Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
ECOLOGÍA APLICADA
Desde los comienzos del comercio internacional con la expansión de los grandes
imperios de los siglos xvi al xix, la interacción humana con el medio natural ha
llevado a la extracción y transformación de los recursos naturales y al cambio del
uso del suelo, lo que conduce a la deforestación y fragmentación de vastas
superficies de ecosistemas para usos agropecuarios, industriales y urbanos, con el
propósito de obtener riqueza material y atender las demandas de una población
humana en crecimiento, y más recientemente mediante una economía
esencialmente de mercado y cada vez más globalizada. Además del uso de la tierra
y la extracción de recursos, el impacto humano reciente se distingue por el uso de
combustibles para el desarrollo industrial moderno. La energía solar capturada por
los organismos fotosintéticos, y transformada e incorporada a los tejidos de los
seres vivos, representa una especie de “paleoservicio” ecosistémico que ha sido la
fuente principal de energía utilizada para las transformaciones de los recursos
naturales en bienes y servicios, así como para la generación de electricidad, la
modificación y control de la temperatura en nuestros espacios de trabajo y
habitación, así como para producir combustible para la mayoría de las formas de
transporte durante los últimos 150 años, ya sea en forma de leña, carbón, carbón
mineral, petróleo o gas natural. La quema, durante los últimos 200 años, de estos
últimos tres “combustibles fósiles” ha sido responsable de las emisiones de bióxido
de carbono y otros gases de efecto invernadero (así como otros contaminantes) a
la atmósfera. A estas emisiones por el uso de combustibles se unen las generadas
por los cambios en el uso de la tierra, aunque la contribución relativa de la primera
fuente es unas 4.5 veces mayor que la de la segunda. Colectivamente, las
emisiones derivadas de ambas fuentes constituyen la causa principal del cambio
climático global en curso, cuyas consecuencias pueden ser extremadamente
severas para el planeta y para nuestra especie (véanse detalles en Solomon et al.
2007). En el análisis de las tendencias de cambio en la biodiversidad por lo general
se consideran dos indicadores principales: la cobertura de la vegetación y la
extinción biológica, especialmente en términos de la pérdida de especies. No
obstante, existen otros indicadores, en función de las diferentes facetas de la
biodiversidad y de los diferentes tipos de ecosistemas, incluyendo la degradación y
fragmentación del hábitat, la alteración de la composición de especies y los
procesos ecológicos, así como la desviación de la vegetación clímax a una
condición transicional, debido a intervenciones antropogénicas como el uso del
fuego en la roza, tumba y quema, o aun debido a la supresión de incendios
forestales naturales, y el empobrecimiento genético y poblacional de las especies.
Estos indicadores son importantes en particular en regiones como México, debido
a su multiplicidad de ecosistemas y de facetas en que se manifiesta la biodiversidad.
Sin embargo, la información necesaria para analizar las tendencias de cambio con
base en los diferentes indicadores es limitada, al punto de que, incluso con
parámetros básicos como la tasa de deforestación, son aun motivo de discusión y
discrepancias en nuestro país: el intervalo de valores publicados para este indicador
a partir de los años ochenta es de un máximo de 1.5 millones de hectáreas por año
estimado por Toledo et al. (1989) para los años 1970-1980, a un mínimo de 260 000
hectáreas por año estimado por la Conafor (2005) para el periodo 2000-2005, con
otros valores intermedios diversos. Las revisiones globales recientes sobre el
estado de la biodiversidad en general (ma 2005b), incluyendo análisis específicos
de la biodiversidad terrestre y marina, indican que la actual tendencia de pérdida
de la biodiversidad mundial es de una magnitud tan severa que justifica la afirmación
de diversos científicos de que estamos frente al desencadenamiento de la sexta ola
global de extinciones masivas en la historia geológica del planeta, una de las
manifestaciones más contundentes del Antropoceno.
Económicos
De adopción tecnológica
Culturales
Entre los factores de este grupo se incluyen la creciente aculturación de los grupos
indígenas y la pérdida de su conocimiento técnico tradicional, la cultura materialista
del consumismo, la pérdida del sentido de arraigo cultural y geográfico relacionada
con los procesos de migración de la población, el desentendimiento y disociación
de las poblaciones urbanas del entorno natural, así como la carencia de una
educación y conciencia ambientales de la población en general. De manera general
se puede afirmar que una población con mayor acceso a sus satisfactores básicos,
educación y conciencia ambiental casi siempre tiene una cultura más respetuosa y
preocupada por el ambiente, y está más dispuesta a dedicar una parte considerable
de sus ingresos a la conservación y el uso sustentable de los recursos naturales,
así como a un consumo más sustentable.
CAMBIO CLIMATICO
Es un cambio en el clima que es atribuido directa o indirectamente a las actividades
humanas que altera la composición global de la atmósfera y a la variabilidad
climática que ha sido comparada con otros periodos de tiempo.
El cambio de temperatura actual está sucediendo en un espacio de tiempo muy
corto, esto se vincula al aumento en la concentración de los Gases de Efecto
Invernadero (GEI) como el dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), vapor de agua
(H2O), ozono (O3) y óxido nitroso (N2O).
El 68% de las emisiones globales vienen de sólo diez países entre ellos México,
contribuyendo con el 1.68%. Las principales fuentes de emisiones de los GEI en
México son el transporte, la generación de electricidad y la industria. Es uno de los
mayores desafíos de nuestro tiempo. Las alteraciones en los patrones de los
eventos climatológicos y las temperaturas extremas son cada vez más comunes y
aumentarán si hay una mayor concentración de gases de efecto invernadero. El
cambio climático pone en riesgo la salud, la seguridad alimentaria y energética, así
como el acceso al agua de millones de mexicanos.
Además, según un informe del grupo intergubernamental de cambio climático
(IPCC) indica que los años más cálidos de los que se tiene registro se han producido
a partir de 1990, así como cambios estacionales importantes, derretimiento de
superficies heladas, subida del nivel de los océanos, cambios en los flujos de
circulación general de las corrientes marinas.
CAUSAS Y CONSECUENCIAS DEL CAMBIO CLIMÁTICO
La principal causa del cambio climático es el calentamiento global y tiene múltiples
consecuencias negativas en los sistemas físicos, biológicos y humanos, entre otros
efectos.
El cambio climático es el mal de nuestro tiempo y sus consecuencias pueden ser
devastadoras si no reducimos drásticamente la dependencia de los combustibles
fósiles y las emisiones de gases de efecto invernadero. De hecho, los impactos del
cambio climático ya son perceptibles y quedan puestos en evidencia por datos
como:
El aumento de la temperatura global en 2016 fue de 1,1 grados, el mayor de
la historia de la humanidad
El progresivo deshielo de las masas glaciares, como el Ártico.
Pero hoy también estamos viendo los impactos económicos y sociales, que serán
cada vez más graves, como:
Daños en las cosechas y en la producción alimentaria
Las sequías
Los riesgos en la salud
Los fenómenos meteorológicos extremos, como tormentas y huracanes
Están desapareciendo algunas especies, incapaces de adaptarse a los cambios
climatológicos tan rápidos de sus hábitats. Numerosas poblaciones costeras están
bajo amenaza ante el crecimiento del nivel del mar, fruto del derretimiento de
grandes masas de hielo y el aumento de la temperatura del mar.
El efecto invernadero es un proceso natural que permite a la Tierra mantener las
condiciones necesarias para albergar vida: la atmósfera retiene parte del calor del
Sol; sin el efecto invernadero, la temperatura media del planeta sería de 18 0C bajo
cero.
La atmósfera está compuesta por diversos gases que, en proporción adecuada,
cumplen su cometido. El problema está cuando las actividades del ser humano
aumentan la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera y ésta retiene
más calor del necesario, provocando que la temperatura media del planeta aumente
y se produzca lo que popularmente llamamos calentamiento global.
Por si eso fuera poco, la última reforma del sector eléctrico frena las energías
renovables, penaliza el autoconsumo energético y fomenta energías sucias, como
la extracción de petróleo y el fracking, un sistema altamente contaminante que
permite extraer gas o petróleo fracturando el subsuelo.
¿QUÉ TENEMOS QUE HACER?
Invertir en energías renovables, promover innovaciones tecnológicas y
modernizar políticas públicas que reduzcan el uso de combustibles fósiles.
Transformar los negocios en los sectores de la tecnología, la información, la
biotecnología y el transporte con base en la eficiencia energética.
Mitigar o eliminar la sobreexplotación de recursos naturales, la destrucción
de hábitats y la contaminación con el fin de asegurar la adaptación de los
ecosistemas al cambio climático.
La revolución energética en manos de la ciudadanía es el camino: con las
energías renovables se conseguirán paliar los efectos del cambio climático y
lograr una eficiencia energética que generará puestos de trabajo y reducirá
los costes de electricidad.
¡Actúa con tu consumo! Adoptando unas sencillas medidas de eficiencia
energética en tu casa ahorrarás dinero y contribuirás en la lucha contra el
cambio climático
El Protocolo de Kioto fue creado para reducir las emisiones de gases de efecto (GEI)
invernadero que causan el calentamiento global. Es un instrumento para poner en
práctica lo acordado en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el
Cambio Climático y recoge:
* Dióxido de Carbono, CO2
* Metano, CH4
* Óxido nitroso, N2O
* Hidrofluorocarbonos, HFCs
* Perfluorocarbonos, PFCs
* Hexafluoruro de azufre, SF6