La luz es una manifestación de energía compuesta por radiaciones
electromagnéticas capaces de afectar al órgano visual.
Es importante conocer las propiedades controlables de la luz, ya que su
adecuado manejo dentro de una obra permitirá que la iluminación forme parte de un conjunto armónico dentro del resto de la propuesta escénica.
Estas propiedades controlables son: dirección, cantidad de luz y color.
Dirección: Depende del lugar donde se coloque el foco de luz y de cómo se
decida orientarlo. Esta decisión depende de lo que se quiera mostrar y de la sensación que se busca provocar en el espectador. En la representación de la obra “Así no, Argentina” se utiliza esta propiedad en algunos momentos de la misma, por ejemplo: Al comienzo cuando aparece Argentina bailando sola con fondo de cumbia o cuarteto se ilumina el cenital de uno de los extremos, centrando la atención en este personaje. En otra escena, cuando aparece por primera vez el personaje del verdulero, se iluminará al mismo a partir de un lateral bajo o calle.
Otro momento, se caracteriza por la iluminación total del escenario, cuando
entra el vasco nuevamente cantando contento un tema en español.
Cantidad de luz: Es posible controlar la cantidad de luz que llega a un
escenario de varias maneras. Por un lado mediante la utilización de mayor o menor número de proyectores, y por otro jugando con la intensidad lumínica de cada uno de ellos. Por ejemplo: Cuando aparece el personaje “Educación”, se da un diálogo con los personajes Argentina, observadora y salud, se encienden los cenitales centrando el énfasis en los personajes, ya que en la misma escena también aparecen soldados abatidos como en un segundo plano.
Color: La elección del color va a estar determinada por las tonalidades
empleadas en la escenografía y el vestuario, y por la propuesta dramática. Por ejemplo en la obra “Así no, Argentina”: llegando al final de la misma se representa al baile característico de Argentina: El tango. Se ilumina con colores rojo y azul, creando un ambiente acorde a la danza. También es importante conocer los objetivos de la iluminación, ya que combinando adecuadamente los objetivos de la iluminación conseguiremos que la luz tenga una determinada personalidad, y que cumpla aquello para lo que ha sido destinada, haciendo llegar al público las sensaciones para la que ha sido creada. Para cumplir con estos objetivos se hará uso de todas las propiedades controlables de la luz.
Podemos diferenciar, entonces, cuatro objetivos de la iluminación:
Iluminar: Lo primero que debe hacer la luz dentro de un escenario es
alumbrarlo, en contraposición al término alumbrar. Dependiendo de los géneros, se atenderá especialmente a aquellos elementos que demanden más fuerza expresiva. Por ejemplo: cuando en el comienzo de la obra “Así no, Argentina”, el personaje Argentina bosteza demostrando sueño, cansancio, se ilumina al personaje haciendo foco en su rostro para resaltar su expresión.
Dimensionar y modelar:
Seleccionar: Se caracteriza por distintas intensidades y direcciones de la
luz en diferentes zonas del escenario. Por ejemplo en la obra “Así no, Argentina”: en el momento en que aparece un nuevo personaje: “el turco”, la iluminación se centra sólo en él, focalizando la atención en el mismo.
Crear atmósferas y ambientes: La luz permitirá sugerir la sensación de día
o noche, de frío o calor, de espacio cerrado o abierto, etc. En la creación de las mismas intervienen todas las propiedades controlables de la luz (dirección, cantidad y color). Por ejemplo en la obra “Así no, Argentina”: en el momento en que representan el Tango se crea una atmósfera acorde a la misma.