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De la Segunda República Española a la Guerra Civil

El triunfo de la República y el Bienio Reformista (1931-1933)

En abril de 1931 se celebraron elecciones municipales que dieron el triunfo a la candidatura


republicana. Conocido el resultado, Alfonso XIII se exilió y se formó un Gobierno provisional
que proclamó la Segunda República española .
El nuevo Gobierno lo presidía Niceto Alcalá Zamora, convocó elecciones a Cortes
Constituyentes, que elaboraron la Constitución de 1931, que implantó un régimen plenamente
democrático. Sus principales novedades eran:

- El reconocimiento de numerosas libertades individuales (expresión, reunión y


asociación), el derecho al divorcio y el sufragio universal masculino y femenino.

- La declaración de España como Estado aconfesional, sin religión oficial. Se reconocía la


libertad de conciencia y el derecho a recibir una educación laica.

- La descentralización territorial, que permitía la posibilidad de crear regiones


autónomas.
- La importancia del bienestar social. Se permitía la expropiación de bienes de utilidad
pública y se potenciaba la enseñanza pública.

El Bienio Reformista.
La Constitución no logró un consenso de toda la población, por lo que el ambiente político se
crispó. Los republicanos más moderados dejaron el Gobierno. Zamora ocupó la presidencia de
la República y Manuel Azaña fue designado presidente del Gobierno. Entre 1931 y 1933, Azaña
continuó la labor reformista:

 . Se inició la reforma agraria, aprobándose una ley de expropiación con indemnización


de los latifundios sin explotar. Pero el IRA no contó con dinero suficiente para aplicarla,
lo que aumentó la conflictividad y el descontento de los campesinos.

 . Se concedió la autonomía a Cataluña, con la creación de la Generalitat.

 . Se aplicó una reforma militar. Se redujo la duración del servicio militar. Los mandos
del ejército juran lealtad a la República.

 . Reformas laborales, como el establecimiento de salarios mínimos y seguros de


accidente.

 . Se reformó la educación. Se construyeron 10.000 escuelas y el presupuesto de


educación aumentó en un 50%.

 . Se regularon el matrimonio civil y el divorcio.

El Gobierno tuvo que hacer frente a la oposición: propietarios de tierras, altas jerarquías de la
Iglesia y del Ejército. Pero también de los anarquistas y los sindicatos.

En 1932 tuvo lugar un intento de golpe de Estado, liderado por el general Sanjurjo, que fracasó.
El Bienio Conservador y el Frente Popular (1933-1936)
En 1933 Azaña dimitió y se convocaron nuevas elecciones, en las que los partidos de derecha y
centro tuvieron un gran éxito. La derecha se unió a la CEDA, liderado por Robles. El centro
derecha ganó las elecciones y apoyado por el CEDA, el Partido Radical, liderado por Lerroux, se
hizo cargo del Gobierno.
Los gobiernos del Bienio Conservador modificaron o suspendieron reformas del periodo
anterior. La tensión entre izquierdas y derechas se materializó en la revolución de octubre de
1934, que se produjo al nombrar Lerroux tres ministros de la CEDA. Los partidos de izquierda
convocaron una huelga revolucionaria para contrarrestar el supuesto peligro que suponía la
CEDA.

 . La revolución triunfó en Asturias, donde se ocupó una cuenca minera. Pero fue
duramente reprimida por el ejército con 2.000 muertos y 30.000 detenidos.

 . En Cataluña, el Gobierno autónomo se unió a la insurrección. Pero fue disuelta por el


ejército y la Generalitat se disolvió.

Los grupos políticos de izquierda se presentaron a las nuevas elecciones de 1936, unidos en el
Frente Popular, integrados por socialistas, comunistas, republicanos de izquierdas y algunas
fuerzas nacionalistas. En la derecha habían ido ganando terreno los líderes extremistas: José
Calvo Sotelo y José Antonio Primo de Rivera, líder del partido de orientación fascista, Falange
Española.

El Frente Popular ganó las elecciones y formó Gobierno. Reemprendió la política de reformas y
liberó a los presos de la revolución de octubre de 1934. En mayo de 1936 Azaña sustituyó a
Zamora como presidente de la República.
La conflictividad social aumentó y algunos militares, dirigidos por el general Mola, comenzaron
a conspirar contra la República.
En julio de 1936 pistoleros de la derecha asesinaron al teniente Castillo, conocido militar de
izquierdas. Un día después, los compañeros del teniente Castillo asesinaron a Calvo Sotelo. Este
acontecimiento precipitó la sublevación de las tropas españolas del norte de África el 17 de
julio de 1936, dirigidas por el general Franco.
La Guerra Civil 1936-39

El 18 de julio de 1936, la sublevación se traslada de África a la Península el 18 de julio de 1936.


Este golpe estuvo dirigido por los generales Sanjurjo, Franco y Mola, apoyados por parte del
ejército, así como carlistas, monárquicos, conservadores, falangistas y gran parte de la iglesia
española. Sin embargo, el golpe fracasa: Los militares sublevados esperaban una victoria
rápida y hacerse con el control total del Estado en poco tiempo, pero España queda dividida en
dos zonas:

 La zona dominada por los sublevados, que se denominaban “nacionales”: Norte de


castilla, Galicia, el noroeste de Extremadura, algunas ciudades de Andalucía occidental,
Navarra, Baleares (menos Menorca) y Canarias.

 Los republicanos, que aún mantenían el poder legítimo en algunas zonas del país: gran
parte de Aragón, el norte de España (excepto Navarra), Cataluña, la zona levantina,
Madrid y casi toda Andalucía.
Política y economía de ambas zonas:
Tras el estallido de la guerra, la autoridad del Gobierno legítimo de la república prácticamente
desapareció. Algunos sindicatos, así como algunas organizaciones populares aprovecharon para
realizar una revolución social, al tiempo que se organizaron milicias populares para defender
la República. Sin embargo, dichas milicias carecían de coordinación (estaban formadas por
civiles) y muchas veces llegaron a enfrentarse entre sí por motivos políticos. Meses más tarde
se organizaría ejército popular, pero la desobediencia al Gobierno por parte de algunos grupos
anarquistas, comunistas y nacionalistas acaba debilitando al bando republicano.

Si analizamos la distribución de las zonas de influencia presentadas más arriba, nos podemos
dar cuenta que el mundo agrícola estaba en manos de los sublevados, mientras el sector
industrial y económico estaba en manos de la República. De esta manera, el problema de la
República era el de quedarse sin alimentos, que estaban en manos del bando sublevado, a
pesar de su control económico, industrial y de las grandes ciudades del país.
En la zona sublevada, se crea en Burgos la Junta de Defensa Nacional, con la intención de
unificar el mando de las tropas. En otoño de 1936, tras la “oportunas” y accidentales muertes
de Mola y Sanjurjo, el General Francisco Franco es nombrado jefe de todos los ejércitos con el
título de Generalísimo, así como es nombrado jefe del gobierno y del Estado con plenos
poderes. De esta misma manera, las fuerzas políticas que habían apoyado la sublevación se
unifican en un único partido: Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva
Nacional Sindicalistas (FET y de las JONS).

La internacionalización del conflicto


La opinión pública de los países del entorno se divide entre defensores del legítimo Gobierno
de la República y entre los partidarios de los golpistas.
Reino Unido y Francia convocan una conferencia en la que se firma un acuerdo de no
intervención para evitar que el conflicto se extendiese a otros países europeos, lo que
perjudica a largo plazo a la República. Realmente, el Gobierno de la República era visto como
demasiado cercano a posturas comunistas por sucesos como la Revolución de Octubre de
1934 en Barcelona y Asturias, que difícilmente fueron reprimidas. Como sabemos por la unidad
anterior, el comunismo era la principal preocupación de las democracias occidentales, quienes
veían en las ideologías cercanas al fascismo (como el nazismo o el ideario del bando sublevado)
un mal necesario para reprimir el avance comunista.
Ambos bandos recibieron ayuda exterior:

 Los rebeldes recibieron armas y unos 200.00 soldados de la Italia fascista y la


Alemania nazi a cambio de concesiones mineras. Entre estos apoyos, destaca el
empleo de la aviación alemana en el bombardeo de Guernica.

 La República obtiene material bélico y asesoramiento militar de La URSS, a la que


pagó al contado con los depósitos de oro del Banco de España.
Entre los intelectuales de la época (George Orwell, Enerst Hemingway o Albert Einstein) y la
izquierda mundial, la lucha republicana era vista como el único frente de lucha contra el
fascismo que, en el resto de Europa, era aplacado con políticas de apaciguamiento. La única
respuesta y ayuda militar que recibió el languideciente Gobierno republicano del exterior
fueron los miles de voluntarios extranjeros que se alistaron en la Brigadas Internacionales.
Estas eran un grupo de combatientes organizados por la Internacional Comunista, con sede en
París, para luchar en España.
Durante los primeros meses de la Guerra Civil muchas mujeres del bando republicano se
alistaron en las milicias populares para combatir a los rebeldes. Aunque las milicianas se
convirtieron en un símbolo de la resistencia republicana, muy pocas mujeres llegaron al
campo de batalla. Aquellas que eran enviadas al frente solían encargarse de tareas
tradicionalmente femeninas, como lavar, cocinar o cuidar de los enfermos, aunque hubieron
excepciones.

Una vez los frentes quedaron estabilizados, a pesar que las mujeres no solían estar en primera
línea —porque los mandos solían relegarlas a tareas administrativas—, en los primeros
momentos de la guerra participaron intensamente en los combates callejeros que se
produjeron en muchas ciudades. El perfil de las milicianas era el de una mujer joven con una
vinculación política estrecha. Las dos principales organizaciones femeninas fueron las Mujeres
Libres y la Agrupación de Mujeres Antifascistas. La primera estaba integrada por anarquistas,
mientras que la segunda no tenía una afiliación política específica —aunque predominaba el
Partido Comunista de España—, pero incluía a mujeres antifascistas de más de 250
agrupaciones diferentes. En los primeros compases de la guerra, hubo una «avalancha» de
mujeres combatientes que quisieron defender la República, e iban ligadas normalmente a
organizaciones revolucionarias.

Hubo mujeres combatientes en ambos bandos, aunque en el sublevado su papel era menos
relevante. el perfil de las milicianas era el de una mujer joven con una vinculación política
estrecha. Las dos principales organizaciones femeninas fueron las Mujeres Libres y la
Agrupación de Mujeres Antifascistas. La primera estaba integrada por anarquistas, mientras
que la segunda no tenía una afiliación política específica —aunque predominaba el Partido
Comunista de España—, pero incluía a mujeres antifascistas de más de 250 agrupaciones
diferentes. En los primeros compases de la guerra, hubo una «avalancha» de mujeres
combatientes que quisieron defender la República, e iban ligadas normalmente a
organizaciones revolucionarias.
A pesar de este interés por parte de muchas mujeres, la mentalidad y la estructura de la
sociedad no favoreció su continuidad. Más bien lo contrario, ya que «tanto la República como
los golpistas eran conservadores» respecto a la mujer. De manera que, después de esta
ebullición inicial, el Gobierno las fue devolviendo a su lugar tradicional, al hogar, y a su papel de
«esposa y madre».En octubre de 1936 se publicaron varias disposiciones para evitar que las
mujeres combatieran e, incluso, se informó a las oficinas en el extranjero que no se admitirían
mujeres en el frente. Esto fue acompañado de la propaganda mediática que pasó de definir a
las mujeres como «heroínas patrióticas» a hacerlo como «prostitutas y ninfómanas, una
quintacolumnista más peligrosa que las balas, que diezmaba las unidades propagando
enfermedades venéreas». En el mejor de los casos se las retrataba como un estorbo
bienintencionado.
El final de la Guerra: octubre de 1937-1939

En octubre de 1937, el Gobierno republicano se trasladó a Barcelona. El bando alzado se había


hecho con la totalidad de la Península, a excepción de algunos territorios en el levante español,
parte de Andalucía, las ciudades de Madrid y Guadalajara, además de Barcelona y Valencia,
residuo del control industrial de antaño.

El ejército republicano aún creía posible última ofensiva, que se inició el 24 de julio de 1938,
dando comienzo así a la batalla del Ebro, la más larga y decisiva de la guerra civil. Pero después
de tres meses de duros combates, se produjo una nueva derrota del ejército republicano que
tuvo que volver a sus posiciones iniciales, "con decenas de miles de bajas y una pérdida
considerable de material de guerra que ya no podría utilizarse para defender Cataluña frente a
la decisiva ofensiva franquista".

La última operación militar de la guerra fue la campaña de Cataluña, que acabó en un nuevo
desastre para la República. El 26 de enero de 1939 las tropas de Franco entraban en Barcelona
prácticamente sin lucha. El 5 de febrero ocupaban Gerona.
En el territorio que aún estaba en poder de la república se desató una última batalla entre los
que consideraban inútil seguir combatiendo y los que todavía pensaban que "resistir es vencer"
(esperando que las tensiones en Europa acabaran estallando y Gran Bretaña y Francia, por fin,
acudirían en ayuda de la república española, o que al menos impondrían a Franco una paz sin
represalias), pero el cansancio de la guerra y el hambre y la crisis de subsistencias que asolaba
la zona republicana estaban minando la capacidad de resistencia de la población.
El 27 de febrero, Francia y Gran Bretaña reconocían al gobierno de Franco en Burgos como el
gobierno legítimo de España, y el día 28 de febrero, ante este reconocimiento internacional, se
hacía oficial la renuncia a la presidencia de la república de Manuel Azaña.

Las tropas "nacionales" hicieron su entrada en Madrid el 28 de marzo. Rápidamente los


sublevados ocuparon prácticamente sin lucha toda la zona centro-sur que había permanecido
bajo la autoridad de la república durante toda la guerra. En Alicante desde el día 29 de marzo
unas 15.000 personas, entre jefes militares, políticos republicanos, combatientes y población
civil que habían huido de Madrid y de otros lugares se apiñaban en el puerto a la espera de
embarcar en algún barco británico o francés, pero la mayoría no lo lograron y fueron apresados
por tropas italianas. El 1 de abril de 1939 la radio del bando rebelde ("Radio Nacional de
España") difundía el último parte de la guerra civil española.

Las consecuencias de la guerra


Las represalias entre ambos bandos fueron una constante durante la guerra y especialmente
cruentas al final de la misma con los miembro del bando derrotado. La forma más habitual era
la del “paseo”. Un grupo armado iba a buscar a la víctima con el pretexto de “llevarla a
pasear”, alejándose de la localidad y asesinándole.
En las zonas sublevadas, las víctimas eran principalmente líderes sindicales, miembros de
partidos de izquierdas, intelectuales o líderes republicanos. En aquellas zonas bajo el control de
la república, se persiguió a caciques, terratenientes, empresarios y miembros del clero. En
muchas ocasiones, las denuncias de pertenencia a un bando o a otro eran usadas como forma
de venganza personal.

Los fusilados solían ser enterrados en fosas comunes por la noche y sin ningún tipo de
identificación. La localización de muchas de estas tumbas es desconocida hoy en día, mientras
que otras han podido ser exhumadas y se ha podido dar digna sepultura a quiénes las
ocupaban. Sin embargo, los recientes recortes en el ámbito de “Memoria Histórica” han
frenado este tipo de acciones.
Un gran número de personas de la zona republicana abandonaron sus casas por miedo al
avance de las tropas de Franco y se convirtieron en refugiados políticos que marcharon al
exilio. Muchos se dirigieron a Francia donde, más tarde, con el estallido de la Segunda Guerra
Mundial, algunos combatieron del lado de los Aliados o colaboraron con la Resistencia. Otro
importante foco de acogida fue Latinoamérica, especialmente, México.

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