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James Watt

James Watt, fue un célebre inventor e ingeniero mecánico escocés, quien tuvo
gran influencia en la primera revolución industrial, gracias al notable
mejoramiento de la máquina de vapor y los múltiples usos que se
aprovecharon posteriormente. Además contribuyó en otras áreas,
especialmente inventar el Caballo de Vapor (CV). El Vatio (W) debe su nombre
a este gran inventor.

James Watt nació el 19 de Enero de 1736, en Greenock, un pueblo marítimo


de Escocia. Su padre, de igual nombre, fue carpintero, armador y constructor
de barcos, además de tesorero y magistrado del pueblo. Su madre llamada
Agnes Muirhead, bien educada y de familia distinguida.

Títulos y reconocimientos

Estudió en la Universidad de Glasgow y la Universidad de Londres (1755).


Miembro de la Royal Society de Edimburgo (1784) y la de Londres (1785);
Doctorado en Leyes, de la Universidad de Glasgow, en 1806. El Instituto de
Francia lo asimiló como miembro en 1808 y en 1814, lo honró como Asociado
Extranjero de la Academia de Ciencias francesa.

Inventos de James Watt

El invento aplicado a la máquina de vapor fue el más importante de James


Watt. Utilizado en casi todas las áreas industriales de la época, en periódicos,
molinos de harinas, fábricas de papel, canales, obras hidráulicas, destilerías y
talleres.

Estas máquinas fueron aplicadas en áreas como la minería, utilizándolas como


dispositivos para evacuar el agua de las grandes y profundas galerías, así
como para trabajos de elevación, extracción y transporte. Todo un suceso
industrial.

Conociendo la máquina de vapor

Las máquinas de vapor son unos motores de combustión externa, que


transforman la energía térmica de una porción de agua en energía mecánica.

Fue una evolución de la olla a presión. Su inventor, el francés Papín, cien años
antes, pensó que en vez de dejar escapar la potencia del vapor comprimido,
podía empujar un pistón hacia arriba, comparando el proceso con el émbolo de
las jeringas. El inglés Newcomen, años después, lo mejoró y lo usó para
extraer y bombear agua de las minas. Pasaron sesenta años para que el
escocés James Watt, hiciera el milagro de la revolución industrial.

A los 17 años, Watt se trasladó a Glasgow, pueblo cercano a Greenock, con el


fin de aprender sobre la construcción de instrumentos matemáticos. En
Londres estudió por espacio de dos años, en el taller de Morgan, en el que
perfeccionó su trabajo de materiales e instrumentos. Aprendió a hacer reglas,
compases, escuadras.
Regresó a Glasgow, en 1756, después de evadir la recluta que se llevaba a
cabo en Londres, motivada a la Guerra de los siete años, entre Inglaterra y
Francia, así como de pasar unos días con su padre en Greenock.

Glasgow

La Universidad había recibido como donación unos instrumentos astronómicos,


pero había que repararlos, ya que habían sufrido daños en el viaje desde
Jamaica. El Dr. Dick, que los había recibido, se los encargó a Watt para que los
arreglara y ajustara. El trabajo fue satisfactorio y le dieron oportunidad a Watt
de ocupar una sala dentro de la universidad, le pagaban por reparar los
instrumentos la cantidad de 35 libras anuales. (Ver artículo: Nicolás Copérnico)

Consiguió montar una tienda en la sala que le cedieron, con el permiso de la


Universidad de Glasgow, en el que vendía, reparaba y fabricaba instrumental
matemático como escuadras, reglas y compases. Es allí donde entabló
contacto con importantes científicos de la época, como Joseph Black, el
pionero del concepto del calor latente y John Robinson.

Se interesó en las máquinas de vapor, llevando a cabo estudios teórico-


prácticos, notando que las existentes desperdiciaban demasiada energía.

Con un capital de 200 libras esterlinas, Watt se asoció con John Craig, en
1759, para montar un taller en la ciudad, que le dio buenos resultados, llegando
a ganar 50 libras mensuales, así como tener a su cargo dieciséis empleados.
Recibía todo tipo de máquinas, instrumentos, aparatos, y siguiendo el ejemplo
de su antiguo jefe, Morgan, los desentrañaba, desarmaba y buscaba la manera
de perfeccionarlos. Se ganó el respeto y la fama de mecánico universal.

Método para disminuir el consumo de vapor y de combustible en


máquinas de calor

Su primera patente, en 1769, cubría tal dispositivo y las mejoras que había
agregado a las máquinas de Newcomen, entre ellas, la camisa de vapor, el
engrasado y el aislamiento del cilindro, que ayudarían a mantener las altas
temperaturas y de esta manera lograr mayor eficacia de la máquina. Su patente
se llamó “Método para disminuir el consumo de vapor y de combustible en
máquinas de calor”. Aquí el método utilizado y patentado por Watt:

“Mi método para reducir el consumo de vapor, y por tanto de combustible en las
bombas de fuego, reposa sobre los siguientes principios: 1º La cámara de
vapor debe, durante el funcionamiento de la máquina, ser mantenida
constantemente a la misma temperatura que el vapor que viene a llenarla. (…)
2º En las máquinas que deben ser puestas en movimiento por la condensación
del vapor, esta condensación se efectuará en recipientes cerrados, distintos de
las cámaras de vapor, aunque en comunicación con ellas. Estos recipientes, a
los que llamo condensadores, deben, cuando la máquina está en marcha, ser
mantenidos, constantemente a una temperatura tan baja por lo menos como el
aire ambiente”.

Caballo de vapor

Para poder comparar la energía que emitían las máquinas de vapor, Watt creó
la unidad Caballo de vapor (CV), que es una medida de potencia que mide,
valga la redundancia, la potencia necesaria para levantar 75 kgf (Kilogramos
fuerza) de peso, a la altura de un metro en un segundo. Su uso está vigente,
sobre todo en los vehículos.

Aportaciones de James Watt

Contrario a lo que se cree, James Watt no inventó la máquina de vapor, pero sí


fue el gran artífice de su uso a nivel industrial, gracias a las mejoras en su
desarrollo, economizando la cantidad de combustible utilizada anteriormente,
en un 75% y a la optimización de su capacidad, para producir energía.

Las máquinas de vapor Watt, ganaron fama por todo el continente. En Francia,
quisieron utilizarlas en el Sena, para bombear a la ciudad y al Palacio de
Versalles, no pudo concretarse por los sucesos políticos y revolucionarios que
se desarrollaban para la época; realizó valiosas contribuciones en el diseño de
órganos y teoría del sonido.

Era un inventor prolífico, también dejó una máquina de dibujo en perspectiva,


una copiadora y una reproductora de estatuas a escala real.

Participó en el proyecto del Canal Glasgow-Monklan, que fue abandonado por


falta de recursos pero retomado diez años más tarde, sin su presencia ni
asistencia. La hélice utilizada en la propulsión de barcos a vapor fue propuesta
por Watt, y se utilizó después sustituyendo a la rueda de palas.

Para el año 1800, cuando vencieron sus patentes, estaban funcionando más
de 500 máquinas de vapor Watt.
Alessandro Volta

Almacenar el poder, y de esta manera gobernar la energía eléctrica, fue el


trabajo considerable del italiano Alessandro Volta a mediados del siglo XVIII,
hombre de ciencia útil y autodidacta, y cristiano intenso toda su vida.

Fue adversario de las corrientes que intentaron mezclar el encanto y la ciencia,


y resistentes a los pesos anticlericales y contra los católicos del
Enciclopedismo y la Revolución Francesa.

ally Alessandro Giuseppe Antonio Anastasio Volta, fue concebido en


Lombardía, Italia, el 18 de febrero de 1745, en una respetable familia en Como,
Italia. Era hijo de una madre honorable y un padre de la alta burguesía. A los
siete años, su padre dio una patada y la familia tuvo que asumir la
responsabilidad de su entrenamiento. Desde temprana edad, terminó intrigado
por la ciencia material y, a pesar del anhelo de su familia por considerar una
vocación legítima, descubrió cómo pensar en la ciencia.

Su instrucción esencial y opcional era en humanidades, sin embargo, cuando


llegó a la educación avanzada, se decidió por un entrenamiento lógico. A los
dieciocho años estaba en ese punto en correspondencia con los principales
electrólogos europeos.Desde 1765 hasta 1769, con la ayuda de su compañero
Guilio Cesare Gattoni, un clérigo, se entregó especialmente a la investigación
de las maravillas eléctricas, que descifró de manera excepcionalmente
individual.

En 1767 expuso algunas percepciones y pensamientos sobre el poder a


Giovan Battista Beccaria, maestro de Turín, que no los avaló. Volta en ese
momento respondió con su contenido inicialmente impreso, De vi attractiva
ignis electrici ac phaenomenis inde pendentibus, que puede verse como el
germen de toda la regulación eléctrica de Alessandro Volta.

En 1774 fue seleccionado profesor de ciencias materiales en la Escuela Real


de Como. Después de un año, Volta hizo su primera innovación, un artilugio
identificado con el poder. Con tres placas de metal aisladas por un canal
húmedo, pero asociadas con un circuito externo.

De este modo, logra, de la nada, la creación de una corriente eléctrica


ininterrumpida, imaginando los electróforos interminables, un artilugio que una
vez apilado, puede intercambiar energía con diferentes protestas y produce
electricidad basada en la fricción.

El 20 de marzo de 1800, Alessandro Volta se mantuvo en contacto con Sir


Joseph Banks, el entonces líder de la Royal Society, para declarar la
divulgación de “una batería eléctrica”. Esta carta se leyó a la Royal Society el
26 de junio de 1800, y después de algunas propagaciones del desarrollo
realizado por los individuos del público en general, la innovación se afirmó y se
le concedió su crédito.

En septiembre de 1801, Volta hizo un viaje a París tolerando la bienvenida de


Napoleón Bonaparte, para descubrir las cualidades de su desarrollo en el
Instituto de Francia. Bonaparte mismo se interesó enérgicamente en las
discusiones de Volta. El 2 de noviembre de ese año, la comisión de
investigadores reconocidos por la Academia de Ciencias del Instituto de
Francia a cargo de evaluar la creación de Volta emitió el informe
correspondiente que garantiza su legitimidad.

Apretado con la batería de Volta, el gobernante lo nombró cheque y


congresista del reino de Lombardía, y le dio la calificación más elevada de la
fundación, la decoración de oro para la legitimidad lógica. El gobernante
austriaco, en lo que a él respecta, lo eligió jefe de la fuerza de trabajo de
racionalidad de la Universidad de Padua en 1815. Sus obras se distribuyeron
en cinco volúmenes en 1816, en Florencia.

Los últimos momentos de su carrera, en que Volta logro comprender los


misterios de la ciencia, los pasó en su rancho en Camnago, cerca de Como,
donde falleció el 5 de marzo de 1827. Para concer mas sobre los detalles de la
vida de este reconocido científico.

¿Cuales fueron sus descubrimientos?

La primera investigación de Volta sobre el poder logró los dos tipos de poder
frotando un cuerpo con otro, posteriormente construyendo una escala de
sacudidas: vidrio (+) / piel felina / seda / uñas / alquitrán (-). Sea como sea, su
primer trabajo crítico fue el desarrollo [o refinamiento], en 1775, del electróforo,
que retrata en una carta a Priestley, y que se compone de una placa de estaño
asegurada con un pegamento protector (intentó un pocos, por ejemplo, cera,
azufre o cera) y sobre ella una especie de escudo de metal con un mango de
vidrio protector.

En el momento en que el escudo se apila con una máquina eléctrica y se eleva,


ocurre una liberación cuando se acerca una mano, y esto ocurre la misma
cantidad de veces que se vuelve a ejecutar la tarea. Este electróforo le dio
popularidad a Volta en toda Europa. Un par de años después del hecho se
convierte en un condensador con una capa delgada de barniz, o elástico, entre
dos placas metálicas; con eso descubrió cómo entregar destellos con poder
barométrico.

En los alrededores de 1776 y 1778, se dedicó a la ciencia, encontrando y


desconectando el gas metano. Después de un año, en 1779, fue nombrado
maestro de la sede de ciencia de los materiales exploratorios en la Universidad
de Pavía. En 1780, un compañero de Volta, Luigi Galvani, observó que el
contacto de dos metales distintos con el músculo de una rana iniciaba la
retirada del músculo, lo que atribuía a la presencia de una corriente eléctrica.

En 1794, Volta estaba interesado en la idea y comenzó a probar solo con


metales, y llegó a la conclusión de que el tejido muscular de la criatura no era
importante para suministrar corriente eléctrica. Este hallazgo incitó una
contienda sólida entre los partidarios de la potencia de criatura y los
protectores de la potencia metálica, sin embargo la demostración reconocida
en 1800 de la tarea de la batería eléctrica principal, afirmó el triunfo del lado
ideal a las propuestas de Volta.

Volta, además, imaginó el electrómetro del condensador, que consistía en un


electroscopio cuya barra se cierra en un plato conductor que se enfrenta a otro
paralelo y móvil con un mango de protección, enmarcando un condensador. En
el momento en que el último se apila y la segunda placa se aleja, las hojas del
electroscopio se aíslan, lo que sirvió para medir la posible distinción (o voltaje,
como dijo Volta) entre las dos placas.
BIBLIOGRAFÍA

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