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Mostacero, Rudy
Oralidad, escritura y escrituralidad
Sapiens. Revista Universitaria de Investigación, vol. 5, núm. 1, junio, 2004, pp. 53-75
Universidad Pedagógica Experimental Libertador
Caracas, Venezuela
RESUMEN
El propósito de este artículo es el de presentar algunas reflexiones en tor-
no a la producción textual humana, actividad semiótica que relaciona el
aprendizaje de la primera oralidad y la proyección de ésta en todos los
usos de la lengua, de igual modo, la utilización de las más variadas tecno-
logías de la palabra y de la imagen, esto es, la escritura y la cultura de la
escritura. Pero esto no es más que un pre-texto para poder explicar cuáles
son los dos grandes constructos de la producción textual humana: la
oralidad y la escrituralidad, conceptos necesarios para replantear la vieja
relación entre oralidad y escritura, por una parte, y entre escritura y
textualidad, por otra. El interés que pueda tener este conjunto de investi-
gaciones, en el contexto de la lingüística y de la semiótica, es condición
previa para llegar a entender mejor los límites entre pictografiar, grafizar,
textualizar y digitalizar, los cuales son necesarios, asimismo, para com-
prender la evolución de las “tecnologías de la palabra” (en el sentido de
Ong 1987), y para estudiar mejor la tipología de textos y discursos.
Palabras clave: Oralidad, escrituralidad, categorías de la textualidad,
continuum cultural.
ABSTRACT
ORAL USAGE, WRITING AND ESCRITURALIDAD
The purpose of this article is to present some reflections about human
textual production, a semiotic activity that relates the learning of the first
oral usage and its projection in all language usages, also, the use of the
most varied technologies of the word and the image, this is, writing and
the culture of writing. But, it is just a pre-text to explain which are the
two big tendencies of human textual production: the oral usage and the
escrituralidad; concepts that are necessary to establish again the old relation
between oral usage and writing, on one side, and between writing and
textual production, on the other side. The interest that could have this set
of investigations in the context of Linguistics and Semiotics is a previous
condition to understand in a better way the limits among making a graphic
verbal delineation, tracing graphs, making textual productions and to
advierte la manera gradual de cómo se pasa de las señales naturales (el humo,
la fiebre o las nubes), a las icónicas (un dibujo, una fotografía, una estatua,
etc.) y a las simbólicas (los números, las letras, etc.).
Precisamente, la diferencia entre las escrituras simbólicas (que detentan
mayor grado de arbitrariedad) y las icónicas (que se sustentan en un mayor
grado de motivación), es lo que autoriza una distinción entre formas de re-
presentación arbitrarias y convencionales, respecto de las formas cuya pre-
ponderancia es la motivación referencial directa. Es decir, escrituras pictográficas
y logográficas, como las entendemos aquí. Me detendré, ahora, en el signi-
ficado del término pictografíar.
Pictografiar es hacer pictogramas o pictografías, esto es, representar ideas
mediante dibujos, íconos, grafos, etc., un variado rango de mensajes y con
diferente grado de convencionalidad. Los pictogramas van desde los dibujos
rupestres hasta los íconos de la señalización urbana. Por ejemplo, la figura de
una cabeza de buey (como en la escritura cuneiforme) o un triángulo con el
vértice hacia abajo y una línea vertical en el centro (que en las culturas amazónicas
venezolanas significaba el órgano sexual femenino). Pero asimismo, la “carta”
enviada a un joven por una muchacha de la tribu yukaghir del nordeste de
Liberia, donde se plasma todo un texto argumentativo y amenazador utilizando
únicamente dibujos hechos por alguien que no sabe escribir (véase Sampson
1997:40) o la serie de figuras mudas, de uso comercial, que instruyen acerca de
cómo encender un automóvil o armar un aparato (Ibidem: 45).
Debido a la evolución, los pictogramas devinieron en formas de escritu-
ra logográfica, lo cual ocurrió en todas las altas culturas de la antigüedad: lo
figurativo coincide o es sustituido por representaciones más sintéticas y, so-
bre todo, estilizadas, que van de ideas complejas a palabras (logogramas) o
nombres de letras (fonogramas). Tal como ocurrió con la cabeza de buey en-
tre los sumerios. Aquello que significaba “Tal cantidad de cabezas de ganado
vendida a X”, se convirtió en la representación de la forma fonética /gu/, que
en sumerio expresaba sólo “buey”, para acabar simbolizando a “Aleph”, el
nombre de la primera letra de la palabra. Esto es lo que se llama “principio de
acrofonía”, donde escribir equivale a “dibujar cosas para simbolizar” sus soni-
dos iniciales (Sampson 1997: 114 y ss.).
De modo que entre pictografiar y escribir hay una evolución natural, el
paso de lo puramente figurativo a lo simbólico, de lo ideográfico a lo
fonográfico. Esto se cumplió en las lenguas antiguas de la familia semítica, así
como en las proyecciones posteriores que tuvieron lugar en árabe y hebreo
actuales. En consecuencia, escribir es una actividad más evolucionada y com-
pleja que pictografiar, pero entiendo que grafizar lo es aún más. Entraña tras-
La escritura electrónica
Por último, sólo hace falta referirse a la cuarta manera de comunicar la
experiencia humana, la digitalización. Para situarla en el justo lugar que le
corresponde es conveniente separar las formas y especies de la comunicación
analógica (caracterizadas por la linealidad) de las digitales, las cuales pertene-
cen a otro paradigma comunicativo. Al cambiar el soporte, se incorporan la
red (Internet), el multimedia y las relaciones hipertextuales. Gracias al hipertexto
el cibernauta puede “construir un texto predispuesto a multitud de enlaces y
conexiones con otros textos y donde el trayecto o recorrido de lectura está
igualmente liberado a los propios intereses del lector de turno” (Rodríguez
1999:15). Por eso es una “herramienta tecnológica” válida por las
reconfiguraciones textuales y por las múltiples convergencias y divergencias
discursivas y semánticas (Landow 1995: 27). Se trata de un “híbrido cultural”
(Rodríguez 1999: 185 y ss.) donde los recursos de multimedia han terminado
por romper la linealidad de la escritura y dar paso a una “virtualidad” sin
soportes contables, atómicos, como los segmentos de la voz o de la escritura
convencional.
La escritura electrónica se diferencia de la ordinaria o analógica, en que
no es secuencial, es decir, prefiere las múltiples voces y los múltiples planos,
por eso su soporte natural es el hipertexto. La digitalización no sólo cambió el
soporte de escritura, sino que introdujo nuevas formas narrativas y orales (e-
mail, chat, foro), nuevos sistemas de referencia, otros posicionamientos entre
hasta las culturas de tradición oral, para poder explicar casos de transforma-
ción de versiones orales a versiones escritas, es decir, el caso de los híbridos.
Dos años después, en 1999, en una conferencia que denominé “Oralidad,
Escritura y Escrituralidad” refundí todos los materiales precedentes y, por últi-
mo, en el 2002, volví a escribir otro texto para ser leído como ponencia (XV
Jornadas de Lingüística de la ALFAL), “Del fonema al texto: necesidad de una
teoría del continuum”, donde la aplicación de tal teoría iba de los mensajes
verbales a los semióticos. Dentro de este dominio y para entender la interacción
entre escrituralidad y oralidad, se expondrá la teoría del continuum.
Referencias
Briz, A. (1995). La conversación coloquial. Materiales para su estudio. Anejo XVI de
la revista Cuadernos de Filología, Universidad de Valencia.
Briz, A. et al. (Eds.). (1997). Pragmática y gramática del español hablado. El español
coloquial. Zaragoza: Pórtico.
Briz, A. (1998). El español coloquial en la conversación. Esbozo de una pragmagramática.
Barcelona: Ariel.