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RESUMEN. Este artículo es una aproximación al ABSTRACT. This paper is an approach to the
estudio de la relación de los filósofos de la ge- study of the relation between the Generation of
neración del 14 con la universidad. Para ello, se 1914 philosophers and University. Firstly, it
especificará, en primer lugar, qué se entiende por will be specified the meaning of “Generation of
“generación del 14”. Después se analizará la si- 1914”. After that, it will be analysed the situa-
tuación de la Filosofía en la Universidad, desde tion of Philosophy at University, since the Res-
la Restauración hasta la II República, a través de toration until the II Republic, through the con-
las sucesivas reformas en los planes de estudio, secutive curriculum reforms, the professors’
los procesos de selección del profesorado y su re- selection process, and the relation with the po-
lación con el campo político. El estudio de las litical field. The study of some philosophers’
trayectorias de algunos filósofos permitirá pre- trajectories will allow to specify which was the
cisar cuál era la norma filosófica generacional y Generation philosophical norm and its rela-
su relación con otras formas contemporáneas de tion with other contemporary forms of philo-
práctica filosófica. Por último, se propondrá un sophical practice. Finally, it will be proposed a
modelo de interpretación para organizar las di- model of interpretation for organizing the dif-
versas formas de intervención política que pro- ferent ways of philosophers’ political inter-
tagonizaron los filósofos de esta generación. vention for this Generation.
Palabras clave: Historia de la Filosofía espa- Key words: History of the Spanish Philosophy;
ñola; Generación del 14; Sociología de la Fi- Generation of 1914; Sociology of Philosophy;
losofía; Historia intelectual. Intellectual History.
más laxo, que atraviesa todo el espacio so- El primero consiste en la generalización
cial (es decir: la agregación de varias co- abusiva a partir de los casos considerados
hortes generacionales entre dos fechas que más relevantes. La relevancia de los Or-
se establecen arbitrariamente). La lista de tega, Azaña, Marañón, Pérez de Ayala,
sujetos a los que se tiende a agrupar en la Juan Ramón Jiménez o Gómez de la Serna
“generación del 14” y los motivos que se procede de la consagración de que han
aducen para ello revelan que este con- sido objeto en sus respectivas disciplinas;
cepto se refiere a personas con elevado ca- una consagración que es posterior al pro-
pital cultural que, por esta causa, tienen re- ceso estudiado y que responde a criterios
levancia social y se sienten legitimados específicos de esas disciplinas, por lo que
para intervenir en la esfera política. 2. Sin no debería extrapolarse automáticamente
embargo, tampoco incluye la “generación a una realidad sociológica distinta como es
del 14” a todos los intelectuales activos en la intervención política de un grupo de
torno al año 1914, ni siquiera a todos personas que se define como generación
aquellos que tienen una edad similar. La en torno a 19142. Tal generalización no
“generación del 14” agruparía tan solo a responde a criterios epistemológicos sino
los jóvenes intelectuales liberales, que, en más bien a la proyección ideológica del
torno a 1914, comparten un proyecto de historiador actual al posicionarse y reco-
modernización de España fundamentado nocerse en una tradición que siente como
en la importación del pensamiento euro- propia. Prueba de ello es que resulta difí-
peo a la realidad española, aspiran, como cil encontrar una justificación de la selec-
se ha dicho, a ocupar posiciones de rele- ción de los epónimos generacionales en
vancia social y política, y tienen una auto- las obras que tratan la materia. La tan
conciencia de grupo que se explicita en equivocada como generalizada idea, típi-
términos generacionales, como explica, camente intelectual –porque legitima so-
en términos similares, Manuel Menéndez cialmente a la profesión–, de que son los
Alzamora (2006: 3-5) intelectuales los que dan el pulso de la
En este artículo se partirá de esta acep- opinión pública de una época3 se suma a
ción de la “generación del 14”, pero con la una tradición historiográfica que se reco-
intención de precisarla mucho más. Por- noce en los parámetros ideológicos de la
que cuando uno acude a las fuentes que generación que define y que, ya sea por
documentan los acontecimientos históri- esa afinidad, por comodidad metodoló-
cos más específicamente asociados a esta gica o por ambas cosas, ha tendido a cons-
generación se encuentra muchas personas truir un objeto de estudio, una generación,
que no aparecen en la nómina generacio- a la medida de dicha definición.
nal al uso, además de algunas sorpren- El segundo sesgo consiste en la ten-
dentes ausencias. El perfil generacional dencia a identificar la historia intelectual
que nos ha legado la historia intelectual es- con el estudio de los textos producidos
pañola no se corresponde con el material por los intelectuales. No tengo espacio
empírico disponible: se ha construido una aquí para detenerme en el análisis de las
imagen parcial a partir de un doble sesgo. causas4, que tienen que ver con una forma
taban como méritos para las oposiciones a propuesta consiste en definir tres modelos
cátedras de instituto y universidad y faci- de filosofía que convivían en España a
litaban el acceso a las auxiliarías de uni- principios de siglo XX, atendiendo al pro-
versidad. El Decreto del 15 de junio de blema fundamental de la relación con las
1931, que modificó el reglamento para las ciencias naturales y sociales –y dejando
oposiciones a cátedras de universidad, aparte, como dije anteriormente, a los fi-
planteaba dar un paso más en la institu- lósofos ligados profesionalmente a las re-
cionalización de la ampliación de estu- des eclesiásticas–. El primer modelo era el
dios en el extranjero como parte de la ca- de una filosofía no especializada, que pre-
rrera profesional de la filosofía17, aunque tendía abarcar toda forma de conoci-
tal medida no pasó de ser un desiderátum miento. Recordemos que hasta 1857 no se
y nunca se hizo efectiva. creó en España una Facultad de Ciencias
La intensificación del contacto con la exactas, físicas y naturales: esa fue la
filosofía europea supuso no solo la intro- universidad no especializada en la que se
ducción de nuevas corrientes filosóficas formó, por ejemplo, el núcleo filosófico
sino también la introducción de problemas inicial de la Institución Libre de Ense-
que no eran asumibles por las prácticas fi- ñanza. Esta filosofía no especializada
losóficas entonces hegemónicas en Es- comprendía ideologías, escuelas y sensi-
paña. Un ejemplo de ello es la polémica bilidades diversas: los idealismos hege-
Europa-España entre Ortega y Unamuno. lianos o krausistas más orientados hacia
Interpretar la posición “europeizadora” la metafísica; un positivismo que alentó
como “modernizadora” desde una recons- el método científico e intentó fundamen-
trucción historiográfica posterior supone tar mediante las nacientes disciplinas –
legitimar una de las apuestas en disputa. como la Psicología o la Sociología– una
De esta manera se pierde de vista el ca- nueva filosofía; la erudición de Menén-
rácter contingente del debate: no se trata dez Pelayo, a medio camino entre la Fi-
de enfrentar el arcaísmo (“¡que inventen losofía, la Historia, las Ciencias Políticas
ellos!”) a la modernización, es decir, a lo y la Filología; y el regeneracionismo de
que es, por el mero hecho de enunciarlo Joaquín Costa, entre el Derecho, la Eco-
como moderno, propio de su tiempo. Am- nomía y la Filosofía Política. Todas las fi-
bas posiciones son contemporáneas, en guras recogidas en esta breve panorá-
este sentido, modernas, propias de su mica comparten un modelo de filosofía
tiempo, y lo que el porvenir iba a deparar que también se expresa en su organiza-
a cada una de ellas no estaba claro por en- ción institucional: las facultades de Filo-
tonces. Aunque no estudió fuera de Es- sofía y Letras tal y como se entendían en
paña, Unamuno estaba al tanto de la filo- la época. Tan acusada diversidad interna
sofía europea de su época18, que leía y exigiría mayores precisiones en un estudio
traducía con ahínco. Al igual que Ortega, específico sobre la segunda mitad del si-
también era catedrático de universidad, glo XIX19, pero su agrupamiento aquí per-
aunque no de filosofía. ¿Cómo se pueden mite situar mejor la novedad filosófica de
redefinir los términos de este debate? Mi la generación del 14.
ciencias. Las dos posibilidades –que con- der mi viaje a París, conocía y visitaba la
cretaban para la disciplina filosófica el biblioteca del Ateneo de Madrid, donde
modelo de filosofía de la generación del Costa trabajaba incansablemente, Moret
14: especialización e hibridación con las daba el último toque a sus conferencias,
ciencias sociales– estaban presentes en Manolo Bueno preparaba a última hora
Ortega y para ello fue determinante la for- sus críticas teatrales, [otros] escribían sus
mación filosófica de Ortega en el neokan- crónicas, y tantos ingenios de la Corte
tismo de Marburgo. Sin embargo, este mo- preparaban sus obras” (García Martí,
delo requería de un tipo de público y de 1941: 101). En un mismo edificio convi-
una sociabilidad intelectual que no exis- vían “múltiples discusiones, según las ap-
tían en la España de principios de siglo. titudes de cada cual: científicas, literarias
Gil Villegas (1996: 252-256) resume la o artísticas, o simplemente de intriga y
enorme distancia cultural entre España y habilidad en las Juntas generales, abun-
Alemania a principios de siglo XX a par- dantes y casi cotidianas”.
tir de los discursos y escritos de Ortega en
la época. Victoriano García Martí, escritor El lugar social de la filosofía
y abogado firmante del manifiesto de la
Liga de Educación Política Española, dejó La polémica entre Unamuno y Ortega
en su autobiografía una imagen más grá- acerca de la europeización de España –o la
fica de la diferencia entre el estado del españolización de Europa– que, como he-
campo intelectual español y, en su caso, el mos visto, se produjo en un espacio com-
francés. García Martí (1941: 63-72) des- partido por tres modelos de filosofía, se si-
cribe su llegada a París como una suce- túa también en un proceso más amplio: la
sión de tertulias literarias y veladas con evolución histórica del lugar social de la
una extravagante bohemia de residentes filosofía, más allá de la universidad. Para
españoles, hasta que, según relata el pro- ello, creo que el esquema de los modos de
pio García Martí (1941:72), “un día les co- intervención del intelectual en la política
muniqué a mis amigos que yo tenía nece- (escritor público – intelectual individual –
sidad de trabajar en serio y me trasladaba intelectualidad colectiva – intelectual
al barrio de los centros académicos: al Ba- comprometido) que plantea Santos Juliá
rrio Latino. [...] Me trasladé, al fin, y allí (2004) no permite dar cuenta de los datos
pude preparar varios trabajos sobre So- que aquí manejo. Da mejor resultado
ciología, diplomado alguno de ellos más construir dos modelos de reproducción
tarde por la Escuela de Altos Estudios So- social relativamente autónomos, pero re-
ciales y publicados luego en francés.” La lacionados entre sí. Por un lado, lo hemos
autonomía del campo intelectual se ex- visto para el caso de la Filosofía, la evo-
presa incluso en clave espacial: si uno lución del campo intelectual hacia una
quería estudiar, debía trasladarse al barrio creciente especialización y las diversas
académico y alejarse de los cafés litera- reacciones filosóficas ante este proceso
rios. El contraste con la vida cultural ma- generaron diferentes modos de ser filó-
drileña salta a la vista: “Antes de empren- sofo o normas de la filosofía. Por otra
parte, la evolución del campo político, cas como las que se apuntaban en los ma-
que, en función de la configuración que nifiestos de “La Joven España” y “Vieja y
adquiere en cada momento histórico, Nueva Política”.
exige diferentes propiedades a los sujetos La configuración del campo político
que acceden a él. Este esquema abre un obliga en cada momento, a quienes quie-
arco más amplio de posibilidades teóricas ren acceder a él, a reunir una serie de pro-
y organiza mejor a los agentes situados en piedades sociales, que van cambiando se-
la intersección entre ambos campos, que gún la evolución histórica del campo. Lo
es lo que aquí estamos estudiando. Así, mismo sirve para aquellos intelectuales
por ejemplo, no es necesario intentar en- que quieren intervenir en la política: cada
cajar a Francisco Giner de los Ríos y Ni- configuración particular del campo polí-
colás Salmerón, coetáneos e integrantes de tico abre y cierra posibilidades. Las ac-
la ILE, en un mismo molde, cuando es in- ciones políticas de los sujetos vienen de-
negable que debemos considerar a ambos terminadas por la incorporación de los
filósofos de su tiempo y que su compro- esquemas de percepción propios del
miso político fue muy diferente. campo, adquiridos en su contacto con él,
A principios de siglo XX y a diferen- que permiten interpretar y reconocer las
cia del momento presente, la filosofía ocu- propiedades sociales consideradas rele-
paba un lugar de privilegio en el campo in- vantes desde el punto de vista político.
telectual español, si bien la creciente Como tales propiedades sociales –por
fragmentación de las ciencias y la apari- ejemplo: la oratoria, los contactos sociales
ción de nuevas disciplinas autónomas ha- influyentes, el capital económico, la for-
cía que cada vez más áreas de conoci- mación intelectual– no dependen en ex-
miento escaparan a su control23. Pese a clusiva del campo político, cada sujeto
todo, había un intercambio bastante fluido tiende a intentar revalorizar las propieda-
entre las distintas disciplinas y entre los des adquiridas en otros espacios sociales
sujetos que formaban parte de ellas, lo que puede convertir más fácilmente en
que se reflejaba tanto en sus obras espe- capital político. Ciñéndonos a la filosofía24
cializadas como, sobre todo, en la socia- podemos diferenciar distintas formas de
bilidad informal de las tertulias y ateneos conversión del capital cultural en capital
y en la prensa. Estos espacios de sociabi- político, en función del público hacia el
lidad, formación y producción intelectual que va dirigida la producción intelectual
formaban un espacio heterónomo donde cuando se produce la intervención política.
tenían cabida la literatura, la filosofía, las Encontramos varias posibilidades a prin-
ciencias y también la política; lo que faci- cipios del siglo XX:
litaba y fomentaba entre quienes asistían a
ellas una acumulación plural de capital 1. Públicos académicos, a los que se di-
cultural. Este particular estado del campo rigen los filósofos que escriben princi-
intelectual y el lugar privilegiado que ocu- palmente obras especializadas o libros de
paba la filosofía en él abrían un espacio de texto para los institutos y la universidad,
oportunidades para intervenciones políti- se dedican a la docencia y a la adminis-
3. Públicos militantes. En este caso, el pú- quistas. En la Tabla 1 he cruzado las seis
blico ante el cual el filósofo hace valer su categorías desarrolladas en este artículo a
capital cultural son los militantes de un partir de los dos procesos indicados. En
partido de masas, lo que supone una sus- los espacios correspondientes he situado a
tancial diferencia respecto al caso ante- los filósofos que se corresponden, de ma-
rior. Puesto que el aparato de partido sus- nera aproximada, con los tipos ideales de
tituye a las redes clientelares o al intervención política que se deducen de
reconocimiento social como palanca fun- cada uno de los cruces entre las categorías.
damental para la acción política, el capital Para ello, no he utilizado esta vez a todos
cultural compra la entrada en la política del los estudiantes de Filosofía de la muestra,
filósofo de manera indirecta: el pago se re- ya que su producción intelectual en muchos
aliza en primer lugar al partido y, luego, el casos se limitó a la especialidad científica
aparato de partido facilita la conversión a la que se dedicaron, sino solamente a
del capital cultural en capital político por aquellos cuya actividad intelectual puede
diversos medios: dándole un lugar en las considerarse más filosófica que otra cosa
listas electorales, en los medios de comu- desde los parámetros de la época. Junto a
nicación del partido, en la elaboración de ellos he añadido a otros dos firmantes cuya
programas o proyectos políticos del par- producción también considero filosófica,
tido... En este contexto, la relación entre la pese a haber cursado estudios en Derecho
práctica filosófica y la política podía vol- –Fernando de los Ríos– o no haber cursado
verse conflictiva si el aparato del partido estudios superiores de ningún tipo –Ra-
manejaba criterios de reconocimiento del miro de Maeztu–. Todos ellos, firmantes
capital cultural muy diferentes a los de la de al menos uno de los dos manifiestos ge-
propia disciplina intelectual, en este caso, neracionales, están en cursiva. Finalmente,
la filosofía. he incorporado a otros filósofos que con-
vivieron con la “generación del 14” –unos,
Un modelo para organizar las inter- como Unamuno o d’Ors, durante largo
venciones filosóficas en la política tiempo; otros, como Salmerón, el antece-
sor de Ortega en la cátedra de Metafísica
Este panorama político-intelectual estaba de la Universidad Central, apenas unos
en un doble momento de transición. Por años– y que permiten dar una mayor pro-
un lado, ya lo hemos visto, una Filosofía fundidad y potencial comparativo al es-
inmersa en un proceso de especialización quema, además de ilustrar posibilidades
y de respuesta ante la reciente autonomía teóricas que no encontramos entre los fir-
de las Ciencias Sociales. Por otro, un mantes. A continuación, me centraré tan
campo político marcado por la crisis de las solo en el análisis de las categorías que
redes clientelares de la Restauración, con conciernen a los filósofos de la generación
sus partidos de notables, y la creciente del 14.
importancia de un nuevo modelo de orga-
nización política: los sindicatos y partidos
de masas, republicanos, socialistas y anar-
Tabla 1
Miguel de Unamuno,
Filosofía literaria
Eugenio d’Ors
Ayuso Iglesias,
Ramiro de Maeztu,
Filosofía no Giner de los Ríos, Nicolás Salmerón, Pi y Margall,
especializada Manuel B. Cossío Menéndez Pelayo, José Verdes Montenegro
Gumersindo Azcárate,
Pi y Margall
esa tradición de integración de los inte- supuso una losa pesada para quienes esta-
lectuales en la política, se vio muy pronto ban demasiado habituados a moverse en
obligado a hacer frente a las exigencias de esas coordenadas. Pasaron a ocupar una
su tiempo: pactar con el Partido Liberal (y posición política marginal cuando co-
apostar por el clientelismo del parlamen- menzó a cambiar no solo la coyuntura po-
tarismo de notables) o acercarse a socia- lítica, sino también la praxis política he-
listas y republicanos (y apostar por los gemónica34.
nuevos partidos de masas). Cualquiera de Por último, entre los filósofos que
las dos opciones hubiera sido rechazada orientaron su producción hacia públicos
por Ortega, como lo fue de hecho la pri- militantes para intervenir en política en-
mera. En general, no había proyecto polí- contramos a Fernando de los Ríos y a Ma-
tico posible en la España de la época que nuel Núñez de Arenas. Los dos estuvieron
pudiera ser coherente con el proyecto fi- vinculados al PSOE, aunque el segundo lo
losófico de Ortega y, al mismo tiempo, abandonó al apoyar la escisión del Partido
exitoso32. Comunista en 1921. Ambos compartían
Manuel Hilario Ayuso Iglesias, hijo de un origen social muy vinculado a la polí-
un diputado conservador y muy vinculado tica y al mundo intelectual, lo que sin
a su Soria natal, continuó la tradición fa- duda hizo posible su exitosa inserción en
miliar desde coordenadas ideológicas di- ambos campos, pero el espacio que ocu-
ferentes: el Partido Republicano Federal paban esas redes familiares en el sistema
de Pi y Margall. Fue elegido diputado en político de la Restauración era secundario
cuatro legislaturas entre 1914 y 1923, así comparado con las de Ayuso y Ortega35.
como en la primera legislatura republi- Es de suponer que la menor centralidad de
cana, cuando el Partido Republicano Fe- este origen social –la sensación de que ir
deral apenas tenía ya influencia política33. por libre era más arriesgado– facilitó un
Al contrario que la mayoría de los fir- acercamiento hacia un partido como el
mantes –Ayuso es uno de los pocos que PSOE, que a su vez hacía un esfuerzo en
ostenta un cargo político desde 1910: di- la década de 1910 por abrirse a los inte-
putado provincial, seguramente por in- lectuales. Las actividades políticas más
fluencia paterna (Latorre, 1994)– su ca- significativas de Núñez de Arenas y De los
rrera política decae con la llegada de la II Ríos recuerdan a las de García Morente y
República. A Ortega, pese al protagonismo Álvarez Pastor: Núñez de Arenas, profesor
inicial durante el debate de las Cortes de francés y español, se especializó en
constituyentes, le ocurre algo similar. Pedagogía, con la Escuela Nueva (1910) y
Atendiendo al modelo que aquí expongo, las “Bases para un programa de Instruc-
quizás haya que buscar las razones más ción Pública” (1918); mientras que Fer-
allá del desencanto político expresado por nando de los Ríos, catedrático de Derecho
los propios sujetos. Su modo de interven- Político, fue Ministro de Justicia y de Ins-
ción política era un arcaísmo en la coyun- trucción Pública –y después Ministro de
tura de la II República: una herencia pri- Estado–. Las tareas políticas que les en-
vilegiada en el sistema de la Restauración comendó el partido guardaban relación
con el capital cultural específico que estos intelectual tenía como consecuencia lo
filósofos aportaron a la política. La dife- que he denominado heteronomía del de-
rencia con respecto a García Morente y bate intelectual. Esto facilitó la puesta en
Álvarez Pastor es que su compromiso po- marcha de estos proyectos, pero impidió
lítico excedió, con mucho36, esas tareas paradójicamente su éxito: fueron los pro-
específicas. pios intelectuales, agentes de la moderni-
zación de España, los que colaboraron en
Conclusiones la transformación de las relaciones entre el
campo político y el intelectual, lo que mo-
He realizado un análisis de la evolución de dificaba las condiciones de partida de su
la filosofía universitaria durante la Res- intervención política.
tauración a través de la transformación de El modelo de interpretación que he
los planes de estudio, los procesos de se- presentado permite organizar las diferen-
lección del profesorado, los conflictos po- tes intervenciones intelectuales en la polí-
líticos que la atravesaban y el estudio de tica en una serie de categorías que recogen
las trayectorias biográficas de los estu- la pluralidad de posibilidades existentes en
diantes de filosofía de la generación del la época. El análisis de las propiedades so-
14. Sus resultados permiten afirmar que la ciales de los sujetos que se encuentran en
novedad filosófica de esta generación no este cruce entre la política y la filosofía
solo se limitó al plano ideológico, sino arroja varias conclusiones. Al margen de
que se concretaba y, al mismo tiempo, de- la evidencia de que se trata de un espacio
pendía de las instituciones que la soste- socialmente exclusivo, los diferentes orí-
nían. Esta novedad puede resumirse en un genes sociales de los filósofos ayudan a
doble proceso: la creciente especializa- explicar la preferencia por un modelo par-
ción de la Filosofía y la respuesta filosó- ticular de intervención política. Pero, so-
fica que se produjo ante la autonomización bre todo, hay un dato que muestra que
de las ciencias sociales. efectivamente se produjo un cambio sus-
Este doble proceso aún no había cris- tancial en el modo de generación del
talizado en España a principios de siglo campo intelectual español: los sujetos que
XX. La diferencia respecto a otros países disponían de una herencia social privile-
europeos era notable y, dado que esta giada para este medio al inicio de sus ca-
época se caracterizó por un importante in- rreras no fueron los que, al final del reco-
cremento de la intensidad de los inter- rrido generacional, se encontraban en las
cambios intelectuales con el extranjero, posiciones más destacadas. En parte por-
tal diferencia no podía dejar de tener efec- que también esas posiciones habían cam-
tos sobre el campo intelectual español. biado. Eso indica que el camino que reco-
Uno de los más importantes fue el intento rrieron no era el mismo que el de sus
de elaborar proyectos políticos basados antecesores.
en los modelos intelectuales importados
desde Europa. La estrecha relación exis-
tente entre el campo político y el campo
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NOTAS
1
Este trabajo se ha realizado gracias a la financia- cual nuestro pueblo está excluido, no consiste sino en
ción de la Dirección General de Investigación del Mi- una suma creciente de libertad, esto es, en una concien-
nisterio de Ciencia e Innovación, dentro del proyecto cia más aguda de la interdependencia social, de los de-
“Vigilancia de fronteras, colaboración crítica y recon- beres colectivos y de los principios en que se sustenta la
versión: un estudio comparado de la relación de la filo- obligación política”; la condición de intelectuales, el
sofía con las ciencias sociales en España y Francia proyecto de modernizar España y la vocación de inter-
(1940-1990)”, referencia FFI2010-15196 (subprograma vención política: “aspiramos a fortalecer nuestra con-
FISO). ciencia individual y a contribuir a la formación de la
2
En otras palabras: que los filólogos y poetas conciencia hispana: lo cual, realizado históricamente,
hayan establecido que Juan Ramón Jiménez es un ex- se traduce en aspiración intensiva y [¿?] propia, y ex-
celente poeta, o los historiadores de la filosofía y filó- tensiva, de propagación de cultura. Decimos cultura y
sofos que Ortega es el mayor exponente de la filosofía propaganda de cultura en el sentido de avivar el espí-
española del siglo XX, no permite suponer que Juan ritu científico o curiosidad de saber de manera cierta y
Ramón Jiménez u Ortega sean epistemológicamente evidente. Y esto proyectado siempre sobre una presunta
más valiosos para reconstruir lo que fue la “generación acción política.”
del 14” que muchos otros casi desconocidos que for- 6
Para este manifiesto, más conocido, remito sim-
maron igualmente –y en el caso concreto de Juan plemente a Ortega (2004).
Ramón, mucho más– parte de proceso. 7
Alcayde y Vilar, Francisco; Álvarez Pastor, Joa-
3
Ortega (2010: 391-392), el brillante precursor de quín; Álvarez y Álvarez, Valentín Andrés; Ayuso Igle-
la teoría de las generaciones en España, lo decía clara- sias, Manuel Hilario; Castro y Quesada, Américo;
mente: “las porciones de ese mundo, los asuntos de él García Morente, Manuel; González Magro, Pedro; He-
más agudos han recibido una nueva interpretación de los rrero Bahíllo, Fermín; Machado y Ruiz, Antonio; Mi-
hombres que representan la madurez de la época –y que lego y Díaz, Julio; Moreno Villa, José; Navarro Flores,
regentan en todos los órdenes de esa época– en las cáte- Martín; Navarro Tomás, Tomás; Núñez de Arenas, Ma-
dras, en los periódicos, en el gobierno, en la vida artís- nuel; Onís y Sánchez, Federico de; Ortega y Gasset,
tica y literaria”. La enumeración, por cierto, nos ofrece José; Salinas Serrano, Pedro; Sánchez Rivero, Ángel.
una imagen de los agentes sociales que Ortega conside- 8
“Los profesores, por su parte, no estaban obliga-
raba políticamente relevantes en su época: es significa- dos a desarrollar programas totales de las disciplinas
tiva y nada casual la ausencia de los partidos políticos, ya que tenían encomendadas. Con ello se pretendía deste-
que, como se verá más adelante, Ortega encarna un tipo rrar los manuales del profesor y acabar con «el memo-
de intervención política similar al de los notables del par- rialismo infantil de preguntas y respuestas». Para dar
lamentarismo liberal. Tampoco es casual que su obra En precisión y hondura a los estudios, las enseñanzas se di-
torno a Galileo, donde pretende esbozar un esquema de vidían en cursos de carácter general y cursos monográ-
la crisis de la modernidad, se centre “en el orden del pen- ficos o de profundización. [...] Además, cada profesor
samiento filosófico y de las altas ciencias a que he redu- podía exponer la disciplina «que juzgue conocer y desee
cido el tema de este curso” (Ortega, 2010: 406), aunque exponer», aunque no correspondiera con su cátedra y
su exigencia intelectual –y probablemente su particular aunque ya fuera impartida por otro profesor. Sólo de-
concepción de la filosofía– le lleva a explicitar los lími- bían publicar con antelación los temas que fueran a des-
tes de su trabajo y a asumir que el cambio generacional arrollar cada curso. Con ello se dinamitaba la rigidez
no se expresa preferencialmente en la filosofía, sino que intelectual del sistema de cátedras universitarias y se
existen otros ordenes culturales que son igualmente sig- abría la posibilidad de la innovación disciplinar, además
nificativos para ello. de introducir una cierta competencia”, en Antonio Niño
4
Ver, para el caso particular de la historia de la fi- (2013: 96).
losofía española, la obra de José Luis Moreno Pestaña: 9
Francisco Alcayde y Vilar, Valentín Andrés Ál-
La norma de la filosofía, particularmente el tercer capí- varez y Álvarez, y Américo Castro Quesada.
tulo (Moreno Pestaña, 2013: 127-159). 10
Tres de los cuatro profesores de enseñanza se-
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Véase su manifiesto en España Nueva (1910: 2). cundaria opositaron sin éxito a cátedras de universidad:
Algunos fragmentos representativos del carácter gene- Fermín Herrero Bahíllo, Julio Milego Díaz y Martín Na-
racional mencionado: la juventud: “nuestra experiencia varro Flores. El cuarto es un caso peculiar: Antonio Ma-
de la cosa pública, experiencia más diligente y ahincada chado, que se licenció en Filosofía y Letras con 43 años
que nutrida de años”; la europeización de España: “Ved para mejorar sus posibilidades de lograr plaza en un ins-
que la esencia de la civilización contemporánea, de la tituto cercano a Madrid. Su consagración intelectual se-
guía la vía literaria y no la científica, por lo que no guar- mendaciones que el bedel de la Facultad no quiso en-
daba relación con la universidad. Pese a ello, la titula- trar al tribunal [ya reunido]”. El hecho de que el cate-
ción en Filosofía y Letras cumplió en su caso la función drático debiera señalar expresamente que “no era lícito
de promoción profesional ligada a instituciones educa- en este punto ceder a recomendaciones e influencias,
tivas dependientes del Estado, permitiéndole el traslado mucho más ignorando completamente la asignatura” in-
a Segovia en 1919. Uno de los tres archiveros, Pedro dica que, aunque cuestionable, la intervención del capi-
González Magro, también se presentó a unas oposicio- tal social en la esfera reservada al capital cultural era
nes para la cátedra de Geografía Política y Descriptiva frecuente. Si las quejas del alumno, más allá de su ve-
de la Universidad de Valencia. racidad, son síntoma de lo que siendo ilegítimo es fac-
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La Dictadura de Primo de Rivera reprimió y tible o imaginable, su significado apunta en este sentido.
forzó al exilio a profesores por motivos políticos, pero El alumno le reprochó dos cosas al profesor: que no
no relacionados con su actividad universitaria. Es cierto atendiera a las recomendaciones que llevaba al examen
que varios profesores de la Universidad Central dimi- y le llamó “ladrón, que reprobaba a los que no le daban
tieron en 1929 en protesta por una reforma universitaria dinero”. El catedrático debió llamar a un alguacil para
que, aunque ofrecía más autonomía a las universidades, evitar males mayores, aunque finalmente pidió clemen-
otorgaba mayor poder a la Iglesia en el ámbito de la cia para el acusado.
educación, pero finalmente el Gobierno dimitió y se pa- 14
Real Decreto de 18 de julio de 1901 y Real De-
ralizó la reforma. La Dictadura trató de frenar la in- creto de 8 de mayo de 1903.
fluencia de la ILE en la Universidad y en las 15
Real Decreto de 11 de enero de 1907.
instituciones paralelas de investigación fomentando ins- 16
Sobre las prácticas informales véase la magní-
tituciones alternativas de corte conservador y doctrina fica exposición del caso de José Gaos en Moreno Pes-
católica, pero no hay destituciones de profesores rela- taña (2013: 98-99).
cionadas con la libertad de cátedra comparables a las 17
En el mismo Decreto: “Acaso podría constituir el
que sufrieron los krausistas en 1866 y 1875. sistema de oposición que sirviera de tránsito entre el
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Es lo que le ocurrió a Leopoldo Alas “Clarín” en ayer y el mañana, y que pudiese contribuir, poderosa-
sus oposiciones a la cátedra de Economía Política y Es- mente a la reforma universitaria, una oposición dividida
tadística de la Universidad de Salamanca en 1878: sus en dos momentos: uno, que seleccionase un número re-
críticas al conde de Toreno (Francisco de Borja Queipo ducido de candidatos a raíz de la vacante de una Cáte-
de Llano), ministro de Fomento, le costaron ser rele- dra, y otro, que eligiera entre ellos el candidato
gado en beneficio del segundo candidato de la terna pro- deseable, después de que los seleccionados ampliaran
puesta por el tribunal. sus estudios durante un plazo suficiente en las Univer-
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Las “recomendaciones” –es decir, la introduc- sidades y en los Centros de investigación extranjeros
ción del capital social, las redes sociales y familiares, más afamados en el cultivo de la disciplina respectiva,
en competencia con el capital cultural en las pruebas y después de que ejercieran, durante otro lapso pruden-
académicas– debían ser bastante frecuentes en la Uni- cial, docencia efectiva en una Universidad.”
versidad de la Restauración. Lo comenta Martínez Neira 18
En unas oposiciones se quejaba ante un amigo
(2014: 18-19) y es posible encontrar rastros de ello tam- de los miembros de tribunales de oposiciones excesiva-
bién en las solicitudes para los pensionados de la JAE, mente tradicionalistas “que lo han tachado de «materia-
como se deduce de la correspondencia privada de Or- lista» y que toman por peligrosas novedades o caprichos
tega. Para dar una idea de hasta qué punto podían las re- suyos «lo que hoy es en todo país culto moneda co-
comendaciones estar institucionalizadas en la rriente».” (Rabaté, 2009: 76)
Universidad –y, por ello, el proceso de especialización 19
O, para ser más exactos, sobre los diferentes tipos
y autonomía institucional y científica que acompaña a la de filosofía no especializada, que no fenecen con el
generación del 14 es tan relevante– remito a un hecho siglo XIX. Entre los firmantes de los manifiestos gene-
anecdótico encontrado en el Archivo General de la Ad- racionales es posible encontrar un filósofo universitario
ministración. En el expediente del alumno de Derecho que encaja perfectamente en este modelo: Manuel Hi-
José Gutiérrez Abascal figura el relato de un incidente lario Ayuso Iglesias.
que dio lugar a su inhabilitación para el curso 1877-78 20
Como con Inglaterra, por diferentes motivos que
por insultar a uno de los catedráticos que lo examinaba. tienen que ver con su política y sus instituciones educa-
El informe del catedrático explica cómo el susodicho tivas y culturales, muy diferentes de las continentales.
acudió al examen extraordinario “no sin haber procu- 21
Allí participaba, no obstante, uno de los firman-
rado el buen éxito del examen con algunas poderosas tes del manifiesto de la Liga de Educación Política Es-
recomendaciones”. El alumno “debió presagiar [el sus- pañola y antiguo discípulo de Unamuno: Ramón de
penso] cuando a toda prisa marchó a buscar más reco- Basterra.
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Las fechas de nacimiento de los 18 firmantes ti- pital en infinidad de interacciones cotidianas. Tales
tulados en Filosofía y Letras oscilan entre 1871 y 1891 interacciones son menos frecuentes y más problemáticas
y cuatro de ellos estudiaron por el plan antiguo. Un arco en los llamados “partidos de masas”, debido a la dis-
temporal que cuestiona, dicho sea de paso, la delimita- tancia social y cultural entre el intelectual y su público.
ción temporal que se suele asumir usualmente cuando se 27
Fernando de los Ríos y Francisco Pi y Margall
habla de “generaciones”. No es este el tema del presente aparecen por duplicado, en categorías distintas. Esto
artículo: dedicaré una próxima publicación a este ocurre porque la tabla no reproduce modelos globales
asunto. de comportamiento, sino tipos ideales de intervención
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No es la Filosofía la única disciplina de la que se política que un sujeto puede alternar en distintos mo-
desgajan nuevos campos autónomos de saber: las Facul- mentos de su vida o, incluso, en distintas situaciones
tades de Derecho ven cómo surgen entre sus estudiantes más o menos contemporáneas. Por ejemplo: Fernando
vocaciones de sociólogos y economistas, por ejemplo. Ha- de los Ríos publicando en la prensa liberal y partici-
bría que acudir a la Historia del Derecho para ver si se dan pando en la vida del Ateneo, mientras ayuda a redactar
en esta disciplina reacciones de protección de la ortodoxia los estatutos jurídicos de una cooperativa de panaderos
similares a las que se dan en Filosofía. en Granada.
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De no hacerlo, habría que explicar la evolución 28
He estudiado el caso de Maeztu y la relación
de la cambiante relación entre las diferentes disciplinas entre su profesión de periodista y su compromiso polí-
intelectuales y la política. A modo de indicación, para tico en Jorge Costa Delgado (2013).
este período, la tradicional relación de los especialistas 29
Hay muchos otros motivos, pero el principal re-
en Derecho con la política parece mucho más estable ferente socialista de Ortega en aquella época era Lassa-
que la de los especialistas en filosofía, en declive. En lle, cuyas tesis combatió Marx en el seno del
cambio, los economistas ven crecer su reconocimiento movimiento obrero alemán antes y después de la muerte
político. Tomando las mismas referencias mencionadas del primero en 1864.
anteriormente: 6 de los 18 estudiantes de Filosofía aca- 30
Particularmente, los intereses de nuevas fuerzas
baron ocupando cargos políticos en algún momento de sociales producto de la concentración de la industria, el
su carrera. 11 de los 22 estudiantes de Derecho harían lo desarrollo del movimiento obrero y campesino organi-
propio. Y eso sin entrar en la importancia cualitativa de zado y la evolución del campo intelectual (atendiendo a
dichos cargos, muy superior en los estudiantes de De- las transformaciones del papel jugado por el Estado y
recho. Dicho sea de paso, tan solo 3 del total de 40 es- por el mundo editorial en él): las fuerzas sociales que
tudiantes que aquí tomamos como referencia ocupaban contemplaba Ortega como susceptibles de realizar polí-
cargos políticos en el momento en que firmaron los ma- ticamente su proyecto de organización racional de Es-
nifiestos generacionales: no se puede negar que la es- paña y que encontraban difícil acogida en la estructura
trategia de promoción política generacional fue efectiva, política del sistema canovista.
al menos a nivel individual. 31
Que impediría, en cualquier caso, un viraje polí-
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Quizás el más prestigioso, junto a la literatura tico similar al de Maeztu.
(uno más académico, otro más mundano), en tanto que 32
No conviene, sin embargo, menospreciar la mo-
respondía al ideal aún poco definido, pero que cada vez dalidad de intervención política que de manera más con-
cobraba mayor relevancia en los debates, del interés en tinuada practicó Ortega hasta 1932: los artículos de
el desinterés: un capital cultural del que su poseedor os- prensa, cuya capacidad de influencia política, mucho
tenta su pretendida inutilidad, esto es, su distancia res- mayor que en la actualidad, era considerable en una
pecto a criterios económicos o políticos que cuestionan época en transición entre el parlamentarismo de nota-
la autonomía del campo intelectual. Véanse las indica- bles y la democracia representativa de partidos. Otra po-
ciones generales de Pierre Bourdieu (2011: 213-215) al sible vía, más diferida, que se truncó con la Guerra
respecto y un análisis específico aplicado a la coyuntura Civil, era el proyecto de una filosofía orientada a la cre-
española de la época en Jorge Costa (2013). ación de hegemonía cultural y política, esbozado en Mi-
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Insisto en que la transformación es tan solo “apa- sión de la Universidad y encarnado en la Facultad de
rentemente no mediada”, para evitar la ideología del in- Filosofía y Letras republicana (Moreno Pestaña, 2013:
telectual libre de toda determinación que interviene en 94-97).
política gracias a la exclusiva fuerza de sus argumen- 33
Un prólogo de Antonio Machado a un libro de
tos, a la fuerza de la razón. La aparente inmediatez es, poesía de Ayuso prueba cómo las categorías ideológicas
en realidad, una vía de acceso del mundo intelectual a la a veces son insuficientes para comprender la práctica
política en la que la afinidad social y cultural entre un política: “juzgábase incomprensible que renunciase al
sector del campo político y un sector del campo inte- caudal de autoridad, de influencia y de responsabilidad
lectual diluye las transacciones entre ambos tipos de ca- que por herencia le correspondía. Se pensaba que Ayuso
había nacido, en suma, para cacique de la comarca y nito a su tío Francisco Giner de los Ríos –promotor de
que, por extraña locura, se dedicaba a combatir el caci- la ILE y uno de los referentes de la vida intelectual ma-
quismo en pro de los humildes. Dentro de la mentali- drileña, pero marginado políticamente durante la Res-
dad provinciana, todo idealismo cae siempre al margen tauración–. En la familia Núñez de Arenas y de la
de la cordura”. Ayuso heredó lo que le correspondía, Escosura encontramos antepasados como Espronceda,
pero en lugar de cacique conservador, fue notable repu- Patricio de la Escosura, Cristino Martos o Isaac Núñez
blicano. Las redes sociales y los medios de promoción de Arenas (catedrático de literatura en la Universidad
política no difieren sustancialmente de los de su padre. Central). El padre de Manuel fue jefe del registro del
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O dicho de otra manera: el “modo de generación” Banco de España y bibliotecario del Congreso de los
dentro del campo político, esto es, el modo de generar Diputados.
habitus, sistemas de disposiciones que orientan los com- 36
Basten dos apuntes vinculados a un mismo acon-
portamientos, en el campo político. El propio Ortega tecimiento: Fernando de los Ríos fue uno de los dele-
(2010: 417-423), un filósofo muy sensible a las crisis y gados que el PSOE envió a la Unión Soviética para
transformaciones sociales, distinguía, refiriéndose a los decidir sobre la adhesión del partido a la III Internacio-
cambios generacionales, entre “cuando cambia algo en nal. Manuel Núñez de Arenas fue uno de los dirigentes
el mundo y cuando cambia el mundo”. del PSOE disconformes con la decisión mayoritaria del
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El padre de Fernando de los Ríos, capitán de in- partido, que apoyó el informe negativo de Fernando de
fantería, muere cuando este tiene cuatro años. La fa- los Ríos. Descontento con la línea política del PSOE,
milia se traslada primero a Córdoba y después a protagonizó la escisión que dio lugar al PCE en 1921 y
Madrid, para encomendar la educación del primogé- pasó a formar parte de su Comité Central.