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Un vaso

"En una casa grande, no solamente hay vasos de oro y de plata, sino también de
madera y de barro; unos son para usos honrosos, y otros para usos comunes. Así
que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado,
útil al Señor y dispuesto para toda buena obra."

En estos versículos el cristiano es ilustrado a través de un vaso. Si un vaso ha de


estar en condiciones de ser usado, debe estar limpio. Por ejemplo, supongamos que
usted tiene sed y tiene ante sí dos vasos: uno es de oro, hermosamente adornado,
pero está sucio. El otro, es una vieja vasija de barro que difícilmente contendrá el
agua porque está rajada, pero está limpia. ¿Cuál usaría usted? Dios haría lo
mismo que usted. El utiliza vasos limpios, no vasos sucios. Recordemos que en el
segundo capítulo del Evangelio de Juan leímos que el Señor Jesús preparó el vino
en una boda. Pidió a los siervos que trajeran los cántaros (que los judíos usaban
para el rito de la purificación, y las llenaran de agua. El tomó esos viejos
recipientes que no tenían ningún atractivo y las usó para Su gloria. Y hoy Dios está
buscando vasos limpios para utilizarlos, no vasos atractivos y adornados, sino
vasos limpios. Continuemos leyendo el versículo 22 de este segundo capítulo de 2
Timoteo:

2Ti 2:20 En una casa grande no sólo hay vasos de oro y de plata sino también de
madera y de barro, unos para los usos más nobles y otros para los usos más
bajos.
Dios habita y ha hecho casa en donde algunos de sus instrumentos tienen
diferentes estados, diferentes usos, algunos son nobles otros no, pero siempre
están en la casa a la que pertenecen. La iglesia también es una casa grande en
donde existen instrumentos similares a los de la parábola, sus usos están
determinados por el creador y aunque su conformación interior le da su uso,
también pertenecen a la casa. Nuestro ser interior es mostrado en esta parábola
como conformado por oro, plata, madera y barro 4 materiales que se
encuentran en la tierra, empieza con el oro como el material más costoso y puro
cuya resistencia es alta y duradera, continua con la plata como un metal valioso
pero ya no es igual que el oro, aun la plata contiene muchas más impurezas que
el oro y su resistencia aunque duradera no se compara con el oro, continua con
la madera que tiene una conformación diferente, ya no es un metal resistente,
esta puede ser quebrada más fácilmente y su duración es menor, y termina con
el barro el cual es el material más delicado cualquier golpe puede quebrarle,
aunque es resistente al fuego su conformación lo hace fácilmente quebradizo. La
iglesia está conformada por seres que en su interior están en un proceso de
perfeccionamiento para llegar a ser como el oro, cada etapa debe ser trascendida
para continuar en el proceso de crecimiento, al principio seremos como barro
frágil, pero moldeable, luego como madera que se hecha al fuego para encender
la fogata del espíritu para que la plata pueda seguir siendo perfeccionada, y
luego por la alquimia divina se transforme en oro puro y fino.
2Ti 2:21 Si alguien se mantiene limpio, llegará a ser un vaso
noble, santificado, útil para el Señor y preparado para toda obra buena.
De modo que siendo perfeccionados podamos ser usados por Dios para su obrar. La
conformación de las vasijas dependerá del grado de limpieza interior y esta les
dará su utilidad, de modo que una vasija de barro pueda llegar a ser de oro,
simbolizando la naturaleza humana transformándose en la divina.

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