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NUCLEO TEMÁTICO 2.

ESTUDIO DE LAS FUNCIONES OFERTA, DEMANDA


Y EQUILIBRIO, E INTERVENCIÓN ESTATAL Y ELASTICIDADES.

Ejes temáticos
 Funciones de oferta, demanda y equilibrio del mercado.
 Equilibrio estático, comparativo y dinámico e intervención estatal.
 Elasticidad precio de la demanda y de la oferta
 Elasticidad cruzada e ingreso de la demanda.

Funciones de oferta, demanda y equilibrio del mercado.

Oferta y Demanda
Oferta y demanda son las dos fuerzas que interactúan en los mercados, determinando la
cantidad negociada de cada bien (o servicio) y el precio al que se vende.

La demanda

La demanda de un bien determina la cantidad de dicho bien que los compradores desean
comprar para cada nivel de precio.

La demanda viene determinada por una serie de variables:

 a) Precio del bien: La cantidad demandada se mueve de forma inversa al precio:


si el precio de un bien sube se demanda menos, mientras que si baja su demanda
aumenta.
 b) Renta: Normalmente si aumenta la renta del consumidor aumenta también la
cantidad demandada de un bien. Este es el comportamiento que presenta la
mayoría de los bienes, a los que se denomina "bienes normales".

Pero cabe la posibilidad de que al aumentar la renta del consumidor disminuya su consumo
de un determinado bien; son los llamados "bienes inferiores". El mayor poder adquisitivo
del consumidor le permite sustituirlos por otros de mayor calidad.

Por ejemplo, el sucedáneo del café. El consumidor de este producto cuando aumenta su
renta tiende a reemplazarlo por café.

c) Precio de los bienes relacionados: distinguiremos entre bienes sustitutivos y bienes


complementarios.

 Bien sustitutivo es aquel que puede satisfacer la necesidad del consumidor


prácticamente igual que el bien en cuestión (por ej. la margarina es un bien
sustitutivo de la mantequilla).

 Bien complementario es aquel que se consume conjuntamente con el bien en


cuestión (por ejemplo, raqueta de tenis y pelota de tenis).
Si sube el precio del bien sustitutivo aumenta la demanda del bien (y lo contrario si
baja).

Si sube el precio de la mantequilla tenderá a aumentar la demanda de la margarina (muchos


consumidores sustituirán la mantequilla por la margarina).

En cambio, si sube el precio de un bien complementario baja la demanda del bien (y lo


contrario si baja).

Si sube el precio de las raquetas de tenis disminuirá la demanda de pelotas, ya que algunas
personas dejarán de practicar este deporte.

 d) Los gustos. Si un producto se pone de moda aumentará su demanda,


mientras que si pierde popularidad disminuirá su demanda.

 e) Las expectativas sobre el futuro. En función de cómo prevea el consumidor que


puede cambiar el escenario influirá positiva o negativamente en la demanda de un
bien.

Si el consumidor anticipa cambios de tecnología, subidas o bajadas de precio, aumentos o


disminuciones de sus ingresos, etc., su actual demanda de un bien puede verse afectada.

La curva de la demanda es el resultado de la decisión de millones de potenciales


consumidores. Representa la cantidad demandada de ese bien para cada nivel de precio.

Tiene pendiente negativa ya que a medida que sube el precio disminuye la cantidad
demandada, mientras que si baja el precio aumenta.

Variaciones en el precio del bien producen movimientos a lo largo de la curva,


mientras que variaciones en las otras variables señaladas producen desplazamientos de
la curva.

Si aumenta la renta del consumidor, o sube el precio de los bienes sustitutivos, o baja el
precio de los bienes complementarios, o el producto se pone de moda, o las expectativas
favorecen el consumo actual, la curva de demanda se desplazará hacia la derecha. Para cada
nivel de precio los consumidores demandarán una mayor cantidad.

Por el contrario, si disminuye la renta del consumidor, o sube el precio de los bienes
sustitutivos, o baja el precio de los bienes complementarios, o el producto pierde
popularidad, o las expectativas perjudican el consumo actual, la curva de demanda se
desplazará hacia la izquierda. Para cada nivel de precio los consumidores demandarán una
menor cantidad.

Veamos un ejemplo.
Si el precio medio actual de un vehículo todo terreno es de 25.000 euros y sus ventas
anuales son de 10.000 unidades, una disminución del precio producirá un aumento en las
ventas.

Si se mantiene el precio de estos vehículos, pero se ponen de moda entre los jóvenes
aumentarán sus ventas. Al mismo precio que antes (25.000 euros) las ventas superarán las
10.000 unidades.

La oferta

La oferta determina la cantidad de un bien que los vendedores ofrecen al mercado en


función del nivel de precio.

La oferta viene determinada por las siguientes variables:

a) Precio del bien. Cantidad ofertada y precio se mueven en la misma dirección. Si el


precio sube los vendedores aumentarán su oferta, en cambio si el precio baja la oferta
también disminuirá.

Cuando baja el precio de un bien disminuye la rentabilidad que obtiene el vendedor lo que
le llevará a orientar su actividad hacia otros tipos de bienes.

Esta relación paralela de cantidad ofrecida y precio determina que la curva de oferta tenga
pendiente positiva.
b) Precios de los factores (recursos utilizados en su fabricación). Si sube el precio de los
factores aumenta el costo de fabricación con lo que la rentabilidad obtenida por el vendedor
se reduce. Por tanto, la relación de esta variable con la oferta es inversa:

Si sube el precio de los factores disminuye la cantidad ofertada y si baja el precio


aumenta.

c) Tecnología: tecnología y cantidad ofertada se mueven de forma paralela. Una


mejora tecnológica conllevará una disminución del costo de fabricación, aumentando la
rentabilidad del producto. Esto impulsará al vendedor a aumentar su oferta.

d) Las expectativas: su influencia en la oferta es similar a la que se vio al analizar la


demanda. Las expectativas, según cual sean (subida o bajada prevista del precio del bien,
cambios de gustos, tendencia al alza o a la baja del costo de los factores, etc.), pueden
favorecer o perjudicar la cantidad ofertada.

De las cuatro variables anteriores, variaciones en el precio provocan movimientos a lo


largo de la curva.

Mientras que variaciones en las otras tres variables provocan desplazamientos de la


curva.
Ejemplo:

Si baja el precio de los equipos de música su oferta disminuye; el vendedor centrará sus
esfuerzos en otros bienes que le reporten una mayor rentabilidad (movimiento descendente
a lo largo de la curva).

Si sube el precio de los componentes de los equipos de música se incrementará su costo de


fabricación, disminuyendo su rentabilidad para cada nivel de precio. Esto originará, al igual
que en el caso anterior, una reducción de la oferta (desplazamiento hacia la izquierda de la
curva).

La oferta y la demanda

El punto de corte de las curvas de oferta y demanda se denomina punto de equilibrio,


determinando una cantidad y un precio de mercado.

En este punto la cantidad que los compradores quieren adquirir coincide con la que los
vendedores desean vender. Ambos grupos quedan satisfechos y no surgen presiones sobre
el precio (ni al alza ni a la baja).

En un mercado competitivo las decisiones individuales de miles de compradores y


vendedores empujan de forma natural hacia el punto de equilibrio.

Si en un momento dado el mercado no está en equilibrio esto se puede deber a que el


precio sea superior al de equilibrio en cuyo caso la cantidad demandada será inferior a
la ofrecida.
O a que el precio sea inferior al de equilibrio en cuyo caso la cantidad demandada será
superior a la ofrecida.

En ambos casos el precio sufrirá presiones que lo irán empujando hasta alcanzar el punto
de equilibrio.

En el primer caso (precio superior al de equilibrio) se producirá un exceso de oferta (la


cantidad ofrecida a ese precio será superior a la demandada).

Se genera un excedente de oferta que queda sin vender lo que llevará a los vendedores a ir
bajando el precio a fin de darle salida a estos bienes. A medida que baja el precio la
demanda del bien irá aumentando al tiempo que la oferta se reduces. Este proceso
continuará hasta que se alcanza el punto de equilibrio.

En el segundo caso (precio inferior al de equilibrio) se origina un exceso de demanda (la


cantidad demandada será superior a la cantidad ofrecida).

Esta demanda insatisfecha permitirá a los vendedores subir el precio, lo que producirá un
aumento de la oferta y una disminución de la demanda. Este proceso continúa hasta que se
alcanza el punto de equilibrio.
Ejemplo:

El mercado de bicicletas se encuentra en equilibrio, con ventas anuales de 100.000


unidades a un precio medio de 100 euros.

Tras la victoria de un ciclista nacional en el Tour, este deporte se hace muy popular en el
país, desplazando hacia la derecha la curva de demanda.

Al precio actual (100 euros) surge un desequilibrio: los vendedores continúan ofreciendo
100.000 unidades pero los compradores desean adquirir 180.000 unidades.

Este exceso de demanda empuja al alza el precio de la bicicleta, subida que hará que los
vendedores quieran vender más y los compradores adquirir menos.

Este proceso finaliza cuando se alcanza el nuevo punto de equilibrio, en el cual el precio de
la bicicleta ha subido a 120 euros y las ventas anuales a 140.000 unidades.
Oferta, demanda y punto de equilibrio. Ecuación.

Equilibrio estático, comparativo y dinámico e intervención estatal.

El equilibrio estático puede ser estable o inestable. Será estable cuando dado un conjunto de
valores de las variables endógenas distinto al de equilibrio, éste se restaurará
automáticamente. Sea YO el valor de equilibrio estático de la variable endógena Y. Este
equilibrio será estable si Y’, un valor cualquiera de Y, pero distinto a YO, tiende a Ye. Esta
restauración del equilibrio puede ocurrir en el tiempo o puede ser instantánea, según sea el
supuesto que se haga sobre la naturaleza del tiempo en el análisis.

La estática comparativa es un método en economía que consiste en comparar dos puntos


de equilibrio. Se utiliza para contrastar dos situaciones, una antes y otra después de la
modificación en una variable externa al modelo analizado.

Es decir, si nos referimos, por ejemplo, a la oferta y demanda de un producto, se calcula la


variación en el precio y en la cantidad vendida. Ello, a partir de algo exógeno como un
cambio en la estructura de mercado de competencia perfecta a monopolio.

En un mercado competitivo, el punto de equilibrio resulta de igualar la demanda a la oferta.


Sin embargo, cuando existe solo un oferente, se debe equiparar el coste marginal al ingreso
marginal. La diferencia entre ambos escenarios la observamos en la siguiente imagen:
Un sistema económico es dinámico cuando las relaciones que establece entre las variables
endógenas son intertemporales. La solución de este sistema es el equilibrio dinámico. Este
equilibrio implica que, manteniéndose constante el valor de las variables exógenas, los
valores de solución de las variables endógenas variaran con el paso del tiempo. En un
sistema dinámico, entonces, los valores de equilibrio de las variables endógenas son una
función del tiempo. Luego, para valores dados de las variables exógenas, las variables
endógenas describirán una trayectoria determinada.

Controles de precio e impuestos


Controles de precio

A veces las autoridades intentan que el precio de algunos bienes oscile dentro de un
determinado rango y no fluctúe libremente.

Con ello busca en algunos casos defender a los consumidores (evitando que el precio se
eleve en demasía) y en otros proteger a los productores (impidiendo que el precio sea
demasiado bajo), según considere cuál de los dos colectivos presenta una situación más
débil.

Esta protección la realiza el gobierno estableciendo límites a los precios:

Límite inferior: es el precio mínimo al que se puede vender un bien. Es una medida
destinada a proteger los intereses de los vendedores.

En algunos países el gobierno fija un precio mínimo para determinados productos agrícolas
y ganaderos, tratando de asegurarle a esto colectivos unos ingresos mínimos.

Límite superior: es el precio máximo al que se puede vender un bien. Es una medida
destinada a proteger los intereses de los compradores.

Algunos gobiernos estableces un precio máximo para algunos fármacos.

Estos topes mínimos y máximos pueden afectar tanto a la cantidad demandada como a la
cantidad ofertada.
Precio mínimo

El impacto del precio mínimo sobre el funcionamiento del mercado va a depender de si


dicho precio se sitúa por debajo o por arriba del precio de equilibrio (aquel al que tendería
libremente el mercado si no hubiera intervención pública).

Si el precio mínimo está por debajo del precio de equilibrio no tiene ningún impacto
ya que el mercado de modo natural se situará por encima de dicho precio mínimo.

En cambio, si el precio mínimo es superior al precio de equilibrio este tope impedirá al


mercado alcanzar su punto de equilibrio. El precio se situará en dicho nivel mínimo
donde la cantidad ofrecida será mayor que la cantidad demandada, lo que provocará un
exceso de oferta que quedará sin vender.

La paradoja de esta medida es que el gobierno trata con ella de favorecer a los vendedores
pero el resultado es que este colectivo se encuentra con un stock invendido.

Precio máximo
Al igual que en el caso anterior su impacto dependerá de si dicho precio se sitúa por debajo
o por encima del precio de equilibrio.

Si el precio máximo está por encima del precio de equilibrio no tendrá ningún
impacto ya que el mercado de forma natural tenderá a situarse por debajo de dicho límite
máximo.

Si por el contrario, el precio máximo es inferior al precio de equilibrio entonces este


límite impedirá al mercado alcanzar el equilibrio. El precio se situará en dicho tope
máximo donde la cantidad ofertada será menor que la cantidad demandada. Esto provocará
un exceso de demanda por lo que parte de la misma quedará sin satisfacer.

Al igual que en el caso anterior se produce la paradoja de ser una medida destinada a
favorecer a los consumidores, pero cuyo resultado es que muchos de ellos se quedarán sin
poder adquirir el bien.

En definitiva, el control de precios a veces tiene un efecto perverso, perjudicando en última


instancia a aquellos a los que trata de proteger.

Los impuestos
Cuando el Estado grava un bien con un impuesto altera el precio de dicho bien, ya a
que a su precio de mercado (precio de equilibrio) habrá que sumarle el importe del
impuesto.

El impuesto recae a veces sobre el comprador.

Cuando un fumador adquiere una cajetilla de cigarros en el precio que paga va incluido el
impuesto sobre el tabaco.

Y otras veces sobre el vendedor.

Los productores de bebidas alcohólicas deben pagar un impuesto especial por cada unidad
vendida.

No obstante, con independencia de sobre quien recaiga inicialmente el impuesto su


impacto final (quien es el que finalmente soporta la carga del impuesto) puede ser
diferente al pretendido.

Impuesto sobre el comprador

Partiendo de una posición de equilibrio, este impuesto provoca en primera instancia un


desplazamiento hacia abajo de la curva de demanda en la misma cuantía que el
impuesto (la curva de oferta no se altera).

Si en situación de equilibrio los compradores estaban dispuestos a adquirir 100.000


ordenadores a un precio de 900 euros.

Si se establece un impuesto especial que graba cada ordenador con 100 euros, los
compradores estarán dispuestos a comprar la misma cantidad que antes (100.000 unidades)
siempre que su precio sea ahora de 800 euros, ya que a este precio habrá que sumarle otros
100 euros del impuesto, lo que dará un total de 900 euros (costo que finalmente tendrá el
ordenador para el comprador).

El desplazamiento de la curva de demanda hacia abajo conlleva que el punto de equilibrio


pase de A a B.
En este nuevo punto de equilibrio la cantidad comprada será menor que la inicial(el
impuesto afecta negativamente a la actividad el mercado), lo mismo que el precio.

En el ejemplo de los ordenadores, el nuevo punto de equilibrio se situará en 90.000


ordenadores a un precio de 860 euros.

Esto quiere decir que el comprador (que antes pagaba 900 euros) tendrá ahora que pagar
960 euros (860 + 100 de impuestos), con lo que su costo inicial habrá aumentado en 60
euros.

Por su parte, el vendedor, que antes recibía 900 euros, ahora tan sólo recibirá 860 euros (40
menos).

En definitiva, la carga del impuesto se ha repartido entre comprador y vendedor.

En nuestro ejemplo, el 60% del impuesto ha recaído finalmente sobre el comprador y el


40% restante sobre el vendedor.

¿Quién soporta más carga?

Esto dependerá de las elasticidades de las curvas de demanda y de oferta.

Cuanto más inelástica sea una curva (de demanda o de oferta) más parte del impuesto
soportará, y mientras más elástica sea menos parte del impuesto absorberá.
Impuesto sobre el vendedor

Su efecto es muy similar al anterior. Partiendo de una posición de equilibrio este impuesto
provoca inicialmente un desplazamiento hacia arriba de la curva de oferta en la misma
cuantía que la del impuesto (la curva de demanda no se altera).

Si en situación de equilibrio los vendedores estaban dispuestos a vender 100.000


ordenadores a un precio de 900 euros, con este nuevo impuesto que graba cada ordenador
con 100 euros, los vendedores estarán dispuestos a vender la misma cantidad que antes
(100.000 unidades) a un precio de 1.000 euros, ya que de este importe tendrán que pagar a
Hacienda 100 euros con lo que se quedarán con un neto de 900 euros.

El desplazamiento de la curva de oferta hacia arriba conlleva que el punto de equilibrio se


desplace de A a B.
En este nuevo punto de equilibrio la cantidad vendida será menor (igual que ocurría
cuando el impuesto grababa a los compradores) pero el precio será más elevado.

El nuevo punto de equilibrio implica una venta de 90.000 ordenadores a un precio de 960
euros.

El comprador, que antes pagaba 900 euros, tendrá que pagar ahora 960 euros, mientras que
el vendedor, que antes percibía 900 euros, recibirá ahora 960 euros de los que, tras pagar
100 euros de impuestos a Hacienda, le quedará un neto de 860 euros.

Al igual que en el caso anterior la carga del impuesto se ha repartido entre comprador y
vendedor.

En este ejemplo el 60% del impuesto ha recaído finalmente sobre el comprador y el 40%
restante sobre el vendedor.

¿Quién soporta más carga?

También en este caso dependerá de las elasticidades de las curvas de demanda y de


oferta.

En definitiva:

Con independencia de quien tiene que pagar directamente el impuesto al Estado, su


impacto se repartirá entre comprador y vendedor.

Por otra parte, hemos visto que el establecimiento de un impuesto produce una
disminución de la actividad comercial.

Salario Mínimo
El salario mínimo es un límite que fija el gobierno con el fin de asegurarle al trabajador
unos ingresos mínimos.
Esta medida está dirigida a proteger al trabajador, especialmente al de menor cualificación.

No obstante, existe controversia sobre su efectividad.

Según algunos economistas el salario mínimo beneficia a los trabajadores que se


encuentran ya dentro del mercado laboral, pero puede perjudicar a aquellos que están
fuera, a los que están buscando trabajo, ya que ante el encarecimiento de la mano de obra
algunas empresas decidirán no contratar.

Según estos economistas la demanda de trabajo poco cualificado es muy elástica al


precio, por lo que una subida del mismo (establecimiento de un salario mínimo) producirá
una fuerte reacción a la baja de la demanda de empleo. Las personas más perjudicadas
serán aquellas con un acceso más difícil al mercado de trabajo (mayores, jóvenes, y
trabajadores de baja cualificación).

Otros economistas sostienen en cambio que la demanda de trabajo poco cualificado no es


tan elástica, por lo que una subida del precio tiene un efecto muy limitado en la cantidad
demandada de empleo. Para estos economistas un salario mínimo beneficia tanto al
trabajador en activo como a aquel que está buscando trabajo.

Efectos de la Tributación
Cuando se grava un bien se producen dos efectos:

Aumenta el precio que tiene que pagar el comprador y disminuye el importe que
percibe el vendedor, y ello con independencia de sobre quién de ellos recaiga el impuesto.

Disminuye la actividad económica.

Estos impactos repercuten sobre el beneficio que genera la actividad económica.

Cuando se establece un impuesto disminuye el beneficio del comprador y del vendedor,


al tiempo que entra en acción un tercer partícipe, el Estado, que obtiene su propio
beneficio.
El beneficio del comprador disminuye ya que tiene que pagar más por el bien, y el del
vendedor también disminuye porque ingresa menos.

En cambio, el Estado obtiene un beneficio igual al importe que ingresa con el impuesto.

¿El beneficio total aumenta o disminuye?

Si antes del impuesto el beneficio total era la suma del obtenido por compradores y
vendedores, tras el establecimiento del impuesto hay que incluir también el beneficio que
obtiene el Estado.

Es interesante comparar el beneficio total antes y después del establecimiento del impuesto
para ver si este aumenta o disminuye.

Para ello compararemos los dos gráficos siguientes, uno antes del impuesto y otro una vez
que se ha establecido.
Se puede ver que el beneficio total que se obtiene tras el establecimiento del impuesto es
menor que el que se obtenía antes.

La pérdida de beneficios que sufren compradores y vendedores es mayor que el beneficio que
obtiene el Estado.

Esta disminución del beneficio es resultado de la menor actividad que provoca el


impuesto.

Esto es debido a que el impuesto encarece el precio que pagan los compradores y
reduce el ingreso de los vendedores, lo que lleva a algunos compradores y vendedores a
abandonar el mercado.

Por el lado de los compradores abandonarán el mercado aquellos que valoraban el bien por
encima del precio inicial (y por ello estaban en el mercado) pero por debajo del nuevo
precio.

Aquellos vendedores cuyo costo de producción era inferior al precio inicial (y por ello
estaban en el mercado) pero superior al nuevo precio.

La cuantía en la que se reduce el beneficio total va a depender de las elasticidades de


las curvas de oferta y demanda.

Mientras mayor sean las elasticidades de oferta y demanda mayor será el impacto
negativo que tenga el impuesto sobre el beneficio total.

Y mientras más inelásticas sean estas curvas, menor será el impacto del impuesto sobre
el beneficio total.
Los ingresos del Estado aumentan inicialmente cuando se eleva el tipo impositivo pero a
partir de cierto momento subidas adicionales del impuesto provocan una caída en la
recaudación.

Sistema Tributario
Todo sistema impositivo debe venir guiado por dos principios:

 Eficacia
 Equidad

a) Eficiencia

Hemos visto en lecciones anteriores como el establecimiento de un impuesto repercute


negativamente sobre el funcionamiento del mercado.

Desplaza el punto de equilibrio, reduciendo la actividad empresarial y disminuyendo el


beneficio total.

Los impuestos, al afectar al precio de los bienes, distorsionan las decisiones de


compradores y vendedores, que se alejan del punto natural de equilibrio.

Por ejemplo, el impuesto sobre la renta puede llevar a determinadas personas a tomar la
decisión de trabajar hasta obtener cierto nivel de ingresos, ya que a partir de entonces no les
compense seguir trabajando ya que una parte creciente de su renta irá destinada a Hacienda.
El principio de la eficiencia trata de que este impacto negativo sobre la economía sea el
menor posible.

b) Equidad

Busca que la distribución de la carga impositiva entre la población sea lo más justa
posible.

El problema surge porque el concepto de equidad es muy amplio (cada persona puede
interpretarlo de una forma diferente).

Por ejemplo, existe la opinión generalizada de que las personas con mayores ingresos deben pagar
más impuestos. El problema está a la hora de fijar en qué medida deben pagar más (sistema
impositivo proporcional, sistema progresivo, sistema regresivo, etc.).

En la búsqueda de la equidad, los sistemas impositivos introducen tantas disposiciones y


reglamentaciones, tantas exenciones y beneficios, que terminan distorsionando en gran
medida las decisiones de compradores y vendedores.

Por ejemplo, si un año se prima la inversión en fondos de inversión (mejor tratamiento


fiscal) esto llevará a muchos contribuyentes a cambiar su patrón de comportamiento
dirigiendo sus ahorros hacia fondos de inversión en perjuicio de otras opciones, alterando el
funcionamiento normal de los mercados que se apartan de sus puntos de equilibrio iniciales.

Muchas veces la eficiencia y la equidad van reñidas.

Por ejemplo, un modelo impositivo eficiente por su sencillez y por no distorsionar sería un
impuesto fijo igual para todo el mundo.

Al ser un impuesto de cuantía fija no influye en las decisiones de las personas sobre trabajar
más o menos (ya que tendrá que pagar el mismo importe) por lo que la distorsión que
introduce es nula. Pero esta sencillez le lleva a chocar con el principio de equidad.

Por otra parte, la persona sobre la que inicialmente recae el impuesto puede ser distinta
de aquella que finalmente tenga que asumir la carga, lo que puede afectar a la propia
equidad.

Por ejemplo, se eleva el gravamen de los yates de lujo pensando que son las personas
adineradas quienes tendrán que hacer frente a este impuesto. Como la demanda de bienes
de lujo es muy elástica a la subida del precio, este impuesto provocará una caída de la
demanda de yates que obligará a los fabricantes a bajar su precio. Por tanto, el impacto del
impuesto se distribuye entre compradores y vendedores.

Las empresas fabricantes, ante la caída de sus beneficios, reaccionarán congelando los
salarios y reduciendo plantilla, por lo que en última instancia gran parte del impacto de este
impuesto no recaerá en personas adineradas sino en trabajadores.
Las Externalidades
Se ha visto en lecciones anteriores que el mercado perfectamente competitivo maximiza en
el punto de equilibrio el beneficio total, entendiendo como tal la suma del beneficio de
compradores y vendedores.

El problema surge porque a veces la actividad económica no sólo repercute en


compradores y vendedores, sino que también afecta a terceros, y en ocasiones muy
negativamente. Estos efectos no son tenidos en cuenta por compradores y vendedores a
la hora de tomar sus decisiones.

El sector cementero aglutina a productores y a compradores de cemento. Cada participe


toma sus decisiones pensando exclusivamente en su propio beneficio.

Si esta actividad afectara exclusivamente a ellos el mercado perfectamente competitivo


lograría maximizar el beneficio total. Pero resulta que la producción de cemento es
altamente contaminante, perjuicio que sufren las poblaciones cercanas a las fábricas.

El costo de la contaminación no es tenido en cuenta en las decisiones que toman


compradores y vendedores, luego en este caso el mercado perfectamente competitivo no
consigue maximizar el beneficio total de la sociedad.

Estos efectos secundarios no contemplados por compradores ni vendedores se denominan


externalidades, que pueden ser positivas (beneficios para un tercero) o negativas
(perjuicios para un tercero).

Por ejemplo, la actividad de una discoteca no sólo afecta al propietario y a sus clientes, sino
que puede generar ruido, problemas de aparcamiento, etc., que también afecta,
negativamente, al vecindario.

El desarrollo de motores de automóvil menos contaminantes no sólo afecta a productor y


comprador, sino que la sociedad en su conjunto se beneficia de una menor contaminación.

La existencia de externalidades puede hacer que el modelo de competencia perfecta no


optimice el bienestar social al no tener en cuenta estos efectos.

A veces el propio sector privado puede resolver por si mismo un problema de


externalidades.

Por ejemplo, si un edificio histórico de propiedad privada genera un flujo de turismo que beneficia
a otros negocios del entorno (hoteles, restaurantes, tiendas, etc.) es posible que el propietario de
dicho edificio y los comerciantes de la zona lleguen a un acuerdo para compartir los costos de
conservación del mismo.
No obstante, el acuerdo privado no siempre es posible, especialmente cuando son
muchas las partes implicadas dada la dificultad de negociar y poner de acuerdo tantos
intereses.

Cuando la iniciativa privada falla para resolver las externalidades puede estar justificada la
intervención del Estado.

El Estado tratará de corregir esta deficiencia y así intentar maximizar el beneficio total de la
sociedad.

El Estado puede intervenir:

a) Regulando las actividades (prohibiendo o promoviendo determinas actuaciones,


según generen externalidades negativas o positivas).

Por ejemplo, puede obligar al cierre de bares y discotecas a partir de cierta hora de la noche,
puede prohibir el ejercicio de actividades contaminantes o peligrosas cerca de núcleos urbanos,
etc.

b) Estableciendo correctores (subvenciones o penalizaciones), de modo que el


impacto económico de las externalidades afecte directamente a la parte que la origina
y por lo tanto la tenga en cuenta a la hora de tomar sus decisiones.

Correctores

Con el establecimiento de correctores el Estado busca que el sector privado internalice


las externalidades que genera.

Se trata de que el impacto económico que producen las externalidades se materialice como un
mayor costo (externalidades negativas) o mayores ingresos (externalidades positivas) para aquel
que las origina.

Estos correctores pueden ser muy diversos en función de la externalidad que traten de
internalizar.

a) Por ejemplo, si una empresa contamina es justo que pague un canon por esa
contaminación, importe que el Estado puede dedicar a paliar los efectos nocivos de la
misma.

Este canon se convierte en un costo más que tiene que asumir esta empresa. Por tanto, la
curva de oferta (que representa los costos de producción) se desplazará hacia arriba.
Para cada cantidad ofrecida los vendedores solicitarán un precio mayor ya que sus costos de
producción se han incrementado en la cuantía del canon.

El punto de equilibrio se desplazará hacia la izquierda, lo que implica una disminución del
volumen de transacciones.

b) Si una empresa prepara a sus empleados invirtiendo en formación, esto genera una
externalidad positiva: esta formación beneficia al trabajador y a la empresa mientras el
trabajador permanezca en la misma, pero cuando cambie de trabajo esta mayor formación
beneficia a la sociedad en su conjunto al disponer de una mano de obra más cualificada.

El gobierno podría favorecer esta externalidad positiva subvencionando parte de los costos
de formación de las empresas. Esta subvención reduciría el costo de producción de esta
empresa desplazando su curva de oferta hacia abajo.

El punto de equilibrio se desplazará hacia la derecha, lo que implica un aumento del


volumen de transacciones.
Hemos visto dos ejemplos de externalidades por el lado de la oferta, una negativa y otra
positiva, pero también pueden surgir externalidades por el lado de la demanda que
pueden justificar también la intervención del Estado para tratar de corregirlas.

a) El consumo de tabaco genera importantes problemas de salud que conllevan un elevado


costo de atención para la sanidad pública.

El fumador, a la hora de tomar sus decisiones de compra, no tiene en cuenta este costo que
tendrá que ser asumido por toda la sociedad.

Por ello, el Estado puede intervenir fijando un impuesto sobre la cajetilla. La curva de
demanda se desplazará hacia abajo (el comprador demandará la misma cantidad que antes
siempre que su precio fuese inferior ya que a dicho precio tendrá que sumarle el importe del
impuesto).

El nuevo punto de equilibrio estará situado a la izquierda del anterior lo que implica una
disminución del volumen de transacciones. Por otra parte, el Estado recibirá unos ingresos
que podrá destinar a cubrir el costo sanitario derivado del tabaco.

b) Un ejemplo de externalidad positiva puede ser la instalación de paneles solares en las


viviendas particulares. Esto generará una menor contaminación que beneficiará a toda la
sociedad.

El propietario de la vivienda no tiene en cuenta esta externalidad positiva a la hora de tomar


sus decisiones. Esto puede justificar la intervención del Estado apoyando esta iniciativa con
subvenciones.

Los Bienes Públicos y los Recursos Comunes


Un requisito fundamental para que un mercado funcione correctamente es que los
derechos de propiedad del bien (o servicio) que se negocien están perfectamente
definidos.

El funcionamiento del mercado descansa en la negociación entre el titular del bien y un


tercero que quiere adquirirlo. Esta negociación conduce al establecimiento de un precio que
satisface a ambas partes y permite la transacción.

Pero para que dicha negociación sea posible es necesario que está perfectamente definido
quien es el titular del bien.

El problema radica en aquellos bienes que tienen valor económico pero cuya
propiedad no está determinada, lo que impide que pueda haber una negociación que
permita fijar un precio.

Por ejemplo, una atmósfera limpia, sin contaminación, tiene valor económico (es beneficiosa para
la sociedad), pero no tiene propietario.

Cuando no hay propietario se puede utilizar el bien gratuitamente, sin pagar por él,
esto presenta el peligro de un mal uso, de que haya despilfarro.

Estos bienes de uso gratuito se pueden agrupar en dos grandes categorías:

a) Bienes públicos. Son de libre acceso para todo el mundo (no se puede restringir su uso)
y son ilimitados (su uso por una persona no limita el uso por otros interesados).

Por ejemplo, las playas, los ríos, el aire, la defensa nacional, la seguridad ciudadana.

b) Recursos comunes. Son de libre acceso (no se puede restringir su uso) pero son
limitados (su uso por una persona se limita el uso por otros interesados).

Por ejemplo, la pesca, la caza, los servicios de urgencia de un hospital.

El libre mercado no funciona correctamente cuando nos encontramos ante estos tipos
de bienes:

Al carecer de precio los mercados no pueden garantizar que estos bienes se compren y se
vendan en la cantidad adecuada (aquella que maximiza el beneficio total).

Esto justifica que deba intervenir el Estado para tratar de regularlos, buscando
maximizar el beneficio total.

Bienes públicos
El problema de los bienes públicos es que al no poderse restringir su uso se benefician
personas que no pagan por su uso. Esto impide que el mercado pueda gestionar su uso y
justifica que sea el Estado quien lo regule.

Por ejemplo, las personas tienen acceso libre y gratuito a las playas y se benefician de ellas sin
pagar nada. Esto hace que ninguna empresa privada está interesada en gestionarlas ya que no va a
poder cobrarles a los usuarios.

Al ser un bien que genera un beneficio para toda la sociedad es lógico que el Estado se
preocupe de su conservación, asumiendo un costo que termina repercutiendo en los
ciudadanos (impuestos).

Cuando el Estado invierte en un bien público tiene que saber si esa inversión está
justificada, es decir si el beneficio que generará será superior a su costo.

El problema surge por la falta de un precio de referencia.

El precio de un bien nos permite conocer cuanto lo valoran los compradores.

Si compramos un libro por 18 euros es porque valoramos dicho libro al menos en 18 euros.

Pero, ¿cuánto valora una familia el que la playa está limpia?, ¿que haya servicios de
vigilancia?

La falta de precio dificulta la realización de un estudio de costo-beneficio para ver si


la inversión que el Estado quiere acometer está justificada.

Por ejemplo, un ayuntamiento dispone de recursos para acometer bien la construcción de


una comisaría o la de un hospital. Al Estado le resultará muy difícil medir el beneficio que
genera cada una de estas opciones y cuál de ellas es más adecuada.

El análisis costo-beneficio es una herramienta fundamental para evaluar una inversión, y en


los bienes públicos esta herramienta no se puede emplear rigurosamente, tan sólo se pueden
realizar aproximaciones.

Los recursos comunes

Los recursos comunes, al igual que los bienes públicos, son de libre acceso y su uso es
gratuito, pero se diferencian en que su utilización por una persona reduce las
posibilidades de uso por las demás.

El problema es que al ser gratuitos se tiende a utilizarlos más de lo conveniente,


impidiendo su uso por terceras personas que pudieran tener mayor necesidad.
Por ejemplo, las urgencias de un hospital público. Su capacidad de atención es limitada por
lo que su uso por una persona dificulta o incluso puede impedir su aprovechamiento por un
tercero. Por lo general se acude a urgencias con más frecuencia de la necesaria.

Otro ejemplo de recurso común es la pesca. Todo el mundo se puede beneficiar de ella,
pero en la medida en que una persona pesca reduce las posibles capturas de los demás. Si
no se regula esta actividad se produciría una sobreexplotación que terminará por agotar este
recurso.

Otro ejemplo de recurso común es el agua del subsuelo. Los propietarios de terrenos
pueden perforar pozos en sus parcelas para obtener agua, pero si no se regula su uso es muy
probable que se produzca una sobreexplotación que termine por agotar este recurso.

El Estado puede tratar de paliar el mal uso de los bienes públicos fijando normas que
regulen su empleo.

Por ejemplo, regulando la pesca mediante la concesión de licencias, limitando las perforaciones de
pozos, estableciendo protocolos de actuación en las urgencias hospitalarias para derivar a
ambulatorios aquellos casos que no requieran una atención inmediata, etc.

Al igual que ocurría con los bienes públicos, el Estado se encuentra con la dificultad de no
poder realizar un análisis riguroso de costo-beneficio antes de acometer una inversión
que afecte a estos bienes.

EJERCICIO SOBRE OFERTA Y DEMANDA


Señores estudiantes, de acuerdo con lo que anuncié en clase, los invito a desarrollar la siguiente tarea, sobre el tema
La curva de la demanda está dada por la siguiente ecuación: Qd = 62.700 – 300p
La curva de oferta está dada por la siguiente ecuación: Qs = 150p – 300
Con base en lo anterior, se pide:
1. Tabular las cantidades y los precios de oferta y demanda.
2. Graficar las funciones de Oferta y Demanda en un mismo plano, indicando la cantidad y el precio de equilibrio.
3. Explicar qué pasaría si el precio fuera de 170, y si fuera de 110
4. A ese precio indicar la cantidad transada.
5. Calcular el gasto que los consumidores están dispuestos a efectuar al precio de equilibrio y a los dos precios dado
6. Calcular el gasto que efectivamente realizan los consumidores en el precio de equilibrio.
Les agradezco subir individualmente esta tarea en el Moodle.
Cordial saludo,

Elasticidad precio de la demanda y de la oferta

Elasticidad
El concepto de elasticidad mide la amplitud de la variación de una variable cuando
varía otra variable de la que depende.
Este concepto se aplica a las curvas de demanda y de oferta para medir la variación de la
cantidad demandada u ofertada a raíz de variaciones de las variables que las determinan.

Elasticidad-precio de la demanda

Esta elasticidad mide la variación de la cantidad demandada ante una variación del
precio.

Se calcula dividiendo la variación porcentual de la cantidad demandada por la variación


porcentual del precio.

Elasticidad-precio de la demanda = Variación % de la cantidad / Variacin % del precio

Ejemplo:

Consideremos la demanda de raquetas de tenis. Al precio de 100 euros se demandan 10.000


raquetas. Si el precio sube a 120 euros la cantidad demandada baja a 9.000 unidades.

La variación porcentual del precio ha sido del 20 %, mientras que la variación porcentual
de la cantidad demandada ha sido del -10 % (aprox.).

La elasticidad de la demanda de raquetas de tenis es del 0,5 (-10% / 20%; aunque el


resultado sea negativo la elasticidad se suele expresar con signo positivo).

Esto quiere decir que ante una variación del precio la cantidad demandada varía la mitad en
términos porcentuales.

La demanda de un bien es elástica si la cantidad demandada responde significativamente a


una variación del precio, e inelástica si la cantidad demandada responde muy levemente a
una variación del precio.

Según el valor de la elasticidad se puede hablar de:

 Demanda perfectamente elástica (elasticidad = infinito)


 Demanda elástica (elasticidad > 1)
 Demanda con elasticidad unitaria (elasticidad = 1)
 Demanda inelástica (elasticidad < 1)
 Demanda perfectamente inelástica (elasticidad < 0)
Se puede observar en los gráficos anteriores que cuanto más inclinada sea la curva de
demanda menor será su elasticidad-precio.

La elasticidad de la demanda no suele ser la misma a lo largo de toda la curva. sino que al
igual que la pendiente de la curva la elasticidad-precio también va variando.

Factores que determinan que una demanda sea elástica o inelástica

a) Bien necesario versus bien de lujo. Los bienes necesarios suelen tener una demanda
inelástica. Su demanda oscila poco ante variaciones de precio (la gente va a seguir
comprando ese bien porque tienen necesidad del mismo).
Por ejemplo, el pan es un bien necesario y presenta una demanda muy inelástica. Aunque
suba su precio (dentro de ciertos límites) la gran mayoría de familias seguirá comprando la
misma cantidad de pan.

Por el contrario, la demanda de bienes de lujo suele ser muy elástica. Al no ser bienes
necesarios el consumidor puede prescindir de ellos en un momento determinado. Esto
determina que su demanda reaccione con intensidad ante variaciones del precio.

Por ejemplo, los cruceros de placer. Si su precio sube considerablemente muchas personas
renunciarán al mismo y buscarán un tipo de vacaciones alternativas. En cambio si su precio
baja la demanda se disparará.

b) Existencia o no de bienes sustitutivos cercanos. Si existen bienes sustitutivos


cercanos la demanda tenderá a ser más elástica ya que ante una subida de precio muchos
consumidores comprarán el bien sustituto.

Por ejemplo, el aceite de oliva tiene un sustitutivo cercano que es el aceite de girasol. Si el
precio del aceite de oliva sube considerablemente muchos consumidores comprarán aceite
de girasol.

Cuando no existen bienes sustitutivos cercanos la demanda suele ser más inelástica.

Por ejemplo, la leche no tiene un sustitutivo cercano, presentando una demanda inelástica.
Aunque suba su precio la gente no tendrá más remedio que seguir comprando leche.

c) Horizonte temporal: los bienes suelen tener una demanda más elástica cuando se
analiza un horizonte temporal mayor.

Por ejemplo, si sube el precio de la gasolina (dentro de ciertos límites) el consumidor tendrá
que seguir llenando el tanque de su vehículo por lo que la cantidad demandada no sufrirá en
el corto plazo una gran variación.

A largo plazo la situación cambia, ya que muchos consumidores a la hora de renovar su


coche elegirán uno con motor diésel, lo que hará caer la demanda de gasolina.

Valor económico de las transacciones y elasticidad-precio de la demanda

El valor económico de las transacciones es igual a la cantidad total que pagan los
compradores por sus adquisiciones y que perciben los vendedores. Se calcula
multiplicando el precio por la cantidad adquirida.

Por ejemplo, si anualmente se compran 100.000 televisores y su precio medio es de 300


euros, el valor económico de estas transacciones será igual a 30 millones de euros.
La elasticidad de la curva de demanda influye en cómo varía este valor económico
ante una variación del precio.

Si la demanda es inelástica (la cantidad varia poco ante variaciones del precio), un
aumento del precio conlleva un aumento del valor económico (igual al área sombreada),
y una bajada del precio lo contrario.

En cambio, si la demanda es elástica una subida del precio provoca una disminución
del valor económico de las transacciones, y una bajada del precio lo contrario.

Elasticidad renta de la demanda

La elasticidad-renta de la demanda mide la magnitud de la variación de la cantidad


demandada ante una variación en la renta del consumidor.

Elasticidad-renta de la demanda = Variación % de la cantidad / Variación % de la renta

Los bienes se clasifican en:


 Normales: tienen elasticidad renta positiva (un aumento de la renta conlleva un
aumento de la demanda del bien).
 Inferiores: tienen elasticidad renta negativa (un aumento de la renta origina una
disminución de la demanda del bien).

Ejemplos:

Un bien inferior puede ser un producto alimenticio de baja calidad: cuando aumenta la renta
el consumidor en lugar de adquirir más cantidad de ese bien lo sustituye por otro de mayor
calidad.

Los bienes necesarios suelen tener una baja elasticidad-renta. El consumidor tiende a
adquirir la cantidad que necesita con independencia de que su renta suba o baje.

Los bienes de lujo suelen tener una elevada elasticidad-renta: su demanda varía
notablemente ante variaciones en la renta del consumidor.

Elasticidad-precio de la oferta

Esta elasticidad mide la magnitud de la variación de la cantidad ofertada ante una


variación del precio.

Elasticidad-precio de la oferta = Variación % de la cantidad / Variación % del precio

Su funcionamiento es similar al de la elasticidad de la demanda.

Consideremos que el mercado de ordenadores se encuentra en equilibrio, con una oferta


anual de 200.000 unidades a un precio medio de 1.000 euros.

La fuerte demanda hace subir el precio un 10 por ciento, lo que provoca que la oferta
aumente hasta los 250.000 ordenadores (variación porcentual del 25%).

Por lo tanto, la elasticidad de la oferta es del 2,5 (= 25% / 10%).

Esto implica que una variación del precio origina una variación de la cantidad ofertada 2,5
veces superior.

Según su elasticidad, la oferta de un mercado se puede clasificar en:

 Oferta perfectamente elástica (elasticidad = infinito)


 Oferta elástica (elasticidad > 1)
 Oferta con elasticidad unitaria (elasticidad = 1)
 Oferta inelástica (elasticidad < 1)
Oferta perfectamente inelástica (elasticidad < 0)

Como se puede apreciar, la oferta es elástica cuando la cantidad ofertada es muy


sensible a una variación de precio y es inelástica cuando apenas fluctúa.

Un ejemplo de oferta elástica es el de las casas rurales. Si sube el precio del alojamiento
muchos propietarios decidirán acondicionar sus segundas viviendas como casas rurales,
mientras que cuando baja el precio algunas casas rurales dejan de ofertarse.

En cambio, un ejemplo de oferta inelástica es la del petróleo ya que los pozos están a pleno
rendimiento y es muy difícil a corto plazo aumentar su producción por mucho que se eleve
el precio.

Al igual que vimos con la demanda, la elasticidad de la oferta suele variar a lo largo de
su curva.

La elasticidad suele ser mayor en la zona baja de la curva, cuando la cantidad ofrecida es
pequeña (existe capacidad productiva ociosa que se puede utilizar si fuera necesario) y
menor en la zona alta de la curva (la capacidad productiva está utilizada al máximo por lo
que es muy difícil a corto plazo aumentar la oferta).

La elasticidad de la oferta va a depender en gran medida del horizonte temporal que


se analice:
 A corto plazo la oferta de un bien puede ser muy rígida, con muy poco margen para
varias (la capacidad productiva es la que existe y no se puede aumentar a corto
plazo, ni tampoco es fácil cerrar).
 A largo plazo, la situación varía y las empresas tienen posibilidad de construir
nuevas instalaciones o de cerrar y abandonar la industria.

Esto permite que la oferta pueda oscilar ante variaciones del precio. Esto determina que las
curvas de oferta suelan ser muy verticales a corto plazo, mientras que a largo plazo
tienden a ser menos inclinadas.

Por ejemplo, la oferta de apartamentos en la costa para el verano es inelástica a corto plazo
(son los que son), pero a largo plazo la oferta se puede variar (se pueden construir nuevos
apartamentos o buscar otros usos para aquellos que no son rentables).

 Elasticidad cruzada e ingreso de la demanda.

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