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El hombre mediocre

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El hombre mediocre es un libro del sociólogo y médico italo-argentino José Ingenieros,
publicado en el año 1913. La obra trata sobre la naturaleza del hombre, oponiendo dos tipos
de personalidades: la del hombre mediocre y la del idealista, analizando las características
morales de cada uno, y las formas y papeles que estos tipos de hombres han adoptado en
la historia, la sociedad y la cultura.

Los tipos de hombres


José Ingenieros dice que "no hay hombres iguales", y los divide a su vez en tres tipos: El
hombre inferior, el hombre mediocre y el hombre superior; no arremete contra los dos
primeros, sino que describe a los tres y exalta al idealista.
El mediocre
El hombre mediocre es incapaz de usar su imaginación para concebir ideales que le
propongan un futuro por el cual luchar. De ahí que se vuelva sumiso a toda rutina, a los
prejuicios, a las domesticidades y así se vuelva parte de un rebaño o colectividad, cuyas
acciones o motivos no cuestiona, sino que sigue ciegamente. El mediocre es dócil, maleable,
ignorante, un ser vegetativo, carente de personalidad, contrario a la perfección, solidario y
cómplice de los intereses creados que lo hacen borrego del rebaño social. Vive según las
conveniencias y no logra aprender a amar. En su vida acomodaticia se vuelve vil y escéptico,
cobarde. Los mediocres no son genios, ni héroes, ni santos.
Un hombre mediocre no acepta ideas distintas a las que ya ha recibido por tradición (aquí se
ve en parte la idea positivista de la época, el hombre como receptor y continuador de la
herencia biológica), sin darse cuenta de que justamente las creencias son relativas a quien las
cree, pudiendo existir hombres con ideas totalmente contrarias al mismo tiempo. A su vez, el
hombre mediocre entra en una lucha contra el idealista por envidia, intenta opacar
desesperadamente toda acción noble, porque sabe que su existencia depende de que el
idealista nunca sea reconocido y de que no se ponga por encima de sí.
El hombre inferior
El hombre inferior es un animal bellaco y costeño. Su ineptitud para la imitación le impide
adaptarse al medio social en que vive; su personalidad no se desarrolla hasta el nivel
corriente, viviendo por debajo de la moral o de la cultura dominante, y en muchos casos fuera
de la legalidad. Esa insuficiente adaptación determina su incapacidad para pensar como los
demás y compartir las rutinas tan comunes que los demás, mediante la educación imitativa,
copian de las personas que los rodean para formarse una personalidad social adaptada.
El idealista
El idealista es un hombre capaz de usar su imaginación para concebir ideales legitimados sólo
por la experiencia y se propone seguir quimeras, ideales de perfección muy altos, en los
cuales pone su fe, para cambiar el pasado en favor del porvenir; por eso está en continuo
proceso de transformación, que se ajusta a las variaciones de la realidad. El idealista
contribuye con sus ideales a la evolución social, por ser original y único; se perfila como un
ser individualista que no se somete a dogmas morales ni sociales; consiguientemente, los
mediocres se le oponen. El idealista es soñador, entusiasta, culto, de personalidad diferente,
generoso, indisciplinado contra los dogmáticos. Como un ser afín a lo cualitativo, puede
distinguir entre lo mejor y lo peor; no entre el más y el menos, como lo haría el mediocre.

Influencias[editar]
El hombre mediocre tuvo gran influencia en la juventud argentina de su tiempo y en especial
en el movimiento de la Reforma Universitaria iniciado en 1918.
Algunas de sus categorías fueron tomadas y reformuladas dos décadas después, por
el español José Ortega y Gasset, para construir su conocida antinomia entre el hombre-masay
el hombre-noble, realizada en su libro "La rebelión de las masas".

Frases[editar]
Éstas son algunas frases del capítulo primero del libro:

 "Hay cierta hora en que el "pastor" ingenuo se asombra ante la "naturaleza" que lo
envuelve".
 "La inmensa masa de los hombres piensa con la cabeza del pastor; no entendería el
idioma de quien le explicara algún misterio del universo o de la vida, la evolución eterna
de todo lo conocido, la posibilidad de perfeccionamiento humano en la continúa
adaptación del hombre a la naturaleza".
 ""Indiferentes" ha llamado Ribot a los que viven sin que se advierta su existencia. La
sociedad quiere y piensa por ellos. No tienen voz sino eco"
 "Nuestra vida no es digna de ser vivida sino cuando la ennoblece algún ideal."
 "Producto de la costumbre, desprovisto de fantasía, ornado por todas las virtudes de la
mediocridad, llevando una vida honesta gracias a la moderación de sus exigencias,
perezoso en sus concepciones intelectuales, sobrellevando con paciencia conmovedora
todo el fardo de prejuicios que heredó de sus antepasados"
 "El hombre mediocre es una sombra proyectada por la sociedad"
 "Sin la sombra ignoraríamos el valor de la luz"
 "Todos los enemigos de la diferenciación vienen a serlo del progreso; es natural, por
ende, que consideren la originalidad como un defecto imperdonable".
 "Pues la civilización sería inexplicable en una raza constituida por hombres sin iniciativa".
 "El mediocre no inventa nada, no crea, no empuja, no rompe, no engendra; pero, en
cambio, custodia celosamente la armazón de automatismos y prejuicios y dogmas
acumulados durante siglos, defendiendo ese capital común contra la asechanza de los
inadaptables."
 "Lo que ayer fue ideal contra una rutina, será mañana rutina, a su vez, contra otro ideal".
 "En todos los tiempos y lugares el que expresa su verdad en voz alta, como la cree,
lealmente, causa inquietud entre los que viven a la sombra de intereses creados".
 "La rutina es el hábito de renunciar a pensar".

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