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Nombres:
Miguel A. Omaña
Antonys G. Gonzales
Juan J. Rondón
Curso: III de Filosofía
Barquisimeto, 23 de mayo del 2019
1. Función especifica de la cultura en la búsqueda de Dios:
En este apartado se nos da a recordar como a lo largo de la historia a través de las
expresiones sociales y particulares del hombre, también conocido como cultura, el hombre
siempre busca la manera de conocer y saber las profundidades ultimas de su ser y de la
creación, por ende, siempre busca el principio de todo lo que en su alrededor sucede y sea
del lugar que sea es parte del preguntarse el origen de todo y plasmarlo desde sus
conocimientos particulares y comunes, no se escapa de ninguna cultura la expresión
religiosa como tal.
2. Dios en las culturas antiguas:
Como veníamos comentando Dios se hace presente dentro de toda cultura dentro de la
tierra y es allí en la vivencia de lo sagrado, que se presenta como la experiencia esencial del
hombre. El homo religiosus no es un ser alienado, sino el hombre integral que ha
encontrado el verdadero sentido de su existencia. Es el mundo de las mediaciones de la
divinidad (seres, objetos, acontecimientos, personas, lugares y tiempos), que suscitan en el
sujeto humano la conciencia de una realidad totalmente otra, en la que hallan cumplimiento
el mundo y la historia.
Así también hay expresiones que utiliza como son los mitos y los símbolos, ambos para
manifestar el origen de sus incertidumbres desde la cultura que sus padres le han inculcado
y que su sociedad le ha transmitido, estos eran indispensables dentro de la historia de
nuestras culturas antiguas, y eran forma de representación certera de las creencias de
determinadas sociedades.
Puede decirse, por tanto, que la forma de representar a Dios es reflejo del talante cultural
y psicológico de los pueblos en su empeño por expresar el carácter de superioridad y, al
mismo tiempo, de cercanía del ser misterioso con quien se relaciona y de quien se sabe
depender. Los rasgos característicos, con que se unifican todas las culturas con el ser Dios o
dioses, son éstos:
En sus manifestaciones más antiguas, esta cultura presenta lo divino como fuerza
personal presente y actuante en el cosmos y en la historia. Los lugares sagrados, los
templos, las leyes, las estatuas y formas de culto revelan el concepto griego de la divinidad
como entidad misteriosa superior a los mortales, dotada de intencionalidad y poderes
extraordinarios, que se hace presente en el lugar donde es adorada. Dos son, por tanto, sus
características fundamentales:
El poder
La intención consciente.
Ambas son denominadas con la palabra theós, Dios, expresando con ella diversas
formas que dan lugar al culto politeísta. Cabe recalcar que toda estas propiedades están
concentradas en Zeus, el dios supremo, que se sustrae a la extinción de lo temporal y
alcanza la duración indefinida en su ser. De este modo, el dios griego aparece como el
fundamento y origen del ser, del poder y de la libertad
Tal como hemos venimos hablando, trataremos a continuación sobre la cultura romana,
y es que hacia el año 700 a. C. aparece en Italia un pueblo constructor de ciudades,
comerciante y artista que se va imponiendo con relativa facilidad a todos los demás.
Asimismo aparecen los etruscos, cuya religión está configurada por estos elementos:
adivinación, Expiación y purificación. Tiempo después es que se pronunciara la palabra
deus, (Dios), de origen ario, para designar un ser personal que regula el funcionamiento del
mundo y de la sociedad. Para los romanos las tres funciones más simbolizadas serian: “la
soberanía, la fuerza y la fecundidad”. Todas ellas son propiedades del poder divino,
garantizadas por sus respectivas divinidades (Júpiter, Marte y Quirino) y echadas en el Rey.
De esta semejante concepción, va a derivar en una cosmovisión apoyada en tres pilares
fundamentales esencialmente religiosos: \apax deorum, la pietas y la felicitas. La primera
consiste en el incesante intercambio de prestaciones entre la divinidad y los hombres. La
segunda se traduce en respeto por la justicia para los dioses. La tercera es resultado de la
comunión armónica con la divinidad. Como puede verse, la cultura de la antigua Roma está
impregnada de la idea de Dios, quien para ellos es el sustentador y garante de la vida
ciudadana.
3) Conclusión general
Podemos concluir entonces, que la cultura griega, lo mismo que la romana, consistió
en exponer, primero, el mito y tiempo después su logos. Esta segunda tarea es un trabajo de
discernimiento racional que comienza en Grecia con los presocráticos (VI-V a. C) y, fue
continuada por los sofistas en los siglos (V-IV a. C.) y, por fin culminada en las
esplendorosas obra llevada a cabo por Platón y Aristóteles. El primero establece ya
modelos críticos de lenguaje sobre los dioses y, el segundo identifica la teología con la
filosofía primera o ciencia del primer principio de las cosas. De esta manera se distingue
entre la teología natural y la teología mítica y política.