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sucesorio
Derecho
Privado VII
Proceso Sucesorio. Objeto.
Competencia: Regla general.
Excepción
El proceso sucesorio tiene por fin “la distribución del haber líquido hereditario
entre los herederos o beneficiarios…, previa aprobación judicial del testamento
o previo reconocimiento de la calidad de heredero ab intestato” (Pérez Lasala,
1989, p. 30) Es de carácter universal, pues salvo exclusiones establecidas por la
ley con relación a algunos bienes, en éste se liquidará el total del patrimonio del
causante.
El art. 2335 señala que “el proceso sucesorio tiene por objeto identificar a los
sucesores, determinar el contenido de la herencia, cobrar los créditos, pagar las
deudas, legados y cargas, rendir cuentas y entregar bienes”1
Algunos autores, entre ellos, Pérez Lasala (2014, p. 86), cuestionan que el
artículo omite referirse a la resolución judicial que declara herederos o que
aprueba el testamento.
De ello se desprende que la regla general fija que la competencia para conocer
en el sucesorio corresponde al juez del último domicilio del causante, sin
perjuicio de lo dispuesto en el título destinado a las disposiciones de derecho
internacional privado.
Cabe aclarar que el domicilio al que se refiere la norma es el domicilio real del
causante. En algunos casos, el domicilio legal determina el lugar en que
corresponde abrir el juicio sucesorio, como es el caso de los incapaces que
tienen el domicilio de sus representantes3.
2 Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título VII. Código Civil y Comercial de la
Nación.
3 Arts. 73 y 74. Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Primero, Título I. Código Civil y
Comercial de la Nación.
4 Art. 2469. Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título XI. Código Civil y
Comercial de la Nación.
5) El mantenimiento de la indivisión: en las cuestiones que se susciten con
relación a las indivisiones dispuestas por el testador, los herederos o el cónyuge
entiende el juez del sucesorio.
6) Las operaciones de partición: este punto se refiere a los problemas que
surjan en la partición, licitación de bienes, colación, etcétera.
7) Acciones por evicción o vicios ocultos.
8) Acciones de reforma y nulidad de partición.
9) Acciones de los acreedores antes de la división de la herencia; por
ejemplo, las acciones personales.
Por último, en su parte final, el art. 2336 del Código Civil y Comercial recepta la
excepción a la regla general de la competencia que procede cuando hay un
único heredero: “…Si el causante deja sólo un heredero, las acciones personales
de los acreedores del causante pueden dirigirse, a su opción, ante el juez del
último domicilio del causante o ante el que corresponde al domicilio del
heredero único”5.
Algunos autores cuestionan tal solución, pues estiman que el hecho de que se
diga que se trata de un heredero único no basta para variar la competencia del
juez del sucesorio, y aún cuando se pudiese acreditar que lo es, tampoco es
suficiente para modificar la competencia, ya que pueden existir legatarios o
beneficiarios de cargos que tuviesen interés en mantener la competencia en el
último domicilio del causante (González Magaña, 2014, pp. 178-179).
La regla del fuero de atracción deriva del carácter universal del proceso, y su
fundamento reside en la necesidad de radicar ante un mismo juez todas las
cuestiones que involucren bienes que conforman el acervo hereditario, lo que
responde a la conveniencia práctica, al interés general de la justicia y a la
economía procesal dada por la concentración en un solo juez de todo lo relativo
a la liquidación y transmisión del patrimonio del causante. Además, los
acreedores deberán acudir a un único juez, ante el cual los herederos podrán
hacer valer sus defensas. Pero esta regla no es absoluta, pues:
5Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título VII. Código Civil y Comercial de la
Nación.
sólo se ejerce cuando los herederos son demandados, ya que se ha creado
para beneficio de los acreedores de la sucesión;
Por último, el fuero de atracción no puede ser renunciado por las partes.
El art. 2644 sostiene que la sucesión por causa de muerte se rige por el derecho
del domicilio del causante al momento de su fallecimiento. Pero contiene una
excepción respecto a los bienes inmuebles situados en el territorio de nuestro
país; en estos supuestos, rige la ley argentina. En consecuencia, cuando el
difunto tiene bienes inmuebles en el país, pero al momento de su muerte tiene
su domicilio en el extranjero, se aplica la ley argentina; por lo tanto, los
herederos nacionales o extranjeros deberán iniciar el sucesorio ante el juez
competente argentino.
Referencias
González Magaña, I. (2014). Título VII. Proceso Sucesorio – Capítulo 1
Disposiciones generales. En J. C. Rivera y G. Medina (Dirs.), Código Civil y
Comercial de la Nación Comentado. Buenos Aires: Thomson Reuters – La
Ley.