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Maurice Nicoll

La Marca
La Flecha en El Blanco

Título original inglés


The Mark
Índice
Prefacio. 4

El Hombre Físico y El Hombre Espiritual. 5


Primera Parte. 5
Los Pies y La Cabeza. 6
El Hombre Desnudo. 6
Lavar Los Pies Con Agua en Un Lebrillo. 8
Segunda Parte. 8
La Lucha entre La Serpiente y El Caballo. 10
Tercera Parte. 11
La Fe. 11
Transformación - Significado. 13
La Transformación de La Vida. 13
La Transformación del Hombre Sal de La Tierra. 18
La Mujer de Lot. 22
La Transformación del Significado. 30

La Parábola del Sembrador. 35


Primera Parte. 35
Segunda Parte. 36
Tercera Parte. 37
Cuarta Parte. 40
Quinta Parte. 44
Sexta Parte. 46
Séptima Parte. 47
El Grano de Mostaza. 50

Meta-Noia. 52
Primera Parte. 52
Segunda Parte. 58
Tercera Parte. 60
Cuarta Parte. 62
La Idea del Reino de Los Cielos. 62

Nicodemo. 67
Primera Parte. 67
Segunda Parte. 68
Tercera Parte. 71
Cuarta Parte. 73
La Mujer de Samaría. 73
Quinta Parte. 76

La Verdad. 80
Primera Parte. 80
Segunda Parte. 82

2
Tercera Parte. 84
Cuarta Parte. 88
Quinta Parte. 89
La Parábola del Mayordomo Infiel. 89
Nota a La Parábola del Mayordomo Infiel. 95

Un Nuevo Cielo y Una Nueva Tierra. 97


Juan El Bautista. 97
La Enseñanza de Cristo. 100
Escuelas Esotéricas. 103
El Fin del Mundo. 106
Batalla en El Cielo. 108
La Nueva Voluntad. 110

El Telos. 113
Primera Parte. 113
Segunda Parte. 113

Apéndice
Metanoia. 116
Epiousios. 116
Las Primeras Enseñanzas Griegas. 116
Teleiosis. 118

3
Prefacio
Antes de morir, el 30 de agosto de 1953, mi padre, el Dr. Maurice Nicoll, preparaba un libro
al que se refería llamándolo The Mark [El Blanco].

Cuando ocurrió su muerte no había aun decidido en qué orden presentaría su contenido y,
por consiguiente, hemos arreglado el material conforme él lo hubiese querido.

La Parábola del Sembrador y de La Semilla, Metanoia, Nicodemo y La Verdad los había ter-
minado y corregido, y era evidente que se incluirían en el libro.

Asimismo había decidido incluir el sueño titulado La Nueva Voluntad, el capitulo inconcluso
Batalla en El Cielo, como también el escrito tampoco terminado El Telos, que se da al final
de esta obra.

Hemos agregado unos cuantos fragmentos tomados de sus apuntes en aquellos casos que
pensamos podrían interesar al lector. EL resto del material proviene de sus diversos escritos
y podría haberlo incluido, o no.

Quiero agregar que en estos documentos, y a menudo en los pasajes de gran belleza, se en-
cuentra la clave para quienes anhelan una mayor comprensión de La Enseñanza de Cristo y
d significado de nuestra existencia en la tierra.

JANE MOUNSEY

4
El Hombre Físico y El Hombre Espiritual
PRIMERA PARTE
El Hombre camina sobre La Tierra con Pies Físicos; pero en la vida lo hace con sus Pies Psi-
cológicos. Su Nivel Psicológico Externo Es Sensual, es cosa de La Sensación, de Los Senti-
dos. Sus Pensamientos y Sentimientos Externos provienen de lo que capta a través de Los
Sentidos. Este es El Nivel que representan Los Pies Psicológicos de Su Ser, pies distintos a
los de Su Ser Físico. Y la clase de Zapatos que Calzan estos Pies son sus puntos de vista, sus
opiniones y las actitudes que viste o utiliza para allegarse a una Vida Sensual. Si no fuese por
Los Cinco Sentidos, No Habría Vida Externa.

¿Cómo camina El Hombre sobre La Tierra? Hablamos en un Sentido Psicológico. ¿Cómo se


relaciona Su Psicología con La Vida Externa?

El Hombre que entiende La Vida únicamente a través de las pruebas que le ofrecen Los Sen-
tidos, No Es Un Hombre Psicológico. Es Un Hombre Sensual. Su Mente se apoya en Los
Sentidos. En otros escritos se llama a ésta la ‘mente carnal’ [νους σαρκος]1. En este caso
Piensa Desde Los Pies, No Tiene Cabeza. Y piensa especialmente desde La Clase de Zapatos
que Calzan Sus Pies. Esta Es La Forma de Su Verdad; es diferente en diversos casos, pero
siempre corresponde al mismo orden o al mismo nivel. Aún dista mucho de ser un Hombre.
Piensa de una manera Literal. Toma la parábola literalmente. A fin de poder empezar a hacer-
se hombre, ha de comenzar a pensar apartándose del sentido literal. Para quienquiera que an-
hele un Desarrollo Interno, lo verdaderamente importante y significativo es el pensar en tér-
minos psicológicos. Por ejemplo, ¿por qué razón se dice tan a menudo en La Literatura Esoté-
rica, en Las Escrituras, que El Hombre se ha de Quitar Los Zapatos antes de penetrar a un
Lugar Sagrado? Significa que La Mente Sensual es incapaz de entender La Verdad Psicológi-
ca. Por eso se le pide que se quite los zapatos, que se desprenda de la verdad cimentada en los
sentidos. Porque una mente que se apoya en los sentidos, y en la verdad que éstos le propor-
cionan, es una mente incapaz de comprender un Nivel Superior o más elevado de La Verdad,
o sea una Verdad Psicológica. Dicho en otros términos: EL HOMBRE FÍSICO NO PUEDE
COMPRENDER AL HOMBRE ESPIRITUAL.

De modo que cuando se dice que es necesario Quitarse Los Zapatos para poder entrar a un
Lugar Santo o Sagrado, se quiere indicar que LO SENSUAL NO PUEDE COMPRENDER LO
ESPIRITUAL. El pensamiento sensual no puede palpar un nivel que le sea superior. Requiere
otro modo de pensar. La Mente yace a distintos niveles, y el más bajo no puede asir los supe-
riores. Es imposible tratar de Entender una Verdad Psicológica con el nivel más bajo o ex-
terno de La Mente. De suerte que ésos son los zapatos que uno ha de quitarse al penetrar a
aquella Esfera del Conocimiento que está por encima del conocimiento sensual. Arrastrar El
Entendimiento Psicológico al nivel del Entendimiento Sensual, es destruir todo lo que en El
Hombre puede conducirle a un Desarrollo Interior y hacer de Él un Hombre, Internamente.

Las gentes tratan de entender a ‘Dios’ y lo ‘Divino’ con su mente sensual. Tratan de entender
con los zapatos y no con la cabeza.

1
Colosenses, II: 18.

5
El Hombre Físico y El Hombre Espiritual

Cuando el ángel se le apareció a Moisés en la zarza que ardía, le dijo:


“No te llegues acá: quita tus zapatos de tus pies, porque el lugar en que Tú estás, Tierra Santa Es.”2
Y cuando el varón que tenía en la mano una espada desnuda se le apareció a Josué cerca de
Jericó, le dijo:
“Quita tus zapatos de tus pies, porque El Lugar donde estás Es Santo.”3
Cuando Cristo envió a sus discípulos a predicar El Evangelio, habían de andar sin zapatos:
“No aprestéis... ni zapatos...”4

El Hombre dispone de un Cuerpo Físico ya organizado que le ha sido dado. Y con él queda
sometido a la civilización a que pertenece. Esta organización social se mantiene por medio de
leyes. El hombre asesina. Las leyes de su sociedad le castigan. Pero el hombre carece de un
Cuerpo Psicológico. No tiene una organización interna. Obedece a las leyes externas debido
al temor y al deseo de evitar el escándalo. Si se aboliesen todas las restricciones, el hombre en
sí asesinaría a todos los que odia. El odio es un factor sumamente profundo. En cierto sentido,
podemos decir que todos nos odiamos los unos a los otros. Se nos ha dicho: “No matarás”5.

Observamos este Mandamiento en su forma literal por temor a las consecuencias. Pero su
significado psicológico es que uno no ha de andar Matando con Los Pensamientos y Senti-
mientos. Y es justamente éste El Reino Interior en el que puede llevarse a cabo el Desarrollo
del Hombre. Ahí se encuentra el significado psicológico del mandamiento.

Los Pies y La Cabeza


El tema constante de La Visión, La Parábola y El Sueño es El Hombre Psicológico. Tiene una
variedad de divisiones externas e internas. Y esto viene a ser lo mismo que la división en ni-
veles inferiores y superiores. La cabeza representa la división más Elevada o Íntima del Hom-
bre Psicológico. Mezclar el pensamiento de los pies [los zapatos] con el de la cabeza, es con-
fundir Niveles. El pensamiento de los pies determina los zapatos; este es El Pensamiento Sen-
sual, el que tiene que ver con Los Objetos de Los Sentidos. El Pensamiento de La Cabeza es
Psicológico y tiene que ver con El Significado de Las Cosas.

Estos dos Órdenes de La Verdad no se contradicen, pero pueden convertirse en contradicto-


rios si se les considera opuestos.

No Son Opuestos, sino que corresponden a Niveles distintos. Son formas diferentes de La
Verdad, a distintos niveles. De modo que La Verdad tiene formas diversas, a diferentes nive-
les. Pero si el hombre piensa únicamente con los pies, no podrá entender la idea de niveles.
Pensará únicamente en un nivel, y convertirá en opuesto lo que no es. Y así ocurre que en
cuanto las gentes pierden todo sentido de niveles, o de proporciones, cuando pierden El Senti-
do de Niveles Superiores e Inferiores, el mundo se convierte en opuestos. El resultado es vio-
lencia.

El Hombre Desnudo

2
Éxodo, III: 5.
3
Josué, V: 15.
4
Mateo, X: 10.
5
Éxodo, XX: 13.

6
El Hombre Físico y El Hombre Espiritual

Las ropas, El Vestido, lo que nos cubre, denota en este lenguaje psicológico lo que viste El
Hombre Psicológico. Es decir, denota La Verdad que sigue. El Hombre Desnudo lo está psi-
cológicamente, sin ropas mentales. Es un hombre que no tiene ninguna psicología, que carece
de cualquier clase de verdad. En el Apocalipsis se dice:
“Bienaventurado el que vela y guarda Sus Vestiduras, para que no ande desnudo y vean su vergüenza.”6
El Significado Es Psicológico, No Físico.

Pero ¿qué es lo que ha de vestirse? En cierto pasaje se dice que el Rey estaba desnudo:
“Y cuando El Hijo del Hombre venga en Su Gloria, y todos los santos ángeles con Él, entonces
se sentará sobre El Trono de Su Gloria. Y serán reunidos delante de Él todas las gentes: y los
apartará unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas y los cabritos. Y pondrá a las ovejas a
su derecha y los cabritos a su izquierda. Entonces, el Rey dirá a los que estarán a su derecha:
‘Venid, Benditos de Mi Padre, Heredad El Reino preparado para Vosotros desde La Fundación
del Mundo: porque tuve Hambre y me disteis de Comer; tuve Sed y me disteis de Beber; fui
Huésped y me Recogisteis; Desnudo y me Cubristeis; Enfermo y me Visitasteis; estuve en la cár-
cel y vinisteis a Mí.’”7

Tenemos entonces que por Rey se significa algo en Uno Mismo. Muchos son los que creen
seguir una verdad. Pero ¿qué es lo que en ellos la sigue?

Al parecer, la cuestión es: ¿Está Vestido este Rey que uno lleva en Sí mismo? Diríase que el
Rey ya está ahí, y que la cuestión estriba en vestirlo o no vestirlo. El Rey que lleva uno en Sí
mismo está o Vestido o desnudo. También se da que las gentes hagan el bien sin saberlo. Es
decir que obran por Bondad. Tenemos lo siguiente en la parábola:
“Entonces los justos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te susten-
tamos? ¿O sediento y te dimos de beber? Y ¿cuándo te vimos huésped y te recogimos? ¿O des-
nudo y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y vinimos a Ti? Y respondiendo,
el Rey les dirá: ‘De cierto Os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos pe-
queñitos, a Mí lo hicisteis.’”8

Podemos entender que El Hombre Físico está hecho de carne, sangre y huesos visibles. Lo
que no comprendemos es que El Hombre Psicológico está compuesto de Pensamientos, Sen-
timientos y Deseos Invisibles. La Calidad del Hombre Psicológico la determina lo que Piensa
y lo que Desea. Pero si bien este Cuerpo Físico que nos es dado cuenta ya con un orden
igualmente dado y puede llegar a trabajar armónicamente, El Cuerpo Psicológico no es algo
dado en forma alguna, y tampoco está ordenado. El Hombre puede Pensar una cosa, Sentir
otra y Desear una tercera. Desde este punto de vista, la tarea del Hombre es la de poner en
Orden Su Cuerpo Psicológico, el cuerpo que está en desorden.

Con esta finalidad siempre ha existido una literatura, oculta tras variados disfraces, y que no
se refiere de ningún modo al Hombre Físico, sino al Psicológico. Por ejemplo, parte de esta
literatura son los fragmentos de Enseñanza que aún se conservan en los Evangelios. Hay mu-
chos otros fragmentos.

Pero vamos nuevamente errados, por cuanto este Hombre Psicológico ya está en nosotros de

6
Apocalipsis, XVI: 15.
7
Mateo, XXV: 31-36.
8
Mateo, XXV: 37-40.

7
El Hombre Físico y El Hombre Espiritual

alguna manera. Sólo que Hemos de Vestirle. Digamos entonces que o está desnudo o mal ves-
tido, que nuestra tarea es la de cubrirle de pies a cabeza con las ropas adecuadas. Recordad
que El Rey está aparentemente ahí, ya sea Vestido o Desnudo, y que cuando se le deja desnu-
do se dice que la persona ha fallado; cuando se le viste, se dice que la persona no ha fallado.

Lavar Los Pies Con Agua en Un Lebrillo


La Purificación del Pensamiento, el Cambio de Mentalidad, lo simboliza el Lavado con Agua;
esto es, Lavar La Sensualidad de La Mente.

El Lebrillo es el receptáculo que Contiene El Agua, aquello en lo que se concentra El Agua.

Los Pies son La Mente Inferior en contacto con El Mundo Exterior. Y esto es lo que ha de
cambiarse en esta vida.

“Luego puso agua en un Lebrillo, y comenzó a lavar los pies a Los Discípulos, y a limpiarlos con
la toalla con que estaba ceñido. Entonces vino a Simón Pedro; y Pedro le dice: Señor, ¿Tú me
Lavas Los Pies? Respondió Jesús y díjole: Lo que Yo hago Tú no entiendes ahora; mas lo enten-
derás después. Dícele Pedro: No me lavarás Los Pies jamás. Respondióle Jesús: Si no Te lavare
no tendrás parte conmigo. Dícele Simón Pedro: Señor, no sólo mis Pies, mas aun Las Manos y
La Cabeza. Dícele Jesús: El que está Lavado no necesita sino que Lave Los Pies, mas está todo
limpio: y Vosotros Limpios Estáis, aunque no todos.”9

SEGUNDA PARTE
El Pentateuco, los primeros cinco libros del Antiguo Testamento que se atribuyen a Moisés,
contiene una serie de relatos muy interesantes. Por lo general, se les considera hechos históri-
cos. En Génesis [XL], se da, por ejemplo, la leyenda de Faraón, el mayordomo y el panadero.
En apariencia y tal como está escrito, no tiene ningún significado especial. Antes, parece
asunto muy insignificante. Pero es algo que puede entenderse, algo que tiene un significado
interior. También tenemos aquel largo relato acerca de Moisés y cómo condujo a los hijos de
Israel y los libró del poder de Faraón. [Éxodo]. No cabe duda de que también esto puede to-
marse en un sentido histórico, como que Egipto significa Egipto, Faraón significa Faraón, de
la misma manera que en el relato anterior un mayordomo puede tomarse como un mayordomo
y un panadero como un panadero.

Examinemos el movimiento de los hijos de Israel al abandonar Egipto y su viaje hacia la tie-
rra de promisión. Pero no lo hagamos literalmente, sino como una Parábola que contiene un
significado psicológico bien distinto a cualquier significado histórico. Veámoslo en otros tér-
minos, como si fuesen palabras que tratan de un hombre que se aleja de algún poder que sim-
bolizan Faraón y Egipto, y que se mueve o que viaja hada una nueva condición en sí mismo.
Toda Enseñanza Esotérica trata acerca de un Nivel Superior y de uno Inferior, y La Esencia
de Lo Esotérico es que El Hombre puede pasar por una Transformación y alcanzar un nuevo
nivel de Sí mismo. El Hombre ha de huir del poder de Faraón y Egipto, y moverse en un sen-
tido diferente que se le representa, primero, como un Desierto; más adelante como La Tierra
de Promisión. Por la alegoría puede uno darse cuenta de cuán difícil cosa es. Se indica cómo

9
Juan, XIII, 5-10.

8
El Hombre Físico y El Hombre Espiritual

Faraón no quiere de ningún modo que Los Hijos de Israel abandonen Egipto, aun cuando le
sobreviene una plaga tras otra. El Hombre apegado a Los Sentidos, a La Realidad Visible, a
La Vida Externa, se mueve sólo con gran dificultad hacia un Grado de Comprensión que yace
más allá de Los Hechos Sensuales y del Poder que sobre él ejercen. Este es el primero de to-
dos los problemas que encara El Esoterismo, y en esta Parábola se acentúa el poder de Faraón
y que Moisés procura vencer. Faraón representa El Poder que tiene El Nivel Inferior, y Moi-
sés, el que tiene El Nivel Superior. Dios pidió a Moisés que sacase a Los Hijos de Israel de
Egipto, y Egipto representa una Condición Psicológica de La Humanidad. Faraón sujeta en
Egipto los muchos y diferentes Aspectos del Hombre que pueden crecer en un nuevo Desarro-
llo Interior. Faraón Es El Poder del Nivel Inferior de Comprensión, y que El Hombre obtiene
sólo de la forma en que el mundo le parece a Los Sentidos, es el Entendimiento que obtene-
mos de esta primera fuente de significados. Este bajo nivel de interpretación es Egipto. Faraón
es el poder concentrado que tiene este nivel. Se le puede comparar al maestresala de Las Bo-
das de Cana. Indaguemos en El Antiguo Testamento algunas definiciones del significado de
Egipto. En aquel libro tan extraordinario de Isaías, libro lleno de interpretaciones psicológicas
y que contiene una clave para casi todos los primeros libros del Antiguo Testamento, pode-
mos leer:
“Y los egipcios hombres son, y no Dios; y sus caballos, carne y no Espíritu.”10
De esto podemos colegir que si se toma la narración de la huida del pueblo de Israel como un
Hecho Psicológico y como que representa el tránsito de un estado carnal a uno Espiritual, se
ha de entender también que se indica una Transformación Mental. En una de sus epístolas en
El Nuevo Testamento, Pablo habla de la ‘mente carnal’11:
“Nadie Os prive de Vuestro premio afectando Humildad y culto a los ángeles, metiéndose en lo
que no ha visto, vanamente hinchado en el sentido de su propia carne.”
En consecuencia, si aplicamos la historia de los hijos de Israel y su salida de Egipto a una
interpretación por encima de cualquier significado histórico, podemos comenzar a entender
que se trata de La Emancipación de un hombre apegado a Las Pruebas de Los Sentidos, El
Hombre de Los Hechos Sensuales, y que trata también de su desarrollo hada un nuevo Grado
de Comprensión. Y este grado se apoya en Principios y Significados cuyo origen es otro nivel
de Percepción; o sea, trata de un tránsito de un Estado que es de la ‘Carne’ a uno que es del
‘Espíritu’. En el antiguo lenguaje de las parábolas, del que todavía quedan algunas huellas en
la mitología griega, el caballo, o lo que el hombre monte, representa El Intelecto o La Mente.
Cuando Isaías dice que los caballos de Egipto son carne y no Espíritu, nos ofrece una clave
para descifrar todo el sentido o significado de la huida de Egipto. Nos permite entender todo
el asunto en términos psicológicos. Faraón es también ‘Carne’, Moisés es ‘Espíritu’. Y somos
nosotros mismos quienes hemos de sacar de Egipto a nuestros propios Hijos de Israel.

Puesto que todo en La Psicología Esotérica trata acerca del Hombre en Sí, de sus posibilida-
des, de lo que ha de hacer en sí mismo, las cosas a que ha de renunciar y aquellas de las que
se ha de separar, podemos darnos cuenta de que las principales parábolas no son asunto a tra-
tarse con una mera explicación. Tampoco podremos entenderlas, salvo en cierto grado; y el
grado de este Entendimiento depende de la forma en que captemos significados internos,
aparte de cualquier significado literal. Tras las palabras yace un Sentido Interno. Pero no calza
fácilmente a nuestra Mente Ordinaria. Tenemos que pensar de una manera nueva y advertir
conexiones que no son lógicas en su sentido literal, aun cuando sí lo sean psicológicas.

10
Isaías, XXXI: 3.
11
Colosenses, II: 18.

9
El Hombre Físico y El Hombre Espiritual

Al procurar asir algo del significado interno de Faraón, su mayordomo y su panadero, hemos
de tomar a Faraón, en este caso, como la representación de un hombre que habiéndose apoya-
do en los sentidos, empieza a Transformarse en Su Comprensión. Es Vuestro Faraón, por así
decirlo, quien con tal firmeza se apoya en los sentidos y en las pruebas que éstos le propor-
cionan. El mayordomo y el panadero representan Dos Aspectos de Uno Mismo; al uno ha de
ahorcársele y al otro redimírsele. En este relato vemos cómo se redime a Egipto por medio de
José, quien llega a ser el gobernador de Egipto. La idea es la misma que la que trata del éxodo
de los Hijos de Israel, sólo que se la relata de una manera distinta. La idea psicológica es
exactamente igual, pero en este caso Egipto queda bajo un nuevo gobierno, o un nuevo ‘amo’.
Cuando entendemos que todas estas parábolas se refieren al hombre en sí, y que en realidad
no tienen ni la menor significación histórica, mas han de tomarse separadas de su sentido lite-
ral, entonces no resulta tan difícil advertir que tratan verdaderamente acerca de un único asun-
to: La Emancipación del Hombre sometido a un Nivel Inferior, y su Transformación a un Ni-
vel Superior de Ser, pese a que el fondo escénico de toda esta imaginería sea muy variado en
cada caso.

La Lucha entre La Serpiente y El Caballo


Hemos de asir en el entendimiento que, con su manera de pensar sensoria, El Hombre ‘Natu-
ral’ no puede llevar a cabo aquel posible Desarrollo que le es inherente. Se lo impedirá su
manera de pensar sensual, porque es un modo antagónico al Pensamiento Psicológico. Si
permanece apegado a Los Sentidos, será incapaz de Pensar Psicológicamente y estará conde-
nado a no desarrollarse. ¿Dónde podremos hallar algo que trate acerca del antagonismo entre
una manera de pensar sensual y una psicológica? Hay una referencia a esto12:
“Será Dan serpiente junto al camino, cerasta junto a la senda, que muerde los talones de los ca-
ballos, y hace por detrás al cabalgador de ellos.”

Se utiliza la serpiente como Símbolo de una Manera Sensual de Pensar. El talón es ‘lo más
bajo que hay en lo natural, las cosas más bajas del razonamiento sensual.’…
“cuando la iniquidad de mis insidiadores me cercare.”13 y14:
“Y enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la Simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y
tú le herirás en el calcañar.”
La Serpiente Es La Comprensión Sensual, y en este caso La Mujer Es La Comprensión Espi-
ritual. Aquí difieren Los Sentidos y El Espíritu. Cristo Unificó Lo Humano y Lo Divino, El
Sentido y El Espíritu.

“He aquí Os doy potestad de hollar sobre las serpientes y los escorpiones.”15
Las serpientes y los escorpiones son aquellos que hacen alarde de buenos modales y llevan el
corazón lleno de odio. O los que aparentan Virtud y Piedad, y llevan sus abominaciones en
secreto; son los que abogan por las reformas para hacerse poderosos. Lo que la persona Es y
lo que Aparenta se contradicen, y así La Mente la llevan dividida. El Engaño Es La División
de La Mente. Puede darse que un hombre hable bien y piense mal, o haga bien y quiera mal.
De este modo, está lleno de veneno escondido. El Engaño Es La Malicia de La Voluntad re-
vestida de una amigabilidad exterior.

12
Génesis, XLIX: 17.
13
Salmo, XLIX, 5.
14
Génesis, III: 15.
15
Lucas, X: 19.

10
El Hombre Físico y El Hombre Espiritual

Cristo calificó a los fariseos llamándoles “¡serpientes, generación de víboras!”16, porque apa-
rentaban un exterior bondadoso, pero interiormente eran malos. Este engaño impregna todo el
Ser de la persona y lo hace incapaz de adelantar. Está muerto, ha terminado. Como un ejem-
plo de este modo de engaño, Cristo dice a los fariseos:
“porque limpiáis lo que está fuera del vaso y del plato; mas de dentro están llenos de robo y de injusticia.”17

TERCERA PARTE

La Fe
La palabra traducida como Fe en El Nuevo Testamento [pistis – πιστις] significa algo más que
creencia. Significa otra clase de Pensamiento. Citemos un ejemplo de Los Evangelios18:
“Y viniendo sus discípulos de la otra parte del lago, se habían olvidado de tomar pan. Y Jesús les dijo: Mirad
y guardaos de La Levadura de los fariseos y de los saduceos. Y ellos pensaban dentro de sí, diciendo: Esto di-
ce porque no tomamos pan. Y entendiéndolo Jesús les dijo: ¿Por qué pensáis dentro de Vosotros, hombres de
poca Fe, que no tomasteis pan? ¿No entendéis aún ni Os acordáis de Los Cinco Panes entre cinco mil hom-
bres, y cuántos cestos alzasteis? ¿Ni de Los Siete Panes entre cuatro mil y cuántas espuertas tomasteis? ¿Cómo
es que no entendéis que no por El Pan Os dije que Os guardaseis de La Levadura de los fariseos y de los sadu-
ceos? Entonces entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura de pan, sino de La Doc-
trina de los fariseos y de los saduceos.”

Se ve claro en este incidente que los discípulos interpretaron lo que les dijo Cristo en un Sen-
tido Sensual, o sea conforme al significado literal de las palabras. Cristo les dijo que esto era
señal de que tenían poca Fe. No se trata de Creer. Los discípulos podían haber creído mucho
en El Cristo Visible; sin embargo, tenían poca Fe. ¿Qué significa esto? Que La Fe es algo más
que la creencia. En este caso Fe significa Entender a un Nivel distinto del literal. El Entendi-
miento Literal no puede conectar con los significados que contiene La Enseñanza de Cristo.
Cristo no se refería a una levadura literal, sino a una Levadura Psicológica; no habló en un
Sentido Sensual, Sino Psicológico. Sus palabras no tenían un significado sensual, sino un sig-
nificado psicológico. La Levadura a que se refirió no era una levadura literal, ni el pan era el
mero pan; sino que se refirió a lo falso que contamina Lo Bueno. Los fariseos y los saduceos
los llevamos siempre con nosotros. Los saduceos pueden compararse a los hombres de ciencia
modernos. No creen que haya vida alguna después de la muerte. Tal es su falsa levadura. Los
fariseos se pueden asemejar a las personas que viven de apariencias; a quienes, por así decirlo,
les parece que lo importante es oír misa el domingo “para ser vistos de los hombres.”19 Esa es
su levadura. Se les estigmatizó llamándoles hipócritas, Carentes de una Creencia Interior. Y
es en este punto en el que Cristo conecta la falta de Entendimiento Psicológico de los discípu-
los y su consiguiente incapacidad para darse cuenta de lo que significa la pequeñez de Su Fe.
Dicho de otro modo, Cristo relaciona La Capacidad de Un Entendimiento Psicológico con El
Tener Fe; el Entendimiento Literal lo conecta con La Poca Fe, o, según otros días, con una
ceguera completa, con una total falta o ausencia de Fe y con La Muerte Interior. La Fe Es
Necesaria para Abrir aquella parte de La Mente que Los Sentidos No Pueden Abrir.

Volvamos ahora a algunos de los pasajes que tratan de La Fe y de sus significados más eleva-

16
Mateo, XXIII: 33.
17
Mateo, XXIII: 25.
18
Mateo, XVI: 5-12.
19
Mateo, VI: 5.

11
El Hombre Físico y El Hombre Espiritual

dos. Muchos son los que han creído en Cristo como en un milagro visible. Creyeron verlo
sobre la base de las pruebas que les daban Los Sentidos. Pero se dice que La Fe Es La Subs-
tancia para Poder Creer en Lo Que No Se Ve20. “Es pues La Fe La Substancia de las cosas
que se esperan, la demostración de las cosas que no se ven.” No sólo es una Convicción de
Lo Invisible, sino que Constituye La Base o Nivel en que se puede alcanzar otro Mundo de
Relación y de Valores. Un Mundo que está por sobre El Mundo Visible, y que Es La Causa
del Visible. De modo que el desconocido autor de esta epístola dice:
“Por La Fe entendemos haber sido compuestos los siglos por La Palabra de Dios, siendo hecho lo que se ve, de
lo que no se veía.”21

En seguida describe cómo mediante La Fe se hicieron ciertas cosas. Verdad es que en ningún
punto de Las Escrituras se define La Fe de una manera exacta; sólo se definen sus efectos. Sin
embargo, algo se dice sobre Ella, como lo reden atado, para demostrar que tiene que ver con
una Percepción Interna de escala. Si La Fe hace que uno pueda percibir con La Mente La
Existencia de un Mundo Invisible por encima del Visible, y que Es La Causa del Visible, bien
puede decirse que uno percibe en términos de escala, o sea en términos de Niveles Superiores
e Inferiores. Cuando el centurión dijo que era hombre bajo la potestad de superiores en cuanto
a autoridad, y que a su vez tenía él potestad sobre otros que le eran inferiores en rango, y
agregó que debía de ser lo mismo con Cristo, estaba hablando en términos de escala. Significó
que Cristo sólo tenía que dar la orden y su siervo sanaría. Al oír esto. Cristo exclamó que ja-
más, había hallado a quien entendiese más acabadamente el significado de La Fe. El relato es
el de un centurión que envía mensajeros a Cristo para pedirle que sane a su siervo.
“Y Jesús fue con ellos. Mas como ya no estuviesen lejos de su casa, envió el centurión amigos a
Él, diciéndole: Señor, no te incomodes, que no soy digno de que entres debajo de mi tejado, por
lo cual no me tuve por digno de venir a Ti; mas di la palabra y mi siervo será sano. Porque tam-
bién yo soy hombre puesto en potestad, que tengo debajo de mí soldados, y digo a éste: Ve, y va;
y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Lo cual oyendo Jesús se maravilló de
él, y vuelto dijo a las gentes que le seguían: Os digo que ni aun en Israel he hallado tanta Fe. Y
vueltos a casa los que habían sido enviados, hallaron sano al siervo que había estado enfermo.”22

Pero, volvamos a Hebreos. El autor dice:


“… sin Fe es imposible agradar a Dios.”23
Es imposible si falta La Substancia, El Fundamento de La Fe, pues La Fe es lo que hace posi-
ble que El Hombre piense más allá de la evidencia de los sentidos; hace que se dé cuenta de
que existe una Escala Invisible, y también posibilita el Entendimiento Psicológico. Darse
cuenta de la escala es echar de ver que hay diferentes Niveles de Entendimiento. Una cosa es
el Significado Literal, y otra muy distinta el Significado Psicológico o Espiritual, aun cuando
estas palabras indiquen una misma cosa. Por ejemplo, ya hemos visto cómo la palabra ‘leva-
dura’ que se emplea en el incidente ya citado indica Dos Niveles de Entendimiento. Los dis-
cípulos lo captaron en El Inferior y Cristo les dijo que esto era debido a su poca Fe. Es que Su
Pensamiento era Sensual. Les era difícil pensar de una manera nueva y a otro nivel. Su Pen-
samiento Psicológico era tan Débil justamente porque se apoyaban en Los Sentidos y No en
La Fe. Tenemos, pues, que Los Sentidos y La Fe indican Dos Maneras de Pensar que no son
opuestos, ni antagónicos, sino que corresponden a Distintos Niveles. Cuando no se tiene una

20
Hebreos, XI: 1.
21
Hebreos, XI: 3.
22
Lucas, VII: 6-10.
23
Hebreos, XI: 6.

12
El Hombre Físico y El Hombre Espiritual

Percepción de Niveles o de Escala, las cosas se convierten en opuestos aun sin serlo. Y La
Mente del Hombre se divide en términos de “esto o lo otro”, lo que sólo conduce a una inter-
minable confusión y a muchos enredos y Miserias Mentales. El autor de Hebreos dice aún
más:
“porque es menester que el que a Dios se allega, crea que le hay, y que es galardonador de los que le bus-
can.”24
Al parecer, se indica que si tras de todas las cosas hay escala, y si El Orden Es La Escala, y si
poner las cosas en orden es arreglarlas conforme a una escala, entonces ha de existir lo que es
Superior y lo que es Inferior. En toda cosa ha de haber un Superior y un Inferior. Quien no
puede percibir La Escala Visible e Invisible del modo que lo hizo el centurión, o sea mediante
su Entendimiento Psicológico apoyado en Su Gran Fe, quedará fuera de Las Intuiciones que
únicamente puede abrir La Fe misma en todas aquellas mentes que hasta ahora han permane-
cido dormidas en Los Sentidos y en el limitadísimo mundo que éstos revelan.

Transformación - Significado
Σν άρχη ήν ό λογος, και ό λογος ήν προς τον θεον, και θεος ήν ό λογος.
“En el principio [del Tiempo] el significado ya era; y Dios tenía Significado, y Dios era Significado.”25

Cuando no halle Significado en ninguna cosa, El Hombre tampoco siente a Dios. La carencia
de Significado es una terrible enfermedad. Y precisa sobreponerse a ella. Es lo mismo que la
impiedad, pues quien afirma que no hay Dios afirma que no hay ningún significado en las
cosas. Pero quien piense que Sí hay un Significado, Cree en Dios. EL SIGNIFICADO ES DIOS.
No se puede decir que no se cree en Dios pero que Sí hay un Significado en todas las cosas.
Ambos son lo mismo; lo uno no puede ser sin lo otro. Dios Es Significado. Si no Os gusta la
palabra Dios, usad entonces la palabra Significado. La palabra Dios cierra la mente a algunos.
La palabra Significado no lo hace. ABRE LA MENTE.

El Significado era antes del Principio del Tiempo. Era antes de La Creación, pues La Creación
ocurre en El tiempo que pasa, en el que existen el nacimiento y la muerte. Nacimiento y muer-
te corresponden al tiempo que pasa. Pero El Significado era antes del Tiempo, y La Creación
comenzó en El Tiempo. No hay forma para describir La Existencia en El Mundo de Las Di-
mensiones Superiores que yacen fuera del Tiempo, salvo empleando el lenguaje del tiempo
que pasa, el del pasado, presente y futuro. El Significado Es –y no era– antes de La Creación
en El Tiempo. No corresponde a lo que deviene y pasa, sino a Lo Que Es, por encima del
Tiempo. Entonces, si por sobre nuestras cabezas hay Significado, ¿cuál es Nuestro Significa-
do en virtud de La Creación?

La Transformación de La Vida
El Universo no es únicamente aquello que nos muestran Los Sentidos. No únicamente la es-
cena exterior. En realidad, jamás es únicamente la escena exterior, sino que siempre constitu-
ye la combinación de uno mismo con ella. No es la mera percepción de los sentidos, de este
duro mundo de La Tierra, de aquel distante punto de luz en el espacio, sino La Percepción de
Ideas, La Captación de Verdades, el darse cuenta de Significados, el ver las cosas más fami-
liares bajo una nueva luz, EL INTUIR SU ESENCIA, el experimentar sufrimiento y regocijo. Se
24
Hebreos, XI: 6.
25
Juan, I: 1.

13
El Hombre Físico y El Hombre Espiritual

nos da como Pan del Cielo y como Hecho Terrenal. En su escala más grande yace más allá del
dominio de Los Sentidos y se le puede Discernir tan sólo interiormente, por medio de La
Comprensión. Puede, de pronto, abrirse en El Corazón o en La Mente un Reino de Experien-
cia que no corresponde al Mundo Exterior, pero que puede interpretarlo. Entonces nos baña
La Luz de La Comprensión. Luz sin violencia, Experiencia Pura, Luminosidad sin sombra en
la que se desvanece la dureza del propio ser. Y vemos con la autoridad que nos da El Signifi-
cado. Palpamos, pero sin aquel sentido de separación que el contacto físico nos da inevitable-
mente. Sentirnos en profundidad sin hablar con nosotros mismos, Libres del Espejo de La
Personalidad Superficial. Cada Experiencia de esa Luz nos crea profundamente. Es Luz Crea-
dora que Transforma El Significado de todas las cosas y que El Hombre ha buscado desde el
comienzo del tiempo. Luz que a nadie puede hacer violencia. Significado que nos muestra lo
que siempre hemos Sabido, pero que jamás hemos tenido La Fuerza de recordarlo. No sólo
Nos Sentimos Creados por cada Experiencia de esa Luz, sino que decimos que Ella Es lo que
hemos buscado siempre: este Significado, esta Realidad, esta dicha mal interpretada al buscar-
la en mil direcciones físicas e inútiles. Esto es lo que todos deseamos y que La Luz externa
del mundo pretende ofrecernos, pero que jamás da. La Unión que se percibe Es, en verdad,
Unión, la idea oculta tras nuestras extrañas vidas de búsqueda, de nuestras vidas incompletas.

¿Cómo se obtiene esta Luz? ¿Cómo lograr esa Unión con El Significado? ¿A través de qué
brilla? ¿Dónde hemos de hundir el bisturí para abrirle paso? Siempre se ha hablado de Ella.
Para hallarla, El Hombre ha de diseccionarse, lejos de Sí mismo. Tal Es, en resumen, La Subs-
tancia de cuanta Enseñanza trata acerca de Ella. Y El Hombre no podrá hacerlo, a menos que
comience a verse directamente, como un nuevo acontecimiento, como el suceso diario de Sí
mismo; sin analizarse, sin criticarse, ni como motivo de palabrería. Esta calidad de Conscien-
cia que conduce a La Región por la que se recibe El Significado, no es La Consciencia que de
ordinario tenemos. Muchas son las cosas que nos entorpecen El Camino. Primero, La Fuerza
de La Imaginación. Imaginamos que ya la tenemos. La Imaginación Es El Material Psíquico
con el que puede fabricarse cualquier Sustituto de La Realidad. Es La Fuerza más poderosa de
La Vida. Luego, hemos de practicar constantemente el proceso en que La Consciencia se usa
como bisturí de disección. Y esto requiere un esfuerzo que no se precisa para La Vida en El
Mundo. Por eso olvidamos con facilidad y no mantenemos vivo lo comenzado en la empresa.

Pero, antes de que semejante cosa nos sea posible, es preciso que se sienta La Realidad de un
Aspecto Interno del Universo y que se sepa que este Aspecto se capta sólo a través de Los
Sentidos Internos. Es preciso darse cuenta de que Uno vive volcado hacia fuera, en un Mundo
de Efectos cuyas Causas Ocultas conducen a Misterios más allá de La Capacidad Humana de
solucionarlos. También se ha de dar cuenta El Hombre de que lleva en Sí mismo Estados que
le son Desconocidos. Cuando vive bajo el dominio de Los Sentidos, El Hombre está al revés.
Piensa que El Sentido precede a La Mente. Y entonces nada de Lo Interior puede pertenecerle
porque ha invertido El Orden Natural. En última instancia, tratará con todo por medio de la
violencia. Pues si se toma El Objeto Sensorio como la Ultérrima y Suprema Realidad, se le
puede aplastar, dañar, violar o matar. Por este motivo es que, psicológicamente, El Materia-
lismo es cosa tan peligrosa. No sólo Cierra La Mente y su posible Don de Desarrollo, sino
que todo lo da vuelta al revés, al extremo de que explica la casa por los ladrillos, el universo
por sus átomos y su contenido, con una serie de explicaciones de bajísima calidad.

El Propósito de Toda ‘Iglesia’ ha sido siempre La Salvación del Hombre. En Sí mismo El


Hombre Es La Iglesia que se comunica con Lo de Arriba y Lo de Abajo. Tiene un Aspecto
Interno y uno Externo. Las grandes catedrales no son sino representaciones del Hombre, be-

14
El Hombre Físico y El Hombre Espiritual

llas a medias y no acabadas.

PLANO IDEAL PARA UNA IGLESIA DE CATANEO


Quattro Primi Libri di Architettura 1554

¡Considerad El Conocimiento que las construyó en aquellos tiempos obscuros, violentos, lle-
nos de superstición! Considerad el tremendo esfuerzo, La Firme Intención. Siempre ha existi-
do algo que se mantuvo vivo y que pasó de generación a generación, de iglesia a iglesia, de
religión a religión. Y esto es una Idea acerca del Hombre, acerca de cada hombre. Una idea
acerca de nosotros mismos. Se la expresó asemejando al Hombre a una semilla que no puede
crecer únicamente por medio de La Luz Natural, que no puede crecer tan sólo por medio de
Los Sentidos. Y La Salvación del Hombre, en que se ha insistido siempre como una necesidad
para la salud del mundo entero, Es El Crecimiento de Esta Semilla. Pero no puede crecer me-
diante la influencia de una mente que se encuentre del todo gobernada por Los Sentidos. Y así
nos hallamos de nuevo ante El Peligro del Materialismo Con Relación al Bienestar de La
Humanidad entera. Si hay una Categoría Superior en El Hombre, no serán las ideas ni las cos-
tumbres de una Categoría Inferior las que le eleven. Tiene, ante todo, que aceptar La Existen-
cia de esta Categoría Superior, e imitarla. De tal modo puede ser que logre hallar, esparcidos
entre los documentos históricos, trozos de cierta literatura que trata de los medios y modos de
alcanzar dicha Condición Superior. Y por cierto que las ideas de esta literatura no serán del
mismo orden que las que pertenecen al Nivel Inferior o Físico.

Nada es cierto hasta que se haya asimilado. La Verdad sólo puede ser una Experiencia Propia.
No se la encuentra en los libros. Hay un proceso muy íntimo de semi-pensar y de semi-
imaginar. En parte, es algo así como Conversar Consigo Mismo, en parte Es El Propio Ser, en
parte es verse y, en parte también, escucharse con los nuevos significados que penetran. Es
algo a medias Activo y a medias Pasivo; y también algo que es puramente uno mismo, ni acti-
vo ni pasivo.

Rara vez podemos mantenernos invariables en pos de nuestro pensamiento. Nos lo impide el
tráfico de La Mente. No conseguimos unir de un modo individual una cosa a otra, ni vemos
por cuenta propia la verdad de cosa alguna. El desborde de las asociaciones, el continuo reac-
cionar a la vida, todo resulta muy poderoso. Pocos son los que pueden decir que hayan cons-
truido gran cosa interiormente. No hemos re-creado el mundo, no lo hemos vuelto a represen-
tar; lo hemos dejado en la forma de una confusa imagen sensoria.

15
El Hombre Físico y El Hombre Espiritual

Si nos observamos en el acto de leer, notaremos que son tres las personas que se ocupan en
ello. El lector, el que interiormente escucha, y un juez. Cuando leemos, tenemos presentes
estas tres personas. La que escucha no puede oír lo que dicen los de fuera. Escucha al lector y
toma nota de lo que el Juez dice. Para poder re-crear el mundo; es decir, para crear el mundo
en uno mismo, para darle un Significado, una Forma, una Interpretación, Orden y Trascen-
dencia, ha de aprender el oyente, la persona que escucha. Uno toma Las propias Ideas, Senti-
mientos, El propio Poder de La Imaginación, y con ellos trabaja interiormente. Y se da cuenta
de que, sea lo que fuere lo que otros saben, han dicho, escrito o hecho, en uno mismo no ha
ocurrido nada de un valor efectivo. No ha habido una asimilación personal de La Verdad; no
se la ha descubierto íntimamente; no ha habido una Creación en Sí. Si nuestra vida emotiva
fuese un poco más despierta, La Unificación del Pensamiento y La Emoción aumentaría esta
parte más real y profunda de nosotros y sentiríamos La Felicidad que proviene de la conjuga-
ción del Significado y La Vida.

Nuestra conducta sería muy distinta. Veríamos las cosas con mayor infinidad de diferencias.
Estas diferencias no podemos captarlas en tanto recibamos todo de una manera habitual. La
Vida no nos nutre porque la vemos habitualmente. La vemos por medio de unos cuantos Há-
bitos del Pensamiento. Nos limitamos a Reconocer, y a muy poco más. Y es a esto a lo que
damos el nombre de Saber; a veces hasta le llamamos la verdad.

No cabe duda de que poseemos Poderes de Percepción muchísimo más finos que los que or-
dinariamente empleamos. A veces hasta nos damos cuenta de tenerlos. Y si tratásemos de
definir el posible significado del propio desarrollo, podríamos decir que consiste en una re-
cepción harto más Consciente de La Vida diaria mediante el empleo de esos poderes; una Per-
cepción muchísimo más Fina y cuyo Sentido es tanto Interno como Externo. Esto significaría
hacerse a un lado de Los Hábitos de La Mente y de Los Sentimientos, por medio de un conti-
nuo reconocimiento. Es decir segregamos de nosotros mismos. Tales como son los hechos,
dejamos que nuestras vidas no pasen de ser una repetición monótona de todo. Y no vemos La
Causa de esto en nosotros mismos, sino en las circunstancias externas.

No Se Puede Compartir El Ser Consciente. Vuestra Consciencia Es Vuestra, La Mía Es Mía.


Y puesto que La Consciencia No Puede Compartirse, la dirección de La propia Vida debería
encaminarnos totalmente a experimentar todas las cosas por sí mismo, a Ser Consciente de Sí
ante Sí, a Ver por Sí mismo y a Poder Obrar por Sí mismo. Esta es la única forma en que se
puede Crear algo en Sí mismo; una vez Creado, Es Propio, Permanente y Real.

Entonces todo es fresco, nuevo, virgen e inmaculado. No lo han tocado otros exploradores.

Toda persona se encuentra en cierto estadio o Etapa de Pensamiento y Sentimiento. Es impo-


sible tomar La Verdad de prestado a fin de adelantar y hacerse de Significado. El que a uno le
digan dogmáticamente lo que es la verdad, es como aceptar una verdad populachera. LA
VERDAD SÓLO PUEDE SER UNA EXPERIENCIA PROPIA, según el Grado de Desarrollo propio.
Nadie puede saborear una manzana en lugar de uno. Y una descripción de su sabor es asunto
harto inútil. Del mismo modo, en todo lo que realmente tiene importancia, nadie puede ayudar
a nadie. Únicamente puede ayudarnos nuestra propia capacidad para Ver La Verdad de cual-
quier cosa. Pero es justamente este El Poder del que tratamos de deshacernos con la esperanza
de hallar algo más fácil. Si pudiésemos penetrar a la necesaria profundidad de nosotros mis-
mos, si pudiésemos alejarnos de nuestras reacciones habituales, sabríamos qué hacer en cual-
quier situación o problema, pues haríamos Luz sobre un Significado completamente nuevo.

16
El Hombre Físico y El Hombre Espiritual

Veríamos la situación transformada.

El primer Acto Voluntario para marchar hada La Intimidad del Espíritu es La Afirmación.
Esta es una Voluntad a mantenerse durante toda La Vida. Sólo mediante este acto todo lo ex-
terno y muerto se conecta con Lo Íntimo y Lo Vivo. De Todos Los Actos Psicológicos, Es El
Más Importante. Constituye no solamente el paso preliminar, sino que ha de renovarse cons-
tantemente. Por medio de esta afirmación empieza la psicología en su más profundo sentido,
como Ciencia de La Evolución Personal. Aunque muy distante, su finalidad es La Unidad de
uno mismo. El Hombre Se Va Uniendo gradualmente a Sí Mismo a través de Sí Mismo. Y no
con lo que la casualidad hizo de él ni con lo que cree ser. Pero la afirmación no ocurre por
medio de la disputa, sino por medio del Entendimiento. La negación conduce siempre a una
destitución interna y, por lo mismo, a una superfluidad cada vez mayor, a la impaciencia, a la
pérdida del significado y a la violencia. Siempre se puede negar. ¿Habrá algo más fácil?
Siempre podemos seguir el camino de la negación al esquivar todos los actos del Entendi-
miento, calificándolos de sentimentalismos o considerándolos carentes de valor científico o
comercial.

Sin embargo, sabemos mucho más de lo que discutimos. Sabemos más de lo que creemos
saber. Pero en el momento en que se comienza a recorrer el camino de la negación con mali-
cia, como muchos lo hacen en estos tiempos, se encuentran por doquier las pruebas y la co-
rroboración necesarias para negar. ¡Considerad el efecto que en este sentido produce la sospe-
cha! El resultado es una mentira, y lo sabemos muy bien.

Los Efectos Psicológicos de La Afirmación van en sentido completamente opuesto. PARA


CREER ES PRECISO AFIRMAR. Como Finalidad en Sí, la negación es violenta, coercitiva, des-
tructiva. No puede forzarse aquel lado oculto que todos llevamos dentro, aunque lo sentimos
únicamente a medias. Por eso Los Sentidos no nos proporcionan una prueba clara, una afir-
mación inequívoca, una inteligencia o un significado tras de las cosas o por sobre ellas.

Una prueba sensoria, clara e indiscutible seria coercionarnos en La Mente; sería obligar a La
Mente, forzarla. Esto sucedería en el caso, digamos, de un Dios visible en el cielo. Cuando
brota de la propia Comprensión, el convencimiento de que tiene que haber algo, las reflexio-
nes íntimas no fuerzan a nadie. Todo ello abre La Mente en un sentido de vital importancia. El
Aspecto de La Vida Visible puede arrastrarnos a sus profundidades con todos sus horrores,
injusticia y sufrimiento. Si tomamos La Vida únicamente por Los Sentidos, tal cual la vemos,
no podrá conducirnos a parte alguna. Pero esto bien puede ser una parte de la trama de la co-
media.

Por nacimiento, El Hombre lleva en Sí algo Superior a Los Sentidos y a sus derivados. La
evolución mecánica no puede explicar El Aspecto que El Hombre no usa o que usa muy raras
veces. Y si la trama de la comedia es el desarrollo en el campo de La Consciencia, si cada Ser
Humano constituye un caso único de desarrollo latente con el empleo de Poderes que le son
Inherentes [y que siempre le son particulares], entonces jamás podría esperarse que La Vida,
tal cual la vemos y se nos da, fuera de tal naturaleza que no produjese en el hombre un hondo
problema y una lucha de toda la existencia. Antes, cabría esperar que le contradijera. EL
DESARROLLO HA DE SIGNIFICAR ESFUERZO. Y si La Vida fuese toda dulzura y belleza, carente
de dolor y de miseria, no habría en Ella nada que incitase a una Creación Propia; no habría
lucha en virtud de la cual pudiésemos llegar a reconocer los ingredientes más finos que po-
seemos, ni los separaríamos de los groseros. Poco a poco vamos aprendiendo que en toda si-

17
El Hombre Físico y El Hombre Espiritual

tuación lo fino y lo grosero van mezclados. Tenemos en nuestra Constitución Física instru-
mentos nerviosos de fino ajuste que rechazan los malos alimentos. También poseemos una
máquina digestiva que asimila lo fino y elimina lo grosero. Pero en El Reino de La Vivencia
Íntima no contamos con una máquina correspondiente. Precisamos Crearla; y al crearla ella
nos crea a nosotros. Este es el motivo de que en cada época precisemos una enseñanza de un
tipo especial. Por ejemplo, ¿cuál puede ser el Íntimo Sentido de las parábolas del Evangelio,
sino una indicación de cómo crear tal máquina selectiva para, de este modo, llegar a Ser
Hombres?

He ahí, en Los Evangelios, un método para Crearse a Sí mismo cuando se entienden las ideas
y se las aplica. Puede decirse que sólo entonces El Hombre empieza a Existir. Comienza a
Existir cuando, de pronto, se da cuenta de lo que significa vivir conscientemente. Deja de ser
una criatura a quien las circunstancias llevan de acá para allá; ya no le arrastra la última moda,
ni la más reciente sensación del día. Ya no es tan esclavo de aquella terrible maquinaria de La
Vida en la que todos dan vueltas y más vueltas. Ya no piensa en términos de una vida que es
el engendro de Los Sentidos. Lleva, otro sistema dentro de Sí. Y por medio de este Sistema
encuentra una nueva Relación hacia todo Lo que Experimenta. Comienzan a penetrarle ideas
diferentes de las que adquirió en la vida bruta. Y estas son las ideas que le despiertan La Men-
te. Al escucharlas, su significado despliega grado a grado su Entendimiento. Pone en movi-
miento la primera etapa de un Desarrollo de Todo Su Ser. Y cuando conversa en lo Íntimo
consigo mismo, hablará de una nueva manera. El Oyente Interior le oirá y comenzará a des-
pabilarse.

Los hechos de La Vida no nos penetran hondamente. Siempre desvían al oyente. Pero hay
ciertas ideas que pueden penetrar a profundidades no conocidas y allí agitan energías que ja-
más habíamos experimentado.

La Transformación del Hombre Sal de La Tierra


Muchas palabras se emplean en El Evangelio en un sentido especial. No podemos suponer
que La Enseñanza que imparte El Evangelio no sea sino una enseñanza especial, una cosa es
muy evidente: La Enseñanza del Evangelio no trata de los propósitos de la vida ordinaria. Al
impartirla, Cristo no trató acerca de cómo llegar a tener buen éxito político, comercial, en las
leyes o en la medicina. Se refirió siempre a una idea especial, a una idea relacionada con El
Reino de Los Cielos. Trató acerca de la manera como El Hombre puede tener un renacimien-
to, una Evolución Interior o Transformación. Y puesto que habló acerca de una Idea Especial
en cuanto al Hombre en La Tierra, empleó muchas palabras en un sentido especial. Las em-
pleó de un modo técnico, de la misma manera que un químico, por ejemplo, cuando trata
acerca de las posibles combinaciones y transformaciones de los átomos elementales en un
sinnúmero de substancias, habla un lenguaje técnico que no podría entender quien nada supie-
ra de química orgánica. La química orgánica es la ciencia que trata de la transformación de
una substancia en otra, y que en su forma primitiva fue la alquimia. La alquimia partió de la
idea de La Transformación.

Pero, en el caso de su Enseñanza, el tema de Cristo fue la forma más elevada de ‘Química
Orgánica’: La Posible Transformación del Hombre en Un Nuevo Hombre. Los Evangelios
consideran al Hombre como un material que se ha de utilizar en un paso más hacia La Evolu-
ción Interior. Le consideran un experimento de La propia Evolución. Se le explica, en suma,

18
El Hombre Físico y El Hombre Espiritual

como una Semilla Sembrada en La Tierra para El Reino de Los Cielos; y El Reino de Los
Cielos representa un Nivel de Desarrollo Interno y Latente en El Hombre. Se Siembra al
Hombre en la Tierra como material para que Evolucione por Sí mismo en cuanto toma contac-
to con una siembra mayor llamada “El Verbo del Reino”. Desde el punto de vista de la ense-
ñanza cristiana, el Hombre en la Tierra es un ser incompleto, inacabado, sin perfeccionar. Y
su significado más profundo estriba en el hecho de que siendo incompleto es, sin embargo, un
Ser capaz de completarse internamente por medio de un nuevo Entendimiento y una nueva
Voluntad. No puede El Hombre alcanzar esta mayor o nueva etapa de Sí mismo por una com-
pulsión externa. No la puede producir ninguna regla, ninguna ordenanza, ningún mandamien-
to obligatorio, ningún férreo ritual, ninguna coerción exterior. Completarse, Evolucionar por
Sí mismo, Renacer, todo esto es El Cumplimiento del Hombre; y sólo puede producirlo a tra-
vés de Sí mismo, por Su propia Visión, Comprensión y Deseo de Verdad, y por la aplicación
a Ella de Su propia Voluntad. Esta Es La Idea Suprema del Hombre en la Tierra, La Idea que
Enseñó Cristo. Como Semilla del Reino Sembrada en la Tierra, El Hombre puede, natural-
mente, permanecer siendo Semilla, una criatura terrenal. O Puede Evolucionar, o no, con sólo
escuchar una enseñanza similar a la impartida por Cristo, llevado por Su propia Visión Inte-
rior, Su propio Pensamiento y Captación Íntima. Nadie puede fabricarle Su propia Evolución.
No hay exhortación, restricción, castigo, ley o cualquier otra forma de compulsión externa
capaz de hacerle Evolucionar en y desde Sí mismo. Es cuestión propia, asunto de una Propia
e Íntima Elección, de una Comprensión Honda e Individual. O comienza uno a ver las cosas
por Sí mismo, a Comprender por Sí mismo, o no. Se le deja en Libertad, por así decirlo, para
que decida en Sí y por Sí. Se le deja en Libertad de Servir a La Vida o de Servir al Reino de
Los Cielos. La gente suele preguntar por qué razón, si lo que Cristo enseñó es La Verdad, no
se obliga a las gentes a que sean mejores, por qué no se las obliga a ser buenas, etc. ¿Por qué
no insiste Dios en ello? Si las gentes fuesen buenas a causa de una compulsión externa, si
viesen a Dios en El Cielo y temiesen, Todo Sería Una Coerción. No harían nada por Sí mis-
mas, no harían nada a causa de una propia Comprensión Interior y de Su propia Voluntad. Lo
harían todo por temor al castigo. Y así no habría una Evolución propia. Por este motivo en El
Mundo Exterior nada hay que muestre al hombre de un modo preciso y definitivo si hay o no
Dios. No hay nada de esto en La Naturaleza. Si Los Sentidos proporcionasen una prueba evi-
dente y clara, en pro o en contra de La Existencia de Dios, El Hombre se vería obligado a
Creer o No Creer debido a una Causa Exterior y fuera de Sí mismo. Pero, si bien se observa,
nada hay en La Naturaleza, en todo lo que nos muestran Los Sentidos, que pueda uno tomar
como prueba evidente y clara de La Existencia o No Existencia de Dios. La Naturaleza es
bella, y también es cruel. La Vida Es Buena y también mala. Resulta del todo imposible deci-
dir partiendo de La Naturaleza o de La vida. Dicho de otra manera, nada obliga al Hombre
desde fuera, nada de lo exterior; nada de lo que le llega por Los Sentidos le fuerza a creer. Y
este es un hecho muy extraordinario en Sí mismo. Cada uno puede interpretar La Vida o La
Naturaleza como mejor le plazca. Pero el hecho no es tan extraordinario que digamos si se
logra entender que al Hombre se le sembró en la Tierra para que tenga un Renacimiento Indi-
vidual, un Desarrollo Íntimo Individual. Y que lo haga porque así lo ha elegido, partiendo de
Sus Pensamientos y Reflexiones más profundas, partiendo de Su propia Experiencia, Com-
prensión y Voluntad. En resumen, nace como material capaz de una Evolución propia hasta
alcanzar El Nivel del Reino de Los Cielos. Todo estriba en La Comprensión que El Hombre
Tenga. Y este es el punto en que tanto insiste el Evangelio al decir: “quien tenga oídos, que
oiga”. Porque, por sobre todas las cosas, EL HOMBRE ES LO QUE COMPRENDE. No es ni su
cuerpo, ni su rostro, ni su aspecto físico. En segundo lugar, ES LA VOLUNTAD QUE APLICA A
SU COMPRENSIÓN. Tal Es El Hombre del Reino. Y ha menester darse cuenta de que un Hom-
bre puede haber prosperado mucho en La Vida, tener conocimientos muy avanzados, y aun

19
El Hombre Físico y El Hombre Espiritual

carecer de Comprensión. Y hasta carecer de La Voluntad para vivir conforme a lo que haya
visto y entendido. De modo que, visto a La Luz de La Enseñanza de un Nivel Superior, a La
Luz que El Evangelio imparte acerca del Reino, acerca del Hombre Superior, El Hombre no
Es sino Su Comprensión y La Voluntad que con Ella le relaciona. Este Es El Hombre Verda-
dero con respecto a La Idea del Reino de Los Cielos. No importa qué sea exteriormente, no
importa cuál fuese su situación en la vida, no importa su apariencia, etc. El Hombre Verdade-
ro Es una Comprensión de La Enseñanza acerca del Hombre Superior y La Voluntad para
aproximársele. Por consiguiente, no ha de sorprendernos ver que Los Evangelios empleen
muchas palabras técnicas referentes a la ciencia del Hombre Superior o del Hombre del
Reino. Por ejemplo, usa la palabra Metanoia [μετανοια], tan mal traducida como ‘arrepenti-
miento’, y que en realidad quiere decir Cambiar de Manera de Pensar. También se utiliza la
palabra Phronimos [φρονιμος], erradamente traducida por ‘sabio’. Se da la palabra Fe [moni],
que a menudo se toma como Creencia. La Fe y La Creencia son dos cosas diferentes, pues
uno puede tener Fe aun cuando no crea. Y también tenemos la palabra Alma [πιστις], tantas y
tan erradas veces traducida por Vida, como se da en el caso de:
“Nadie tiene mayor Amor que éste, que ponga alguno Su Vida por sus amigos.”26
Ya en una obra anterior citamos este caso como la definición suprema del Amor Consciente,
que El Hombre debe poner su Alma, verbigracia, colocar en su lugar a quienes ama, yendo así
contra su propia Alma. Y en otro lugar se cita a Cristo:
“Como Padre me conoce, y Yo conozco al Padre; y pongo Mi Vida por las ovejas.”27

Pero ahora es preciso que estudiemos otra palabra que se emplea con un sentido técnico y que
requiere una explicación. Esta es la palabra Sal. Hay varias citas en Los Evangelios en que se
emplea. ¿Qué quiere decir Sal? Y ¿cuál es el sentido técnico en que se la emplea?
“Buena es La Sal; mas si La Sal fuere desabrida, ¿con qué la adobaréis? Tened en Vosotros mismos Sal, y te-
ned Paz los unos con los otros.”28

Difícil es entender la enseñanza cristiana de Hacer El Bien sin pensar en obtener una recom-
pensa. Cristo dice:
“Amad, pues, a Vuestros enemigos y Haced Bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galar-
dón grande, y seréis Hijos del Altísimo: porque ÉL Es Benigno para con los ingratos y malos.”29
Pero ¿cómo podremos Hacer El Bien sin pensar en la recompensa, no esperando de ello nada?
No obstante, son varios los pasajes en que va implícita la idea de que Si El Hombre Hace El
Bien y Guarda Los Mandamientos con el propósito de que se le recompense con la dicha del
Cielo, fallará en todo. Podemos ahora entender, con respecto a Hacer El Bien de un modo
equívoco, que uno de los ejemplos que se dan en Los Evangelios es el del hipócrita:
“Y cuando Oras, no seas como los hipócritas; porque ellos aman El Orar en las sinagogas, y en los cantones de
las calles en pie, para ser vistos de los hombres: de cierto Os digo que ya tienen su pago.”30
El hipócrita es quien recita largas oraciones en las esquinas a fin de que le vean los demás, y
hace su limosna en público porque ama la alabanza por encima de todo. Pero ¿por qué se con-
sidera errado Hacer El Bien, no para ser visto de los hombres, sino para obtener una recom-
pensa en El Cielo? ¿Cuál es la razón? Pues en Los Evangelios todo tiene una razón de ser. Es
una razón psicológica, y tiene que ver con lo que ayuda u obstruye La Evolución Interna del

26
Juan, XV: 13.
27
Juan, X: 15.
28
Marcos, IX: 50.
29
Lucas, VI: 35.
30
Mateo, VI: 5.

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El Hombre Físico y El Hombre Espiritual

Hombre. Quiero decir que El Evangelio no es un compendio de reglas arbitrarias o preceptos


morales, sino un juego de mapas y direcciones psicológicos; algunos son muy sencillos; otros
son, a primera vista, muy complejos. Si El Hombre pudiese entenderlos y poner por obra sus
instrucciones correctamente, le llevarían de modo inevitable a descubrir El Reino de Los Cie-
los en Sí mismo. Ahora bien, una de las cosas que se dicen con singular claridad es que El
Hombre ha de, primero, Oír y en seguida Hacer lo que Cristo Enseña. O sea que, ante todo,
ha de Comprender. Intentar algo sin antes haberlo comprendido, no puede llevar a parte algu-
na. Tras haber comprendido, El Hombre ha de comenzar a Hacer o a Obrar Conforme a Su
Comprensión; ha de Vivirlo. Pero puede darse que El Hombre haga erradamente lo que cree
haber comprendido; puede también ocurrir que lo haga por algún motivo equívoco o desde un
aspecto errado de Sí mismo. Y aquí es justamente donde entra la idea de Hacer El Bien sin
preocuparse de una recompensa. La razón por la cual El Hombre no ha de hacer El Bien con
miras a obtener una recompensa en El Cielo es que, de hacerlo así, lo hace únicamente por Sí
mismo. Según el lenguaje técnico de Los Evangelios, no se obra en este caso por aquellas
emociones que se llaman ‘Amor a Dios’ y ‘Amor al Prójimo’. Se obra únicamente por ‘Amor
a Sí mismo’. Y este Amor no puede ni siquiera orillar El Reino de Los Cielos. Se nos da a
entender que El Reino de Los Cielos está cimentado en El ‘Amor a Dios’ y en el ‘Amor al
Prójimo’. Es algo muy distinto al reino de los infiernos, cuya base es El Amor a Sí mismo y
El Odio al Reino. El Hombre que todo lo hace en pos de una recompensa, y por Amor a Sí
Mismo y por El Propio Interés, no podrá ni ver, ni alcanzar El Reino de Los Cielos. Pues Cris-
to afirma que El Hombre ha de Nacer de Nuevo antes de que pueda Ver El Reino. Uno de los
significados de este dicho es que El Hombre ha de pasar por encima o más allá de Sí mismo,
hacerse Pobre en Espíritu, como reza la primera de Las Bienaventuranzas. La vanidad, el en-
greimiento, el orgullo, el desprecio a los demás y la infinita legión de emociones groseras y
los pensamientos que de ellas derivan, hacen al hombre ‘rico en espíritu’. La raíz de esto es El
Amor Propio, algo de lo que El Hombre ha de comenzar a desprenderse.

¿Qué significado psicológico encierra el mirar hacia atrás? El relato acerca de la destrucción
de Sodoma y Gomorra dice que la mujer de Lot miró hacia atrás, y quedó convertida en una
estatua de sal. La Sal significa muchas cosas psicológicas, buenas y malas. Puede matar como
también preservar. Cristo dijo a sus discípulos: ‘Tened Sal’, cuando discutían cuál de ellos
sería el primero. Pero La Sal puede también conducir a la idea de una esterilidad psicológica.
Jesús por cierto que no dijo a los suyos: ‘Sed psicológicamente estériles’, sino todo lo contra-
rio, como quien dice: ‘reíos de Vosotros mismos más a menudo, no seáis tan serios.’ Pero en
el sentido de mirar atrás significa ser estéril internamente, estar muerto aunque se mueva. Hay
dos extrañas parábolas en las que Cristo conecta su significado oculto con la mujer de Lot:
“Asimismo, también como fue en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, planta-
ban, edificaban; mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y destru-
yó a todos: Como esto será el día en que El Hijo del Hombre se manifestará. En aquel día, el
que estuviere en el terrado, y sus alhajas en casa, no descienda a tomarlas; y el que en el campo,
asimismo no vuelva atrás. Acordaos de la mujer de Lot.”31

Podemos ver en estas dos parábolas la idea de no volver atrás. Y puesto que menciona a la
mujer de Lot, el volver atrás o el mirar atrás deben tener un significado común de esterilidad
interna. No puede poseer el mismo sentido que la recomendación a los discípulos de ‘Tened
Sal entre Vosotros’ mientras disputaban acerca de cuál de ellos sería el primero. Cuando el
futuro parece sombrío, uno mira hacia atrás y hasta regresa a la infancia en el caso de haber

31
Lucas, XVII: 28-32.

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El Hombre Físico y El Hombre Espiritual

perdido La Esperanza y ver en su lugar el temor. Las enfermedades o males que produce este
retiro o regresión en el cuerpo-del-tiempo [la propia existencia] se deben a que El Espíritu
Interno falla. Pues El Espíritu ha de seguir luchando, ha de continuar, sean cuales fueren las
dificultades externas. La Concepción Esotérica del Hombre es que tiene una Meta Interior y
que su verdadero significado es marchar hacia ella, y este es el motivo de Su más Íntima
Comprensión. Tiene que ver con La Fe y, por lo mismo, es asunto que concierne a la Activi-
dad del Espíritu sin ningún apoyo exterior. El Hombre abandona Su Esfuerzo Espiritual en el
verdadero sentido de ‘Sí Mismo’ y comienza a mirar hacia atrás, o volver atrás. Le perturban
las dificultades externas. De este modo se hace estéril. Y hasta es posible que logre un mayor
éxito en el mundo. Pero, espiritualmente, se ha convertido en una estatua de sal. Renuncia a
algo indefinible que, sin embargo, todos conocemos internamente; y quien no lo conoce puede
conocerlo si realmente lo quiere. ¿No es esta una de las cosas más difíciles de advertir y en-
tender en el caso de uno mismo? ¿Cuántas estatuas de sal yacen en el propio cuerpo-del-
tiempo? ¿En el propio pasado? Y ¿cuántas estatuas de sal hay en la vida moderna, caminando
por las calles?

¿Qué significa, entonces, ‘Tened Sal entre Vosotros’? Jesús dijo a sus discípulos:
“Porque todos serán Salados con Fuego, y todo sacrificio será Salado con Sal. Buena Es La Sal;
mas si La Sal fuere desabrida, ¿con qué la adobaréis? Tened en Vosotros mismos Sal; y tened Paz
los unos con los otros.”32

En casi todos los idiomas existe un dicho popular sobre los hombres a quienes la vida no
abruma y que no son, por tanto, negativos. Se dice que un hombre así ‘tiene salero’. La sal
posee, como uno de sus significados, algo que preserva, y en este caso algo que impide que
las cosas se pudran en uno mismo. El hombre puede ser saleroso o no, ante los cambiantes
acontecimientos del mundo que son iguales para todos. Los sucesos de La Vida pueden que-
brarle, deprimirle o dejarle inmune. En el caso que Cristo cita, los discípulos se hallaban
disputando acerca de cuál de todos ellos era el mejor, cuál sería el primero, el mayor. Y esta
es una de las causas más corrientes de la propia compasión, del agravio, de la violencia. La
incapacidad de reírse de sí mismo, el tomarse trágicamente, todo esto denota carencia de sal.
Un poco de ingenio con respecto a Sí mismo; sí, un poco de salero, y la vida puede tomar otro
cariz. El Verdadero Esoterismo debería dar Sal al Hombre, y esto es algo que rara vez consi-
gue una religión sectaria.

La Mujer de Lot
Tal como aparece en El Antiguo Testamento, el relato de la mujer de Lot posee un significado
psicológico. Podemos, por cierto, tratarlo como una simple narración del caso de una mujer
que en tiempos remotos miró atrás y quedó convertida en una estatua de sal. Pero semejante
punto de vista nos es casi imposible al tomar en cuenta lo que El Nuevo Testamento dice de
ella. Jesús expresa muy extrañas cosas acerca de lo que llama La Consumación de Los Tiem-
pos, o ‘El Fin del Mundo’. Dice:
“Asimismo, también como fue en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, planta-
ban, edificaban; mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y destru-
yó a todos: como esto será el día en que El Hijo del Hombre se manifestará. En aquel día el que
estuviere en el terrado y sus alhajas en casa, no descienda a tomarlas; y el que en el campo, asi-

32
Marcos, IX: 49-50.

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El Hombre Físico y El Hombre Espiritual

mismo no vuelva atrás. Acordaos de la mujer de Lot.”33

Para comenzar, recordemos el relato de Lot. La narración está en el Génesis, y trata de unos
ángeles que visitaron a Lot en Sodoma para advertirle que huyese con su mujer, sus hijas y
yernos antes de que la ciudad fuese destruida por sus pecados. Los yernos no daban crédito a
la advertencia, y el propio Lot demoraba, al extremo de que los dos ángeles le llevaron, a él,
su mujer y sus dos hijas, fuera de la dudad. La narración continúa de este modo:
“Y fue que cuando los hubo sacado fuera, dijo: Escapa por tu vida; no mires tras de ti, ni pares
en toda esta llanura; escapa al Monte, no sea que perezcas. Y Lot les dijo: No, Yo Os ruego, se-
ñores míos; he aquí, hasta ahora tu siervo ha hallado gracia en tus ojos, y has engrandecido Tu
Misericordia que has hecho conmigo dándome La Vida; mas yo no podré escapar al Monte, no
sea caso que me alcance el mal, y muera. He aquí ahora esta ciudad está cerca para huir allá, la
cual es pequeña; escaparé ahora allá [¿no es ella pequeña?] y vivirá mi Alma. Y le respondió: He
aquí he recibido también tu súplica sobre esto, y no destruiré la ciudad de que has hablado. Date
prisa, escápate allá; porque nada podré hacer hasta que allí hayas llegado. Por esto fue llamado el
nombre de la ciudad, Zoar. El sol salía sobre la tierra cuando Lot llegó a Zoar. Entonces llovió
Jehovah sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehovah desde Los Cielos; y
destruyó las ciudades y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades, y el
fruto de la tierra. Entonces la mujer de Lot miró atrás, a espaldas de él, y se volvió estatua de
sal.”34

Todo esto tiene un sentido psicológico y se refiere al paso de una condición a otra en El Desa-
rrollo de Sí mismo. Trata acerca de Estados o Etapas en el ‘Desarrollo Interior’. O sea de
cómo El Individuo ha de abandonar lo que era antes y aquello a que se aferraba. Citemos una
frase de esta narración. Este individuo, Lot, comenzaba a Evolucionar. Tenia que dejar de ser
lo que hasta entonces era. Discute, regatea y quiere irse a un pueblecito llamado Zoar. A la
larga, el ángel accede y le dice: ‘Date prisa…, nada podré hacer hasta que allí hayas llega-
do.’ Zoar representa un Nuevo Estado, una Nueva Condición psicológica; pero también es
algo muy chico. Y al alcanzar Lot esta nueva condición, aunque aparentemente inferior a la
que de él se esperaba, la versión dice: “El sol salía sobre la tierra cuando Lot llegó a Zoar.”
¿Qué significa tierra? En el ‘Padre Nuestro’ se dice: “Hágase Tu Voluntad así en la Tierra
como en El Cielo.” Cuando en su Desarrollo Interior El Hombre alcanza un nuevo Estado de
Comprensión, se dice que ‘el Sol sale sobre la Tierra’. La Tierra del Hombre está en El Hom-
bre mismo. A fin de Evolucionar, El Hombre tiene que dejar esta ‘tierra’, tiene que dejarse a
Sí mismo. Tomemos nota de que “destruyó las ciudades y toda aquella llanura, con todos los
moradores de aquellas ciudades, y el fruto de la Tierra.” En la condición en que se hallaba,
Lot recibió aviso de que tenía que huir al Monte. O sea que tenía que alcanzar otro Nivel en Sí
mismo, un Nivel Superior. El ángel le dice que no puede ayudarle en tanto no se haya separa-
do de su antigua condición, que lleva por nombre Sodoma, y en tanto no haya llegado a otra
llamada Zoar. No puede destruir La Comprensión vieja hasta que haya logrado una nueva.
Pero Lot duda de su capacidad para lograr esta nueva condición de Sí mismo. “No podré es-
capar al Monte”, exclama. Y, hasta cierto punto, suplica que se le permita pensar y obrar co-
mo solía hacerlo en su condición anterior. Hay una condición que El Hombre alcanza en Sí
mismo; y en ella no sólo ve por Sí propio La Verdad del Conocimiento Esotérico que se le ha
dado, sino que Él mismo Se Convierte en dicho Conocimiento al practicarlo en La Vida de tal
modo que llega a ser tan parte suya que ya no puede prescindir de Él; El Conocimiento ya no

33
Lucas, XVII: 28-32.
34
Génesis, XIX: 17-26.

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El Hombre Físico y El Hombre Espiritual

puede ser algo que lleve a la memoria cuando disponga de tiempo. Hay una gran diferencia,
una diferencia inconmensurable, entre lo que El Hombre Sabe y lo que El Hombre Es. Ni
puede Su Saber convertirse en parte viva de Sí, a menos que advierta El Supremo Bien que
hay en él y se dé plena cuenta de que Tal Bondad es su Aspecto más Elevado y que también
es de muchísimo mayor importancia que El Conocimiento que hasta él conduce. Primero se
reconoce La Verdad del Conocimiento y luego Su Bien, Su Bondad. Todo Conocimiento Eso-
térico Es germinal en Cuanto Conduce a Otro Estado. De hecho es algo que crece continua-
mente y que va transformando su significado. De suerte que va cambiando en El Hombre a la
vez que va cambiando al Hombre. Así, El Hombre no puede retroceder ni aferrarse a lo que
Comprendió una vez, pues eso equivale a volver a ser lo que dejó atrás. Y verdad es que estas
viejas comprensiones le serán peligrosas. Uno ha de perder una Forma de Vida para poder
lograr una nueva.

Jesús se refiere a la mujer de Lot a propósito del ‘Fin del Mundo’ en “el día en que El Hijo
del Hombre Se Manifestará.” Pero se refiere a una Condición Interior del Hombre, y al tránsi-
to de una condición a otra. Y por eso acentúa que:
“Cualquiera que procurare salvar Su Vida, la perderá; y cualquiera que la perdiere, La Salvará.”35
Trata de un logro del hombre, se refiere al logro de cierta Comprensión en la cual algo que
alguna vez le fuera santo ya carece de todo significado. Es decir que su antiguo apoyo, sus
valores corrientes, lo que antes le era sagrado, ya no le dice nada. Este es el punto, el cruce, en
que algo puede ocurrir en él. Por eso en el pasaje correspondiente de Mateo se dice:
“Por tanto, cuando viereis la abominación del asolamiento que fue dicha por Daniel profeta, que
estará en El Lugar Santo [al que lee, entienda], entonces los que están en Judea huyan a Los Mon-
tes; y el que sobre el terrado, no descienda a tomar algo de su casa; y el que en el campo, no
vuelva atrás a tomar sus vestidos. Mas ¡ay de las preñadas y de las que crían en aquellos días!”36
Es un trance bastante duro el descubrir que ya no tiene ningún valor algo que cierta vez consi-
deramos santo.

Tomemos nota de que se dice en este pasaje ‘[al que lee, entienda]’. Esto significa que se ha
de entender psicológica y no materialmente. El Hombre ha de llegar a un punto en el que tiene
que seguir adelante, ir más allá de Sí mismo, más allá de lo que ha sido, o perecer. Lot no
quería moverse. Sodoma, su ciudad, era lo que él mismo. Tenía que alejarse de Sí, o perecer.
Cuando la abominación del asolamiento ocupa el lugar de lo que fuera santo para uno, hay
que ‘huir a los Montes’. Porque nada puede ser peor que perder Valores y Significado. Y es
justamente La Vida la que se encarga de colocarnos en semejante trance. Y ahí está La Ense-
ñanza Esotérica, ‘los Montes’, para darnos encuentro. Entonces es cuando la vida anterior, o
sea todo lo inútil de ella, se destruye lo mismo que Sodoma, la ciudad de la llanura. Todo este
relato trata de un Cambio Interior y de un Renacimiento. Se refiere al abandono del Nivel
Interior en que uno antes vivía, y el logro de uno nuevo.

Podemos recordar, o leer, este episodio de Lot y de Sodoma. Se le narra tras la visita que tres
extraños varones hicieron a Abram y a su mujer Sara. Tanto Abram como Sara han cumplido
ya los noventa años de edad y se les ha anunciado que tendrán un hijo. A Abram se le cambia
el nombre por Abraham y a Sara se le da el de Sarah [Princesa]. En ambos casos se inserta la
letra He, una de las letras sagradas del nombre de Jehovah en el idioma hebreo. Es menester
darse cuenta de que se trata de una narración psicológica y que se refiere no a su hijo de carne

35
Lucas, XVII: 33.
36
Mateo, XXIV: 15-19.

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El Hombre Físico y El Hombre Espiritual

y hueso, sino de una Regeneración o Renacimiento. Sarah se ríe de los varones, luego lo nie-
ga; pero no se la perdona del todo. ‘No es así, sino que te has reído’, le dice uno de ellos. Y en
el capítulo siguiente a éste se da la falla de la mujer de Lot. Ahora bien, quien quisiera que
avance un paso en el camino de Su Evolución, su anterior condición se ha de destruir. No
puede nadie permanecer siendo lo que es y al mismo tiempo convertirse en otro. No puede
una semilla permanecer siendo semilla y ser árbol a la vez. De modo que cuando vemos que
la alegoría de Abram y Sara se refiere al nacimiento de algo nuevo, como el de un hijo, pode-
mos esperar que en seguida se dará la alegoría de una destrucción. Lo viejo no puede contener
lo nuevo. Lo nuevo ha de destruir o ha de causar la destrucción de lo viejo, tomando de lo
viejo únicamente lo que haya menester tomar. Los Evangelios ilustran esta verdad al referirse
a la idea de no echar Vino Nuevo en odres viejos.

Sin embargo, casi todos piensan que pueden cambiar sin dejar de ser lo que son; en otras pa-
labras, imaginan que el propio cambio nada tiene que ver con llegar a ser distinto de lo que se
era o es. Por este motivo les resulta difícil entender que cuando Las Escrituras mencionan un
Nuevo Estado [como el nacimiento de un hijo a Abram y Sara], la idea va siempre acompaña-
da de alguna referencia a una muerte. Lo nuevo no puede existir sin la muerte de lo viejo. No
puede la semilla, en tanto sea Semilla, ser también árbol. Debido a esta dificultad de entendi-
miento la gente no sabe, ni se da cuenta, de la razón porque murió Cristo. No se dan cuenta, o
no saben, que un Renacimiento, o una nueva condición, deba también significar la muerte de
una anterior. En vista de esto, no ha de sorprendernos hallar que en cuanto se promete un hijo
a Abram y Sara, surja también la cuestión de que algo debe destruirse. En este caso se le lla-
ma Sodoma y Gomorra. Pero es todo un Proceso Interno, psicológico. Indica cómo El Hom-
bre puede, efectivamente, ir pasando de uno a otro nivel. Cambian los nombres, los personajes
son más variados, las escenas parecen distintas, pero va todo por dentro, es psicológico. Estas
narraciones están escritas en el mismo lenguaje que las parábolas y los sueños. Se refieren al
mismo proceso interno como el que ocurre, por ejemplo, en El Progreso de un Peregrino, rela-
to escrito ‘semejante a un sueño’. Es decir, en el lenguaje del sueño. Pero todos tratan acerca
de una sola persona: El Hombre. Y de Su Vida Interior y El Desarrollo de Esta Vida. Tome-
mos nota de cómo Abram, que ya se llama Abraham, suplica a Dios preserve a Sodoma. Dice:
“¿Destruirás también al justo con el impío? Quizá hay cincuenta justos dentro de la ciudad. ¿Des-
truirás también y no perdonarás al lugar por cincuenta justos que están dentro de él?”
Dios accede a esta súplica, y Abraham nuevamente le pide que salve a la ciudad aunque haya
45 justos; luego por 40, o por 30, si los hay. Al fin, sólo por 20. Abraham termina diciéndole:
“No se enoje ahora, mi Señor, si hablare solamente una vez; quizá se hallarán allí diez.”
Y Dios le responde:
“No la destruiré por Amor a los diez.”

Observemos cómo Lot no quiere abandonar Sodoma. La idea es la misma. Pues todos somos
renuentes para dejar lo que nos es familiar, natural y fácil. Nos es difícil abandonar el sentido
del propio mérito y de la propia virtud, el sentimiento del éxito personal. Se nos hace duro ver
que nuestra propia inmundicia [la Sodoma que llevamos dentro] se alza justamente sobre es-
tos Sentimientos de Mérito y de Amor propio y en el adjudicarlo todo a La propia Inteligen-
cia. Los habitantes de Sodoma creían que podían conocer a los ‘ángeles’, se consideraban sus
iguales en Comprensión. Pero Lot estaba mejor enterado de La Verdad. Metió a los dos varo-
nes en su casa y cerró la puerta a los hombres de la ciudad. Esto representa un Discernimien-
to, El Hecho de darse cuenta de lo que tiene valor y distinguirlo de lo que no lo tiene. Lot po-
día distinguir en Sí mismo a todas estas personalidades de la ciudad que no valían un comino
y que no pasaban de ser sino diferentes manifestaciones de Su amor propio. Estaban fuera de

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El Hombre Físico y El Hombre Espiritual

Su Comprensión más Íntima, y les cerró la puerta de esa Íntima Comprensión. Es preciso en-
tender que el amor propio es distinto del Amor al Prójimo o del Amor a Dios.

Estas son Tres Etapas en El Desarrollo Interior. Para poder desarrollarse, el hombre ha de
dejar atrás la primera, por cuanto todo lo que forma y conforma el genio del amor propio está
mal conectado. Es sólo una mala máquina. Esto es Sodoma. Considerad todo lo que surge de
un amor propio no reconocido y falto de disciplina. Surgen de él todas las delicias del poder y
la posesión, en grande o en pequeña escala. Y también toda suerte de presunciones y aparien-
cias, toda suerte de engaños, falsías, mentiras y ‘poses’ externas. Y ahí mismo, aunque más
profundamente, nacen el odio, la venganza, el desagradable placer de dañar a otros, toda clase
de crueldades y de malicia que resultan en un oculto sentimiento de poder en el amor propio y
así lo inflan. Todo esto es Sodoma, ya sea que more en El Pensamiento, en Los Sentimientos
o en la órbita de las Acciones. Para poder hacer morada en una nueva condición, hay que de-
jar, abandonar la antigua. De modo que Lot ha de abandonar Sodoma, y los varones, o ánge-
les, le urgen a que no se detenga, que se dé prisa, que no mire tras Sí.

Este es el relato de un viaje psicológico. Cuando El Hombre pasa de una Condición Interna a
otra, ha hecho esta clase de viaje dentro de Sí. Y estos pequeños viajes están siempre ocu-
rriendo dentro de cada uno de nosotros. En nosotros hay siempre quien se mueve. Pero aquí se
trata de una mudanza de un Nivel Inferior a uno Superior. Lot ha de abandonar la llanura y
dirigirse a Los Montes. Ello quiere decir que todo cuanto en él tenga relación con su Anterior
Nivel ha de morir, se le ha de abandonar. El Hombre se relaciona, está emparentado o conec-
tado por medios muy diversos a diferentes facetas de Sí mismo. Así como en La Vida Externa
tiene una familia, madre, padre, esposa, hijo, hijas, hermanos, etc., así también los tiene en El
Mundo Interior de sus Pensamientos y Sentimientos y Deseos, de sus Ideas, Aspiraciones,
Vislumbres de La Verdad y del Conocimiento, distintos Estados de Ánimo, diversos quereres,
percepciones íntimas, captaciones, propósitos, etc., etc. La mujer de Lot es una de estas pa-
rientes, una relación o un contacto que tuvo que hacerse estéril. Dio sus frutos en cuanto a
Sodoma. La muerte con respecto a la última relación se representa con el mirar atrás ‘a espal-
das de él’, por su mujer. Y ella quedó convertida en una estatua de sal.

Todos los días anteriores giran en torno al tema de una violación de La Verdad Esotérica.
Como ocurre con todas las cosas, también La Verdad Esotérica es algo que se puede malen-
tender. No sólo puede llegar a personas indignas que ‘la violarán y de este modo la harán más
inútil’, sino que puede también caer en un aspecto inadecuado del propio hombre, pues El
Hombre no es una, sino muchas personas. Tiene muchos Aspectos o Facetas. Por consiguien-
te, puede captar las cosas de un modo equívoco si carece de la necesaria Comprensión, y pue-
de convertirlo todo en asunto de ridículo. Entonces esta condición será peor que la que tenía
antes. Si El Conocimiento Esotérico fuese igual a cualquier conocimiento ordinario; si se le
pudiera obtener en un colegio o universidad, los errores que se cometiese al emplearlo darían
resultados visibles. Cuando esto ocurre en la vida ordinaria, decimos que la persona ha fraca-
sado, que no entiende sus asuntos y que no sirve. Pero en el caso del Conocimiento Esotérico
y de La Evolución Psicológica que puede producir, siempre que caiga en Buena Tierra, La
Comprensión es muy distinta. Si llega a fracasar, las posibilidades de Desarrollo y Compren-
sión de la persona quedan arruinadas para siempre. Si interpretamos el relato de Lot y de So-
doma como un Proceso Individual y de Los diversos aspectos del Hombre, y si conseguimos
entender, aunque sea vagamente, que ese abrir y cerrar la puerta se refiere a una Comprensión
Interna y a otra Externa, podremos damos cuenta de que es una separación entre Los Factores
útiles e inútiles para Su Evolución Interior. Todos los elementos que en El Hombre procuran

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El Hombre Físico y El Hombre Espiritual

negar La Existencia de una Evolución Psicológica Precisa siempre ‘hacen gran violencia al
varón, a Lot’ y siempre se acercan ‘para romper las puertas’ [las íntimas]. Estuvieron a punto
de arruinar La Comprensión de Lot. Todo este episodio trata de la violación psicológica. Cada
uno de nosotros lleva en Sí enormes fuentes de negación y, en una Evolución más Avanzada
que conduce ya a La Transformación, lanzarán una guerra implacable contra El Hombre. Pero
en esa narración se indica que tales elementos fueron cegados, de modo que no pudieron dar
con la puerta. Esto significa que a cierto grado de tentación El Hombre recibe cierto grado de
ayuda. Lo recibe justamente del Nivel Superior que trata de alcanzar; y, por así decirlo, los
elementos antagónicos quedan desviados y ciegos. Esto se refiere a cierta condición de La
Vida Interior. Al comienzo están a punto de violar la puerta, pero en cuanto ha aceptado a los
‘dos varones’ y cuando ambos ya están dentro de él, entonces recibe ayuda. La narración dice
que
“entonces los varones alargaron la mano y metieron a Lot en casa con ellos y cerraron las puertas.”37

Otro ejemplo de lo que puede llamarse ideas típicas que recurren en La Psicología Esotérica,
es el uso de la palabra ‘ciudad’ [o calle, o plaza]. Los hombres con quienes Lot lucha están ‘a
la puerta de la casa’ en la ciudad. Exigen que los dos visitantes salgan ‘para que los conozca-
mos’. A su nivel material, en el idioma hebreo, esta expresión tiene un sentido sexual. Expre-
siones como ‘conocer’ se refieren al contacto sexual. Pero todas las uniones de esta clase
pueden expresarse en términos semejantes. En el lenguaje imaginativo, en La Alegoría Esoté-
rica y en las parábolas, se presentan estas imágenes para comunicar significados psicológicos.
Y el punto que se acentúa en el caso de Lot, es que los hombres de la ciudad no han de tener
unión de ninguna especie con los dos varones que están dentro de la casa. La idea de que El
Hombre es semejante a una casa con muchas habitaciones, es una idea sumamente antigua. Se
compara La Constitución Interna del Hombre con una casa que tiene habitaciones a diversos
niveles. En la narración de Lot, los hombres de la ciudad representan Aspectos externos. Re-
presentan aquellos elementos de Lot cuya comprensión es externa, La Comprensión que se
apoya en El Mundo Exterior del que informan Los Sentidos. No puede sembrarse El Conoci-
miento de La Psicología Esotérica en este Aspecto del Hombre, pues lo externo se contrapone
siempre al Desarrollo Interno del Hombre. Es menester darse cuenta de que hay algo que está
aparte de lo que se ve en el mundo. Si El Hombre lo toma en la forma en que lo ve ocurrir en
el mundo, será muy externo y carecerá de Reflexiones Íntimas. La Psicología Esotérica co-
mienza a obrar cuando El Hombre advierte que tiene que haber alguna otra cosa aparte de lo
que le muestran Los Sentidos. De otro modo, los acontecimientos de la vida le arrastrarán sin
que encuentre en sí mismo algo capaz de resistir al caos de La Vida Exterior. Se da la misma
idea en la Parábola del Sembrador:
“Uno que sembraba, salió a sembrar su Simiente, y sembrando, una parte cayó junto al camino,
y fue hollada; y las aves del Cielo la comieron.”38
La Verdad, El Conocimiento de esa Superior Evolución del Hombre no ha de caer “junto al
camino” en El Individuo; no ha de caer en aquellos Aspectos ‘de la ciudad’ o que están en las
calles, en aquellos que solamente tienen que ver con La Vida Exterior. El más externo de Los
Aspectos del Hombre es el que se relaciona con el mundo tal cual lo ve, con sus diarios
quehaceres y con los efectos que las apariencias tienen sobre él. El Conocimiento Esotérico ha
de caer sobre algo más profundo. Ha de llegar al Aspecto Interno. Y en cuanto esto ocurra,
empezará inevitablemente una lucha entre su Comprensión Interna y Externa. De suerte que
Lot ha de luchar contra los hombres de la ciudad, pues se encuentra en un punto en que puede

37
Génesis, XIX: 10.
38
Lucas, VIII: 5.

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El Hombre Físico y El Hombre Espiritual

ocurrirle algo preciso. Esto le coloca de inmediato ante el peligro de perder La Comprensión
Íntima que ya tiene. De hecho, Su Íntima Comprensión corre grave peligro de que La Com-
prensión Exterior la viole. Cuando llegan los dos varones, le dicen que pasarán la noche en la
plaza, pero Lot
“porfió con ellos mucho, y se vinieron con él y entraron en su casa, e hízoles banquete.”39
Esto significa que podía captar las diferencias que hay entre lo que es del mundo y lo que co-
rresponde al Conocimiento Esotérico. Comprendió que tenía la posibilidad de un desarrollo,
pero había de insistir en su realidad. Tenía que afirmarlo, de suerte que porfió con ellos para
llevarlos a su casa y ellos accedieron. Y una vez en la morada de Lot hicieron que éste pudie-
se resistir a los hombres de ‘la ciudad’. Le permitieron resistir todas sus dudas y hacer frente
a todos aquellos Aspectos de Sí mismo que jamás pueden o podrán Comprender. Pero Lot
también se encuentra en aquella condición en que no puede romper consigo mismo, y aún
quiere transigir. No puede apartarse de su comprensión terrenal. Por eso ofrece a sus dos ‘hi-
jas’ a los hombres de la ciudad40. No se ha de tomar esto en un sentido literal. Su verdadero
sentido es que Lot quería transigir. Sabía perfectamente que no se ha de violar La Verdad
Esotérica, pero carecía de la fuerza necesaria para confiar en ella del todo. Las ‘hijas’ repre-
sentan dos puntos de contacto que lleva El Hombre en Sí, y que corresponden al Sentimiento
más que al Saber. No ofrece sus hijas a los visitantes, sino a los hombres de la ciudad. Las
ofrece a pesar de que son sus hijas y, por lo mismo, Aspectos muy Íntimos de Sí en la esfera
del Sentimiento. Posteriormente, estas dos hijas pasan la noche con su padre, y de tal modo
engendran nuevos Aspectos Emocionales de Lot. Los dos varones insisten en que Lot aban-
done la ciudad de Sodoma, que representa la condición en que se encuentra en ese momento.
Le urgen a que se dé prisa, pero Lot demora:
“y al rayar el alba los ángeles daban prisa a Lot, diciendo: Levántate, toma tu mujer y tus dos hijas que se
hallan aquí, porque no perezcas en el castigo de la ciudad. Y deteniéndose él, los varones asieron de su mano
y de la mano de su mujer, y de las manos de sus dos hijas, según La Misericordia de Jehovah para con él; y
le sacaron y le pusieron fuera de la ciudad.”41

Y entonces se destruye Sodoma. Se destruyen todos los elementos inútiles para una posible
Transformación del hombre. Hay sólo una referencia más a los hombres de la ciudad que fue-
ron cegados para que no diesen con la puerta. Pero todo este relato psicológico versa acerca
de quien no puede hacer frente a todos Los Cambios Internos que son tan necesarios para una
Transformación.

Este relato es el de un hombre que alcanza cierto nivel y al que por un lado elevan y por el
otro arrastran hacia abajo. Quiere todavía transigir con los hombres de la ciudad; este aspecto
lo representa su ‘mujer’, o sea cierto Íntimo Afecto por el que quiere volver atrás. Los ángeles
le dicen que huya a Los Montes; o sea, que huya hacia un Nivel Superior de Sí mismo. Pero
Lot no es capaz de hacerlo. Los ángeles, esto es, su Entendimiento más Elevado, le dicen:
“escapa por tu vida.” No se trata de La Vida Física, sino de La Psicológica. Y añaden:
“no mires tras ti, ni pares en toda esta llanura; escapa al Monte, no sea que perezcas.”42
Pero Lot se queja; no quiere subir al Monte. Tiene miedo. Dice:
“no podré escapar al Monte, no sea caso que me alcance el mal y muera.”43

39
Génesis, XIX: 3.
40
Génesis, XIX: 8.
41
Génesis, XIX: 15-16.
42
Génesis, XIX: 17.
43
Génesis, XIX: 19.

28
El Hombre Físico y El Hombre Espiritual

Siente la imposibilidad de llegar a esta Superior Condición de Sí, y que si lo intenta, morirá.
Morirá psicológicamente al carecer de Fuerza para Vivir en Él. Ruega, pues, que se le permita
ir a una dudad pequeña. Se siente capaz de sólo ven pequeño cambio; no puede soportar lo
que se le pide que haga y sabe que tiene que hacer. Discute con Las Fuerzas que le están
transformando y les dice:
“He aquí ahora esta ciudad está cerca para huir allá, la cual es pequeña; escaparé ahora allá [¿no
es ella pequeña?] y vivirá mi Alma.”44
Los ángeles se lo conceden, y uno de ellos le dice:
“Date prisa, escápate allá; porque nada podré hacer hasta que allí hayas llegado. Por esto fue
llamado el nombre de la ciudad, Zoar.”45
Zoar significa ‘pequeñez’. Nadie puede huir de Sí a menos que tenga adonde ir. No puede El
Hombre lograr un cambio en Sí mismo, a menos que tenga algo en que apoyarse. Antes que
pueda destruir lo viejo tiene que hacerse presente lo nuevo. Comprensivo y renuente a la vez,
Lot no podía ir a Los Montes; sin embargo, ya tenía algo formado en Sí, algo nuevo en que
refugiarse. Esto es Zoar. Su renuencia se muestra en el hecho de que su mujer volvió atrás, a
la antigua condición. A Lot se le dice que no mire hacia atrás ni permanezca en la llanura. La
narración expresa que
“el sol caía sobre la Tierra cuando Lot llegó a Zoar.”46
Este idioma corresponde a su nuevo Estado, a su nueva Condición Interior. Lot llegó a ella, a
una nueva Condición en Sí mismo, pero pequeña, llamada Zoar. Su ‘tierra’ fue iluminada por
ella.
“El sol salía sobre la Tierra cuando Lot llegó a Zoar. Entonces llovió Jehovah sobre Sodoma y
sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehovah desde Los Cielos. Y destruyó las ciudades y
toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades, y el fruto de la tierra.”47
La condición anterior quedó completamente destruida. Todo cuanto crecía en el suelo, en la
llanura, fue destruido. Todo este Aspecto de Lot fue asolado.
“Entonces la mujer de Lot miró atrás, a espaldas de él, y se volvió estatua de sal.”48
En El Lenguaje Esotérico, La Sal tiene significados diferentes, y en este caso se refiere a algo
estéril, muerto. Todo lo que le queda a Lot son ‘dos hijas’. Luego, la narración dice que Lot
tuvo miedo de permanecer en Zoar, que se asentó en El Monte y alojó en una cueva con sus
‘dos hijas’, y por ellas se propagó cuando le hubieron embriagado con Vino.

Todo este episodio trata de la tremenda lucha que se produce en El Hombre y también de có-
mo, en cierto sentido, falla y de cómo, todo a cuanto ella dio lugar, resultó errado al fin. Pero
La Esencia de la lucha se retrata en aquella escena en Sodoma, entre los hombres de la ciudad
y los dos varones, o ángeles, que visitan, a Lot en su casa. Lo que hemos de entender es que
esto se refiere a diferentes etapas de La Psicología Esotérica. Trata acerca de las Condiciones
Internas de una persona que empieza a Evolucionar. Trata del renacimiento psicológico. No es
un hecho histórico, como ningún acontecimiento de Los Evangelios es un hecho histórico en
su esencia. No constituye un asunto literal, sino psicológico, y todos estos son escritos cuyos
autores estaban bien versados en La Psicología Esotérica. Tomarlos en un sentido material es
abusar de la nobleza de su significado. Y si se les toma materialmente, sólo producirán asco
en quien los lea.

44
Génesis, XIX: 20.
45
Génesis, XIX: 22.
46
Génesis, XIX: 23.
47
Génesis, XIX: 24-25.
48
Génesis, XIX: 26.

29
El Hombre Físico y El Hombre Espiritual

La Transformación del Significado


“Deja que los muertos entierren a los muertos.”49
“Seguramente –dice San Agustín– estos enterradores muertos no son muertos en el cuerpo;
pues si lo fueran no podrían enterrar otros cuerpos. ¿Dónde estarían muertos si no es en El
Alma? Pues así como a menudo vemos un hogar, en sí sano y bueno, en que el amo está
muerto, así en un cuerpo saludable muchos son los que llevan El Alma muerta, y es a ellos a
quienes el Apóstol llama:
“Despiértate Tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo”. [Sermón 38].

El Hombre puede vivir sobre la tierra y estar a la vez muerto. En el texto que cita San Agus-
tín50: “Lo que se acentúa es el despertar de un sueño.” El hombre, primero, ha de despertar,
elevarse sobre su condición ordinaria. A ésta se la compara con la muerte o con el sueño. Sólo
al despertar puede el hombre recibir lumbre.

Las gentes encuentran que es muy difícil no tomarlo todo literalmente, en especial cuanto se
ha escrito en un sentido que va más allá de las palabras. Les es más fácil entender el significa-
do subyacente en los cuadros alegóricos, la alegoría visual, como en las tiras cómicas de los
diarios y en las caricaturas. Pero la alegoría en palabras les es difícil. Y así, para ellos, los
muertos de las parábolas son muertos del cementerio. Despertar es despertarse por la mañana,
y estar dormido es estarlo en cama y de noche. Los sordos, ciegos y cojos lo son físicamente.
Siempre les parece exagerada la idea de que haya en nosotros una persona exterior, el cuerpo,
que puede efectivamente estar sordo debido a algún mal en los oídos; o ciego debido a un mal
en los ojos; o cojo debido a una herida en la pierna; y que también hay un Hombre Interior, o
Íntimo, que puede estar muy sordo aun cuando tenga los oídos sanos, o ciego teniendo buenos
ojos, o cojo pese a un par de robustas piernas. El paso que significa La Transformación de
Significados Sensuales a Niveles de La Mente y de Las Emociones, es una de las obras a que
se hace referencia llamándolas Fe. “Por Fe andamos, no por vista”51 dice Pablo. Aun cuando
creamos comprender lo que esto significa, de hecho todos ‘andamos por vista’. El significado
literal y aparente es lo que más poder tiene sobre nosotros. Las gentes siempre se atienen a las
palabras de unos u otros, y nunca al significado que hay tras de ellas.

Para San Agustín, como para muchos que le precedieron y siguieron, los enfermos, sordos,
muertos, cojos, etc., de Los Evangelios, lo eran interiormente. Y al tratar acerca de los dos
ciegos que estaban sentados en el camino cuando pasó Jesús, y que le pidieron les curase la
vista. San Agustín pregunta si en verdad podemos suponer que este episodio sea la simple
versión de un hecho milagroso acerca de los ciegos físicos. ¿Por qué se dice que la gente les
reñía para que callasen y que ambos insistieron, y clamaron más y más para llamar la atención
a Jesús?
“Y he aquí dos ciegos sentados junto al camino, como oyeron que Jesús pasaba, clamaron dicien-
do: Señor, Hijo de David, ten Misericordia de nosotros. Y la gente les reñía para que callasen;
mas ellos clamaban más, diciendo: Señor, Hijo de David, ten Misericordia de nosotros. Y pa-
rándose Jesús, los llamó y dijo: ¿Qué queréis que haga por Vosotros? Ellos le dicen: Señor, que
sean abiertos nuestros ojos. Entonces Jesús, teniendo Misericordia de ellos, les tocó los ojos y

49
Mateo, VIII: 22.
50
Epístola a Los Efesios, V: 14.
51
II Corintios, V: 7.

30
El Hombre Físico y El Hombre Espiritual

luego sus ojos recibieron la vista y Le siguieron.”52


Ciegos son aquellos que queriendo ver, no pueden. San Agustín dice que son Los Ciegos de
Corazón y que lo saben. Son quienes se dan cuenta de su ceguera. Como los sordos, los en-
fermos y los muertos, los ciegos son cierta clase de gente. En este caso son los que se encuen-
tran ya en cierto Estado Interior en el que se saben ciegos y anhelan poder ver con claridad.
San Agustín recomienda: “Clamad en medio de la multitud, y no desesperéis.” ¿Quiénes son
estos dos ciegos que saben que no pueden ver pero que reconocen el significado espiritual que
tipifica la persona de Jesús? ¿Qué funciones individuales del Alma son las que aquí se repre-
sentan luchando contra una multitud de significados vulgares y pensamientos superficiales y
que, finalmente, debido a su determinación, reciben el poder de ver? Dice Cristo:
“Donde estén dos o tres congregados en mi nombre…”53
¿Cuáles son estos Dos Aspectos nuestros que han de Congregarse antes de que se nos abran
los ojos, o sea La Comprensión? Y ¿por qué dos para que tengan efecto?

Swedenborg dice que hay en El Ser Humano dos Aspectos que han de Despertar y Crecer
juntos en El Hombre que aspira a una regeneración. Son La Mente y La Voluntad. Uno de
ellos se caracteriza con la expresión general de Verdad. La función del Intelecto es la de Inda-
gar La Verdad, distinguirla de lo que es falso y mentira. El otro se caracteriza con la expresión
general de Bien. La Verdad huérfana de Bondad es del todo inútil. Es ciega, despiadada, cruel,
áspera, dominante. La Verdad se nutre del Bien y El Bien de La Verdad. La Verdad sólo pue-
de Vivir del Bien. En un mundo ya perverso, en el que no hay Bien sino únicamente violen-
cia, La Verdad no puede subsistir. Se la tergiversará hasta falsearla, hasta convertirla en una
mentira. Y entonces la mentira parecerá verdad.

La Voluntad siempre busca ciegamente El ‘Bien’. Pero conforme a su propia categoría o cali-
dad. Siempre será una Voluntad buena o mala, y buscará lo suyo. Irá siempre tras de lo que
para ella constituye El Bien. Por consiguiente, toda lucha humana es lucha entre dos catego-
rías de Bien. Nadie busca deliberadamente el mal.

El Amor a La Verdad y El Amor al Bien han de crecer juntos para que El Hombre pueda
desarrollarse normalmente y para que ocurran las ‘Bodas del Cielo’ en las que El Individuo
pasa a ser una Unidad, la del Bien con La Verdad y La de La Verdad con El Bien.

Tenemos nuevamente el hecho de que, en un comienzo, El Hombre es dos, El Externo y El


Interno. Al principio parecen estar fusionados como si fuesen uno. Sólo cuando El Hombre
empieza a reflexionar en su vida, en la clase de hombre que es, en sus obras, palabras e inten-
ciones, Lo Interno comienza a separarse de Lo Externo y así puede despertar en Él La Cons-
ciencia. Es este un paso preliminar muy necesario para la primera etapa de La Regeneración.
Reiteremos que La Regeneración es La Idea Suprema del Hombre. Es La Verdadera Evolu-
ción. En este sentido, El Hombre no es una criatura externa y violenta, más fuerte y astuta que
los demás, como un animal. Lo Que El Hombre Es, Lo Es conforme a Su Comprensión. Y a
menos que El Hombre Interior se separe del Exterior, no será capaz de Ser Hombre. No será
capaz de Entender. Y El Principio Original del Entendimiento quizá sea un simple tenderse
dentro o bajo uno mismo. Quizá sea éste El Sentido Interno de la palabra. Se descompone,
etimológicamente, en ‘in’ = en y ‘tendere’ = tender. [Según algunos etimólogos, ‘intendere’
da por sobrentendido el nombre animun, ánimo, esto es, tender a dirigir El Espíritu hacia una

52
Mateo, XX: 30-34.
53
Mateo, XVIII: 20.

31
El Hombre Físico y El Hombre Espiritual

Idea u Objeto.]

La parábola o incidente de los dos ciegos se da al final del capítulo XX de Mateo, después de
dos parábolas que tratan acerca de ser los primeros. La primera de estas dos parábolas compa-
ra El Reino de Los Cielos a un dueño de casa que contrata a varios obreros, a distintas horas,
para que trabajen su viña.
“Porque El Reino de Los Cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la
mañana a ajustar obreros para su viña. Y habiéndose concertado con los obreros en un denario al
día, los envió a su Viña. Y saliendo cerca de la hora de Las Tres vio otros que estaban en la plaza
ociosos; y les dijo: Id también vosotros a mi Viña y Os daré lo que fuere justo. Y ellos fueron.
Salió otra vez cerca de las horas Sexta y Nona, e hizo lo mismo. Y saliendo cerca de la hora un-
décima, halló otros que estaban ociosos; y diceles: ¿Por qué estáis aquí todo el día ociosos? Dí-
cenle: Porque nadie nos ha ajustado. Díceles: Id también vosotros a la Viña y recibiréis lo que
fuere justo. Y cuando fue la tarde del día el señor dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y
págales el jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros. Y viniendo los que habían
ido cerca de la hora undécima, recibieron cada uno un denario. Y viniendo también los prime-
ros, pensaron que habían de recibir más; pero también ellos recibieron cada uno un denario. Y
tomándolo, murmuraban contra el padre de familia: Estos postreros sólo han trabajado una ho-
ra, y los has hecho iguales a nosotros, que hemos llevado la carga y el calor del día. Y él, respon-
diendo, dijo a uno de ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿no te concertaste conmigo por un dena-
rio? Toma lo que es tuyo y vete; mas quiero dar a este postrero como a ti. ¿No me es lícito a Mí
hacer lo que quiero con lo mío?; o ¿es malo tu ojo porque yo soy bueno? Así los primeros serán
postreros y los postreros, primeros: porque muchos son llamados, mas pocos escogidos.”54

La parábola siguiente se apoya en el hecho de que la madre de dos de los discípulos pide a
Cristo que sus hijos ocupen los mejores lugares del Reino:
“‘Di que se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu mano derecha y el otro a tu izquierda en tu
Reino’. Los diez discípulos restantes se indignan. Cristo les dice que en la vida las gentes ocupan
altos cargos y ejercen su autoridad los unos sobre los otros, pero que entre ellos no ha de ser así.
‘Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los príncipes de los gentiles se enseñorean sobre
ellos, y los que son grandes ejercen sobre ellos potestad. Mas entre Vosotros no será así; sino el
que quisiere entre Vosotros hacerse grande, será Vuestro servidor; y el que quisiere entre Voso-
tros ser el primero, será Vuestro siervo: Como El Hijo del Hombre no vino para ser servido,
sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos’.”55

Luego viene el episodio de los dos ciegos:


“Y he aquí dos ciegos sentados junto al camino, como oyeron que Jesús pasaba, clamaron, di-
ciendo: Señor, Hijo de David, ten Misericordia de nosotros. Y la gente les reñía para que calla-
sen; mas ellos clamaban más, diciendo: Señor, Hijo de David, ten Misericordia de nosotros. Y parándo-
se Jesús, les llamó, y dijo: ¿Qué queréis que haga por Vosotros? Ellos le dicen: Señor, que sean abiertos nues-
tros ojos. Entonces Jesús, teniendo Misericordia de ellos, les tocó los ojos, y luego sus ojos recibieron la vista;
y le siguieron.”56

Tanto La Parábola de La Viña como La Enseñanza que da Jesús en privado a los discípulos a
causa del pedido de la madre, tienden a demostrar que El Hombre es un ciego con relación a

54
Mateo, XX: 1-16.
55
Mateo, XX: 25-28.
56
Mateo, XX: 30-34.

32
El Hombre Físico y El Hombre Espiritual

La Naturaleza del Reino de Los Cielos. No puede entender lo que es. Se muestra a la madre
de los ‘hijos de Zebedeo’ como a un ser que piensa que el de los cielos es un reino igual a
cualquier reino de la tierra, con todo su oropel y orgullo de alcurnia. Tampoco pueden enten-
derlo los obreros de La Viña. No les parece justo. Se da el mismo trato a todos. Los que llega-
ron a trabajar después reciben la misma paga que los primeros. Toda la diferencia que sobre lo
que es justo hace La Mente Humana, aquí desaparece de una sola vez. Y, de hecho, se llama
malo a este modo de pensar. El dueño de La Viña pregunta: ‘¿Es malo tu ojo porque yo soy
bueno?’ Se lo dice a los primeros, que son los que se quejan del trato, y añade: ‘Así, los pri-
meros serán postreros, y los postreros, primeros.’ Como sí este estado de cosas fuese una
necesidad; mas hay que darse cuenta de la clase de Trabajo que se debe hacer en La Mente
para reemplazar sus conceptos ordinarios. Esta parábola trata de nuestra manera corriente de
pensar, de nuestros conceptos. La otra comparación, hecha a propósito del pedido de la madre
de los hijos de Zebedeo, tiene que ver con la vanidad del hombre, aquella vanidad que nutre la
madre, la del propio sentimiento, la del deseo de triunfar por encima de los otros, y así satis-
facer los deseos del regalón de mamá. El hombre está Intelectualmente ciego, ante la idea del
Reino de Los Cielos, y también lo está Emocionalmente.

En su formidable interpretación de los primeros libros del Antiguo Testamento, Swedenborg


basa su significación en la necesidad de sobreponerse a lo que psicológicamente es lo mater-
nal en El Hombre. O sea, todo cuanto en él deriva del hecho de haber nacido de mujer. Lo
toma como un Documento Esotérico del Orden más Elevado, del Orden de Cristo, que Evolu-
ciona Internamente. Por extraño que sea, esto es algo que no comprenden ni aun los que si-
guen Sus Enseñanzas.

Supongamos que los dos ciegos, las gentes, el clamor y el paso y la detención de Jesús repre-
sentan a un hombre en cierta etapa de Su Evolución. ¿Habrá manera más sencilla de represen-
tar la condición de un hombre? ¿Habrá algo más sencillo que una descripción visual y una
alegoría, así como la situación política se explica de una sola vez por medio de una caricatu-
ra? ¿Qué importancia tendría el incidente escueto, cuando tan a menudo se habla de los ciegos
que han visto? La descripción viene en pos de dos ilustraciones de los defectos de La Natura-
leza Humana, uno muy difícil de captar teóricamente, y el otro aún más difícil de llevar a la
práctica, aunque sea más fácil de entender. Ambos defectos tienen que ver con La Idea Hu-
mana de ser los primeros. Ambos tienen relación con otra idea, con la noción de que los pri-
meros serán postreros y que el mayor ha de ser un servidor. No puede esto tener un significa-
do sentimental. Si la dirección del Desarrollo Humano, que se llama El Reino de Los Cielos,
es cosa tan difícil de captar, puesto que precisa de tanta ilustración y toda suerte de analogías,
entonces todas las enseñanzas prácticas, o sea los métodos, serán también difíciles de enten-
der.

La idea de La Evolución es la idea de lograr otro Estado de Ser, un Estado Superior. La Evo-
lución del Hombre es su desenvolvimiento, su desarrollo, tal como la evolución de una semi-
lla o de un huevo es su evolución hacia un árbol o un ave, el desenvolvimiento de La Plenitud
o de La Totalidad de Su Ser. El ser de una semilla es distinto al de un árbol, como el ser de un
huevo es diferente al ser de un ave. Sus varios usos son también distintos. A través de todo El
Nuevo Testamento se compara al Hombre con una Semilla. De otro modo no habría Doctrina
de La Evolución, no habría una idea básica y firme acerca del Hombre; y así, tampoco habría
una verdadera Psicología Eterna del Hombre, fuera de unas cuantas nociones y modas efíme-
ras. El hombre nace de una Semilla; y es, de nuevo, una Semilla en Sí mismo. Es decir que por
nacimiento y crecimiento natural, El Hombre no ha crecido del todo, no ha evolucionado.

33
El Hombre Físico y El Hombre Espiritual

Siendo una Semilla en Sí mismo, la Semilla Oculta de Sí, posee todos los requisitos fisiológi-
cos, y también las funciones psíquicas [Pensamiento, Sentimiento, Percepción, Consciencia,
etc.], que pueden tener su desarrollo para hacer del hombre un Ser Evolucionado o Completo.
Toda Verdadera Psicología, toda Verdadera Ciencia del Alma, trata acerca de esta nueva Se-
milla, del Hombre en Sí. Si somos capaces de imaginar este progreso, podremos echar de ver
que no yace en el tiempo, sino en alguna otra dirección. ¿Qué significa esto? La parábola de
los obreros de La Viña parece apoyarse en un argumento acerca del Tiempo. Algunos trabaja-
ron más tiempo que otros. ¿Es entonces uno de estos dos ciegos que clama [y que lucha contra
la multitud en Sí mismo] un Aspecto determinado del Hombre que se acerca a una nueva
Comprensión de La Vida y que comienza por Entender que su impedimento es El Tiempo? El
Correr del Tiempo No Es Evolución. Lo que fortifica El Desarrollo no es la cantidad, sino La
Calidad de Los Esfuerzos. No hay progreso alguno en El Tiempo, y en Sí mismo, el largo del
tiempo no representa nada. La Evolución constituye una Forma Superior o más profunda. Se
trata de un movimiento hacia Arriba, hacia algo que está por encima de lo que uno es. No
significa un movimiento hacia ningún mañana. Es un movimiento hacia Lo Íntimo, hacia una
Experiencia más profunda, hacia una mayor Integridad y Pureza de visión, hacia una Calidad
y no una mera cantidad.

34
La Parábola del Sembrador
PRIMERA PARTE
Se nos indica que al rezar El ‘Padre Nuestro’ digamos:
“Hágase Tu Voluntad, así en La Tierra como en El Cielo.”
γενηθητω το θελημα σου, ώς έν ούρανω, και έπι γης.

En un sentido psicológico, ‘Tierra’ significa aquella parte del Hombre creada por Los Senti-
dos. Psicológicamente, esa es la ‘Tierra’ que llevamos dentro. El Hombre vive bajo el go-
bierno de lo que con los ojos ve. La ‘Voluntad del Cielo’ no se hace en esta ‘Tierra’, que es El
Hombre mismo. Ha de aprender a entender separado de Los Sentidos.

En todo cuanto sigue ha de tenerse presente una cosa: La Relación del Hombre con La Ense-
ñanza Esotérica que Se Ha Sembrado en La Humanidad desde Un Nivel Superior. Las catego-
rías de hombres que se describen en las páginas siguientes son categorías de hombres en Su
Relación con Ideas Esotéricas: los que las Pueden Entender, los que las Entienden erradamen-
te y aquellos otros que efectivamente Las Entienden del Todo y las siguen.

El Hombre fue Creado como un Organismo Capaz de Evolución Propia, como una Semilla
que puede crecer hacia arriba en La Escala Vertical del Ser. Y toda Enseñanza Esotérica pro-
viene de aquel Nivel Superior que crea al Hombre; esto es, una Enseñanza Eterna acerca del
Hombre y su posible Evolución Interna, y también los medios con que puede alcanzar este
objetivo.

Cuando una persona lo toma todo literal o materialmente, significa que está usando un Nivel
Inferior de Pensamiento, el más bajo o externo. En este nivel el Mundo Exterior va a su en-
cuentro por medio de Los Sentidos, y su pensamiento está situado ahí. Sus ojos contemplan la
luz física del sol y su mente se forma ideas a base de los objetos, a base de lo que ve, oye y
palpa a su alrededor. Estas ideas derivan de los objetos visibles y tangibles. Piensa partiendo
de este orden de ideas; pues nadie piensa ni puede pensar si no es partiendo de las ideas que
tenga. De modo que lo corriente es que todas las ideas de una persona se apoyen en las cosas
del mundo, o sea en los objetos que le revelan los sentidos. Y esto es lo que moldea su mente.
Esa Es La Mente Literal. Dicho Nivel de La Mente no puede alejarse de las cosas. Sólo las
cosas y las ideas derivadas de ellas le son reales. Si se le priva de las ideas que derivan del
mundo de las cosas, su pensamiento quedará destruido. Y si a este Nivel se le presenta la idea
–digamos– de que el tiempo es una dimensión en la que se extienden el pasado y el futuro, no
podrá tener nada con ella, porque no puede pensar sino sobre la base de lo que ve.

Este Nivel Inferior de La Mente, que piensa de una manera natural, a base de lo aparente, es el
que primero se forma en nosotros. Y es de la mayor importancia, pues nos relaciona con La
Vida Exterior. Pero ha menester que este nivel se utilice tan sólo para lo que fue creado. No se
puede utilizarle para tratar ideas que no derivan de lo aparente. La Mente tiene otros Niveles
que no se abren por Los Sentidos Externos, y a estos niveles pertenecen otras ideas y modos
de pensamiento. Tomemos el ejemplo más sencillo posible de lo que significa Pensar sobre La
Base de Los Sentidos, de una manera natural, literal, y sólo desde lo aparente. Y también to-
memos un ejemplo sencillo de lo que significa Pensar desde un Nivel ligeramente Superior.
En apariencia, o sea según nos lo informan Los Sentidos, el sol nace en oriente y desaparece

35
La Parábola del Sembrador

en poniente. Un hombre de pensamiento natural jurará que esto es así. Pero si piensa desde un
Nivel ligeramente Superior, y contra lo aparente, verá que esto no es verdad. Es la tierra la
que gira y le hace parecer que el sol sale y se pone. Pero nadie puede ver la rotación de la
tierra. Vemos, más bien, que parece que el cielo rotase, y es solamente natural que pensemos
que da una vuelta en torno a la tierra cada 24 horas. Esta es una manera natural o mecánica de
pensar. Se apoya en el hecho que Los Sentidos le muestran, se apoya en una apariencia. Co-
rresponde a La Mente Literal que piensa únicamente en términos de cosas y las ideas que de-
rivan de ellas.

Es muy importante que El Hombre aprenda a distinguir entre diferentes categorías de ideas.
Tarde o temprano tiene que saber lo que significa “pensar en categorías diferentes”.1 De otro
modo no podrá desarrollarse internamente. Si no entiende que las ideas corresponden a dife-
rentes categorías, comenzará a mezclar valores de diversos grados; chocarán entre sí, y le pa-
recerán contradictorios. Hay distintas clases de ideas. Las ideas son de distintos niveles. La
misma idea de niveles indica que cada cosa es diferente, que no se puede mezclarlas y hay
que mantenerlas distintas las unas de las otras. Todas Las Ideas Esotéricas yacen a un nivel
que está por encima de La Mente de Pensamiento Natural, del Pensamiento que se apoya sólo
en Las Apariencias. Es imposible entender estas ideas al nivel más mecánico y literal de La
Mente. Sin embargo, y hasta cierto punto, deben primero caer sobre este nivel, pues nadie
puede pensar de una manera diferente, a menos que empiece por lo que ya sabe y comprende.

Con relación a La Enseñanza Esotérica existen muchos problemas. Las Ideas Esotéricas yacen
mucho más allá de las naturales. Sin embargo, es preciso tender un puente que las conecte.
Este es uno de los problemas que encara El Esoterismo: hallar los medios para Transmitir
Ideas de una Categoría Superior, Ideas que pertenecen a un Nivel Superior de La Mente, a
aquellas personas de Pensamiento Natural, Literal, que se apoyan en Los Sentidos y en La
Apariencia de las cosas. En Los Evangelios se tendió este puente por medio de las Parábolas.

SEGUNDA PARTE
Una Parábola es un medio que Relaciona un significado Inferior con uno Superior. Pero es
necesario observar más de cerca la base de las parábolas y la razón de su existencia. En las
antiguas enseñanzas se toma al Hombre como el enlace entre un Mundo Superior y uno Infe-
rior, entre el ‘Cielo’ y la ‘Tierra’. Como Ser Físico, vive en la Tierra por La Luz del Sol; pero
como Ser Psicológico, vive por La Luz que recibe Su Grado de Entendimiento y Compren-
sión, la que es del ‘Cielo’ y mucho más maravillosa. A medida que va Creciendo en Entendi-
miento y Comprensión, se pone cada vez más Bajo esta Luz. Bien puede decirse que El Hom-
bre es capaz de pensar sólo gracias a esta fracción de luz que recibe. Existe un lenguaje que se
conoció en un tiempo y que conecta al Hombre del Nivel de la Tierra con El Hombre del Ni-
vel del Cielo. Las Parábolas están hechas en este idioma. Es un lenguaje específico, un len-
guaje que al hablar de cosas en términos terrenales, habla a la vez del significado que estas
cosas tienen a un Nivel Superior. En este idioma, todo lo que hay en la tierra representa algo
correspondiente en La Comprensión. Los objetos representan ideas. Todas las cosas físicas
tienen su significado psicológico preciso. No son significados subjetivos ni arbitrarios que
haya creado el hombre, sino objetivos. Es decir, son significados bastante apartados de las
asociaciones subjetivas del Hombre. Todas las cosas creadas en la Tierra tienen un Significa-
do Cierto, Real y Objetivo, pues representan algo que yace a un Nivel Superior y que sólo
1
Ouspensky: Un Nuevo Modelo del Universo.

36
La Parábola del Sembrador

puede captarlo El Entendimiento. Si El Hombre estuviese totalmente despierto podría captar


el significado objetivo de todas las cosas que le rodean. Le bastaría estar del todo despierto en
el Centro Emocional, esto es, si fuese Consciente del Centro de Las Emociones Superiores.
Este Centro es un Mundo que está por encima de nosotros. El lenguaje del Centro Emocional
Superior es el lenguaje de Las Parábolas, el de La Visión. Es, por ejemplo, el idioma en que
está escrito el Apocalipsis. El lenguaje de este extraño libro trata con Imágenes de Los Senti-
dos. Cita caballos, trompetas, espadas, estrellas, sol, luna, reyes, guerras, pestilencias y toda
suerte de cosas. Cuando lo leemos, pensamos que literalmente significa todas esas cosas. Su
significado yace en lo que esas cosas terrenales representan en este perdido lenguaje que, sin
embargo, aún existe en nosotros.

Hubo una época en que se conocía y se entendía este lenguaje. Se le usó deliberadamente en
mitos, leyendas, parábolas y otros medios de expresión. Hubo una época en la que El Centro
de Las Emociones estaba Despierto en El Hombre. Entonces andaba y hablaba con Dios. Dio
nombres a todo Lo Creado. O sea que reconocía lo que representaba cada objeto.

“Formó, pues, Jehovah Dios de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de Los Cielos, y las trajo a Adán
para que viese cómo les había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nom-
bre.”2

Si El Hombre estuviese despierto en El Centro de Las Emociones Superiores, Su Iluminación


le permitiría conocer el significado de todas las cosas. Las vería tal corno son. Conocería las
Propiedades, Cualidades y Usos que tienen las cosas. Sabría lo que cada una representa. Per-
cibiría Las Ideas que representa cada Objeto Físico. Pasaría de un mundo de cosas físicas a un
mundo de Significado Sobrenatural, Inconcebible. Estaría en una condición de Consciencia
Objetiva.

TERCERA PARTE
Cada expresión que se emplea en Las Parábolas de Los Evangelios, o en la descripción de un
milagro, tiene un significado especial que pertenece a este lenguaje de las cosas visibles del
mundo, pero con La Comprensión de La Mente y del Centro de Las Emociones Superiores.
La Parábola es cosa viva únicamente cuando se apoya en este lenguaje, pues entonces tiene
conexión con Los Niveles Superiores. Todo Lo Literal que tiene una construcción correcta de
los términos de este lenguaje es un conducto de fuerza que proviene de Los Niveles Superio-
res, y así está viva. Tal es la base de los milagros, pues un Milagro se produce Atrayendo Le-
yes de un Mundo Superior para que Obren en uno Inferior. Esta era la razón de Los Rituales,
sólo que ahora El Ritual ha perdido su significado, pues para que sea efectivo, para que sea un
Conductor de Fuerza se precisa no sólo un Entendimiento de su Significado, sino también al-
canzar cierto Grado Emocional. Por ejemplo, la colocación de las manos era un rito basado en
este perdido lenguaje. Las Manos representan Poder, y El Toque significa Contacto. Pero,
limitado a un simple rito, no puede resultar curativo. Sin embargo, el ritual es de la mayor
importancia. Se debía hacer las cosas de un modo correcto a fin de corresponder a este len-
guaje, pues de otro modo no había Transmisión de Fuerza. El asunto es similar al lenguaje
ordinario: si se ordenan las palabras de manera correcta, serán conductoras de significado.

Es también la base del Arte Objetivo. Una Parábola constituye un ejemplo de Arte Objetivo.
2
Génesis, II: 19.

37
La Parábola del Sembrador

Al estar en un orden correcto, es un Conductor de significado Permanente o Eterno, y todos la


entenderán estrictamente conforme a Su propio Nivel de Ser. Es decir que su significado cre-
cerá según El Nivel de Comprensión de la persona. Al Nivel Literal o más bajo de La Mente,
la Parábola se entenderá literalmente. Parecerá un simple relato acerca de un pastor, o de un
hijo dispendioso, y cosas por el estilo. Uno pensará que, efectivamente, se trata de un rey, de
un pastor o de un hijo, y un erudito quizá quiera hacer una minuciosa investigación a fin de
establecer a quién se refiere históricamente. Basta con leer los comentarios más modernos del
Nuevo Testamento para darse cuenta de cuan literalmente se puede tomar todo lo que dicen
los Evangelios. En tiempos pasados había una mejor comprensión de estas cosas.

Comencemos por la que se llama La Parábola de Las Parábolas. Es la primera que se cita en el
libro de Mateo [XIII]. Hasta este punto, La Enseñanza de Cristo se presenta en la forma de
discursos, como el Sermón de La Montaña. Luego, y de un modo abrupto. Jesús comienza a
Enseñar en Parábolas. La primera contiene la clave de todas las demás. Dice a sus discípulos
que, a menos que entiendan ésta, no podrán entender las demás. Esto se consigna en la versión
de Mateo, pero en la versión de Marcos, Jesús dice:
“¿No sabéis esta parábola? ¿Cómo, pues, entenderéis todas las parábolas?”3
Esta Parábola clave es la del Sembrador. Se da en Mateo [XIII], Marcos [IV] y Lucas [VIII].
No se da en la versión de Juan, porque este Evangelio está escrito de un modo muy diferente y
tuvo su origen en otra escuela.

Comencemos con la versión de Mateo. A veces es muy importante tomar nota de la introduc-
ción a una parábola. En este caso, la introducción dice:
“Y aquel día, saliendo Jesús de casa, se sentó junto a la Mar. Y se allegaron a Él muchas gentes; y entrándo-
se Él en El Barco, se sentó, y toda la gente estaba a La Ribera. Y les habló muchas cosas por Parábolas...”4
Puede tomarse esto literalmente, pero tiene otro significado. Posee un sentido psicológico
aparte del literal. En el lenguaje parabólico se emplea a veces la palabra Mar para significar
algo distinto de Tierra. En este caso, el significado es que Jesús habla de cosas que no corres-
ponden al entendimiento terrenal o literal del Hombre, sino de cosas que a primera vista son
incomprensibles para un entendimiento apoyado en los sentidos. Habla desde otro Nivel, de
modo que se le representa como que no está en la Tierra, sino en el Mar, cerca de la Playa.
Diferentes categorías de ideas corresponden a distintos Niveles de Entendimiento. En el len-
guaje natural de los sentidos se representan estos diversos niveles de modos diferentes, como
Montañas que son algo distinto a una llanura, o como Mar que es diferente de Tierra. Según
Mateo, la Parábola del Sembrador empieza así:
“Y les habló muchas cosas por Parábolas, diciendo: He aquí el que sembraba salió a Sembrar. Y sembrando,
parte de La Simiente cayó al Camino; y vinieron las Aves y la comieron.”5
Tratemos únicamente esta parte por ahora y procuremos entender su significado. Ocurre que
esta es una de las parábolas que el propio Cristo interpreta. Los discípulos le preguntan qué
quiere decir, y por qué razón habla en parábolas. De momento no nos ocupemos de su razón
para hablar en parábolas. Tratemos de su interpretación de esta primera parte, que dice así:
“Oíd, pues, Vosotros La Parábola del que Siembra. Oyendo cualquiera La Palabra del Reino y no entendién-
dola, viene el malo y arrebata lo que fue sembrado en Su Corazón: este es el que fue sembrado junto al Ca-
mino.'6

3
Marcos, IV: 13.
4
Mateo, XIII: 1-3.
5
Mateo, XIII: 3-4.
6
Mateo, XIII: 18-19.

38
La Parábola del Sembrador

Tomemos nota de que en la última línea dice: “este es el que fue Sembrado junto al Camino”
[ούτος έστιν ό παρα την όδον σπαρεις]. Se refiere al Hombre, a cierta clase de hombre. El
Hombre Es La Semilla. Sin embargo, también se define La Semilla como “La Palabra del
Reino” [ό λογος της βασιλειας]. Naturalmente, se refiere a La Enseñanza acerca del Reino de
Los Cielos, y que en otra parte se dice expresamente que está en El Hombre. Cuando los fari-
seos le preguntaron cuándo llegaría El Reino de Dios, Jesús les dijo:
“El Reino de Dios no vendrá con advertencia; ni dirán helo aquí, o helo allí: porque he aquí que
El Reino de Dios entre Vosotros está.”7
Por consiguiente, La Semilla que Se Siembra Es La Enseñanza Esotérica, la que trata de La
Posible Evolución Interior del Hombre a un Nivel Superior llamado ‘El Cielo’. Y La Semilla
Es también El Hombre, pues la cita dice: “Este Es El Que Fue Sembrado Junto al Camino.”
Toda Enseñanza Esotérica toma al Hombre como a una Semilla. En este sentido se dice del
Hombre que, a menos que muera para Sí, no podrá dar fruto. Cuando Jesús se enteró de que
‘ciertos griegos’ habían venido para hablar con Él, anunció que ya había llegado Su Hora.
¿Por qué dijo esto justamente al llegar los ‘griegos’? He aquí este extraño episodio que se da
únicamente en Juan:
“Y había ciertos griegos de los que habían subido a adorar en la fiesta: éstos pues se llegaron a Fe-
lipe, que era de Bethsaida de Galilea, y rogáronle diciendo: señor, queremos ver a Jesús. Vino
Felipe y díjolo a Andrés; Andrés, entonces, y Felipe, lo dicen a Jesús. Entonces Jesús les res-
pondió diciendo: La Hora viene en que El Hijo del Hombre ha de ser Glorificado. De cierto, de
cierto Os digo que si el Grano de Trigo no cae en la Tierra y muere, Él solo queda; mas si mu-
riere, mucho Fruto lleva. El que ama su vida la perderá; y el que aborrece su vida en este mun-
do, para Vida Eterna la Guardará.”8

Este es un episodio de singular interés, pues en Los Misterios Órficos de la antigua Grecia, el
Grano de Trigo, la Semilla, era una idea central de Su Enseñanza, una Enseñanza muy poco
conocida. El Grano de Trigo representaba al Hombre. Este episodio muestra con bastante cla-
ridad una conexión precisa entre las antiguas escuelas griegas y el drama de Cristo; pero, por
algún motivo, ninguno de los comentaristas del Nuevo Testamento parece darse cuenta de
este hecho. El Hombre Es una Semilla y El Esoterismo también Lo Es. Pero cuando El Hom-
bre oye Las Ideas Esotéricas, vienen las Aves y las devoran. Las Aves también representan
algo preciso en el lenguaje de las parábolas. Por lo general, representan Pensamientos. Platón,
por ejemplo, da la imagen de La Mente Humana como un pájaro enjaulado. El tema principal
del Ititus es esta jaula. A ella entran toda clase de Aves y luego se van. Si El Hombre oye Las
Ideas Esotéricas y no las entiende, significa que tiene pensamientos falsos o errados. Estos
falsos pensamientos, como Aves, devorarán las ideas o las alterarán hasta convertirlas en una
mentira. Es decir, el falso pensamiento devora estas ideas. El falso pensamiento es el ‘malo’
[πονηρος]. Tal es el significado del ‘diablo’ con relación a La Mente. Y todos podemos verle
en nuestros propios pensamientos. Todo el que sea Sincero en lo que observa en Sí mismo,
verá el enorme poder que tiene la mentira y cuánto hemos de luchar contra ella en nosotros
mismos. La mentira lo toma todo equívocamente, da un falso significado a las cosas que han
ocurrido, etc. Por consiguiente, las Aves de este caso significan falsos pensamientos. Pero
pueden también significar Pensamientos Ciertos. Los cuervos del desierto alimentaron al pro-
feta Elías:
“Y los cuervos le traían pan y carne por la mañana, y pan y carne a la tarde; y bebía del arroyo.”9

7
Lucas, XVII: 20-21.
8
Juan, XII: 20-25.
9
I Reyes, XVII: 6]

39
La Parábola del Sembrador

En este caso las Aves significan también Pensamientos, pero en otro sentido. Le alimentaban
con Pensamientos Ciertos, con una Comprensión Cierta. La mala comprensión nos lo destruye
todo interiormente. La Comprensión Cierta nos Alimenta a todos. EL HOMBRE ES UNA
SEMILLA SEMBRADA EN LA TIERRA Y EL ESOTERISMO ES UNA SEMILLA SEMBRADA EN EL
HOMBRE, A FIN DE QUE DESPIERTE A LA VIDA LA SEMILLA QUE ES EL HOMBRE.

La primera categoría que describe La Parábola del Sembrador es el que cayó Junto al Camino.
Este Hombre no puede entender Las Ideas Esotéricas, o las entiende mal y las falsea. Como
Semillas, las gentes son sembradas en La Vida de modos diferentes y Su Poder de Compren-
sión varía según el lugar en que se les sembró.

CUARTA PARTE
Ahora hemos de pensar acerca de la extraña idea de que se Siembra a los Hombres de diferen-
tes modos en la Tierra. Hemos de pensar a la luz de lo que dice la parábola según Mateo. Cita-
ré una vez más la primera parte:
“He aquí, el que sembraba salió a Sembrar. Y sembrando, parte de La Simiente cayó Junto al Camino; y vi-
nieron las Aves y la comieron.”
Tras haber contestado la pregunta que le hicieron los discípulos de por qué hablaba en parábo-
las, y tras haberles dicho que a Ellos les era concedido saber Los Misterios del Reino de Los
Cielos, Jesús agrega:
“Oíd, pues, Vosotros la Parábola del que Siembra. Oyendo cualquiera la palabra del Reino, y no entendién-
dola, viene el malo y arrebata lo que fue Sembrado en Su Corazón; este es el que fue Sembrado Junto al Ca-
mino.”

La última frase es muy extraña: “este es El que fue Sembrado Junto al Camino.” Extraña,
porque significa que al Hombre se le siembra de diferentes maneras en el mundo. Es decir, no
todos tienen la misma oportunidad de Entender Lo Esotérico. Ya Jesús ha dicho que la multi-
tud, las gentes, no pueden saber de Los Misterios del Reino de Los Cielos, pero que sí pueden
saberlo los discípulos. Les ha dicho:
“Mas, Bienaventurados Vuestros ojos porque Ven; y Vuestros Oídos porque Oyen”.10

Esto, por cierto, no se refiere ni a ojos ni a oídos materiales, no se refiere a los órganos de los
sentidos. Los ojos significan La Percepción Interna, y los oídos, capacidad para Percibir con
Las Emociones. La Mente es lo único que puede reconocer La Verdad de una cosa, y Las
Emociones pueden medir su Valor y Bondad. Pero en su propia interpretación de esta parábo-
la Jesús destaca la idea de que sólo unos cuantos entre muchos pueden captar y seguir su en-
señanza. Y define clases o categorías de gentes. La primera es aquella que oye la palabra [La
Enseñanza de Las Ideas Esotéricas, La Idea del Hombre Consciente y la de La propia Evolu-
ción hacia El Estado que se llama El Reino de Los Cielos y que Es El Círculo Consciente de
La Humanidad] y que no entiende nada. Lleva ojos y oídos abiertos a La Vida, a las cosas de
Los Sentidos. O sea que Intelectual y Emocionalmente sólo saben del Mundo. Pero no tienen
la culpa de ser así. Se dice que éstos son los Sembrados Junto al Camino. Yacen por entero en
La Vida. Como lo dice La Enseñanza de Sócrates, estos hombres están Pegados a Los Senti-
dos. Las Ideas que van más allá de Los Sentidos les están vedadas porque sólo pueden pensar
natural, literalmente, en términos de las cosas. Este es un hecho que se acentúa mucho en el
lenguaje de las parábolas que estamos estudiando. La versión de Lucas dice:
10
Mateo, XIII: 16.

40
La Parábola del Sembrador

“Uno que sembraba salió a Sembrar Sus Simientes; y sembrando, una parte cayó Junto al Camino y fue ho-
llada, y las Aves del Cielo la comieron.”11

Ha de notarse que esta versión agrega una frase a la que se da en Mateo; una parte cayó Junto
al Camino “y fue hollada”. ¿Qué es esto de hollar? Se huella con La Planta del Pie. El Hom-
bre toca El Mundo Material, el que registran sus sentidos, con la planta del pie. Y en el len-
guaje de las parábolas esto significa el nivel más literal, natural, externo y sensual de La Men-
te Humana. Se refiere a La Mente que piensa apoyándose en Lo Externo. El Rito del Lavado
de Pies significa haber Lavado La Mente, haberla Librado de las taladas de Los Sentidos, de
Lo Aparente. En Juan, tras haberles Lavado Los Pies. Jesús dice a sus discípulos:
“Si sabéis estas cosas, Bienaventurados seréis si las hiciereis. Pues si Yo, El Señor y El Maestro,
he lavado Vuestros pies, Vosotros también debéis Lavaros los pies los unos a los otros. Porque
ejemplo Os he dado, para que como Yo Os he hecho, Vosotros también hagáis. De cierto, de
cierto Os digo: el siervo no es más que su señor, ni el apóstol es mayor que el que le envió. Si
sabéis estas cosas Bienaventurados Seréis, Si Las Hiciereis.”12

Pero si El Hombre no piensa ni entiende sino lo que le muestran los sentidos, no puede Lavar
Su Mente Natural. Todavía no puede pensar ni entender lo que tratan Las Ideas Esotéricas. Es
necesario tener presente en todo momento que El Esoterismo comienza partiendo de algo que
Los Sentidos externos no muestran. Proviene de Lo Invisible en uno mismo. No empieza con
la observación del mundo exterior, sino con La Observación de Sí mismo, con El Mundo Invi-
sible que cada cual lleva en Sí. Creo que Os haría mucho bien procurar daros cuenta de lo que
aquí se quiere decir con que la propia observación no es asunto de los ojos físicos, ni del oído
físico, ni algo que se ha de palpar. Es un asunto Interno, que dista mucho de Los Sentidos.
Cuando Cristo dijo:
“El Reino de Dios no vendrá con advertencia”13,
se refirió a que no es cosa de Los Sentidos, no es algo que podamos advertir por fuera, sino
algo Interno, un Estado de Evolución Interior por sobre nosotros, o por encima de nosotros, y
en nosotros, en la Escala Vertical del Posible Conocimiento del Ser. Esta escala comienza con
la propia observación a La Luz de Las Ideas de La Enseñanza Esotérica. Entonces se empieza
a entender por qué, siendo Uno tal cual es, El Reino de Los Cielos es inalcanzable y se necesi-
ta un largo período de Trabajo en Sí mismo antes de poder siquiera soñar con semejante logro.
¡Cuan lejos estamos del Reino de Los Cielos! Pero ¡cuan maravilloso es comenzar a ver el
camino que hacia él conduce! Y esto es lo que Las Ideas Esotéricas pueden mostrar a quien
las busque y atesore. Cosa maravillosa es comprender que la bondad maquinal no puede con-
ducir sino a la maldad maquinal. Y también es maravilloso darse cuenta de lo que significa
luchar contra la propia maquinalidad.

Volvamos a la idea de la palabra ‘Hollar’. Si interpretamos los Pies como El Nivel Natural y
Literal del Hombre, lo que toca la Tierra, podremos advertir el significado de “Junto al Ca-
mino”. La Semilla que cae Junto al Camino Es Hollada. ¿Qué significa esto de estar “Junto al
Camino”? En un Sentido psicológico significa aquel punto en que la vida trafica en nosotros
con todos Los Pensamientos maquinales. Es todo el aspecto maquinal del ser vuelto hacia la
vida, hacia Los Sentidos. Es imposible que esta parte maquinal, esta parte que obra maqui-
nalmente apoyada en cosas de la vida, comprenda Las Ideas Esotéricas. Si tales ideas caen en

11
Lucas, VIII: 5.
12
Juan, XIII: 17.
13
Lucas, XVII: 20.

41
La Parábola del Sembrador

la parte maquinal, caen “Junto al Camino”. O sea en un lugar incierto, tal vez muy útil para
vivir, pero del todo inútil para El propio Desarrollo. Debemos recordar que el hombre ha de
ser capaz de pensar en varias y diferentes categorías. Tiene que pensar en los asuntos de su
propia vida. Tiene que pensar también en Las Ideas Esotéricas. Pero no debe pensar en sus
asuntos y en Las Ideas Esotéricas en la misma categoría, como si fuesen iguales. Debe apren-
der a conocer y a advertir que son de diferente calidad. Y si no puede captar esta diferencia es
porque carece de Centro Magnético. El Esoterismo trata acerca de La Vida en El Mundo, pero
no es del mundo. Su Fuente No Está en La Vida del Mundo. Si lo estuviese podría sacaros del
mundo, elevaros por encima de la maquinalidad. ¿Cómo podrá lo del mundo elevaros sobre el
mundo? El Esoterismo es una soga, por encima de la vida del mundo. Y El Centro Magnético
en El Hombre significa el poder de distinguir entre las influencias que se originan en La Vida
y las que tienen su origen en Los Hombres Conscientes, que están fuera del mundo. Por ejem-
plo, El Hombre ha de saber distinguir las noticias deportivas, las noticias de la guerra, etc., y
Las Ideas Esotéricas. No debe permitir que se contradigan o se destruyan entre sí. Si carecéis
del Sentido de Escala –y El Sentido de Escala es un modo de tener Centro Magnético–, enton-
ces todo Os parecerá contradictorio por la sencilla razón de que no habéis puesto las cosas en
su debido lugar, a su nivel debido, sino que las habéis mezclado todas en El mismo Plano. Es
decir, no sentís el brazo Vertical de La Señal de La Cruz que representa distintos Niveles y
Categorías diferentes, Superiores e Inferiores, más Consciencia o más maquinalidad. Y recor-
dad que si queréis morar en Planos más Conscientes en Vosotros mismos, sólo podéis llegar a
ellos, primero, mediante La Atención dirigida. Todo el propósito del Esoterismo es haceros,
antes que nada, más Conscientes, más avisados de lo que Pensáis, Sentís y Hacéis. El objeto
es hacernos vivir en Los Aspectos más Conscientes de nuestro Ser y que en la mayoría de las
gentes son como las habitaciones desocupadas de una casa. La propia Observación es un Acto
de Atención Interior. El Propósito Esotérico consiste en Elevarnos en La Línea Vertical del
Ser.

Por consiguiente, El Centro Magnético es lo que proporciona al hombre su primer Sentimien-


to de lo alto y bajo de las cosas, de Lo Íntimo y de Lo Externo. Y le relaciona con la idea de
La Escala Vertical de todo, aunque al comienzo esto sea vago. Pues Lo Vertical Es Lo In-
terno, y Lo Elevado en La Escala Vertical Es Lo Íntimo del Hombre. Viene a ser como una
máquina que asciende o desciende. Quien posee un Centro Magnético no solamente captará
Lo Literal y Lo Natural, sino que también captará el significado de lo que yace sobre El Nivel
Literal o Natural. Esto es, logrará Entender El Significado Interior, aparte del Exterior. Tal es
el punto de partida en La Evolución Humana. El hombre que no posee esta máquina es uno de
los sembrados en el mundo y que oyendo Las Ideas Esotéricas no saca ningún provecho de
ellas. Notad entonces que la primera categoría o clase de gentes a que se refiere la parábola es
la que carece de Centro Magnético. Se dice muy expresamente que fueron Sembrados “Junto
al Camino”. La versión de Lucas lo expresa más vigorosamente. Presenta a Cristo diciendo de
ellos:
“LA SIMIENTE ES LA PALABRA DE DIOS. Y los de Junto al Camino, éstos son los que oyen y luego viene el
diablo y quita La Palabra de Su Corazón, porque no crean y se salven.”
Tomad nota de la frase:
“porque no crean y se salven.”
¿Qué significa esto? Que no todos pueden ser salvos.

La “PALABRA DE DIOS” Es La Enseñanza Esotérica. O sea La Enseñanza que trata de los me-
dios de La propia Evolución, de aquello en lo que Uno ha de pensar para Evolucionar en Sí
mismo hasta aquel Grado o Nivel de Ser Consciente que se llama El Reino de Los Cielos.

42
La Parábola del Sembrador

A esta altura se hace necesario captar el sentido de una analogía. Hay un antiquísimo Aforis-
mo Hermético: “Como Arriba, Así Es Abajo.” Esto significa que todas las cosas llevan el sello
de las leyes que rigen El Universo Creado. Lo que se da en gran escala también se da en pe-
queña escala. Como arriba, así es abajo.

También hay una analogía en El Cuerpo Humano. En Sí mismo, El Cuerpo Humano represen-
ta La Idea del Hombre Consciente y del hombre maquinal. Con relación al resto del cuerpo,
las células cerebrales, tan ocultas y aisladas, representan el círculo de las células conscientes
con relación al resto del cuerpo. Comparadas con otras células, las cerebrales son inmortales.
Si todas las células tratasen de ser cerebrales, o sea si tratasen de evolucionar hasta alcanzar
ese nivel, el cuerpo se destrozaría. Dejaría de ser un cuerpo, cesaría de funcionar como tal.
Pero de entre los miles de millones de células que hay en el cuerpo, pueden huir unas cuantas
sin desorganizar nada. Lo mismo ocurre con respecto a La Vida de La Naturaleza, que es un
gran cuerpo. Hay ciertas células, y éstas son Seres Humanos, capaces de huir de sus leyes sin
perturbar sus funciones generales ni su propósito. Si se pondera esto, puede captarse lo que
significa. Pero aquí es menester añadir algo: el número de los que en determinado momento
pueden huir de su servidumbre a La Naturaleza Es Superior a los que tratan de hacerlo. Este
Pensamiento ayuda a entender la situación. De otro modo las gentes, en cuanto se enteran de
esta explicación y no tratan de ver lo que significa, piensan que no es justo. Y bien sé que
algunos de Vosotros ya pensáis más o menos así: Esta cita de Lucas dice que “viene el diablo
y se lleva la semilla porque no crean y se salven. Parecería que una fuerza maligna impidiese
despertar a las gentes. Esto me suena a injusticia, etc.…” Procuraré daros una respuesta. La
versión de Mateo llama ‘el malo’ a lo que la de Lucas ‘el diablo’; y en la parábola se dice que
son las Aves quienes se comen La Semilla. Como ya lo hemos visto, estas aves representan
pensamientos errados, pensamientos defectuosos o, sencillamente, una mala manera de pen-
sar. Si un hombre piensa erradamente, ¿cómo podría entender La Enseñanza Esotérica? El
diablo es él mismo. Él es el malo. Cambiemos la idea del diablo o del malo por la idea de ma-
quinalidad. Si el hombre piensa maquinalmente no puede captar Las Ideas Esotéricas. En el
aspecto maquinal del hombre, las Aves devoran las Semillas, las destruyen. Todo estriba en
mantener Lo Esotérico fuera del alcance de los pensamientos maquinales. Todo consiste en
valorizarlo, en hacerlo sagrado, o sea en atesorarlo como algo muy especial, muy santo. Este
es el significado de la palabra ‘santificar’. De otro modo cae donde no debería caer, las aves
lo devoran o bien alguien lo huella, lo pisotea. Pero entendamos que este hollar ocurre en
nuestra propia Mente. Es preciso Pensar Conscientemente acerca de Lo Esotérico, Ser Cons-
ciente cuando se piensa en ello. No se puede Pensar en Lo Esotérico todo el tiempo, perma-
nentemente, sobre todo al comienzo; pero de ninguna manera se ha de pensar maquinal, nega-
tivamente, etc. Sin embargo, en el hombre existen ciertas fuerzas que le sujetan a sus hábitos,
a su maquinalidad. Se le prenden, se prenden a Su Humanidad y le retienen haciéndole obrar,
decir y pensar las mismas cosas, una y otra vez. Como una ronda. Esta es la razón por la que
es indispensable que Las Ideas Esotéricas sean más fuertes, más poderosas que las del mundo.
El Hombre ha de hacerlas más fuertes en Sí mismo. De otro modo, la presión del mundo, de
lo maquinal lo retendrá en un Nivel Literal, Natural, apoyado en Los Sentidos, de modo que
oyéndolas, rechazará Las Ideas Esotéricas y pensará mal de ellas; sospechará de Las Ideas
Esotéricas, se hará ciego y sordo, etc. Intentad hablar con otros acerca del Esoterismo y pron-
to veréis cómo las Aves devoran la Simiente. Y si sois tan románticos que pensáis que las gen-
tes son incapaces de pensar mal y que jamás lo hacen, solamente Os diré que Aún No Os Ha-
béis Observado a Vosotros mismos con Sinceridad, ni Os Habéis Dado plena cuenta de lo que
Vosotros mismos Sois capaces de hacer.

43
La Parábola del Sembrador

QUINTA PARTE
Pasemos a la segunda categoría. La primera es la del Hombre sumamente Externo, se apoya
en Los Sentidos. La segunda ya es algo más Íntima. Cada categoría se adentra más, es más y
más Elevada en La Vertical. La versión de Mateo describe la segunda categoría así:
“Y parte [de La Simiente] cayó en Pedregales, donde no tenía mucha Tierra; y nadó luego, porque no tenía
profundidad de Tierra: mas en saliendo El Sol, se quemó y secóse, porque no tenía Raíz.”

Procuremos entender esta categoría de hombres con relación a la siembra de La Simiente de


La Enseñanza Esotérica en La Humanidad. Son personas que poseen cierta clase de Centro
Magnético que Os explicaré más adelante. Primero veamos la interpretación atribuida a Cris-
to:
“Y el que fue Sembrado en Pedregales, éste es el que oye la palabra y luego la recibe con gozo. Mas no tiene
Raíz en Sí; antes es temporal: que venida la aflicción o la persecución por la palabra, luego se ofende.”

A primera vista, esto describe al hombre que no puede hacer frente a las dificultades de Lo
Esotérico, ni en Sí ni en La Enseñanza. No puede trabajar en Sí mismo, ni con otros, ni sopor-
tar sus manifestaciones desagradables.

Al ir en pos de una Enseñanza Esotérica, tiene que haber ante todo una valorización de Las
Ideas Esotéricas. Luego viene la aplicación de las ideas a uno mismo, a Sí mismo. Y junto con
esto llega a darse cuenta de las propias dificultades. Si una persona llega a este punto, adverti-
rá que sus dificultades no las debe a otros, sino que las lleva todas en Sí misma. Si no es vio-
lenta ni se deprime, podrá seguir adelante, pues hallará la Energía necesaria al no malgastarla
en quejas, lamentaciones, ni en culpar a los demás o sentirse ofendido.

Pero esta segunda categoría indica algo más que un entusiasmo superficial. Llega más hon-
damente en su significado. Y su Significado más profundo se refiere al hombre que va sola-
mente en pos de Conocimiento. Es quien únicamente trabaja en la línea del Conocimiento. Se
ha de trabajar [o sea, se han de Hacer Esfuerzos] para Introducir El Conocimiento Esotérico
en La Mente. Esto produce nuevas conexiones. Pero también se ha de Trabajar para Ser. Vale
decir, Trabajar sobre Sí mismo, sobre la clase de gente que uno es. Si se es violento, pues hay
que trabajar sobre la violencia. Lo mismo si se es perezoso. Quien se nutre de emociones ne-
gativas ha de cambiarlas, etc., etc. El Hombre que sólo trabaja en la línea del Conocimiento es
unilateral. En cuanto surgen las primeras dificultades humanas se quiebra. Sabe, pero no pue-
de. ¿Por qué no? Porque Su Nivel de Ser, o sea la clase de persona que es, vive muy por deba-
jo de su Conocimiento. La parábola se refiere a este hombre. Es el sembrado en Pedregales.
Las Rocas, las Piedras, en el lenguaje evangélico, representan Conocimiento; digamos, sola-
mente Conocimiento de La Verdad. La Piedra de Los Tiempos Significa La Verdad Eterna.
Por Verdad entendamos en este caso El Conocimiento Esotérico y no una verdad ordinaria del
mundo, sino una Verdad Especial acerca de La Transformación del Hombre. La Verdad Eso-
térica. El Conocimiento corriente no transforma el Ser. Pero tampoco lo transforma El Cono-
cimiento Especial, a menos que lo aplique. Y a Sí mismo. Pues El Sujeto del Conocimiento
Es Uno Mismo. Y Uno Mismo Es El Experimento.

El Hombre que posee cierto grado de Centro Magnético recibe gozoso El Conocimiento Eso-
térico. Quiere enterarse de todo, y lo compara con otras Ideas Esotéricas que ha estudiado.
Pero cuando tiene que aplicarlas a Sí mismo, vacila y cae, falto de una Raíz Emocional. Para

44
La Parábola del Sembrador

que nos afecte, El Conocimiento tiene que hacerse Emocional en nosotros. Para que nos in-
fluyan, Las Ideas Esotéricas deben llegar a nuestras emociones. El hombre del pedregal es el
que quiere conservarlo todo en la Forma de Conocimientos y tener la satisfacción de saber
acerca de La Verdad. Es El Teórico. Podrá oír La Palabra, pero no podrá Hacerla, y tampoco
tratará de hacerlo. Gusta oír todas las novedades de Lo Esotérico, etc. Distingue Las Ideas
Esotéricas de Las Ordinarias, pero todo se le queda en La Mente. Su Centro Magnético obra
en la zona del Conocimiento. Cuando sale El Sol, o sea cuando viene la tribulación y la perse-
cución, es débil. No puede hacer frente a sus dificultades internas, a sus negaciones, a sus
dudas, a la persecución y tribulaciones íntimas. No puede luchar en defensa de Lo Esotérico
en Sí mismo, y no puede Dar Frutos. Esta es la segunda categoría. Es cosa bastante extraordi-
naria conocer a tales personas. Van de un maestro a otro; se entusiasman con esto y al poco
tiempo con otra cosa. Cuando se habla con ellos, uno encuentra que tienen una colección de
fragmentos de información o de conocimiento que a menudo les confunden y que no los apli-
can prácticamente. Su interés estriba en coleccionar cierta clase de ideas, pero no sienten su
profundidad, ni su propia relación con ellas. Y en cuanto las cosas se ponen difíciles, huyen y
corren en pos de otras ideas. Es una condición ligeramente mejor que la de una mera curiosi-
dad intelectual acerca del Esoterismo. Todo en ellos permanece externo, no tanto como en la
primera categoría, pero entre Interno y Externo. Sea cual fuere La Enseñanza que les sacuda
personalmente, se ofenden. En griego, el término [σκανδαλιζω] significa no sólo ser ofendido,
sino también ser escandalizado. La persona se hace negativa, se compadece, habla mal, no ve
conexión alguna entre lo que se le enseña y la forma como se conduce. Conforme se ha dicho,
en el lenguaje de las parábolas La Piedra de Los Tiempos quiere decir La Verdad Eterna. Si-
món, el discípulo de Jesús, fue rebautizado con el nombre de Cephas, que significa “Piedra”.
Acerca de Pedro, Jesús dijo:
“Sobre esta Piedra edificaré Mi Iglesia.”14
Pedro poseía Conocimiento y lo guardaba. Pero todavía no era un Conocimiento Emocional,
de modo que Cristo le dijo que no tenía Fe y que lo negaría. Y puesto que era solamente un
hombre de Conocimientos, un hombre de La Verdad, pero incapaz de Comprensión Profunda,
Cristo tuvo que enseñarle lo que significa perdonar. Por eso se citan dos parábolas acerca del
Perdón y ambas dirigidas a Pedro. El hombre que solamente se apoya en La Verdad es áspero,
despiadado. No perdona a nadie. Por este motivo se dice que después de haber negado a Cris-
to, Pedro lloró. Lloró porque en ese momento La Enseñanza de Cristo se hizo Emocional en
Él. Dejó de verla solamente como un Conocimiento. Lo que fuera intelectual llegó a su Nivel
Emocional. Se vio a Sí mismo a La Luz de lo que se le había enseñado. Vio la enorme distan-
cia que había entre Su Saber y Su Ser. Y en vez de solamente Saber, empezó a Comprender.
La referencia que aquí se hace a Pedro sólo tiene que ver con el sentido de Piedra según lo
emplea el lenguaje de las parábolas, y con relación al significado del hecho de que Cristo lla-
mase Pedro, o piedra, a Simón. De ninguna manera quiero decir que Pedro correspondía a la
segunda categoría de los hombres de La Parábola del Sembrador, pues cuando le llegó la hora
de la aflicción y la persecución tuvo raíces en Sí. Pero en un comienzo creyó únicamente por
medio de Su Maestro, y no por Sí mismo.

La Piedra representa un Nivel Primitivo de La Verdad, un Nivel que no calma La Sed. Las
Escrituras mencionan a menudo a los que tienen ‘hambre’ y ‘sed’. Cuando la persona carece
de Conocimiento de La Verdad, se dice que tiene sed; Y las piedras no calmarán su sed. Es
preciso Sacar Agua de la Piedra, como lo hizo Moisés. Cristo dice que quien crea no sufrirá
sed. El libro de Amos explica que habrá hambre en la Tierra, y explica concretamente que no

14
Mateo, XVI: 18.

45
La Parábola del Sembrador

será hambre de pan ni sed de agua literales.


“No hambre de pan ni sed de agua, sino de oír La Palabra de Jehovah.”15
No cabe duda de que todas estas palabras: tierra, hambre, sed, tienen un sentido psicológico y
no literal. En la cita que sigue se representa una vez más que la falta de La Palabra de Dios es
hambre y sed:
“… y no miran La Obra de Jehovah, ni consideran La Obra de Sus Manos. Por tanto mi pueblo fue llevado
cautivo, porque no tuvo ciencia: y su gloria pereció de Hambre, y su multitud se secó de Sed.”16
La falta de Conocimiento de La Verdad, que es una condición psicológica, se representa en el
lenguaje visual de las parábolas como una falta de alimento y de agua, que da lugar a ciertos
estados físicos.

SEXTA PARTE
La tercera categoría de la parábola se enuncia de esta suerte:
“Y parte cayó en Espinas, y las Espinas crecieron y la ahogaron.”

Se dice que Cristo la interpretó así:


“Y el que fue Sembrado en Espinas, éste es el que oye La Palabra; pero el afán de este siglo [eón, αίων] y el
engaño de las riquezas ahogan La Palabra y hácese infructuosa.”

La versión de Marcos dice, además:


“Y las codicias que hay en las otras cosas, entrando ahogan La Palabra.”

La interpretación de Cristo, según Lucas, expresa:


“Éstos son los que oyeron [oír significa entender] mas yéndose son ahogados de los cuidados y de las riquezas
y de los pasatiempos de la vida, y no llevan Fruto.”

Esta categoría se refiere a los que Entienden y Comprenden Lo Esotérico, pero en que algo
anda mal en su parte Emocional. La tercera lleva la Atención al Centro Emocional. Las Espi-
nas se refieren al Aspecto Emocional, a los intereses emocionales. Esta idea aparece en otra
parte, ahí donde Cristo dice:
“Por Sus Frutos Los Conoceréis. ¿Cójense uvas de los Espinos, o higos de los abrojos?’
Los Espinos y los abrojos representan La Vida Emocional. Las malas emociones no pueden
dar Buen Fruto. Ni puede esperarse frutos de las personas cuyos Intereses Emotivos corrientes
se sobreponen al Interés Emocional y a la valorización necesaria para que La Enseñanza Eso-
térica se desarrolle en ellos. El Centro Magnético no es lo suficientemente fuerte en la parte
emocional. La Corona de Espinas que colocaron en la cabeza de Cristo antes de Crucificarlo
tiene un significado idéntico. Representa La Condición de Quienes Le Crucificaron. Y Le
Crucificaron justamente aquellos que podían comprender, y que estaban siempre distraídos
por las intrigas, los celos, las ambiciones de poder, etc. En este caso se llaman Espinas y en
otras citas, Abrojos. A esto corresponde también la idea de las preocupaciones, de la ansiedad
y de toda suerte de emociones negativas. La Corona de Espinas representa La Condición
Emocional de La Humanidad en aquellos tiempos. Estaban emocionalmente ahogados por los
propios intereses. Y aun cuando muchos de ellos pudiesen entender La Enseñanza de Cristo,
no le daban cabida en su vida diaria. La ‘Voluntad’ que brota del Estado Emocional en El
Hombre, y que cambia según se desarrolla, estaba en tal condición entonces que La Enseñan-

15
Amos, VIII: 11.
16
Isaías, V: 12-13.

46
La Parábola del Sembrador

za de Cristo no les podía afectar de una manera real. Es decir, no podía ser lo primero en
ellos, no podía ser su Principal Sentimiento. Pues si no se le puede sentir emocionalmente, El
Conocimiento No Toca El Ser. No Puede Obrar. No tiene ningún Poder sobre la persona. Di-
cho de otro modo, aunque se le sienta hasta cierto punto, no se puede aplicarlo y vivirlo. Hay
otros intereses emocionales demasiado fuertes.

Esta es una idea que se expresa en muchas parábolas. Vale decir, la idea de lo que uno más
quiere. Son Las Emociones las que dan su importancia a las cosas; o sea que son las que nos
hacen valorizarlas, amarlas, buscarlas. La Imagen de La Parábola se refiere al hombre dema-
siado identificado con las cosas del mundo y cuyos principales intereses emocionales tienen
que ver con Sí mismo; no sólo le hieren y acongojan, sino que le impiden todo desarrollo. Un
hombre así tiene Centro Magnético, pero no fuerte. Le abruman todas las inquietudes y preo-
cupaciones del mundo y todo cuanto el mundo le ofrece. Puede Entender, pero No Compren-
de. Está sembrado de tal modo en la vida que nada puede ocurrirle.

Todas las categorías que hemos considerado: el hombre que nada entiende, el que entiende
sólo intelectualmente, el que entiende también emocionalmente, pero poco, todas representan
más profundamente distintos Estados del Hombre con relación al Esoterismo. Pero hablare-
mos de esto más adelante.

SÉPTIMA PARTE
A las tres categorías de personas que no pueden lograr una Evolución Interior porque se las
sembró en el mundo en tal forma que les es imposible, siguen otras tres según la definición de
La Parábola del Sembrador.

Estas tres categorías constituyen una sola clase de gente. Son las sembradas en Buena Tierra,
las que llevan Fruto, uno a ciento, otro a sesenta y otro a treinta. En su interpretación. Cristo
dice de ellas:
“Mas el que fue Sembrado en Buena Tierra, éste es el que Oye y Entiende La Palabra, y el que lleva Fruto; y
lleva uno a ciento, y otro a sesenta, y otro a treinta.”17

En total, la parábola describe cuatro clases de Tierra: A una la llama “Junto al Camino”; a la
segunda, “Pedregales”; a la tercera, las “Espinas”. La cuarta es la “Buena Tierra”. La Simien-
te que cae en mala tierra no da frutos. La que cae en Buena Tierra da Tres Grados de Fruto
que se representan con los números 100, 60 y 30. Tomemos nota de la inversión, pues más
natural fuera esperar un orden distinto y que culminase con el que da mayor fruto. Esta inver-
sión no aparece en las versiones de Marcos y Lucas. En Marcos se cita a Cristo diciendo:
“Y éstos son los que fueron sembrados en Buena Tierra: los que oyen La Palabra, y la reciben y hacen Fruto,
uno a treinta, otro a sesenta y otro a ciento.”
Y en Lucas:
“Mas la que en Buena Tierra, éstos son los que con Corazón Bueno y Recto retienen La Palabra oída y llevan
Fruto en Paciencia.”18

En su versión de esta parte de La Parábola en Sí. Lucas dice:


“Y otra parte cayó en Buena Tierra, y cuando fue nacida llevó Fruto a ciento por uno. Diciendo estas cosas

17
Mateo, XIII: 23.
18
Lucas, VIII: 15.

47
La Parábola del Sembrador

clamaba: El que tiene Oídos para Oír, Oiga.”19

La interpretación del propio Cristo varía en cada uno de los Evangelios. Por ejemplo. Lucas
parece no entender que es El Hombre mismo a quien se Le Siembra de un modo diferente.
Así, en su interpretación dice: “y los de Junto al Camino, éstos son los que Oyen” [οι δε παρα
την όδον], “y los de sobre la Piedra son los que habiendo Oído, reciben La Palabra con Go-
zo” [οι δε έπι της πετρας], etc. Mateo y Marcos hablan de gentes sembradas en la vida de dis-
tintos modos. A algunas se les siembra Junto al Camino, a otras en Pedregales, etc. Y La Pa-
labra de Dios también se siembra en ellas, pero sus resultados son muy distintos. Los Evange-
lios se escribieron mucho tiempo después de haber muerto Cristo. Lucas jamás le conoció.
Era discípulo de Pablo, y Pablo tampoco recibió enseñanza directamente de Cristo. Es posible
que Pablo aprendiese en alguna escuela cerca de Damasco. Cuanto más allegado está un
Evangelio a la fuente original de la enseñanza, tanto más rico es su lenguaje de parábolas. Si
estudiamos la curiosa inversión de cifras en Mateo como si poseyeran un significado que no
entendieron ni Marcos, ni Lucas, tal vez diríamos que el de Mateo es el Evangelio más alle-
gado a La Enseñanza Original. Pero, por lo general, se considera que es el de Marcos el más
original. Los primeros tres Evangelios se llaman Sinópticos. Pero esto no quiere decir que
fueran escritos por testigos presenciales, como por lo común se presume. Significa que los
tres coinciden en mucho. Y esto es lo que los diferencia del de Juan. Si el Evangelio de Mateo
lo escribió el propio discípulo Mateo, originalmente Leví el publicano, entonces seria el único
escrito por un testigo presencial de Cristo. Marcos y Lucas o no habían nacido o eran muy
niños cuando murió Cristo. Es preciso tener siempre presente que El Conocimiento de La En-
señanza que impartía Jesús se conservaba en escuelas. La enseñanza era oral y se la mantenía
viva. La fecha de su primera publicación escrita es cosa secundaria. La Enseñanza acerca de
La posible Evolución Interior del Hombre, y acerca de su verdadero significado en la Tierra,
se ha mantenido siempre en escuelas, y así se ha podido conservarla a través del tiempo. Sur-
ge con ciertos intervalos fijos, o más bien en ciertos períodos históricos, ya sea en forma reli-
giosa o de otra clase. Su finalidad es dar un impulso a La Humanidad para elevarla por enci-
ma de la barbarie hacia la cual tiende a caer si se la desampara. Esta Enseñanza posibilita el
desarrollo del arte, de la ciencia, de la literatura, y de este modo eleva las gentes a cierto ‘Ni-
vel Normal’ de Comprensión. Y este nivel de normalidad es el que las gentes han de alcanzar,
al menos algunas, antes de que siquiera se haga posible plantear la idea de una Evolución In-
terior.

Lo que llamamos ‘Cultura Cristiana’, en la que históricamente, al menos, han podido surgir
varios movimientos de arte, literatura, filosofía y ciencia, comenzó en parte con el impulso
que dio el drama de Cristo que se representó tan cuidadosamente; y en parte gradas al trabajo
de muchos hombres anteriores y posteriores a Cristo. Aun cuando sea muy cierto decir que no
ha habido verdaderos cristianos [o sea personas que hayan alcanzado La Evolución Interior
que alcanzó Cristo al pasar por una infinidad de tentaciones y sufrimientos además de la Cru-
cifixión], no hemos de olvidar que este impulso fue el origen de una gradual organización de
La Vida del Hombre y que, externamente al menos, lo elevó por encima de una condición de
barbarie e hizo posible cierto grado de civilización.

Retornemos a la idea general de La Parábola del Sembrador antes de buscar el significado de


La ‘Buena Tierra’. El detalle y la parte no pueden entenderse salvo con relación a la idea to-
tal. Como un todo, La Parábola trata de La Enseñanza para La Evolución Interior del Hombre.

19
Lucas, VIII: 8.

48
La Parábola del Sembrador

Las categorías de personas a quienes define se refieren a las posibilidades que hay en las que
se hallan [o fueron Sembradas] en La Vida con relación a La Recepción y Comprensión de La
Enseñanza y que se someten a La Evolución Interior, pues tal es su motivo. Tras cada una de
las parábolas hay una idea general, y los detalles y el lenguaje varían con ella. En esta parábo-
la todo se refiere a la idea general de que, primero, hay una enseñanza que se llama La Pala-
bra; segundo, que los hay que pueden y que no pueden entenderla y entre los que pueden en-
tenderla hay quienes la aceptan íntegramente, y la aplican. A estos últimos se llama La Si-
miente caída en ‘Buena Tierra’ y son los que pueden dar Frutos de Perfección. Ahora bien,
una Enseñanza sobre La Evolución Interior trata principalmente del Hombre en Sí. El sujeto
del experimento es el propio hombre. Es él quien tiene que Evolucionar a través del Conoci-
miento y la aplicación de La Verdad sobre La Evolución Interior. Únicamente de este modo
podrá dar Frutos. La Simiente de La Palabra crecerá en Él. A la vez, Él mismo es una Semilla
de La Enseñanza sembrada en Él. La Semilla, La Palabra, no puede crecer a menos que Él
mismo Crezca o Evolucione. Es decir, a medida que Él Crezca Crecerá La Palabra en Él. Al
contrario, esto puede ser cosa difícil de entender, pues los hombres toman El Conocimiento, o
La Verdad, como si fuese algo aparte o separado de ellos mismos, algo distinto a la clase de
gente que son. La idea es que Existe un Orden de Conocimiento o de Verdad que no puede
entenderse debidamente, salvo por medio del Desarrollo Personal de Sí mismo. Parece raro,
pero pensadlo. Lo evidente es que si existe un Conocimiento acerca de La propia Evolución,
ésta tiene que ser La Evolución de Sí mismo. Su arte lo hemos de aplicar a nosotros mismos.

El arte, el artista, el sujeto con que trabaja son una sola cosa. Nadie se molestaría en aplicar
cualquier clase de conocimiento, en el orden de cosas que fuere, a menos que advierta su
Bondad. Si El Hombre no capta La Bondad de una cosa, no conseguirá saber mucho de ella.
O bien puede aprender algo, pero al hallarlo de difícil aplicación, lo abandonará. Lo que hace
que un Hombre sea Fuerte, en cualquier cosa que haga y con relación a Su Conocimiento, Es
La Convicción que tiene de que Su Conocimiento Es Bueno. Si carece de una Convicción
Profunda de La Bondad de algo, este ‘algo’ no pesará gran cosa en sus decisiones, aun cuando
tenga cierto Interés Intelectual como una forma de Conocimiento o de Verdad. Ya hemos vis-
to que la categoría de ‘Pedregales’ en la definición de la parábola se refiere a los seres de esta
naturaleza. Reciben La Verdad, pero carecen de profundidad de Tierra, o sea que No Pueden
Ver Su Bondad. Y en cuanto aumentan las dificultades, su interés se esfuma.

Los que dan frutos son únicamente los clasificados de ‘Buena Tierra’. Tener Buena Tierra
significa tener El Poder de Ver El Bien. De Ver El Bien, La Bondad de La Palabra, del Cono-
cimiento que Enseña La Verdad acerca de La Evolución Interior o Reino de Los Cielos que
está en El Hombre mismo. El Poder de Captar El Bien de La Enseñanza les es posible sola-
mente a los de esta categoría. Los de la primera, los sembrados Junto al Camino, no ven nada
realmente bueno en ella. La segunda ve algo Bueno; son los Sembrados en los Pedregales.
Los de la tercera, Sembrados en los Espinos, ven demasiado lo Bueno en otras cosas, en las
preocupaciones y los afanes del mundo. La última categoría ve lo Bueno en distintos grados,
pero en cada uno ve lo suficiente para, dar Fruto. Dar Fruto es hacer Florecer, en Sí mismo, La
Enseñanza de La Evolución Interior. El Fruto son ellos mismos mediante Su propia Evolu-
ción. Se ve lo mismo en muchas de las cosas de La Naturaleza, sólo que esta es una evolución
maquinal, automática. La oruga se transforma en mariposa. Pero esto ‘sucede’; es maquinal.
En el caso del Hombre, Su Posible Evolución a un Estado Superior de Sí mismo no es cosa
que suceda. Tiene que Trabajar Conscientemente. Pero, como en el caso de la oruga, el expe-
rimento es él mismo; él es el experimento de su propia metamorfosis o Transformación, que
tanto y tan claramente acentúan los Evangelios, destacándola como la verdadera finalidad del

49
La Parábola del Sembrador

hombre. Tal cual es, El Hombre es ‘Tierra’; cuando pasa por una Evolución Interna, es ‘Cie-
lo’. Cuando se emplea el “Padre Nuestro” con este Fin y se dice: “Hágase Tu Voluntad, así
en la Tierra como en El Cielo”, Uno en realidad Implora La Transformación de Sí mismo,
pero sin saberlo. Cuando las gentes rezan eso, piden el más pleno florecimiento de sus propias
vidas, de Sí mismas. Pero la Tierra en El Hombre es de muy distintas calidades. En algunos es
solamente Tierra Junto al Camino. En otros, Pedregales. Los hay llenos de Abrojos y de Es-
pinas. Y también quienes son Buena Tierra. Para poder cambiar, El Hombre debe ante todo
Recibir La Enseñanza correspondiente a su Nivel Natural, en Su propia ‘Tierra’. La Simiente
ha de hallar una Tierra Adecuada, y esta Tierra Es en El Hombre la clase de persona que es.

Ya hemos visto que hay distintas clases de hombres, distintas ‘Tierras’. Al caer únicamente
como Semilla en El Hombre, La Verdad es importante. Tiene que caer en Tierra Adecuada.
La Verdad, La Enseñanza, El Conocimiento de La Evolución Interior ha de Unirse al Bien
para Desarrollarse y Crecer. Esto significa que El Hombre ha de ser capaz de Ver Lo Bueno
de La Verdad que Se Le Enseña, pues de otro modo no pasará nada. El Poder Ver El Bien o
Lo Bueno de cualquier cosa es muy distinto a “Ser Bueno”. En realidad, no tiene nada que ver
con “Ser Bueno”, sino con El Poder o La Potencialidad del Bien. Tener Bien Es Poseer La
Capacidad de Ver El Valor de alguna cosa. Esto Es Bondad. Y tal la concepción fundamental
del Bien en Los Evangelios. Toda Forma de Conocimiento, toda Forma de Verdad tiene que
hallar y unirse a su correspondiente Bondad para que Se Haga Viva.

Toda Verdad tiene Su Propia Bondad, y el punto en que pueden Encontrarse y Unirse Es El
Hombre. EL BIEN Y LA VERDAD HAN DE UNIRSE PARA DAR FRUTO. Cuando una persona em-
pieza a Ver Lo Bueno de alguna Verdad que se le Enseña, comienza a producirse una Unión
entre Lo Que Sabe y Lo Que Es. Y esto se debe a que El Hombre no puede Querer [en el sen-
tido de Aplicar La Voluntad] cosa alguna hasta no haber reconocido Su Bondad No basta sa-
ber que una cosa es cierta. Ha de Querer La Verdad, y para poder quererla necesita Ver Lo
Bueno de Ella, Lo Bueno del Conocimiento que Se Enseña. De este modo La Verdad se co-
necta íntimamente a lo que Él Es, y así se convierte en una Verdad Viviente. Entonces, cuanto
mejor vea en ella, tanto más crecerá La Verdad y más se desarrollará. Y mientras más Verdad
vea, más crecerá El Bien que ve.

Más adelante trataré el significado del Bien y lo relacionaré con una de las primeras enseñan-
zas griegas. Todas estas ideas están ocultas en La Parábola del Sembrador, junto con muchas
más, pues una parábola yace en una dimensión de Altura y Profundidad, y Su Significado se
extiende desde El Sentido más Externo y Literal hasta el más Elevado o Íntimo, y son com-
prensibles sólo en Los Estados Superiores de Consciencia en que el lenguaje y la imaginación
constituyen puro significado20.

EL GRANO DE MOSTAZA
“Y decía: ¿A qué haremos semejante El Reino de Dios? O ¿con qué Parábola le compararemos? Es como El
Grano de Mostaza, que cuando se Siembra en Tierra, es la más pequeña de todas Las Simientes que hay en
la Tierra; mas después de sembrado cubre, y se hace la mayor de todas las legumbres, y echa grandes ramas
de tal manera que las Aves del Cielo puedan morar bajo su sombra.”21

20
Véase el Apéndice.
21
Marcos, IV: 30-32.

50
La Parábola del Sembrador

¿Por qué a La Semilla de un Nivel Superior se le llama “la más pequeña de todas Las Simien-
tes”?

Porque al Nivel de Los Sentidos y de La Mente que se apoya en ellos y en sus abrumadoras
pruebas, la idea de que haya un Nivel más Elevado de Significado, una distinción mucho más
fina, es casi nada. El Nivel Superior no puede ser más que un punto en El Inferior. Un punto
sin el menor desarrollo. Del mismo modo que un Nivel Inferior, y todo cuanto corresponde a
esa Vida y su Significado, no es sino un punto en El Nivel Superior. Y en este caso algo que
tiene muy poco significado. Puede representarse como una de las ideas que contiene un sím-
bolo muy antiguo: el Sello de Salomón.

El Nivel Inferior y todo lo que le corresponde, termina como solamente un punto en El Supe-
rior. Como un significado muy pobre, o como ninguno. Y todo lo que corresponde al Nivel
Superior es un simple punto en El Inferior. Si dibujamos un árbol que comience en el punto
donde El Nivel Superior toca al Inferior y lo extendemos hasta El Superior, nos mostrará las
conexiones a que se refiere La Parábola.

51
META-NOIA
"Hágase Tu voluntad... en La Tierra..."
PRIMERA PARTE

γενηθητω το θελημα σου…έπι της γης.


¿Habrá Oración más extraña que ésta? “Hágase Tu Voluntad… en la Tierra”. El Significado
implícito es que La Voluntad de Dios no se hace en la Tierra.

Y, a pesar de esto, las personas religiosas imaginan que todo lo que ocurre en la tierra es
siempre La Voluntad de Dios. Procuran consolarse y darse ánimos con este pensamiento, aun
ante los accidentes más necios, ante el desastre y la muerte. Y quienes no son religiosos lo
toman como una prueba de que no hay Dios.

Hay algo extraño en todo esto. Cierta falta de Comprensión, o algún malentendido. O bien
una confusión en el pensamiento.

Se juzga La Existencia o No-Existencia de Dios según lo que pasa en la Tierra. Cada década
ve la aparición de libros que parecen demostrar que La Existencia de Dios es un imposible
ante todo el mal que hay en el mundo, ante tanta crueldad y ante todo el despilfarro que hay
en La Naturaleza. En la intimidad de sus pensamientos, muchas personas llegan a estas con-
clusiones o a otras muy similares. Presencian un accidente en el que de pronto mueren varias
personas inofensivas, o bien una epidemia que mutila o destruye a decenas de niños; erupcio-
nes volcánicas, inundaciones y hambrunas que barren con millones; ven la crueldad de La
Naturaleza, animales que viven nutriéndose de otros animales y una serie de leyes despiada-
das que gobiernan La Creación.

En vista de esto, y si nos apoyamos en el Mundo Visible, ¿podemos creer que existe Dios, El
Principio Supremo del más Elevado Dios? Este es uno de los primeros problemas que con-
frontan a cualquiera que comienza a pensar seriamente. Por regla general, este pensamiento da
como resultado la duda o el pesimismo. Y tiene razón el ateo que, buscando en todas las con-
clusiones que le ofrece el mundo visible con todas sus tragedias, concluye que la vida, tal cual
la ve, no enseña nada acerca de La Existencia de Dios.

Las gentes no entienden que lo que sucede en la Tierra: sencillamente, sucede. Van más allá,
y hasta quieren ver en los desastres que sufre La Humanidad algún significado especial; es
decir, que todas estas cosas son una especie de castigo dispuesto por Dios mismo. Ven en
todo ello cómo La Voluntad de Dios se hace en la Tierra.

Pero esto es algo que se desmiente en el Nuevo Testamento. Cuando los discípulos informa-
ron a Jesús que Pilatos había dado muerte a varios galileos1, Jesús les dijo:
“¿Pensáis que estos galileos, porque han padecido tales cosas, hayan sido más pecadores que todos los gali-
leos?”
Es evidente que los discípulos creían que Dios había castigado a estos galileos por sus peca-

1
Lucas, XIII: 1-5.

52
Meta-Noia
“Hágase Tu Voluntad… en la Tierra…”

dos. Se explicaron la catástrofe de esa manera y es justamente así como solemos considerar a
veces las desgracias ajenas. Vieron la mano de Dios castigando el mal en la Tierra. De esto
sigue que, conforme a tal razonamiento, los galileos que sacrificó Pilatos debían haber sido
especialmente malos. Jesús les pregunta si en realidad creen eso, y añade:
“No, Os digo; antes, si no Os arrepintiereis, todos pereceréis igualmente.”

¿Qué significa esto? Que lo importante no es cuestión de pecar o no pecar, ni de un castigo en


la vida, como tampoco de explicar lo que sucede ordinariamente. Lo importante es ‘Arrepen-
tirse’. La vida no prueba nada. Las personas que sufren una muerte atroz no son más pecado-
ras que otras. Lo que vemos no tiene ninguna relación con estas cosas. Si esperamos que el
mundo visible nos demuestre que Dios Existe o No-Existe, jamás lo conseguiremos. Esto es
lo que esperaban o pensaban los discípulos, pero Jesús les dice que la respuesta no la hallarán
ahí, en los hechos visibles, sino en algo que llama ‘Arrepentimiento’. Esta palabra, sin embar-
go, no proporciona el verdadero sentido del original griego. La actitud de los discípulos ante
La Vida y ante La Enseñanza que estaban recibiendo era en ambos casos errada. Mezclaban
sus ideas ordinarias de la vida con las que Cristo procuraba enseñarles. De modo que prosigue
y les pregunta si se imaginaban que los que habían muerto en un accidente en un suburbio de
Jerusalén eran pecadores contumaces. Dice:
“O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre de Siloé y los mató, ¿pensáis que ellos fueron más deudo-
res que todos los hombres que habitan en Jerusalén? No, Os digo; antes, si no Os Arrepintiereis, todos perece-
réis asimismo.”2

Su respuesta es la misma para las dos preguntas: los males que las gentes sufren en la Tierra
nada tienen que ver con el castigo divino, y no han de tomarse de este modo. Buscar a Dios en
la vida, indagar en ella con ansiedad, apoyándose siempre en lo externo y dejándose siempre
influir por lo que ocurre fuera y por todos los incidentes que se suceden, es perder por com-
pleto el sentido de lo que Cristo enseña. Pero tan mal se entiende esto, y es tan difícil captar
su significado, que ciertas versiones del Evangelio dan una síntesis de Lucas [XIII] titulándo-
la:
“Cristo Enseña la necesidad de Arrepentirse ante el castigo de Dios a los galileos y a otros.”
Lo asombroso es que esto sea justamente lo que Cristo no enseña. Cristo aun acentúa su signi-
ficado, añadiendo un ejemplo a fin de aclararlo lo más posible y para que sus discípulos vean
cuan errada es su actitud hacia la vida. Le habían preguntado acerca de los galileos y él les
indicó que su muerte nada tenía que ver con un castigo divino, ni de sus pecados. Y agrega
que la caída de la torre de Siloé, que mató a dieciocho, tampoco es un castigo por sus pecados.
Sin embargo, esta errada actitud hacia la vida, y que Cristo procura corregir en sus discípulos,
ha persistido a través de todo el pensamiento religioso y ha terminado por producir el choque
tan fatal que hoy vemos entre la religión y la ciencia. Todos los libros y las enseñanzas reli-
giosas pueden dividirse en dos categorías: una, la abrumadora mayoría, parte desde el punto
de vista de los discípulos; la otra, muy reducida, del significado de la respuesta de Jesús.

Es evidente que en la respuesta que Jesús da a los discípulos va implícita la idea de que La
Voluntad de Dios No Se Hace en La Tierra. Y esto es precisamente lo que se indica en el
“Padre Nuestro”. Por tanto, sacar conclusiones acerca de Dios guiándose por lo que ocurre en
la Tierra, es partir de un punto de vista completamente errado. Pero, como es tan difícil sepa-
rarse de Los Sentidos, siempre se parte desde este punto de vista en las reflexiones acerca de
La Existencia de Dios. La inmensa mayoría de la gente parte desde este errado nivel, de la
2
Lucas, XIII: 4-5.

53
Meta-Noia
“Hágase Tu Voluntad… en la Tierra…”

misma manera como lo hicieron los discípulos, y así todo se revuelve en La Mente. Y, al igual
que los discípulos, que querían recibir algunas Reflexiones Morales acerca del pecado apo-
yándose en las noticias del día, las gentes consideran que el mundo externo y visible es el
primer teatro de la venganza divina. Ven la mano de Dios en todos los acontecimientos. Lo
ven distribuyendo castigos y recompensas según su conducta humana. Hasta quieren ver la
mano de Dios en las guerras. Ven a Dios como la encarnación del Derecho y La Justicia en la
Tierra. Ven a Dios en la guerra, creen que Dios está de su parte y que su propia victoria signi-
ficará el cumplimiento de Su Voluntad Divina. Pero, lo que Jesús refuta es justamente esta
idea externa de la religión, la idea que se apoya en Los Sentidos. Dice que todos correrán la
misma suerte a menos que se arrepientan. Pero ¿qué es Arrepentirse?

¿Cómo hemos de entender la palabra Arrepentimiento?

Ya nos es posible Discernir su significado.

Es una palabra muy equívoca, debido a que no traduce en forma alguna el original en griego.
Su significado comienza a vislumbrarse en su contextura, en la forma como la emplea Jesús
para aclarar a los discípulos, para indicarles cuan errados van al tomar las cosas del mundo
como La Voluntad de Dios. Tienen que aprender a verla de una manera distinta. Hay otra ma-
nera de enfocar La Vida, y esto es lo más importante que puede uno entender. Jesucristo dice
que a menos que el hombre se Arrepienta es un Ser del todo inútil y sufrirá una suerte común.
Es decir, la misma suerte que aguarda a todo el que no ha llegado a la etapa de Entendimiento
que se llama Arrepentirse.

Ver La Voluntad de Dios en todas las cosas que suceden en la Tierra es no entender lo que
quiere decir esta palabra tan interesante: Arrepentimiento. Únicamente por medio de lo que
tan equívocamente se llama “Arrepentirse” es como la persona puede corregir semejante acti-
tud ante las cosas de la vida. Y en tanto no se Arrepienta sufrirá un destino común con todos
los demás, los buenos y los malos, los morales y los inmorales, los píos y los impíos.

De un modo u otro, todos toman la vida erradamente, y a menos que este error inicial se corri-
ja, todos sufrirán el mismo destino. Sin Arrepentimiento, tan fracaso es la buena como la mala
moral. Jesús dice:
“Aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre de Siloé, y los mató, ¿pensáis que ellos fueron más deudores
que todos los hombres que habitan en Jerusalén? No, Os digo: antes, si no Os Arrepintiereis, todos pereceréis
asimismo.”
En aquella época vivían en Jerusalén muchos hombres de buena y de mala moral, justos e
injustos, buenos y malos ciudadanos, tales como los hay actualmente en cualquier ciudad del
mundo: Londres, París, Berlín, etc. Pero, a menos que se arrepientan, todos perecerán de la
misma manera. “… Antes, si no Os Arrepintiereis, todos pereceréis asimismo.”

La palabra que en todo el Nuevo Testamento aparece traducida como Arrepentimiento es la


palabra griega Meta-Noia [μετανοια] que significa Transformar La Mente. Hallamos la raíz
griega Meta [μετα] en muchísimas palabras de uso corriente, tales como metáfora, metafísica,
metamorfosis, etc. Tomemos la palabra metáfora; significa transferir el significado. Hablar
metafóricamente es hablar más allá de la palabra en su significación literal, llevarla por enci-
ma o más allá y de este modo trasladar el sentido de lo que se dice a un plano distinto de la
palabra en sí. Por su parte, la metafísica se refiere al estudio de lo que yace más allá de lo ob-

54
Meta-Noia
“Hágase Tu Voluntad… en la Tierra…”

servable en la ciencia física pura, como el estudio de La Naturaleza del Ser, la teoría del Co-
nocimiento o El Hecho de La Consciencia. Metamorfosis es la palabra que describe La Trans-
formación de La Forma en la vida de los insectos como la transformación de una oruga en
mariposa. Es un traslado, transferencia o transformación de una estructura a otra del todo
nueva, y que yace más allá de la anterior. La partícula ‘meta’ indica transferencia, traslado o
transformación. Denota algo ‘más allá’.

La segunda parte de esta palabra –Noia– proviene del griego Nous, que significa Mente. Por
consiguiente, la palabra Metanoia tiene entonces que ver con La Transformación de La Men-
te. ¿Por qué, entonces, la palabra arrepentimiento resulta inadecuada? O, dicho de un modo
más preciso, ¿por qué constituye aquí un error? La palabra castellana ‘arrepentirse’ proviene
del latín poenitare que quiere decir tener pena. Penar, sentir pena, lamentar, es un Estado de
Ánimo que todos experimentamos de vez en cuando. La palabra griega Metanoia yace muy
por encima de este significado. No se refiere a un Estado de ánimo. No contiene ni la menor
sugestión de pena o lamentación. Se refiere a una Nueva Mente, y no a un nuevo corazón,
pues es del todo imposible cambiar el corazón, cambiar la manera de sentir, sin haberse hecho
una Mente Nueva. Y una Mente Nueva significa una Nueva Manera de Pensar, una modalidad
de Pensamiento totalmente nueva, con Ideas Nuevas, con Nuevos Conocimientos, con una
Actitud enteramente Nueva hacia todo en La Vida. A pesar de lo mucho que se ha dicho y
escrito acerca de esta palabra de tan tremendo significado, y acerca de su errada interpreta-
ción, y a pesar de que muchos eruditos han insistido una y otra vez en que el término ‘Arre-
pentimiento’ no es su traducción verdadera y exacta, todas las traducciones ordinarias del
Nuevo Testamento aún llevan la palabra ‘Arrepentimiento’, implicando con ello que lo que se
enseña es un cambio moral y no mental.

Ahora nos será de provecho volver a las palabras que Jesús dice a sus discípulos respecto de
los galileos muertos por Pilatos y los dieciocho que perecieron en el accidente de Siloé. Vol-
vamos a ellas teniendo presente el significado de la Metanoia. Y así se nos aclarará el diálogo.
Los discípulos piensan erradamente, y Jesús no les responde en el sentido de “si no Os arre-
pintiereis”, sino en el sentido de “si no pensareis muy diferentemente”; o sea, si no se cambia
de Manera de Pensar. Les advierte que, de otro modo, quedarán sujetos y petrificados y no
podrán huir del destino común que aguarda a la generalidad de las personas que siempre par-
ten de lo aparente, de lo visible; en suma, que parten de Los Sentidos o derivan sus opiniones
de las pruebas tangibles. El primer paso es la Metanoia. En la epístola de Pablo a los Corintios
puede verse con toda claridad cuan poco adecuada es la palabra ‘Arrepentimiento’. Las gentes
pueden recibir tal cúmulo de dolores y heridas en la vida que lleguen a perder toda creencia y
hasta dejar de pensar, procurarán gratificarse en lo posible, o bien abandonarán toda esperanza
y vivirán realmente muertos.

Pero, en algunos casos, los hay que comienzan a reflexionar en lo que les acontece. Y poco a
poco llegarán a tener un nuevo punto de vista, una nueva manera de enfocar la vida. Puede
iniciarse en su pensamiento algo nuevo. De un modo individual. Puede empezar una nueva
actividad de La Mente, puede comenzar a despertar. En los sufrimientos, o cuando sobrevie-
nen desastres personales, uno siente a menudo que todo cuanto ocurre en la vida es comple-
tamente irreal. Este es un entendimiento correcto, cierto. Bordea el estado en que se alcanza la
Metanoia, La Transformación de La Mente. Las cosas, entonces, aparecen bajo otra luz. Algo
nos hace comprender entonces que lo que sucede en la vida no es lo verdaderamente impor-
tante, sino que lo único que importa es La propia Actitud. Por un instante se alcanza un punto
crucial en el que es posible una Revolución de La Mente. Y lo que antes era pasivo y estaba

55
Meta-Noia
“Hágase Tu Voluntad… en la Tierra…”

bajo el dominio de Los Sentidos y los acontecimientos de la vida, deja de someterse al mundo
exterior y empieza a tener una existencia independiente. Acerca de este Despertar de La Men-
te Activa trata Pablo en la cita que veremos en seguida, donde la palabra arrepentirse se da
varias veces en la versión castellana, a pesar de que en él original griego la palabra Metanoia
aparece solamente una vez.
“Porque aunque Os contristé por la carta, no me arrepiento, bien que me arrepentí; porque veo que aquella
carta, aunque por algún tiempo Os contristó, ahora me gozo no porque hayáis sido contristados, sino porque
fuisteis contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna
pérdida padecieseis por nuestra parte.”3

En el original griego de esta cita se da la palabra Metanoia sólo una vez, ahí donde dice “para
arrepentimiento” [eis metanoian - εις μετανοια], y solamente demuestra cuan inadecuada es la
palabra Arrepentimiento. Cuando Pablo dice de Sí ‘no me Arrepiento’, emplea un término
muy distinto, μεταμελομαι, que equivale al latino poemitentive y que es, justamente, el origen
del nuestro: Arrepentimiento. Sin embargo, todas estas palabras, de tan Infinitos Valores en el
griego, se traducen al castellano con una sola.

Ni la pena ni el Arrepentimiento ordinario producen una Transformación Mental. El hombre


puede afligirse, mas no hasta el punto de la Metanoia. Pero hay cierto tipo de sufrimiento que
lleva hasta la Metanoia, y a éste se refiere Pablo y lo contrasta con el sufrimiento corriente de
la vida.
“Porque el dolor que es según Dios obra arrepentimiento saludable… mas el dolor del siglo obra muerte.”4
“Fuisteis contristados para Arrepentimiento”, o sea que la buena índole del sufrimiento de los
Corintios fue lo que les condujo al arrepentimiento. El Deán Stanley, uno de los pocos comen-
taristas europeos que entienden el significado de la Metanoia, dice: “Este pasaje demuestra
cuán inadecuada es la palabra arrepentimiento.” Fuisteis contristados de tal modo que cam-
biasteis de manera de pensar; o, vuestro arrepentimiento equivale a una Revolución de La
Mente. Tal es lo que se quiere decir. En un sentido más profundo es el sentido mismo de la
vida, el de llevar al hombre al punto en que en vez de decirse a ciegas: “esto no puede ser
cierto”, le haga despertar y por un momento darse cuenta de la irrealidad de lo que ocurre en
el mundo, y también de cuán irreal es su conexión a él. Esto es la Metanoia: El Principio de
La Transformación de La Mente.

Todo el motivo de las observaciones de Jesús a propósito de la muerte de los galileos y del
accidente de Siloé, es indicar que el verdadero sentido de la frase: “Hágase Tu Voluntad… en
la Tierra” no puede captarse sin antes haber entendido la palabra Metanoia, La Transforma-
ción Mental. Por mucho que creamos saber lo que significa, la verdad es que no lo entende-
mos en nuestro actual nivel de pensamiento. Y, a menos que el hombre separe en Sí mismo el
mundo visible con todos sus acontecimientos, de la idea de un significado supremo de su pro-
pia existencia en la vida visible, permanecerá en una condición en que la Metanoia, La Trans-
formación Mental, es un imposible.

El verdadero Arrepentimiento, que es una Nueva Actitud, una manera totalmente distinta de
pensar, sólo puede iniciarse cuando la persona se da cuenta de que La Voluntad de Dios no se
hace en la Tierra. A menudo, cuando se enteran de alguna desgracia ajena, las gentes dicen:
‘Se lo merece.’ En más o menos grado todos sostienen este punto de vista, aunque cada uno

3
II Corintios, VII: 8-9.
4
II Corintios, VII: 10.

56
Meta-Noia
“Hágase Tu Voluntad… en la Tierra…”

piense lo contrario. Todos los que se tienen por muy morales y que entienden la religión sólo
en términos morales, se afirman en tal punto de vista. Esta es la opinión externa de la religión,
según la cual la existencia en la Tierra constituye una especie de castigo o de recompensa; se
apoya en la noción de que La Voluntad de Dios se hace en la Tierra. Todos hemos sido testi-
gos del trato que reciben algunas personas, según esta noción.

[Recuerdo un caso singular en el que un hombre sumamente moral, un médico misionero,


trató a una joven enferma de sífilis de este modo, como si fuese el castigo de Dios por sus
pecados y a quien había de considerársele un ser vil. Y en este caso en particular no fue digna
de que se la anestesiara para una operación local sumamente dolorosa.]

¿No es acaso muy cierto que, toda la crueldad, el salvajismo, la tortura, el odio y el mal que
marcan los jalones de la historia religiosa, se apoyan en el error fundamental de ver La Volun-
tad de Dios en la Tierra, y de este modo en la creencia de que la conocemos? Por consiguien-
te, es de una importancia esencial hacer un esfuerzo y procurar comprender lo que Jesús dice
a sus discípulos a propósito del sacrificio de los galileos y los muertos en el accidente de Si-
loé. Estos hechos nada tienen que ver con La Voluntad de Dios. Jesús pide a sus discípulos
que consideren tales cosas desde ‘otro punto de vista’, y ello significa que cambien de Manera
de Pensar; no significa Arrepentirse. ¿De qué iban a arrepentirse los discípulos, en un sentido
corriente, por lo sucedido a los galileos y a las víctimas de Siloé? Este cambio en la manera de
pensar significa que el hombre ya no ha de alimentarse con la idea de que castiga a las gentes
por sus pecados, o que quienes no concuerdan con sus opiniones morales o principios religio-
sos son unos pecadores, y que si les sobreviene alguna desgracia es claro signo de que Dios
les castiga por ser tan perversos. Jesús no deja lugar a dudas de que tal actitud hacia la vida es
un error. Sean o no religiosas, las gentes a menudo creen que quienes desacuerdan con ellas,
ya sea en cuanto a política o cosas sociales, aparte de las religiosas, son unos perversos. En-
tonces asumen ante ellos una actitud de suficiencia o de superioridad. Y hasta creen que se les
debe castigar y destruir. Su creencia es del mundo y se apoya en el mundo. Es una creencia
exterior y no una certeza íntima, algo que llevan dentro de Sí. Y a menos que este punto de
vista se abandone por completo, no puede haber siquiera un comienzo de Desarrollo Interior
en El Hombre. Pues en nada cambia las cosas el hecho de que una persona juzgue a otra por
su religión o su política, por su moral o cualquier otro motivo.

La verdad es que todo lo que corresponde a la vida, al mundo exterior, cuanto atestiguan
nuestros pobres sentidos, no es el punto de partida para el hombre que anhela La Transforma-
ción que Jesucristo enseña, primero como Metanoia y, más adelante, como Renacimiento.

Acerca del Renacimiento hablaremos luego; ahora tomemos nota de que la Metanoia o el
cambio en la Manera de Pensar es la primera etapa. Y el primer jalón de este cambio consiste
en dejar de imaginar que La Voluntad de Dios se hace en la Tierra. De modo que la frase del
“Padre Nuestro” que dice:
“Hágase Tu Voluntad… en la Tierra…”
es de una importancia incalculable si se la estudia junto con todo lo que Jesús enseña a sus
discípulos cuando éstos interpretan la muerte de los galileos y los de Siloé como castigo por
sus pecados. Lo evidente es que los discípulos se hallaban al Nivel Mental de los que creen
que La Voluntad de Dios se hace en la Tierra, que todo lo que ocurre en la Tierra es el resul-
tado de La Voluntad de Dios.

Lo que Jesús en realidad dice a sus discípulos es:

57
Meta-Noia
“Hágase Tu Voluntad… en la Tierra…”

“A menos que cambiéis de Manera de Pensar, pereceréis como han perecido ellos.”
Este es el primer ejemplo que muestra con toda claridad lo que enseñó acerca del significado
de esa difícil palabra: Metanoia.

La mezquindad del Entendimiento Humano es extraordinaria; hace pensar que si alguien que
no está persuadido del mismo criterio que uno llega a sufrir alguna desgracia, se la tiene bien
merecida. Esto se apoya en la errada idea de que la vida exterior y los males del mundo com-
portan un significado. Toda mezquindad es una insignificancia; es la falta de un significado
suficiente. Sea cual fuere la forma como entendamos El Símbolo Supremo del Significado –
Dios–, y aunque creamos o no creamos en Dios, el hecho es que cada uno de nosotros obra
personalmente a base de lo que tiene significación para Sí. Nadie podría existir sin ello. Una
existencia que no signifique nada es insoportable. De modo que resulta evidente que cada uno
tiene su propio significado. Pero Jesús indica que es un gran error ver significado en la vida;
es decir, El Significado Supremo que Es Dios. El significado más alto existe aparte de los
acontecimientos que se producen en la vida, y a menos que el hombre pueda Cambiar de Ma-
nera de Pensar al respecto, sufrirá la suerte común de lo bueno y lo malo que hay en el mun-
do. No ha encontrado aún un apoyo cierto desde el cual comenzar. En otras palabras, partire-
mos de una base errada si, al creer en Dios como La Fuente de Todo Significado, creyendo
también que hay un Significado en nuestra Existencia personal, comenzamos a buscarlo en la
vida exterior y tomamos las recompensas y los castigos del mundo como hechos llenos de
significado. Esto se deduce de la singular importancia que tiene la palabra Metanoia.

El hombre no ha de partir de las exterioridades. Si lo hace, como lo hace la mayoría, quiere


decir que es incapaz de cualquier cambio ulterior, de mayor Evolución. El hallar Significado
en las exterioridades, el tomar Significados que se encuentran en la vida externa y juzgar por
ellos conforme a la propia educación, es contrario a la Metanoia, al cambio en la Manera de
Pensar. Pero la cuestión estriba en que no hay quien esté del todo libre de estas opiniones. Y
en realidad todo individuo particular alimenta la propia estimación y adoración con sus creen-
cias externas, con los antecedentes formados en sus primeros años, con el sentimiento de que
es mejor que otros, ya sea que ocupe en el mundo un lugar destacado o modesto. Y todos
creen, ora por su religión o por cualquier otro motivo, que el mundo exterior es el teatro de
una acción moral y que en él se ha de mostrar, con el desprecio, la violencia o la persecución,
que siempre estamos en lo cierto. De modo que no hay quien no vea un Significado Supremo
–y esto es ‘Dios’– en La Vida Exterior, y no hay quien no esté de acuerdo con esto. Así obran
el moralista, el político, etc. Es sumamente difícil desprenderse de semejante punto de vista.
Pero comenzar a hacerlo es empezar a Transformar La propia Mente, iniciar la Metanoia. Sin
darse cuenta de que lo hacen, todos juzgan la vida conforme a su moral, a sus principios, etc.
Y todo esto se apoya en la opinión de que La Vida Exterior es la fuente de todo. Pero Jesús
enseña que de este modo no se obtiene nada. Lo que ocurre en La Vida Exterior no nos guía.
Mas las gentes piensan que todo radica en la vida misma. No advierten que La Vida permane-
ce igual, hagan lo que hicieren; y no captan el hecho de que, en virtud de su propia naturaleza,
La Vida es algo que puede llevar al hombre a la Metanoia, La Meta Suprema. La Vida Exter-
na no es el lugar donde La Voluntad de Dios se hace, y por eso La Oración dice: “Hágase Tu
Voluntad… en la Tierra.” A menos que la persona entienda lo que esto quiere decir y a menos
que empiece a captar sus implicaciones, no sabrá lo que dice cuando reza el Padre Nuestro.

Pero esta no es la única frase que ha de entenderse en el Padre Nuestro; han de entenderse
todas. De modo que quien rece el Padre Nuestro ha de estar en un Elevadísimo Estado de
Consciencia, entendiendo el valor de cada palabra y de cada frase, para que tenga un signifi-

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Meta-Noia
“Hágase Tu Voluntad… en la Tierra…”

cado. Es decir, para que sea una Oración en El Verdadero Sentido de La Oración. Esto sería la
Metanoia en su significado más profundo.

SEGUNDA PARTE
¿Cuál es La Naturaleza del Mundo y el significado de nuestra Existencia en El Mundo, según
el punto de vista del Nuevo Testamento? Pablo dice:
“Porque las criaturas sujetas fueron a vanidad, no de grado más por causa del que las sujetó…”5

Pablo se refiere al estado de cosas en la Tierra. Así dicha, es una idea muy extraña y alarman-
te. Dice que la vida en la Tierra no es para el bien del hombre y que tampoco la gobierna el
bien Afirma que en la Tierra todo sucede. No expresa que las cosas del mundo estén bien, que
se hagan intencionalmente o que las gobierne un Dios Supremo. Antes, manifiesta todo lo
contrario y lo dice sin rodeos; afirma que todas las cosas de la Tierra están ‘sujetas a vani-
dad’, no porque sus habitantes así lo quieran, sino ‘por causa del que las sujetó’. Esto implica
que hay un Poder con respecto a La Creación de esta pequeña Tierra, un Poder hostil al hom-
bre. Tal afirmación de Pablo nos será incomprensible si suponemos que todo lo que tiene Po-
der sobre La Creación en la Tierra ha de recibir el Nombre de Dios, y si a la vez creemos que
Dios Es Uno y Bueno. Si hay un Dios Supremo que gobierna directamente todos los mundos
fenoménicos de La Creación y Su Voluntad les llega directamente, ¿cómo es posible que haya
quien diga que Su Creación está sujeta a ‘vanidad’ contra Su Voluntad? Si lo que Pablo ense-
ña es la idea del Bien, La Concepción Fundamental de un Poder Supremo y Bueno que obra
sobre todas las cosas vivas, ¿cómo puede Pablo hacer semejante afirmación? Dice que como
parte de La Creación, El Hombre está por Fuerza y contra su Voluntad, sometido a la vanidad.
¿Podrá uno así acariciar la idea de que Dios es Bueno? Por cierto que si vemos la vida y sus
cosas en la creencia de que un Dios Supremo y Bueno lo dirige todo, nos será imposible ex-
plicar siquiera una fracción de los incidentes que tienen lugar en la Tierra. Pero Pablo no
afirma que la potestad que gobierna u obra en esta tierra, con todas sus criaturas, sea buena.
En realidad, habla de un ‘dios de este siglo’ [θεος του α´ωνος τουτου], que ‘Cegó Los Enten-
dimientos’.6 Como parte de La Creación, El Hombre está sujeto a vanidad y se halla a merced
de algún Poder, de alguna Influencia, de algún bien que obra contra su Voluntad, contra lo
que él, como hombre, quiere. Las criaturas sujetas fueron a vanidad, pero ‘no de grado’; fue-
ron sujetas contra su Voluntad. Pero ¿la Voluntad de quién? “Por causa del que las sujetó”. Y
Pablo no lo llama Dios. ¿Qué explica Pablo? [En griego esto significa ματαιοτης; fracaso,
inutilidad, insensatez, o, en latín, frustración, en vano.] Pablo agrega:
“… con Esperanza de que también las mismas serán libradas de la servidumbre de corrupción en La Libertad
Gloriosa de Los Hijos de Dios.”

Dice que todos estamos en esta misma situación. “Porque sabemos que todas las criaturas
gimen a una, y a una están de parto hasta ahora. Y no sólo ellas, mas también nosotros mis-
mos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros
mismos” –como si estuviésemos en una estrecha celda– “esperando la adopción” –como Hijos
de Dios–.

Se reconoce aquí todo el sufrimiento inútil de La Creación del Mundo. No pretende ocultarlo,
ni pretende decir que estamos en el mejor de los mundos. Todo este sufrimiento, todo este

5
Romanos, VIII: 20.
6
II Corintios, IV: 4.

59
Meta-Noia
“Hágase Tu Voluntad… en la Tierra…”

dolor, toda esta miseria, muerte, destrucción e insensatez, no pueden de ninguna manera ex-
plicarse a sí mismos. La Vida no se explica como tal. No se puede entenderla tal cual es. Tras
su apariencia exterior y visible hay otra idea y esta idea está oculta. No es una idea que derive
de las deducciones que nos permiten Los Sentidos, sino una idea de la que no hay prueba sen-
sual alguna.

TERCERA PARTE
Si queremos comenzar a entender el sentido técnico de La Enseñanza que contienen los
Evangelios, será preciso que nos desprendamos de cuanta opinión sentimental hay al respecto.
El Significado Interno de La Enseñanza de Cristo No Es Sentimental. No tiene nada que ver
con consuelos para débiles e inútiles, ni fomenta una esclavitud a la moral. Toda aquella plaga
de libertades sentimentales que vemos en literatura, arte y poesía, son cosas que crecieron en
torno a La Enseñanza de Cristo y nos sirven como ejemplo de la más acabada falta de com-
prensión de lo que realmente significa enseñanza tan tremenda y despiadada.

La Enseñanza de Cristo trata de una posible revolución individual en el hombre.

Si tratamos de hallar la primera palabra técnica; mejor dicho, técnicamente hablando, la pri-
mera etapa que el hombre precisa alcanzar antes de poder proseguir su desarrollo, es precisa-
mente la difícil palabra Metanoia. Juan Bautista, el heraldo de las buenas nuevas de Jesús,
aparece predicando el ‘Arrepentimiento’, o sea la Metanoia, un Cambio en La Manera de
Pensar, o una Transformación de La Mente. A menos que la persona comience a Pensar de
una Manera enteramente Nueva no podrá penetrar en todo cuanto sigue en La Enseñanza
Cristiana. En La Enseñanza Evangélica, todo lo demás depende de este primer cambio y quien
no logra este punto de partida no podrá entender hada dónde apunta esta enseñanza encubierta
en tan difíciles parábolas y paradojas.

Al tratar con sus discípulos del significado de esta palabra, Jesús enseñó un estado subsiguien-
te, cuyo término técnico es Renacimiento. Es el estado que sigue a La Transformación Men-
tal. Pero ambos, Juan Bautista y Jesús, enseñaron otra idea. Juan predicó La Metanoia y El
“Reino de Los Cielos”; Jesucristo, hablando a Nicodemo, enseñó El Renacimiento y El “Reino
de Los Cielos”.

Lo que hemos de captar en esta idea es que sin la idea del “Reino de Los Cielos”, la Metanoia,
o Transformación Mental, sería imposible. Y es imposible captar esta idea a menos que uno se
dé cuenta del concepto de La Evolución Individual; o sea que todo habitante de este planeta es
capaz de lograr cierto Crecimiento Interior y cierto Desarrollo Individual. Este es su verdade-
ro significado y su sentido más profundo. Comienza con la Metanoia. Pero La Transforma-
ción Mental es inútil a menos que se tenga en vista otra idea que haga posible este cambio y
que le dé un sentido y un logro. Si la vida en este mundo lo es todo, entonces la Metanoia
resulta imposible. Y esta otra idea hace que toda la psicología inventada por el hombre carez-
ca de importancia y sea arbitraria. Si el hombre nace en la Tierra como un ser capaz de una
Transformación Latente en Sí mismo [comparable a la transformación de una oruga en mari-
posa, transformación latente en la oruga], entonces ha de haber una verdadera y genuina psi-
cología del hombre. Y la hay. Es la psicología de La propia Transformación. Si esta Trans-
formación no existe, todos los sistemas psicológicos no pasan de ser modas transitorias y pura
invención. De modo que si deseamos entender lo que tratan los Evangelios, hemos de enten-

60
Meta-Noia
“Hágase Tu Voluntad… en la Tierra…”

der que tratan de un posible Desarrollo Interno o de La Transformación del Hombre, y que su
punto de partida es la Metanoia. Como ya lo hemos visto, esta Metanoia comienza con el he-
cho de darse cuenta de que La Voluntad de Dios no se hace en la Tierra. En otras palabras,
cuando El Hombre ya no encuentra Significados Supremos en los acontecimientos externos
del mundo y en todo lo que ha sido o lo que ha experimentado en la vida. ¿Dónde habría de
hallarlos entonces? Es una idea que se aparta de la vida externa y que se llama el “Reino de
Los Cielos”. De suerte que no ha de sorprendernos ver que en cuanto Jesús termina de expli-
car a sus discípulos que es cosa bastante inútil tratar de ver La Voluntad de Dios en los acci-
dentes y catástrofes del mundo, y les dice que es preciso Cambiar de Manera de Pensar y de
Actitud, comience al punto a hablar del “Reino de Los Cielos” por medio de una Parábola.
Acaba de indicar que los muertos en el accidente de Siloé no son más deudores o pecadores
que los demás habitantes de Jerusalén, y repite lo que ya había dicho:
“No, Os digo; antes si no Os Arrepintiereis, todos pereceréis asimismo.”
En seguida expone una parábola:
“Tenía uno una higuera plantada en su Viña, y vino a buscar Fruto en ella y no lo halló. Y dijo al viñero:
He aquí Tres años que vengo a buscar Fruto en esta higuera, y no lo hallo: córtala, ¿por qué ocupará aún la
Tierra? Él entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala aún este año, hasta que la excave y estercole. Y si
hiciere Fruto, bien, y si no, la cortarás después.”7

¿Cuál es la posible relación de esta parábola con el texto que le precede? ¿Qué significado
puede dar a las palabras: “antes, si no Os arrepintiereis, todos pereceréis así mismo”? Como
se verá más adelante, esta parábola trata del “Reino de Los Cielos”, acerca de lo cual nunca se
habla en forma directa, sino que siempre se le asemeja o compara a alguna cosa y así se le
indica por medio de una ilustración, por medio de un relato o con la ayuda de alguna imagen
familiar. Una Parábola Es Una Comparación. Con relación a la idea del “Reino de Los Cie-
los”, a menudo se compara al hombre con un Árbol capaz de dar Fruto, o bien se compara a
toda La Humanidad con una Viña. Esta parábola se hace comprensible con relación a los ver-
sículos anteriores, si se logra captar algo del significado de las palabras que Jesús dirige a sus
discípulos. La Humanidad es como un Árbol o una Viña capaz de dar Fruto, y a menos que lo
dé, siempre estará en peligro de que se la extermine como cosa inútil. De ahí las palabras ‘to-
dos pereceréis igualmente.”

El primer paso, la primera etapa para que el hombre dé Frutos, es la Metanoia, o sea producir
en Sí mismo cierta Transformación Mental que ya no le induce a buscar La Voluntad de Dios
en la Tierra o tomar La Vida Externa como fuente principal de significado, ni apegarse a lo
que le ha ocurrido a Él o a otros en La Vida Externa. A volcar El Pensamiento hacia una idea
enteramente nueva, y de este modo a una manera enteramente nueva de pensar, a una Trans-
formación de La Mente como la que produce la idea de que el verdadero Significado de La
Humanidad o del Hombre es semejante al de una higuera o una Viña cuyo propósito sea dar
Fruto. En el caso del Hombre, es llegar a un Nuevo Estado en Sí mismo, Interiormente; llegar
a una condición que se llama El “Reino de Los Cielos”. El verdadero sentido de La Vida Hu-
mana en la Tierra no ha de hallarse en El Mundo Exterior, o en Las Cosas de La Vida, sino en
la Idea de una Transformación que, si ocurriese en El Hombre, le conduciría a un Estado que
se llama el “Reino de Los Cielos”. Así pues, todas las dificultades y desgracias, toda la mise-
ria y sinsabores personales, todas las desilusiones y enojos, y toda la infelicidad, como tam-
bién toda La Felicidad que se experimenta en La Vida, son, a La Luz del Reino de los Cielos,
sólo medios que conducen a un fin y que en sí mismos no tienen el menor significado, no tie-

7
Lucas, XIII: 6-9.

61
Meta-Noia
“Hágase Tu Voluntad… en la Tierra…”

nen nada que ver con La Voluntad de Dios. Es esta nueva idea, este cambio mental lo que se
sugiere con la palabra Metanoia, tan mal y tan inadecuadamente traducida por Arrepentimien-
to.

Con esta nueva actitud hacia la vida, teniendo en cuenta la idea del “Reino de Los Cielos”,
todos cambian. Cambia la vida entera de la persona. Se transforma todo el sentido de la vida y
de cuanto a uno le ocurre; todas las tragedias, todo el secreto descontento, los pensamientos
dolorosos y la sensación de fracaso, todo queda transformado cuando se advierte que lo que
realmente importa no es La Vida Exterior, que no hemos de creer que sea en La Vida Exterior
donde estriba todo lo que es significativo y que La Voluntad de Dios no se hace en ella. Con
relación al “Reino de Los Cielos”, esto es la Metanoia.

CUARTA PARTE

La Idea del Reino de Los Cielos


La primera noción que podemos formamos del “Reino de Los Cielos” consiste en que es un
lugar donde se hace La Voluntad de Dios. “Hágase Tu Voluntad, así en la Tierra como en El
Cielo”. Pero, por lo general, las gentes no solamente suponen que La Voluntad de Dios se
hace en la Tierra, sino que El Cielo significa algún “más allá” que vendrá después y al que
entrará, cuando muera, todo el que ha llevado una vida buena. Se le contrasta siempre con la
idea del Infierno. También se considera el Infierno, no como un estado que el hombre puede
alcanzar en la Tierra, sino como un lugar hacia el cual van los malos cuando mueren. Muchas
de las más importantes ideas de los Evangelios se toman de esta manera, como si se tratase de
un ‘después’ en el Tiempo. No las relacionan con el hombre que vive en la Tierra Ahora, o
sea con el hombre que existe en el momento presente.

Pero, en distintos momentos, el hombre que vive en la Tierra ahora puede hallarse en un esta-
do mejor o peor.

Por un instante puede alcanzar un estado mejor de Sí mismo, verlo todo bajo una luz mejor, o
puede hallarse en un estado peor y desde ahí verlo todo obscuro. Puede subir o bajar vertical-
mente. Puede ver las cosas desde un Nivel Superior o Inferior.

No hay quien no se dé cuenta de esto.

Y estas alzas y bajas, estos momentos de visión interior o de obscuridad que caracterizan la
vida de todos, nada tienen que ver con el tiempo ni con el “más allá”. Son Estados que El
Hombre es capaz de lograr en Sí mismo, Ahora. Corresponden a un movimiento que asciende
y desciende, dentro del Hombre mismo. De este modo son, por así decirlo, Una Vertical.

Cuando la persona se encuentra en un estado malo, como lo es la sospecha, todas las cosas se
conectan de un modo. Cuando las circunstancias cambian ese estado, la persona las ve de un
modo muy distinto. Es tan común esta experiencia que no vale la pena acentuar su verdad.
Pero el futuro de una persona que se halla en un estado de sospecha, no yace en el tiempo sino
en ella misma, en la persona, con relación a sus otros estados o niveles de entendimiento.
Puede que la sospecha le arrastre más y más hasta un punto en que le haga obrar de un modo
violento e irrevocable. Su verdadero futuro reside en lograr otro Estado en Sí mismo. Y este

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Meta-Noia
“Hágase Tu Voluntad… en la Tierra…”

es un futuro psicológico. No yace en ningún después, en el mero correr del tiempo, sino que
estriba en un Cambio en Sí mismo. De modo que en el hombre hay siempre dos futuros: uno
en el correr del tiempo, y otro en un Cambio de Estado Interior. Y acerca de este Futuro Inte-
rior, acerca de este Estado en El Hombre, trata casi todo lo que dicen los Evangelios. De ordi-
nario las gentes piensan que el tiempo es progreso y que el mero correr de los días, años y
siglos producirá y tiene que producir un mejor estado de cosas. O, cuando piensan en Sí mis-
mas, creen que todo será distinto el próximo año, o el siguiente. Pero es sumamente difícil
creer que esto sea así. La vida permanece la misma. Y nada mejora a medida que la persona
envejece. El Tiempo no es el factor que produce La Transformación del Nivel general de La
Vida ni del Individuo. Pero hay una ilusión profundamente arraigada y que obra en todos no-
sotros. Mañana será otro día; mañana todo será distinto; mañana nos traerá una mejora en las
condiciones generales. Tan compleja es esta ilusión, que resulta casi imposible desembrollar
de ella toda la serie de Pensamientos y Emociones que la penetran. De un modo u otro, esta
Es La Ilusión que gobierna a La Humanidad en General, y a toda persona en particular. Al
hallar que La Vida es tan difícil e imposible de entender, todos sienten, naturalmente, que
siempre hay una puerta abierta: el mañana. O bien piensan que deberían intentar hacer algo,
alguna clase de esfuerzo, pero lo hacen siempre considerando que hay un mañana. Todo hom-
bre piensa muy sincera y realmente que mañana se le presentará la oportunidad de hacer lo
que ha de hacer, y así esquiva el peso que le abruma. Este es un peso que siente la inmensa
mayoría; es el peso de la propia incompetencia. Todos esperan el auxilio del mañana.

Pero el hecho más importante es que, al pensar en su vida, las gentes lo hacen en términos de
pasado, presente y futuro. Piensan en Términos de Tiempo y No de Estado. De modo que les
resulta muy fácil creer que con el tiempo lograrán otro Estado, o bien creen en alguna vida
futura del más allá. Pero esta vida futura no reside sólo en el Tiempo, sino también en Sí
mismo, y consiste en Mudar de Estado ahora, al darse cuenta de aquel en que se encuentra.

Tomemos nuevamente el ejemplo de la sospecha. La persona comienza a entrar en un estado


de sospecha, y a medida que progresa, da más y más consentimiento a las ideas y conexiones
que le sugiere su estado. Todo psiquiatra sabe perfectamente que cuando este estado pasa de
cierto punto indefinible, la locura está cerca. Y la puede diagnosticar. ¿Cuál es el verdadero
futuro del hombre? ¿Radica en el tiempo o en alguna otra dirección? En el tiempo, su futuro
es una creencia, cada vez mayor, en las ideas hipnóticas que induce semejante estado. Pero El
Hombre tiene la posibilidad de otro futuro Ahora; o sea La Posibilidad de Lograr Otro Estado.
Se puede pensar en este futuro que no radica en el tiempo, sino ahora, como en una Vertical
que corta el Tiempo. Se le puede pensar como un estado que corresponde a una línea erguida
y que, como una escalera, indica Estados Superiores o Inferiores. Si imaginamos el Tiempo en
un diagrama, como una Línea Horizontal, y que represente pasado, presente y futuro, La Ver-
tical que penetra en El hombre en cualquier momento del tiempo indica la posibilidad de un
Estado Superior o Inferior en ese momento. Si queremos entender algo de los Evangelios, esta
imaginaria línea erguida que indica Los posibles Estados del Hombre es una idea que hemos
de asir. Pues los Evangelios tratan íntegramente acerca del logro de estos Estados Superiores
de Sí mismo. Pero no en el sentido del mundo, sino en el sentido de La propia Vida. No en el
mañana ni en algún más allá, sino ahora.

Mas el sentido implícito en la palabra Metanoia es algo más que un Cambio temporal de Es-
tado. Quien procura abstenerse, hace esfuerzos para no continuar cediendo a lo que considera
su peor rasgo, trata de permanecer en lo que considera que es su deber y así procura llevar una
vida justa, tampoco alcanza el Estado de la Metanoia. Y aunque esté convencido de que tal

63
Meta-Noia
“Hágase Tu Voluntad… en la Tierra…”

forma de vida no se debe al deseo de sentirse meritorio, ni de convertirse en un ejemplo para


los demás, ni al temor a la policía, al desprecio social, a la pérdida de su reputación y buen
nombre, sino que Se Debe a Sí Mismo; no obstante todo esto, no ha pasado aún por una
Transformación Mental. Como ya se ha indicado, deben de haber sido muchísimas las perso-
nas que en Jerusalén llevaban una Vida Buena y Moral; sin embargo, las palabras de Jesús: “si
no Os Arrepintiereis”, o sea si no cambiáis de Manera de Pensar, “todos pereceréis asimis-
mo”, indican que se trata de otra cosa.

Aquí hallamos una de las ideas más profundas de la enseñanza psicológica de los Evangelios.
Enseñan que es posible lograr una Transformación Radical, Permanente, y su definición téc-
nica es la Metanoia. Pero El Hombre no puede alcanzar un Nivel Superior en Sí mismo y
permanecer en él, a menos que haya construido en sí una conexión de ideas que gradualmente
le elevan por sobre su nivel actual. En este sentido, la idea del “Reino de Los Cielos” es una
Idea Suprema. Representa un Bien más Elevado. Se encuentra por sobre La Vida visible, por
encima de La Verdad Material y de las teorías físicas. Y aunque se la conciba débilmente, da
una nueva dirección a La Mente del Hombre, crea nuevas conexiones en sus Pensamientos y
Sentimientos y abre nuevos medios de comunicación en Su Entendimiento. La idea de La
propia Evolución, la de la Metanoia o Transformación de La Mente, y la idea del “Reino de
Los Cielos”, todas están conectadas y tienen una relación entre Sí. Lo que se ha de entender es
que a fin de que esta propia Evolución y Transformación comience, El Hombre tiene que de-
jar de correr en pos de las pruebas que le aportan los sentidos. Ha de dejar de sacar deduccio-
nes de La Naturaleza, de los fenómenos y de los acontecimientos y sucesos de La Vida. Ha de
dejar de ver en La Vida Externa todo el Significado de Su propia Vida; también ha de dejar de
hallar este Significado fuera de Sí mismo. Tampoco ha de ver La Voluntad de Dios haciéndo-
se en La Vida del Mundo.

Es preciso darse cuenta de que la persona que llega a la conclusión de que no puede haber
nada de lo que La Vida misma representa, y que no puede haber ‘Dios’ debido a las malas
condiciones en que está el mundo, se encuentra en la misma situación, psicológicamente ha-
blando, que los discípulos que pensaban que todo cuanto ocurre en la Tierra se debe a La Vo-
luntad de Dios.

La idea de la Metanoia y del Reino de Los Cielos se encuentra en otra dirección. El Hombre
ha de volver la espalda al Mundo y verse a Sí mismo. Muchas de Las Parábolas de Los Evan-
gelios tratan de esto, y una de las más significativas es la del Hijo Pródigo. Inmediatamente
antes de esta parábola que versa sobre la Metanoia, Jesús habla de la importancia del ‘Arre-
pentimiento’. Dice a quienes le escuchan que “habrá más gozo en El Cielo de un pecador que
se arrepiente, que de noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento”; y, otra vez,
“hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente”. En seguida rela-
ta la siguiente parábola:
‘Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de la hacienda que me
pertenece: y les repartió la hacienda. Y no muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, partió lejos
a una provincia apartada; y allí desperdició su hacienda, viviendo perdidamente. Y cuando todo lo hubo
malgastado, vino una grande hambre en aquella provincia y comenzó a faltar. Y fue y se llegó a uno de los
ciudadanos de aquella Tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase los puercos. Y deseaba
henchir su vientre de las algarrobas que comían los puercos, mas nadie se las daba. Y volviendo en sí, dijo:
¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levan-
taré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra El Cielo y contra ti; ya no soy digno de ser llamado
tu hijo; hazme como a uno de los jornaleros. Y levantándose, vino a su padre. Y como aún estuviese lejos,

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Meta-Noia
“Hágase Tu Voluntad… en la Tierra…”

violo su padre, y fue movido a Misericordia, y corrió, y echóse sobre su cuello, y besóle. Y el hijo le dijo: Pa-
dre, he pecado contra El Cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Mas el padre dijo a sus
siervos: Sacad el principal vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y zapatos en sus pies. Y traed el
becerro grueso y matadlo, y comamos y hagamos fiesta: Porque este mi hijo muerto era y ha revivido; habíase
perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse. Y su hijo el mayor estaba en el campo; el cual como vino,
y llegó cerca de casa, oyó la sinfonía y las danzas; y llamando a uno de los criados, preguntóle qué era
aquello. Y él le dijo: Tu hermano ha venido y tu padre ha muerto el becerro grueso, por haberle recibido sal-
vo. Entonces se enojó y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase. Mas él, respon-
diendo, dijo al padre: He aquí tantos años que te sirvo, no habiendo traspasado jamás tu mandamiento, y
nunca me has dado un cabrito para gozarme con mis amigos: Mas, cuando vino este tu hijo, que ha consu-
mido tu hacienda con rameras, has matado para él el becerro grueso. Él entonces le dijo: tú siempre estás
conmigo y todas mis cosas son tuyas. Mas era menester hacer fiesta y holgarnos, porque este tu hermano
muerto era, y ha revivido; habíase perdido y es hallado.’8

Esta gran parábola demuestra cómo el hombre vuelve en sí, tras haberlo buscado todo en la
vida, y Cambia de Dirección. Es muy interesante observar que en esta parábola se muestra al
hijo pródigo en aquel estado en que uno se ha perdido, según lo indican las palabras: “Y vol-
viendo en sí”. Una versión más literal dice: “Cuando volvió a Sí” [είς έαυτον δε έλθων¨].

Pero las gentes la relacionan con una idea literal de dispendio, como de dinero, o un malgasto
de la heredad. Imaginan a un joven reducido a la miseria y comiendo las algarrobas de los
puercos. No piensan que esta parábola hace referencia a ellas mismas, a las gentes, y que se
refiere al estado psicológico en que ellas mismas se encuentran, a un estado de perdición en el
que la persona efectivamente anda perdida. Es un estado al que llegan todos. Un Estado en el
que El Hombre se pierde a Sí mismo y en el que todas las formas externas de la vida, en el
que todas las exterioridades le nutren tan poco como las algarrobas de los puercos.

Se ha dicho ya que una parábola es una comparación. Su sentido físico o sensual es una cosa;
su verdadero significado yace en un Nivel Superior a Los Sentidos. Tenemos, entonces, que
una parábola es una máquina transformadora de significados. Transforma el de un Nivel Infe-
rior en uno de Nivel Superior. Tiene un Significado Literal, y también uno psicológico dife-
rente. Es un medio por el que se puede indicar un significado mayor, separándolo de las pala-
bras o de las imágenes que emplea. Éstas poseen su propio Significado Inferior, y tal es el
motivo por el que se las usa en todos los Evangelios. El significado de una parábola siempre
es psicológico; jamás Literal ni Físico.

La Parábola obra como un Puente entre dos Niveles de Significado, el Sensual y el Psicológi-
co. Hay una parte en los Evangelios que dice que Jesús hablaba a las gentes sólo por medio de
parábolas, pero que a sus discípulos les daba una enseñanza directa en privado. Y ha de tener-
se siempre presente que se cita a Jesús diciendo a quienes le oían que no podían entenderle
porque no tenían Oídos para Oír, ni Ojos para Ver; o sea que su Entendimiento estaba cerrado
y que todo Significado psicológico e Interno les era incomprensible, que lo tomaban todo de-
masiado al pie de la letra refiriéndolo al dominio exterior, el de los hechos y acontecimientos
físicos.

La Parábola del Hijo Pródigo no se refiere a un joven que desperdicia su fortuna. Hace refe-
rencia a todo el que nace en la Tierra. Pero la última parte no se refiere en forma alguna a to-

8
Lucas, XV: 11-32.

65
Meta-Noia
“Hágase Tu Voluntad… en la Tierra…”

dos, porque son muy contados los que se dan cuenta de su situación y “vuelven en sí”. Este es
el momento de la Metanoia. Ha de tenerse en cuenta que La Parábola no dice que El Hijo se
‘Arrepiente’, sino que “Vuelve en Sí”, y al darse cuenta de su situación comienza a huir del
poder de las exterioridades. En parte alguna habla de ‘Arrepentimiento’. Sólo se menciona
cierto Cambio en La Mente descrito como “Volver en Sí” y que en La Enseñanza que precede
a La Parábola se indica que es la Metanoia: una Transformación del Pensamiento, una manera
enteramente nueva de encarar La Vida.

66
Nicodemo
PRIMERA PARTE
Nicodemo, príncipe de los fariseos, visitó a Jesús de noche; y la obscuridad en que se hallaba
la indica la siguiente conversación, que aparece en el Evangelio de Juan:
“Éste vino a Jesús de noche, y díjole: Rabbi, sabemos que has venido de Dios por maestro; porque nadie pue-
de hacer estas señales que Tú haces, si no fuere Dios con Él. Respondió Jesús y díjole: De cierto, de cierto te
digo, que el que no Naciere Otra Vez no puede ver El Reino de Dios. Dícele Nicodemo: ¿Cómo puede el
hombre nacer siendo viejo? ¿Puede entrar otra vez en el vientre de su madre y nacer? Respondió Jesús: De
cierto, de cierto te digo, que el que no Naciere de Agua y Espíritu no puede entrar en El Reino de Dios. Lo
que es Nacido de la Carne, Carne Es; y lo que es Nacido del Espíritu, Espíritu Es. No te maravilles de que te
dije: Os es necesario Nacer Otra Vez. El viento de donde quiere sopla y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde
viene, ni adonde vaya: así es todo Aquel que es Nacido del Espíritu. Respondió Nicodemo y díjole: ¿Cómo
puede esto hacerse? Respondió Jesús y díjole; ¿Tú eres el maestro de Israel, y no sabes esto?”1

Hay algo extraño en la secuencia de estas palabras, especialmente al comienzo. ¿Qué es lo


que Nicodemo quiere decir, y qué Jesús? Nicodemo no le ha preguntado nada a Jesús, pero se
representa a Jesús respondiéndole. ¿Cuál fue su respuesta? A primera vista es evidente que en
las palabras de Nicodemo no hay nada que requiera una respuesta. La narración de esta su-
puesta entrevista nocturna presenta a Nicodemo diciendo a Jesús seriamente y sin la menor
intención de adularlo, que ha visto todos sus milagros y que, por consiguiente, está convenci-
do de que es un maestro enviado de Dios. “Sabemos –dícele– que eres un maestro enviado de
Dios, porque nadie puede hacer semejantes milagros a menos que Dios esté con Él.” Se diría
que esta es una afirmación bastante razonable y que no necesita respuesta; parece preparar el
terreno para alguna pregunta, tal vez para una confesión o una solicitud de consejo. Y Justa-
mente a esta altura Jesús parece interrumpirle. ¿Qué razón puede haber para esta interrupción
y qué hay en las primeras palabras de Nicodemo que merezcan una respuesta? Podría supo-
nerse que Jesús le contestara que estaba de acuerdo, que sus conclusiones eran bastante acer-
tadas y que, en resumen, los milagros constituían una prueba de que en realidad era un maes-
tro enviado de Dios. En cambio, Jesús le dice algo que, aparentemente, nada tiene que ver con
el asunto. Y es precisamente éste el punto que da una calidad tan rara al episodio, como si lo
dejase fuera de foco o como si forzara la unión de dos significados diferentes. La importancia
que tiene todo el episodio estriba justamente en este hecho. El punto de vista de Nicodemo y
el de Jesús chocan abiertamente al comienzo mismo y en dos breves sentencias, para destacar
la extraordinaria diferencia que hay entre ambos. Como todas las cosas de los Evangelios, este
episodio parece poner a prueba la comprensión de quien lo lee. En los primeros versículos las
palabras se deslizan suavemente, pero los significados son del todo opuestos entre sí. Y esto
se destaca con más claridad en el resto del episodio, ahí donde se presenta a Nicodemo como
a un ser que no entiende una sola palabra de lo que le dice Jesús.

¿Cuál es el punto de vista de Nicodemo? Es un punto de vista que se apoya en Los Sentidos.
Nicodemo comienza a hablar de lo que ha visto con los ojos físicos, y se puede suponer que
quisiera cimentar su creencia en La Enseñanza de Cristo partiendo desde esa base. Ha visto
señales y milagros, y esta prueba de Los Sentidos determina su creencia en El Cristo. No parte
de nada visto internamente, sino de lo visto por fuera. Jesús lo corrige. Nicodemo ni siquiera

1
Juan, III: 2-10.

67
Nicodemo

ha hecho una pregunta, sino que comienza a hablar de un modo enteramente equivocado. Y
este error es lo que Jesús capta. No le dice directamente que su enfoque está errado, sino lo
implica en su respuesta. No le dice cuan inútil es comenzar por las pruebas visibles de Dios,
sino que le da a entender que toda esa cuestión concierne al hombre. “De cierto, de cierto te
digo que el que no naciere otra vez…” no puede ‘Ver’ a Dios. Es decir. Jesús informa a Nico-
demo que tan sólo un Nuevo Hombre, otra clase de hombre, puede saber algo acerca de Dios.
Pero Nicodemo, que busca pruebas externas de Las Manifestaciones de ‘Dios’ y que está im-
presionado por los milagros, no puede captar lo que se le da a entender. Cree que todo estriba
en hallar pruebas externas de La Existencia de ‘Dios’, o que se manifiesta por esta o aquella
persona. Y, muy sinceramente, quiere comenzar desde estas pruebas vistas y externas. De
modo que, habiendo visto milagros, consideró que Cristo tenía que ser una persona extra or-
dinaria y, por cierto, Divina.

Todos tienden naturalmente a pensar de esta manera, y parten desde este punto. Consideran
que lo visto es una prueba concluyente porque La Mente, o El Entendimiento, se desarrolla
primero por su contacto con los objetos de Los Sentidos; naturalmente, se apoya en el mundo
visible. La Fe de Nicodemo parte de lo sensual, de lo externo. Y Jesús le enseña que esto no
puede ser. Lo que corresponde a los sentidos y lo que los sentidos pueden verificar es un pun-
to de partida errado. Si una persona es capaz de someterse a un Desarrollo Interior, a una
Transformación Individual cuyo término técnico es el Renacimiento, resulta evidente que lo
que Jesús quiere decir es que no puede empezar con las pruebas vistas o visibles. O sea que no
comienza en la vida. De modo que, sea lo que fuere lo que imaginamos que es el Renacimien-
to, lo cierto es que ya podemos entender una cosa: que puede comenzar únicamente con algo
interno, con algo que El Hombre ve en Sí mismo, con algo que se Entiende y se Comprende
Interiormente, y que no puede empezar con la adoración de cosa alguna fuera de la persona.
Tampoco puede comenzar partiendo de la convicción lograda mediante las pruebas externas,
como los milagros, ni cosa alguna que pertenezca a La Vida Exterior. En resumen, no puede
principiar con nada de lo que proviene de fuera, a través de Los Cinco Sentidos Externos.

SEGUNDA PARTE
“¿Cómo puede el hombre nacer siendo viejo?”, pregunta Nicodemo. “¿Puede entrar otra vez
en el vientre de su madre y nacer?”

Nicodemo toma la idea del Renacimiento al pie de la letra, en términos de Los Sentidos. Para
él nacer de nuevo tiene que significar un nuevo nacimiento físico, entrar físicamente otra vez
en el vientre de su madre y volver a salir al mundo, comenzar la vida de nuevo, como un niño.
Pero esta idea, la de empezar de nuevo, de nacer físicamente de nuevo y de la misma madre,
siempre ha existido históricamente en La Humanidad.

La repetición de la misma vida, la idea de que todo se repita, la idea del Tiempo Curvo y co-
mo un Círculo que siempre vuelve al mismo punto donde todo recurre como fue antes, ha
existido como una idea muy precisa y son muchos los autores que se han referido a ella en el
pasado, y también muchas las personas que han creído en ella. Pero esta no es la idea de La
Reencarnación. El Tiempo en La Forma de un Círculo, o sea el tiempo que devuelve el pasa-
do y lo restaura todo nuevamente –la idea de la recurrencia de todas las cosas–, es una no-
ción sumamente antigua. Data del comienzo de nuestra cultura occidental y probablemente
parta de Pitágoras. Es una idea que ha sido revivida en distintas épocas y a la que a veces se

68
Nicodemo

presenta como una manera de explicar la vida, las obras de las gentes, sus diferencias, talentos
y destinos. Esta idea que Nicodemo parece orillar, o que al menos Juan le hace orillar, y que
se apoya en la recurrencia de todas las cosas, explica muchos aspectos de la vida que de otro
modo sería imposible explicar. Una persona puede recordar su vida, la que vivió antes y está
viviendo nuevamente; o bien puede no recordar nada. Si recuerda, sabrá por anticipado lo que
va a suceder, porque ha sucedido antes. En esta persona hay un sentimiento vago, o un vago
sentido del futuro. O a temprana edad parecerá más dispuesto, o más interesado, o más capaz
de asir o entender ciertos aspectos de la vida que le parecen familiares. Podrá darse cuenta de
lo que quiere hacer, de modo que comenzara muy temprano a desarrollarse como músico,
escritor, artista u ‘hombre de destino’, según se dice. Tal vez sea un ser que únicamente siente
algo muy profundo, pero no sabe lo que es, o bien ha olvidado lo que ha de hacer. Tal vez
solamente recuerde lo que no ha de hacer.

En este sentido literal, el hombre, todos los hombres, pueden nacer de nuevo, físicamente, de
la misma madre; y de nuevo hallarse en el mismo tiempo, en medio de idénticos aconteci-
mientos, en el mismo período histórico. Si la persona recuerda algo, ya sea a causa de un su-
frimiento anterior, ya debido a algún nuevo interés, sabrá algo más que otros acerca de cierto
aspecto de este tiempo; y, sin saberlo directamente, sentirá lo que debe hacer, el curso a que
ha de dedicarse y qué es lo que ha de evitar. Hasta puede saber qué hacer en un caso de emer-
gencia, porque todo ha sucedido antes. Así vistos los hechos, todos los acontecimientos, gue-
rras y sucesos de una época en particular han sucedido una y otra vez y están ocurriendo
siempre en el Tiempo en Sí. El Conocimiento que viene del recuerdo de “haber hecho todo
esto antes”, un recuerdo extraño, vago y probablemente siempre indirecto, el recuerdo de que
“todo esto ha sucedido antes”, y de que hay ciertas cosas que sucederán inevitablemente, hará
que la persona considere que no está en la vida igual que los demás, los que nada recuerdan,
sino que existe algo diferente en ella, algo con autoridad a la que debe obediencia, ya sea que
la conduzca al éxito o al fracaso. Una persona así no creerá que basta una sola vida para ex-
plicarla, ni a ella ni a los demás, ni que todos comienzan la vida al nacer.

En este sentido, en el del nacimiento físico y literal una y otra vez, en la recurrencia física de
todas las cosas, por cierto que el hombre estará otra vez en el vientre materno. También en
este senado, si la muerte significa que todos regresan inmediatamente al instante de su naci-
miento y nacen de nuevo, literalmente el mismo día y hora, bien puede decirse que “siendo
viejo” el hombre entra otra vez en el vientre de su madre y nace a la misma vida, como una
criatura. Y aunque nada recuerde, hará y le será más fácil hacer lo que antes hizo, ya sea
bueno o malo. Y si presiente las cosas que han de ocurrir, su conocimiento del futuro será en
realidad conocimiento del pasado, de lo que ha vivido antes y de lo que ya ha experimentado.
Pues si el Tiempo es Curvo y forma un Círculo, entonces en verdad no hay ni pasado ni futu-
ro, sino que todo girará en su propio Ciclo de Tiempo, y los sucesos del pasado siempre vol-
verán y se convertirán en futuro; los sucesos del futuro serán siempre lo que han sido, del pa-
sado. De modo que pasado y futuro serán siempre términos relativos, según sea la propia si-
tuación en el Círculo de la propia Vida, o lo que llamamos el presente, un momento variable
que nunca asimos, en el que nunca vivimos y en el que nunca vemos la realidad salvo a través
de los sentidos. Los sentidos nos dan un momento presente como quien mira a través de una
ranura un mundo vasto, inconcebible, erguido en un eterno presente, en todas las dimensiones
del Tiempo que contiene pasado, presente y futuro en una existencia simultánea. Lo vemos
muy breve, como una sección o un trozo, como un mundo limitado a tres dimensiones y que
se mueve bajo el poder de una incansable y misteriosa máquina: el Tiempo. Ya estemos dor-
midos o despiertos, el Tiempo, siempre silencioso, nos urge a darnos prisa y nos aleja de todo

69
Nicodemo

lo que tuvimos, o de todo lo que sentimos o pensamos. Nos obliga a vivir nuestra vida y a
llegar al momento de la muerte.

Por consiguiente, Juan quizá haya tenido cierta Intuición al poner en boca de Nicodemo el
comentario: “¿Puede el hombre entrar otra vez en el vientre de su madre?” Hasta es posible
que haya introducido a propósito, en esta parte, la idea de la recurrencia literal. Pues los
Evangelios no han sido escritos desde el punto de vista de lo que ocurrió, no han sido escritos
en el estrecho sentido histórico. Todo lo escrito en los Evangelios tiene la finalidad de trans-
mitir un significado, o ilustrarlo. Ya sea una parábola, incidente o conversación, lo importante
es captar lo que significa. Con respecto a La Verdad que contienen, en los Evangelios lo his-
tórico es secundario. Su objetivo principal consiste en transmitir una Verdad de otra categoría.
No tiene la menor importancia el hecho de si esta entrevista entre Nicodemo y Jesús ocurrió o
no. La importancia de todo lo que se dice en los Evangelios no estriba en su verdad histórica,
sino en su Significado. Es decir, que un incidente que puede haber ocurrido o no, se utiliza
para destacar algún aspecto psicológico e ilustrar cierto significado con relación a La Ense-
ñanza principal de Cristo. Si se les ve de este modo, puede decirse que los Evangelios son una
invención y que los incidentes están agrupados de suerte que proporcionen un significado y
no para dar testimonio de un suceso histórico. Nicodemo no habló necesariamente en esa for-
ma. Y hasta es posible que ni siquiera haya conocido a Jesús. Es evidente que Juan lo emplea
para destacar un tipo de hombre que tiene un contacto superficial con La Enseñanza de Cristo,
y para demostrar cómo este tipo de persona actúa ante ella.

Los Evangelios son significados muy concentrados. Se les viste exteriormente con una serie
de incidentes y sucesos, en especial cuando no se emplea la parábola. Y toda la enseñanza se
presenta en la forma de una difícil paradoja, debido a que no era un conocimiento que se pu-
diera entender fácilmente. Tampoco una Enseñanza que pudiese darse directamente. Precisaba
otro lenguaje para transmitir las ideas de que habló Jesús, un lenguaje que La Humanidad
corriente –personas como nosotros– no pueda captar. Parábola, incidente e ilustración, se em-
plean como medios.

Nicodemo aparece en los Evangelios como aquella clase de personas que solamente pueden
entender La Enseñanza de Cristo en su forma literal. También surge como un hombre que por
cierto creía que se aproximaba El Reino de Los Cielos terrenal, un reino con un Rey de carne
y hueso que reinaría como cualquier rey y mataría a todo el que no estuviese de acuerdo con
lo que a Nicodemo le parecía justo. También es evidente que Jesús procura ayudar a Nicode-
mo a salir del nivel de una interpretación física, trata de indicarle que siendo la clase de hom-
bre que es, con todos sus prejuicios, gustos y disgustos, y con todas sus ilusiones de Los Sen-
tidos, no puede ‘Ver’ a Dios; y que debe someterse a un proceso que llama el “Renacimiento”,
antes de poder siquiera creer que sabe o que entiende algo de La Voluntad de Dios. Se precisa
Otro Nivel de Ser antes que sea posible decir algo acerca de ‘Dios’. De modo que Jesús dice a
Nicodemo que “El Que No Naciere Otra Vez”, que a menos que Nazca como un Nuevo Hom-
bre, a menos que se convierta en otra clase de hombre, no podrá Ver a Dios. No podrá ni si-
quiera imaginar lo que ‘Dios’ es.

Pero las gentes quieren darse cuenta de Dios a la altura de su propio Nivel de Ser, y muchos
creen que pueden hablar de Dios y de la ‘Voluntad de Dios’; predican y escriben acerca de La
Voluntad de Dios como si supiesen lo que esto realmente Significa, y sin siquiera molestarse
en buscar el significado profundo de lo que se dice en el ‘Padre Nuestro’: “Hágase Tu Volun-
tad… en la Tierra…” No solamente imaginan que La Voluntad de Dios se hace en la Tierra,

70
Nicodemo

sino que si alguna de sus amistades sufre un infortunio lo toman como indicación de que La
Voluntad de Dios obra sobre ella en la forma de un castigo; también suponen que saben algo
acerca de Dios, que saben lo que Dios quiere. Escuchan o pronuncian sermones referentes a
los deseos de Dios y hasta se consideran superiores a los que no obran conforme a la religión,
conforme a sus ideas, y a los que no militan en la misma iglesia. Esta es la situación corriente
en la vida con respecto a lo que se llama ‘Religión’. Pero Jesús no enseñó religión. Enseñó El
Renacimiento. Y todo el sentido de los Evangelios está en La Metanoia y El Renacimiento.
Pero, debido a que nadie entiende que tras La Enseñanza de Cristo hay algo Específico y
Real, y debido a que todo lo que Enseñó clara y específicamente se convirtió en ‘Religión’,
toda su Enseñanza quedó transformada en otra cosa: en motivo de disputas, divisiones y secta-
rismos, y así en persecuciones violentas y sanguinarias y en horribles guerras. Todo esto se
debe a que no se entendió La Enseñanza de Cristo. Y este fue un hecho inevitable, porque lo
que enseñó, y los significados que oculta la narración en los Evangelios, están por encima de
La Humanidad, pues se refirió a un Nivel Superior del Hombre, a un desarrollo que se en-
cuentra por sobre el Nivel en que está, sea la clase de persona que fuere, o lo que crea ser.

TERCERA PARTE
¿Qué Significa Nacer Otra Vez? ¿Cómo podrá el hombre, en medio de esta vida, rodeado por
tanto fenómeno abrumador, por tantos sucesos que cambian en el mundo exterior; cómo podrá
nacer otra vez, ser un Nuevo Hombre, otra clase de hombre, un hombre diferente a lo que es?
Jesús dice a Nicodemo que el hombre, tal cual es, es ‘Carne’, que para ser diferente, para na-
cer otra vez, tiene que Nacer “de Agua y de Espíritu”. En otras partes de El Nuevo Testamen-
to se indica que el hombre ha de morir para sí mismo, que ha de morir como es antes de que
pueda nacer de nuevo. O sea que ha de morir para la ‘Carne’ antes de que pueda Nacer del
‘Espíritu’. Pero estas palabras que tan a menudo han oído tantos millones de personas con
tanta placidez, permanecen como meras palabras y sólo producen la satisfacción de las cosas
familiares cuando se las reconoce, y nada más.

¿Qué se quiere decir por ‘Carne’, y qué es ‘Agua’ y qué ‘Espíritu’?

Las gentes pueden imaginar que, al menos, entienden lo que significa ‘Carne’, y que morir
para la ‘Carne’ o sobreponerse a la ‘Carne' significa someter el cuerpo a alguna disciplina,
privarle de alimentos o renunciar a todos los placeres físicos. Posiblemente sea esto lo que
generalmente se entiende por ir contra la ‘Carne’. Por cierto que son muchos los que así lo
entienden, y piensan en los anacoretas, en los eremitas y en los santos como en personas que
hicieron de esto su principal objetivo, con la esperanza de llegar a algún Nivel Superior, a un
elevado desarrollo de Sí mismos empleando semejantes métodos. No puede imaginarse nada
más absurdo, pues nadie que empiece por este punto de vista tan exterior podrá conseguirlo;
nadie lo ha conseguido. Estas personas no han captado el sentido de una frase que Jesús em-
plea en otra parte, cuando se refiere a los que quieren seguir su camino. Dice que para seguirle
–o sea, a fin de seguir su Enseñanza– El Hombre ha de ‘negarse a Sí mismo’. Por lo general,
Las gentes imaginan que esto significa negarse o privarse de algo externo, de alguna comodi-
dad, o quizá de algo que quieren mucho. No entienden la idea de que para que el hombre pue-
da negarse ha de negarse a Sí mismo, a lo que es o cree ser.

La parte en que Jesús dice esto2 tiene en el original griego el sentido de que la persona ha de
2
Mateo, XVI: 24.

71
Nicodemo

negarse por completo a Sí misma [άπαονησασδω έαυτον]. Se cae de su peso que si una perso-
na es capaz de un mayor desarrollo latente en Sí misma, y capaz de alcanzar un Nivel más
Elevado o Superior, no puede permanecer siendo la misma persona, no puede seguir siendo el
mismo ‘Sí mismo’ y a la vez pasar por un Cambio Interior. Pues cambiar interiormente, cam-
biarse a Sí propio, no significa agregar a lo que uno ya es, como cuando se agrega algo al pro-
pio saber con el estudio de alguna otra materia. La idea de La Transformación nada tiene que
ver con la idea de la adición, de un agregado. La palabra griega Metamorfosis
[μεταμοοφοομαι], que es la que emplea Mateo –que se tradujo por Transfiguración3 y que
Pablo emplea como ‘Reforma’4: “No Os conforméis a este siglo, mas reformaos por la reno-
vación de vuestro Entendimiento…” – quiere decir una Transformación Completa de La Men-
te–. [La palabra castellana ‘Mente’ proviene del latín mens, que significa Entendimiento]. En
los experimentos que La Naturaleza ha hecho en el terreno de la transformación de insectos se
ve que la metamorfosis de la oruga en mariposa no es algo que se agregue a la oruga, como
agregarle alas, por ejemplo, sino que constituye una transformación completa. El cambio en el
sentido del mero crecimiento y decadencia, o de aumento o disminución, es algo que existe en
todo El Universo; pero también existe otro orden de cambios, el fenómeno de La Trans-
formación. Toda la química Es Transformación, y en este sentido, un milagro. El fuego que
arde en un hogar Es Transformación. El desarrollo de un pollo dentro de un huevo es Trans-
formación. El desarrollo de un Ser Humano desde una célula es también Transformación.

La Transformación de una célula en un hombre, o de una oruga en mariposa, pertenece al


Reino de La Naturaleza. No así La Transformación de que habla Jesús; ésta no es obra de La
Naturaleza. Todo lo que se ha descubierto acerca de La Naturaleza y de esta Evolución y
Transformación, pertenece a un orden muy distinto del que se habla en los Evangelios y en
muchísimos escritos aún más antiguos. Por consiguiente; no ha de sorprendernos la idea de
que si La Naturaleza produce una Transformación mediante su propio proceso, lento y gra-
dual, también haya en La Vida de La Mente, del Sentimiento y de La Consciencia un proceso
similar cuyo objeto sea producir una Transformación aún mayor. El hecho de que en El Mun-
do Externo, fenoménico, en El Mundo Natural haya una Transformación, sugiere que también
la hay en El Mundo Psicológico, Mental, Emocional, El Mundo en que todos realmente viven.
Esta es La Transformación a que se refiere Jesús en su conversación con Nicodemo.

Dicha Transformación –o Renacimiento–, si procuramos entender lo que con relación a ella es


posible, depende de que El Hombre ya no sea o no esté en la ‘Carne’. Tal cual es, El Hombre
es de ‘Carne’ y ‘Agua’. Puede nacer de Agua y de Espíritu. Esto significa que hay un elemen-
to de conexión, o un Principio o factor que permanece en esta Transformación: el Agua. To-
dos estos términos son evidentemente técnicos; o sea que corresponden a un lenguaje especial
que entendieron los que estaban en estrecho contacto con Cristo. Pero, si consideramos el
significado de la Metanoia, podremos captar la idea de que la ‘Carne’ se refiere a la ‘mente
carnal’, expresión que efectivamente se emplea en el Nuevo Testamento. La Actitud de Nico-
demo representa esta literalidad, la de la mente carnal, aquella que se apoya en Los Sentidos
Externos, la que se vuelca hacia La Vida Exterior o que está conformada a ‘este siglo’. Hay en
ello un significado más sutil que el de vanidad o mundanalidad. Su sentido más profundo no
estriba en estas consideraciones. La Mente que se alimenta sólo de la ‘Carne’, del alimento
que producen Los Sentidos, no puede tomar contacto con el ‘Espíritu’. Lo primero que hemos
de advertir es que El Hombre ha de negarse a Sí mismo. Esto se refiere a las ideas que tiene

3
Mateo, XVII: 2.
4
Romanos, XII: 2.

72
Nicodemo

tras Sí, a todas las formas de su imaginación, a la totalidad de las ilusiones que tiene de Sí
mismo y a cuanto le induce a creer que cree ser lo que supone. La ‘Carne’ no puede ayudarle
a cambiar. Y no puede, porque nadie puede ver dentro de Sí mismo con los órganos de los
sentidos que fueron creados para relacionarse con El Mundo Exterior. Nadie puede empezar a
verse a ‘Sí mismo’ con la observación exterior. La Mente que se apoya en Los Sentidos no
puede conducirle al punto preciso desde el cual comenzar, y así estará en la misma situación
que Nicodemo, quien comienza fuera de Sí y a quien Jesús corrige indicándole que todo estri-
ba en que El Hombre pueda renacer. Y que para ello ha de comenzar desde dentro. Vale decir
que ha de comenzar desde ‘Sí mismo’, y no desde los milagros que haya observado ni de las
deducciones que haya hecho acerca de Dios sobre la base de las pruebas que le aportan Los
Sentidos.

CUARTA PARTE

La Mujer de Samaría
¿Qué se quiere decir con la palabra agua? En la frase: “el que no Naciere de Agua y Espíritu
no puede entrar en El Reino de Dios”, es evidente que la palabra tiene un sentido especial y
corresponde a un lenguaje que se emplea de una manera especial. En la narración del diálogo
entre Jesús y Nicodemo no se dice nada que indique su Significado. Pero en otras partes del
Nuevo Testamento sí se la emplea de una manera muy especial, como en la narración de la
entrevista de Jesús con aquella mujer de Samaría que había ido en busca de agua a la fuente
de Jacob. Esta conversación es muy semejante a la que tuvo Jesús con Nicodemo. Y nueva-
mente da cierto significado a la palabra agua. La narración dice así:
“Y estaba allí la fuente de Jacob. Pues Jesús, cansado del camino, así se sentó a la fuente. Era como la hora
de sexta. Vino una mujer de Samaría a sacar agua: y Jesús le dice: Dame de beber. [Porque sus discípulos
habían ido a la ciudad a comprar de comer]. Y la mujer samaritana le dice: ¿Cómo Tú, siendo judío, me pi-
des a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque los judíos no se tratan con los samaritanos. Respondió
Jesús y díjole: Si conocieses El Don de Dios y Quien te dice: Dame de beber: Tú pedirías de Él, y Él te daría
Agua Viva. La mujer le dice: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo: ¿de dónde pues tienes El
Agua Viva? ¿Eres Tú mayor que nuestro padre Jacob que nos dio este pozo, del cual él bebió, y sus hijos y sus
ganados? Respondió Jesús y díjole: Cualquiera que bebiere de esta agua volverá a tener sed; mas el que be-
biere del Agua que Yo le daré, para siempre no tendrá Sed: mas El Agua que Yo le daré será en él una Fuen-
te de Agua que salte para Vida Eterna. La mujer le dice: Señor, dame esta Agua, para que no tenga Sed ni
venga acá a sacarla. Jesús le dice: Ve, llama a tu marido y ven acá. Respondió la mujer y dijo: No tengo
marido. Dicele Jesús: Bien has dicho, no tengo marido; porque Cinco maridos has tenido y el que ahora tie-
nes no es tu marido; esto has dicho con verdad. Dícele la mujer: Señor, paréceme que Tú eres profeta.”5

En los versículos citados, la conversación parece consistir de dos partes desconectadas; y si


tienen alguna conexión, no es evidente. La primera parte termina ahí donde la samaritana pide
el Agua maravillosa de que le habla Jesús. Pero, como en el caso de Nicodemo, que tomó la
idea del Renacimiento muy literalmente, aquí parece que ella también toma algo al pie de la
letra. Y la segunda parte comienza inmediatamente. Jesús de pronto le pide que llame a su
marido. ¿Por qué lo hace? Y ¿qué conexión puede tener con la primera parte?

Cosa extraña parece que Jesús, luego de haber hablado de ‘Vida Eterna’ y del ‘Agua Viva’

5
Juan, IV: 6-19.

73
Nicodemo

que la proporciona –o sea, tras haberse referido a los niveles del más alto significado– se reba-
je a un nivel ordinario de censura moral para acusar a la mujer, que sacaba agua de una fuen-
te, de no estar casada y de haber tenido Cinco maridos. Pero, si el tema es una Boda en el sen-
tido de la Unión de dos cosas y de la que nace una Tercera y nueva, ya que todo Nacimiento
es el resultado de La Unión de Dos Aspectos, veremos que en este episodio hay una conexión
que elimina el ridículo que surge cuando se la toma literalmente. Entonces puede verse que la
segunda parte deriva de la primera, y a la vez ajusta la situación del hombre con respecto a las
ideas que Jesús enseña, y también con respecto a las ideas que deriva del mundo exterior por
medio de Los Sentidos.

Procuremos hallar esta conexión evitando su sentido literal y sensorio. Jesús dice a la mujer
que ha tenido Cinco maridos, y añade: “el que ahora tienes no es tu marido”. ¿Qué idea en-
cierra esto? La de una Unión errada. Esta idea viene en pos de la idea de un Entendimiento
errado. Pues Jesús acaba de referirse al “Agua Viva” y ha advertido a la mujer que quien be-
biere del agua que ella saca volverá a tener sed, pero el que beba del Agua que Él le dará no
volverá a tenerla. Como lo demuestra su respuesta, ella ha tomado esta idea al pie de la letra:
“Señor –le dice–, dame esta Agua para que no tenga Sed, ni venga acá a sacarla.” Esta contes-
tación indica que hay algún malentendido. La idea de que trata Jesús elude a la mujer. Ella
responde con su propia idea, muy diferente, tal como Nicodemo contestó con su propia idea.

Es que El Hombre puede pensar únicamente a base de las ideas que conforman Su Mente, su
entendimiento. Si otra persona le habla de ideas que no posee, el resultado es un malentendi-
do, o bien, si quiere entender, lo hará equivocadamente. Tanto Nicodemo como la samaritana
representan a personas que se hallan a un bajísimo Nivel de Entendimiento, para quienes el
significado es sensual. Y cualquier parábola que se refiera a esta clase de personas incluye,
necesariamente, todos los elementos que corresponden a semejante Aspecto Literal. Pero
también representan cierto Estado de La Mente o Nivel de Pensamiento y Entendimiento, y de
este modo empiezan a pasar del Nivel Físico de las gentes externas y visibles a un Sutil Nivel
de Entendimiento Psicológico. Pues cualquier estado típico de La Mente, o cualquier etapa de
Entendimiento a que la gente llega en el transcurso de su experiencia de la vida, siempre es un
hecho Psicológico ó Interno y muy distinto a cualquier apariencia exterior. Vale expresar,
muy distinto de lo que vemos como objetos externos que nos muestran Los Cinco Sentidos.

Sin embargo, las parábolas de los Evangelios empiezan siempre en un nivel sensual, como
también las ideas que le corresponden. Si se les toma de esta manera, como hechos sensuales,
parecen tratar únicamente de apariencias: es decir, de reyes, viñas, maridos, o de una persona
llamada Nicodemo, o de una mujer samaritana que va a una fuente concreta a fin de sacar
agua para beber. En otras palabras, una parábola comienza siempre en el primer Nivel de Sig-
nificado, aquel que la persona ha adquirido mediante su contacto con la vida. Este es el nivel
sensual, de significado sensual, y las ideas que le corresponden son las que permiten al hom-
bre vivir y tratar en el mundo conforme a su inteligencia natural. La Enseñanza de Jesucristo
es de un nivel de significado diferente, que se refiere a la adquisición de ideas enteramente
nuevas y a propósitos e interpretaciones de la vida igualmente nuevos; hace referencia a lo
que se ve a la luz de una posible Evolución Individual y que El Hombre lleva en Sí como una
posibilidad, pero a la que no da cumplimiento por medio de la vida, ni por la mera adaptación
al mundo exterior, cuyos sucesos siempre cambian y que en el tiempo pasan de un momento a
otro. Jesús trata acerca de otra categoría de hombres, de una condición diferente y nueva de su
mente, de una nueva integración ó etapa de Entendimiento. Y esta nueva etapa, o nuevo nivel,
está siempre conectado, no con el tiempo, sino con la palabra eterna de que hablaremos más

74
Nicodemo

adelante.

Mas para que el hombre pueda ir más allá o pasar por sobre Sí mismo, y así por encima de las
ideas conforme a las cuales vive –para que pueda, ante todo, pasar por la Metanoia–, le es
preciso hallar las ideas y formas de La Verdad que le conduzcan en dicho sentido. Es natural
suponer que si en El Hombre existe de una manera latente una Categoría Superior de Sí mis-
mo, que aguarda a que se la penetre, ha de haber también una ciencia, un Conocimiento preci-
so y una práctica referente al logro de tal Estado o categoría. Es lo mismo que cuando se quie-
re aprender matemáticas, es menester hallar cierto conocimiento preciso, ciertas ideas adecua-
das y formas de La Verdad, que tengan una relación efectiva con esta posibilidad. La posibili-
dad de adquirir un Conocimiento no puede actualizarse si el hombre está unido a ideas erra-
das, si acude a un maestro que esté también equivocado, o sea, a quien nada sabe de matemá-
ticas. Será el caso de ciegos guiando a ciegos. Y Jesús representa, en cuanto Cristo, por lo
menos un nivel más elevado de hombre; toda su enseñanza trata acerca de lo que hay que pen-
sar y de lo que no hay que pensar, de lo que se debe hacer y de lo que no se debe hacer a fin
de poder alcanzar ese Nivel Superior, tal Desarrollo Íntimo, y someterse a esta posible Evolu-
ción Individual Inherente al Hombre. Sin dicha Evolución, conforme Jesús mismo lo dijo,
todos perecerán por igual. Hemos de repetir que esta no es la idea que las gentes tienen ordi-
nariamente de la religión.

Desde los primeros tiempos del cristianismo son muchos los comentaristas que han pensado
que la mujer de Samaría representa El Alma del Hombre. ¿Qué Es El Alma del Hombre? Es
la Concentración de sus intereses, deseos e impulsos. Todo esto representa aquello donde lle-
va lo que considera mejor, lo más verdadero. El Hombre siempre se esfuerza en pos de lo que
Él considera lo más Veraz, Real, Bueno y Deseable. El Alma del Hombre es su ‘Amor’ más
profundo, lo que le es más imperioso, su Fuerza más energética. El Alma de un avaro es su
‘avaricia’. Ve el oro en sí como la finalidad de la vida. El ambicioso ve su finalidad en escalar
la situación más eminente, o en tener el mayor poder externo o el mayor número de posesio-
nes. Un ser vano desea la mayor adulación y halago de la vida exterior. O bien el hombre ama
las comodidades, el comer y beber. Y aún más profundamente, El Alma de la persona Es El
Amor que siente hacia Sí mismo. El Alma es el mayor de Los Significados del Hombre Natu-
ral.

Como ‘Alma’ del Hombre, se presenta a la samaritana como a quien ha tenido Cinco maridos.
Es la que ha estado casada a Los Cinco Sentidos en su búsqueda de lo que considera lo mejor
y más verdadero. Y ahora vive con uno que no es su marido. “El que ahora tienes no es tu
marido.” ¿Qué puede significar esto? Sólo puede significar un Estado del Alma en que el con-
tacto con El Mundo Exterior a través de Los Cinco Sentidos ya no le sujeta con la misma
fuerza de antes, ni le fascina. Es el punto o la altura en que El Alma se vuelve, vagamente,
hacia otros intereses. Quizá a ciertas Filosofías, o a determinadas formas de lo que se llama
“Ocultismo”. O bien a cierta Imaginación. Y lo hace a fin de calmar su sed con una verdad
diferente a la de Los Sentidos. En esta narración, que sólo puede ser una parábola y no la rela-
ción de un hecho, vemos que el ‘Alma’ sedienta está en tal condición cuando encuentra a Je-
sús. Y Jesús le dice que aquello que ahora tiene no es su marido. La ‘Verdad’ que sigue no le
pertenece realmente, y que se trata de una ‘unión’ falsa. Ahora nos es posible advertir por qué
razón Jesús le habló primero del ‘Agua Viva’. Se refería a una Verdad capaz de satisfacer al
Alma errante. Y esto significa una categoría de verdad que puede conducir al hombre al logro
de Su Crecimiento Interior y a Su Desarrollo, cuando haga efectiva La Unión, reconociéndola
y viviéndola.

75
Nicodemo

Toda la parábola tiene que ver con La Verdad. Si se estudia la forma en que se emplea el tér-
mino ‘Agua’, se verá que tiene realmente Cuatro significados, cada uno de los cuales yace
detrás o por encima del anterior, como ocurre con el significado de todas las parábolas. Prime-
ro, El Nivel más Externo y Sensual. Esta es el agua común y corriente. Dicho nivel crea o
construye el marco. El segundo Nivel es el que connota El Agua como cierta clase de Verdad,
como aquella que se apoya en Los Cinco Sentidos. A su propio Nivel, esta es una Verdad
Real, porque se le aplica el término matrimonio. El tercero es un Nivel de opinión, o teoría,
pura Imaginación que no se califica de maridaje sino de una falsa relación, de una relación
equívoca, que no puede conducir a ninguna parte. Finalmente, se tiene el Significado de aquel
Orden de Verdad, ideas y prácticas que convienen a la persona interiormente y la llevan a un
grado de Ser Vivo; son las que forman una Fuente Viva, de Significados siempre Nuevos y
Frescos, de suerte que jamás se esté sediento. Todo este juego de Significados no puede tra-
ducirse en palabras, pues cada uno pasa a otro, y luego a un tercero. Pero el hecho de que
Agua Significa Verdad puede comprobarse fácilmente transcribiendo una frase de la tercera
parte de la parábola que dice así, citando a Jesús:
“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en Espíritu y en Ver-
dad; porque también El Padre a tales adoradores busca que Le Adoren. Dios Es Espíritu, y los que Le Adoren,
en Espíritu y en Verdad es necesario que Le Adoren.”

QUINTA PARTE
En su conversación con Jesús, Pilatos le pregunta: “¿Qué cosa Es Verdad?” El episodio se
transcribe de esta suerte:
“Así que Pilatos volvió a entrar en el pretorio, y llamó a Jesús y díjole: ¿Eres tú el rey de los judíos?, respon-
dióle Jesús: ¿Dices Tú esto de Ti mismo, o te lo han dicho otros de Mí? Pilatos respondió: ¿Soy yo judío? Tu
gente y los pontífices te han entregado a Mí: ¿qué has hecho? Respondió Jesús: Mi Reino no es de este mun-
do: si de este mundo fuera Mi Reino, mis servidores pelearían para que Yo no fuera entregado a los judíos:
ahora, pues, Mi Reino no es de aquí. Díjole entonces Pilatos: Luego ¿Rey Eres Tú? Respondió Jesús: Tú dices
que Yo Soy Rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para Dar Testimonio a La Verdad.
Todo aquel que es de La Verdad, oye Mi Voz. Dícele Pilatos: ¿Qué cosa Es Verdad? Y como hubo dicho esto,
salió otra vez a los judíos, y diceles; Yo no hallo en Él ningún crimen.”6

Pilatos ni espera que se le conteste a lo que ha preguntado. En el cuadro en que Juan lo pre-
senta, sale otra vez a la multitud [los judíos]. Pero esta acción, como todo cuanto de él se dice
a propósito del juicio de Jesús, indica la respuesta a su propia pregunta acerca de La Verdad.
La narración pone de relieve el tipo de hombre a que corresponde Pilatos. Muestra lo que a
este tipo le significa La Verdad. A primera vista, Poncio Pilatos es un personaje enigmático.
Pero en realidad se trata de un hombre para quien la verdad es cuestión de política; y por muy
bien educado, ilustrado y humano que sea un hombre así, obrará en todos los casos de la mis-
ma manera en el momento crítico. Sea lo que fuere lo que piense y sienta en privado, evitará
toda responsabilidad personal, todo juicio independiente, e irá siempre hacia la multitud. Jesús
dice a Pilatos:

“Todo aquel que es de La Verdad oye Mi Voz.” Y Pilatos pregunta: “¿Qué cosa Es Verdad?”
Y se va hacia la multitud. Su verdad es la multitud. Y aunque sabe que Jesús no es culpable de
ningún crimen, no obra de acuerdo con Su Conocimiento. Lo que decide su conducta es el
griterío de la multitud. Para Él, eso es lo correcto, pues tal es su verdad. Aun cuando cada
6
Juan, XVIII: 33-38.

76
Nicodemo

cual tiene una idea diferente de La Verdad, sea lo que fuere lo que El Hombre llama La Ver-
dad, será siempre lo que le parezca bien. Y eso hará.

Para Nicodemo, La Verdad era cuestión de Los Sentidos. Comienza a creer en La Verdad de
Cristo apoyándose en los milagros que ha visto con sus propios ojos. Y Jesús le dice con toda
claridad que está equivocado y que su punto de partida es del todo inútil. Para Pilatos, en
cambio, la verdad es cuestión de cálculo, prudencia y transacción; sin embargo, sabe mucho
más. Teme obrar sobre la base de lo que sabe y siente. De suerte que, según lo presenta Ma-
teo7, se dice que “se hacía más alboroto, [y] tomando agua se lavó las manos delante del
pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo; veréislo Vosotros.” Y este Pila-
tos es el mismo a través de los siglos.

En el Evangelio Apócrifo titulado El Evangelio de Nicodemo o Los Hechos de Pilatos, se


retratan con mayor énfasis los esfuerzos que hizo Pilatos por librar a Jesús. Esta narración
contiene un incidente en el que Pilatos aparece hablando a solas con Jesús, y le pregunta:
“¿Qué haré contigo?”, y Jesús le responde: “Obra conforme te ha sido dado.” Pilatos pregun-
ta nuevamente: “¿Cómo me ha sido dado?” Y Jesús le responde: “Los profetas profetizaron
Mi Muerte y Mi Resurrección.” Jesús tenía que morir y Pilatos debía condenarlo. Este extraño
episodio indica que Jesús en realidad pidió a Pilatos que lo condenase a muerte, y aun cuando
Pilatos parece no haberlo querido. Jesús mismo le ayudó con lo que le dijo a solas, aquello de
que obrase como al fin obró. Aparte de otras muchas razones, este episodio ha dado lugar a
que haya opiniones muy profundas de que el drama de Cristo fue, efectivamente, un drama
actualizado y representado en la vida real, consciente y con toda deliberación, y por razones
sumamente precisas. En este sentido, cualquiera puede leer en la versión de Juan, en la que se
indica que aunque Pilatos quería librar a Jesús, el propio Jesús había advertido a menudo a sus
discípulos de la muerte que tenía predestinada. Y a la luz de estos nuevos pensamientos la
totalidad del drama evangélico cambia, y cambian también su importancia y su significación,
de modo que ya no nos es posible imaginar a Jesucristo en la condición de simple victima de
un mundo cruel, ni podemos adoptar el punto de vista sentimental por el destino que le cupo.
Jesucristo tenía que morir cumpliendo la parte o el papel que representaba. Y Pilatos, siendo
el tipo de hombre que era, y fiel a la verdad que le afectaba más imperiosamente, obró con-
forme a lo prescrito en el drama.

En el mismo evangelio apócrifo de Nicodemo o Pilatos, se dice algo más y es esto:


“Y Pilatos pregúntale: ¿Qué Es Verdad? Y respondiéndole, Jesús dice: La Verdad Es del Cielo. Pilatos dícele:
¿No hay, pues, Verdad en la Tierra? Y Jesús respondiendo dice a Pilatos: Tú mismo atestiguas cómo quien di-
ce verdad es juzgado por quienes tienen potestad en la Tierra.”

Lo que tal vez no se entienda a menudo es que Jesús impartió una Enseñanza Especial de la
que únicamente quedan los fragmentos reunidos en los Evangelios. Y aun en estos fragmentos
que se han conservado se muestra que tal Enseñanza dista mucho de ser un llamado a ser píos,
sino que se trata de una práctica precisa, que se apoya en un Conocimiento también preciso,
con ideas igualmente precisas acerca de las posibilidades que El Hombre tiene de establecer
un contacto con un Estado Superior de Sí mismo. Se trata de una práctica interna. No se hace
hincapié en el cumplimiento de ritos exteriores, sino en un Trabajo Interior que el hombre ha
de realizar en Sí mismo cuando Su Mente comienza a Despertar y Su Consciencia Interior a
hacerse Activa. El Hombre empieza entonces a darse cuenta de lo que Realmente Es, y cuál es

7
Mateo, XXVII: 24.

77
Nicodemo

su verdadera situación en la Tierra. La Perfección o Evolución del Hombre no puede llevarse


a cabo a menos que emprenda este Trabajo Interior y lo realice con respecto al entendimiento
de ciertas ideas precisas. Una persona que siempre miente, que vive roída por la vanidad, una
que está siempre llena de su propia virtud y justicia, o de odio, etc., no es persona capaz de
evolucionar en semejante condición. Y no por razones morales, sino porque su vida psíquica
está distorsionada o mutilada. Si así se les ve, los Evangelios hablan acerca de estas personas
llamándolas los lisiados, cojos, ciegos, sordos, etc. Por consiguiente, la verdad se refiere a
esta posible Evolución Interior y a su meta, que el Evangelio denomina El Reino de Los Cie-
los. Se refiere al Estado o Condición Interior del Hombre, o sea a la clase de hombre que es.
No hace falta reflexionar mucho para poder advertir que El Hombre que siempre miente, o
que está lleno de odio, no podrá desarrollarse debidamente dentro de los términos del desarro-
llo de una Vida Exterior Ordinaria; y nada bueno podrá venir de un hombre con una Vida In-
terior distorsionada. Desde aquí es posible ver que hay otros muchos rasgos y cualidades, o
falta de cualidades, que obstarán al hombre interiormente, y acerca de lo cual se precisa un
Conocimiento Especial. Pues si existe un Nivel Superior en El Hombre, y también un posible
contacto con dicho nivel, y si los hay que lo han logrado, fuerza es que también exista un Co-
nocimiento Especial Relativo a su desarrollo y, por lo mismo, cierta forma de verdad que lo
apoye. Y acerca de este Conocimiento y Forma de verdad tratan los Evangelios. Por esta ra-
zón se ha dicho más de una vez que Jesús impartió “una Enseñanza precisa” que empieza con
la Metanoia y conduce al Renacimiento.

Jesús dice muchas cosas importantes acerca de tal Enseñanza, y algunas de ellas son difíciles
de entender. Pero siempre relaciona La ‘Verdad’ con Su Enseñanza. O sea que La Verdad
empieza con El Conocimiento de Su Enseñanza. A cierta altura expresa:
“Mi Doctrina No Es Mía, sino de Aquel que Me Envió… El que habla de Sí mismo su propia gloria busca;
mas el que busca La Gloria del que Le Envió, Éste Es El Verdadero.”8

Y lo que continuamente repite y procura dejar en claro es que lo que Él Enseña no constituye
un Conocimiento que El Hombre pueda obtener de su contacto ordinario con el mundo. Como
lo hemos visto ya, el Evangelio Apócrifo hace que Pilatos pregunte si hay o no Verdad en la
Tierra; Jesús le responde que si la hubiera, las gentes no querrían Crucificarle. Aun en otra
parte dice:
“Vosotros sois de abajo, Yo soy de Srriba; Vosotros sois de este mundo, Yo No Soy de Este Mundo.”9
Este y otros pasajes del Evangelio demuestran lo que por Verdad se significa en ellos; La
Verdad es lo que conduce al Hombre al logro de aquella Condición Interior de Desarrollo,
mejor dicho hacia un Estado o Condición Superior de Sí mismo, que se define con el término
Renacimiento, y como Libertad:
“Y Conoceréis La Verdad y La Verdad Os Libertará.”10

Hay, pues, una Verdad que no convierte al hombre en un esclavo, ni le ata cada vez más al
poder del mundo exterior, como era el caso de Pilatos. Esta es La Verdad que Le Hace Libre.
Pero, puesto que La Verdad se percibe solamente por medio de Las Ideas, se sigue de ello que
El Conocimiento ha de venir antes que La Verdad, pues La Verdad nace del Conocimiento
como una experiencia personal. Se puede impartir o dar Conocimiento, pero Su Verdad sólo
puede verla El Individuo, cada Individuo en Sí y por Sí mismo. Hay toda clase de Conoci-

8
Juan, VII: 16-18.
9
Juan, VIII: 23.
10
Juan, VIII: 32.

78
Nicodemo

mientos y de cada uno de ellos brotan toda suerte de Verdades. Pero El Conocimiento y La
Verdad más Elevados se refieren a La Evolución Interior del Hombre. Cada vez que El Nuevo
Testamento habla de Conocimiento, se refiere a esta categoría, porque no puede haber un Co-
nocimiento más importante, ni forma más útil de La Verdad, que la que desarrolla al hombre
y le transforma en un Nuevo Ser. Cuando en los Evangelios exclama Jesús:
“¡Ay de Vosotros, doctores de La Ley!, que habéis quitado la llave de la ciencia...” [της γνωσεως],11
se refiere a esta categoría de Conocimiento. Lo mismo dice la frase: ‘Conocimiento de salud’
γνωσις σωτηριας,12 refiriéndose a este Conocimiento Especial de La posible Evolución del
Hombre. En las epístolas de Pablo se emplea a menudo el término “Conocimiento”
Ñγνωωσεις] pero muy rara vez en los Evangelios mismos [únicamente en los casos citados].
Mas la palabra ‘Verdad’ [άληθεια] se usa continuamente. Por este motivo precisamos tratar
más detalladamente el significado de la palabra ‘Verdad’.

¿Qué es para nosotros La Verdad? ¿Qué es lo que El Hombre llama Verdad, y qué es Cono-
cimiento? Y ¿qué relación tiene La Verdad con El Conocimiento? ¿Qué clases de Verdad y de
Conocimiento existen? Trataremos acerca de estas cuestiones en el siguiente capítulo.

Lo que ahora podemos entender es que los Evangelios hablan de La Verdad como La Llave
del Renacimiento, y que no hay posibilidad alguna de Renacimiento a menos que la persona
haya empezado a captar La Verdad. Todo cuanto en El Hombre es una mentira le entorpece; y
en cualquier hombre casi todo es mentira. Todas las mentiras del hombre, todas las mentiras
en que apoya su vida, todas las mentiras en que se apoya el mundo. La mentira, en suma, se
yergue como una barrera tremenda que retiene al Hombre, y así retiene a La Humanidad ente-
ra en el nivel a que se encuentra. No puede haber Evolución para El Hombre si no es por La
Verdad. Todo lo Especial, Real y Bueno en El Hombre sólo puede crecer a La Luz de La
Verdad. Esta Es La Verdad a que se refiere Jesús diciendo que tampoco la hay en aquel As-
pecto del hombre que toca la Tierra. Las cosas del mundo visible tienen su propia verdad.
Jesús habla de otro Orden de Verdad. La Verdad de que habla Jesús es “desde Arriba”
[άνωθενή], y El Hombre ha de empezar desde Lo Íntimo, desde El Espíritu de Su propio En-
tendimiento, para poder llegar a esa Verdad “de Arriba”. Dicha Verdad está por encima de
Los Sentidos terrenales, y por eso “Es del Cielo”.

11
Lucas, XI: 52.
12
Lucas, I: 77.

79
La Verdad
PRIMERA PARTE
Es necesario que volvamos a Lucas [XV] para reinstalarnos en el escenario en que se da pri-
mero La Parábola del Hijo Pródigo, e inmediatamente después la del Mayordomo Infiel.

Fariseos y escribas murmuran porque Jesús come con publicanos y pecadores. La idea que
tienen de la religión, su opinión exterior de ella, hace que los actos de Jesús sean un pecado.
Dicen: “Éste a los pecadores recibe, y con ellos come.” Jesús responde con la parábola de la
oveja perdida, que es así:
“¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si perdiere una de ellas no deja las noventa y nueve en el de-
sierto, y va a la que se perdió hasta que la halle? Y hallada, la pone sobre sus hombros gozoso: Y viniendo a
casa junta a los amigos y a los vecinos diciéndoles: Dadme el parabién, porque he hallado mi oveja que se
había perdido. Os digo que así habrá más gozo en El Cielo de un pecador que se Arrepiente, que de noventa
y nueve justos que no necesitan Arrepentimiento.”1

A primera vista esto puede parecer muy sencillo, pero dista mucho de serlo. La narración se
refiere a un hombre que va y busca lo que se le ha perdido hasta que lo encuentra y lo lleva a
casa. Y en la interpretación que da, dice que se trata de un pecador que se arrepiente. ¿Cuál es
la conexión? Veamos lo que se dice en La Parábola del Dracma Perdido, que sigue a la ante-
rior:
“¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si perdiere un dracma, no enciende el candil y barre la casa, y busca
con diligencia hasta hallarlo? Y cuando lo hubiere hallado junta las amigas y las vecinas, diciendo: Dadme
el parabién, porque he hallado el dracma que había perdido. Así Os digo que hay gozo delante de los ánge-
les de Dios por un pecador que se Arrepiente.”2

En ambas Parábolas, el tema principal es el encuentro de uno entre muchos. Y este Uno,
cuando se le encuentra, está relacionado con la Metanoia [Arrepentimiento].

Tanto la oveja como el dracma representan algo perdido, y su encuentro se explica como
Arrepentimiento. O sea que estas dos parábolas son una explicación adicional de lo que signi-
fica la Metanoia, La Transformación de La Mente. Puesto que “Arrepentirse” es un hecho
Íntimo en el hombre, las parábolas han de tener por fuerza un Significado igualmente Íntimo.
La Oveja Perdida es algo que se ha perdido en el hombre, y que el hombre mismo ha de en-
contrar. Igual cosa con el dracma. Y ha de subrayarse una vez más que en ambos casos lo
perdido se designa con el número Uno. Por consiguiente, este hallazgo de lo que es Uno defi-
ne el Significado de que la Metanoia ocurre en el hombre.

Deja lo mucho para poder Hallar Lo Uno Que Falta.

Estas dos parábolas se dan sobre un fondo externo, como con tanta frecuencia ocurre en los
Evangelios. Como de costumbre, los fariseos censuran a Jesús; en este caso porque come con
publícanos y pecadores. De modo que estas dos parábolas se interpretan a menudo como algo
que se refiere a ellos, a los pecadores. Jesús vino a salvar a los pecadores. La Oveja Perdida

1
Lucas, XV: 4-7.
2
Lucas, XV: 8-10.

80
La Verdad

significa uno de ellos, y es posible que los noventa y nueve se refieran a los fariseos que ‘no
necesitan Arrepentimiento’. En el original griego, esta frase dice literalmente [ού χρειαν
έχουσι μετανοιας] ‘no les interesa el Arrepentimiento’. Es una ironía. Quienes continuamente
se justifican y se imaginan justos y virtuosos, consideran que no tienen nada de que Arrepen-
tirse, y así el Arrepentimiento no les interesa, no lo quieren y no lo necesitan. Son gentes de
opiniones fijas y sus ideas ya se han enquistado en ellas. Para estas personas cualquier cambio
en la manera de pensar es un imposible, por la sencilla razón de que no hay nada en ellos que
lo quiera o lo busque. En su sentido más externo, este episodio significa que sólo un hombre
entre cien siente la necesidad de un Nuevo Entendimiento de Su propia Vida, y la necesidad
de hallar un Significado Nuevo para Su Existencia. Los restantes están satisfechos de Sí mis-
mos y nada buscan, pues se sienten justos. Pero en otra parte Jesús dice que nada puede Evo-
lucionar Internamente a menos que su ‘Justicia’ sea Superior a la de los fariseos. De otro mo-
do, todo cuanto haga será siempre de la misma calidad. Los fariseos no tenían nada real eran
todo imitación. Cuanto hacían lo hacían para acumular méritos o recibir elogios, o bien por
temor a perder la reputación. Este Aspecto es el fariseo que vive en el hombre.

Quien obra partiendo de eso, no obra con nada que le sea genuino, nada real en sí mismo, sino
que todo lo hace debido a diversas y complejas consideraciones externas según sea su situa-
ción, según sea lo que digan otros, según lo que su orgullo le permita o lo que le haga ser más
estimado o le haga llamar más la atención. Da modo que Jesús dice a los fariseos:
“¡Ay de Vosotros, fariseos! que amáis las primeras sillas en las sinagogas, y las salutaciones en las plazas.”3
Y en otras partes los define como aquellos que:
“aman más la gloria de los hombres que La Gloria de Dios.”4

En estos hombres no hay nada real; y si no hay nada real en un hombre, no podrá ver Lo que
es Real. Podrá combatir la tiranía, predicar el arrepentimiento y hasta morir heroicamente,
pero no será él quien lo haga. En esta clase de hombres, en todos nosotros, existe únicamente
la verdad a la que apunta tal rasgo, la verdad de la propia situación, del mérito personal y co-
sas por el estilo. Y si de pronto nos viéramos privados de este mundo exterior, si de pronto
desapareciese con todos sus valores, propósitos, ambiciones y restricciones, no nos quedaría
casi nada; en realidad, nada. Es decir que el ‘hombre’ que conocimos se derrumbaría, se es-
fumaría o quedaría muy poco de él. Y lo que quedara no tendría ni la menor semejanza con lo
que conocíamos.

Volvamos a las parábolas que tratan de la idea de dejar los muchos a fin de Poder Hallar Lo
Uno. ¿Cómo podremos entenderlas? Para tratar de entenderlas imaginemos a un hombre que
tiene en su poder un número de balas y quiere disparar a un blanco. Ensaya con una, con otra,
con una tercera, y falla. Examina las balas y, entonces, con gran asombro descubre que una de
ellas lleva su nombre o tiene alguna marca especial que al punto reconoce como propia. Em-
plea esta bala y aun sin hacer una puntería muy cuidadosa, da en el blanco. Esta es una bala
que le es propia, y porque lo es no yerra con ella.

La palabra que en los Evangelios se traduce como pecado quiere decir, literalmente, en el
original griego, ‘errar el blanco’, como cuando se lanza un dardo a un punto y no se da en él.
Y de su significado de errar el blanco llegó a pasar a la idea de fallar o errar en el propósito de
uno, en el sentido de cometer un error.

3
Lucas, XI: 43.
4
Juan, XII: 43.

81
La Verdad

En todo ser humano hay una fase convencional, adquirida en la vida y que no le es propia. O,
si tomamos la idea del Fariseo en nosotros, todo lo que hagamos partiendo de él será siempre
una pretensión. No lo hacemos partiendo de lo que es genuino en el hombre. Todo el que hace
un esfuerzo desde lo que no le es propio, o todo el que hace algo desde lo que no es él mismo,
solamente consigue errar el blanco, pues no emplea lo Único que puede tener buen éxito. No
nace el esfuerzo desde Lo Que en Él Es Real, Verdadero. Y esto es, efectivamente, Lo Perdi-
do. Esto es lo primero que hemos de entender antes de proseguir en la consideración de estas
parábolas y la forma como se conectan con las que les siguen.

SEGUNDA PARTE
En Mateo [XVIII], La Parábola de La Oveja Perdida se da en una forma un tanto distinta y
aparentemente con un contenido diverso. Esto es algo que ocurre muy a menudo en los Evan-
gelios y tales discrepancias aparentes constituyen un serio tropiezo para las mentalidades que
toman estas ideas al pie de la letra. Discutirán afirmando que, puesto que las narraciones no
coinciden palabra por palabra y coma por coma, y ya que no tienen la misma contextura, no
puede haber “Verdad” en ellas. Su error estriba en suponer que la verdad sea tan sólo la con-
firmación del hecho externo o del suceso histórico. La Verdad no es de un solo orden. La ver-
dad física es un nivel de La Verdad. Y resulta evidente que las parábolas no representan una
verdad física ni hechos que sean todo lo literales que indican sus títulos. La Verdad de La
Parábola de La Oveja Perdida no descansa en un pastor de carne y hueso que tenía exacta-
mente cien ovejas y perdió exactamente una. La Verdad que contienen las parábolas es de
otro orden. De un Orden Psicológico. Esto significa que dichas Parábolas tienen que ver con
La Vida Interior del Hombre, con una Verdad Interna.

Gran parte de La Verdadera Enseñanza de Cristo acerca del Hombre y de Su posible Evolu-
ción está contenida en las parábolas. Y visto que lo más importante era dar esta Enseñanza,
fueron incluidas en la versión general del drama cristiano ahí donde hay ocasión de hacerlo.
Esta es una de las razones por las cuales no hay uniformidad en ellas.

El significado de una parábola no puede agotarse con una sola interpretación. Pero si uno no
hace ningún esfuerzo por captar su significado, la parábola no podrá ‘Trabajar’ en nuestra
Mente. Las parábolas se diseñaron de tal modo que pasen del nivel literal de La Mente –de
aquel nivel de la mente sensual que exige pruebas visibles de todo– y lleguen a La Compren-
sión Interior, que Es El Único punto de partida para El Crecimiento del Hombre Interior. Pues
EL HOMBRE ES SU COMPRENSIÓN. De modo que puede decirse que la parábola se creó para
que El Hombre Piense. Y a menos que El Hombre empiece a Pensar de Cierto Modo y por Sí
Mismo, la Metanoia le será imposible y no podrá comenzar Su Evolución. Esta es la razón
por la que Jesús puso tanto énfasis en el ‘Arrepentimiento’ [Metanoia] como el primer paso
indispensable.

En la versión de Mateo, la Parábola de La Oveja Perdida no aparece en el marco ya tan fami-


liar en que los fariseos censuran la conducta de Jesús. La contextura del tema en este caso
tiene que ver con un pequeño, o un niño, a quien no hay que escandalizar. Los discípulos pre-
guntan:
“¿Quién es el mayor en El Reino de Los Cielos?”
Jesús llama a un niño y lo pone en medio de ellos y les dice:
“¿De cierto Os digo que si no Os volviereis y fuereis como Niños, no entraréis en El Reino de Los Cielos. Así

82
La Verdad

que cualquiera que se humillare como este Niño, éste es el mayor en El Reino de Los Cielos. Y cualquiera que
recibiere a Tal Niño en Mi Nombre, a Mí Recibe. Y cualquiera que escandalizare a alguno de estos Pequeños
que Creen en Mí, mejor le fuera que se colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le anegase en
lo profundo de la mar.”5

Se produce un cambio de significado con relación a la idea de Pequeño. Al comienzo se em-


plea el término griego paidion [παιδιον] que efectivamente significa ‘niño’. Pero cuando Jesús
dice: “Y cualquiera que escandalizare a uno de estos pequeños que creen en Mí”, el término
griego cambia a mikros [μικρος], que significa pequeño, chico, como microscópico. Ya no se
refiere a los niños, sino a quienes han comenzado a seguir a Cristo y ya tienen cierto Entendi-
miento; mejor dicho, a los que Han Comenzado a Entender a través de lo que en ellos es Pe-
queño. Se refiere a aquellos en quienes ha empezado ya el proceso de la Metanoia.

Más adelante, y luego de haber dicho que es necesario que vengan escándalos, dice: “mas ¡ay
de aquel hombre por el cual viene el escándalo!”, y agrega:
“Mirad no tengáis en poco a alguno de estos pequeños; porque Os digo que sus Ángeles en Los Cielos ven
siempre La Faz de Mi Padre que está en Los Cielos. Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que
se había perdido. ¿Qué Os Parece? Si tuviese algún hombre cien ovejas y se descarriase una de ellas, ¿no iría
por Los Montes, dejadas las noventa y nueve, a buscar la que se había descarriado? Y si aconteciese hallarla,
de cierto Os digo que más se goza de aquélla, que de las noventa y nueve que no se descarriaron. Así, No Es
La Voluntad de Vuestro Padre que está en Los Cielos, que se pierda uno de estos Pequeños.”6

De suerte que La Oveja Perdida es el pequeño. En esta parábola se relaciona a Uno que se ha
Perdido con “La Voluntad de Vuestro Padre que está en Los Cielos.” Hacia este Uno se dirige
La Voluntad de Dios, o bien es éste el Único que puede conectar al hombre con El ‘Cielo’.
“Así, No Es La Voluntad de Vuestro Padre que está en Los Cielos, que se pierda uno de estos
Pequeños.” Y aunque en este caso no se menciona el ‘Arrepentimiento’, hemos de tener pre-
sente lo que ya se ha dicho: “antes si no Os Arrepintiereis, todos pereceréis, igualmente.”
Quiere decir que quien no alcanza aquel Estado que se llama ‘Arrepentimiento’, la Metanoia;
perecerá inevitablemente. Pero La Gracia de Dios comienza a obrar sobre quien se ‘Arrepien-
te’, y esto tiene que ver con el hallazgo de lo que se ha perdido o descarriado. Si ahora volve-
mos a aquel verso del Padre Nuestro: “Hágase Tu Voluntad, así en la Tierra como en El Cie-
lo”, y lo aplicamos nuevamente en Su Sentido Interno, al Estado Interior del Hombre, echa-
remos de ver que se refiere al ‘Cielo’ en El Hombre; mejor dicho, a aquella posibilidad que
tiene El Hombre de colocarse bajo un Nuevo Orden de influencias que se definen como La
Voluntad de Dios. En esta parábola esto se vincula con el hallazgo de lo que El Hombre ha
perdido, con este Uno, y del que expresamente se dice que no es La Voluntad del Cielo que se
pierda.

Podemos hacer otra analogía: supongamos que alguien quiera extraer oro de la tierra. Para
hacerlo tendrá que utilizar algún instrumento. Pero el instrumento sólo será un medio para
dicho fin. La finalidad es extraer oro, y una vez hallado el oro, el instrumento deja de tener
utilidad.

En más de un sentido, los Evangelios ven al Hombre de una manera muy similar a esta analo-
gía. Consideran que tal cual es, está perdido. Pero que en Él hay algo tan precioso como el

5
Mateo, XVIII: 3-6.
6
Mateo, XVIII: 10-14.

83
La Verdad

oro. Al principio tiene que aprender a vivir en el mundo y obtener del mundo un instrumento
que le permita vivir. Pero, desde el punto de vista de los Evangelios esta no es su finalidad, su
propósito, su fin. El instrumento que el hombre adquiera en la vida puede ser bueno como
malo: y si es malo, nada hay en él que pueda llevarlo más allá de Sí mismo. Todo Lo Bueno
que adquiera en La Vida no le es realmente Propio, no le pertenece, sino que constituye su
primera etapa, una etapa que le es absolutamente necesario alcanzar con relación a la totalidad
de La Enseñanza de La Evolución Humana. Esta faz que el hombre adquiere, faz que no le es
propia y que, a la vez, le permite desempeñar alguna función útil en la vida, a comportarse
con decencia, a cumplir con sus deberes, etc., no es el punto desde el cual puede Evolucionar.
Pero, a menos que se forme, no será posible que haya en Él un Crecimiento Interior o Evolu-
ción. Todo este Aspecto de La Vida del Hombre que, como ya se ha dicho, puede ser Bueno y
Útil y que ha de adquirirse en la vida mediante la educación y preparación, ya que sin él nada
puede ocurrirle, puede llamarse, grosso modo, “los otros noventa y nueve”. Es aquella parte
del Hombre que no necesita Arrepentirse. Y no lo necesita porque no puede adelantar. Aun-
que tenga esta faz bien construida, con los mejores medios y por las mejores influencias de la
vida externa, no está, sin embargo, Vivo. Por muy bueno que sea, se halla de todos modos
muerto o perdido desde el punto de vista de La Enseñanza de Jesús. Es indispensable com-
prender que La Vida Conduce al hombre solamente a una Etapa de Su posible Evolución. Y
toda La Enseñanza de Los Evangelios, y otras similares, que tratan acerca del hombre en su
más íntimo sentido, se refieren a una mayor Evolución, que empieza con la Metanoia. Pero
para poder desaparecer, para volverse un Niño Pequeño, para buscar lo que ha perdido, tiene
que ir necesariamente contra todo lo que cree ser, contra cuanto ha hecho y contra lo que es-
tima más valioso de su carrera. Esta faz, “los noventa y nueve”, no precisa arrepentirse por la
sencilla razón de que no lo necesita. Para que El Hombre pueda trocar su Cimiento Interior y
comenzar de un modo enteramente nuevo; para ‘volverse’ o librarse de sus muy razonables
sentimientos de mérito, debe emprender una lucha que ni siquiera podría empezar a menos
que vea todo lo hecho sólo como un medio que le conduce a otro fin. Y acerca de este fin
[τέλος] hablan los Evangelios en casi todas sus líneas.

TERCERA PARTE
Aun después de haber estado Tres Años en contacto directo con Jesucristo, los discípulos no
habían pasado por el Arrepentimiento. Casi las últimas palabras que Jesús dice a Pedro son:
“Yo he rogado por ti, porque tu Fe no falte: y tú, una vez vuelto [έπιοτρεψατε], confirma a tus herma-
nos.”7
El término griego que aquí se emplea es epistrepho [έπιοτρεψας] y significa justamente ‘vol-
verse’, como en el caso del hijo pródigo: Volver en Sí.

Ya hay evidencia bastante para suponer que la Metanoia [Arrepentimiento] quiere decir vol-
verse, darse vuelta.
“Si no Os volvierais [οτραφητε] y fuereis como Niños…”8
En algunas versiones se habla de convertirse. Pero la idea de la conversión ya ha adquirido un
sentido vago y sentimental. Aunque literalmente tiene un sentido preciso, el de ‘volverse’ [con
y vertere = volver]. Es un Volver La Mente, una Transformación. En el idioma griego es el
término que se emplea con relación a frenar los caballos y volverlos, o los movimientos de
conversión que hacen los soldados. En los Hechos de Los Apóstoles, los términos Metanoia y
7
Lucas, .XXII: 32.
8
Mateo, XVIII: 3.

84
La Verdad

Conversión se dan juntos9 [μετανοησατε και έπιοτρεψατε] y se dice “Arrepentíos y Conver-


tíos”.

Se refiere a una Acción Interior precisa y que se puede hacer. Es una revulsión de La Mente.
Y se destaca el hecho con toda claridad en La Parábola del Hijo Pródigo, donde se expresa
que “Volvió en Sí” y Vino a Su Padre.

En esta parábola, que se toma a menudo al pie de la letra y da lugar a tantos comentarios so-
bre la injusticia del padre, aparece la misma idea que hemos comentado al tratar de las dos
que la preceden. Se encuentra a Uno que estaba Perdido. Sólo que en este caso se le llama el
menor de los hijos. En una parábola es Una Oveja entre cien; en la otra, Un Dracma entre
diez, y en ésta es Uno de dos hermanos. Y aún cuando en esta última no se haga ninguna refe-
rencia explícita al ‘Arrepentimiento’, como en las dos anteriores, no cabe duda de que toda la
parábola representa El Trabajo que ocurre en un hombre, y que este Trabajo tiene que ver con
el encuentro de ese Uno, como se expresa tan claramente en las parábolas anteriores. Además,
en ésta se vincula la idea del hallazgo con otra idea: la diferencia entre estar vivo y estar
muerto: “… porque este tu hermano muerto era y ha revivido, habíase perdido y es hallado.”
Es sumamente obvio que estar vivo o muerto no tiene en este relato un sentido físico y que se
refiere únicamente al Estado Interior del Hombre. Es decir, El Estado en que lo Uno Perdido
representa algo que todavía no pasa por la Metanoia. A esta condición se la compara con estar
muerto. Es menester tomar nota de que cuando se ha producido este cambio, se dice que la
persona no solamente está viva, sino que ha revivido, o que Vive de Nuevo [άνεξησε]. ¿Por
qué de nuevo? Y ¿por qué el tema es el hijo menor? ¿Por qué, según lo hemos visto en otras
citas, es necesario que el hombre se vuelva Pequeño Como Un Niño? ¿Hacia qué Aspecto de
Sí mismo ha de Volverse? ¿Qué es este ‘algo’ Perdido en él, este Uno en pos de lo cual se
deja todo lo demás?

Lo evidente es que si hay ‘algo’ que se ha Perdido en El Hombre, tiene que ser ‘algo’ que
hubo en alguna forma, cuando no estaba perdido. Y si El Hombre puede vivir, quiere decir
que alguna vez estuvo vivo.

En todos nosotros hay algo eternamente joven y capaz de entender lo que existe por encima
del mundo visible, más allá de la realidad fenoménica. Por esto, Lo Eternamente Joven, lo
perdemos en el mundo de los objetos y de las exterioridades de Los Sentidos. Al emplear la
Lógica Sensual se malgasta en especulaciones inútiles y que no significan nada; pues es algo
capaz de entender una Lógica Superior y un mundo nuevo, totalmente distinto a este obscuro
Mundo de Los Sentidos y de Lógica Temporal hacia el cual cae y en el que se pierde. Esto es
todo lo mágico que sentimos en la niñez y que luego se pierde o se destruye en la vida. Per-
manece en nosotros como un recuerdo que percibimos vagamente a veces, cuando en un mo-
mento fugaz sabemos que lo tuvimos, pero que salió de nuestra vida.

Esto es ese Uno en nosotros que ha de volver a encontrarse a Sí mismo porque se ha perdido.
Acerca de ese Uno tratan todas estas parábolas. Su verdadero destino es Rescatarlo de la vida,
Librarlo del poder de las exterioridades y de los sucesos externos. Así Revive El Hombre.
Pues en la condición en que estamos actualmente, condición en que este Uno anda Perdido,
todos vivimos erradamente, por muy grandes que sean nuestros deseos de Obrar Bien, y sean
cuales fueren nuestros Hechos. Este Uno ha Perdido su verdadero contacto, y en tanto se en-

9
Los Hechos de Los Apóstoles, III: 9.

85
La Verdad

cuentre El Hombre en semejante condición, no habrá logrado un Estado Elevado de Sí y des-


de el cual pueda empezar Su Evolución. No se ha ‘Arrepentido’, o sea que no ha pasado por la
Metanoia. Y así parece. Y en tanto este Uno siga Perdido en él, todo lo que haga estará mal
hecho. Pues cuando El Hombre se halla dominado por La Vida Exterior e influye en Él úni-
camente lo que le llega de fuera y apoya todos sus argumentos en lo que ve, será sólo una
máquina gobernada por Los Sentidos, interiormente estará al revés. Le domina La Vida Ex-
terna y no tiene vida en Sí mismo. Aquella faz o aspecto que realmente es él, y desde el cual
puede empezar a tener una Existencia Individual y un Crecimiento, está perdido. No se en-
cuentra en Su Verdadero Lugar. Y todo esto es pecado. Dicho de otro modo, esa condición es
aquella en la que todos han errado el blanco, no han dado con La Verdadera Idea de La Propia
Existencia. Muy a menudo ocurre que las gentes sienten esto por Sí mismas; saben que el sen-
tir excesivamente las cosas, o angustiarse en demasía por ellas, estar siempre trastornados,
preocupados y a merced de la vida, es algo que está mal. No podrán definirlo, pero lo sienten.
Esto nada tiene que ver con la moralidad ni el mal moral. Saben que no deben permitir que el
mundo ejerza semejante poder sobre ellas y que, al permitirlo, se hacen culpables de algún
crimen que sienten de una manera instintiva, pero que no pueden entender. Y no echan de ver
que a través de todo el contenido de los Evangelios se habla precisamente de este mal estado
del hombre, y que en vista de ello nada puede tener importancia. A menos que El Hombre se
dé cuenta de este malestar, y a menos que comience a buscar aquella parte de Sí que yace per-
dida en el tumulto de las exterioridades, de todo cuanto no le importa y que tampoco le perte-
nece; a menos que se recoja en Sí mismo y empiece a cambiar Su Relación con La Vida, ha-
brá fallado en Su Verdadero Propósito y no habrá entendido el secreto de Su Existencia. La
mayoría de las personas creen que los Evangelios tratan de la vida exterior y de una relación
moral hacia ella. No advierten que tratan acerca del hombre mismo y de Su Posible Renaci-
miento. No hay frase, casi, que no se refiera al Estado Interior del Hombre, a su mal estado y
a la necesidad de cambiarlo. No se refieren ni a la vida exterior ni a la moral exterior, sino al
Hombre en Sí y la condición de Sí en La Vida. No hablan de que El Hombre ha de ser sola-
mente Bueno y Moral, sino de que Cambie, de que sea un hombre distinto. Tal es todo el
mensaje del Evangelio; que El Hombre Puede y Debe Cambiar en Sí mismo, ser una persona
diferente, por ‘buena’ o ‘mala’ que sea en la vida ordinaria. Y el primer paso que hay que dar
en este cambio es la Metanoia.

¿Cuál es la naturaleza de esta faz nuestra, de este aspecto que en verdad somos nosotros mis-
mos? ¿Cuál es la naturaleza de esto que todos hemos perdido? ¿Podemos definirlo o esclare-
cerlo en nuestro entendimiento? Este Uno, a guisa de Hijo Pródigo, se va a una provincia
apartada. Malgasta su hacienda perdidamente y luego sobreviene un hambre grande en toda
esa provincia. Comienza a sufrir necesidades, pero nadie le ayuda, nadie le da nada. Justo en
ese instante vuelve en Sí, recuerda:
“¡Cuántos Jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan y yo aquí perezco de hambre!”
Esto es lo que exclama. ¿Qué hambre es esta, y qué esta necesidad? Y ¿qué es esta “grande
hambre”? Y ¿qué es este pan? Ha menester elevar la parábola totalmente, sacarla de su marco
físico. No habla de un hambre física, ni de una necesidad física, ni de pan físico. Tampoco se
refiere al dinero la frase:
“como desperdició su hacienda viviendo perdidamente.”
Estaba muerto, pero volvió en Sí y de este modo revivió o vivió de nuevo. Por el hecho de
recordar le llegó una nueva verdad. En realidad, no pertenecía al lugar donde estaba, a esa
apartada provincia a la que había viajado, donde nadie le daba nada y todo lo que podía comer
era el alimento de los puercos. La vida había perdido todo sentido, y cualquier significado que
le pareciera, era como las algarrobas de los puercos: cáscaras vacías y desperdicios. Pues nada

86
La Verdad

hay en La Vida Externa para que no pueda quedar totalmente Vacía de Sentido Real. Y esta
no es una Verdad Moral, sino que un hecho crudo, por amargo e incómodo que sea el afron-
tarlo. Como también es un hecho que corresponde al orden natural de las cosas el que todos
busquen la propia plenitud y el logro de todos sus anhelos en la vida del mundo. Aun cuando
se desilusionen, cada cual pensará que el suyo es un caso excepcional, o que con el tiempo
hallará lo que busca; o bien, pensará que si las circunstancias fuesen distintas, o si la vida fue-
se diferente, todo sería como él lo desea. Pero la vida no puede ser sencillamente distinta. En
su esencia, La Vida siempre es la misma. Y El Hombre siempre está preso en la cárcel de Sí
mismo. En la cárcel de sus celos, sus odios. No puede huir de lo que siente de Sí mismo, sean
cuales fueren las circunstancias y cambien lo que cambiaren. El Hombre no sufre a causa de
la vida, sino debido a Sí mismo, a causa de lo que es o no es. Y mientras considere que todo
lo que necesita o desee está fuera de Sí, en tanto trate de conseguirlo de esa manera, desperdi-
cia significados y con el tiempo llegará a sentir esa grande Hambre de Espíritu, por muchas
que sean las riquezas que haya acumulado. Mientras considere que él Es todo eso, pecará. O
sea que errará por completo en Su Idea de lo que El Hombre ha de Hacer o Ser: Errará El
Blanco.

No hay peor enfermedad que la falta de Significado. Pero La Vida puede convertirse en algo
carente de todo sentido de dos modos distintos. Puede convertirse en algo sin el menor interés,
de suerte que todo cuanto hace o ha hecho le parezca inútil, sin propósito, y que la propia
existencia tampoco tiene sentido, que no Significa nada. Mas, hay también aquella otra expe-
riencia, una muy diferente, en la que un Significado mayor hace que todo Significado corrien-
te pierda su valor. En esta Experiencia, que suele ocurrir a muchas personas, el hombre queda
recogido, fuera de todo el sentido de La Vida Exterior. Y esta Experiencia llega cuando El
Hombre siente que Es distinto de todo cuanto ve, palpa y oye. Advierte que Existe en Sí mis-
mo. Se distingue, se diferencia de todo lo que le rodea porque se da cuenta de que Su Verda-
dera Existencia no está mezclada en La Vida. Echa de ver que es Él, que es Sí mismo, y no lo
que hasta entonces había creído ser. Deja de sentirse a Sí mismo por medio de las compara-
ciones con los demás y de estimarse mejor o peor. Percibe que está solo, que es Uno, total-
mente desconocido para los otros y del todo Invisible. Ve que es Él, el Sí mismo de Sí, y que
los demás no pueden verle sino el Cuerpo. Sabe que si pudiera conservar este Estado, esta
repentina Consciencia de Sí mismo, La Vida jamás podría herirle y nada le parecería injusto;
jamás sentiría celos, ni envidia, ni odio. Son estos los instantes en que el hombre Vuelve en Sí.

Pasa el momento y vuelve a hallarse en un estado corriente, se desvanece el Significado In-


tenso e Interno de Sí mismo, de Sí como una Creación Separada, como un Individuo, entera-
mente Único y distinto a todo lo demás. Se encuentra otra vez bajo el dominio de Los Senti-
dos, sumido en La Vida Externa y en sus significados y en las cosas y finalidades y realidades
que le ofrecen Los Sentidos. Empieza nuevamente a pensar desde Los Sentidos, y con la lógi-
ca de Los Sentidos, y a gratificar los apetitos que lo exterior satisface. Ha desaparecido el
Significado Interno de Sí. Pasa La Realización de lo que es Lo más Real, Lo más Significati-
vo, y lo reemplaza otra ‘realidad’, otra serie de significados que ahora ve fuera de Sí. Ya no
está diferenciado de sus sentidos ni de las imágenes que le presentan en la vida. Se olvida de
Sí y vuelve a estar perdido o muerto. Pero, si recuerda algo, sabrá que El Estado de Conscien-
cia experimentado es El Gran Secreto de Su Vida y que si pudiera hallarlo otra vez, y conser-
varlo, nada más tendría importancia.

En su más acabado sentido, tal es la Metanoia. Constituye un nuevo Estado del Ser Conscien-
te que se toca súbitamente y que súbitamente también desaparece. En Él, El Hombre se en-

87
La Verdad

cuentra a Sí mismo. Halla lo que había perdido. Encuentra el YO. Esta es La Primera Verdad,
mejor dicho, El Primer Conocimiento de La Verdad. Es el momento en que Está Vivo, y el
punto de partida de Su Evolución Interior. Todo cuanto El Hombre intenta o hace en un Esta-
do de Consciencia corriente, está necesariamente mal hecho, pues parte de lo que no es cierto,
de lo que no es La Verdad de Sí mismo. De modo que Jesús repite: “Si no Os Arrepintiereis…
[a menos que logréis la Metanoia]… no podréis Conocer El Reino de Los Cielos.” Y en La
Parábola del Hijo Pródigo se presenta esta Revulsión de La Mente en forma dramática porque
es, en su totalidad, una Parábola Íntima en su Significación. En El Hombre, aquello que es
Uno Se Retira, se aísla del Poder de Los Sentidos, de Las Concepciones Sensuales, y Vuelve
en Sí y Recuerda. Se Encuentra Lo Perdido. El Hombre Despierta del sueño de Los Sentidos,
de la muerte, y Revive.

CUARTA PARTE
El Hijo Pródigo se encuentra en medio de una grande hambre y recuerda que en casa de su
padre hay pan en abundancia. Pero –ya hemos insistido en esto– ni la hambruna ni el pan han
de tomarse al pie de la letra. El Pan que falta al Hijo Pródigo no es el pan material. Del mis-
mo modo, cuando al rezar el Padre Nuestro decimos: “el Pan nuestro de cada día dánoslo
hoy”, no hemos de pensar en el pan material. Consideremos lo que en esta Oración significa el
‘Pan’. La versión clásica griega no contiene las palabras ‘cada día’. En el Nuevo Testamento
se las emplea en las dos versiones que citan La Oración.10 La palabra griega epiousios
[έπιουσιος], es, como Metanoia, un vocablo difícil de entender. No se puede traducirlo con
facilidad. La palabra epiousios no significa ni ‘cotidiano’, ni ‘cada día’. Es de un significado
mucho más complejo. Pero, aunque este sea un hecho sobre el cual se ha advertido a menudo
y al que se han dado múltiples interpretaciones, todas las versiones del Nuevo Testamento
conservan la idea de ‘cada día’. Y la mayoría de las gentes siguen convencidas de que signifi-
ca el pan material, creen que están pidiendo qué comer, día a día. Los que tienen comida en
abundancia la pronuncian sin entenderla, y si alguna vez piensan en su significado, creen que
se refiere a los menesterosos faltos de alimento. No advierten cuan extraordinario es dar, a
una frase de una Oración Espiritual, el sentido de un alimento físico; no advierten lo extraño
del contexto:
“El Pan nuestro de cada día dánoslo hoy, y perdona nuestras deudas…”

El pedido del ‘Pan Nuestro’ es el primer pedido personal de esta Oración; y, por lo mismo, es
lo más importante. Le sigue un segundo pedido personal. ‘Perdónanos’. Es algo extraño; en
pos del Significado tan tremendo de las primeras líneas, de las que solamente hemos tocado
una idea –que La Voluntad de Dios no se hace en la Tierra–, la mayoría piensa que de pronto
cambia todo El Nivel de La Oración; y que este verso pide alimentos físicos. A esto sigue una
solicitud personal: que se nos perdonen nuestras deudas o pecados. Creen que la primera soli-
citud personal es física; y aunque se dan cuenta de que el perdón de los pecados ha de ser cosa
mucho más grande, algo de índole Espiritual, y por lo mismo psicológico en su sentido más
hondo, no advierten nada extraño en el hecho de que este pedido de ‘Pan’ le preceda.

Hay Tres Rogativas personales en esta Oración; la primera es la del “Pan Nuestro de Cada
Día”; la segunda es de un ‘Perdón’ y la tercera es que no nos deje ‘Caer en Tentación’. Aquí
termina la Oración original. Posteriormente se le añadieron las palabras: “porque Tuyo Es El
Reino, El Poder y La Gloria, por todos los siglos, Amén.”
10
Mateo, VI: 11. Lucas, XI: 3.

88
La Verdad

En La Parábola del Hijo Pródigo se ve claramente que cuando el hombre se vuelve y va en


sentido contrario –y esta reversión se presenta con igual claridad en su forma pictórica exter-
na–, va hacia donde hay Pan en Abundancia. Huye de la grande hambre que está sufriendo.
Pero ¿de qué pan se trata? La palabra calificadora es epiousios, pésimamente traducida al cas-
tellano, pues de ninguna manera significa ‘de cada día’. La idea de epiousios es la que define
la naturaleza de este pan. Procuremos entender su significado. Se divide en dos partes: epi y
ousios. En griego, la palabra ousia [ούσια] quiere decir: lo que es propio de uno; su sentido es
más bien legalista y se refiere a lo que constituye la propiedad de una persona en particular. Si
tomamos el derivado de esa palabra en esta forma y hasta este punto, tendremos un sentido
completamente nuevo para la primera súplica personal. Al orar: “El Pan nuestro de cada día
dánoslo hoy”, se está en realidad pidiendo lo que es propio, lo de Uno, y de ninguna manera
pan material. Se pide alimento para lo que es Uno. Si se la formula en esta inteligencia, la
súplica comienza a tener un significado especialmente profundo, en una vida en la que nada
es lo que parece ser y en la que todos llevan una existencia artificial, irreal, pues hace ya mu-
cho tiempo que perdieron lo que les es ‘propio’ y no recuerdan nada. Tomemos nota de que
en esta oración las primeras frases son un reconocimiento de que existe la posibilidad de un
Superior Nivel de Vida, que hay poderes o potestades por encima o sobre el Nivel de La Hu-
manidad. De suyo esto indica que El Hombre puede alcanzar un Nuevo Estado. También se
pide que La Voluntad de Dios se haga en la Tierra, o sea, se pide que se haga Individualmente
en El Hombre, en la ‘Tierra’ del Hombre, del Hombre Sensual. En seguida viene la primera
súplica personal: la de lo propio, o sea Lo Real de Uno mismo; se pide alimento para esta
propia realidad. Por consiguiente, no se pide un pan corriente, sino Alimento que pueda Nutrir
El Desarrollo Interior, El Crecimiento Interno, del propio Ser, en su propio Pensamiento, Sen-
timiento y Entendimiento.

Si esta Transformación o Renacimiento de que hablan los Evangelios en cada línea es un he-
cho posible, ha de haber necesariamente en El Hombre algo interno muy cercano, algo que le
toca y que si él pudiese oírle, sentirle y comenzar a entenderle y seguirle, le conduciría a la
Metanoia, a su Re-Torno, y de este modo a un sentido completamente nuevo de Sí y al Signi-
ficado de Su Vida en la Tierra.

En la palabra epi-ousios, la partícula epi [έπι], denota, en su sentido más primitivo, posición;
la posición de cualquier cosa que descansa sobre alguna otra. O sea que es algo que está por
encima de esta última, y que la toca… De modo que el significado completo de esta palabra,
traducida por ‘cada día’, significa con relación a la palabra Pan, aquello que Es Lo Real en El
Hombre, lo que Le Es Propio, lo que ha perdido y que está encima de él y le toca. Y esta parte
de La Oración es una súplica personal para sentir lo que se ha perdido, para volver a este sen-
timiento perdido y sentirlo Ahora, en este día, en este momento; pues dicho sentimiento es en
verdad Alimento, no material por cierto, sino El Alimento Que Da Vida al Hombre, que hace
que El Hombre Viva. Cuando el hijo menor de la parábola ‘Volvió en Sí’, sintió los primeros
destellos de esta Emoción, de este Alimento que ya había olvidado, y así retornó y volvió a
reconocerlo de nuevo.

QUINTA PARTE

La Parábola del Mayordomo Infiel


Esta Parábola trata de un hombre que fracasa y de la dirección que sigue cuando fracasa. Se

89
La Verdad

da inmediatamente después de La Parábola general del Hijo Pródigo, la cual muestra a un


hombre que ‘Vuelve en Sí’ y ‘Retorna’. Pero este retorno se representa sólo en principio. El
Hijo Pródigo Despierta y Retorna y su padre lo ve de lejos y le da la bienvenida. Mas nada
dice acerca de las dificultades que ofrece tal Retorno. Muestra únicamente el triunfo y el con-
siguiente regocijo que produce el encuentro de lo perdido y de lo que estaba muerto y ha revi-
vido. La Parábola del Mayordomo Infiel es acerca de un hombre que falla y que, en seguida,
obra de modo que se le alaba. Se considera la parábola más difícil y compleja de todas. Dice
así:
“Había un hombre rico, el cual tenía un mayordomo, y éste fue acusado delante de él como disipador de sus
bienes. Y le llamó y le dijo: ¿Qué es esto que oigo de ti? Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás
más ser mayordomo. Entonces el mayordomo dijo dentro de Sí: ¿Qué haré?, que mi señor me quita la mayor-
domía. Cavar, no puedo; mendigar, tengo vergüenza. Yo sé qué haré para que cuando me fuere quitada la
mayordomía me reciban en sus casas. Y llamando a cada uno de los deudores de su señor, dijo al primero:
¿Cuánto debes a mi señor? Y él dijo: Cien barriles de aceite. Y le dijo: Toma tu obligación, y siéntate presto,
y escribe cincuenta. Después dijo a otro: Y tú ¿cuánto debes? Y él dijo: Cien coros de trigo. Y él dijo: Toma
tu obligación y escribe ochenta. Y alabó el señor al mayordomo malo por haber hecho discretamente; porque
los hijos de este siglo son en su generación más sagaces que Los Hijos de Luz. Y Yo Os digo: Haceos amigos
de las riquezas de maldad, para que cuando faltareis, Os reciban en Las Moradas Eternas. El que es fiel en
lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto. Pues
si en las malas riquezas no fuisteis fieles, ¿quién Os confiará Lo Verdadero? Y si en lo ajeno no fuisteis fieles,
¿quién Os dará lo que es Vuestro? Ningún siervo puede servir a dos señores; porque aborrecerá al uno y ama-
rá al otro, o se allegará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a Mammon.”11

Como puede verse en los comentarios que hace Jesús, trata acerca de las Riquezas de Verdad,
y de lo que es lo propio, en contraste con las riquezas de maldad y lo que es ajeno. “Y si en lo
ajeno no fuisteis fieles, ¿quién Os confiará lo Vuestro?” Como ya se ha dicho, se diferencia
de La Parábola del Hijo Pródigo en que trata del fracaso y cómo se puede hacerle frente. El
mayordomo falla a su señor, el hombre rico, pero concibe un plan notable y lo realiza y su
señor le alaba, y lo alaba Cristo:
“Alabó el señor al mayordomo por haber hecho discretamente; porque los hijos de este siglo son en su genera-
ción más sagaces que Los Hijos de Luz. Y Yo Os digo: ‘haceos amigos de las riquezas de maldad, para que
cuando faltareis Os reciban en Las Moradas Eternas’.”

El mayordomo ha faltado. ¿En qué sentido? Según la interpretación, ha faltado como custodio
de Las Riquezas de Verdad. Pero la parábola y la interpretación tratan de un hombre que en
tales circunstancias logra rehacerse. No dice directamente que como resultado de esto volverá
a ser mayordomo de Las Riquezas de Verdad. Pero, a juzgar por los comentarios que hace
Cristo, parece muy probable. Dice que a menos que el hombre sea Fiel en lo muy poco, no
podrá serlo en lo que es más. “En lo muy poco” equivale a las riquezas de maldad, a Mam-
mon. Comparadas con Las Riquezas de Verdad, las de maldad, y su verdad correspondiente,
“son muy poco”. Pero, a menos que El Hombre consiga ser fiel a estas riquezas de maldad, no
podrá esperar tener las de verdad, ni lo que le es propio. Tomemos nota de la palabra ‘fiel’,
que tiene conexión con todo el sentido de ‘Fe’ en los Evangelios. Ya hemos tratado acerca de
La Fe. Pero en esta Parábola no quiere decir la eficiencia práctica, y no trata de eso. Aun en su
sentido más burdo y mundano, implica una confianza y una creencia que están por encima de
lo evidente. En la vida ordinaria se considera que un hombre es fiel, asociando La Fe a la Ten-
tación; o sea, cuando se ve tentado a no creer en lo que hace y así no conserva su Confianza;

11
Lucas, XVI: 1-13.

90
La Verdad

de modo que por mayordomo fiel la mayoría entiende que se trata de quien continúa sirviendo
aun en circunstancias difíciles, e incluso yendo contra sus propias intereses.

Se dice del mayordomo que obró discretamente. La versión griega emplea la palabra phroni-
mos [φρονιμος], Y es importante que se la entienda. Significa poseer Presencia de Ánimo, ser
avisado, tener Discernimiento Práctico y ser rápido para obrar inteligentemente. En La Pará-
bola de Las Diez Vírgenes se expresa que Cinco eran phronimoi [φρονιμοι] [la traducción
castellana dice discretas] y Cinco eran morai [μωραι] La palabra phronimos se da muy a me-
nudo en los Evangelios, y siempre con un sentido esencialmente importante. En Mateo
[XXIV], se emplea aludiendo a un siervo [en la versión castellana aparece el término ‘Pru-
dente’] que Ha de Velar, mantenerse despierto, para que no roben la casa de su señor.
“¿Quién pues es el siervo fiel [πιστος] y Prudente [φρονιμος] al cual puso su señor sobre su
familia…?”, etc.

La palabra griega sophos [σρφος], que a menudo se da como sabio, prudente, etc., tiene un
significado distinto, como cuando Jesús dice:
“Yo te alabo, Oh Padre, señor del Cielo y de la Tierra, que escondiste estas cosas a los sabios y
entendidos, y las has revelado a Los Pequeños.”12
En la versión griega el término que se emplea para ‘Sabios’ es sophos y resulta evidente que
‘Sabios’ no está bien usado y conduce a graves errores.

Phronimos [φρονιμος] es una palabra que se usa en los Evangelios de un modo muy especial,
y que se refiere a una cualidad que las gentes que quieren seguir la enseñanza de Cristo han de
tener. Se destaca esto con claridad en La Parábola del Hombre que Edifica Su Casa sobre la
peña y el que la edifica sobre arena. Jesús dice:
“Cualquiera pues que me oye estas palabras y las hace, le compararé a un hombre Prudente [en griego,
phronimos [φρονιμος]], que edificó su casa sobre la peña y descendió la lluvia y vinieron ríos, y soplaron
vientos y combatieron aquella casa y no cayó…”13
Aquí phronimos es Prudente y en la parábola del mayordomo infiel es Discreto. En el original
griego ambos son phronimos. Con este y otros muchos ejemplos que podrían atarse nos es
posible ver que se trata de algo técnico y de la mayor importancia en el lenguaje que Jesús
emplea. Indica una elevada cualidad en el mayordomo, y que se hace manifiesta en el momen-
to preciso y de un modo cierto, correcto. El mayordomo obró de un modo conscientemente
inteligente. Obró de una manera Consciente.

Muchos comentaristas afirman que la palabra sólo quiere decir prudente, pero significa mu-
chísimo más.

Se dice que el mayordomo obró discretamente. Se habla de Su Discreción [o Discernimiento]


de una manera directa. Pero en el comentario y en forma indirecta se le llama Fiel. No se pue-
den desconectar estas dos expresiones que definen al mayordomo. Al hacer lo que hace no
solamente es Inteligente, sino también Fiel. ¿Fiel en qué? Se indica en la frase: “El que es fiel
en lo muy poco, también en lo más es fiel.” Al cabo, en lo que hizo, el mayordomo fue fiel en
lo muy poco. Y este “muy poco” es Mammon o las riquezas de maldad. Hubo de dejar su ma-
yordomía, o su custodia de las riquezas de verdad, y sin quejarse retomar al mundo. En vez de
ser el mayordomo del Mundo de Verdad, del Reino de Los Cielos, se convierte en el mayor-

12
Lucas, X: 21.
13
Mateo, VII: 24.

91
La Verdad

domo del mundo falso, del mundo de Mammon, de este mundo en que vivimos todos, que
tiene su verdad, sus ideas, sus valores, conceptos, conocimientos, ciencia y demás cosas. Por
esta razón, tras obrar como obró, se le alaba y se le llama el mayordomo de las riquezas de
maldad. La traducción que conocemos, ‘mayordomo infiel’ o ‘mayordomo malo’, está mal. En
ninguna parte de la versión original griega se le llama así. Después de su acción se le denomi-
na ‘oikomonos tes adikias’ [οίκονομος της άδικιας] y esto significa mayordomo de lo que no
es cierto; y en el versículo siguiente, la frase es: mamona tes adikias [μαμωνας της άδικιας],
mammon de lo que no cierto. Se ha convertido en mayordomo del mundo, que no es el verda-
dero, y se le llama fiel en lo muy poco, o en las malas riquezas. Y Jesús dice que si uno no
aprende a ser fiel en lo muy poco, no podrá serlo en lo demás, en las verdaderas riquezas.

El Hombre ha de aprender de la vida todo lo que pueda, saber cuanto pueda saber del Cono-
cimiento y de La Verdad que corresponden a este mundo, antes de poder aventurarse con se-
guridad en el mundo de una Verdad Superior, de un Conocimiento Superior. Este es el signi-
ficado esencial de esta parábola y de sus comentarios, hechos especialmente para los discípu-
los. Si el hombre falla en su propósito más elevado, tiene que regresar a lo que puede saber y
comprender. Esta interpretación de la parábola explica, en primer lugar, la razón de que se le
diga que ya no podrá ser mayordomo del hombre rico. No se define una acusación directa. Y
el original griego hasta sugiere una acusación maliciosa, como de oídas. Lo evidente es que el
mayordomo no ha tomado para si el dinero de los deudores de su señor y que no se lo ha
guardado. Los deudores mucho debían, pero el mayordomo no tiene nada.

Volvamos a la parábola. No trata de una astucia financiera ni de alguna, práctica, lista, y si


así se la toma se hará más y más incomprensible cuanto más se la estudie, y también más con-
fusa. El primer comentario, “los hijos de este siglo [o período del mundo, αίων] son en su
generación más sagaces que Los Hijos, de Luz”, significa que a su propio nivel el mundo o
los hombres de este período del tiempo del mundo, son a su propio nivel de verdad, conoci-
miento y ciencia, mucho más inteligentes, prácticos y laboriosos que Los ‘Hijos de Luz’ a su
propio grado o nivel de Conocimiento y Verdad… Es decir, hay mucho que aprender de este
mundo, de Su Verdad y de Su Conocimiento; en general, de su ciencia. El mayordomo no
puede permanecer como ‘Hijo de Luz’. No puede seguir como custodio de las ‘Riquezas de
Verdad’, o sea de La Verdad que enseña Jesucristo. Se encuentra ante una barrera, un obs-
táculo, y no puede continuar. Tal vez se le haya dicho esto directamente, como en el caso de
la parábola; o bien él mismo haya comenzado a advertirlo por su cuenta, puesto que no se
queja cuando se le dice de su falla o falta. En vez de desesperar, piensa un plan y exclama:
“Ya sé lo que haré.” En el original griego se dice [έγνων τι ποιησω], y esto implica que de
pronto se le ocurre una idea, o que advirtió repentinamente alguna posibilidad, no a base de lo
que antes sabía, sino a base de lo que ahora ve, de la situación en que se encuentra. Tal vez
hasta ese momento haya considerado que el mundo no tiene ninguna importancia, pero ahora
vuelve a él. .Ya no es capaz de progresar en el camino de retorno que emprendió y que hasta
entonces ha seguido, pero siempre puede sacar el mejor provecho posible de lo que dejó atrás.
Antes le era necesario reajustar sus ideas y su actitud; y esto se demuestra por lo que hace. Su
plan consiste en hacer que el mundo parezca mejor de lo que en realidad es, a fin de poder
volver a él y ganar lo que pueda ganar para vivir, pero siempre en calidad de mayordomo. Se
convierte en mayordomo de lo que no es cierto, del mundo y de su conocimiento, reteniendo a
la vez todo cuanto ha aprendido en su condición de mayordomo de las Riquezas de Verdad, y
de este modo aplica lo que sabe a todo lo que puede aprender del mundo; consigue mantener-
se Vivo en Sí mismo. Por mayordomo [οίκονμος] [el, mayor de la casa] hemos de entender a
quien ha llegado a cierto punto de Responsabilidad Mental, a cierto desarrollo en El Entendi-

92
La Verdad

miento. Decidió ser fiel en lo ‘muy poco’ [έν έλαχιστω] y por ello se le alaba. Y no sólo se le
alaba, sino que también se da a entender que al ser fiel a las riquezas de maldad –a lo que es
muy poco y no es propio– el hombre se prepara para poder ser fiel a las riquezas de verdad y
a lo que le es propio. Pero, al hacer esto, el mayordomo no sirve a estas riquezas, a las que a
veces se llama Mammon. Se hace “amigo de las riquezas de maldad” [φιλους έκ του μαμωνα
της], o sea que las usa. No sirve sino que lo utiliza. Una cosa es servir a Mammon, y otra uti-
lizarlo. En el Sermón de La Montaña Jesús dice claramente que no se puede servir a dos
Amos, que no se puede servir a Dios y a Mammon. Pero utilizar a Mammon, utilizar el mun-
do, sus descubrimientos y conocimientos, que constituyen sus riquezas, no es lo mismo que
ser de Mammon y servir al mundo y su verdad en el sentido de recibirlo como si fuese toda La
Verdad y contuviese todo El Conocimiento.

Muchos se han quedado perplejos ante este consejo que Cristo da a sus discípulos, debido a
los errores de traducción. También está mal traducido aquel versículo que dice:
“Haceos amigos de las riquezas de maldad, para que cuando faltareis Os reciban en Las Moradas Eternas.”
El error estriba en “Las Moradas Eternas”. El versículo inmediatamente anterior menciona a
“los hijos de este siglo”. La versión en griego dice de ‘este Eón’, concepto que tiene diversos
significados y que los Evangelios presentan de muchos modos distintos. En este caso significa
un período, una época. En el verso siguiente se da esta misma palabra, pero como un adjetivo
[αίων] y, sin embargo, se la ha traducido por ‘Eterno’ –Moradas Eternas–, dándole de inme-
diato un sentido superior que no puede tener en vista de todo el contenido de la parábola. Lite-
ralmente hablando, la frase “los hijos de este siglo” o “los hijos de este Eón” ha de referirse a
Las Moradas Eónicas del versículo siguiente. La idea de los hijos de este siglo se acerca más a
la idea de Eón, y las moradas del siguiente versículo son moradas de este período de tiempo, o
era humana, o lo que el mundo considera ya firme, o establecido como verdad; lo estima co-
mo motivo de creencia y así ha hecho su morada en él. El sentido general del versículo no es,
sin embargo, contradictorio, aunque la traducción vulgar así lo haga aparecer. Significa que el
mayordomo utiliza este período de tiempo, se hace de una situación en él y emplea, utiliza su
verdad, y todo lo que a esta verdad corresponde.

La palabra deudores que se emplea en esta parábola representa al mundo. En su condición


ordinaria, en la que no ha vuelto en sí y que no sabe nada de su verdadero significado, El
Hombre es, para los Evangelios, un deudor. A través de toda la parábola del mayordomo in-
fiel y de la interpretación que le da Jesús, corre la idea de dos Órdenes de Verdad; una que se
refiere a La Evolución y El Desarrollo Interior del Hombre, para que llegue a Lo Propio, y
otra que se refiere a La Vida Exterior y a todo lo que no le es propio. Visto desde abajo, hay
una enorme brecha entre estas dos ideas. Y se acentúa esta brecha en La Parábola del Rico y
de Lázaro14, que sigue a la del mayordomo. Es imposible pasar de una verdad terrenal a La
Verdad de que habla Jesús, pues LO INFERIOR NO PUEDE COMPRENDER A LO SUPERIOR. Pero
La Verdad Superior sí que Puede Comprender a La Inferior y utilizarla. De modo que, al fin y
al cabo, lo que hace el mayordomo es comprensible. El Evangelio considera deudor a todo el
que permanece en la ignorancia de una Verdad Superior. Y aun cuando La Verdad Superior es
algo que se ha sembrado siempre en el mundo, y las gentes leen y se enteran de ella, no la
entienden. Por este motivo en La Parábola del Rico y de Lázaro dice Jesús que aunque un
hombre se levante de entre los muertos, las gentes no se persuadirán de Lo Superior; es decir,
no cambiarán de Manera de Pensar15. Tampoco se persuadirán si alguno “se levantare de entre

14
Lucas, XVI: 19-31.
15
Lucas, XVI: 31.

93
La Verdad

los muertos.” Se considera que con relación a una Verdad Superior, todos los hombres son
deudores; o sea con relación a una Posibilidad Superior que llevan en Sí mismos. Si El Hom-
bre permanece Inferior a Sí propio, está en deuda consigo mismo. Si, por ejemplo, sabe algo
más o mejor y obra peor o contra lo que sabe, se endeuda consigo mismo. Se endeuda con lo
mejor de Sí y con Su mayor Comprensión. Esto es lo que causa la infelicidad a muchos, pues
es algo que la mayoría siente pero en realidad no saben qué es lo que deben, ni por qué están
en deuda consigo mismos. Pero los Evangelios enseñan que El Hombre ha de someterse a una
Evolución Interior que comienza con la Metanoia y termina con el Renacimiento y El Reino
de Los Cielos. Su punto de vista es que todos, sin excepción, son deudores. Hay muchas pará-
bolas acerca de las deudas y una de ellas compara al hombre con uno que debe millones. La
segunda súplica personal en el “Padre Nuestro”, dice: “Perdona nuestras Deudas”. En el ori-
ginal griego, deudas es [άφιημι]. Vale decir que se pide la cancelación de todo cuanto uno
debe, que se las elimine del todo. Este es el sentido del perdón. El mayordomo no puede li-
quidar todas las deudas de los deudores, pues eso sería pretender que el mundo es justo, que
nada debe y que es lo mismo que El Reino de Los Cielos. Pero las disminuye en cuanto a Sí
mismo, a su Entendimiento. Redime parte de la deuda. Presenta las cuentas haciendo aparecer
en ellas que los deudores, el mundo, deben menos. Y de este modo tiende un puente entre las
riquezas del Verdadero Conocimiento y el mundo. No se altera ante el inminente despido, ni
cambia su actitud hada Las Riquezas de Verdad. Le queda una oportunidad y la aprovecha.
Sigue siendo un mayordomo fiel, sólo que ahora vuelve Su Conocimiento hada el mundo,
hacia las riquezas de maldad, y se convierte en un mayordomo de este mundo. Con tal fin
comienza deliberadamente a ver la vida como un deudor que debe menos de lo que es su deu-
da, la ve mejor de lo que es, ve a las gentes mejor de lo que son y utiliza El Conocimiento del
Mundo a la luz del suyo propio, o sea a La Luz del Conocimiento que ha obtenido como ma-
yordomo en El Mundo de Verdad o de Las Riquezas de Verdad. Así comienza a utilizar a
Mammon, o las riquezas de maldad. Y por esto le alaba Jesús. Pero se presenta a los fariseos
entendiendo mal lo que Jesús enseña, y creen que se refiere a riquezas materiales, que habla
de las riquezas del mundo, o sea de dinero y nada más.
“Y oían también estas cosas los fariseos, los cuales eran avaros, y se burlaban de Él.”16
Supongamos que un hombre entra quizá a una Escuela Esotérica, o a un monasterio, y se so-
mete a cierta disciplina a fin de lograr una Verdad Superior. O bien tomemos a los discípulos
que se sometieron a Jesucristo, aceptándolo como Maestro. De la manera que los presentan
los Evangelios, poco entienden de todo lo que se les enseña. ¿Qué podría hacer un hombre en
estas circunstancias si se le dice que ya no puede continuar? Supongamos que sabe algo, que
ha logrado algún entendimiento, y que tal vez haya alcanzado una situación como la del ma-
yordomo de la parábola. De pronto se le acusa, se inventa maliciosamente algún cargo en su
contra, sin que se pueda verificar si es cierto o no. Se le dice que no puede “más ser mayor-
domo’, ¿a dónde se ha de volver? Quizá hasta ese momento pensará que la vida y sus verda-
des son cosa inútil; hasta puede darse el caso de que esta sea la razón de que haya buscado
una Verdad de otro Orden. Puede ser que la vida le haya herido y que ya no sea capaz de ha-
cer nada en ella; o quizá tenga muy poca experiencia del mundo. Supongamos que su Maes-
tro, o quienquiera que representa La Verdad que él sigue, advierte que no puede continuar en
semejantes condiciones y tiene que volver al mundo y aprender de él. Y a fin de probarlo le
pide que se marche. Esta idea, la de una prueba, bien podríamos introducirla al comienzo
mismo de la parábola a fin de explicarnos la conducta del hombre rico y lo vago que es el
cargo contra el mayordomo. ¿Se va a comportar malamente, va a convertirse en un ser débil, a
quejarse o a considerar que se le ha tratado injustamente y a buscar modos de justificarse?

16
Lucas, XVI: 14.

94
La Verdad

Tomemos nota de la referencia que [XVI: 15] hace de los fariseos:


“Vosotros sois los que Os justificáis a Vosotros mismos delante de los hombres; mas Dios Conoce Vuestros Co-
razones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación.”
¿O se va a conducir [el mayordomo] como uno que conserva La Disciplina y La Comprensión
que ya ha logrado, o sea que obrará como uno que es phronimos? En la parábola, el mayor-
domo obra de esta manera. O sea que hace lo que es correcto y justo desde el punto de vista
de Cristo y desde el punto de vista de todo lo que ha aprendido y La Verdad que sigue. Bajo
esta luz, la parábola se transforma en una maravilla de Misericordia e Inteligencia. Es la pará-
bola que trata acerca de un hombre que, hallándose en un trance en el que todos se hallan,
vistas las circunstancias, obra con justicia y rectamente, sin pretender justificarse; reflexiona,
e inmediatamente hace lo que ve con claridad que es lo único que puede hacer, si ha de obrar
bien.

Nota a La Parábola del Mayordomo Infiel


Nos será más fácil entender esta parábola si tomamos a Jesucristo como al “hombre rico”,
como al Señor de Las Riquezas de Verdad, del Mundo Justo. El mayordomo es alguno de sus
discípulos, o sea alguien a quien se le enseña, como en una escuela. Los deudores que tanto
deben, que en realidad lo deben completamente todo [la cifra 100 tiene este sentido intrínse-
co], son los que pertenecen al Mundo Exterior o al Mammon de maldad. Por alguna razón se
dice al mayordomo que no puede seguir siéndolo de Las Riquezas de Verdad. Por consiguien-
te, ha de volver al mundo de Mammon. El tema de la parábola es la manera como lo hace. No
puede Servir a Dios y a Mammon a la vez, pues eso se indica de un modo expreso en el co-
mentario. No puede volver al Mundo de lo No-Cierto y sumirse en los intereses y ambiciones
que lo animan, pues así no serviría a Dios. Pero tiene que dejar la escuela en la que ha estado
sirviendo de mayordomo. Y concibe un plan mediante el cual sigue siendo mayordomo, sólo
que ahora del mundo o las riquezas de maldad. Y cuando lo ha puesto en práctica, cuando lo
ha realizado, se le llama el mayordomo del mundo injusto, el mayordomo de lo de Mammón,
pero en forma alguna el “mayordomo malo” como se ha traducido. Su plan le permite utilizar
el mundo injusto y por eso Jesús lo llama phronimos, o sea hábil, inteligente, agudo. Se hace
amigo de Mammon y se le recibe en la morada de este siglo [y no en La Eternidad]. ¿En qué
consiste este plan? Lo que el mayordomo resuelve hacer es bueno, es un buen plan, puesto
que Jesús lo alaba y comenta que quien no es fiel en lo muy poco, no podrá serlo en lo mucho
y, por lo mismo, no podrá recibir Las Riquezas de Verdad. El plan que el mayordomo lleva a
cabo en lo “muy poco”, o sea con relación a Mammon o los deudores, se conecta en los pro-
pios comentarios de Jesús con la idea de ser fiel. El plan es que el mayordomo resuelve per-
donar algunas de las deudas de “los hijos de este siglo”, empleando su autoridad para que las
reduzcan en un tanto. El significado extraordinario y profundo que contiene esto, es que el
mayordomo arroja sobre Sí mismo parte de estas deudas. Se hace responsable de una porción
de las faltas del mundo, y de este modo hace que todo sea posible para ellos, los deudores.
Esto es ser fiel en lo muy poco, pues la idea de La Fe en Los Evangelios es relacionada a me-
nudo con el Poder de Hacer que las cosas del mundo sean menos de lo que son. En los Evan-
gelios siempre se significa que El Poder de La Fe es un Poder Transformador. El mayordomo
es fiel en lo muy poco porque ha transformado la situación de algunos de los deudores. En
virtud del Conocimiento obtenido acerca de Las Riquezas de Verdad, el mayordomo ha hecho
posible que los deudores de su señor tengan un nuevo punto de partida. Mediante el poder de
Su Fe hace la vista gorda ante muchas cosas y hasta aquellas que algunos de los deudores
también saben; de este modo continúa siendo mayordomo, pero de Mammon y de los deudo-

95
La Verdad

res. Y en la idea de hacerse amigo de las riquezas de maldad también va implícito otro signi-
ficado: que reteniendo El Conocimiento obtenido como mayordomo de Las Riquezas de Ver-
dad, y sin tornarse negativo hacia lo que ha sufrido personalmente, se vuelve hacia El Cono-
cimiento del mundo y de “los hijos de este siglo” que son más phronimos, más sagaces y más
hábiles –a su modo– que Los “Hijos de Luz”. Pues si El Hombre ha obtenido algún Conoci-
miento y Comprensión de Las Riquezas de Verdad y no las niega, aun bajo las pruebas más
difíciles, hallará que todo lo que lee y estudia, cuanto pertenece al mundo corriente, le ayuda y
le confirma en su punto de vista. Porque en virtud de lo que ha aprendido, podrá discriminar
entre Lo Útil y Lo Inútil, entre Lo Verdadero y Lo Falso. Tendrá un ejemplo de apoyo que se
lo haga posible.

La Parábola trata de un hombre en cierta Etapa de Desarrollo, o sea de quien ha emprendido


el regreso y ha recorrido cierto trecho del camino que con tan singular claridad muestra La
Parábola del Hijo Pródigo. Llega a un punto en que se le dice que vuelva al mundo. El punto
central de esta discusión es ¿cómo lo hace? La Parábola muestra que Tal Hombre, en tan difí-
cil situación, Lo Hace Como Es debido.

96
Un Nuevo Cielo y Una Nueva Tierra
Juan El Bautista
Hay un extraño comentario de Cristo acerca del Reino de Los Cielos y que debe tomarse con
relación a Juan el Bautista. Dice que al Reino de Los Cielos se hace fuerza, se toma por la
violencia, y que los valientes lo arrebatan. Conviene atar todo este suceso conforme aparece:
“Y oyendo Juan en la prisión Los Hechos de Cristo, le envió dos de sus discípulos, diciendo: ¿Eres Tú Aquel
que había de venir, o esperaremos otros? Y respondiendo Jesús les dijo: Id y haced saber a Juan las cosas que
oís y veis: los ciegos ven, y los cojos andan; los leprosos son limpiados, y los sordos oyen; los muertos son re-
sucitados y a los pobres es anunciado el Evangelio. Y Bienaventurado es el que no fuera escandalizado en
Mí. E idos ellos, comenzó Jesús a decir de Juan a las gentes: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña que
es meneada del viento? Mas ¿qué salisteis a ver? ¿Un hombre cubierto de delicados vestidos? He aquí, los que
traen vestidos delicados, en las casas de los reyes están. Mas ¿qué salisteis a ver? ¿Un profeta? También Os
digo, y más que profeta. Porque éste es de quien está escrito: He aquí, Yo envío Mi mensajero delante de Tu
Faz, que aparejará Tu Camino delante de Ti. De cierto Os digo que no se levantó entre los que nacen de
mujeres otro mayor que Juan el Bautista; mas el que es muy más Pequeño en El Reino de Los Cielos, Mayor
es que él. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, al Reino de Los Cielos se hace Fuerza, y los valien-
tes lo arrebatan. Porque todos los profetas y La Ley hasta Juan profetizaron. Y si queréis Recibir, él es aquel
Elías que había de venir.”1

Tomemos nota, ante todo, de que Cristo dice:


“desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, al Reino de Los Cielos se hace fuerza, y los valientes lo arre-
batan.”
Las palabras “hasta ahora” sólo pueden significar: “Hasta, que Yo, Cristo, vine.” Pues se ve a
las claras que el camino que seguía Juan el Bautista no era el que enseñaba Cristo, Esto va
implícito en todo el episodio si empezamos a captar el sentido de frases como “una caña que
es mecida del viento”, ‘reyes’, ‘casas’, ‘vestidos delicados’, etc. Sabemos que el Bautista no
llevaba vestidos delicados, sino pelos de camello y una cinta de cuero alrededor de sus lo-
mos.2 Y es cosa bastante clara que Cristo habla del Bautista en un sentido especial, al decir
que aunque es el mayor de los nacidos de mujer, el más pequeño en El Reino de Los Cielos es
aún mayor que Él. Podemos entender el sentido de esto como que el Bautista se hallaba a cier-
to Nivel de Entendimiento, pero no al mismo del más pequeño en El Reino de Los Cielos y
que, por consiguiente, su enseñanza se hallaba a un nivel inferior que la de Cristo. A Juan le
sorprende que los discípulos de Cristo no ayunen y que beban vino, etc., mientras los suyos
ayunaban y, se abstenían. Juan envió dos discípulos a Cristo y le dijeron que los fariseos y
ellos ayunaban, pero no así los discípulos del propio Cristo. Y en nombre de Juan le pregunta-
ron si Él era El Cristo. Por lo visto, al Bautista le preocupaba la conducta de Jesús. No lo
comprendía. Consideraba que el logro de un Mayor Nivel de Ser, llamado El Reino de Los
Cielos, consistía en hacerse violencia, en abstenerse, en la observación de ritos y ayunos, en
guardar la ‘Palabra’ en forma material, tomándola al pie de la letra en todo momento y cir-
cunstancia. No cabe duda de que había muy poca misericordia en su áspera actitud y áspero
entendimiento de La Verdad. Tal vez Su Entendimiento se apoyara en el sentido literal de Las
Doctrinas que seguía. Quizá El Sábado le significase una observancia literal de un manda-
miento. No debía hacerse nada en ese día. Ni siquiera curar a un enfermo. Y si alguna vez oyó

1
Mateo, XI: 2-14.
2
Mateo, III: 4.

97
Un Nuevo Cielo y Una Nueva Tierra

los comentarios de Jesús a propósito de las acusaciones de los fariseos, como aquella de violar
El Sábado, no pudo entenderlos. Los fariseos habían acusado a los discípulos de Cristo de
coger espigas y comer en los sembrados:
“He aquí, tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en Sábado.”3
Para muchos, y aun hoy en día, esto es algo sumamente difícil de entender.

Hasta la llegada de Juan el Bautista se había profetizado el advenimiento del Reino de Los
Cielos como un acontecimiento del futuro.
“Porque todos los profetas y La Ley hasta Juan profetizaron.”4
Como mensajero del Cristo, el Bautista predicó que El Reino había llegado, que estaba aquí,
ahora mismo. Era una época crítica. Exclamaba:
“Arrepentíos, que El Reino de Los Cielos se ha acercado.”
Y con esto Significaba la persona de Cristo en la Tierra. ¿Por qué entonces no fue en pos de
Él, por qué no lo siguió cuando Cristo vino a él para que Le Bautizara? Parece que hubo un
momento en que reconoce al Cristo y otro en que duda. Para Mí siempre ha sido algo extraor-
dinario que al hallar al Cristo, el Bautista no lo reconociese de una manera indudable y que no
le haya seguido, como diría Marcos. Y a veces he pensado que Jesús se portó fríamente hacia
Juan, que hasta no le gustó. Sin embargo, cuando Herodes degolló a Juan porque interfería en
sus enredos matrimoniales, y al enterarse Jesús de esto,
“se apartó de ahí en un barco, a un lugar desierto.”5
No cabe duda de que entonces dio fuerza al espíritu de Juan, pues más tarde, al transfigurarse
Cristo, ¿no aparece con Moisés a un lado y Elías al otro?
“Y he aquí les aparecieron [a los discípulos] Moisés y Elías hablando con Él.”6
Y ¿no había dicho Cristo a sus discípulos refiriéndose a Juan?:
“Y si queréis Recibir, él es Aquel Elías que había de venir.”7
Es casi como si Cristo no hubiese querido obrar sobre él en vida y que lo hizo después de su
muerte física, cuando podía mejor alcanzarlo. Por cierto que en la Transfiguración Juan ya no
vestía pelos de camello ni correas de cuero, sino que estaba Envuelto en Luz. En el Evangelio
de Lucas se dice:
“Y he aquí dos varones que hablaban con Él, los cuales eran Moisés y Elías; que aparecieron en majestad, y
hablaban de su salida, la cual había de cumplir en Jerusalén.”8
Nosotros sabemos que por una larga meditación en un retiro podemos dar fuerza a otra perso-
na, pues esta es una forma inteligente de sacrificio. Cuánto más era, pues, lo que el Cristo
podía hacer en este sentido, tanto en pro de los que estaban físicamente vivos como para ayu-
dar a los muertos. En vida dio fuerza a Pedro, y Lucas lo registra en aquella escena que dice:
“Simón, Simón, he aquí Satanás Os ha pedido para zarandaros como a Trigo; mas Yo he rogado por ti, que
tu Fe no falte; y Tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.”9
Visto de esta manera, tenemos a Juan el Bautista como el más grande de los hijos nacidos de
mujer, pero que no es del Reino de Los Cielos, y a Juan transfigurado por Cristo, y de este
modo en El Reino, ya no como nacido de mujer sino como un renacido, y así más allá de toda
violencia. ¿No dijo Jesús a su madre; “¿Qué tengo Yo contigo, mujer?”, cuando hubo alcan-
zado el nivel de Desarrollo Interior cuya señal externa era su poder de Transformar El Agua

3
Mateo, XII: 2.
4
Mateo, XI: 13.
5
Mateo, XIV: 13.
6
Mateo, XVII: 3.
7
Mateo, XI: 14.
8
Lucas, IX: 30-31.
9
Lucas, XXII: 31-32.

98
Un Nuevo Cielo y Una Nueva Tierra

en Vino? Tomar El Verbo al pie de la letra es hacer violencia a los demás y también hacerla a
Sí mismo. El sentido literal de una parábola no transmite los grados de Significado Interno. La
verdad literal es huérfana de Misericordia, Gracia y Caridad, y puede ser sumamente áspera y
de resultados muy violentos, como hemos podido verlo en todas las persecuciones religiosas.
Las ásperas ropas del Bautista contrastan con los delicados vestidos de los que moran en las
casas de los reyes. El hombre lleva un vestido psicológico según la verdad que sigue. La Men-
te Viste Verdades que La Informan y Nutren. Cambiar de Manera de Pensar [Metanoia] es
darle otras ropas, revestirla de Pensamientos Nuevos y de Nuevas Verdades. Juan el Bautista
enseñaba esta Metanoia. Se ha traducido por ‘Arrepentirse’, pero significa ‘Cambiar de Ma-
nera de Pensar’. Sin embargo, si sus vestidos representan su enseñanza, son ásperos; y su
morada es el desierto. Exclamaba: “Arrepentíos, pues El Reino de Los Cielos se ha acerca-
do.” Podemos ahora entender que esta Metanoia, este Cambio en la Manera de Pensar, se re-
fería al hecho de que El Reino de Los Cielos es, una realidad, y que los hombres tienen que
comenzar a pensar en su significado en la Tierra, en vista de que se trata de un Reino Supre-
mo y Selectivo, y de una importancia muchísimo mayor que la de cualquier reino de la Tierra.
Juan no estaba enterado de La Enseñanza de Cristo. Pero fue el primero en anunciar, que El
Reino de Los Cielos no estaba en el futuro, sino Aquí y Ahora. Hay, pues, Tres Enseñanzas
acerca del Reino. Los profetas anunciaron que El Reino había de llegar, en el futuro; que El
Reino llegaría, en El Porvenir. Juan el Bautista anuncia que se ha acercado, y por esto era más
que profeta. “También Os digo”, dice Jesús, “y más que profeta.” Y más adelante anuncia que
“El Reino de Los Cielos esta en vosotros.” No: yace, en el futuro, en algún lugar; y esto es tal
vez lo que el Bautista no comprendiera. Pues La Verdad Externa, Literal, No Comprende a La
Interna, Psicológica, Espiritual. El Cielo no es un lugar que está Arriba, ni el Infierno es un
lugar que esté Abajo, en El Espacio. Cielo e Infierno residen en El Hombre. De modo que
advertimos Tres Conceptos: primero, que El Reino radica en un Tiempo Futuro; segundo, que
se halla Presente en El Tiempo y en El Espacio; y, por fin, que está en El Hombre Mismo,
aparte del Tiempo y del Espacio exteriores.

Al pensar en quienes, para Mí son las dos figuras más enigmáticas de los Evangelios, Juan el
Bautista y Judas Iscariote, he tratado de imaginar a, menudo lo que el Bautista hubiera pensa-
do de las muchas parábolas con que Cristo ilustraba La Naturaleza de Los Cielos y que, por lo
general, comienzan: “El Reino de Los Cielos semejante es a…” No me cabe duda de que con
sus conceptos ásperos y literales de La Verdad, el Bautista pensaba, que El Reino de Los Cie-
los fuese un lugar que uno había de tomar por la fuerza, mediante algún tremendo esfuerzo
sobre la carne y por medio de toda suerte de negaciones y privaciones. Pero Cristo dice que
ese no es el camino. La aspereza no sirve. No es el camino hacia El Reino. Cristo pregunta si
al salir a ver al Bautista al desierto [donde se alimentaba de langostas y miel silvestre] la gen-
te esperaba ver algo débil, una caña meneada al viento. Si esto esperaba, estaban equivocados.
El Bautista era un hombre fuerte, como nacido de mujer, que es el Primer Nacimiento. Pero
toda Religión Esotérica enseña un Segundo Nacimiento, como Lo Enseñó Jesús al decir que
hay que Nacer de Nuevo, desde Arriba. ¿Hemos de pensar que Juan captó esto? ¿Hemos de
imaginar, a base de lo que dice Cristo, que el Bautista entendió qué es lo que lleva al hombre
hacia El Reino? Según mi parecer, la respuesta es no. Pensó que tal cual era, un hombre natu-
ral, nacido de mujer, podía tomar El Reino haciendo violencia a sus apetitos. Según parece,
hubo un breve período en que esto fue posible: “Desde los días de Juan el Bautista Hasta
Ahora, al Reino de Los Cielos se hace fuerza.” Pero por cierto que desde entonces no. Al es-
tablecer un contraste con la aspereza de los métodos del Bautista, Cristo habla de quienes tie-
nen vestidos delicados. Da a entender que éstos son los que habitan en El Reino. Son los ca-
paces de entender más allá de la palabra rígida y literal. Y allí donde el Bautista vio una sola

99
Un Nuevo Cielo y Una Nueva Tierra

cosa, ellos ven mil. Son flexibles y no rígidos. Su Comprensión no es el guardar La Ley al pie
de la letra. Los Reinos tienen Misericordia, Caridad y, sobre todo, un Pensamiento Relativo.
En resumen, su Grado de Comprensión es mucho más amplio, más Inteligente y Gracioso, en
el que la estrechez y dureza de La Verdad no está por encima ni viene antes que la preciosa
amplitud de La Bondad, y de este modo nadie puede dejar de Ser Bondadoso en nombre de La
Verdad y nadie puede odiar ni destruir a Su Prójimo en nombre de La Verdad Literal. Pues
quien coloca La Verdad estrecha o rígida por encima o antes de La Buena Voluntad y La
Bondad, se viste al igual que el Bautista: con ásperas pieles y duro cuero, el alimento de Su
Bondad son langostas y miel silvestre, su morada un desierto carente de toda vida. Hallamos
en el Evangelio de Juan –que nada tiene que ver con el Bautista– que el discípulo amado des-
cribe a Jesucristo con estas palabras:
“Y Le Vimos Lleno de Gracia y de Verdad.”

La Gracia es primero; luego, La Verdad de La Gracia. Por consiguiente, podemos preguntar:


“Si está en Nosotros mismos, ¿Es El Reino de Los Cielos un Estado Consciente de Compren-
sión que a veces se abre y a veces se cierra?” Puede uno fácilmente decir: “Si es así, ¿se pue-
de penetrarle sólo en distintas épocas del desarrollo histórico?” Yo agregaría: ¿Son estas Las
Buenas Nuevas [Συαγγελιον], verbigracia, que Ahora un hombre o una mujer pueden entrar
porque en el fluir de las cosas ocurrió que Las Puertas estaban Abiertas? Recordemos al invi-
tado que fue a Las Bodas sin El Vestido adecuado. He aquí la cita de la parábola del Traje de
Bodas:
“Y entró el rey para ver los convidados, y vio allí un hombre no Vestido de Boda. Y le dijo: Amigo, ¿cómo
entraste aquí no teniendo Vestido de Boda? Mas, él cerró la boca. Entonces el rey dijo a los que le servían:
atadlo de pies y manos, tomadle, y echadle a las tinieblas de fuera: allí será el lloro y el crujir de dientes.
Porque muchos son los Llamados, y pocos los Escogidos.”10

Podemos ver que este hombre no llevaba El Vestido delicado de que habla Jesús. La mera
verdad inmisericorde no es el Vestido de Bodas. Este es un pensamiento que libra y alivia a
muchos que se han educado conforme a una interpretación de Cristo apoyada solamente en La
Verdad Literal, sin ninguna Misericordia Interior, sin la menor Buena Voluntad y sin el menor
rastro de una Comprensión Psicológica. Cosa muy extraordinaria es ver cómo todavía se es-
grime el sentido literal de la palabra sin la menor noción de que no basta y no es La Verdade-
ra Comprensión. Un hombre así, con semejante interpretación de Cristo, Causa Infinita per-
plejidad y dolor a los demás. No tiene un Traje de Bodas, y solamente le espera ser arrojado
fuera del Reino. ¿Es, por ventura, demasiado decir que semejante hombre, con su formidable
interpretación de La Verdad, que teoriza desde el pulpito, que quizá condena a todos los de-
más, que considera al hombre hecho para El Sábado y rehúsa admitir que El Sábado fue he-
cho para El Hombre, es una persona huérfana de Grado y Caridad Interior o Bondad Humana,
carente de Vestido de Bodas? ¿Y que no pasa de ser una persona voluntariosa y violenta y de
ninguna manera un hombre en el sentido cristiano? Es lo mismo que si la gente imaginara que
yendo regularmente a misa durante toda la vida se está ya en El Reino de Dios. ¿No es evi-
dente que esto no puede ser, y que La Metanoia y El Renacimiento son El Significado Esen-
cial de lo que Enseñó Cristo y que en realidad y en este sentido nadie es cristiano? Lo peor
aún es que muchos creen serlo. El único cristiano fue Cristo. ¿Por qué? Porque Unió perfec-
tamente en Sí El Aspecto Maternal Humano y El Divino, e hizo posible que La Conexión en-
tre El Cielo y La Tierra se actualizara una vez más en un período de la historia humana en que
todo contacto real se estaba perdiendo y El Hombre quedaba segregado de todos los Valores

10
Mateo, XXII: 11-14.

100
Un Nuevo Cielo y Una Nueva Tierra

Superiores y de una dirección más Elevada.

La Enseñanza de Cristo
El problema de toda Enseñanza Esotérica es conectar un Nivel Superior de Entendimiento con
uno Inferior. El ejemplo Supremo es Jesucristo, nacido de una madre humana y que, sin em-
bargo, fue Hijo de Dios. No podremos entender nada del Drama Cristiano a menos que enten-
damos que, en cierto modo, era dos cosas a la vez; Hijo del Hombre e Hijo de Dios. Esto
quiere decir que estaba en contacto con un Nivel Inferior y, de alguna manera, también con un
Nivel Superior. Hablando en términos generales, el problema de La Enseñanza Esotérica que
se siembra en el mundo con intervalos precisos es el de mantener un contacto con un Nivel
Superior de Ser. Cuando se pierde el contacto entre, lo de arriba y lo de abajo, lo de abajo
inevitablemente perece, enloquece y termina violentamente. Cristo llegó como mediador entre
El Nivel Superior y El Inferior. En su condición de simple Ser Humano, expuesto a toda suer-
te de Tentaciones, su tarea fue la de sobreponerse a todo lo que corresponde a un Nivel Infe-
rior, al Nivel de Lo Humano, y unir este Nivel Humano con El Nivel Divino. Dios descendió
a la Tierra como un Ser Humano, pero en esta condición no podía utilizar Lo Divino. A nues-
tro mezquino modo podemos entender que, de otra manera, su tarea hubiese sido fácil. Y, a
menudo nos preguntamos por qué No fue una tarea fácil, Siendo de Suyo Divino, como que
ya llevaba lo Divino en Sí mismo al ser Hijo de Dios. A menos que podamos entender esto,
no podremos darnos cuenta de la razón de que estuviera sometido a tan tremendas tentaciones
hasta el último momento. Nuestra discusión es más o menos así: Si fue El Hijo de Dios, ¿por
qué Se Le Tentó? ¿Por que hubo de padecer tales agonías? ¿Por qué todo le fue tan difícil?
¿Por qué no pudo, sencillamente, mostrar sus poderes a las gentes? ¿Por qué no convirtió las
Piedras en Pan? Pero está cuestión es infinitamente más extraña y sutil. En la época histórica
de la aparición de Cristo, La Raza Humana estaba ante el tremendo peligro de perder todo
contacto con un grado Superior de Comprensión. El mundo entero se consumía en la violencia
y en la materialidad. Desaparecían todos los Valores y algunos ya habían desaparecido del
todo. Se había perdido toda La Comprensión de que EL HOMBRE ES UN SER ESPIRITUAL y no
sólo una criatura de la carne. En semejantes circunstancias, alguien tenía que establecer el
contacto entre El Nivel de la Tierra y El Nivel del Cielo. Pero cualquiera puede echar de ver
que si un hombre dotado del Poder Superior –o del Cielo, como se dice en los Evangelios–;
mejor dicho, si un hombre que pudiera usar esos Poderes en la Tierra, los usara, no hubiese
podido dar el ejemplo de un Ser Humano que Se Eleva mediante una Lucha Interna, a través
de dudas muy Íntimas y frente a tanta Tentación Humana. Si se escudriñan los Evangelios se
verá que Jesús no sufrió sólo muchas Tentaciones, sino hartas Dudas también. Aun en La
Cruz exclamó: “Dios Mío. Dios Mío, ¿por qué Me has Desamparado?”

Si comprendemos que la misión de Cristo fue la de Conectar Lo Humano con Lo Divino, al


Hijo del Hombre con El Hijo de Dios, y que por este motivo tuvo que sufrir cuanto un Ser
Humano ha de sufrir al Ascender en la Escala de La Evolución Interior, podemos entender
con más claridad el significado central de los Evangelios. Podemos entender por qué hubo de
sobreponerse a su madre, como se muestra en muchas parábolas y milagros. La Madre Repre-
senta El Aspecto Humano. Al sobreponerse a Lo Humano, al llevar a cabo su misión, Cristo
Restableció el contacto entre El Nivel Superior y El Inferior, entre Lo Espiritual y Lo Natural.
Por esta razón tuvo que someterse a todos los sufrimientos de su existencia y a la muerte de
un criminal, sin recibir un ápice de ayuda. Pero, al salvar el vacío entre Lo Humano y Lo Di-
vino, Restableció el contacto, puso las cosas en orden una vez más e hizo posible que La Es-

101
Un Nuevo Cielo y Una Nueva Tierra

pecie Humana volviese a Recibir El Influjo de Lo Espiritual.

Jesucristo era, pues, dos cosas a la vez y su tarea fue la de conectarlas. Por este motivo todo lo
que acerca de Él leemos es paradójico y requiere una suerte de Entendimiento que resulta muy
poco lógico para el sentido corriente. Descendió, y eventualmente Ascendió. Mas este Ascen-
so se debió a Su propio Esfuerzo. Habiendo partido de Su Nacimiento en la Tierra, y de su
Madre, hubo de sobreponerse a ambos y Renacer. Por este motivo los Evangelios están llenos
de la idea de un Renacimiento. Cuan a menudo dice Jesús: “Tenéis que Nacer de Nuevo.” Y
qué difícil es entender lo que ello significa. Mas, si logramos siquiera un destello de lo que
puede llamarse La Idea de Cristo y todo el drama de Su muerte y Resurrección, podremos
entender el motivo por el cual en la extraordinaria parábola o milagro de “Las Bodas de Ca-
na”, cuando Convierte el Agua en Vino, dice a su madre:
“¿Qué tengo Yo contigo, mujer?”
Podemos advertir que el Significado de este Hecho, que constituye el Evangelio de Juan [II],
se refiere a una Etapa que Jesús había alcanzado en Sí mismo; se trata de que se había sobre-
puesto ya a Su Naturaleza Humana y había dado un paso preciso en Su propia Evolución Inte-
rior. Estaba en Poder de otro Grado de Comprensión en el largo camino de retorno a Su Natu-
raleza Divina. Por el momento ha dejado de tener que ver con El Aspecto de Sí que la madre
representa. Sin embargo, anuncia a su madre que ella terminará por Crucificarle:
“¿Qué tengo yo contigo, mujer? Aún no ha venido Mi Hora.”
Podemos vagamente advertir que esto significa que no se ha sobrepuesto a lo humano de una
manera completa y que el sobreponerse definitivamente significa que habrá de morir en La
Cruz. Su cuerpo había nacido de la madre y también tenía que triunfar sobre él, y hasta Trans-
formarlo, de modo que aun después de su muerte pudiese usarlo como un Cuerpo Físico Vivo
pero cuyo sustento ya no lo recibía de la vida, sino de Fuerzas que están enteramente fuera de
ella. Esto configuró La Perfecta Unión de Lo Humano con Lo Divino, de Lo Inferior con Lo
Superior.

Empero, semejante Transmutación Total no había ocurrido aún en la época en que Jesús al-
canzó El Grado Interno de Ser en el que pudo Convertir El Agua en Vino. A La Transmuta-
ción Completa la precedió una Transformación Psicológica que se representa mediante El
Poder de Convertir El Agua en Vino. Según Juan, este fue el principio de señales que dio Je-
sús. El milagro fue una consecuencia de la señal. Juan no le llama un milagro, sino una señal.
O sea que esto señala, indica, que Jesús había logrado cierto grado de Poder Interior que podía
comunicar a objetos representativos, como el Agua. En el antiguo idioma representativo de las
parábolas, ‘Agua’ quiere decir ‘Verdad’. Convertir El Agua en Vino significa Convertir La
Verdad en algo que no es puramente La Verdad, sino en algo que Es de una Categoría Supe-
rior a La Verdad misma. Cuando se capta La Verdad de LA VERDAD y Sus Valores, La
Verdad ya no es simplemente La Verdad, sino que se hinche de Significados. Lo que antes era
La Verdad en Virtud de La Fe, empieza a multiplicarse en un Significado Infinito, de modo
que deja de ser La Verdad Escueta y se convierte en una Continua Fuente de Significados
capaces de embriagar a uno como El Vino. Se ha producido una Unión, una Boda, entre La
Verdad y algo más que La Verdad. Podemos llamarla el Significado de La Verdad o El Bien
que en Ella hay y que nos llega con La Verdad como Su Recipiente. Jesús llama a los sirvien-
tes a quienes la madre ha ordenado que obedezcan sus órdenes, y les manda henchir las Tina-
juelas hasta Arriba; entonces Convierte El Agua en Vino. Esto quiere decir que Jesús puede
Transformar Toda La Verdad que ha adquirido, hasta darle Todo Su Verdadero Significado.

Por experiencia propia solemos, de pronto, ver la conexión que hay entre un número de cosas

102
Un Nuevo Cielo y Una Nueva Tierra

que antes creíamos separadas e inconexas. Entonces comprendemos con mayor amplitud, de
la misma manera que cuando las letras separadas del alfabeto que aprendimos de niños se
transforman, como por arte de magia, en palabras y hasta frases. Así penetramos a otros Nive-
les de Significado.

Repasemos ahora el final de la parábola, cuando Jesús ya ha Convertido El Agua en Vino. Lo


presentan al maestresala, quien hace un comentario extraño. Dice que de ordinario, en la vida
corriente [pues el maestresala representa la vida corriente y sus métodos] se pone primero el
Buen Vino. Según el texto:
“Todo hombre pone primero el Buen Vino, y cuando están satisfechos, entonces lo que es peor;
pero Tú has guardado el Buen Vino hasta Ahora. Este principio de señales hizo Jesús en Cana de
Galilea y manifestó Su Gloria; y sus discípulos creyeron en Él.”
Tomemos nota de que se emplea la palabra ‘Bueno’. Algunas Enseñanzas Esotéricas usan las
palabras Verdad y Bueno, o Buena, y hablan de que es posible enlazarlas en una Boda tal que
el hombre advierta Lo Bueno de La Verdad que ha conocido y de este modo le gobierna Lo
Bueno de La Verdad y no la verdad escueta. Tomemos nota también de que El Bien, o Lo
Bueno, viene después, al final, a la inversa de lo que ocurre en la vida y como lo acentúa el
maestresala. En la vida corriente siempre tendemos a tomar lo bueno primero y lo malo des-
pués. Con relación a esta idea, puede decirse que para poder Ascender en La Escala del propio
Desarrollo hemos de pagar por anticipado.11

Escuelas Esotéricas
Consideremos algunos pasajes en que se utiliza la palabra Vino, tanto en el Antiguo como en
el Nuevo Testamento. Se le emplea en un sentido que no puede ser material. Se dice:
“Lavó en el vino su vestido, y en la sangre de uvas su manto: sus ojos bermejos del vino, y los dientes blancos
de la leche.”12
Es más que aparente que la palabra vino tiene aquí un sentido especial con relación a lo que el
hombre ‘viste’ y a la manera como ‘ve’. Tomar este pasaje al pie de la letra es convertirlo en
una insensatez. Psicológicamente, lo que el hombre ‘viste’ no se refiere a las ropas que cubren
su cuerpo, sino a lo que Viste Su Mente, a Sus Creencias Mentales y a Sus Actitudes.

Todo el mundo lleva ropas psicológicas en la forma de opiniones y puntos de vista. Estos son
Sus Vestidos Mentales. Y a través de ellos Sus Ojos Mentales ven. Esta es una descripción de
cómo el ‘vestido’ y los ‘ojos’ mentales se lavan con alguna forma de Discernimiento Interior
llamado ‘Vino’. Psicológicamente, El Hombre Viste con lo que considera La Verdad. Y men-
talmente lo ve todo de la misma manera. Si el Vino representa una etapa particular en el Desa-
rrollo de La Comprensión de La Verdad, la idea de “los Ojos bermejos de Vino” se refiere a la
visión que perciben conforme a esta Etapa. Se indica un grado muy alto, un grado en el que
La Comprensión se ha desarrollado por encima del Nivel de Agua.

En el Apocalipsis, en la visión de los cuatro caballos, se dice del negro:


“Y miré y he aquí un caballo negro; y el que estaba sentado encima de él tenía un peso en su mano. Y oí una
voz en medio de los cuatro animales que decía: Dos libras de Trigo por un denario, y Seis libras de Cebada

11
Una versión más amplia de esta 'señal' se puede hallar, aunque desde otro punto de vista, en El Nuevo Hombre, Ediciones
Sol, Marne, 3-B, Moldeo, 5, D-F.
12
Génesis, XLIX: 11-17.

103
Un Nuevo Cielo y Una Nueva Tierra

por un denario; y no hagas daño al Vino ni al Aceite.”13

No se puede suponer que este sea un vino material, como tampoco aceite material. A un nivel
corriente de pensamiento, al nivel terrenal, como lo indica el color del caballo, el negro, en el
que gobierna un peso exacto y donde todo se mide de suerte que El Hombre ha de pagar todo
lo que Recibe, aun a este Nivel hay Aceite y Vino; es decir, hay algo más Elevado, algo Supe-
rior, a lo cual no se le ha de hacer ningún daño. Y en la parábola del Buen Samaritano tam-
bién se habla de Vino en tal forma que su significado pueda tomarse al pie de la letra o psico-
lógicamente.

La Enseñanza Esotérica emplea a menudo la palabra Viñas refiriéndose a las Escuelas en que
se enseña a quienes buscan un Desarrollo Interior. Las tentativas que se hacen para Elevar al
Hombre Interiormente, las Escuelas que se forman con este propósito, se las compara a Viñas
de que se espera obtener Uvas y Vino, o una Vendimia.
“Porque El Reino de Los Cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a ajus-
tar obreros para su Viña…”14
O bien tomemos otra cita que ilustra la facilidad con que se distorsionan o fallan las Enseñan-
zas acerca de Las Posibilidades Internas del Hombre:
“Y comenzó a hablarles por parábolas: Plantó un hombre una Viña, y la cercó con seto, y cavó un lagar, y
edificó una torre, y la arrendó a los labradores y se partió lejos. Y envió un siervo a los labradores, al tiem-
po, para que tomase de los labradores del Fruto de la Viña. Mas ellos tomándole le hirieron y le enviaron
vacío. Y volvió a enviarles otro siervo; mas apedreándole, le hirieron en la cabeza, y volvieron a enviarle
afrentado. Y volvió a enviar otro, y a aquél mataron: y a otros muchos, hiriendo a unos y matando a otros.
Teniendo pues aún un hijo suyo amado, enviólo también a ellos el postrero, diciendo: Tendrán en Reveren-
cia a mi hijo. Mas aquellos labradores dijeron entre Sí: Éste es el heredero: venid, matémosle y la heredad
será nuestra. Y prendiéndole, le mataron y echaron fuera de la Viña. ¿Qué, pues, hará el señor de la Viña?
Vendrá y destruirá a estos labradores, y dará su Viña a otros.”15

En la historia que conocemos todos se registra el hecho de que siempre ha habido intentos
para elevar al Hombre, para sacarlo de su estado de barbarie mediante la diseminación de
ciertas ideas preciosas acerca del significado más profundo de La Vida Humana en la Tierra.
Pero los Aspectos Íntimos no figuran en la historia corriente. Todo lo que por regla general
leemos es la historia del mal uso o de la mala interpretación de las ideas cuando caen bajo el
poder de la vida del mundo. Se convierten en fuente de intrigas políticas, de avaricia, de vio-
lencia, persecuciones horribles y guerras. Aun en nuestro siglo es evidente que si La Humani-
dad se guiase por Las Enseñanzas dadas por Cristo en El Sermón de La Montaña, terminarían
todas las guerras, injusticias y males sociales. Empezaría un Mundo Nuevo. Pero, para que tal
cosa ocurriese sería necesario, primero, que cada persona Despertase a lo que verdaderamente
es por dentro.

El propósito de una Viña consiste en Producir Fruto y Vino. Como Viña se planta una Ense-
ñanza precisa acerca de los medios para lograr un Desarrollo Interior. El profeta Jeremías se
queja de los Hijos de Israel que quieren volver a Egipto, o sea, a lo que eran antes.
“Ahora pues, ¿qué tienes Tú en el camino de Egipto, para que bebas Agua del Nilo? Y ¿qué tienes Tú en el
camino de Asiría, para que bebas Agua del río? Tu maldad te castigará y su apartamiento te condenará; sa-

13
Apocalipsis, VI: 5-6.
14
Mateo, XX: 1.
15
Marcos, XII: 1-9.

104
Un Nuevo Cielo y Una Nueva Tierra

be pues y ve cuán malo y amargo es tu dejar a Jehovah tu Dios, y faltar Mi temor en ti, dice El Señor Jeho-
vah de Los Ejércitos. Porque desde muy atrás He quebrado tu yugo, y roto tus ataduras; y dijiste: No serviré.
Con todo eso y sobre todo collado alto y debajo de todo árbol umbroso, corrías Tú, oh ramera. Y Yo te planté
de Buen Viñedo, Simiente Verdadera toda ella, ¿cómo pues te me has tornado sarmientos de vid extraña?”16

El sentido es psicológico, por cierto que no es material. Se les acusa de volver a sus viejas
creencias, al estado que se denomina ‘Egipto’. Se les acusa de mezclar su Enseñanza o Si-
miente con otras enseñanzas, y por esto se les llama ‘ramera’.

Al proporcionar una Enseñanza, hay que mantenerla Pura hasta que haya cumplido su propó-
sito. La Enseñanza dura solamente un tiempo. En todos los puntos del Tiempo aparecen dis-
tintas enseñanzas que duran periodos largos o cortos. Su finalidad es Elevar al Hombre. Todas
son similares en Su Forma Interna, por cuanto su propósito consiste en La Evolución Indivi-
dual del Hombre a través del desarrollo de Su Entendimiento y la calidad de su ser. Cada Viña
se planta para que produzca su Vino particular. No puede haber una mezcla de Simientes o
Ideas. Esta es una condición que se expresa en ciertas palabras de Moisés:
“No sembrarás tu Viña de varias Semillas… no ararás con buey y asno juntamente... No te vestirás de mix-
tura, de lana y lino juntamente.”17
Es evidente que estas palabras encierran un significado distinto del material. Pero, natural-
mente, no se puede tomarlas como mandamientos que haya que cumplir al pie de la letra y sin
ningún significado. Cuando una ‘Viña’ comienza a secarse, o sea cuando el Significado que
originalmente se sembró en ella se pervierte o se pierde, entonces se la destruye. En este sen-
tido, el Antiguo Testamento está lleno de destrucción. La Enseñanza siempre iba mal porque
se la pervertía. Jeremías lamenta la destrucción de una Escuela llamada Moab:
“Con lloro de Jazer lloraré por ti, oh Vid de Sibma: tus sarmientos pasaron la mar: llegaron hasta la mar de
Jazer: sobre tu agosto y sobre tu vendimia vino destruidor. Y será cortada la alegría y el regocijo de los cam-
pos labrados y de la Tierra de Moab: y haré cesar el Vino de los lagares: no pisarán con canción; la canción
no será canción.”18

Se refiere esto a la pérdida de una Enseñanza. Y el mismo profeta dice en otra parte:
“Muchos pastores han destruido mi Viña”.19
Esto es, muchos maestros han destruido la Enseñanza Original. Amos describe esta destruc-
ción de la manera siguiente:
“Vuestros muchos Huertos y vuestras Viñas, y vuestros Higuerales y vuestros Olivares comió la langosta.”20

La Enseñanza la devoraron las Ideas erradas. A veces se encuentra que las Uvas son amargas,
como la descripción que hace Moisés de una Viña que pervirtió La Verdad:
“Porque de la Vid de Sodoma es la vida de ellos, y de los Sarmientos de Gomorra, las uvas de ellos son uvas
ponzoñosas, racimos muy amargos tienen. Veneno de dragones es su Vino, y ponzoña cruel de ‘áspides’.”21
Esto ocurre especialmente cuando una Enseñanza o ‘Viña’, se convierte en un medio de poder
terrenal y de intriga política, como se indica en otra profecía acerca de la escuela llamada “Je-
rusalén”.

16
Jeremías, II: 18-21.
17
Deuteronomio, XXII: 9-11.
18
Jeremías, XLVIII: 32-33.
19
Jeremías, XII: 10.
20
Amos, IV: 9.
21
Deuteronomio, XXXII: 32-33.

105
Un Nuevo Cielo y Una Nueva Tierra

“No habrá uvas en la Vid, ni higos en la Higuera, y caeráse la hoja.”22

Podrían atarse muchos ejemplos más. Pero lo que podemos colegir es que siempre se ha sem-
brado una Enseñanza de cierto orden, de cierta categoría en La Humanidad, y que siempre ha
fallado, en el proceso del Tiempo. Mas esto no significa que La Enseñanza, cuando estaba en
su apogeo, no haya dado Frutos. Su falla ocurre en el Tiempo. Dicho de otro modo, sólo dura
un tiempo limitado. Vale la pena entender esto, pues siempre nos inclinamos a pensar que si
algo es Real y Verdadero, ha de durar Eternamente. Pero, así como hay modas de todas cla-
ses, en ciencia, sociedad o política, así también ocurre con La Enseñanza Esotérica. Mas es
realmente lo mismo, porque aparece de nuevo en otra forma, bajo otro disfraz; en Su Esencia
Es Siempre la misma y siempre trata de una sola cosa: La Evolución del Hombre. La gente ha
de hacerse, primero, consciente de Sí misma y luego de los demás. Tienen que abandonar la
violencia como la mejor y más fácil de las soluciones. Tienen que Perdonarse los unos a los
otros sinceramente, y esto es posible sólo siendo Conscientes de Sí mismos, siendo Conscien-
tes de lo que cada cual Es y cada cual Hace. Han de Hacer con los otros como les gustaría que
hicieran con ellos. Y esto es difícil. Han de entender que su vida tiene otro Significado y que
La Naturaleza de La propia Existencia no se puede entender en términos de lo que pasa en la
Tierra. Han de Ver la Viga en el propio ojo antes de alborotar por la paja en el del prójimo.
Han de dejar su bondad teatral, deponer sus odios, sus presunciones, sus mentiras, etc. Todas
estas ideas corresponden al Camino de La Evolución Individual, que es el tema de que siem-
pre trata toda Enseñanza Esotérica. De esta Enseñanza hemos obtenido el arte y la cultura. Sin
esta Enseñanza El Hombre permanece en una condición de barbarie. Pero, en cuanto a la ex-
tensión limitada en el tiempo de cualquier Enseñanza de esta importancia, podemos citar co-
mo ejemplo la advertencia que Cristo hace a sus discípulos, informándoles de La Venida del
Anti-Cristo:
“Mirad que nadie Os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo Soy El Cristo; y a muchos
engañarán. Y oiréis guerras y rumores de guerras: mirad que no Os turbéis; porque es menester que todo esto
acontezca; mas aún no es el Fin.”23

El Fin del Mundo


La Enseñanza Esotérica de los Evangelios se refiere a menudo a la Segunda Venida del Hijo
del Hombre. Para poder entenderla es necesario darse cuenta de una de las Ideas Fundamenta-
les de La Psicología Esotérica con respecto a La Raza Humana en la Tierra. Una forma parti-
cular de Enseñanza Esotérica que se da en cierto momento del tiempo, en términos de tiempo
histórico, sólo dura un período limitado. Su fuerza y significado comienzan a morir gradual-
mente. En el caso de La Enseñanza de Cristo, que dio sentido y fuerza a las muchas empresas
de La Vida Humana, advertimos que Él nunca dijo que Su Enseñanza duraría por siempre.
Indicó con toda claridad que sólo podía durar cierto tiempo. Y en este sentido, habla de las
cosas que habrían de ocurrir, de las Señales que habrá cuando La Fuerza, el impulso que Él le
dio con Su Poder, comience a menguar en el mundo. Advierte a sus discípulos que llegará el
momento en que se agote esta Verdad, y en seguida habla acerca de La Señal de la Segunda
Venida del Cristo. Los discípulos le preguntan qué señal habrá de esto:
“… se llegaron a Él los discípulos, aparte, diciendo: Dinos ¿cuándo serán estas cosas, y qué Señal habrá de
Tu venida y del fin del mundo? Y respondiendo Jesús les dijo: Mirad que nadie Os engañe. Porque vendrán
muchos en Mi Nombre, diciendo: Yo Soy El Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis guerras y rumores de

22
Jeremías, VIII: 13.
23
Mateo, XXIV: 4-6.

106
Un Nuevo Cielo y Una Nueva Tierra

guerras: mirad que no Os turbéis; porque es menester que todo esto acontezca; mas, aún no es el Fin. Porque
se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestilencias, y hambres y terremotos por los
lugares. Y todas estas cosas, principio de dolores. Entonces Os entregarán para ser afligidos, y Os matarán; y
seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre.”24

A veces la frase “fin del mundo” se presenta como “la consumación de los tiempos”. Muchas
personas susceptibles creen que llegará un día en que se destruya el mundo visible. En griego,
sin embargo, [ή συντελεια του αίωνος], posee un significado muy diferente, que dista mucho
de referirse al mundo visible. Hemos de Pensar, más bien, que tiene que ver con el Fin de un
Ciclo de cultura, con el final de una fase de La Humanidad y el comienzo de una creciente
confusión en la que, efectiva y materialmente, se levantará nación contra nación, etc. Pero su
sentido psicológico se relaciona con algo muy distinto. En muchos de los libros esotéricos del
Antiguo Testamento, cuyo significado dista mucho del literal, es frecuente hallar numerosas
referencias a una falta de Verdad en la Tierra. Cuando una nación y un pueblo pierden sus
Valores Fundamentales y Tradicionales y carecen de un fondo propio, se les compara a un
terremoto. Cuando falla La Verdad Esotérica y El Hombre se hace completamente sensual,
una criatura de los sentidos; cuando se ha destruido todo significado salvo el físico, es inevi-
table que el hombre degenere y pase a un estado de violencia cada vez mayor, porque carece
de una Dirección Interna y de Valores Internos, los que siempre se han creado en Él por me-
dio de una u otra forma de Enseñanza Esotérica. Esta Enseñanza proporciona siempre Valores
Superiores a los de la vida física, y sólo a través de estos valores se puede formar una cultura.
Cuando viene una quiebra de todos Los Valores Internos, cuando El Hombre carece de una
Verdad que le gobierne desde Lo Íntimo, de tal modo que le haga darse cuenta de que ciertas
acciones le están vedadas a causa de Su Integridad Interior, entonces comienza “el fin del
mundo”. Y es que ha empezado a morir toda La Fuerza del Desarrollo Interior. Y con ella,
toda idea de que El Hombre vive en la Tierra para Aprender algo. Así termina toda Posibili-
dad de un Desarrollo Interior. Al expandirse esta condición llega la Consumación de los
Tiempos. Se agota la Fuerza que penetró al mundo en un tiempo pasado. Pero hemos de ad-
vertir que cuando esto ocurre, la “Segunda Venida” está Cerca. En Mateo [XXIV] podemos
ver que, desde el punto de vista de una Enseñanza Esotérica o Superior, de una Enseñanza que
trata del Hombre Psicológico, hay que dar La Verdad al Hombre para elevarlo por sobre el
nivel de la violencia, del egoísmo y de sus apetitos. Al penetrar en el Tiempo, esta Verdad
pasa de generación en generación y queda distorsionada del todo. Entonces sobreviene un
período de confusión que conduce a una Segunda Manifestación de La Verdad y que se repre-
senta como la Segunda Venida del Hijo del Hombre. Las gentes imaginan que La Verdad se
mantendrá siempre, pero toda verdad se desgasta y es preciso sembrarla en una nueva forma
[de La misma Verdad] en La Humanidad. Toda nación, toda raza ha recibido esta Verdad.
Siempre es La misma Verdad en diferentes formas; algunas veces el énfasis se da a un aspec-
to, otras a otro, según las condiciones de la época. Pero, cuando este tipo de Verdad llega a
una quiebra, cuando pierde toda La Fuerza que La Orienta, cuando pierde todo Su Poder Efec-
tivo, ocurre una Consumación del Tiempo, un Fin del Mundo, y le sigue un periodo de confu-
sión que anuncia la llegada de otra forma de La misma Verdad. Con esta breve descripción tal
vez podamos entender que el fin del mundo no significa el fin del mundo, sino El Fin de una
Manifestación de La Verdad, a la que también seguirá una Nueva Manifestación y que, natu-
ralmente, quizá demore varios siglos en madurar. Es un ciclo recurrente. De modo que pode-
mos colegir que El Hijo del Hombre ha de venir otra vez, y esto significa una Renovación de
La Enseñanza Esotérica en la Tierra. Se proporciona la Fuerza; la Fuerza gradualmente muere

24
Mateo, XXIV: 3-9.

107
Un Nuevo Cielo y Una Nueva Tierra

en el Tiempo; sobreviene un período de Caos; la Fuerza nuevamente baja a la Tierra. La En-


señanza de Cristo llama a cada una de estas manifestaciones la Segunda Venida del Hijo del
Hombre. Es un Ser que desciende a un Nivel Humano y que se Eleva por medio de los Es-
fuerzos que hace para Sobreponerse a todas las Tentaciones Humanas. De este modo Resta-
blece una vez más el Orden, y una vez más abre la huella para El Desarrollo del Hombre.
Queda nuevamente abierto El Nivel Superior para El Inferior, y una vez más se hace Posible
Realizar el propósito con que El Hombre fue Creado originalmente, o sea el de Pasar de un
Nivel Inferior a uno Superior de Ser y de Comprensión.

¿Cuál es entonces La Verdad que se siembra con intervalos precisos en el mundo a fin de ele-
var al hombre por sobre sus sentidos? ¿Es tan sólo un asunto de mandamientos arbitrarios que
han de interpretarse al pie de la letra? Tomemos nota de que Cristo inició su Enseñanza No
con una serie de mandamientos literales, sino con una Idea psicológica: la Idea de La Meta-
noia, la Idea de un Cambio en la Manera de Pensar. Toda Enseñanza Esotérica empieza siem-
pre con la Idea de que lo primero es una Transformación de La Mente. Esta palabra, Meta-
noia, tan torpemente traducida por ‘Arrepentimiento’, significa una Nueva Manera de Pensar
acerca del Sentido de La propia Vida. La Enseñanza Esotérica es para hacernos Pensar de
Otro Modo, de un modo diferente al habitual. Ese es el punto de partida: Sentir el Misterio de
La propia Existencia, de lo que uno Piensa, Siente y cómo se Mueve. Y Sentir el Misterio de
La Consciencia, el Misterio de La Precisión con que está organizada la Materia. Todo esto
puede hacer efectiva la Metanoia en una persona. Lo contrario de esto es sentir que todo el
misterio puede uno atribuírselo a Sí mismo. El primer Sentimiento abre La Mente a una altura
más Elevada de Posibilidades; el segundo cierra La Mente y nos lanza hacia abajo, o hacia
fuera, por Los Sentidos.

Batalla en El Cielo
Las cosas no permanecen las mismas.
“Las cosas primeras he aquí vinieron, y Yo anuncio nuevas cosas: antes que salgan a luz, Yo Os las haré no-
torias.”25

Pero parece que no sólo cambian las condiciones en la Tierra, sino también en El Cielo.
“Y vi un Cielo Nuevo, y una Nueva Tierra: porque El primer Cielo y la primera Tierra se fueron.”26

Lo que es más, se anuncia que los que están en El Cielo no permanecen necesariamente en él
cuando se crea uno nuevo. Se habla de una ‘Batalla en El Cielo’; de Miguel y sus ángeles en
lidia con el Dragón y los suyos.27 El Dragón y sus ángeles son lanzados fuera y “ni su lugar
fue más hallado en El Cielo.” Parecería que esto representase a quienes son exteriormente
morales y píos, pero que interiormente no tienen creencia alguna. Jesús acentuó grandemente
la necesidad de una Creencia Interior y la inutilidad de una religión puramente externa. Pare-
cería que la práctica externa de una religión tuviera como recompensa una estancia en alguna
especie de cielo que también llega a su fin. Conforme a lo que son en la Tierra, se compara a
estas personas que no tienen ninguna Creencia Interior sino que son exteriormente rígidas,
literales y aborrecibles, con los dragones. No hay grada alguna en ellas. Pedro dice:

25
Isaías, XLII: 9.
26 Apocalipsis, XXI: 1.
27
Apocalipsis, XII: 7.

108
Un Nuevo Cielo y Una Nueva Tierra

“Bien que esperamos Cielos Nuevos y Tierra Nueva, según sus promesas, en los cuales mora La Justicia.”28

No se refiere a la propia justicia o rectitud que nacen del orgullo personal, pues tal justicia
nada tiene que ver con la genuina que nace de La Caridad.

Cristo expresó también algunas cosas con respecto a La Naturaleza de los cambios en El Cie-
lo. Hablando de Juan el Bautista y luego de decir:
“No se levantó entre los que nacen de mujer otro mayor que Juan el Bautista; mas, el que es mucho más Pe-
queño en El Reino de Los Cielos, mayor es que él.”
Agrega:
“Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, al Reino de Los Cielos se le hace Fuerza.”29

¿Qué significado puede tener tan extraño comentario? Que también cambian los requisitos
para entrar al Cielo. Desde el comienzo de la prédica del Bautista hasta el comienzo de La
Enseñanza de Cristo, hubo un período en que se arrebataba el Cielo. ¿Quiere esto decir que
quienes se violentaban ganaban El Reino, o quiere decir alguna otra cosa totalmente distinta?

Las condiciones para entrar al Reino de Los Cielos y la frecuente mención de un pacto entre
Dios y el Hombre están relacionadas. Un pacto es un acuerdo entre dos partes y establece que
si una de ellas cumple ciertas condiciones, la otra cumplirá lo prometido. No se trata de un
pacto permanente, así lo indica la frase: “pacto de un Siglo” [Eón]. En el Antiguo Testamento
se traduce a menudo por ‘Eterno’ la palabra hebrea ‘Olam’, pero en realidad significa que
durará una Era, un Eón.
“Y haré con ellos pacto Eterno, que no tomaré atrás de hacerles de bien.”30

En una sociedad que recién empezaba su desarrollo, y que emergía de una condición de rela-
tiva barbarie, no podía esperarse que el pacto fuese permanente. Los Diez Mandamientos que
fueron dados a los israelitas en el Monte Sinaí constituyeron un pacto entre Jehovah –Dios– e
Israel. Si los israelitas los cumplían. Dios les haría prosperar:
“Si anduviereis en Mis decretos, y guardareis Mis mandamientos, y los pusiereis por obra… Yo me volveré a
Vosotros y Os haré crecer, y Os multiplicaré, y afirmaré Mi pacto con Vosotros… Y si abominareis mis de-
cretos, y Vuestra Alma menospreciare Mis derechos, no ejecutando todos Mis mandamientos, e invalidando
Mi pacto… destruiré Vuestros altares y talaré Vuestras imágenes, y pondré Vuestros cuerpos muertos sobre
los cuerpos muertos de vuestros ídolos, y Mi Alma Os abominará.”31

Los Mandamientos tratan de lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer. Ese era el Blanco
al que había de apuntarse. EL primer mandamiento dice:
“No tendrás dioses ajenos delante de Mí”,
y el último:
“No codiciarás la casa de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu
prójimo.”32
¿Puede alguien cumplir esto? A menudo se ha dicho que el verdadero Dios del hombre es lo
que el hombre más Ama. Puede una persona, por cierto, imaginar que Ama a Dios por sobre

28
II Pedro, III: 13.
29
Mateo, XI: 12.
30
Jeremías, XXXII: 40.
31
Levítico, XXVI: 3, 9, 15, 30.
32
Éxodo, XX: 3-17.

109
Un Nuevo Cielo y Una Nueva Tierra

todas las cosas. Si así es el caso, no se ha observado a Sí misma. Aun cuando el amor propio
es un poder gigantesco, no resulta fácil observar siquiera una fracción de él. En cuanto asoma
la cabeza un poco, y sin lugar a dudas, pronto nos justificamos. ¿Quién puede afirmar que está
avisado de todas sus formas de codicia y que la codicia ya no tiene ningún poder sobre él? Si
hay quien lo afirme, ¿se ha observado bien?

‘Pecar’ significa ‘Errar el Blanco’. La palabra que en el Nuevo Testamento se tradujo por
pecado, está tomada de la idea de apuntar una flecha a un blanco y errar el tiro. En el Antiguo
Testamento el Blanco eran Los Diez Mandamientos, o sea La Ley. Cristo anunció una Nueva
Ley: Amaos Los Unos a Los Otros. Habla de cierta clase de Amor, del Amor Consciente, y no
del amor de las emociones, que bien pronto se convierte en su propio opuesto.
“Un Nuevo Mandamiento Os Doy: que Os Améis Unos a Otros: Como Os He Amado, que también Os Améis
Los Unos a Los Otros.”33

Cristo habla del fin del mundo en una parábola y emplea el término Eón, que es un período en
el que existen ciertas Posibilidades y Condiciones. Uno de estos períodos comenzó con la
venida de Cristo, y con Él se establecieron ciertas condiciones para entrar al Reino de Los
Cielos. Los que siguieran sinceramente La Enseñanza de Cristo, con El Corazón y no sólo
exteriormente, ésos ganarían El Reino de Los Cielos. La Parábola del Sembrado y La Cizaña
dice así:
“El Reino de Los Cielos es semejante al hombre que Siembra Buena Simiente en su campo; mas durmiendo los
hombres, vino su enemigo y sembró Cizaña entre El Trigo, y se fue. Y como la hierba saltó e hizo Fruto, en-
tonces apareció también La Cizaña. Y llegándose los siervos del padre de la familia, le dijeron: Señor, ¿no
sembraste Buena Simiente en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene Cizaña? Y él les dijo: un hombre enemigo ha
hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la cojamos? Y él dijo: No, porque cogien-
do La Cizaña no arranquéis también con ella El Trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la
siega; y al tiempo de la siega Yo diré a los segadores: Coged primero La Cizaña y atadla en manojos para
quemarla; mas, recoged El Trigo en mi alfolí.”34

Cristo explica que esta parábola es acerca del Fin del Eón y no del mundo, como reza la tra-
ducción:
“El que Siembra La Buena Simiente Es El Hijo del Hombre; y El Campo Es El Mundo; y La Buena Simiente
son Los Hijos del Reino, y la Cizaña son los hijos del malo; y el enemigo que la sembró es el diablo; y La
Siega Es El Fin del Mundo, y los segadores son los ángeles. De manera que como es cogida la Cizaña, y
quemada al fuego, así será en el fin de este siglo. Enviará el Hijo del Hombre sus ángeles, y cogerán de su
reino todos los escándalos, y los que hacen iniquidad. Y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y
el crujir de dientes. Entonces Los Justos resplandecerán como El Sol en El Reino de Su Padre: el que tiene
Oídos para Oír, Oiga.”35

Notemos que en el versículo 39 la traducción castellana habla del “Fin del Mundo”, y en el
siguiente del “fin de este siglo”. La idea subyacente es la de un Eón.

La explicación se refiere a la terminación de un Ciclo de Selección Consciente. En cada época


se presenta la idea de una selección, no hecha a ciegas, sino inteligentemente. Cada época o
periodo parece traer consigo una clase distinta de selección. En una parábola breve Cristo

33
Juan, XIII: 34.
34
Mateo, XIII: 24-30.
35
Mateo, XIII: 37-43.

110
Un Nuevo Cielo y Una Nueva Tierra

compara El Reino de Los Cielos a pescadores que pescan con red. Cuando hubieron pescado
lo suficiente, seleccionaron lo bueno y tiraron lo malo:
“Asimismo, El Reino de Los Cielos es semejante a la Red, que echada en la Mar coge de todas suertes de pe-
ces. La cual estando llena la sacaron a la orilla; y sentados, cogieron Lo Bueno en vasos, y lo malo echaron
fuera.”36

La Nueva Voluntad
Alguien me empuja hacia arriba por una pendiente de verde pasto. Hay una zanja. No es muy
ancha, pero cruzarla es difícil. Esta difícil zanja está en la cima de la colina, llena de osamen-
tas de animales prehistóricos. Restos de cosas violentas, de bestias de presa, monstruos, ser-
pientes. Yacen hasta en lo más profundo del abismo. Hay un tablón para cruzar la zanja, pero
el aire parece estar saturado de un poder que restringe, como la invisible influencia de un po-
deroso magneto. Y esto es lo que me retiene, junto con el temor de salvar la zanja, aunque no
sea muy ancha. No podría decir por cuánto tiempo, pues en todo esto hay un tiempo poco or-
dinario. De pronto veo que la he cruzado, me veo al otro lado. ¿Qué visión tan maravillosa es
la que contemplo? Veo a alguien que instruye y prepara a unos reclutas. Eso es todo. A prime-
ra vista nada hay de maravilloso en todo esto. El hombre sonríe. Da a entender, de algún mo-
do, que no abriga muchas esperanzas de que esto dé resultados. Parece no afectarle. No mani-
fiesta la menor impaciencia cuando le tratan groseramente. La instrucción ya casi ha termina-
do, pero esto tampoco le afecta en lo más mínimo. Es como si dijese: “Bueno; esto es algo
que hay que hacer. No podemos esperar gran cosa. Hay que ayudarles, aunque no quieren
ayuda”. Lo que más me impresiona es su invulnerabilidad. No le hiere el escarnio ni le enoja
la falta de disciplina. Posee algún extraordinario poder que casi no usa. Me maravilla que
pueda hacerlo así. No podría yo realizar tan ingrata tarea. Sigo mi camino y, al cabo, llego a
un lugar que tal vez sea una bodega donde se guardan barcos. Más allá está el mar.

Cuando despierto, pienso en este hombre. Lo que hace es tan completamente distinto a lo que
haría yo. Precisaría una Nueva Voluntad.

Esto significa que tendría que ir en un sentido contrario al que siempre he llevado. Y mucho
he pensado en esta nueva dirección. ¿Cómo podría definírmela? Yo hubiese sido muy violen-
to con esos reclutas. Sí, eso es. Y él no demostró violencia alguna. No tenía voluntad para la
violencia. Parecía purificado de toda violencia. Ese era el secreto. Esa era la fuente del extra-
ño poder que capté en él. Un hombre sin violencia. Entonces reflexioné: para poder acercarme
a él tenía que cruzar la profunda zanja llena de carroñas de bestias prehistóricas, llena de las
osamentas de criaturas violentas. De algún modo que ignoro se me había conducido al otro
lado, y me encontré al borde de otro país, solamente al borde, pero más allá de las bestias
prehistóricas. Este era el lugar donde vivía y enseñaba el hombre no violento. Y los reclutas
estaban con él. Era un lote indiferente, pero tal vez representasen a personas que con el tiem-
po pudieran aprender algo.

Se hallaba a punto de dar por terminada la lección. Más allá estaba el mar, y cerca había bar-
cos amarrados. Seguramente que cuando terminase la instrucción de los reclutas se iría a al-
gún otro lugar, más allá de la Tierra. En cuanto a Mí, se me había dado solamente una vis-
lumbre del significado de La Nueva Voluntad; no era ésta una voluntad que se apoyase en la
violencia, ni en los propios deseos. Repito: fue sólo una vislumbre. Pues bien sabía que, salvo
36
Mateo, XIII: 47-48.

111
Un Nuevo Cielo y Una Nueva Tierra

en Espíritu, no había aún cruzado la zanja llena de carroñas de un pasado violento, que no la
había dejado atrás del todo. No había reclutas para Mí; o bien ¿no serían esos reclutas distin-
tos ‘yo’ en Mí mismo a los que ese hombre procuraba instruir? Por cierto que ninguno de los
barcos era el mío. Pero, en virtud de esta vislumbre, sé ya más prácticamente lo que es ir en
un Sentido Nuevo, y lo que significa una Voluntad Purificada de toda violencia. También sé
que las posibilidades para ir en pos de esta Nueva Voluntad y de este Nuevo Sentido radican
en cada momento de la propia vida, y que siempre lo olvido.

112
El Telos1
PRIMERA PARTE
Con sus agudas respuestas. Jesús demostró cuál era Su Actitud Consciente de Poder. “¿Es que
puedes perdonar pecados?”, le preguntan los fariseos cuando le oyen decir al paralítico, a
quien cuatro habían metido por el techo a una casa en Cafarnaúm, que sus pecados eran per-
donados. “Os demostraré que tengo ese poder”, es la respuesta efectiva de Jesús. Dice al pa-
ralítico, “levántate, toma tu lecho y anda”. La implicación es que el paralítico no podía haber
sanado a menos que sus pecados le fuesen perdonados y se hubiese modificado su Estado In-
terior al restaurarse el contacto con La Verdad. El paralítico se levanta al punto, toma su lecho
[el mismo que un momento antes llevaba entre cuatro; sí, cuatro y él mismo un desvalido.
Ahora lo lleva uno, él mismo] y camina a la vista de todos los demás. No como llegara, des-
colgado por el techo a causa del mucho gentío. El cambio externo refleja la Transformación
Interior. Mientras estuvo sumido en lo que era, cuando el ‘gentío’ no le dejaba ver La Verdad,
nadie se fijó en él. Pero ahora marcha delante o al frente de todos. ¿Por qué? Porque sus peca-
dos le fueron perdonados, anulados, hechos trizas, como se hace trizas un pagaré. Así, sus
acusadores internos no pueden ya decirle que es un ser insignificante, sin la menor importan-
cia. El gentío que hasta entonces le impidiera acercarse a Cristo ahora le ve andando adelante,
ante Él, y también ante ellos; no ya como un ser pasivo, sino erguido y activo. Ya no está
acostado, tendido en la pesada Horizontal del Tiempo, sino que se yergue a La Luz de Lo
Eterno. Como un relámpago, su situación en el Tiempo ha cambiado a una en La Eternidad,
en la que El Hombre, lejos de permanecer postrado, se yergue gracias al perdón de sus peca-
dos. Porque La Eternidad, que es plenitud, ha de estar siempre perdonando su pobreza al
Tiempo, ha de estar perdonándole su desdicha, su incapacidad de imitar las cosas eternas. Y
así también es como El Cristo Eterno perdona a los hombres sus pecados, siempre que tengan
Fe; y tener Fe es tener Visión. La Fe Es El Poder de Mirar Hacia Arriba. Cuando el paralítico
y los cuatro que le llevaban no pudieron acercarse al Cristo “a causa del gentío” y treparon al
techo y lo abrieron, ¿no se dice acaso que Jesús percibió su Fe? ¿No es acaso La Fe descubrir
el techo, trepar y hacerle una abertura? Y ¿no es hacer una abertura en el techo romper lo que
nos impide mirar a lo alto? Cristo percibió La Fe no solamente del paralítico, sino también la
de los cuatro que le llevaban, los que treparon y abrieron el techo llevando consigo al inváli-
do. “Descubrieron el techo dónde estaba, y haciendo abertura, bajaron el lecho en que yacía
el paralítico.” Pero Cristo, al percibir Su Fe, se dirige solamente al paralítico, pues los Cinco
no están unidos por La misma Fe.

SEGUNDA PARTE
La Enseñanza Esotérica indica que existe la posibilidad de un cambio preciso en El Ser Hu-
mano. Esto es evidente y claro. La hallamos en aquellos fragmentos de La Enseñanza de Cris-
to que se han preservado. Pero ¿en qué consiste este cambio? Es muy difícil precisarlo. Los
Evangelios son los libros más difíciles de entender. Podemos ver que gran parte de La Ense-
ñanza de Cristo está velada en la forma de Parábolas. Y Él mismo da sus razones para hacerlo
así:
“Entonces, llegándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas? Y respondiendo les dijo:
Porque a Vosotros es concedido saber Los Misterios del Reino de Los Cielos; mas a ellos no es concedido. Por-

1
Telos.- término griego que significa el Propósito, la Finalidad, la Meta, El Fin Supremo.

113
El Telos

que a cualquiera que tiene se le dará y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.
Por eso les hablo por Parábolas, porque Viendo No Ven, y Oyendo No Oyen, ni entienden.”2

Y es que las parábolas contienen un significado ‘Esotérico’, y esto quiere decir, sencillamen-
te, un significado interno. También Cristo emplea algunas veces una elevada forma de parado-
ja. Sin embargo, es bastante claro que constantemente habla de una Transformación precisa,
exacta. Y los fragmentos de una Enseñanza tan difícil de entender, y que trata de cómo lograr
esta Transformación, están dispersos y no en un orden claro. Al parecer, la idea es que, tal
cual es, el hombre no constituye un ser completo, que es como una casa a medio construir, y
que para completarse es preciso demoler y reconstruir. Por otro lado, tiene que desaprender
mucho, de lo que ha aprendido. Mucho de lo que en él es inútil o falso hay que quitárselo. De
este modo se Transforma. Se hace un Nuevo Hombre.

Esta finalidad, esta Transformación del Hombre puede tomarse como El Blanco al cual apun-
tar. Puede que uno jamás lo vea y que nunca lo logre. O puede que tenga mala puntería.

Pecar es errar el blanco. El término griego άμαρτανω [hamartano] significa, efectivamente,


“errar el blanco”. Pero se ha traducido como ‘pecado’, Se trata de una palabra que se em-
pleaba en ballestería, cuando el tirador no daba en el blanco.

Parece claro, entonces, que no podemos entender correctamente la idea del pecado a menos
que logremos alguna idea del blanco a que hemos de apuntar. Pecar es errar el blanco. Pero
¿qué es El Blanco? Resulta evidente que la causa del pecado es la existencia de este blanco,
pues si hubiese blanco al cual apuntar, no habría qué errar, no habría pecado. Y, efectivamen-
te, Pablo dice que de no haber existido Los Diez Mandamientos, jamás hubiera él pecado.

Fueron Los Mandamientos los que le hicieron pecar. Es una idea alarmante. Como en el mito
de Adán y Eva, fue la prohibición de comer, alegóricamente, del Fruto del Árbol del Bien y
del mal, lo que motivó el pecado original y la caída del hombre. De algún modo se erró el
blanco.

A propósito del décimo mandamiento, ‘No Codiciar’, Pablo dice:


“no conocí el pecado sino por La Ley; porque tampoco conociera la concupiscencia, si La Ley no dijera: No
Codiciarás. Mas, el pecado tomando ocasión, obró en Mí por el mandamiento toda concupiscencia: porque
sin La Ley el pecado está muerto.”3

Ni siquiera hubiese sabido que hay algo llamado pecado. Lo supo en virtud de La Ley. Da a
entender que era vivaz y que vivía contento sin La Ley, pero que cuando llegó el mandamien-
to, el pecado cobró vida y él, Pablo, murió. Sea cual fuere el sentido con que escribió esto y
los versículos subsiguientes, podemos de todos modos darnos cuenta de que Pablo hizo de La
Ley, de los mandamientos, su Blanco. Y de su cumplimiento, de su propósito, su puntería.
Pero Pablo dice más, y más de una vez. Afirma que nadie podrá jamás cumplir los diez man-
damientos y que La Ley no puede salvar al hombre, sino condenarlo. Y dice que Cristo vino a
hacer lo que le “era imposible a La Ley”.

Advierte Pablo que:

2
Mateo, XIII: 10-13.
3
Romanos, VII: 7-8.

114
El Telos

“La Ley Es Espiritual”.4


“Así que Yo mismo con La Mente sirvo a La Ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.”5
“Porque, según El Hombre Interior me deleito en La Ley de Dios.”

Tomemos nota de la manera como emplaza el sentimiento de ‘Yo’ en El Hombre Interior y no


en el externo y carnal. No llama ‘Yo’ a la carne. ‘Y Yo sé que en mí [es a saber, en mi carne]
no mora El Bien.’6 Pablo se divide en El Hombre Interior y El Exterior. De suerte que tam-
bién dice:
“Porque no hago el bien que quiero; mas el mal que no quiero, éste hago.”7
Muestra dos sentires distintos del ‘Yo’. No es un mismo ‘Yo’ el que quisiera y no hace, o que
no quisiera y hace. Llamemos a uno de éstos, ello [o lo, o la]. Entonces tendríamos:
“Porque no hago el bien que quiero, mas el mal que no quiero, esto se hace.”
Así queda claro, pues en seguida añade:
“Y si hago lo que no quiero, ya no lo obro Yo.”8
Se hace, Lo hace, pero no es él, no es el Yo. De modo que llega a la conclusión de que esta
parte de Sí que hace lo que él no quiere, que no hace lo que él quiere, es la parte a la cual pue-
de decírsele: “Esto no soy”. A través de esto, se retira de “Ello” el sentir del “Yo”, para con-
centrarse en El Hombre Interior.

Al comienzo del Capítulo VIII se dice que Los Mandamientos fallaron en su propósito de
librar al hombre, porque nadie los podía guardar, y que Cristo vino a hacer lo que “era impo-
sible a La Ley…”
“Para que La Justicia de La Ley fuese cumplida en nosotros, que no andamos conforme a la carne, mas con-
forme al Espíritu.”9
El Telos es librarnos.
“Porque el fin [Telos] de La Ley Es Cristo, para Justicia a todo aquel que cree.”10

El Blanco Es El Fin [τελος], y esto es, para ser hechos conformes a La Imagen de Su Hijo, [el
primogénito entre muchos hermanos].11

Nadie puede comenzar con La Ley. Toda La Enseñanza de Pablo trata de la formación de
Cristo en Nosotros. Entonces se hace muy natural guardar La Ley.

4
Romanos, VII: 14.
5
Romanos, VII: 25.
6
Romanos, VII: 18.
7
Romanos, VII: 19.
8
Romanos, VII: 20.
9
Romanos, VII: 4.
10
Romanos, X: 4.
11
Romanos, VIII: 29.

115
APÉNDICE
Metanoia
La palabra que en el Antiguo Testamento se ha traducido como Arrepentirse, es la hebrea
Shub, que significa Volverse, Regresar, Cambiar de Dirección, Darse Vuelta y Mirar al Otro
Lado. En el Corán, Arrepentirse se traduce por dos palabras: nadam = Remordimiento, y taw-
bah = Regresar, Volverse hacia Dios.

“La palabra latina es Retrospectiva. Connota mirar el pasado con una revulsión del sentimien-
to por lo que uno ha hecho; la palabra griega es Expectativa y connota una Renovación Moral
con el fin de que se produzca una Transformación en todo El Hombre.”1

“La traducimos [Metanoia] por ‘Arrepentimiento’, en el sentido de lamentar nuestros peca-


dos; y la traducimos mal. De la Metanoia, en la forma en que Jesús emplea la palabra, lamen-
tar los propios pecados es sólo una pequeña parte: lo principal era algo mucho más activo e
iba más lejos; era el poner en marcha un nuevo e inmenso Movimiento Interior para obtener el
gobierno de la vida. Conforme a esto, la Metanoia es un cambio del Hombre Interior.”2

Epiousios
La traducción de epiousios [έπιουσιος] se da a veces como súper-substancial [el pan nuestro
supersubstancial, dánoslo hoy]. Pero se basa en una derivación del término griego que damos
en la Cuarta Parte de “La Verdad”, y no expresa con claridad las ideas que contiene la palabra
original. Es, sin embargo, una traducción mejor que las muchas que han investigado el origen
de la palabra diferentemente. Hay versiones que dicen “pan para mañana” y toman la partícu-
la ‘epi’ [έπι] no como algo que se refiere a un Orden o Escala, a algo adyacente y encima,
sino que se le da un sentido de Tiempo. Esto ha causado la sugestión de “Pan Eterno” o de
“Pan para La Vida Futura”. La palabra griega traducida por ‘Eterno’ no ocurre en la versión
griega del “Padre Nuestro”, salvo en lo que le fue agregado y que muy erradamente dice:
“por los siglos”, pues su sentido no es el de un tiempo sin fin, sino que se refiere a un Orden
que está sobre el tiempo.

Las Primeras Enseñanzas Griegas


“Bienaventurado quien logre la noción de La Divina Sabiduría, infeliz del que en el corazón sólo
lleva una tenue visión de los dioses.”3

Todo el propósito de La Filosofía Divina de la antigüedad, sobre la que influyó la enseñanza


pitagórica, era la Purificación y la Desatadura, para que Mente y Corazón se reabriesen a
Verdades y Realidades que pueden alcanzarse Internamente y que la vida diaria obscurece. El
Alma ha caído de un Estado Bendito, de un Estado de Gloria en el que contemplaba Las
Realidades Eternas; ha caído en la corriente del tiempo, a un estado de medias realidades y a

1
Hastings.
2
Matthew Arnold: Literature and Dogma.
3
Empédocles, Frag. 132

116
Apéndice

la confusión de los sentidos. De suerte que el significado de esta vida terrenal es, primero,
despertar al Auriga del Alma. El propósito fundamental consiste en recuperar la visión sin la
cual El Alma muere. El método es La Purificación [catarsis] y la desatadura [lusis]. Pero esto
no es para quienes piensan que “sólo existe lo que puedan tocar o tener en las manos.”

Los Misterios Órficos anteriores a Pitágoras parecen haber contenido la misma idea. Mas el
entendimiento popular la tomó como una religión ordinaria que tenía sus festividades, sus
ritos y sacrificios para quienes estaban en el Hades; daba una instrucción puramente ceremo-
nial a los que se hallaban en las primeras etapas de Enseñanza y Entendimiento. Acerca de
éstos se decía que “son muchos los que oyen La Palabra, pero pocos son Baco.” La misma
idea y una conexión similar se expresa en el Nuevo Testamento. “Muchos son los llamados,
pocos los Elegidos.” Esta notable interpretación del sentido de la vida, que tiene paralelismo
con muchas fuentes antiguas, se apoya también en La Doctrina de La Evolución. El hombre
puede evolucionar en un sentido preciso y hacia una meta también precisa, que algunos han
alcanzado. De todos éstos, sólo unos cuantos han dejado sus instrucciones que, por lo general,
se convirtieron en sistemas religiosos. Así fue como los filósofos griegos despreciaron los
ritos órficos, pues consideraron que la filosofía era mucho más real para evitar que El Alma
volviese a encarnar en el tiempo, y para que retomase a la estrella a que pertenece. Y por Filo-
sofía Significaron, ante todo, un Estado de Continua Atención, punto que Platón pone tan en
claro en la persona de Sócrates. Todos sus diálogos pueden tomarse como la descripción de
un medio que empleaba la Escuela a que perteneció Platón. Este Sostenido Esfuerzo de La
Mente iba acompañado de la Catarsis y el Lusis. Podemos entender el significado de Lusis. El
verbo del cual deriva el sustantivo quiere decir literalmente aflojar o desatar, y tiene un signi-
ficado secundario importante, que es ‘rescatar’ o “redimir mediante un pago.”

A Sócrates siempre se le muestra desatando a los hombres de Sí mismos, de sus opiniones


prestadas, de su imaginación, de su presunción de que saben. Todo el mundo sufre y está en-
fermo de Sí mismo, pero no puede advertirlo. Las gentes permanecen ignorantes porque creen
que ya saben.
“Podríamos trazar una línea que divida la ignorancia en dos mitades, una muy grande y muy ma-
la… muy distinta de la otra… ¿Cuál es? Cuando una persona supone que sabe y no sabe. Parece
que fuese ésta la gran fuente del error…”4
Librar a los hombres de su Ilusión de Conocimiento era uno de los Aspectos de la Desatadura
que Libra al Alma. Este es un proceso doloroso y son muy pocos los que pueden soportarlo,
porque requiere la acción de otro sobre la persona misma, en su psicología íntima, en el centro
mismo de su amor propio y de su propia importancia.

Muchos se ofenden y hasta se enfurecen. Estas situaciones se mencionan más de una vez en
los Evangelios. Las gentes casi siempre se sentían agraviadas por las palabras de Jesús:
“Si fuereis ciegos, no habría en vosotros pecado: pero decís vemos, por tanto permanecéis en
vuestros pecados.”
Así habló Jesús a los fariseos. El hombre no se encuentra a la altura de La Evolución que La
Religión indica. Ni siquiera puede advertir la idea oculta en su lenguaje. Y no puede hacer los
esfuerzos necesarios. Todo lo entiende equívocamente y, en el fondo, cree que una religión o
un credo, se limita a una adoración externa y que no pasa de ser una de las tantas convencio-
nes sociales o políticas para que las gentes sean más morales o más obedientes. O bien consi-
dera que constituye una tenaz superstición. No pueden entender que trata de una psicología

4
Sofista, 229 a. J.C.

117
Apéndice

Superior, de una psicología Real, del próximo Estado o Nivel de Vida en el hombre y de lo
que hay que Hacer, Pensar, Sentir, Imitar y Comprender para alcanzarlo. No echan de ver que
toda verdadera religión no trata acerca de otro mundo, sino de otro hombre latente, pero aun
no nacido, en todo hombre. Esta es la prueba que constituye toda religión. Pues ese otro hom-
bre mora en un Mundo de Significado; y lo que expresa la Parábola, la Alegoría o la Paradoja,
lo dice de este Hombre Superior o del súper-hombre que hay en todo hombre. Por eso habla
en Parábolas, Alegorías y Paradojas. No hay modo de describir las Transformaciones, los Es-
tados a que conduce y que pertenecen a un Nivel Superior. El lenguaje ordinario es, en sí
mismo, un lenguaje que pertenece a un Nivel Inferior, al nivel de las cosas de Los Sentidos.

Teleiosis
Zosimus Panopolitanus habla de una [τελειωσις] Transformación que es la meta del Ser Hu-
mano. Al hablar de la [τελειωσις] del Alma, menciona cierto espejo. Cuando El Alma se mira
en este espejo, ve todo aquello de lo cual ha de desprenderse o librarse. Zosimus pregunta:
¿Qué instrucción se le ha dejado al hombre? Conócete a Ti Mismo. Se refiere al espejo.
“Ella [La Instrucción] indica el Espejo Espiritual [pneumático] e Intelectual [noético]. ¿Qué es este es-
pejo, entonces, sino El Espíritu Divino? Al verse en él, el hombre se aleja de todo lo que llama dioses y de-
monios.”
Se entrega a un Proceso de Purificación por medio del instrumento que es el Espejo, y esto se
convierte en El Espíritu Santo. Así se transforma en un Hombre Perfecto. A través de este
Espejo ve, eventualmente, que Dios está en él mismo mediante El Espíritu Santo y a La Luz
de Los Ojos Espirituales.

El pasaje completo dice así:


“Este Espejo representa El Espíritu Divino. Cuando El Alma se mira en el Espejo, ve todas las cosas vergon-
zosas que hay en ella, y las rechaza; hace desaparecer sus manchas y la deja sin mácula. Cuando está purifi-
cada, imita y toma como modelo al Espíritu Sagrado; se convierte en El Espíritu mismo; posee calma, e ince-
santemente vuelve a aquel Estado Superior en el que uno Conoce a Dios y es conocido [de Dios]. Entonces,
habiendo quedado sin mancha, se libra de sus ataduras y [se eleva] hacia El Omnipotente. ¿Qué dice la
sentencia filosófica? «Conócete a Ti Mismo». Con ello indica El Espejo Espiritual e Intelectual. ¿Qué es,
pues, este Espejo, sino El Espíritu Divino y Primordial? A menos que uno diga que es El Principio de Princi-
pios, El Hijo de Dios, El Verbo, aquel cuyos Pensamientos y Sentimientos también proceden del Espíritu Sa-
grado.”

Tal la explicación del Espejo. Cuando el hombre se mira y se ve en él, vuelve el rostro de todo
lo que llama dioses y demonios. Y asiéndose a este Espíritu Sagrado, se convierte en un
Hombre Perfecto; ve que Dios está en él por mediación de este Espíritu Santo.

“Contempla Tu Alma por medio de este Espejo Espiritual del electro, hecho de las dos Inteli-
gencias, o sea del Hijo de Dios y El Verbo Unidos al Espíritu Santo y llenos de La Espiritualidad
de La Trinidad.”5

Cristo dice:
“Si quieres ser Perfecto…”6 [τελειος].

5
Hermética.
6
Mateo, XIX: 21.

118
Apéndice

Los Misterios que antiguamente se enseñaban en Eléusis, Ática y otras partes, se llamaban
[τελεται], Terminación, Perfeccionamiento. Su significado era que completaban al hombre
mediante una instrucción gradual del Conocimiento de La Verdad Divina.

Los Misterios se distinguieron siempre de las religiones populares, que eran a menudo bárba-
ras y elementales. Al parecer, estos Misterios han existido siempre como un Río Oculto de
Conocimiento, en tanto que las religiones populares surgían para en seguida caer.

FIN

119

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