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Acto I
Escena I
Entra Remedios al escenario, a continuación se sienta en una mecedora, coge un hilo y una
Silencio.
Remedios: Son tan grandes las penas que cargamos algunos en estos tiempos de cólera,
que los umbrales de dolor carecen de un sentido propio. Hoy me pregunté a mi misma si
estaba viva, si algún respiro se asomaba por mi pecho, por si mi corazón latía.
Obligada a abandonar mí sangre, sin techo, sin cama, sin derecho al calor humano. Me
siento déspota de una red de artificios viscerales. Mi carne es efímera, corrompida por el
tiempo, violentada por la ley del olvido, desgraciada por tus faltas.
¿Me miras? ¡Te burlas!, ¡Quita esa sonrisa de tu rostro! Harta estoy de tus habladurías, voz
No me duela mi frío ser, ni mi carne que se descompone bajo tierra. Me hieran tus
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Escena II
acompañado por su abuela Elvira que se encuentra sentada a su lado en una mecedora,
Elvira teje una bufanda mientras Ramón juega. En el fondo se puede oír levente una
Elvira: No sé.
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Elvira: Yo me tengo que quedar en la finca con su abuelo.
Elvira: Yo voy a rezar todos los días por usted, lo voy a encomendar a la virgencita.
En ese momento aparece Isabelano, trae el machete colgado en la espalda, sus botas llenas
Elvira: (A Isabelano) ¿Se mojó mucho? Venga, quítese esas botas, se va a enfermar.
Isabelano: Pues como usted no hace más que estar al lado de ese mugre (señala a Ramón)
Isabelano: ¿No es acaso lógico? ¿Por qué no me tiene nada listo? Usted sí que no puede ser
más inútil.
Elvira: Yo no sabía cuándo iba a regresar y como a veces usted quiere una cosa y luego
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Isabelano: ¡Hágalo entonces! ¡No me pregunte! Silencio Usted debería poner a ese niño a
Isabelano: Usted si es bien pendejo, por usted no van a volver, a usted le tocó quedarse acá
en el campo.
Isabelano: Como si ese muérgano fuera a volver. ¡Ese no vuelve! De usted se olvidaron
mijito.
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Isabelano: Eso debe ser la pendeja de Clara que se quedó por fuera.
Joaquín: No se preocupe doña Elvira yo hablo con don Isabelano. A Isabelano Vine por mi
Isabelano: ¿Se va a llevar al toche de una vez por todas? ¿Nos va a dejar de fastidiar?
Joaquín: Sí señor.
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Joaquín: Déjeme pasar y le explico.
Elvira: Mijo guarde esa cosa, mire que Joaquín viene de muy lejos.
Joaquín: Josefina y Manuel están muy pequeños, no los podíamos traer y menos dejarlos.
Isabelano: Usted sí que es bestia, ¡Cómo la va a dejar sola!, le puede pasar algo.
Elvira: Joaquín tiene razón, los niños están muy pequeños para traerlos.
Joaquín: Usted sabe que yo quiero a Remedios como a nada en esta vida don Isabelano,
Isabelano retrocede.
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Isabelano: ¡No parece!
Joaquín: Ramón recoja sus cosas, su ropa, sus juguetes, lo que sea que tenga que llevar.
Elvira: ¡Qué voy a estar triste!, Mijo allá la vida es mejor que acá. Yo voy a rezar todos los
Elvira: No señor, se van mañana, no me ira a sacar al niño así en pleno sereno.
Isabelano: No señora, en esta casa no se quedan. ¡Déjelo que se moje! Eso es pa´ hombres.
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Joaquín: Por el niño don Isabelano, le prometo que mañana temprano nos vamos. No nos
va a volver a ver.
Isabelano: Está bien, solo por el niño. Mañana temprano los quiero fuera de mi casa.
Isabelano: ¿Nieto?, Ese toche lleva viviendo con nosotros casi un año, me lo quisieron
Elvira: Nunca fue un encarte, Ramoncito es bienvenido a esta casa las veces que él quiera.
¡Él es un Rojas!
Isabelano: Hijo de un Rojas Bastardo. Eso es lo que es usted Joaquín ¡Un Rojas bastardo!
Silencio
Elvira: Discusión tan pendeja, Ramoncito es Rojas y punto, más bien camine vamos a
comer.
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La luz se va apagando paulatinamente mientras todos van saliendo de escena. Se escucha
Blackout
Escena III
Oscuridad.
Remedios: Tendría yo unos dieciséis años cuando lo vi por primera vez. Era de esos
hombres que ya no se hacen hoy en día…alto, de una piel que se notaba había estado
expuesta al trabajo bajo el sol, un exquisito color canela, cabellos castaños y rizados,
semblante fuerte, barbilla en alto, espalda ancha. Una figura maravillosa dentro de una
de oración, los viernes de mercado. Sí les contara… una vez lo vi en la tienda de doña
Pero bueno esa vez él me sonrió… nos miramos fijamente a los ojos, casi que ahí puedo
decir que comenzó todo. Lo demás usted lo asume como un cuento de esos que le cuentan a
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los críos para que sueñen bonito, pa’ que las muchachitas se hagan a la idea, de que la
bendición demás grande de nuestro señor cristo es ser esposa y madre. (Pausa) En fin… el
muchacho me hizo caso, me conquistó, nos casamos, nos cambiamos a una casa para los
dos, nos fuimos de Colombia y pues… ¿Qué le digo? A la larga éramos medio felices en
Venezuela.
Escena IV
Manuel: Yo con ese chino no me encarto, podrá ser muy hijo de Josefina y todo lo que
Ramón: Es mejor que se quede con nosotros, nos necesita. Yo por ahí escuché que José ya
Manuel: ¡A nosotros qué nos va a importar eso! El pobre tiene derecho a rehacer su vida, al
uno y con una persona que no es la mamá de uno, vea, eso hace mucho daño.
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Ramón; Yo si le digo Manuel; Lo que yo viví con mi mamá no se lo deseo a nadie, yo me
voy a traer a ese niño. Siento que es un deber, necesito que ese niño tenga la imagen de
Manuel: ¿Usted cree que José se lo va a dejar quitar? Mire no sea iluso, ¡Dejé que ese niño
afronte lo que les toca vivir!, A la larga ¿Quién nos impidió a nosotros no tener mamá? Así
sueño con ella, la reconozco, me reconoce en mi adultez, no dice nada. Nunca dice nada,
Entra Clarita
Clarita: Mijo, Manuel me dijo que el niño se iba a quedar con José. ¿Usted lo va a dejar?
Ramón: Tía pues yo honestamente no veo otra opción. No es algo que yo quiera, pero pues
usted sabe cómo es mi situación con Nora en la casa, no tenemos más espacio, con los dos
hijos que tenemos ya es suficiente, no podríamos ni siquiera con uno extra. ¿Por qué no se
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Clarita: ¿Vivir conmigo?, la superiora no me dejaría. Yo podría velar por el niño desde el
convento, no es mucho lo que le pueda ayudar, pero podría estar yo acá pendiente, más no
podrían vivir conmigo. Silencio. No estoy tan segura de que José sea tan buen papá, me
afana dejar al niño solo con él. Disque ya tiene nueva mujer y todo.
Ramón: Era de esos sueños en donde uno no ve muy bien la cara de la persona, pero usted
Clarita: Vayamos nosotros a saber dónde está enterrada su mamá, si nosotros no vivíamos
en Venezuela cuando eso pasó. El único que le puede decir dónde está enterrada su mamá
es su papá, que fue el que la vio morirse, el que no la quiso ayudar, el que se la llevó lejos y
Ramón: Me dijeron que mi papá estaba en San Antonio. Tal vez si yo fuera y lo
Clarita: Mire mijo, Silencio Yo pensé que eso ya había quedado superado para usted.
Ustedes nos tuvieron a nosotros. ¿Mejor familia? ¡Vaya usted a saber!, ¿Se imagina?
¿Ustedes viviendo con su papá? ¡Los hubiera criado otra mujer que no es de su familia! Su
abuela y yo cumplimos la función que su mamá no pudo cumplir. Usted no tuvo una sino
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Ramón: Con el corazón siempre les voy a agradecer, pero ¿Madres mías? ¡Ustedes no son
Tía! Nosotros crecimos sin mamá Tía. Yo sé que usted nos crió y vea: ¡Dios la bendiga
todos los días que le quedan!, ¡Dios bendiga a mi abuela!, pero necesito respuestas. Yo no
Clarita: ¡Usted que va ir a buscar a ese truan! Nada bien le hace a usted. Igualmente ¿Qué
le va a ir a llevar usted a su mamá? Ella ya es polvo, se encuentra al lado del señor, el amor
que ella no le terminó de dar se lo dimos yo y sus abuelos, su verdadera familia. Mijo usted
Ramón: ¿A usted le gustaría que los hijos de Josefina vivieran sin su recuerdo?
Clarita: No es lo mismo, yo quiero que usted deje de pensar en su papá, en Joaquín Rojas,
no en su mamá.
Ramón: Hasta cartas nos mandó. Cartas que en su mayoría ustedes no nos dejaron leer.
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Clarita: ¡Ramón no friegue más! Me duele el alma que no valore lo que hemos hecho por
ustedes.
Ramón: Es una decisión, queremos buscar a mi mamá con Manuel. No voy a discutir más
Escena V
la radio.
Transmisión de Radio: Esta es su Radio Popular Santander, que le informa que en los
medio millón. Las tierras Venezolanas prometen un brillante futuro para nuestros
compatriotas.
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Apaga la Radio.
Elvira: Mijo, mandaron telegrama desde Venezuela. Eso debe ser para anunciar el bautizo
del bebé.
Isabelano: Misma vaina, si igual no podemos ir a ver al nieto eso es como no enterarse de
que nació.
Elvira: No diga esas cosas, mire que a ellos les ha ido muy bien allá en Venezuela.
Isabelano: ¿Viviendo en el lugar más apartado de Venezuela? ¡Maldito sea el día en que yo
dejé que ese vago se llevara a mi hija! Remedios se tenía que casar con un Vargas, para así
tener tierra. No se tenía que casar con ese vago que nada tenía que ofrecerle. Silencio. Ese
Elvira: No diga esas cosas mijo, usted sabe que Remedios siempre lo ha querido a usted
Elvira: No necesitamos más, Dios proveerá. Bueno vamos a leer la carta de Remedios, yo
sí quiero saber el nombre del nieto. Termina de abrir el sobre, lee el contenido de este.
Silencio.
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Isabelano: Bueno ¿Y…? ¿Cómo se llama el chino ese?
Silencio
Elvira: Mijo…
Isabelano. ¿Mandó una carta? ¡Les gusta gastar plata! ¡Con un telegrama diciendo el
Isabelano: ¡Están apretados de plata y gastan plata! ¡Qué bestias! ¿Qué dice la carta esa?
Elvira: Que el niño nació muy enfermo, que tuvo mucha fiebre.
Silencio.
Isabelano: ¿Pero de qué está hablando? ¿Si está leyendo bien? ¡Usted está prácticamente
ciega!
Silencio
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Elvira: Isabelano, no es un chiste, eso dice la carta.
Silencio.
Silencio
Entra Clara.
Clara: ¿Qué es? ¿Qué pasó? ¿Qué le paso a mi mamá? ¿Por qué está llorando?
Remedios ha sido difícil. El conseguir un médico que la atienda en este territorio ha sido
casi que imposible. Confiando en que, al igual que el parto anterior, este se pudiera atender
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simplemente con partera, Remedios ha caído bajo unas severas fiebres que nadie ha sabido
tratar. Estas no solo han mando al crío recién nacido a un delicado estado de salud, sino que
también le han arrebatado la vida misma a Remedios. Sentidas condolencias desde el fondo
de mi corazón. (Silencio)
Se apaga la luz.
Escena VI
Blackout
Se vuelve a encender la luz, a continuación aparece una mesa y unas sillas en la mitad del
escenario. En ellas se encuentran sentados Manuel, Ramón y Josefina. Hay una botella
Josefina: No, honestamente no, era uno de esos sueños donde uno recuerda las sensaciones,
Ramón: La abuela nos crío. Pero todos sabemos que no es nuestra mamá.
Josefina: Yo siempre quise ir a la tumba de mi mamá. Llevarle aunque sea unas florecitas.
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Manuel: ¿Y eso para qué? Uno no vive del recuerdo. Con saber que existió basta. Unas
Ramón bebe
Ramón: Igual no sabemos dónde está enterrada. Nadie de la familia de nosotros lo sabe.
Manuel: Pero como el condenado se perdió de la faz de la tierra, no le importó volver a sus
críos, pues no nos va a venir a decir a nosotros dónde está enterrada mi mamá, milagro
Josefina: Mi tía siempre dijo que se casó con otra mujer, que críos y hogar nuevo tuvo. En
esas cosas no hay que meterse puesto que el mismo tomó la decisión de dejarnos.
Ramón: Eso es algo que no podemos afirmar ciertamente, nunca volvió. Pero si nos buscó
años después.
Josefina: ¿Usted cómo va a saber eso Ramón? ¿Acaso usted lo volvió a ver?
Silencio.
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Ramón: En la cantina del pueblo, hace como unos siete años… me lo encontré.
Josefina: ¿Usted se acuerda de él? ¿Y por qué nunca nos dijo nada?
Josefina: No puedo creer que no nos haya dicho nada Ramón. ¿Acaso no somos hermanos
suyos?
cabeza que todo este tiempo usted nos haya ocultado esto.
Ramón: Puse en duda muchas cosas Manuel, mi tía dijo que si lo volvíamos a ver que no le
habláramos, que lo ignoráramos, que él ya había escogido otra vida, con otra persona. Dudé
muchas cosas, ¿Qué sacaba yo hablándole? ¿Me iba a decir acaso dónde estaba mamá? No,
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Ramón: Porque en parte envidio a mi papá.
Silencio
Ramón: Se fue, no se llena con nada, ni con alcohol, ni con otros brazos, no está.
Josefina: ¿De qué está hablando Ramón? ¿Es enserio que está diciendo eso? ¿No tuvo
usted a la abuela y a mi tía clara a su lado toda la vida? , No sea igual de miserable que
Ramón: A mí me da más pena un hermano que niega su propio pasado, a su propia madre.
Manuel: ¡Usted fue un débil que no fue capaz de dejar el pasado atrás! ¡Cobarde!
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Ramón suelta a Manuel
Josefina: ¿Qué le pasa Ramón? ¿No ve lo que está haciendo que usted hable de mi papá?
siquiera les importa, ni siquiera quieren tener vivo su recuerdo, ni siquiera quieren buscarla.
Ramón: ¿No acaba de decir que soñó con ella? ¿Dónde quedó ese amor, esa sensación?
Josefina: Eso fue un sueño Ramón. No es real, no significa nada. Y si me soñé con ella es
porque he visto sus fotos, no significa que la conozca en carne propia, ni mucho menos que
Ramón: ¿Fantasías? Ayer volví a soñar con mamá y estaba triste. Nadie le ha llevado flores
qué le voy a echar más tierra de la que ya tiene? Enterrada en un pedazo de tierra frío, sin
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Josefina: ¿Ahogar? Yo ese recuerdo no lo tengo, no tengo nada que ahogar. El único que
conoció a mi mamá fue usted, el único que sufre es usted. ¡El del trauma es usted! Lo único
Josefina: Porque pensé que éramos una familia y hablábamos con la verdad. ¡No me
interesa!
Ramón sale
Silencio
Blackout.
Escena VII
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Continuación de la escena con Isabelano, Elvira y Clara, mismo escenario.
Clara: Mi mamá tiene razón, si algo hubiera querido Remedios hubiera sido eso. También
Isabelano: Desde el día que se fue de esta casa, bien decidió qué hacer con su vida.
Clara: No puedo papá. No me cabe en la cabeza que usted sea tan insensible ante el asunto.
Clara: Mi hermana merece estar enterrada en campo santo, mi hermana merece que
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Clara: Papá, es honrar la memoria de Remedios.
Isabelano: ¿Usted es la mama? ¿O Clara que se va a un convento? Aquí hay una verdad
Elvira: Es mi hija Isabelano, llueve, truene o relampaguee yo voy a traer a vivir a esos
Clara: Hay que mandarle una carta a Joaquín, o por lo menos un telegrama pidiendo una
explicación.
Elvira: Mi hija… mi pobre hija, quisiera llevarle flores a su tumba, prender una vela por su
Isabelano: Lo único que queda de Remedios es un cuerpo bajo tierra que se están
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Clara: Papito… ¿No le gustaría que esos niños tuvieran una familia?
Elvira: Eso no, ninguna otra mujer que no sea Remedios va a ser la madre de esos niños,
ninguna otra mujer debe recibir el nombre de madre por parte de esos niños, ni siquiera
Isabelano: Haga lo que quiera Elvira. Aquí no hay en dónde tenerlos y le va a tocar trabajar
Elvira: Así sea con las uñas, con los dientes, yo voy a sacar a esos niños adelante Mijo.
Elvira: Así pase hambre yo, así no vuelva a dormir yo, así me toque quitarme a mí el
propio pan de mi boca, esos niños no se van a criar lejos del recuerdo de Remedios. Si hay
algo que me queda en esta vida por cumplir, es criar a esos niños, se lo debo a mi hija que
Blackout.
Escena VIII
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Manuel: Ramón recuerda esa noche que estábamos bebiendo con Josefina, esa noche que
estábamos en la cantina.
Ramón ríe.
Manuel: Nunca tuve los pantalones para encarar ese día lo que usted dijo.
Ramón: Un par, las demás las quemó la tía Clara, no quería que tuviera contacto con
nosotros.
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Manuel: ¿Qué decía de mi mamá?
Ramón: Tengo guardada una acá en la billetera, ¿Quiere que la lea en voz alta?
Manuel: No sé si este listo en este preciso momento. Ríe. Me siento ridículo contándole
esto.
Ramón: Yo pensaba lo mismo, duré meses sin abrirlas, sin ser capaz de leerlas. No sabía si
recibirlas, no sabía si era algo positivo o negativo. No dormía, no comía, hasta que un día
decidí abrirlas. Siempre es bueno recibir una explicación, o al menos un intento de ello.
Manuel: ¿Sabe? Yo no quiero una explicación, yo no quiero que se justifique, quiero que
Ramón: Nunca nos pidió perdón. En las cartas siempre habla de su culpa, de sus
Manuel: Entonces no me interesa leerlas, no me interesa saber qué siente. Lo único que tal
vez le traería paz a mi vida, sería el hecho significativo de saber que se arrepiente.
Manuel: Cuando pensé que era el momento para exorcizarme, me doy cuenta que el
miserable ese no es capaz de agachar la cabeza… Me pregunto, ¿Qué clase de poco hombre
es Joaquín Rojas? ¿Sabe qué es lo peor Ramón?, que su sangre corre por sus venas, por las
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mías, por la de mi hijas, ¡Qué vergüenza!. ¡Qué inútil me siento! Así como ese canalla no
es capaz de pedir perdón yo no soy capaz de acordarme de mi mamá. Trato, lo juro. Cierro
los ojos casi todas las noches Ramón, trato de concentrarme, me masturbo la cabeza,
cabeza. Sé que existía, sé que su nombre era Remedios Rojas, que era bellísima, amorosa,
que se casó con un imbécil que la dejó morir, sé que vivimos en Venezuela, sé que nos
abrazaba antes de dormir. Todo lo que sé de ella no es porque lo haya vivido. Lo sé porque
es una fe ciega, no la veo, no la recuerdo, es como un mito. Sé que existo porque ella me
dio la vida, pero ni siquiera le puedo dar las gracias por qué no sé cómo luce, cómo se ve.
Si estuviera viva y la viera caminar por la calle, no la reconocería, sería una completa
extraña para mí. Todos estos años he permanecido fiel a una imagen que no existe en mi
cabeza. ¿Vacío? Me siento peor que vacío Ramón, no sé en qué creer, todos dicen que
existió pero yo no estoy seguro. Silencio. Cuando era niño siempre pensé que ella era
invención, una leyenda, uno de esos cuentos que les dicen a los niños para que se porten
bien. Con el tiempo me di cuenta de que su vacío era tan real que me asustaba el no creer
en ella.
Blackout.
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Escena IX
pequeñas mesas redondas, y unas sillas. En una de las mesas se encuentra Joaquín, quien
lleva un buen tiempo bebiendo Ron. Un Ramón un poco más joven aparece en el escenario.
Al entrar Ramón en el escenario, una luz tenue ilumina todo su cuerpo, el resto del
escenario en donde se encuentra Joaquín pasa a segundo plano. Ramón permanece un rato
en silencio.
respirar, siento que se me encalambran las piernas. Mierda, nunca me imaginé que
imagen en viva, tal cual la recuerdo. ¿Acaso estoy soñando? ¿Me encuentro bajo los efectos
del alcohol?- No, no he tomado nada. Quiero golpearlo, quiero escupirle, quiero hablarle.
¿Me recordara? ¿Sabrá quién soy?, Apuesto a que no, he cambiado mucho. Ya no soy el
niño que solía ser, ya no tengo la misma sonrisa, el me la arrebato. ¿Debería hablarle?
¿Debería reclamarle?, decirle que ha sido un miserable infeliz, que merece pudrirse en el
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Joaquín ríe
Ambos ríen.
Ramón: Lo acompaño.
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Joaquín: Nada como el Ron de este pueblo. Ni en Venezuela hacen uno tan bueno.
Joaquín permanece en silencio, en ese momento aparece alternamente una luz circular en
el escenario.
Ramón: ¿Separado?
Joaquín: Viudo.
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Joaquín: Con una Venezolana.
Joaquín: Silencio. Ha sido buena mujer y buena madre, pero el primer amor siempre es el
primer amor.
Joaquín: Ríe. Amigo en este punto estoy bastante borracho, no sé qué es real y qué no.
¿Puede verla?
Ramón: ¿A quién?
Ramón: Veamos hombre casado, que piensa en su ex mujer… ¿Tuvo hijos con ella?
Joaquín: No. Ella murió muy joven, el único hijo que tuvimos murió en el parto, y ella
Joaquín: Me alegra que la gente quiera salir del moridero que es este pueblo.
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Ramón: Bueno ya que entramos en confianza, si quiere contarme lo de su esposa… lo
Joaquín: Me atemoriza.
Mientras Joaquín y Ramón permanecen en silencio por un breve instante, un pequeño fade
out aparece.
Se cambia de espacio y tiempo, aparece una sala de estar sencilla, con una mesa redonda y
una silla. En la silla se encuentran Remedios y en sus brazos un bebé. Ramón permanece
en quietud sentado en una silla al fondo del escenario. Joaquín se encuentra de pie,
observando a Remedios. Joaquín tiene una botella de Ron en la mano. Al fondo se escucha
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Transmisión de Radio: Esta es su emisora Radio Caracas, que le informa que la cifra de
años. Respecto a ello, Yo la verdad, desde el fondo de mi corazón, como compatriota que
soy, como buen bolivariano, no entiendo qué vienen a hacer esa manada de colombianos a
de la alta taza migratoria. ¡Nos estamos dejando invadir! ¡Nos están quitando nuestro
petróleo, nuestro espacio de vivienda, los colombianos son una peste! ¡Están acabando con
nuestro petróleo! Vecino colombiano si está escuchando esto, deje nuestras tierras, nuestro
Remedios: Joaquín yo… yo como que he pensado en que nos devolvamos para Colombia.
Joaquín: Si usted bien sabe que Venezuela es el país de las oportunidades, en la Concia ya
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Remedios: ¿Un tetero vacío le parece una oportunidad para sus hijos?
Joaquín: ¡Quien la viera! Yo pensé que esa estaba detrás de las faldas de Antonio.
Remedios: Mi papá la debe estar obligando a que se case con alguien que no quiere. Con
un Vargas Joaquín, alguien con plata, con tierras, con un futuro bien bonito para los niños.
Remedios: Desde que yo me vine para Venezuela, mi tía nos dejó de hablar.
Joaquín: Entonces es mi culpa, toda esa pendejada de Clara para decirme que la culpa de
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Joaquín: Lo está utilizando como pretexto para irse. ¿Para qué quiere volver a ese inmundo
Silencio.
dedo encima.
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Remedios: Yo creo que nos casamos muy jóvenes Joaquín. Yo me casé por amor Joaquín,
Remedios: Un sustento, lo básico para sus hijos, comida, un buen techo, estudio. Son sus
Blackout. Una luz roja cubre el escenario. Aparece únicamente Joaquín en el escenario.
Joaquín: Pude contar con los dedos de una mano, las veces en que estruje su cuello con
aún más fuerza. Se quería ir de mi lado, se quería separar de mí, llevarse a mis hijos, no
estar más en mi presencia. Egoísta. Entre más la apretaba más ganas me daban de que me
suplicara, que me dijera te amo. Cuento cinco, seis, siete pasos, un sonido tétrico que
ensordece mis oídos me hace entrar en un trance. Aun puedo sentir su olor, su piel aún está
caliente, sus ojos cerrados son cubiertos por esa fina capa de piel morena que son sus
parpados. ¿Y el bebé? ¿Dónde está el bebé?, cierto lo fue a dormir antes de mis pesadas
manos pudieran alcanzarla. Respiro profundamente, ella ya no respira más. ¡Los niños!
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La luz roja permanece encendida en el escenario, en ese momento Ramón camina a la
parte central del escenario, se sienta en la silla que en un momento ocupó Remedios.
Observa a Joaquín por breves instantes, en ese momento Joaquín comienza a caminar de
Ramón: ¿Entonces para qué volvió a este pueblo, si su misión está allá?
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Joaquín: No sé si me reciban en esa casa.
Ramón: Quisiera matarlo con mis propias manos, asfixiarlo, dejarlo sin respiración.
Tiene coraje para mentir, para negar su realidad, tiene coraje para ser un canalla. La
matándolo, ¿Cómo puede ser tan cruel en negar a sus propios hijos? ¿No tiene
remordimiento? ¿Cómo pudo haber dejado de llevarle flores a mamá?. Nadie le ha llevado
flores a su tumba en catorce años, me siento miserable. Sola en ese pedazo de tierra frío,
sin nadie que derrame lágrimas en ese suelo estéril, sin flores que acompañen su eterno
descanso. Nadie, absolutamente nadie ha estado allí. ¿Se acordara dónde está enterrada?
Apuesto a que es un pedazo de tierra en un terreno baldío, ni siquiera debe tener una señal
que de cuentas que su cuerpo reposa allí. Apuesto a que ni siquiera recibió la
extremaunción. Mamá todos estos años has estado sola, todos estos años sin nadie que te
visitara, nadie que te diera un beso de despedida en las mejillas. Te descompones sola e
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Joaquín: Tal vez pase mañana a la casa de ellos, o tal vez no, ni sé para qué vine. No creo
mano.
Ramón: Disculpe amigo, tengo que partir, fue un placer compartir un trago con usted.
Ramón: ¿Qué?
Remedios aparece en ese momento solo Joaquín puede verla. Joaquín observa a Remedios
por un momento.
Joaquín bebe.
Joaquín sale.
Ramón: ¿Mamá?
Fin
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