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Es una obra literaria de la escritora inglesa Mary Shelley, publicada en el año 1818,
dicha obra es considerada actualmente de culto y desde mi punto de vista, una
lectura de las cuales por lo menos una vez en la vida tiene que disfrutarse.
Creo que está de más dar una pequeña sinopsis del libro, pues cómo mencioné con
anterioridad, es un libro clásico universal y podría atreverme a decir que de cierta
forma ya se conoce la historia. Basta escuchar la palabra “Frankenstein” para llevar
a la mente un monstruo de color verdoso, con cabeza cuadrada y un tornillo en cada
yugular, pero he aquí un detalle, puesto que la palabra Frankenstein hace referencia
directamente a el Dr. Víctor, el padre y creador del monstruo, quien en verdad
carece de nombre; únicamente es referido como monstruo, criatura, abominación,
etc.
pues ambos consiguen desafiar las leyes de un Dios poderoso, Prometeo, al robar
lo único que nos separaba de los dioses y Víctor quien va más allá y consigue crear
vida, aptitud o habilidad exclusiva de una divinidad.
Si bien el género del libro es una parte de ciencia ficción, también está basado en
teorías científicas y médicas, principalmente en los experimentos de Luigi Galvani
quien estudió la activación muscular animal por medios eléctricos. Ahora, pudiera
sonar irrelevante pero desde mi opinión me parece que quizás, con los avances
tecnológicos de hoy en día, la humanidad está jugando a ser un Dr. Frankenstein, y
conforme el tiempo lo va logrando, sin embargo he aquí una pregunta, ¿La
humanidad está lista para conocer las creaciones de los nuevos dioses mortales?
Viendo a los personajes más allá que solo eso, quisiera decir que todos llevamos
dentro un Dr. Frankenstein, en el sentido de necedad y obsesión de trascender a
algo. Es irónica la idea de saber que la humanidad le teme a lo que no conoce pero
al mismo tiempo los deseos de controlar lo no explorado. Quizás en este mundo
existan millones de cosas desconocidas, pero aun siendo así es fácil catalogarlo
como malo, como personas somos sumamente caprichosas, puesto que deseamos
que todo sea de nuestro agrado y semejanza para poder aceptarlo.
Puedo atreverme a decir que también llevamos dentro parte del monstruo de
Frankenstein, puesto que al nacer o este caso ser creados vemos al mundo con
inocencia, no tenemos un concepto sobre la maldad y la bondad. Conforme vamos
creciendo obtenemos un aprendizaje sobre esto y las experiencias vividas nos
impulsan a cometer actos de bondad o crímenes, pero todo con el fin de sentirnos
integrados con nuestros semejantes, que viendo a grandes rasgos lo único que nos
caracteriza es la especie humana y aun así permanecemos catalogados por
nuestras acciones.
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE TLAXCALA
Facultad de Trabajo Social Sociología y Psicología
Licenciatura en Psicoterapia
Una característica más común del humano es que por naturaleza es un ser social,
necesita de alguien para coexistir, pero siendo la creación del Dr. Frankenstein una
criatura hecha de varias personas, ¿puede ser tomada como humano o aberración?
Es para mí esta otra enseñanza más, pues como dije con anterioridad que las
personas somos caprichosas para que todo sea de nuestro agrado, de la misma
manera buscamos ser agradables para los demás para poder encajar, y sentir la
interacción de alguien ajeno. Antropológicamente tenemos la necesidad de
interactuar, se me hace difícil imaginar alguien que no necesite de otra persona,
incluso el mismo monstruo de la historia.
Una conclusión con la que quiero cerrar este triste ensayo es decir que como
humanos, tanto tenemos de Dr. Frankenstein y del monstruo, pues tenemos la
ambición e inteligencia pero a la vez la inocencia y falta de afecto de la criatura.
Así que me atrevo a decir que permanentemente somos “gatos de Schrödinger”
balanceándonos entre ser dioses mortales y ser criaturas sin identidad. Y me parece
complicado ver el momento exacto en donde la caja se abra y saber qué lado tiene
más peso.