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Momento de Evaluación Final

Unidad 3 Paso 4 Psicología Jurídica y Acción Psicosocial

Delincuencia Juvenil y reintegración social: centro de Reintegración Juvenil "El

Renacimiento".

Lucenith vega cód. 1094577843


Mayerly Vargas Mancipe cód. 1007270559
Yesica Arévalo cód. 1091660166
Yullieth Patricia Galvis. cód. 63368579

Tutora:

Claudia Cecilia Murcia

Grupo: 403030_37

Universidad Nacional Abierta y a Distancia UNAD

Escuela de Ciencias Sociales, artes y Humanidades

Acción Psicosocial y Contexto Jurídico

Facultad de Psicología

Ocaña, Mayo 2019


Introducción

Sin lugar a dudas, la delincuencia juvenil es uno de los fenómenos sociales más importantes

que nuestras sociedades tienen planteados, y es uno de los problemas criminológicos

internacionalmente preferidos desde el siglo pasado, pues, las manifestaciones de la

conducta que llaman socialmente la atención de forma negativa pueden observarse, por lo

general, mejor entre los jóvenes que en la población adulta. Además, es importante tratar la

delincuencia juvenil de hoy como posible delincuencia adulta de mañana. La delincuencia

juvenil es un problema que se ha tratado históricamente desde diversos puntos de vista

morales, religiosos, psicológicos, jurídicos e inclusive biológicos. Las causas que se le han

atribuido inicialmente son los factores personales refiriéndose con esto a alteraciones

congénitas o trastornos de la personalidad, y aunado a estos un inadecuado desarrollo moral

y psicológico en la infancia. Así mismo, se ha hecho referencia en la literatura a factores

que se encuentran externos al individuo como sería el caso de la condición económica en la

que vive, el medio familiar en el que se desenvuelve y los grupos sociales con los que

convive. El estudio de la conducta delictiva debe hacerse siempre en función de la

personalidad y del inseparable contexto social en el que está inmersa, ya que el individuo se

adapta al mundo a través de sus conductas y que la significación y la intencionalidad de las

mismas constituyen un todo organizado que se dirige a un fin (Marchiori,1989).La finalidad

de una conducta delictiva se puede interpretar como la necesidad natural por resolver

tensiones producidas, la conducta es siempre respuesta al estímulo, como defensa, en el

sentido de que protege al organismo de la desorganización. Generalmente, la conducta

delictiva es una conducta defensiva para mantener el equilibrio, logrando a través de este
cierto ajuste, pero sin resolver el conflicto (Marchiori, 1989).Por otra parte, Austin (1978)

habla de que las conductas agresivas de los jóvenes carecen de una verdadera meta y que

son actos impulsivos difíciles de controlar


Objetivos

Objetivo general

Promover la cohesión social y mitigar los factores de riesgo de la reintegración y

delincuencia juvenil, entendiendo de manera específica los acciones psicosociales

emocionales, sociales e intelectuales que afectan a un joven para que se convierta en un

delincuente y que podemos hacer nosotros como sociedad frente a esta situación.
Acciones psicosociales a implementar de acuerdo a la problemática trabajada en las fases
anteriores.

El Estado debe de tener como objetivo la rehabilitación social del joven infractor y no

restringir la política de readaptación social al encarcelamiento. En ese sentido, son

fundamentales los procedimientos alternativos: casas hogar, escuelas de artes y oficios y

talleres. Para ello se debe partir de la premisa de que los “Adolescentes tienen mayor

posibilidad de cambiar su conducta en virtud de que su personalidad está en proceso de

formación”.

Hay que buscar nuevas formas para prevenir el delito mediante la recreación y apertura

de espacios destinados a los jóvenes, para que tengan en qué ocupar su tiempo libre, ya que

no existen espacios culturales o deportivos que los guíen hacia formas de vida en favor de

una sociedad comunitaria, que viva en armonía y paz.

El trabajo de prevención amerita una alianza estratégica que incluya a todos los sectores

de la sociedad, incluyendo a la población afectada pues todos hacen parte del problema y

como tal, tienen mucho por decir y decidir. En torno a las líneas de acción que se requiere

abordar, el punto de partida como primera instancia, es el fortalecimiento del núcleo

familiar respecto del componente socio afectivo y una sólida formación en valores.
En segunda instancia, es preciso que se haga incursión directa en la comunidad,

desarrollando actividades de sensibilización, recreación y capacitación a los niños y

jóvenes; esto es, poner en marcha programas mediante los cuales, ellos se sientan

importantes y puedan canalizar todas sus energías de manera sana, contrarrestando por

iniciativa propia, los riesgos de delincuencia latentes a su alrededor.

Por último, y no lo menos importante, resulta clave la labor de las escuelas porque es allí

donde los niños y jóvenes tienen la mayor oportunidad de sociabilización y por tanto,

tienden a asimilar conductas y moldear su personalidad con base en su afinidad con

personas - compañeros o amigos – con quienes comparten gran parte de su tiempo o le

inspiran admiración por cualquier razón.

Dado lo Anterior, se presenta al centro El Renacimiento el abordaje de siete acciones

psicosociales que permitan dar paso al fortalecimiento de las estrategias en el trabajo de

Reintegración Social de los jóvenes del centro:

1. Al momento de llegada del menor infractor, identificar su historia de vida, su nivel

académico, sus gustos y habilidades, identificar sus posibles trastornos o evaluación

psicológica.

Durante el primer mes de estancia en el Centro, se realiza una observación sistémica por

parte de todo el equipo técnico con el que cuenta el centro: educador-tutor, maestro de
escuela, maestro de taller, psicólogo, trabajador social y médico, tanto del menor como de

su familia y demás contactos externos.

Un estudio y valoración inicial. También elabora la historia social llevando a cabo las

entrevistas familiares que considere oportunas, visitas a domicilio, así como contactos con

las instituciones que han intervenido o siguen interviniendo tanto con el menor como con

su familia.

En la intervención psicológica, con cada menor que ingresa se realiza una valoración

inicial (con diferente grado de profundidad en función de los estudios previos) para conocer

o ratificar los aspectos de su dinámica interna, tanto emocional como cognitiva y relacional,

así como la de su familia (en colaboración con el trabajador social). Se tiene en cuenta la

adaptación del menor al Centro, tanto en lo referente a las normas como a las actividades y

relaciones con compañeros y adultos.

Se elabora el proyecto individual en el que se marcan los objetivos a trabajar con el menor

y su familia durante el internamiento en las siguientes áreas: socio familiar, desarrollo

personal, higiénico sanitaria, escolar y pre laboral.

2. Acompañamiento a proceso de adaptación intramural. Minimizar riesgos de

suicidio.

Se proponen diferentes objetivos de trabajo; dentro del centro se pretende que pueda

comprender los motivos que le llevan a cometer actos asociales (muchos de ellos derivados

de problemas de relación intrafamiliar, carencias afectivas. Detección de situaciones de

vulnerabilidad y riesgo y técnicas de enfrentamiento a las mismas; potenciación de aspectos

cognitivos disfuncionales. En otros menores con trastornos específicos, se trabaja para


favorecer la aceptación y demanda de la ayuda externa (psicológica, psiquiátrica, social,

médica de deshabituación a drogas).

3. Promover un proyecto de vida, motivar a los adolescentes para q continúen sus

estudios y/o se cualifiquen en algún arte a partir de formación para el trabajo.

En estas acciones se proponen actividades como:

 Talleres de capacitación en convenio con el SENA. (carpintería, panadería, patios

productivos y artesanías).

 Intervenciones con las familias guiadas a la parte motivacional para la continuidad

de los procesos.

 Realización de seguimientos permanentes a los jóvenes en cuanto a lo académico y

lo profesional.

 Talleres sobre el fortalecimiento de la Autoestima y la Espiritualidad.

 Actividades lúdicas sobre la recreación sana, la convivencia y la prevención del

conflicto.

4. Actividades permanentes para manejo del tiempo libre (deporte, arte, música,

manualidades, huertas, cuido de animales, siembras o cosechas etc.)

El impulso de las artes, la cultura y el deporte es indispensable para el desarrollo de

la niñez y adolescencia y la juventud. La promoción de las prácticas de estas actividades y

disciplinas deportivas es indudablemente un mecanismo para procesos de recuperación.


Se pretende con estas actividades del manejo del tiempo libre, mejorar la convivencia en

el centro el Renacimiento, pues esto restituye el engranaje y la concepción de los primeros

conceptos en los jóvenes de agrupaciones juveniles, propiciando vínculos sanos,

intercambio de saberes, opiniones, dialogo, contribuyendo a la prevención de la violencia.

5. Realizar grupos de ayuda. De acuerdo a la caracterización realizar grupos de

autoayuda para manejo del control de impulsos (la agresividad) identificación de

conducta ilegal y manejo de afectividad entre otros.

Esta parte de las actividades, se enfocará en el área emocional, espiritual y profesional

del joven, para lo cual se desarrollaron una serie de estrategias encaminadas al

fortalecimiento de estos aspectos. Con respecto a lo emocional, afectivo y espiritual se

llevaron a cabo talleres e intervenciones donde se trabajaron temas como la autoestima y la

espiritualidad, ya que es un componente importante para la preparación porque se ocupa

del joven específicamente, de sus emociones, sus pensamientos y sentimientos, aquí darán a

conocer sus metas, sus intenciones frente a la vida familiar y sus proyectos en el ámbito

profesional profesional.

6. Promover inserción en el mundo laboral. Habilidades productivas dentro de la

legalidad. Articulación institucional como el Sena, sectores productivos para las

prácticas etc.

La vinculación con entidades encargadas de fortalecer la parte técnica y laboral de

los jóvenes para su inclusión al medio socio-familiar al momento de egresar de la


institución. Este proceso se puede llevar a cabo con dirección del SENA como entidad

prestadora del servicio, mediante el desarrollo de talleres encaminados a la producción

laboral como lo son: manipulación de alimentos, artesanías, panadería, carpintería y patios

productivos.

Aplicación de test vocacionales para guiar la inclusión a la educación superior de estos

jóvenes a partir de sus fortalezas y debilidades dependiendo del área, esto contribuyó a

minimizar la incertidumbre frente a la identificación de sus habilidades y destrezas y

también fortaleció la parte de la toma de decisiones frente a un futuro profesional.

7. Intervención con la familia, que permita fortalecer su arraigo, resolución de

conflicto y ambiente protector y preparación para el egreso, cero reincidencia.

La terapia familiar, para la cual se consolidará actividades cómo: visitas domiciliarias,

diagnostico social y trabajo social de caso.

La intervención familiar sólo se realizará cuando ésta exista y además pueda ser

factible el trabajo con la misma, entendiéndose esto último como la posibilidad en la

disponibilidad de tiempo y espacio, en cuanto al rendimiento y en referencia al beneficio

para el menor. Así, cuando ésta sea posible, se hará un seguimiento familiar para constatar

su realidad y conseguir la implicación de la misma en proceso de intervención y/o, en

coordinación con otras instituciones implicadas con la familia del menor, elaborar un plan

de acción conjunto.
En el caso que el menor tenga familia, pero exista disfuncionamiento en éste núcleo, se

trabaja con los padres, o con los padres y el menor, de forma previa a su derivación externa,

para que se siga apoyando el trabajo realizado dentro del Centro.

Dentro de este proceso de preparación del medio socio familiar, también se propone

realizar actividades guiadas específicamente a los padres, madres y/o acudientes, donde se

pretende fortalecer las relaciones familiares y los lazos afectivos.

Se dará apertura a espacios de socialización de historias familiares y experiencias que

sirvan de reflexión para los demás asistentes.

Un trabajo importante es incluir aspecto desde la Resiliencia, desde las capacidades

del ser humano de volver una situación negativa en una positiva, se trabajará en base a la

proyección, los valores, las normas, las formas de educar y los patrones de crianza

erróneos. También se propone desarrollar talleres con grupos sobre la codependencia como

estilo de vida y lo que esta atañe si se vuelve un estilo de vida.


Compilación de las respuestas frente a las consideraciones éticas que se deben tener en
cuenta para el abordaje de la problemática.

La ley 1090 “por la cual se reglamenta el ejercicio de la profesión de Psicología, se

dicta el Código Deontológico y Bioético y otras disposiciones” presenta el marco

normativo base para el ejercicio de la psicología.

Esta normatividad reconoce que en el entorno colombiano “se considera al psicólogo

también como un profesional de la salud” y por lo tanto se encontrará cobijada bajo las

regulaciones de dicho gremio. Aun cuando la intervención no es de tipo clínico, se

considera que ésta tiene efectos directos sobre el bienestar y la salud de quienes se vean

afectados directa o indirectamente por ella.

Para las consideraciones éticas que se deben tener en cuenta para el abordaje de la

problemática podemos reflexionar lo siguiente:

La tarea del profesional de la Psicología Jurídica a la luz de las transformaciones que se

han operado en los últimos años en nuestro país, exige cambios que se sustentan en una

nueva legislación y que ha resultado en la caída de un viejo paradigma y el nacimiento de

uno nuevo que establece un modo radicalmente distinto de mirar la infancia y la

adolescencia.
El niño al que se dirige hoy la legislación es un sujeto pleno de derechos y de

ciudadanía, no ya aquel niño sobre el que los jueces decidían con total discrecionalidad y

trazando una divisoria entre aquellos que contaban con las herramientas para llevar adelante

una vida adecuada a ese período de la existencia y por lo cual no requerían ayuda, y

aquellos que se hallaban en condiciones de abandono, miseria y carencia de todo otro tipo

de recursos materiales o simbólicos.

El trato digno no es algo de lo que se pueda privar a un menor, aún cuando se encuentre en

situación de encierro, y mucho menos admisible es que el maltrato lo ejerza el Estado.

Un trato digno es todo cuanto hace al respeto absoluto de la persona humana y la plena

posesión por parte de ella de todos los derechos básicos que las leyes incorporadas a la

Constitución de nuestro país proclama. No hay justificativo alguno para privar a un niño

de educación, salud, vínculos familiares, asistencia médica y psicológica o de cualquier

otro tipo que pudiera requerir en diferentes momentos, y por supuesto, de un

acompañamiento que le permita trazar nuevos planes para su futuro, un proyecto de vida

que, de acuerdo con sus gustos, inclinaciones y capacidades, le permita una reinserción en

la sociedad y el despliegue de su potencial en todas las áreas posibles.


Las instituciones tienen el deber irrenunciable de respetar al niño y procurar su

integración a la sociedad, por lo que se hace necesario poder pensar alternativas posibles a

la privación de la libertad en la medida en que esta no ha demostrado casi nunca ser el

instrumento idóneo para este fin.

El psicólogo ha de estar en pleno conocimiento de lo que las leyes ordenan en materia de

minoridad, y que debe actuar en el marco de este nuevo paradigma y en un todo de acuerdo

con la legislación sobre derechos humanos, poniendo al servicio de los jóvenes que lo

necesiten sus conocimientos y capacidades profesionales, pero orientando sus objetivos

hacia el logro de la recuperación total de estos adolescentes de modo tal que puedan

transitar un sendero hacia la libertad y la inclusión.

Es vital la tarea del psicólogo en ayudar al menor a introyectar y asumir la

responsabilidad por aquello que ha hecho y ser capaz de comprender en toda su magnitud

que el proceso de reinserción social va a depender, en gran medida, de su posibilidad de

hacerse cargo de la parte que le toca en relación a las equivocaciones cometidas, pero igual

de crucial será que el psicólogo lo ayude, asista y acompañe a alcanzar su autonomía y

realización en sociedad, y así poder liberarse de todo estigma y toda noción de haber

quedado atrapado en un pasado que se perpetúa como destino.


Conclusiones

Una propuesta de acción psicosocial, permite dispones y maximizar el potencial de los seres

humanos y mejorar la calidad de vida de los miembros de una comunidad o familia. Las

herramientas psicosociales promueven el bienestar fomentando todas las ramas de la

Psicología, promoviendo la investigación y optimizando los métodos y las condiciones de

investigación, mejorando las capacidades de los psicólogos. Además mejora las relaciones

familiares enfocándolas en la implementación de la inteligencia emocional, la resolución de

conflictos, la formación en valores, etc.,


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