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Lectura orante de Marcos 12,38-44

Ella lo dio todo

Sábado 9 de junio 2018

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Escuchamos el canto: Tal como soy, Señor

Tal como soy, Señor,


sin nada que ofrecer más que mi canción,
no tengo más que darte, pues todo es
tuyo, Señor.
Tal como soy, Señor,
sin nada que entregar más que el corazón.
me rindo todo a ti, tómame, Señor,
tal como soy.

Acéptame como ofrenda de amor,


como un sacrificio agradable en tu honor.
Grato perfume yo quiero ser, Señor (bis).

Proclamación del texto de Marcos 12,38-44

38
Jesús decía también en su enseñanza: -¡Cuidado con los
escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les
hagan reverencias en la plaza, 39 buscan los asientos de honor
en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; 40 y
devoran los bienes de las viudas, con
pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una
sentencia más rigurosa.

41
Estando Jesús sentado enfrente del arca
de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero:
muchos ricos echaban en cantidad; 42 se acercó una viuda
pobre y echó dos reales. 43 Llamando a los discípulos, les dijo:
-Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las
ofrendas más que nadie. 44 Porque los demás han echado de lo
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que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo
lo que tenía para vivir.

PROPUESTAS PARA LA LECTURA

Lo que no se da se pierde. Lo que se comparte se


multiplica. Estas frases pueden resumir, de alguna manera, el
mensaje del texto.
Contemplamos hoy a esta viuda de la que nos habla el texto
es modelo de fe y de entrega libre y desprendida cuya
generosidad contrasta con el egoísmo de algunos
escribas, descritos por Jesús, y con la mezquindad de los ricos
que dan de lo sobrante. Es una mujer, pobre y generosa hasta
el heroísmo.

Han terminado las controversias de Jesús con los sumos


sacerdotes, escribas, ancianos, fariseos, herodianos y saduceos
(Mc 11,27-12,27). Pero antes de abandonar el templo, Jesús
hace una denuncia profética de aquellos líderes religiosos
que, en lugar de ponerse al servicio del pueblo, especialmente
de los pobres, sólo buscan su honor y su provecho personal.
La crítica de Jesús se centra en dos aspectos: la vanagloria y la
ambición. La vanagloria se concreta en la ostentación en el
vestir, la búsqueda de reverencias y reconocimiento social, y en
el ansia de ocupar los primeros puestos en el culto y en los
banquetes (cf. Lc 14,7-11). La ambición se expresa en “devorar
las casas”, es decir, devorar la hacienda, bienes y posesiones de
las viudas. Sabemos que las viudas y los huérfanos gozaron de
protección jurídica especial en el judaísmo. Ya en Éx 22,21
leemos: “No vejarás a viuda ni a huérfano. Si los vejas y claman
a mí, yo escucharé su clamor…” (cf. Is 1,7.23; 10,2). También en
los escritos contemporáneos de Jesús se condena con dureza la
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explotación con el pretexto de realizar la justicia: “Devoran los
bienes de los pobres y afirman que lo hacen sólo por justicia. En
realidad, perecen ellos”
En contraste, a continuación, entra en escena una viuda pobre.
Nos situamos en el templo, en el patio de las mujeres. Allí
había, en torno al muro, trece recipientes colocados con forma
de embudo invertido, que servían para depositar las ofrendas.
Marcos lo denomina “gazofilacio” (el tesoro). Jesús estaba
sentado frente al arca del tesoro mirando atentamente y vio
que muchos ricos echaban mucho de lo sobrante, mientras que
aquella mujer, que echó sólo dos lepta (el leptón era la moneda
de cobre más pequeña), echó “todo lo que tenía para vivir".
Los rabinos tienen una historia paralela. Cuentan que un
sacerdote se burlaba siempre de una mujer pobre por la
insignificancia de su ofrenda: un puñado de harina. Un día, Dios
se le apareció en sueño y le dijo: “No la desprecies, pues es
como si ofreciese su propia vida”.

“La viuda –comenta Enrique Martínez Lozano- ha donado al


templo su persona entera. Se ha entregado plenamente y
dejado a Dios el cuidado de su subsistencia.
Estas cosas le fascinan a Jesús… Sus grandes
enseñanzas en Jerusalén encontraban en la
viuda la aplicación concreta. Ella sí había
entendido cuál es el principal de los
mandamientos… El caso de la viuda muestra magníficamente lo
que a él le agrada ver en el corazón del hombre”.

PROPUESTAS DE MEDITACIÓN

“¡Cuidado con los escribas…!”


- Sobre todo, ¡cuidado con el escriba y el fariseo que todos
llevamos dentro…! Cae en la cuenta de cómo no estás libre de

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esas actitudes que denuncia Jesús: deseo de reconocimiento,
relevancia, primeros puestos, significatividad y cierta ambición
(si no por cosas materiales, sí por otros bienes sociales).
- Cuida, sabiamente, de no dejarte influenciar y “seducir” por
quienes nos arrastran a esas actitudes tan lejanas y contrarias a
las de Jesús. Jesús, pobre de espíritu, humilde y Siervo, es
nuestro Maestro.
Hay quienes incitan a veces, desde una mentalidad
antievangélica, a que hagamos alarde de nuestra importancia,
nuestros títulos, nuestro “curriculum”, nuestros méritos,
nuestro estatus social… Mantén una sana y sabia distancia de
esas pretensiones vacías… Mantente, en paz, en lo que
eres. Agradece lo que eres… Lo que eres no es lo que aparentas
ni depende de lo que los demás piensen de ti (tanto si te
sobrevaloran y alaban como si te infravaloran y critican). Tu
riqueza es la humildad (y grandeza) de tu ser en Dios y ante
sus ojos…

“Jesús… observaba…”
- Contempla la mirada sabia y penetrante de Jesús. Él mira el
corazón, no las apariencias. Él conoce con
profundidad… Y mira situándose siempre en el
lugar de los últimos… ¿Cómo es tu mirada sobre la
realidad, las personas y circunstancias?

“… se acercó una viuda pobre y echó dos


monedas…
- “Las moneditas eran dos. Los comentaristas no hacen sino
resaltar este particular, explicando que la viuda hubiera podido
quedarse perfectamente con uno para ella.
Si hubiera pedido consejo a algún director espiritual prudente,
probablemente hubiera escuchado que no hay que exagerar,
que basta la intención. Pero, afortunadamente, esta mujer no

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se ha dirigido a maestro alguno. Ella se bastaba para no hacer
cálculos. Un aforismo chino dice: “Quien se aplica a la
búsqueda de Dios y vende todo lo que posee,
excepto la última y más pequeña posesión, es literalmente un
loco.
De hecho, con la última y más pequeña posesión es con la que
se compra a Dios”.
San Ambrosio, por su parte, afirma: “Dios no se fija tanto en lo
que damos como en aquello con que nos quedamos para
nosotros

“Esta viuda pobre ha echado en el arca de las ofrendas más


que nadie… todo lo que tenía para vivir”
- ¿Qué es “todo lo que tú tienes para vivir”, qué es aquello que
le ofreces a Dios y qué más puedes ofrecerle, sin angustia, sin
preocupación, pero con total disponibilidad y
amor...?
- ¿Cómo es tu identificación, tu compasión y
solidaridad con los pobres con los que a diario te
encuentras?...

PROPUESTAS DE ORACIÓN

Dejemos que el Señor Jesús ponga, una vez más, sobre


nosotras su mirada de amor; dejémonos mirar, porque sólo el
ACONTECIMIENTO de un encuentro es lo que puede
"transformar" totalmente nuestra existencia y hacernos
exclamar con el Salmo 40:

¡Dichoso quien cuida del pobre y débil! ¡Dichoso quien tiende


su mano al necesitado! ¡Dichoso
quien no sabe negar una ayuda!
¡Dichoso quien sabe amar y
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comprometerse! Dichosos, sí, los
que no temen arriesgar todo por el
Reino.
Dichosos los que saben cambiar la
rivalidad por la colaboración, la
competencia por la solidaridad, la
violencia por la justicia y el amor.
Ayúdanos, Señor, a desterrar del
corazón el egoísmo que tantas veces
lo envuelve.
Ayúdanos a no fracasar en nuestro
intento de estar atentos al dolor de
los demás. Ayúdanos a saber mirar
la realidad, a descubrir la injusticia y
la maldad. Ayúdanos a ser
mensajeras de esperanza, a
arriesgar, si necesario fuera, la vida
por los demás.
Tú sabes, que nos duele, ver tantos
buenos deseos que luego no
hacemos fructificar.
Que nos duele, tener las cosas claras en la mente y
no traducirlas en compromisos para
transformar.
Danos fuerza, Señor, para que tu
Palabra y nuestros deseos lleguen a
hacerse realidad.

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