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Curso de derecho procesal civil: Los presupuestos procesales relativos al procedimiento Tomo III
Curso de derecho procesal civil: Los presupuestos procesales relativos al procedimiento Tomo III
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Curso de derecho procesal civil: Los presupuestos procesales relativos al procedimiento Tomo III

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En este tercer tomo del Curso de Derecho Procesal Civil se examinan los presupuestos procesales relativos al procedimiento, a saber: la aptitud formal de la demanda; el emplazamiento legal del demandado; la adecuación del procedimiento a la acción objeto del proceso; y el agotamiento de la vía administrativa previa.
El conocimiento de la práctica forense y de la doctrina del autor, al conciliar su dilatada actividad académica con el ejercicio de la abogacía, ha permitido reunir un material de estudio de interés. Las citas jurisprudenciales de los tomos de este curso por la Corte Suprema, Cortes de Apelaciones y Jueces de Letras avalan empíricamente lo anterior.
LanguageEspañol
PublisherEdiciones UC
Release dateMar 7, 2024
ISBN9789561432437
Curso de derecho procesal civil: Los presupuestos procesales relativos al procedimiento Tomo III

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    Curso de derecho procesal civil - Alejandro Romero Seguel

    EDICIONES UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE

    Vicerrectoría de Comunicaciones y Extensión Cultural

    Av. Libertador Bernardo O’Higgins 390, Santiago, Chile

    editorialedicionesuc@uc.cl

    ediciones.uc.cl

    CURSO DE DERECHO PROCESAL CIVIL

    Los presupuestos procesales relativos al procedimiento

    TOMO III. SEGUNDA EDICIÓN

    Alejandro César Romero Seguel

    © Inscripción Nº 2024-1053

    Derechos reservados

    Enero 2024

    ISBN 978-956-14-3239-0

    ISBN digital 978-956-14-3243-7

    Diseño:

    Salvador Verdejo Vicencio | versión productora gráfica SpA

    CIP – Pontificia Universidad Católica de Chile

    Romero Seguel, Alejandro, autor.

    Los presupuestos procesales relativos al procedimiento / Alejandro Romero Seguel. – Segunda edición.

    Incluye bibliografía.

    I. t.

    II. Curso de derecho procesal civil; t.3.

    1. Derecho procesal civil - Chile.

    2. Procedimiento civil - Chile.

    3. Derecho procesal civil - Enseñanza.

    2024 347.8305 + DDC23 RDA

    La reproducción total o parcial de esta obra está prohibida por ley. Gracias por comprar una edición autorizada de este libro y respetar el derecho de autor.

    Diagramación digital: ebooks Patagonia

    www.ebookspatagonia.com

    info@ebookspatagonia.com

    ÍNDICE

    PRESENTACIÓN DE LA SEGUNDA EDICIÓN

    Libro III. Los presupuestos procesales relativos al procedimiento

    Capítulo I. El proceso como instrumento de la función jurisdiccional

    1. Explicación general

    2. Delimitación jurídica del proceso

    3. Las teorías contractualitas y cuasicontractualistas

    4. Las teorías procesales sobre la naturaleza del proceso

    4.1. El proceso como una relación jurídica

    4.2. El proceso como una situación jurídica

    4.3. El proceso como institución jurídica

    5. Derechos subjetivos, deberes y cargas

    6. Los deberes y poderes del juez en la relación procesal

    6.1. Explicación general

    6.2. La discrecionalidad judicial

    Capítulo II. Debido proceso Principios informativos y reglas técnicas

    1. Explicación general

    2. El principio de la bilateralidad

    2.1. Contenido básico

    2.2. Situaciones que comprometen la bilateralidad

    3. El principio de la igualdad procesal

    3.1. Contenido esencial

    3.2. Medidas para garantizar la igualdad procesal

    3.3. Los privilegios procesales

    4. El principio dispositivo

    4.1. Explicación general

    4.2. Proyecciones del principio dispositivo

    4.3. La voluntad de las partes en el proceso

    4.4. Excepciones al principio dispositivo

    5. El principio de buena fe procesal

    5.1. Explicación teórica

    5.2. La protección de la buena fe procesal

    6. El principio de preclusión procesal

    6.1. Explicación general

    6.2. Reconocimiento jurisprudencial

    7. El principio de eventualidad

    8. El principio de economía procesal

    9. El principio de inmediación procesal

    10. El principio de publicidad

    Capítulo III. El presupuesto procesal de la aptitud formal de la demanda

    1. La demanda como acto procesal

    2. Requisitos formales de la demanda

    2.1. Explicación de la descripción de los hechos desde la teoría del

    discurso

    2.2. La justificación jurídica de la demanda

    2.3. El principio del iura novt curiae

    2.4. El petitorio de la demanda

    2.5. Requisitos adjetivos de la demanda

    3. La admisibilidad de la demanda

    4. Defectos de que puede adolecer una demanda y los instrumentos para su control

    5. La prohibición de modificación de la demanda

    6. El retiro y desistimiento de la demanda

    7. Contenido del derecho de defensa del demandado. Remisión

    8. Gestiones preparatorias prejudiciales para que la demanda sea eficaz

    8.1. Las medidas prejudiciales o preliminares

    8.2. Características de las medidas prejudiciales

    8.3. Sistematización general de las medidas

    8.3.1. Las medidas prejudiciales preparatorias

    8.3.2. Las medidas prejudiciales probatorias

    8.4. Algunos problemas de la exhibición de documentos

    8.5. Aspectos procesales de las medidas prejudiciales

    Capítulo IV. La acumulación inicial de acciones

    1. Explicación preliminar

    2. La demanda y acumulación inicial de acciones

    2.1. La pluralidad de acciones

    2.2. La incompatibilidad entre las acciones

    2.3. Que todas las acciones se tramiten en un mismo procedimiento

    3. Efectos de la acumulación inicial simple

    4. La desacumulación de acciones

    5. La acumulación inicial condicional de acciones

    5.1. Descripción general

    5.2. La acumulación eventual de acciones

    5.2.1. Delimitación de la figura

    5.2.2. Utilidad práctica

    5.2.3. Límites de la acumulación eventual

    5.2.4. Acumulación eventual y litisconsorcio voluntario

    5.2.5. Aceptación jurisprudencial

    5.2.6. Efectos procesales de la acumulación eventual

    5.2.7. Acumulación eventual y congruencia

    5.3. La acumulación sucesiva o accesoria

    5.3.1. Explicación general

    5.3.2. Requisitos y efectos de la acumulación sucesiva

    5.3.3. Acumulación sucesiva y litisconsorcio sucesivo

    5.4. La acumulación alternativa de acciones

    5.4.1. Descripción de la institución

    5.4.2. Acumulación alternativa y litisconsorcio

    5.5. La indebida acumulación de acciones

    5.5.1. Delimitación del fenómeno

    5.5.2. El control de la indebida acumulación de acciones

    Capítulo V. El emplazamiento legal del demanado como presupuesto procesal

    1. El emplazamiento legal del demandado

    2. Garantías procesales para practicar el emplazamiento

    3. La litispendencia

    3.1. Sistemas de producción de este estado

    3.2. Efectos de la litispendencia

    3.3. Efectos materiales y procesales de la litispendencia

    3.4. Efectos internos de la litispendencia

    3.4.1. Efectos excluyentes de la litispendencia por identidad o por conexión

    3.4.2. La vis atractiva entre procesos conexos o idénticos

    4. Prejudicialidad civil y litispendencia

    5. La rebeldía del demandado

    5.1. Explicación general

    5.2. La tutela de los derechos del rebelde

    Capítulo VI. La adecuación del procedimiento a la acción que es objeto del proceso

    1. Explicación general

    2. Clasificación de los procedimientos

    3. Proceso de declaración y ejecutivos

    4. La cuantía del litigio como factor de determinación del procedimiento

    5. La especial protección para un determinado derecho o materia por su relevancia económica o social

    6. La creación de estatutos de privilegio para un determinado grupo de justiciables

    6.1. El Estado como parte

    6.2. Los Minusválidos

    6.3. Protección de personas con capacidad disminuida

    6.4. Los arrendatarios

    6.5. La protección de los pueblos originarios

    6.5.1. Marco normativo

    6.5.2. Soluciones particulares

    7. Procesos singulares, universales y colectivos

    7.1. Descripción general

    7.2. El juicio de partición de bienes

    7.3. La protección de los consumidores como grupo

    8. Procedimientos de lato conocimiento, sumarios y sumarísimos

    9. El procedimiento sumario

    9.1. Antecedentes históricos

    9.2. El juicio sumario ordinario o de aplicación general

    9.2.1. Características del juicio sumario

    9.2.2. Tramitación del juicio sumario

    9.2.3. La prueba en el juicio sumario

    9.2.4. Otras cuestiones en la tramitación del juicio sumario

    10. El juicio de cuentas

    10.1. Explicación general

    10.2. La legitimación

    10.3. Contenido del derecho de defensa del legitimado pasivo a rendir la cuenta

    11. La tutela diferenciada del derecho

    11.1. Los acuerdos extrajudiciales en libre competencia, como medida cautelar autónoma

    11.2. Los procesos monitorios

    Capítulo VII. El presupuesto procesal del agotamiento de la vía administrativa previa

    1. Explicación preliminar

    2. Su admisión en nuestro sistema

    Bibliografía

    PRESENTACIÓN DE LA SEGUNDA EDICIÓN

    En este tercer tomo del Curso de Derecho Procesal Civil se examinan los presupuestos procesales relativos al procedimiento.

    Según la sistematización propuesta, esto comprende el estudio de las siguientes materias: la aptitud formal de la demanda; el emplazamiento legal del demandado; la adecuación del procedimiento a la acción objeto del proceso, y el agotamiento de la vía administrativa previa.

    Desde que este tercer tomo del Curso de Derecho Procesal Civil se publicó por primera vez, en el año 2015, han transcurrido ocho años. El objetivo general de la obra sigue siendo el mismo: contar con una exposición que permita explicar las instituciones clásicas del proceso civil. Sus destinatarios naturales siguen siendo los estudiantes de Derecho.

    Como corresponde a una nueva edición, se han actualizado los cambios legales que afectan a los temas aquí abordados y también se han ampliado el aparato bibliográfico y la jurisprudencia. De igual forma, se han realizado algunos cambios y complementos que eran necesarios para mejorar la exposición, incluyendo algunos tópicos que no estaban en la edición anterior.

    Agradezco a Ediciones UC la calurosa acogida para presentar esta segunda edición ampliada y actualizada.

    Santiago, 19 de marzo de 2023

    LIBRO III

    LOS PRESUPUESTOS PROCESALES RELATIVOS AL PROCEDIMIENTO

    CAPÍTULO I

    EL PROCESO COMO INSTRUMENTO

    DE LA FUNCIÓN JURISDICCIONAL

    1. EXPLICACIÓN GENERAL

    La expresión proceso deriva del latín processus, que significa acción de ir hacia adelante; serie de acciones. Genéricamente considerada, la voz proceso alude al aspecto dinámico de varios fenómenos: proceso químico, proceso biológico, proceso de repetición, entre otras manifestaciones.

    En el ámbito jurídico, la denominación proceso es herencia del derecho canónico y se refiere al instrumento que utiliza la función jurisdiccional para actuar declarando el derecho¹. Es sinónimo de la misma actividad la expresión enjuiciamiento, que significa instruir, juzgar o sentenciar una causa; sujetar a alguien a juicio. No es una simple coincidencia que la expresión juicio (del latín iudicium) se defina originariamente como una facultad del alma, por la cual el hombre puede distinguir el bien del mal y lo verdadero de lo falso; dicha actividad, en el campo jurídico es el conocimiento de una causa, en la cual el juez ha de pronunciar la sentencia, conforme a derecho.

    El análisis del proceso se puede realizar considerando aspectos tales como su naturaleza jurídica, los sujetos que intervienen en él como partes, terceros o jueces; las cargas, derechos y obligaciones que genera; el objeto del proceso, según la controversia que se va a resolver (civil, penal, constitucional, laboral, administrativa, etc.); los actos procesales y su eficacia o ineficacia; las actuaciones judiciales y su forma de sustanciación; los efectos de las resoluciones judiciales; los medios de impugnación, entre

    otros temas.

    2. DELIMITACIÓN JURÍDICA DEL PROCESO

    Desde la Escuela de Bolonia, en la clásica definición de Búlgaro, el juicio o proceso ha sido definido como un acto entre tres personas (est actus trium personarum). Hay siempre dos partes que comparecen frente a un tercero imparcial para la resolución de sus conflictos.

    En la difundida prolusión de Bolonia, leída por Chiovenda el 3 de febrero de 1903, se sintetiza magistralmente este tema, señalando que "exteriormente considerado, el proceso civil se nos presenta como una serie de actos de las partes o de los órganos jurisdiccionales o de terceras personas, que se realizan en un determinado orden, en ciertos términos y modos (procedimiento en sentido estricto, formas procesales). Más íntimamente considerado, el mismo se presenta como una relación jurídica, cuando menos como una manifestación especial de la relación que tiene lugar entre el juez y el Estado que lo destina al oficio de administrar la justicia; en virtud de este oficio el juez debe, concurriendo determinadas condiciones (presupuestos procesales), proveer sobre las demandas de las partes, aceptándolas o rechazándolas. Finalmente, contemplado todavía más a fondo, el proceso civil es el medio con el cual, aplicando la ley, se acuerda la tutela jurídica a una de las dos partes"².

    Para Couture (1904-1956)³, el proceso judicial es la secuencia o serie de actos que se desenvuelven progresivamente, con el objeto de resolver, mediante un juicio de la autoridad, el conflicto sometido a su decisión⁴.

    Aunque el proceso conceptualmente es uno solo, el legislador proyecta esta institución en un conjunto de formalidades conocida comúnmente como procedimiento.

    Esta realidad que denominamos proceso ha recibido diversas explicaciones acerca de su naturaleza jurídica. Como se podrá apreciar, se trata de propuestas que han intentado clarificar los rasgos definitorios de este instrumento previsto para la tutela judicial del derecho.

    La utilidad práctica que tiene dilucidar cuál es la esencia del proceso contribuye, entre otras materias, a determinar qué normativa se debe aplicar cuando una ley no da respuestas ante un determinado problema procesal; a definir los elementos propios de las ineficacias jurídicas en el ámbito procesal; a establecer las características de un acto procesal, evitando que sea confundido con otras instituciones jurídicas⁵.

    3. LAS TEORÍAS CONTRACTUALITAS

    Y CUASICONTRACTUALISTAS

    Las explicaciones del proceso como un contrato se deben principalmente a autores del siglo XVIII y XIX. Se trata de intentos surgidos fundamentalmente en torno al estudio de la figura de la litis contestatio del derecho romano. Para esta orientación, el proceso debería su existencia a un acuerdo entre las partes, tendiente a someter al juez la solución de sus conflictos⁶.

    En la actualidad estas disquisiciones no resultan satisfactorias, simplemente porque en un proceso civil el demandado o futuro demandado queda sometido a la actividad jurisdiccional sin necesidad de asentir (art. 39 CPC). En el proceso penal, la calidad de imputado se adquiere desde la primera actuación del procedimiento, también con prescindencia del consentimiento de la persona investigada (art. 7° CPP).

    Por su parte, el contrato o convención es un acto por el cual una persona se obliga para con otra a dar, hacer o no hacer alguna cosa (art. 1438 CC). Esa descripción no se ajusta a la realidad del proceso, que es un instrumento jurídico para resolver un conflicto entre partes, cuando no se ha cumplido espontáneamente el derecho o es necesaria la intervención de la jurisdicción para modificar o extinguir un estado jurídico.

    Frente a la insuficiencia de la explicación contractual, la doctrina acudió a la figura del cuasicontrato, para intentar descifrar la naturaleza jurídica del proceso. Tampoco esta propuesta logró su objetivo, básicamente, por las objeciones formuladas a esa fuente de las obligaciones, como una institución residual y sin base científica. En nuestra realidad esta crítica se refuerza por el hecho de que el Código Civil no contempló este cuasicontrato al reglamentar las figuras que generan obligaciones que se contraen sin convención y que nacen o de la ley o del hecho voluntario de las partes (art. 2284 CC)⁷.

    4. LAS TEORÍAS PROCESALES SOBRE LA NATURALEZA

    DEL PROCESO

    4.1. El proceso como una relación jurídica

    La formulación de la teoría del proceso como una relación jurídica se atribuye tradicionalmente a Oskar von Bulow, en la monografía publicada en 1868 con el título de La teoría de las excepciones procesales y los presupuestos procesales. En ese trabajo se contiene la siguiente afirmación: Nunca se ha dudado que el derecho procesal civil determina las facultades y los deberes que ponen en mutua vinculación a las partes y al tribunal. Pero, de esa manera, se ha afirmado, también, que el proceso es una relación de derechos y obligaciones recíprocos, es decir, una relación jurídica⁸. A partir de esa propuesta se suscitarían otras reacciones teóricas, encaminadas a discutir y profundizar sobre el contenido de la relación procesal.

    Aunque el debate sobre el alcance que tiene esta relación jurídica no es pacífico, el resultado ha sido proclamar la autonomía del derecho procesal.

    Prescindiendo del examen particular de las tesis de los diversos autores, los rasgos más relevantes del proceso como una relación jurídica, con proyección práctica en nuestro sistema procesal, son los siguientes⁹:

    1°) El proceso genera una relación autónoma, que nace y se desarrolla con independencia de la relación de derecho material o sustantivo que forma parte del objeto del proceso. Los requisitos de existencia y de validez de esta relación se vinculan con los denominados presupuestos procesales y las condiciones legales de un conjunto de actos y actuaciones procesales que conforman esta realidad que designamos comúnmente como proceso (art. 29 CPC).

    El carácter autónomo de la relación procesal ha sido reconocido por la Corte de Apelaciones de Santiago, en la sentencia de 6 de mayo de 1983, al señalar: 3° Que en todo proceso se distinguen con claridad dos tipos de relaciones jurídicas. La primera es procesal y liga a las partes con el tribunal, con el objeto de que el proceso cumpla con sus fines, y la segunda, sustancial o material, pues dice relación con el derecho de fondo que invoca el actor en su demanda en contra del demandado.

    La relación procesal se vicia por el fallo de los presupuestos procesales, como la jurisdicción, competencia absoluta, capacidad procesal o por algún defecto que anule el procedimiento, pero no sufre daño por algún vicio que pudiere tener la relación jurídica sustancial, que es autónoma de la primera¹⁰.

    La independencia de la relación procesal, por su parte, justifica la existencia de un régimen propio para la ejecución de los actos procesales, su impugnación y declaración de ineficacia. Sintetizan muy bien esta idea la sentencia de la Corte Suprema, de 15 de noviembre de 1912, al señalar que no hay disposición legal que permita anular un juicio, cualquiera que sea su naturaleza, por medio de otro juicio ordinario; lo juicios carecerían de objeto y no llenarían sus propósitos si se pudieran revisar en un juicio posterior¹¹.

    Por otro lado, el rasgo que se viene comentando no significa que el inicio de la relación procesal no tenga consecuencias en el derecho de fondo discutido en el proceso. Tal como se explicará al estudiar el presupuesto del emplazamiento, el estado de litispendencia produce una serie de efectos materiales y procesales que obliga a determinar desde cuándo existe esta relación procesal.

    2°) Es una relación compleja, que abarca un conjunto indefinido de derechos, obligaciones y cargas procesales para el juez, las partes y los terceros que intervengan en ella¹². Para el juez surge la obligación de dar curso al respectivo procedimiento, resolviendo las peticiones de las partes, recibiendo las pruebas, dictando las resoluciones de trámite y la sentencia sobre el fondo (art. 319 COT). Las partes ejercen sus derechos, aprovechan las cargas procesales y cumplen con los deberes que la ley les impone en las diversas etapas de la relación procesal.

    La mayor o menor complejidad que puede tener la relación procesal depende de la concurrencia de una serie de hechos. A modo de referencia, si varios demandan o son demandados en forma conjunta, surge un litisconsorcio que promueve una problemática en relación a la competencia, a la suscripción de equivalentes jurisdiccionales, a la eventual designación de procurador común, a la forma como se produce el abandono del procedimiento, por señalar los temas más recurrentes. El hecho de la muerte puede generar una sucesión procesal o cambio de partes. La negligencia de una parte al solicitar las diligencias de prueba puede llevar a un resultado desfavorable.

    3°) Es una relación dinámica, que se desenvuelve según el orden establecido por la ley en distintas instancias o grados jurisdiccionales (arts. 188 y 110 COT). Normalmente su inicio se produce mediante el ejercicio del derecho de acción, pero también puede estar precedida de actuaciones prejudiciales preparatorias del futuro juicio, de medidas anticipatorias de pruebas o de la protección prejudicial cautelar.

    La expresión instancia, en la clásica definición de Casarino, es cada uno de los grados jurisdiccionales que la ley establece a fin de que los tribunales puedan conocer y fallar los negocios sometidos a su decisión, con la facultad soberana para pronunciarse sobre todas las cuestiones de hecho y de derecho que en ellos sea plantean¹³.

    La instancia no se debe confundir con otras formas de conocimiento que realizan los jueces y tribunales, limitando su actividad decisoria a una revisión jurídica del asunto. Lo anterior ocurre, entre otros, con el recurso de casación en el fondo, donde la Corte Suprema examina si la sentencia se ha dictado con un error de derecho que ha influido en lo dispositivo del fallo (art. 785 CPC)¹⁴.

    4°) Es fundamentalmente una relación de derecho público.

    4.2. El proceso como una situación jurídica

    La teoría del proceso como una situación jurídica se debe al procesalista alemán James Goldschmidt (1874-1940)¹⁵. La propuesta original consta en su monografía de 1925, titulada El proceso como situación jurídica, la que luego aplicaría específicamente al proceso civil en su obra clásica, Derecho procesal civil (cuya primera edición es de 1929, y la segunda, de 1932).

    Conforme a la explicación de este autor, "puede concebirse el Derecho como un conjunto de imperativos que han de seguir los sometidos a las reglas jurídicas, pero también como una serie de normas que han de ser aplicadas por el juez. Esta última concepción es la adecuada para el Derecho justicial y, por consiguiente, para el derecho procesal civil. Desde este punto de vista, las normas jurídicas constituyen, para los sometidos a ellas, las conminaciones de que el juez observará determinada conducta y, en último término, de que dictará una sentencia de determinado alcance. Los vínculos jurídicos que nacen de aquí entre las partes no son propiamente ‘relaciones jurídicas’ (consideración ‘estática’ del Derecho), esto es, no son facultades ni deberes en el sentido de poderes sobre imperativos o mandatos, sino ‘situaciones jurídicas’(consideración dinámica del Derecho), es decir, situaciones de expectativa, esperanzas de la conducta judicial que ha de producirse y, en último término, del fallo judicial futuro; en una palabra: expectativas, posibilidades y cargas. Solo aquellas son derechos en sentido procesal –el mismo derecho a la tutela jurídica (acción procesal) no es, desde este punto de vista, más que una expectativa jurídicamente fundada–, y las últimas –las cargas–, ‘imperativos del propio interés’, ocupan en el proceso el lugar de las obligaciones. La situación jurídica se diferencia de la relación jurídica no solo por su contenido, sino también porque depende, no de la ‘existencia’, sino de la ‘evidencia’ y muy especialmente de la prueba de sus presupuestos¹⁶.

    Como se puede apreciar, para Goldschmidt, el proceso no puede ser contemplado como una relación jurídica sino como una situación jurídica. Bajo este prisma, el proceso podría dar derechos a quien no los tiene y despojar a quien los tiene.

    Desde otro punto de vista, la propuesta del autor referido postula una particular concepción de los actos procesales. En su enfoque, estos no vienen concebidos como la expresión del ejercicio de un derecho u obligación procesal; las partes no ostentan un derecho, sino meras posibilidades o chances, de cuyo aprovechamiento, mediante la realización del acto procesal correspondiente, la parte obtiene una ventaja procesal respecto de su contraria, que podría llevar a obtener un triunfo judicial. Lo anterior significa que un juicio se puede ganar por aplicación de reglas procesales, que podría llevar a que obtenga protección jurídica alguien que obtuvo situación de ventaja (por ejemplo, una sentencia errónea que es impugnada fuera de plazo no podrá ser enmendada y quedará firme por el simple hecho de haberse presentado el recurso fuera de plazo).

    Se debe reconocer que la visión goldschmidtiana es de un crudo realismo, atendido que permite explicar las vicisitudes que surgen en la tramitación de un proceso; cualquier litigante puede dar cuenta de las consecuencias que acarrea la falta de ejercicio oportuno o la ejecución incorrecta de los actos procesales, inclinando el resultado del proceso a favor de su contraparte¹⁷.

    La propuesta de Goldschmidt se ve reflejada cuando la ley asigna a determinados actos procesales consecuencias desfavorables por una simple omisión o una ejecución imperfecta. A modo ilustrativo, esto se puede presentar cuando una de las partes no concurre a la segunda citación en la confesión judicial provocada (art. 394 CPC).

    Dentro de las críticas formuladas a esta tesis, la más recurrente es la sobrevaloración que hace de los actos procesales. Concretamente, se le objeta que la pérdida de una determinada posibilidad o chance procesal no logra siempre el efecto que le atribuye Goldschmidt¹⁸. Aunque en principio, mediando petición de parte, se debe dictar una resolución que tenga por confeso al que no concurrió (y perdió la chance de negar los hechos que estén categóricamente afirmado en el pliego de posiciones), el efecto desfavorable no siempre se produce. Conforme a las reglas de ponderación de la prueba, cuando sobre los hechos controvertidos hay dos o más pruebas contradictorias, el juez puede elegir la que crea más conforme con la verdad (art. 428 CPC).

    Dentro de las aportaciones de Goldschmidt, una de las más reconocidas es el concepto de carga, categoría jurídica que ha sido incorporada para otros análisis y solución de otros problemas en otras ramas del derecho, conforme se explica más adelante¹⁹.

    4.3. El proceso como institución jurídica

    Un sector de la doctrina ha intentado explicar la naturaleza del proceso como una institución.

    Se trata de una propuesta con una multiplicidad de opiniones acerca de lo que es jurídicamente una institución. En palabras de Santi Romano (1875-1947)²⁰, la institución es una manifestación de la naturaleza social y no puramente individual del hombre.

    Ahora, la simple referencia al proceso como una institución no pasa de ser un concepto indeterminado, que no entrega herramientas técnicas para solucionar los problemas procesales con la claridad que admite la doctrina de la relación jurídica.

    5. DERECHOS SUBJETIVOS, DEBERES Y CARGAS

    La solución de un conflicto mediante el proceso supone siempre el ejercicio de derechos subjetivos, el cumplimiento de deberes y la observancia de cargas.

    – El derecho subjetivo es un concepto central en torno al cual se articula el sistema jurídico, vinculado al poder que se ejerce sobre algo o por alguien. Ahora, los que se ejercen en el ámbito del proceso tienen su origen en las distintas fuentes que conforman el derecho procesal. Unos tienen reconocimiento constitucional (como el derecho de acción, el derecho al juez natural, etc.); otros, en su mayor parte, son sancionados por el legislador, sin perjuicio del sustento que pueden tener en otras fuentes del derecho procesal, como los autos acordados, la práctica forense y la misma jurisprudencia.

    – Los deberes se refieren a situaciones donde una parte puede exigir a la contraparte o a un tercero una determinada prestación jurídica en la relación procesal. En explicación de Couture, los deberes son aquellos imperativos jurídicos establecidos a favor de una adecuada realización del proceso. No miran tanto el interés individual de los litigantes, como el interés de la comunidad²¹.

    – Las cargas procesales conforman una categoría especial, mediante la cual un sujeto debe soportar los efectos jurídicos desfavorables por la no realización de una determinada actuación o por no ejercitar un derecho en el proceso. En la clásica definición de Goldschmidt, las cargas son imperativos del propio interés²².

    Como lo expone Montero Aroca, todo proceso civil, entendido como garantía de los derechos subjetivos de los ciudadanos, descansa sobre la concepción de que los actos procesales no se conciben para las partes como obligatorios, sino como potestades, en el sentido de que a su realización se vinculan consecuencias beneficiosas para la parte que los hace y a su no realización se adscriben consecuencias perjudiciales²³. Por ejemplo, la parte no tiene el deber de presentar testigos, pero si no lo hace se verá privado de utilizar ese medio de prueba, con las consecuencias desfavorables que ello le puede acarrear; nuestro proceso civil no impone el deber de contestar la demanda, pero al no hacerlo se pierde la oportunidad de reconvenir (si el procedimiento lo admitía).

    En muchas situaciones no es tan fácil delimitar con precisión la naturaleza que puede tener un determinado acto en el proceso. A modo de ejemplo, esto se da con la petición de exhibición de documentos que están en poder de la contraparte o de terceros que no son parte en el juicio. La procedencia de la exhibición documental depende de si en el procedimiento respectivo acoge la regla nemo tenetur edere contra se, en virtud de la cual se postula que nadie puede ser compelido a suministrar pruebas en su contra, favoreciendo a su contraparte. Volveremos sobre este tema al examinar las medidas prejudiciales preparatorias²⁴.

    En la práctica, los abogados deben definir la estrategia de defensa de sus representados, considerando los efectos jurídicos que están aparejados al ejercicio de los derechos subjetivos, de los deberes y de las cargas procesales, dentro del desarrollo dinámico que tiene la relación procesal.

    6. LOS DEBERES Y PODERES DEL JUEZ EN LA RELACIÓN PROCESAL

    6.1. Explicación general

    En el desenvolvimiento de la relación procesal los jueces tienen una función insustituible. A este tercero imparcial le compete resolver sobre la procedencia o improcedencia de los derechos subjetivos, deberes y cargas que se ejercen por las partes.

    Para lograr lo anterior, la ley prevé un estatuto administrativo que reconoce a los jueces un conjunto de derechos, deberes y obligaciones en su condición de funcionario público. En un panorama general, esta normativa define los requisitos y las calidades en que pueden ser nombrados los jueces (titulares, suplentes, interinos); señala las inhabilidades e incompatibilidades

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