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Entonces, el “hombre con dignidad plena sería pues aquel en el que son
evidentes la capacidad de disfrute de sus derechos y el desenvolvimiento
total de sus potencialidades como persona”[8]; es decir, para el Tribunal,
promover la dignidad del hombre sería equivalente a proveerle las
condiciones mínimas necesarias para que despliegue su plan de vida (aquí
se evidencia el punto de contacto con nuestra postura). En suma, es esta
capacidad de autodeterminación de un plan de vida, que está
intrínsecamente ligada a la voluntad y la libertad, la que determina que la
vida sea valorada en sentido humano.
Las tensiones frente a la problemática del aborto son múltiples, y los aspectos que se deben
analizar recogen miradas antropológicas, filosóficas, de salud, políticas, de derechos humanos
y jurídicos, entre otros. Las mismas requieren realmente un estudio a fondo, plural pero no
neutral; plural, pero que acepte las posturas del respeto a la vida, porque las voces de respeto
a la persona humana en la sociedad actual son interpretadas como dogmáticas y
fundamentalistas; el pluralismo se agota hasta cuando tienen que oír al otro. El diálogo debe
ser razonado, que involucre a todos los actores, que permita buscar otras soluciones que a
conciencia comprometan a la sociedad y estén acordes con la dignidad humana, aún intangible
para muchos en esas circunstancias.
También lo refirma cuando dice: “Si el ser persona fuera un estado, podría surgir poco a poco.
Pero si es persona es alguien que pasa por diferentes estados, entonces los supone todos”. [...]
“El ser personal no es resultado de un desarrollo, sino la estructura característica de un
desarrollo”(3).
Algunos hombres de ciencia ponen en duda que desde la concepción se tenga la noción de
embrión, para algunos a partir del día catorce, cuando se ha formado la cresta neuronal. En
muchos países con esta premisa y con un término errado y lejos de la embriología, los políticos
en jaque acuñaron el término de preembrión; de esta manera salvaguardaban la polémica
generada por las implicaciones éticas que trae el aborto y la manipulación de embriones. De
esta forma se usan desparpajadamente y sin bases científicas los términos, para favorecer los
intereses de una ciencia e investigación mal entendidas, donde prima la avidez científica, no
importa que se lleven por delante vidas humanas.
Otros puntos
En el debate del aborto, otro de los puntos que se argumentan a su favor es la autonomía que
tiene la mujer sobre su cuerpo. Solo diré, por lo pronto, que es debatible desde concepciones
antropológicas: la autonomía no podrá ir en contra de su propia vida, ni de la otra, que lleva en
este caso en su seno materno. Ese otro tiene su propia dignidad y derecho a una existencia.
Bien se dice que la autonomía es el señorío de la razón, esa es su verdadera dimensión. Una
razón respetuosa de la vida.
Así mismo, con frecuencia se esgrimen argumentos en casos límites para defender el aborto; la
mayoría se basan en fetos con grandes malformaciones, que normalmente no llegan a término
durante la evolución del embarazo, o que pueden morir dentro de las primeras horas después
de su nacimiento. En estos casos se pone a prueba el compromiso con el otro y la solidaridad
en su fragilidad extrema, para acogerlo el tiempo necesario dentro de los límites que tiene la
vida y bajo una atención médica razonable y en contra de cualquier intervención fútil. Es acá
donde se pone a prueba el sentido más profundo de nuestra humanidad. Pero no solo de casos
extremos se habla, se pretende con el aborto, a su vez, poner fin a vidas humanas que tengan
cualquier discapacidad generada por otras enfermedades, de manera totalmente
discriminatoria de la persona humana.
Las razones sociales de violación, pobreza, condiciones de vida infrahumanas, están muy
distantes de que sea justo y razonable pretender solucionarlas por la vía del aborto. Es deber
del Estado repensar sus políticas, por ejemplo, de educación sexual, donde lo que se promueve
a la juventud es un concepto de sexualidad lejano al respeto a su propia dignidad, a su cuerpo,
a su unidad como persona, al valor que tiene una sexualidad bien entendida. El Estado, ante
las consecuencias de su política de educación sexual, a todas luces erradas, y ante los hechos
consumados, genera entonces, como solución, políticas mal llamadas de salud, con la
aprobación, por ejemplo, de la “píldora del día después”, o en este caso aceptando que por ser
un problema de salud pública, es necesario aprobar el aborto. Nada más lejano del verdadero
papel del Estado y de lo que debe ser la política en salud.
son los juristas, en parte, quienes tienen la decisión en sus manos. Se requiere un debate que
considere todas las posiciones, razonadas, estructuradas, sin falacias. Es crítica su
responsabilidad, pero esperamos que la decisión trascienda, para que permanezca el respeto
de la vida humana.
En una conferencia impartida en Acapulco por el Dr. Enrique Díaz Aranda, Investigador de la
UNAM y Doctor en Derecho Penal, sobre aborto y eutanasia, en la cual, estaba a favor de
ambas, decía que no se puede determinar el inicio de la vida humana aduciendo que para unos
era en el momento de la anidación en el útero, para otros que hasta los 3 meses, por tanto el
aborto antes de los 3 meses no sería un asesinato porque no se considera (la materia
abortada) ser humano hasta después de esta fecha y menciona que en vez de decir que hay
una vida humana es mejor decir que hay una posibilidad de vida. Tanto esta postura del Dr.
Díaz Aranda como la de tantos otros que están a favor del aborto que dicen que es, cuando
comienza a latir el corazón; cuando se corta el cordón umbilical; cuando hay un sistema
nervioso maduro y existe pleno uso de la razón, etc.; no son conscientes de que el avance
tecnológico actual de la ciencia ha demostrado que la vida humana comienza mucho antes de
las teorías apenas mencionadas. Hoy en día ya no existe duda de que el no nacido es un ser
humano; así lo declara la genética, la embriología, la inmunología, los estudios por ultrasonido,
etc.
El Profesor Jérome LeJeune Doctor en Medicina, Doctor en Ciencias, profesor de Genética
Fundamental en la Universidad de París durante 20 años, director de la Clínica Genética del
Hospital Pediátrico de París y descubridor de la causa genética del Síndrome de Down afirmó:
Cada uno de nosotros comienza a existir en un momento preciso en el que toda la información
genética necesaria y suficiente la recoge una sola célula, el óvulo fecundado; y éste es el
momento de la fecundación. No hay la menor duda de ello, y sabemos que esta información
está inscrita en un tipo de listón que llamamos DNA.
3. El sistema de plazos
La tercera conclusión a la que arriba la Corte es la que merece nuestro análisis. En ella, se
determina que ningún estado puede legítimamente prohibir el aborto por alguna razón ajena
al peligro por la salud de la madre durante los primeros seis meses de gestación. Una de las
razones esgrimidas por el juez Blackmun fue que este tiempo era suficiente como para que la
mujer reflexionara suficientemente acerca de la decisión de tener un hijo, pero tal vez el
argumento más fuerte fue que recién al fin de este término el sistema nervioso central de un
feto está desarrollado en medida suficiente como para permitir alguna forma de sensibilidad;
4. Reflexión final
Lo cierto es que en el Perú, hoy por hoy, el aborto constituye un problema social y de salud
pública. Por un lado, no existen políticas educativas suficientes como para que la ciudadanía
asuma la valoración negativa del aborto o prevengan embarazos no deseados; asimismo, la
normativa y la desigualdad social propician la discriminación: dado que el aborto es
clandestino y no tiene regulación estatal, las personas con mayor solvencia económica tienen
acceso a condiciones abortivas más seguras que a las que tienen acceso las personas más
pobres, quienes están más expuestas al peligro y, de tener que ser derivadas en consecuencia
a hospitales, son las únicas que son detectadas y procesadas. Paralelamente, el aborto
constituye la tercera causa de muerte materna en el Perú[15]. Dadas estas circunstancias
parece que la prohibición absoluta que promueven algunos únicamente perpetuará los
problemas antes que contribuir a solucionarlos.