.

Algunos biólogos evolucionistas opinan que la selección actúa principalmente en el nivel de los
simples genes, mientras que otros consideran que ésta puede tener efectos en niveles superiores de
organización, ciertamente en el nivel de los organismos y, posiblemente, también en el nivel de
especies enteras (Biologismo). Algunos biólogos insisten en los efectos de las constricciones
evolutivas, mientras que otros han descubierto mecanismos inesperados tales como la conducción
molecular. Cuántas de estas variaciones conceptuales puedan llegar a quedar incorporadas en el
darwinismo es algo que está aún por ver.

El libro de Filolao comienza con una cosmogonía e incluye doctrinas astronómicas, médicas y
psicológicas. Su mayor innovación fue alegar que el cosmos y todo cuanto contiene es una
combinación no sólo de ilimitados (lo que está estructurado y ordenado; por ejemplo, elementos
materiales) sino también de limitadores (elementos estructurales y organizadores; por ejemplo,
formas).

La primera obra teatral de Kleist, La familia Schroffenstein (1802), repite el tema desarrollado por
Shakespeare en el que aparecen dos jóvenes enamorados que pertenecen a familias rivales. Es posible
encontrar en ella los principales elementos del universo de Kleist: la incapacidad del individuo para
regir su destino, el tema del error trágico y la importancia del hecho jurídico. En 1803, Kleist vuelve
a la filosofía y la literatura y desarrolla en su Anfitrión (1806) la imposibilidad de que el individuo
sea capaz de conocerse a sí mismo y de conocer el mundo y actuar deliberadamente en él. El orden
divino, que es la norma del arte trágico, colapsa, y con ello el principio de identidad.

HARTSHORNE, CHARLES, En Creative Synthesis articula también la teoría de que los valores
estéticos son los de mayor universalidad y de que la belleza constituye un elemento mediador entre
los extremos del orden/desorden y simplicidad/complejidad. En The Zero Fallacy (1997), que
constituye el vigésimo libro de este autor, resume su evaluación de la historia de la filosofía –igual
que en Insghts and Oversights of Great Thinkers (1983) y en Creativity in American Philosophy
(1984)– e introduce una serie de importantes refinamientos en su metafísica.

En epistemología, d’Ailly distinguió entre la «luz natural» (conocimiento indubitable) y la razón


(conocimiento relativo), insistiendo a partir de ahí en la falta de certeza del conocimiento
experimental y en la mera probabilidad de las pruebas clásicas acerca de la existencia de Dios. Su
doctrina acerca de Dios distingue entre el poder absoluto de Dios (potentia absoluta) y el poder
ordenado de Dios sobre la Tierra (potentia ordinata). Su teología anticipa el fideísmo (Deum ese sola
fide tenetur), su ética, el espíritu del protestantismo y su teoría sobre los sacramentos el luteranismo.

DUALISMO, doctrina según la cual la realidad consta de dos partes separadas. El quid del dualismo
se encuentra en una fractura aparentemente insalvable entre dos órdenes inconmensurables del ser,
que han de ser reconciliados para justificar la supuesta inteligibilidad del universo. El dualismo
aparece en la división presocrática entre apariencia y realidad; entre el reino platónico del ser que
contiene las ideas, y el del devenir, que contiene los objetos cambiantes; en la división medieval entre
el hombre finito y un Dios infinito; en el dualismo cartesiano relativo a la mente pensante y la materia
extensa; en la separación humeana entre hecho y valor; en la división kantiana entre fenómeno
empírico y noúmeno transcendental; la epistemología dualista de James y Russell, que postula una
substancia neutral que puede ser entendida de forma independiente como mente o cerebro; y en la
separación heideggeriana entre ser y tiempo que inspirara luego la oposición de Sartre entre el ser y
la nada.

AGNOSTICISMO (del griego a-, «no», y gnostos, - «conocido»), término inventado por Thomas
Henry Huxley en 1869 para denotar la actitud filosófica y religiosa de quienes afirman que las ideas
metafísicas no pueden ser demostradas ni refutadas. Huxley escribió: «Ni afirmo ni niego la
inmortalidad del hombre. No veo ninguna razón para creerlo, pero, por otra parte, no veo manera de
refutarlo. No tengo ninguna objeción a priori a esa doctrina.» El agnosticismo (Fenómenismo) es una
forma de escepticismo aplicado a la metafísica y especialmente al teísmo. Esta posición se atribuye a
veces a Kant, quien mantuvo que no podemos tener conocimiento de Dios o de la inmortalidad, y
tenemos, por tanto, que conformarnos con la fe. El agnosticismo no debe confundirse con el ateísmo,
la creencia de que no existe ningún dios. El agnosticismo es una consecuencia ineludible de su
naturalismo basado en el empirismo. La figura de d’Alembert es retratada en El sueño de d’Alembert
(1769), una apología dialogada del materialismo escrita por Diderot. Los escritos estrictamente
filosóficos de Russell de 1919 en adelante han sido en general menos influyentes que los anteriores a
ese año, su influencia fue eclipsada por la del positivismo lógico y la filosofía del lenguaje común.
Aprobaba el respecto de los positivistas lógicos por la lógica y la ciencia, aunque discrepaba de su
agnosticismo metafísico. En My Philosophical Development (Mi desarrollo filosófico, 1959),
acusaba a sus adeptos de abandonar todo intento de entender el mundo, «esa grave e importante tarea
a la que la filosofía se ha dedicado a través de los siglos.»

Kierkegaard es bien conocido por su crítica al idealismo absoluto hegeliano. La afirmación de Hegel
por la cual cree haber escrito «el sistema» resulta ridícula debido a sus pretensiones de finalidad.
Desde las posiciones del danés, aunque la realidad pueda ser un sistema para Dios, no puede serlo
para ningún pensador existente, ya que tanto la realidad, como el pensador son incompletos y el
sistema precisa completitud.

BENTHAM, JEREMY, Empleó su vida en escribir obras que reclamaban cambios de inspiración
utilitarista (la máxima felicidad para cada cual) y que afectaban a la totalidad del sistema legal y
especialmente al derecho criminal. Ejerció una gran influencia sobre los cambios habidos en la ley
británica relativos al proceso de testificación, la abolición de las leyes que permitían el ingreso en
prisión por impago, en la reforma de la representación parlamentaria, en la constitución de un servicio
civil formado por reclutamiento tras examen previo y en muchas otras reformas.

En su Discours préliminaire, d’Alembert especifica las divisiones del discurso filosófico humano:
pneumatología, lógica y ética. Contrario a los filósofos cristianos, limitó la pneumología a la
investigación del alma humana. Prefigurando ideas del positivismo, su Ensayo sobre los elementos
de filosofía (1759) viene a definir la filosofía como un examen comparativo de los fenómenos físicos.
Influido por Bacon, Locke y Newton, la epistemología de d’Alembert viene a asociar la psicología
cartesiana a un origen sensorial de las ideas. Aunque asumía que el universo se hallaba racionalmente
ordenado, descartó las preguntas de la metafísica por inconcluyentes. La substancia, o la esencia, o
el alma, o la materia, son todas ellas incognoscibles. El agnosticismo es una consecuencia ineludible
de su naturalismo basado en el empirismo. La figura de d’Alembert es retratada en El sueño de
d’Alembert (1769), una apología dialogada del materialismo escrita por Diderot.

El escepticismo extremado de estudiosos como Ulrich von Wilamowitz-Moellendorf e I. M. Linforth


acerca de la importancia del primer orfismo en la religión y en la filosofía griegas ha sido socavado
por los hallazgos arqueológicos de décadas recientes: el papiro Derveni, que es un fragmento de un
comentario filosófico de una teogonía órfica, e inscripciones con instrucciones órficas para la muerte,
en lugares de enterramiento de la Italia meridional, la Grecia continental y Crimea.

Ramus dudaba de que podamos intuir apodícticamente las premisas mayores exigidas por el silogismo
racional de Aristóteles. Volviéndose en su lugar a Platón, Ramus propuso que una «socratización» de
la lógica llevaría a un resultado más fructífero y manejable. Como habían hecho Agrícola y Sturm,
revisó los conceptos tradicionales de la retórica y las artes liberales de «invención, juicio y práctica»,
situando al «método» en el centro del juicio.

PITÁGORAS, no fue ni un científico ni un matemático ni un filósofo sistemático. Al parecer no


escribió nada. Las pruebas materiales iniciales muestran que se hizo famoso por introducir la doctrina
del metempsícosis, según la cual el alma humana es inmortal y renace en encarnaciones humanas y
animales.

El sofista griego Protágoras, la primera persona de la que se sabe que mantuvo esa posición, dijo: «El
hombre es la medida de todas las cosas, de las cosas que son de que son, y de las cosas que no son de
que no son». Nelson Goodman, Hilary Putnam y Richard Rorty son algunos de los filósofos
contemporáneos que han defendido variantes del relativismo. Rorty dice, por ejemplo, «la “verdad
objetiva” no es ni más ni menos que la mejor idea disponible para explicar lo que está sucediendo.»

BRADLEY, F(RANCIS) H(ERBERT) (1846-1924), el más original e influyente de los idealistas


británicos del siglo XIX. Nacido en Clapham, fue el cuarto hijo de un ministro de la Iglesia
evangélica. El más pequeño de sus hermanos, A. C. Bradley, fue un renombrado crítico de la obra de
Shakespeare. Desde 1870 hasta la fecha de su muerte fue fellow del Merton Colledge de Oxford. Una
dolencia renal, manifestada por primera vez en 1871, le obligó a llevar una vida retirada. Este hecho,
junto con su vigoroso estilo literario, su gusto por la ironía, el haber dedicado tres libros a una
desconocida dama y haber sido aclamado como el mayor idealista británico desde Berkeley, ha
conferido un aura de misterio a su vida privada

Las teorías lógicas y ontológicas (Gnoseología) de Abelardo fueron mucho más allá de las ideas
tradicionales originadas en Aristóteles y transmitidas por intermedio de sus últimos comentaristas
antiguos, Boecio en concreto. Podrían haber constituido la base de una síntesis fundamentalmente
nueva en la lógica occidental, pero, cuando a lo largo del siglo XII empezó a conocerse en Europa
occidental más del corpus aristotélico, el esfuerzo se centró en asimilar este sistema de ideas ya
totalmente elaborado. Por consiguiente, la influencia de Abelardo en el pensamiento escolástico
tardío, aún perceptible, no es tan grande como cabría esperar, dadas la agudeza y originalidad de sus
intuiciones.

La mayoría de los filósofos ha encontrado el hedonismo –tanto ético como psicológico– exagerado
en sus afirmaciones. Una dificultad para ambos tipos de hedonismo es la llamada paradoja del
hedonismo, que puede formularse como sigue. La mayor parte de los mejores y más profundos
placeres de la vida (el amor, la crianza de los niños, el trabajo) parecen surgir con mayor frecuencia
en aquellas personas que realizan una actividad por razones distintas de la búsqueda del placer. Por
tanto, no sólo es dudoso que siempre busquemos (o sólo valoremos) el placer, sino que es además
dudoso que el mejor modo de alcanzarlo sea precisamente el buscarlo.

Ockham rechaza el atomismo y defiende el hilemorfismo aristotélico en física y metafísica,


completándolo con su distinción entre formas substanciales y accidentales. Sin embargo, se opone a
la tendencia reificante de los «modernos» (adversarios contemporáneos anónimos), que postulaban
un tipo distinto de cosa (res) para cada una de las 10 categorías aristotélicas; alega que –desde un
punto de vista puramente filosófico– es indefendible postular algo distinto de las substancias y
cualidades particulares. Ockham siguió a la escuela franciscana al reconocer una pluralidad de formas
substanciales en los seres vivos (en los humanos, las formas de corporeidad, espíritu sensorial y
espíritu intelectual), aunque disentía de Duns Escoto al postular una distinción real, no formal, entre
ellas.

NEUTRALIDAD TÓPICA, neutralidad entre dos o más interpretaciones ontológicas de un término.


J. J. C. Smart (en 1959) sugirió que los informes introspectivos pueden considerarse tópicamente
neutrales: compuestos por términos que son neutrales con respecto a la «metafísica dualista» y la
«metafísica materialista».
CONCLUSION.
La filosofía no es tan sólo reservada a pensadores extraordinarios y excéntricos, tal y como se suele
suponer. Todos filosofamos cuando no estamos inmersos en nuestras tareas cotidianas y tenemos la
oportunidad de hacernos preguntas sobre la vida y sobre el universo. Los seres humanos somos
curiosos por naturaleza y no podemos evitar plantearnos interrogantes acerca del mundo que nos
rodea y del lugar que ocupamos en él. También disponemos de una capacidad intelectual muy potente
que permite que, además de plantearnos preguntas, podamos razonar sobre las mismas. Aunque no
nos demos cuenta, siempre que razonamos pensamos filosóficamente.

Si lo miramos desde un punto de vista más histórico, se puede observar que la humanidad no puede
avanzar sin este razonamiento filosóficos, y filósofos. Ya que, aunque estén equivocados, y eso lo
hemos comprobado a lo largo de la historia. Un ejemplo bastante claro de esto es, cuando los filósofos
erran, es como un faro encendido, el cual le dice al capitán del barco no navega lejos de mí.

Incluso si los filósofos están divididos entre sí, en la búsqueda de una verdad que ellos consideran
que es verdad, en el que nos dicen la importancia de ese objeto o hecho para la humanidad. Todos
somos filósofos, lo único que no ponemos en práctica esta ciencia.
BIBLIOGRAFÍA
AZZATI, A. (1980). HISTORIA DE LA FILOSOFIA. RUSIA: TRADUCCION AL ESPAÑOL,
EDITORIAL PROGRESO.
Madrid, T. d. (2004). DICCIONARIO AKAL DE FILOSOFÍA. Madrid - España: Ediciones Akal, S.
A.
web dianoia. (1 de MAYO de 2019). https://www.webdianoia.com. Obtenido de
https://www.webdianoia.com: https://www.webdianoia.com

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