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RESOCIALIZACIÓN EN EL SISTEMA PENITENCIARIO COLOMBIANO

Katerine Garcia Montoya


Noviembre 2017.

Universidad de Antioquia.
Facultad de Ciencias Económicas.
Lecto Escritura Económica.
Tema de Investigación

RESOCIALIZACIÓN EN EL SISTEMA PENITENCIARIO COLOMBIANO

Subtítulo de la propuesta

¿Se cumple el objetivo de resocialización de los internos dentro del sistema


penitenciario vigente en Colombia?
El Problema de Investigación

Todas las sociedades se ven enfrentadas al problema de la administración de


justicia y una de sus principales preocupaciones es su sistema penitenciario y
carcelario en donde se ve acentuada la capacidad punitiva del estado. Estos
ciudadanos que al infringir las normas sociales son segregados de su ambiente
natural y enviados a cumplir penas privativas de la libertad.

En Colombia donde la tradición cristiana está fuertemente enraizada dentro de


sus leyes y costumbres, la aplicación de penas “definitivas” no se contempla dentro
del marco legal de la nación, medidas como “la pena de muerte” o la “cadena
perpetua” no son alternativas viables para tratar aún con los delitos más atroces;
esto conlleva a que la administración de justicia deba crear los mecanismos
adecuados para la reinserción de los individuos a la sociedad.

El estado al subrogarse el derecho de aplicar penas definitivas, se ve


enfrentado al problema de la resocialización del individuo envuelto en conductas
punibles y obviamente al de la categorización de las penas.

Este trabajo pretende dar un vistazo al régimen penitenciario y carcelario en


Colombia y responder si realmente estamos alcanzando la finalidad de la pena: “La
resocialización del individuo” (Ley 65 de 1993, ley 1709 de 2014, Sentencias T 153
de 1998 y T 296 de 1998)
Formulación del problema

El sistema penitenciario y carcelario colombiano cuenta con alrededor de


150,000 reclusos; personas de todos los estratos sociales, de diversos niveles
educativos divididos entre: sindicados y condenados.

Constantemente vemos en medios de comunicación titulares relativos a la


crisis carcelaria, generalmente por problemas de hacinamiento, el sistema de salud
carcelaria, el régimen de visitas entre otros, que tanto obstaculizan estos problemas
la resocialización del preso es un tema relevante en esta investigación.

Dentro de un contexto netamente sociológico nos preguntamos: ¿Es posible


resocializar a un delincuente? Partimos de la premisa que sí y entraremos a analizar
los esfuerzos que llevan a cabo los operadores judiciales para alcanzar esa meta,
evaluando los recursos y herramientas que se poseen para ello.

Objetivo General

Identificar dentro del sistema penitenciario colombiano si se cumple el


objetivo de resocialización de los detenidos en condición de prisión intramural.

Objetivos Específicos

• Analizar el sistema penitenciario en Colombia.


• Evaluar las herramientas con que cuenta el sistema penitenciario en aras de
resocializar a sus internos
• Evaluar el grado de resocialización que alcanza el interno dentro de los
establecimientos carcelarios dirigidos por el INPEC (Instituto Nacional
Penitenciario y Carcelario)
Justificación

Una sola noche en la cárcel es suficiente para tener una idea de lo que significa
estar bajo el control total de una fuerza social, es la máxima expresión del sistema
punitivo estatal. El ejercicio de poder de un grupo humano sobre otros congéneres
que hace que los mantenga encerrados, estigmatizados y desacreditados hizo que
ya desde los orígenes de la cárcel existieran debates y polémicas acerca de la
existencia de ésta, la averiguación del quid pro quo de los centros de reclusión es
muy antigua, como principio podemos establecer que este planteamiento filosófico
obedece a una necesidad de justicia entre un grupo social.

Las posturas filosóficas sobre la cárcel durante el curso de la historia son


diversas y encontramos algunas francamente en contraposición a este modelo.
Como ejemplo tenemos a Piotr Kropotkin quien decía:

“(…) La prisión no impide que los actos anti-sociales se produzcan; por el


contrario, aumenta su número. No mejora a los que van a parar a ella. Refórmesela
tanto como se quiera, siempre será una privación de Libertad, un medio ficticio como
el convento, que torna al prisionero cada vez menos propio para la vida en sociedad.
No consigue lo que se propone. Mancha a la sociedad. Debe desaparecer”1

1 Kropotkin, Piotr, “Las Prisiones” en El Estado, México, Ediciones Antorcha, 1985, p. 126.
Marco Teórico

Marco Legal

En este punto expongo los artículos del régimen penitenciario y carcelario


vigente que propenden por la resocialización del individuo y que incluyen este
concepto dentro de sus políticas.

LEY 65 DE 1993

(Agosto 19)

Por la cual se expide el Código Penitenciario y Carcelario

ARTÍCULO 3º. Igualdad. Se prohíbe toda forma de discriminación por razones


de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica.

Lo anterior no obsta para que se puedan establecer distinciones razonables por


motivos de seguridad, de resocialización y para el cumplimiento de la sentencia y
de la política penitenciaria y carcelaria.

ARTÍCULO 9º. Funciones y Finalidad de la Pena y de las Medidas de


Seguridad.

La pena tiene función protectora y preventiva, pero su fin fundamental es la


resocialización. Las medidas de seguridad persiguen fines de curación, tutela
rehabilitación.

ARTÍCULO 10. Finalidad del Tratamiento Penitenciario. El tratamiento


penitenciario tiene la finalidad de alcanzar la resocialización del infractor de
la ley penal, mediante el examen de su personalidad y a través de la disciplina,
el trabajo, el estudio, la formación espiritual, la cultura, el deporte y la
recreación bajo un espíritu humano y solidario.

ARTÍCULO 44. Deberes de los Guardianes.

b) Cooperar con la Dirección en todo lo que tienda a la resocialización de los


reclusos, suministrando los informes que estime conveniente para esta finalidad;
ARTÍCULO 79. Obligatoriedad del Trabajo. El trabajo en los
establecimientos de reclusión es obligatorio para los condenados como
medio terapéutico adecuado a los fines de la resocialización. No tendrá
carácter aflictivo ni podrá ser aplicado como sanción disciplinaria. Se
organizará atendiendo las aptitudes y capacidades de los internos, permitiéndoles
dentro de lo posible escoger entre las diferentes opciones existentes en el centro de
reclusión. Debe estar previamente reglamentado por la Dirección General del
Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario. Sus productos serán comercializados.

TÍTULO VIII

EDUCACIÓN Y ENSEÑANZA

ARTÍCULO 94. Educación. La educación al igual que el trabajo constituye


la base fundamental de la resocialización. En las penitenciarías y cárceles de
Distrito Judicial habrá centros educativos para el desarrollo de programas de
educación permanente, como medio de instrucción o de tratamiento penitenciario,
que podrán ir desde alfabetización hasta programas de instrucción superior. La
educación impartida deberá tener en cuenta los métodos pedagógicos propios del
sistema penitenciario, el cual enseñará y afirmará en el interno, el conocimiento y
respeto de los valores humanos, de las instituciones públicas y sociales, de las leyes
y normas de convivencia ciudadana y el desarrollo de su sentido moral.

En los demás establecimientos de reclusión, se organizarán actividades


educativas y de instrucción, según las capacidades de la planta física y de personal,
obteniendo de todos modos, el concurso de las entidades culturales y educativas.

Las instituciones de educación superior de carácter oficial prestarán un apoyo


especial y celebrarán convenios con las penitenciarías y cárceles de distrito judicial,
para que los centros educativos se conviertan en centros regionales de educación
superior abierta y a distancia (Cread), con el fin de ofrecer programas previa
autorización del Icfes. Estos programas conducirán al otorgamiento de títulos en
educación superior.
Los internos analfabetos asistirán obligatoriamente a las horas de
instrucción, organizada para este fin.

En las penitenciarías, colonias y cárceles de distrito judicial, se organizarán


sendas bibliotecas. Igualmente, en el resto de centros de reclusión se promoverá y
estimulará entre los internos, por los medios más indicados, el ejercicio de la lectura.

TRATAMIENTO PENITENCIARIO

ARTÍCULO 142. Objetivo. El objetivo del tratamiento penitenciario es


preparar al condenado, mediante su resocialización para la vida en libertad.

LEY ·No. 1709 de 2014

Artículo 1°. Modificase el artículo 2° de la Ley 65 de 1993, el cual quedará


así:

Artículo SS. Modificase el artículo 79 de la Ley 65 de 1993, el cual quedará


así: Artículo 79. Trabajo penitenciario. El trabajo es un derecho y una obligación
social y goza en todas sus modalidades de la protección especial del Estado. Todas
las personas privadas de la libertad tienen derecho al trabajo en condiciones dignas
y justas. En los establecimientos de reclusión es un medio terapéutico
adecuado a los fines de la resocialización. Los procesados tendrán derecho a
trabajar y a desarrollar actividades productivas. No tendrá carácter aflictivo ni
podrá ser aplicado como sanción disciplinaria. Se organizará atendiendo las
aptitudes y capacidades de los internos, permitiéndoles dentro de lo posible escoger
entre las diferentes opciones existentes en el centro de reclusión. Debe estar
previamente reglamentado por la Dirección General del Instituto Nacional
Penitenciario y Carcelario (Inpec). Sus productos serán comercializados.

Artículo 59. Modifícase el artículo 93 de la Ley 65 de 1993, el cual quedará así:

Parágrafo l°. El Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec)


realizará los convenios que permitan la inclusión del sector público y privado
en las actividades de resocialización de que trata la presente ley.
Artículo 96. Condiciones de reclusión y resocialización para miembros ele los
pueblos indígenas y comunidades afro colombianas, raizales y palenqueras y de
grupos ROM

Artículo 102. Programa de resocialización y reintegración social. Dentro de


los seis (6) meses siguientes a la publicación de la presente ley, el Ministerio de
Justicia y del Derecho, el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario Inpec, el
Ministerio de Educación Nacional, el Ministerio de Salud y de la Protección Social,
el Ministerio de Trabajo, el Ministerio de Cultura, el SENA y la Unidad de Servicios
Penitenciarios y Carcelarios Uspec elaborarán un programa de resocialización y
reintegración social que deberá implementarse y ejecutarse en todos los
establecimientos carcelarios y penitenciarios del país.

Dicho programa incluirá componentes de bienestar social del interno,


educación, deporte y cultura, emprenderismo y trabajo con enfoque diferencial.
Sobre los orígenes de la Prisión

Es evidente que hay posiciones enfrentadas, pero la pregunta sobre el origen


de la prisión podría responderse rápidamente. A fin de cuentas es un lugar común
decir que ésta, como pena y como institución, nace recientemente, es un pena
moderna: para unos –como Foucault- aunque la “forma-cárcel” es muy antigua, la
pena de prisión y su institucionalización fue formulada por el pensamiento ilustrado
y triunfó en el tránsito del antiguo Régimen al Liberalismo: a fines del siglo XVIII y
comienzos del XIX se sustituye una penalidad supliciar (arte de las sensaciones
insoportables sobre el cuerpo), propia del despotismo absoluto, por otra más
apropiada a la nueva sociedad contractual, la que somete el tiempo del reo. Algunos
autores dicen que la pena de prisión nació realmente con los planteamientos
liberales reaccionarios de mitad del XIX y sobre todo con el fin de la codificación a
finales de la centuria pasada. Muchos tratadistas del derecho siguen explicaciones
que dicen que hubo un período anterior a la sanción privativa de libertad en el que
el encierro sólo era un medio para asegurar la presencia del reo en el acto del juicio,
y después, a partir del siglo XVI, con algunos antecedentes, comienzan sucesivas
etapas (un período de explotación por parte del estado de la fuerza de trabajo de
los presos, un período correccionalista y moralizador desde el siglo XVIII y a lo largo
del XIX, y un período final marcado por lo objetivos resocializadores sobre la base
de la individualización penal y de distintos tratamientos penitenciarios y post-
penitenciarios.
El modelo Colombiano

El primer acercamiento hacia la creación de un sistema penitenciario propio lo


encontramos con la creación de la Dirección General de Prisiones, creada en 1914,
hasta llegar a convertirse en el actual Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario,
INPEC, originado en el Decreto 2160 de 1992.

Encontramos unas pinceladas que reflejan el status quo del sistema carcelario
en Colombia durante la época posterior a la conquista en las palabras del Director
General de Prisiones Hernán Montoya en el año 1941:

“Consolidado el dominio sobre el Nuevo Mundo, por derecho de conquista,


surgió la magna tarea de la organización de la justicia en América, obra
extremadamente difícil, pues a los inconvenientes que presentaban las vastas
extensiones del territorio y su distancia de España, habrían de sumarse otros no
menores como las dificultades para obtener un personal de administración política
y judicial lo suficientemente probo y honorable, que demostrara su lealtad a la
Corona no mediante simples cartas melosas y lisonjeros relatos de mando, sino en
virtud de una sana política que encajara dentro de la realidad y cumpliera su
cometido de acuerdo con las necesidades impuestas por el nuevo estado de cosas
del Nuevo Mundo2

De acuerdo a los estudios del tratadista español, Manuel Lardizábal Uribe, la


cárcel era insuficiente como castigo, y además era costoso su mantenimiento e
insegura y ociosa para los propios reos3. Este planteamiento dio lugar a visiones de
castigo totalmente diferentes, la cárcel no era una opción a tener en cuenta por los
españoles pero, los castigos de otra índole sí estaban presentes, penas de muerte,
torturas físicas e infamias públicas.

2 MONTOYA, Hernán. La Justicia Penal en la Colonia. En: Revista Acción Penitenciaría. Febrero,
1941. N°.2, p.3
3 MÁRQUEZ, J.W. Estado punitivo y control criminal: Cárceles, prisiones y penitenciarías en

Colombia
En el caso de Antioquia entre 1720 y 1820, los castigos que imperaron fueron
la pena de muerte, el azote, la prisión y el presidio, entre otros, acompañados del
trabajo en obras públicas, prácticas que miraban el castigo como un pago por el
crimen, más no se pensaba en la resocialización del individuo4.
En la descripción del desarrollo del Sistema de Prisiones en el país, es
relevante resaltar el aporte del General Francisco de Paula Santander, con la Ley
Sobre Organización y Régimen Político y Económico de los Departamentos y
Provincias de la República, en el año de 1825, con la que se desarrolló la política
de salubridad, que dentro de sus funciones tenía presente las cárceles. Desde
comienzos de la Primera República, fundamentalmente con el Decreto del
Libertador expedido en 1828, se dispuso la creación en las capitales de
provincia de presidios correccionales y casas correccionales para mujeres, para
castigar a aquellos individuos que infringieran las normas de policía o cometieran
delitos. De acuerdo con este se debía construir un establecimiento de castigo en la
Capital y edificar Casa de corrección solamente para mujeres.
Dentro de esta normatividad se legisló que: al nuevo sistema de prisiones
ingresarían sólo los infractores de las normas de policía, a su vez detallaba que
éstos deberían cumplir trabajos comunitarios o artesanales bien fueran esclavos o
no, solamente para la espera del juicio. Bolívar, estructuró por primera vez Centros
de Reclusión que tenían en cuenta la separación entre hombres y mujeres, y
proyectó la cárcel como un lugar de castigo con privación de la libertad y trabajos
forzados. De este modo, se empieza a sentar las bases para la construcción de un
Sistema Penitenciario, que partiera de un reordenamiento de leyes y decretos que
vinieron a modificar las estructuras organizativas y legislativas de la naciente
República. Este avance significaba un cambio con respecto a la administración
judicial de la Colonia. Con la disolución de la Gran Colombia, en 1830 se da un
avance en la organización del Sistema Penitenciario y Carcelario.

4PATIÑO, M.B. Criminalidad, Ley Penal y Estructura Social en Antioquia. 1750-1820. Medellín:
Seduca, 1994, p. 502
La nueva fase que se vivió en la época neogranadina, dio paso a nuevas
estructuras en el ramo Carcelario, las cuales se vieron representadas en la
expedición de nuevas leyes proyectadas a regular los asuntos penales y carcelarias
de la República; según Márquez esto representó un tejido que dio origen a la red
carcelaria que se extendió en el país. Esto quiere decir:
“Que la producción de normas por parte del poder legislativo, relacionadas con
el ordenamiento judicial, implicaba necesariamente definir el asunto de los centros
de reclusión que tuvo mucha importancia y marcó un verdadero avance en los
gobiernos de Santander y de José Ignacio de Márquez. Es así como el presidio
urbano surge con el régimen neogranadino, y da origen a la institución carcelaria,
diseminada por las distintas regiones y destinada a castigar a los infractores de la
ley penal” 5
De lo anteriormente expuesto se deriva que el Estado Republicano, dio origen
a un sistema penitenciario dependiente del Poder Ejecutivo, donde había una
relación con la administración de justicia jerarquizada.
Al comenzar la República -1830- los pocos centros de reclusión que existían
estaban en condiciones precarias, hecho que produjo la necesidad de construir
nuevos centros penitenciarios en todo el país, junto con la estructuración de la
administración de justicia de cada uno de éstos.
En la historia del presidio aparecieron dos modelos de diferente funcionalidad
y connotación punitiva y jurídica: el de conformación dura e implacable, heredado
de la colonia, y otro que correspondió a una institución prevista para el trabajo
público. El presidio colonial-republicano, perduró hasta mediados del siglo XIX,
mientras que el surgido para la privación de la libertad en función de la obra pública
rigió desde 1836, aproximadamente.6
1873 por la Ley 22 de Enero de 1873 se autoriza al Estado para levantar un
Panóptico con planos del arquitecto Thomas Reed en el Alto de San Diego

5 Márquez, J.W. Op. Cit. pp. 103-104


6CAMPUZANO C, R. Op. Cit., p. 93
concebido según modelo filadélfico de Walnut Street. Allí mismo se instalaron la
Dirección del establecimiento y la guardia.7
Es importante resaltar, que el Panóptico, era el único centro de reclusión de
la República, en donde los presos no salían a trabajar fuera del establecimiento, lo
que hacía que fuera la única reclusión verdadera del país.
Las penitenciarías a comienzos del siglo XX, específicamente, antes de la Ley
35 de 1914, formaban parte de un universo complejo, que de todas maneras
apuntaba a una organización estructural y legislativa. Las caracterizaba el desorden
y la falta de un ordenamiento social, económico y político; esto sumado a la falta de
presupuesto del Tesoro Público. Pero, dentro de los informes de los Ministros de
Gobierno se albergaba la esperanza de la construcción de una Penitenciaría
Central, que se va conocer como el Panóptico de Bogotá.
La Ley 35 de 1914se inspiró en un estudio adelantado por el doctor Vicente
Olarte Camacho de la Academia Colombiana de Jurisprudencia de Bogotá, después
de haber paseado por los establecimientos de castigo de Francia y otros países
europeos. En su apreciación recomienda la implantación del Sistema Progresivo,
para la rehabilitación de los penados colombianos, de buenos resultados en Europa
“lo muestra como muy bueno, creo que es el más apropiado, como que consulta
más el método científico y está más de acuerdo con la razón”8. Este sistema, busca
la rehabilitación del recluso, de manera escalonada y con personal especializado.
Parte del supuesto de que la readaptación además, de ser un tratamiento que
incluye disciplina y educación también implica un tratamiento psicosociológico para
complementar la terapia para generar cambios ideológicos y nuevas formas de
proyección del individuo9
El Decreto 190 de 1934, marca un hito en la historia penitenciaria en Colombia
puesto que reemplaza la antigua Sección 6a del Ministerio de Gobierno, por el
Departamento de Prisiones.

7 Pulido S. Gonzalo. Organización Penitenciaria en Colombia, Bogotá, Imprenta Obrera, 1919, p.


29
8 PULIDO. Gonzalo. Organización penitenciaria en Colombia. Bogotá: Imprenta Obrera, 1919, p. 39
9 IBÁÑEZ. Op. Cit., P. 473
El Decreto Ley 1405 de 1934 (Julio 7), crea el primer Régimen Penitenciario y
Carcelario en Colombia.
En 1945 se crea el Ministerio de Justicia y el Ramo de Prisiones.
El Decreto 1716 de 1960 (Julio 18) reorganiza el Ministerio de Justicia.
El Decreto No. 1817 DE 1964: Establece un nuevo Régimen Carcelario y
Penitenciario Colombiano:
Esta nueva codificación representó un avance sustancial con el que Colombia
entra a marcar el paso con los países adelantados en el campo penitenciario, al
tener en cuenta las normas fijadas por la ONU: Las reglas mínimas para el
tratamiento de los reclusos anteriormente relacionadas. Esta reforma tuvo como
fundamento el espíritu de la asistencia social y jurídica del recluso, su capacitación
y la organización de los funcionarios de las prisiones.
Con la expedición del Decreto 1817 de 1964 (Código Carcelario), expedido en
virtud de las facultades concedidas al Gobierno mediante la Ley 27 de 1963,
consagró en su artículo 100, la Carrera del Personal del Ramo Penitenciario y
Carcelario, como estatuto independiente del Servicio Civil. Junto a esto se establece
la profesionalización del guardián, donde se fijaron jerarquías, categorías con su
respectiva permanencia para cumplir requisitos de ascenso, además de otras reglas
que dan efectividad a la carrera.
Durante la década de 1960 y 1970 las reformas de los sistemas penitenciarios,
simplemente dedican sus acápites a la carrera penitenciaria cimentada en la
creación de la escuela Enrique Low Murtra.
Entre el año 1983 y 1984, la política del Ministerio de Justicia en materia de
Administración Penitenciaria, estuvo enfocada en corregir el funcionamiento de los
establecimientos carcelarios del país. Hubo replanteamientos en temas como
la estructura arquitectónica, capacitación del personal de guardia y revitalización del
Sistema Progresivo, al que debía dotarse de una estrategia para la humanización
que se proyectara al individuo hacia la resocialización.
Con la realización del primer gran censo carcelario, empieza una nueva era
para la administración de justicia en el país, la rehabilitación del recluso junto con la
aplicación del Sistema de tratamiento Progresivo pasa a ser el eje central del
problema carcelario. El Sistema penitenciario a pesar de estos esfuerzos sigue
adoleciendo del problema de la guardia, a quien debe tratarse antes que al recluso,
pues se convierte en pieza clave de la rehabilitación; el exceso de población en los
establecimientos carcelarios y la carencia de medios adecuados para la
rehabilitación.
Con la constitución de 1991 se da vía libre a ideas que se venían planteando
desde el Ministerio de Justicia, las cuales apuntaban a la descentralización de la
Dirección General de Prisiones, a través de la creación de un Instituto, con
autonomía administrativa y presupuesto que le permitiera mayor margen de
maniobra en administración de los establecimientos carcelarios y alinearse con lo
propuesto desde los derechos humanos, que reconocen al recluso como un
individuo, evidenciado en el nuevo Código Carcelario, Ley 65 de 1993.
La incidencia de la Constitución Política de 1991, en el Sistema Carcelario y
Penitenciario de Colombia fue significativa, pues, generó la inquietud de modernizar
la Dirección General de Prisiones, con el fin de descentralizarla a través de la
creación de un Instituto. Su efecto fue la expedición del Decreto 2160 de 1992 que
fusionó la Dirección General de Prisiones del Ministerio de Justicia, el Fondo
Rotatorio de la misma entidad y la Imprenta Nacional. De esta unión nació el Instituto
Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC), que fue organizado como un
establecimiento público adscrito al Ministerio de Justicia hecho que en cierta medida
le permitirá un mayor margen de manejo de los asuntos de su competencia; con
personería jurídica, patrimonio independiente y autonomía administrativa.
El Código Penitenciario y Carcelario (Ley 65 de 1993)
Esta norma nace dentro del marco tendiente a la modernización del Sistema
Penitenciario y Carcelario conforme a los lineamientos constitucionales del año
1991,de adecuación de las instituciones para los fines del Estado.con la puesta en
marcha del nuevo Código Penitenciario y Carcelario, se da “un paso importante en
la modernización de la Justicia y la actualización de las normas penitenciarias,
acordes con las nuevas Instituciones del Estado creadas por la Constitución Política
de 1991. Se trata de un marco normativo que contempla las disposiciones
esenciales que se deben aplicar en la ejecución de las sanciones penales en forma
humana y moderna acorde a los postulados señalados por la Carta Magna y las
Organizaciones Internacionales defensoras de los Derechos Humanos.
Uno de los objetivos principales del Ministerio de Justicia y del Derecho en esta
época, fue la implementación de este nuevo Código, cuyo propósito principal fuera
el acercamiento del interno con la sociedad a través de su rehabilitación. También
se tenía como meta la puesta en marcha de un sistema de detención preventivo
más humanitario. Sobre esto señalaba el Ministro de Justicia y de Derecho:
El proceso en el que está comprometido el Gobierno Nacional supone la
realización del valor de la Justicia en todos los niveles, para lo cual se ha buscado
involucrar en esta noble causa todos los estamentos del sistema penal, del
ordenamiento jurídico y de la sociedad en general. Los establecimientos carcelarios
forman parte de nuestro sistema jurídicopenal, razón por la cual sería inocuo hablar
de reformas a la justicia que no incluyan un cambio estructural en la vida de los
centros carcelarios. (….) Hasta hoy la política penitenciaria se ha ejecutado con
criterios inmediatistas, solucionando los problemas del momento y satisfaciendo
necesidades más urgentes. Infortunadamente no se ha definido con claridad los
criterios que deben orientar estas materias, ni diseñado estrategias integradas y
continuas, obstáculos que pretendemos superar con la expedición de un verdadero
Código Penitenciario que garantice efectivamente el respeto por los derechos
humanos de los internos, para que el tratamiento impartido en el centro carcelario
se traduzca en efectiva rehabilitación.10
Para el objeto de estudio de este trabajo el aporte fundamental de esta Ley está
expuesto mediante este fundamento:

• El tratamiento que se hace a nivel penitenciario tiene la finalidad de


lograr la resocialización del interno que transgredió la ley. Esto se debe
lograr mediante el examen de su personalidad y a través de disciplina,
trabajo, estudio y formación espiritual, entre otros aspectos.

10COLOMBIA, MINISTERIO DE JUSTICIA Y DEL DERECHO. Memoria al Congreso Nacional


1990-1991.
Bogotá. Imprenta Nacional, 1991. p. 78
• El cumplimiento de la pena se basa en los principios del Sistema
Progresivo.
En el Gobierno de Álvaro Uribe Vélez, se da la fusión del Ministerio del Interior
y del ente de Justicia, mediante la Ley 790 de 2002 (Diciembre 27). La unión de
estos dos despachos dio origen al Ministerio del Interior y de Justicia.
Terminado el segundo periodo de Álvaro Uribe Vélez, viene un nuevo
Gobierno liderado por Juan Manuel Santos Calderón (2010-2014), éste se encarga
de hacer unos cambios a la estructura del Ministerio del Interior y de Justicia a través
de la separación de esta cartera ministerial, pasando nuevamente a llamarse
Ministerio del Interior y Ministerio de Justicia. Se vuelve a asignar las respectivas
funciones a cada uno de ellos. La escisión de estos Ministerios se hace mediante la
Ley 1444 de 2011.

Establecimientos Penitenciarios y Carcelarios de Colombia

Establecimientos históricos: Primera Generación


Quedaron definidos como aquellos centros construidos entre 1611 y principios
de la década de los noventas. Correspondieron a edificaciones muchas veces
adaptadas como centros de reclusión, especialmente las instalaciones destinadas
a la reclusión de la población femenina en espacios que antes eran conventos,
casas de familia o colegios, ubicados, por lo general, en parques principales
contiguos a las oficinas de la administración municipal.

Establecimientos de Segunda Generación


Para la época de comienzos de la década de los años noventa todavía era
difícil establecer a cuál de las categorías universales de Alta, Mediana o Mínima
seguridad podrían pertenecer los establecimientos carcelarios. Ya se veía la
necesidad de adelantar esta diferenciación y se quejaba de esto el Ministro de
Justicia al presentar el proyecto de reforma. Por si fuera poco, el “panorama se
oscureció en esta materia con el escandaloso caso de la mal llamada “Catedral” de
Envigado. Se pretendía que fuera un ejemplo de Máxima Seguridad, hecho que
resultó ser un tremendo fiasco.

Establecimientos de Tercera Generación


Corresponde a los diez establecimientos que entraron en servicio entre los
años 2010 y 2011, de acuerdo con el Documento Conpes 3277 de marzo 15 de
2004: Estrategia para la expansión de la oferta nacional de cupos penitenciarios y
carcelarios, se mencionan los de Cúcuta, Yopal, Puerto Triunfo, Ibagué, Acacías,
Picota, Pedregal, Jamundí, Florencia y Guaduas. Fueron construidos por la
Dirección de Infraestructura del hasta entonces Ministerio del Interior y Justicia,
aportando al Sistema Penitenciario de Orden Nacional un total de 22.703 cupos11

En la actualidad (2017) el INPEC tiene el control sobre 138 establecimientos


penitenciarios y carcelarios, clasificados así: una (1) Colonia Agrícola (CA), cuatro
(4) Establecimientos Penitenciarios y Carcelarios de Alta y Mediana Seguridad
(EPCAMS), dos (2) Establecimientos de Alta y Mediana Seguridad (EPAMS), doce
(12) Reclusiones de Mujeres (RM), diez (10) Establecimientos Penitenciarios (EP),
diecinueve (19) Establecimientos Carcelarios (EC), ochenta y nueve (89)
Establecimientos Penitenciarios y Carcelarios (EPC), dos (2) Establecimientos
Especial (ERE). Existen establecimientos penitenciarios y carcelarios con
pabellones destinados como Establecimientos de Reclusión Especial (ERE). 12
El manejo del Sistema Carcelario en cuanto a políticas y estrategias de
desarrollo se efectúa a través de seis regionales que abarcan el total de
establecimientos en todo el país.

11 Plan maestro de seguridad penitenciaria y carcelaria 2011 – 2022, en: INPEC. De entre muros
para la sociedad 2011, Serie Doctrina
Institucional, 5, p. 65 - 84.
12 www.inpec.gov.co/portal/page/Inpec.
Algunos datos sobre la situación actual de las cárceles en Colombia13

• Hay 117 mil presos en Colombia. Si se pudieran agrupar, llenarían dos


estadios del tamaño del Metropolitano de Barranquilla y aún así sobrarían 17
mil 900. Los reclusos hacinados en todo el país suman tanto como la
población de Leticia (Amazonas).

• Hay 40000 presos hacinados en Colombia.

• Según la Defensoría del Pueblo, el hacinamiento en las cárceles


colombianas es de 53%. Los 138 penales tiene capacidad instalada para
76.553 presos, y en junio de este año habían 117.018. Es decir que la cifra
de hacinados, 40.465, es el equivalente a la población de Leticia, capital del
departamento del Amazonas.

• Hay presos de 65 naciones en Colombia

• De los 2.132 extranjeros presos en las cárceles colombianas, la


mayoría son de países vecinos y están tras las rejas por narcotráfico. Solo el
33% son venezolanos y la mayoría son mujeres, según datos del Inpec de
mayo de 2014. También hay reclusos de Kenia, Hong Kong o Eritrea y por
delitos como hurto o pornografía con menores

• El Gobierno reconoce que el sistema de salud en las cárceles fracasó,


según lo confirmó el Ministerio de Justicia. La Defensoría de Pueblo denuncia
que ni en las noches ni durante los fines de semana hay médicos generales
en turno dentro de los penales. La peor parte la llevan los 2.117 enfermos
mentales, pues no hay suficientes psiquiatras ni psicólogos para atenderlos,
y en muchos casos son rechazados y golpeados por los demás reclusos.

• Homicidio es el delito más común que cometen los 837 policías y


militares y los 583 funcionarios públicos presos en las cárceles

13 El Tiempo, 14 de marzo de 2017


colombianas. Los otros delitos que más cometen son concierto para
delinquir, hurto, tráfico de estupefacientes, porte de armas y concusión
(cobros abusivos para provecho propio).

Resocialización, un 'cuento chino'

• El hacinamiento y las pésimas condiciones hacen difícil la resocialización con


estudio o trabajo. Hay 544 espacios comunes para 117.018 presos en 138
prisiones. La empresa privada tiene 61 maquilas en los penales, que le dan
trabajo a 1.441 prisioneros. Solo 12 de cada 1.000 reclusos en Colombia
tienen la posibilidad de emplearse en estos lugares

ENCUESTA

1. Edad:
2. Fecha de Encarcelamiento:
3. Lugar de residencia:
4. Tiempo en este penal:
5. ¿Es su primera vez en prisión?
6. Actividades de redención donde se ha desempeñado:
7. ¿Sabe usted que es resocialización?
8. Según su experiencia: ¿Cree usted que el tiempo que ha permanecido
en prisión y las actividades que ha desarrollado han servido en su
proceso de resocialización?
9. ¿Ha recibido asistencia psico-social?
10. ¿Qué tipo de acompañamiento le hace falta para que su proceso de
resocialización sea efectivo?
Composición del Marco Metodológico

Enfoque Metodológico

Para esta investigación he utilizado el método Hermenéutico-Interpretativo


tratando de construir sentido sobre la realidad de la resocialización en el sistema
penitenciario y carcelario en Colombia.

Tipo de diseño

Investigación Cualitativa 82

Lista de referencias

1- Kropotkin, Piotr, “Las Prisiones” en El Estado, México, Ediciones Antorcha,


1985, p. 126.
2- MONTOYA, Hernán. La Justicia Penal en la Colonia. En: Revista Acción
Penitenciaría. Febrero, 1941. N°.2, p.3

3- MÁRQUEZ, J.W. Estado punitivo y control criminal: Cárceles, prisiones y


penitenciarías en Colombia
4- PATIÑO, M.B. Criminalidad, Ley Penal y Estructura Social en Antioquia.
1750-1820. Medellín: Seduca, 1994, p. 502
5- Márquez, J.W. Op. Cit. pp. 103-104

6- CAMPUZANO C, R. Op. Cit., p. 93


7- Pulido S. Gonzalo. Organización Penitenciaria en Colombia, Bogotá,
Imprenta Obrera, 1919, p. 29

8- PULIDO. Gonzalo. Organización penitenciaria en Colombia. Bogotá:


Imprenta Obrera, 1919, p. 39

9- IBÁÑEZ. Op. Cit., P. 473

10- COLOMBIA, MINISTERIO DE JUSTICIA Y DEL DERECHO. Memoria al


Congreso Nacional 1990-1991. Bogotá. Imprenta Nacional, 1991. p. 78
11- 1- Plan maestro de seguridad penitenciaria y carcelaria 2011 – 2022, en:
INPEC. De entre muros para la sociedad 2011, Serie Doctrina Institucional,
5, p. 65 - 84.

12- www.inpec.gov.co/portal/page/Inpec.

13- El Tiempo, 14 de marzo de 2017

LEYES CITADAS: LEY 65 DE 1993, LEY ·No. 1709 de 2014

Sitios de internet:

(1) MAESTRO PENSANTE: EDUCACIÓN: ¿PUEDE APORTAR EN UN


PROCESO EMANCIPADOR Y DE REINCORPORACIÓN DE LOS
SUJETOS EN SITUACIÓN DE RECLUSIÓN PENITENCIARIA?, tomado de
Nelly Blanca 2005 recuperado de:
http://maestropensante.blogspot.com/2013/11/educacion-puede-aportar-en-un-
proceso.html
(2) Revista critica de ciencias sociales y Jurídicas/20 (2008,4) Universidad de
Gran Colombia Bogotá, Mario Antonio Ruiz Vega. Recuperado de :
http://pendientedemigracion.ucm.es/info/nomadas/20/maruizvargas.pdf

(3) Analisis Del Estado Situacional De La Ejecución De Los distintos


Programas Locales Y Municipales Para Fomentar Y desarrollar Espacios
Para La Cooperación Y La Convivencia ciudadana Para Las Personas
Pivadas De La Libertad, Luis Alfonso Zurita Córdoba, recuperado de
https://es.scribd.com/document/232823435/Ensayo-Carceles
(4) Sistema penitenciario. Evelin Romero, recuperado de:
http://repositorio.uchile.cl/tesis/uchile/2006/de-ahumada_f/pdfAmont/de-
ahumada_f.pdf

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