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MODA Y SOCIEDAD
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Según los historiadores de vestuario, alrededor del año 1490 comenzó la
“desmesura” en todas las áreas del revestimiento humano: aquello determina el
comienzo del vestuario renacentista. Esta revolución, resulta hermana al acontecer
en los otros tipos de expresión creativa (pintura, escultura, música, etc.), que fue
generado por el fuerte intercambio cultural resultante del momento de los
descubrimientos. Formalmente, ésta podría ser definida como la desaparición de la
verticalidad de las prendas medievales, la cual fue sustituida por la horizontalidad
del traje del Renacimiento: esa es la coordenada que se trabaja. Cada país de
Europa, desarrolló esta reforma en el vestuario de manera diferente, por ejemplo,
los países del norte de Europa distorsionaron la figura natural a través del
acolchado de mangas y dobletes en las extremidades; Italia, Inglaterra y Francia se
adhirieron a un modo influenciado por lo medieval (ver post anterior); los alemanes
fueron los más extremos en sus intervenciones: determinaron grandes volúmenes
en la cabeza, hombros y muslos, además de pequeñas aplicaciones
tridimensionales sobre el pecho, espalda, brazos, piernas y pies. Las plumas
aparecen como protagónicas en todo: desde sombreros de ala ancha, calzado,
bijoutería hasta confección, donde eran ubicadas incluso en la zona de las rodillas.
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Ropa, joyas y accesorios de los Tudor y los Estuardo: dinastías británicas amantes de la moda Retrato de María de
Módena (1658-1718), mujer de Jacobo II de Inglaterra (Simon Verelst - Royal Collection Trust/ © Her Majesty Queen
Elizabeth II 2014) Ampliar En los siglos XVI y XVII, los monarcas británicos y sus cortes eran referentes de la moda y
se distinguían por su estilo innovador. Una exposición selecciona de la Colección Real de la reina Isabel II pinturas,
joyas, ropa y accesorios de una época marcada por prendas elaboradas y complejas. Hay guantes para 'alargar'
dedos, complementos extravagantes, retratos de reyes y nobles con atuendos aparatosos o rompedores... ECO
Actividad social ¿QUÉ ES ESTO? 44% 0 HELENA CELDRÁN. 03.04.2014 - 16:07h Enrique VIII de Inglaterra (1491-
1547) y después su hija La Reina Virgen Isabel I (1533-1603) —carismáticos, presumidos y amantes del símbolo—
dictaron leyes especificando qué telas, colores y tipos de prenda podía llevar cada estrato social. La unión de oro y
textil y las apreciadas telas color carmesí (que se conseguía triturando el cuerpo de los cocoideos o cochinillas) eran
exclusivos de aquellos de mayor nivel social. En los siglos XVI y XVII, los monarcas y sus cortes eran referentes de
la moda y se distinguían por tener un estilo innovador. El acceso a las más altas esferas de la corte, el éxito político y
profesional iban unidos a la apariencia. Una de las obligaciones clave del cortesano era reflejar el poder del rey con
el mejor de los atuendos. La elegancia en el vestir era motivo de rivalidad entre las casas reales. Los lujosos
retratos, pinturas, joyas y excepcionales prendas y accesorios de la época que han llegado a nuestros días y
pertenecen ahora a la Colección Real de la reina Isabel II se exhiben en la exposición In Fine Style: The Art of Tudor
and Stuart Fashion (En un estilo refinado: el arte de la moda en los Tudor y los Estuardo), en el Palacio de
Holyroodhouse de Edimburgo (Escocia) hasta el 20 de julio. El conjunto explora el elaborado y complejo elenco de
prendas y accesorios de las dos dinastías en el Reino Unido. Fotogalería 8 Fotos La moda de los Tudor y los
Estuardo Los bordados negros de Catalina de Aragón Existen indicios de que Catalina de Aragón, primera esposa de
Enrique VIII, puso de moda en Inglaterra el bordado en hilo negro sobre camisas y blusas: la hija menor de los
Reyes Católicos posa en un retrato del siglo XVI con prendas adornadas con esta técnica, posiblemente originaria
de España. Alardeaban de llevar prendas poco prácticas y que requerían mucho mantenimiento De los años de
esplendor del reinado de Isabel I se exhiben unos guantes con los dedos especialmente largos iguales a los que ella
(orgullosa de la forma alargada de sus manos) exhibe en varios cuadros. La moda se extendió por el aspecto
estilizado que daba la prenda. El color pálido de los guantes favorecía la idea de que la portadora era de clase alta y
no realizaba trabajos manuales. Abundan entre los retratados las prendas que requerían un alto mantenimiento o
especialmente poco prácticas. Con ellas se comunicaba al espectador que el modelo disfruta de un nivel de vida que
le permitía emplear todo el tiempo necesario en vestirse y seguir las últimas directrices de la moda. Un cuadro de
Marcus Gheeraerts el Joven muestra a la reina Ana de Dinamarca en 1614 con una falda de complejísimos pliegos
que debían ser prendidos con alfileres cada día. La gola de Isabel I que ilustra en una miniatura el pintor Nicholas
Hilliard a finales del siglo XVI requería tratamientos semanales de almidonado y fijado. El rey que inventó el traje de
chaqueta Otras modas fueron precursoras de prendas ahora indispensables. En 1666 Carlos II de Inglaterra
comenzó a vestir con un chaleco largo bajo el abrigo en lugar de llevar un jubón y una capa. Un cuadro datado entre
1675 y 1680 lo muestra con ese nuevo atuendo, ancestro del traje de chaqueta masculino.La Joya Lennox es un
relicario del siglo XVI con rubíes, diamantes y esmeraldas Por supuesto, los accesorios ostentosos y extravagantes
también cautivaron a los Tudor y a los Estuardo. En la selección de piezas de la muestra hay un espectacular bolso
de hilo de oro en forma de rana y una serie de joyas renacentistas cargadas de simbolismo con figuras mitológicas y
piedras preciosas consideradas mágicas. La bautizada como Darnley o Joya Lennox (presente en la exposición) es
una de las joyas antiguas más importantes de la Royal Collection, un relicario de oro en forma de corazón con
rubíes, esmeraldas y diamantes. Se dice que la pieza fue creada entre 1571 y 1578 para Lady Margaret Douglas —
Condesa de Lennox y sobrina de Enrique VIII— en memoria de su fallecido esposo, Conde de Lennox y Regente de
Escocia. El diseño incluye en el interior de la joya detalles del Árbol de la vida con una serpiente enroscada,
calaveras que sirven de recordatorios de la muerte y un Ave Fénix. Síguenos en Facebook para estar informado
Las prendas de mujer acentuaban la figura enfatizando la cintura; la falda era amplia con
pliegues, y el corsé (muy ajustado) tenía un escote circular o cuadrado. La manga
sencilla y ajustada frecuentemente era desmontable. Sobre esta prenda se llevaba otra
sin mangas, cuya pieza frontal estaba abierta a modo de abrigo. Como accesorios
llevaban un pañuelo y un abanico, cadenas de oro y grandes collares. La indumentaria
básica era un camisón interior de lino blanco llamado chemise, manga larga, sobre la que
llevaba el vestido en color contrastante.
Otro cambio significativo que surgió en el siglo XV fue que las mujeres comenzaron a
mostrar su cabello, peinándolo en elaborados moños de trenzas.
Los zapatos que utilizaban eran los chopines (tipo de zapato de plataforma) para
mantener su falda y pies alejados del barro.
La ropa de hombre estaba compuesta por un abrigo corto hasta la rodilla con cinturón de
cuero y mangas cortadas, medias ajustadas. Las prendas acentuaban el físico: los
hombros, pectorales, se acolchaban los abrigos y se usaba un cinturón. La camisa de lino
blanca era símbolo de opulencia, el jubón era la prenda principal del vestuario masculino,
las mangas (al igual que en el vestido femenino) se sujetaban al cuerpo del jubón con
agujetas permitiendo ver los acuchillados.
El calzado de la Edad Media fue reemplazado por el denominado “pico de pato” (con
punta ancha y redondeada).
El hombre y la mujer que trabajaban en el campo solían utilizar prendas de lana. Las
campesinas vestían el miso camisón que las nobles (chemise) pero de un material mas
sencillo, una falda de lana encima con un corpiño que atado al frente. Las campesinas
podían exhibir las piernas por debajo de las rodillas.
El trabajador ordinario vestía unas calzas u otro tipo de pantalón y una camisa larga. El
jubón era reemplazado por una túnica ceñida con un cinturón. Aun no se usaban los
bolsillos, así que todo lo que llevaban colgaba del cinturón en bolsitas.
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La obra aparte las laminas cada una con comentarios sobre los detalles de la vestimenta que
representa, tiene una información textual (en inglés se sobreentiende), de todas las
características de la moda en los distintos periodos históricos que cubre, por lo cual creo que
a los interesados en este tema que dominen el inglés les interesa leerla.
Me ha sido imposible presentarles siquiera una muestra representativa de cada una de las
distintas épocas por motivos de espacio, entre los cuatro volúmenes hay un total de 71
laminas en color, les muestro a continuación una selección de las mismas no consecutivas
que van desde el siglo XIII al XVII (Época de Carlos II).
Para ver el titulo de la lámina pase el cursor sobre la misma, para ampliar (altamente
recomendado), pulse.
Los cuatro volúmenes que componen la obra los pueden descargar de estos link:
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Clase Martes 2 de
Mayo: Renacimiento
ida y vuelta
MAYO 7, 2017 / HISTORIA DEL TRAJE / 1 COMENTARIO
Clase Martes 2 de
Mayo: Renacimiento
MAYO 7, 2017 / HISTORIA DEL TRAJE / DEJA UN COMENTARIO
El traje en España:
La ropa francesa estará compuesta por Corset, Verdugado Español (falda
casi de tambor) y mangas estrechas, pliegues, la ropa interior se usara
bragas, calzas ( medias de seda) y camisa. Como tercera piel se usa el
marlotte y como accesorios se usa el Attifet, gorguera y cuchilladas. Otra
característica de la prenda Francesa estará marcada por el tambor.
Los hombres y mujeres de la clase media utilizaban prendas con mangas
desmontables o con doble manga, una estrecha sujeta a la prenda interior,
y otra más amplia sujeta al cuerpo del vestido, permitiendo de esta manera
cambiar el aspecto de una prenda.
La vestimenta
cumplirá el objetivo de acentuar el aspecto físico femenino, resaltando los
hombros que se manifestaban amplios, el talle largo y estrecho y las
caderas amplias.
Indumentaria y vida en
el siglo XVI
Continuando con la temática del artículo anterior, en este caso nos centramos en la
indumentaria masculina durante los reinados de Carlos I y Felipe II, que como ya hemos
citado en más de una ocasión, son los que abarcan el siglo XVI y el máximo apogeo de
Úbeda y Baeza.
Llevaban las camisas como ropa interior y sobre esta el jubón que llegaba por la cintura y
calzas. Las calzas podían ser dobles o enteras pero empiezan a ponerse de moda las calzas-
bragas y otras que se componían de medias y muslos. Y bajo estas los carpines, algo
parecido a los calcetines de ahora. Como es lógico la influencia en el vestir masculino
procedía de Alemania país de origen del rey. Eso si el jubón tenía un marcado carácter
francés. Más tarde casi desaparece el sayo y tienden las piernas a quedar al aire. Se usará
como sayo el coleto, sin mangas, con escote y hasta la cintura.
La ropa blanca tenía gran importancia durante el siglo XVI, teniendo unos encajes de gran
valor bolillo y de aguja bordados, presentan modelos geométricos.
En cuanto a la ropa de cubrir o sobretodos se usan modelos a la francesa, abiertos por
delante, adornados con grandes mangas y cuellos. Van tocados con sombreros y gorras.
Para los pies se usan zapatos y zapatillas con talón cubierto.
En el reinado de Felipe II, siguen usándose jubón y calzas, con bordados y trencillas. Las
calzas ya no será enteras sino con muslos y medias. Las medias se realizan con aguja para
que se adapten mejor al cuerpo. Se da mayor austeridad en el vestir, desapareciendo las
grandes braguetas y apareciendo las lechuguillas, de las que ya hablamos en el anterior
artículo. Se usará como prenda de cubrir el bohemio, con forma semicircular, hechos en
terciopelo, con brocados y forro de piel vista. Los gorros de copa aplastada y con plumas. Y
los zapatos de punta y en terciopelo.
La mayor seña de identidad de la indumentaria a lo largo de este siglo es el uso del negro,
como símbolo de la elegancia en el vestir.
La mayoría de la ropa de las clases bajas era hecha de lino y cáñamo, ya que la seda era
demasiado cara. La túnica era una falda y una blusa cosidas juntas y que se llevaban
bajo el vestido, que caía en pliegues hasta el suelo desde una cintura ajustada.
Las ropas tenían elaborados
bordados. (old tapestry image by sumos from Fotolia.com)
Los hombres vestían una capa, la cual gradualmente fue haciéndose corta durante el
siglo 16, o una sotana que era una chaqueta suelta hasta las caderas. La mayoría de las
camisas y la ropa interior eran hechas de lino. Todas las clases sociales vestían ropas de
lana, pero los más pobres utilizaban un tipo más grueso de esta ropa.
Las camisas eran hechas de lino. (linen image by Silver Bromide from Fotolia.com)
Los zapatos tenían suelas anchas y planas. (baby shoes image by Pix by Marti from Fotolia.com)
Influencia española
Desde mediados del siglo 16, el estilo Español cambio el estilo Inglés de la vestimenta,
cuando algunos de ellos se volvieron más sombríos. Los hombres llevaban un jubón
acolchado que se abrió en la parte frontal para mostrar la bragueta. Las mangas se
ensancharon y a menudo se reducían, y los guantes de tipo manopla a menudo tenían
elaborados bordados.
Los vestidos de las mujeres consistían en corpiños deshuesados, con un peto rígido que
mantenía la postura firme. La rueda farthingale era una serie de amplios aros gastados
bajo la falda que creaban un efecto estilo caja. Durante el período, el escote fue cortado
en forma cuadrada y bajado más. Los hombres y mujeres ricos usaban piel de lince,
lobo y de marta, y el color rojo era muy popular.
Los aros anchos creaban un estilo
similar a una caja. (dress stand image by Balogh Eniko from Fotolia.com)
El collarín Inglés
El collarín alrededor del cuello se desarrollo de la cuerda a través del borde superior de
las camisas, y se volvió muy popular con hombres y mujeres en Inglaterra, entre las
clases altas. Algunas veces el collarín alcanzaba una altura de 9 pulgadas (22 cm). El
collarín de las mujeres podría ser alto en la parte de atrás del cuello, pero dejado
abierto en la parte del frente para mostrar el escote, tal como se muestra en las
pinturas de la Reina Isabel I.
del reinado de Enrique VII perduraba la tendencia de la moda medieval, y los hombres usaban largas
calzas ajustadas y túnicas cortas de tela gruesa que, en invierno, se reforzaban con forro de pieles o
adornos de este material. Debajo de la túnica llevaban una camisa blanca, de hilo, con mangas
abullonadas. Pero luego la túnica se alargó y se abría sobre un chaleco o pechera de un material
vistosamente bordado; sobresaliendo del chaleco aparecía la camisa. Por encima se llevaba un traje o
gabán de mangas muy amplias y sueltas. Las mangas tenían características especiales: las del traje o
gabán eran acuchilladas y dejaban ver las mangas de la túnica, que también eran acuchilladas y
dejaban ver la camisa. El gabán se ceñía con un cinturón de cuero. Las calzas eran ajustadas y largas,
y el calzado era de cuero suave y liso. La cabeza se cubría con tocados que presentaban diversas
En la época del Renacimiento, en Inglaterra, la túnica de los hombres se acortó. Debajo de ella se
usaba un chaleco o pechera de tela suntuosa y bordada. Este chaleco se abrochaba adelante en forma
entrecruzada, y también se sujetaba por detrás. Sobre el cuerpo se llevaba una camisa blanca de puro
hilo, cuyo cuello sobresalía del chaleco. Los cabellos se usaban, por lo general, cortos, con flequillo y
cayendo sobre los hombros. Los sombreros tenían diversas formas: comúnmente eran de terciopelo,
con ala pequeña y adornada con plumas y alhajas. El calzado, tanto el femenino como el masculino,
era muy sencillo y estaba confeccionado de cuero, de paño o de terciopelo. Los guantes, cinturones y
En la época del Renacimiento, el vestido femenino tenía falda amplia y larga hasta el suelo. También
se usaba una falda interior de cañamazo de forma acampanada, predecesora del miriñaque. El corpiño
era ajustado y el escote redondeado o cuadrado. Pero eran las mangas las que ofrecían mayor
variedad. Se las usaba largas y ajustadas o muy amplias y forradas con telas de color diferente. A
veces la falda se abría por delante en el medio, dejando ver una suntuosa falda de brocado. También
el corpiño se abría en forma de V permitiendo admirar una pechera delicadamente bordada. Como
abrigo se usaban largas capas forradas de pieles. Para la vestimenta se empleaban telas suntuosas,
como sedas y brocados importados de Oriente, terciopelos de Venecia, lanas de Flandes y batistas de
Francia. Las joyas más comunes eran los collares de oro; también piedras preciosas o cruces
En la época del Renacimiento y, particularmente, hasta 1550 se usó en Inglaterra un tipo singular de
sombrero femenino. Se trataba de un sombrero a dos aguas, con caídas a ambos lados, que se colocaba
sobre una cofia o toca de hilo blanco muy ajustada y que se dejaba ver sobre la frente. Las caídas
estaban ricamente bordadas con perlas, piedras preciosas e hilos de oro y de plata. Otros modelos
constaban de una gran caída que partía desde lo alto de la cabeza y que, a veces, llegaba hasta el
suelo. Los hombres usaban también tocas de terciopelo con estas largas caídas, o birretes de
terciopelo adornados con plumas. Los accesorios tenían gran importancia, como el cuello de la camisa
de los hombres, que tenía delicados bordados negros, y los guantes de seda acuchillados. Las joyas
más comunes eran gruesas cadenas de oro de las que pendían piedras preciosas y perlas. Estas últimas
eran las preferidas, sobre todo en época de Enrique VIII, ya que el mismo monarca las usaba.
En esta época se preferían telas suntuosas para confeccionar los vestidos femeninos y masculinos. A
Inglaterra llegaban telas de diversas partes de Europa, y el activo comercio estaba apoyado en una
marina mercante cada vez más floreciente. Desde Oriente se importaban brocados y sedas muy
suntuosos con dibujos vistosos y de vivos colores; de Venecia se traían terciopelos lisos y bordados con
hilos de oro; de Flandes llegaban telas de lana, seda y raso; de Francia, las delicadas batistas
utilizadas en camisas y tocados. En tiempos del rey Enrique VIII, la moda masculina se dividió en dos
corrientes. La primera se caracterizaba por el estilo cuadrado y los hombros acolchados; la segunda,
Las mangas eran muy abultadas y acuchilladas, tanto en la vestimenta femenina como en la masculina.
Las clases más humildes continuaron usando vestidos sencillos, con mangas y busto ajustados, y falda
amplia que llegaba hasta los pies. Los cabellos eran cubiertos por una toca.
La túnica masculina experimentó un cambio notable en Inglaterra a partir del siglo XIV, ya que se
acortó llegando sólo hasta la rodilla. Debajo de ella se usaba un chaleco que, generalmente, se
abrochaba en forma entrecruzada. Una prenda muy característica era la camisa blanca de puro hilo,
sin cuello y con el escote alto y fruncido que sobresalía del chaleco. Los nobles usaban un gabán largo
con mangas amplias y sueltas, acuchilladas, y que dejaban ver las mangas de la túnica o de la camisa.
Los hombres usaban los cabellos largos, cayendo sobre los hombros y con flequillo. El calzado, tanto el
femenino como el masculino, era muy sencillo y por lo general se confeccionaba de cuero, de paño o
prendas de vestir. Así se combinaban telas y colores en una misma prenda, que tenía, entonces, gran
colorido.
Una prenda característica de la vestimenta masculina inglesa del siglo XV era la chaqueta corta muy
ajustada hasta el talle y con un faldón amplio que cubría la cadera. Esta chaqueta tenía un cuello alto
y pequeño, y mangas muy trabajadas. La parte superior de la manga era muy abullonada y acuchillada,
dejando ver la camisa de hilo blanco. En el codo había otra parte más pequeña, también abullonada y
acuchillada, y desde allí hasta la muñeca la manga era muy ajustada. Los pantalones eran también
muy ajustados, y sobre ellos se colocaban botas de cuero que se prendían al costado. Las puntas de las
de cuero. El sombrero era muy variable, pero una de las formas más comunes era el de ala ancha
levantada atrás y con adornos de plumas. Los tocados femeninos presentaban gran variedad.
En la segunda mitad del siglo XV las telas para la vestimenta femenina y masculina llegaban a
Inglaterra desde diversas partes de Europa y de Oriente. De Venecia se importaban terciopelos lisos y
adornados con brocados de hilos de oro; de Flandes, lanas y sedas; de Francia, delicadas batistas; y de
La moda tuvo caracteres muy marcados durante el reinado de Enrique VIII: las calzas eran largas y
cosidas, abultadas y acuchilladas; los zapatos eran de horma cuadrada y acuchillada, y la túnica estaba
seda negra. La pechera de la camisa tenía bordados en seda negra combinando con seda roja e hilos de
oro. Las mujeres usaban una camisa que se llevaba por encima de un miriñaque más amplio, y una
falda de raso bordado o terciopelo guarnecido de brocado y de un color que contrastaba con el resto
del vestido. Las mangas se hicieron muy amplias en los puños y con adornos de piel o terciopelo. El
En la época de Enrique VIII, los hombres usaban largas calzas cosidas, abultadas y acuchilladas, y una
túnica bordada que llegaba hasta las rodillas. La camisa también era una prenda muy común, y el
cuello tenía un volante estrecho o un dobladillo recto bordado en seda negra. Algunas camisas tenían
la pechera bordada en negro y también con hilos rojos y dorados. Tanto las damas como los caballeros,
usaban anillos en los dedos de ambas manos, preferentemente en el pulgar, el índice y el del medio.
Del cuello pendían pesadas cadenas de oro con medallas o piedras preciosas y perlas. Por influencia de
la moda francesa, los hombres empezaron a usar el cabello corto y la barba recortada. Los sombreros
adoptaron formas muy variadas: los había de ala ancha con adornos de plumas, gorros pequeños,
birretes de punta como un techo a dos aguas, etcétera. El calzado era de cuero fino, y también de
A partir del siglo XVII y sobre todo desde el siguiente, la vestimenta de la nobleza en Europa
occidental era semejante. El intercambio comercial de telas suntuosas era frecuente, pero también la
creación de manufacturas reales y propias en España, Francia, Inglaterra, Italia y Flandes permitía la
utilización de tejidos que hacían posibles algunas diferenciaciones. Hacia el 1700 los nobles ingleses
usaban unas bragas cortas con un faldellín de cuero y una chaqueta con mangas acuchilladas. Todo
esto permitía lucir una camisa de seda natural o de hilo blanco con mangas abullonadas. Las botas de
cuero se abrían como una corola y dejaban ver medias de seda que llegaban hasta la rodilla. Los
Los marinos ingleses del siglo XVIII vestían trajes compuestos por una chaqueta larga con amplios
bolsillos y bragas cortas que cubrían la rodilla. La camisa era una prenda muy importante de la
vestimenta y tenía en el cuello una cascada de encaje. Los puños también terminaban en un volante
de encaje. Las medias eran de seda y los zapatos clásicos, sobre los que se destacaba una hebilla
dorada. Sobre el traje se usaba un abrigo que llegaba hasta las rodillas. Era costumbre usar pelucas
sujetas con lazos o empolvarse los cabellos de blanco y sostenerlos con cintas. Las mujeres de la
nobleza continuaron usando corpiño ajustado, que terminaba en gorguera, y sombrero de copa alta
con ala levantada en un costado. También usaban una toca de lino blanco y un cuello amplio del
Historia de la moda
Glosario Ropa, joyas y accesorios de los Tudor y los Estuardo: dinastías británicas amantes de
la moda Retrato de María de Módena (1658-1718), mujer de Jacobo II de Inglaterra (Simon
Verelst - Royal Collection Trust/ © Her Majesty Queen Elizabeth II 2014) Ampliar En los siglos
XVI y XVII, los monarcas británicos y sus cortes eran referentes de la moda y se distinguían por
su estilo innovador. Una exposición selecciona de la Colección Real de la reina Isabel II
pinturas, joyas, ropa y accesorios de una época marcada por prendas elaboradas y complejas.
Hay guantes para 'alargar' dedos, complementos extravagantes, retratos de reyes y nobles con
atuendos aparatosos o rompedores... ECO Actividad social ¿QUÉ ES ESTO? 44% 0 HELENA
CELDRÁN. 03.04.2014 - 16:07h Enrique VIII de Inglaterra (1491-1547) y después su hija La
Reina Virgen Isabel I (1533-1603) —carismáticos, presumidos y amantes del símbolo— dictaron
leyes especificando qué telas, colores y tipos de prenda podía llevar cada estrato social. La
unión de oro y textil y las apreciadas telas color carmesí (que se conseguía triturando el
cuerpo de los cocoideos o cochinillas) eran exclusivos de aquellos de mayor nivel social. En los
siglos XVI y XVII, los monarcas y sus cortes eran referentes de la moda y se distinguían por
tener un estilo innovador. El acceso a las más altas esferas de la corte, el éxito político y
profesional iban unidos a la apariencia. Una de las obligaciones clave del cortesano era
reflejar el poder del rey con el mejor de los atuendos. La elegancia en el vestir era motivo de
rivalidad entre las casas reales. Los lujosos retratos, pinturas, joyas y excepcionales prendas y
accesorios de la época que han llegado a nuestros días y pertenecen ahora a la Colección Real
de la reina Isabel II se exhiben en la exposición In Fine Style: The Art of Tudor and Stuart
Fashion (En un estilo refinado: el arte de la moda en los Tudor y los Estuardo), en el Palacio
de Holyroodhouse de Edimburgo (Escocia) hasta el 20 de julio. El conjunto explora el
elaborado y complejo elenco de prendas y accesorios de las dos dinastías en el Reino Unido.
Fotogalería 8 Fotos La moda de los Tudor y los Estuardo Los bordados negros de Catalina de
Aragón Existen indicios de que Catalina de Aragón, primera esposa de Enrique VIII, puso de
moda en Inglaterra el bordado en hilo negro sobre camisas y blusas: la hija menor de los Reyes
Católicos posa en un retrato del siglo XVI con prendas adornadas con esta técnica,
posiblemente originaria de España. Alardeaban de llevar prendas poco prácticas y que
requerían mucho mantenimiento De los años de esplendor del reinado de Isabel I se exhiben
unos guantes con los dedos especialmente largos iguales a los que ella (orgullosa de la forma
alargada de sus manos) exhibe en varios cuadros. La moda se extendió por el aspecto
estilizado que daba la prenda. El color pálido de los guantes favorecía la idea de que la
portadora era de clase alta y no realizaba trabajos manuales. Abundan entre los retratados las
prendas que requerían un alto mantenimiento o especialmente poco prácticas. Con ellas se
comunicaba al espectador que el modelo disfruta de un nivel de vida que le permitía emplear
todo el tiempo necesario en vestirse y seguir las últimas directrices de la moda. Un cuadro de
Marcus Gheeraerts el Joven muestra a la reina Ana de Dinamarca en 1614 con una falda de
complejísimos pliegos que debían ser prendidos con alfileres cada día. La gola de Isabel I que
ilustra en una miniatura el pintor Nicholas Hilliard a finales del siglo XVI requería tratamientos
semanales de almidonado y fijado. El rey que inventó el traje de chaqueta Otras modas fueron
precursoras de prendas ahora indispensables. En 1666 Carlos II de Inglaterra comenzó a vestir
con un chaleco largo bajo el abrigo en lugar de llevar un jubón y una capa. Un cuadro datado
entre 1675 y 1680 lo muestra con ese nuevo atuendo, ancestro del traje de chaqueta
masculino.La Joya Lennox es un relicario del siglo XVI con rubíes, diamantes y esmeraldas Por
supuesto, los accesorios ostentosos y extravagantes también cautivaron a los Tudor y a los
Estuardo. En la selección de piezas de la muestra hay un espectacular bolso de hilo de oro en
forma de rana y una serie de joyas renacentistas cargadas de simbolismo con figuras
mitológicas y piedras preciosas consideradas mágicas. La bautizada como Darnley o Joya
Lennox (presente en la exposición) es una de las joyas antiguas más importantes de la Royal
Collection, un relicario de oro en forma de corazón con rubíes, esmeraldas y diamantes. Se
dice que la pieza fue creada entre 1571 y 1578 para Lady Margaret Douglas —Condesa de
Lennox y sobrina de Enrique VIII— en memoria de su fallecido esposo, Conde de Lennox y
Regente de Escocia. El diseño incluye en el interior de la joya detalles del Árbol de la vida con
una serpiente enroscada, calaveras que sirven de recordatorios de la muerte y un Ave Fénix.
La Prehistoria
En conclusión, es una era en la se destaca la sobriedad conjugando
estilo con colores neutros.