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Funciones de oferta, demanda y equilibrio del mercado.
Equilibrio estático, comparativo y dinámico e intervención estatal.
Elasticidad precio de la demanda y de la oferta
Elasticidad cruzada e ingreso de la demanda.
Oferta y Demanda
Oferta y demanda son las dos fuerzas que interactúan en los mercados, determinando la
cantidad negociada de cada bien (o servicio) y el precio al que se vende.
La demanda
La demanda de un bien determina la cantidad de dicho bien que los compradores desean
comprar para cada nivel de precio.
Pero cabe la posibilidad de que al aumentar la renta del consumidor disminuya su consumo
de un determinado bien; son los llamados "bienes inferiores". El mayor poder adquisitivo
del consumidor le permite sustituirlos por otros de mayor calidad.
Por ejemplo, el sucedáneo del café. El consumidor de este producto cuando aumenta su
renta tiende a reemplazarlo por café.
Si sube el precio de las raquetas de tenis disminuirá la demanda de pelotas, ya que algunas
personas dejarán de practicar este deporte.
Tiene pendiente negativa ya que a medida que sube el precio disminuye la cantidad
demandada, mientras que si baja el precio aumenta.
Si aumenta la renta del consumidor, o sube el precio de los bienes sustitutivos, o baja el
precio de los bienes complementarios, o el producto se pone de moda, o las expectativas
favorecen el consumo actual, la curva de demanda se desplazará hacia la derecha. Para cada
nivel de precio los consumidores demandarán una mayor cantidad.
Por el contrario, si disminuye la renta del consumidor, o sube el precio de los bienes
sustitutivos, o baja el precio de los bienes complementarios, o el producto pierde
popularidad, o las expectativas perjudican el consumo actual, la curva de demanda se
desplazará hacia la izquierda. Para cada nivel de precio los consumidores demandarán una
menor cantidad.
Veamos un ejemplo.
Si el precio medio actual de un vehículo todo terreno es de 25.000 euros y sus ventas
anuales son de 10.000 unidades, una disminución del precio producirá un aumento en las
ventas.
Si se mantiene el precio de estos vehículos, pero se ponen de moda entre los jóvenes
aumentarán sus ventas. Al mismo precio que antes (25.000 euros) las ventas superarán las
10.000 unidades.
La oferta
Cuando baja el precio de un bien disminuye la rentabilidad que obtiene el vendedor lo que
le llevará a orientar su actividad hacia otros tipos de bienes.
Esta relación paralela de cantidad ofrecida y precio determina que la curva de oferta tenga
pendiente positiva.
b) Precios de los factores (recursos utilizados en su fabricación). Si sube el precio de los
factores aumenta el costo de fabricación con lo que la rentabilidad obtenida por el vendedor
se reduce. Por tanto, la relación de esta variable con la oferta es inversa:
Si baja el precio de los equipos de música su oferta disminuye; el vendedor centrará sus
esfuerzos en otros bienes que le reporten una mayor rentabilidad (movimiento descendente
a lo largo de la curva).
La oferta y la demanda
En este punto la cantidad que los compradores quieren adquirir coincide con la que los
vendedores desean vender. Ambos grupos quedan satisfechos y no surgen presiones sobre
el precio (ni al alza ni a la baja).
En ambos casos el precio sufrirá presiones que lo irán empujando hasta alcanzar el punto
de equilibrio.
Se genera un excedente de oferta que queda sin vender lo que llevará a los vendedores a ir
bajando el precio a fin de darle salida a estos bienes. A medida que baja el precio la
demanda del bien irá aumentando al tiempo que la oferta se reduces. Este proceso
continuará hasta que se alcanza el punto de equilibrio.
Esta demanda insatisfecha permitirá a los vendedores subir el precio, lo que producirá un
aumento de la oferta y una disminución de la demanda. Este proceso continúa hasta que se
alcanza el punto de equilibrio.
Ejemplo:
Tras la victoria de un ciclista nacional en el Tour, este deporte se hace muy popular en el
país, desplazando hacia la derecha la curva de demanda.
Al precio actual (100 euros) surge un desequilibrio: los vendedores continúan ofreciendo
100.000 unidades pero los compradores desean adquirir 180.000 unidades.
Este exceso de demanda empuja al alza el precio de la bicicleta, subida que hará que los
vendedores quieran vender más y los compradores adquirir menos.
Este proceso finaliza cuando se alcanza el nuevo punto de equilibrio, en el cual el precio de
la bicicleta ha subido a 120 euros y las ventas anuales a 140.000 unidades.
Oferta, demanda y punto de equilibrio. Ecuación.
El equilibrio estático puede ser estable o inestable. Será estable cuando dado un conjunto de
valores de las variables endógenas distinto al de equilibrio, éste se restaurará
automáticamente. Sea YO el valor de equilibrio estático de la variable endógena Y. Este
equilibrio será estable si Y’, un valor cualquiera de Y, pero distinto a YO, tiende a Ye. Esta
restauración del equilibrio puede ocurrir en el tiempo o puede ser instantánea, según sea el
supuesto que se haga sobre la naturaleza del tiempo en el análisis.
A veces las autoridades intentan que el precio de algunos bienes oscile dentro de un
determinado rango y no fluctúe libremente.
Con ello busca en algunos casos defender a los consumidores (evitando que el precio se
eleve en demasía) y en otros proteger a los productores (impidiendo que el precio sea
demasiado bajo), según considere cuál de los dos colectivos presenta una situación más
débil.
Límite inferior: es el precio mínimo al que se puede vender un bien. Es una medida
destinada a proteger los intereses de los vendedores.
En algunos países el gobierno fija un precio mínimo para determinados productos agrícolas
y ganaderos, tratando de asegurarle a esto colectivos unos ingresos mínimos.
Límite superior: es el precio máximo al que se puede vender un bien. Es una medida
destinada a proteger los intereses de los compradores.
Estos topes mínimos y máximos pueden afectar tanto a la cantidad demandada como a la
cantidad ofertada.
Precio mínimo
Si el precio mínimo está por debajo del precio de equilibrio no tiene ningún impacto
ya que el mercado de modo natural se situará por encima de dicho precio mínimo.
La paradoja de esta medida es que el gobierno trata con ella de favorecer a los vendedores
pero el resultado es que este colectivo se encuentra con un stock invendido.
Precio máximo
Al igual que en el caso anterior su impacto dependerá de si dicho precio se sitúa por debajo
o por encima del precio de equilibrio.
Si el precio máximo está por encima del precio de equilibrio no tendrá ningún
impacto ya que el mercado de forma natural tenderá a situarse por debajo de dicho límite
máximo.
Al igual que en el caso anterior se produce la paradoja de ser una medida destinada a
favorecer a los consumidores, pero cuyo resultado es que muchos de ellos se quedarán sin
poder adquirir el bien.
Los impuestos
Cuando el Estado grava un bien con un impuesto altera el precio de dicho bien, ya a
que a su precio de mercado (precio de equilibrio) habrá que sumarle el importe del
impuesto.
Cuando un fumador adquiere una cajetilla de cigarros en el precio que paga va incluido el
impuesto sobre el tabaco.
Los productores de bebidas alcohólicas deben pagar un impuesto especial por cada unidad
vendida.
Si se establece un impuesto especial que graba cada ordenador con 100 euros, los
compradores estarán dispuestos a comprar la misma cantidad que antes (100.000 unidades)
siempre que su precio sea ahora de 800 euros, ya que a este precio habrá que sumarle otros
100 euros del impuesto, lo que dará un total de 900 euros (costo que finalmente tendrá el
ordenador para el comprador).
Esto quiere decir que el comprador (que antes pagaba 900 euros) tendrá ahora que pagar
960 euros (860 + 100 de impuestos), con lo que su costo inicial habrá aumentado en 60
euros.
Por su parte, el vendedor, que antes recibía 900 euros, ahora tan sólo recibirá 860 euros (40
menos).
Cuanto más inelástica sea una curva (de demanda o de oferta) más parte del impuesto
soportará, y mientras más elástica sea menos parte del impuesto absorberá.
Impuesto sobre el vendedor
Su efecto es muy similar al anterior. Partiendo de una posición de equilibrio este impuesto
provoca inicialmente un desplazamiento hacia arriba de la curva de oferta en la misma
cuantía que la del impuesto (la curva de demanda no se altera).
El nuevo punto de equilibrio implica una venta de 90.000 ordenadores a un precio de 960
euros.
El comprador, que antes pagaba 900 euros, tendrá que pagar ahora 960 euros, mientras que
el vendedor, que antes percibía 900 euros, recibirá ahora 960 euros de los que, tras pagar
100 euros de impuestos a Hacienda, le quedará un neto de 860 euros.
Al igual que en el caso anterior la carga del impuesto se ha repartido entre comprador y
vendedor.
En este ejemplo el 60% del impuesto ha recaído finalmente sobre el comprador y el 40%
restante sobre el vendedor.
En definitiva:
Por otra parte, hemos visto que el establecimiento de un impuesto produce una
disminución de la actividad comercial.
Salario Mínimo
El salario mínimo es un límite que fija el gobierno con el fin de asegurarle al trabajador
unos ingresos mínimos.
Esta medida está dirigida a proteger al trabajador, especialmente al de menor cualificación.
Efectos de la Tributación
Cuando se grava un bien se producen dos efectos:
Aumenta el precio que tiene que pagar el comprador y disminuye el importe que
percibe el vendedor, y ello con independencia de sobre quién de ellos recaiga el impuesto.
En cambio, el Estado obtiene un beneficio igual al importe que ingresa con el impuesto.
Si antes del impuesto el beneficio total era la suma del obtenido por compradores y
vendedores, tras el establecimiento del impuesto hay que incluir también el beneficio que
obtiene el Estado.
Es interesante comparar el beneficio total antes y después del establecimiento del impuesto
para ver si este aumenta o disminuye.
Para ello compararemos los dos gráficos siguientes, uno antes del impuesto y otro una vez
que se ha establecido.
Se puede ver que el beneficio total que se obtiene tras el establecimiento del impuesto es
menor que el que se obtenía antes.
La pérdida de beneficios que sufren compradores y vendedores es mayor que el beneficio que
obtiene el Estado.
Esto es debido a que el impuesto encarece el precio que pagan los compradores y
reduce el ingreso de los vendedores, lo que lleva a algunos compradores y vendedores a
abandonar el mercado.
Por el lado de los compradores abandonarán el mercado aquellos que valoraban el bien por
encima del precio inicial (y por ello estaban en el mercado) pero por debajo del nuevo
precio.
Aquellos vendedores cuyo costo de producción era inferior al precio inicial (y por ello
estaban en el mercado) pero superior al nuevo precio.
Mientras mayor sean las elasticidades de oferta y demanda mayor será el impacto
negativo que tenga el impuesto sobre el beneficio total.
Y mientras más inelásticas sean estas curvas, menor será el impacto del impuesto sobre
el beneficio total.
Los ingresos del Estado aumentan inicialmente cuando se eleva el tipo impositivo pero a
partir de cierto momento subidas adicionales del impuesto provocan una caída en la
recaudación.
Sistema Tributario
Todo sistema impositivo debe venir guiado por dos principios:
Eficacia
Equidad
a) Eficiencia
Por ejemplo, el impuesto sobre la renta puede llevar a determinadas personas a tomar la
decisión de trabajar hasta obtener cierto nivel de ingresos, ya que a partir de entonces no les
compense seguir trabajando ya que una parte creciente de su renta irá destinada a Hacienda.
El principio de la eficiencia trata de que este impacto negativo sobre la economía sea el
menor posible.
b) Equidad
Busca que la distribución de la carga impositiva entre la población sea lo más justa
posible.
El problema surge porque el concepto de equidad es muy amplio (cada persona puede
interpretarlo de una forma diferente).
Por ejemplo, existe la opinión generalizada de que las personas con mayores ingresos deben pagar
más impuestos. El problema está a la hora de fijar en qué medida deben pagar más (sistema
impositivo proporcional, sistema progresivo, sistema regresivo, etc.).
Por ejemplo, un modelo impositivo eficiente por su sencillez y por no distorsionar sería un
impuesto fijo igual para todo el mundo.
Al ser un impuesto de cuantía fija no influye en las decisiones de las personas sobre trabajar
más o menos (ya que tendrá que pagar el mismo importe) por lo que la distorsión que
introduce es nula. Pero esta sencillez le lleva a chocar con el principio de equidad.
Por otra parte, la persona sobre la que inicialmente recae el impuesto puede ser distinta
de aquella que finalmente tenga que asumir la carga, lo que puede afectar a la propia
equidad.
Por ejemplo, se eleva el gravamen de los yates de lujo pensando que son las personas
adineradas quienes tendrán que hacer frente a este impuesto. Como la demanda de bienes
de lujo es muy elástica a la subida del precio, este impuesto provocará una caída de la
demanda de yates que obligará a los fabricantes a bajar su precio. Por tanto, el impacto del
impuesto se distribuye entre compradores y vendedores.
Las empresas fabricantes, ante la caída de sus beneficios, reaccionarán congelando los
salarios y reduciendo plantilla, por lo que en última instancia gran parte del impacto de este
impuesto no recaerá en personas adineradas sino en trabajadores.
Las Externalidades
Se ha visto en lecciones anteriores que el mercado perfectamente competitivo maximiza en
el punto de equilibrio el beneficio total, entendiendo como tal la suma del beneficio de
compradores y vendedores.
Por ejemplo, la actividad de una discoteca no sólo afecta al propietario y a sus clientes, sino
que puede generar ruido, problemas de aparcamiento, etc., que también afecta,
negativamente, al vecindario.
Por ejemplo, si un edificio histórico de propiedad privada genera un flujo de turismo que beneficia
a otros negocios del entorno (hoteles, restaurantes, tiendas, etc.) es posible que el propietario de
dicho edificio y los comerciantes de la zona lleguen a un acuerdo para compartir los costos de
conservación del mismo.
No obstante, el acuerdo privado no siempre es posible, especialmente cuando son
muchas las partes implicadas dada la dificultad de negociar y poner de acuerdo tantos
intereses.
Cuando la iniciativa privada falla para resolver las externalidades puede estar justificada la
intervención del Estado.
El Estado tratará de corregir esta deficiencia y así intentar maximizar el beneficio total de la
sociedad.
Por ejemplo, puede obligar al cierre de bares y discotecas a partir de cierta hora de la noche,
puede prohibir el ejercicio de actividades contaminantes o peligrosas cerca de núcleos urbanos,
etc.
Correctores
Se trata de que el impacto económico que producen las externalidades se materialice como un
mayor costo (externalidades negativas) o mayores ingresos (externalidades positivas) para aquel
que las origina.
Estos correctores pueden ser muy diversos en función de la externalidad que traten de
internalizar.
a) Por ejemplo, si una empresa contamina es justo que pague un canon por esa
contaminación, importe que el Estado puede dedicar a paliar los efectos nocivos de la
misma.
Este canon se convierte en un costo más que tiene que asumir esta empresa. Por tanto, la
curva de oferta (que representa los costos de producción) se desplazará hacia arriba.
Para cada cantidad ofrecida los vendedores solicitarán un precio mayor ya que sus costos de
producción se han incrementado en la cuantía del canon.
El punto de equilibrio se desplazará hacia la izquierda, lo que implica una disminución del
volumen de transacciones.
b) Si una empresa prepara a sus empleados invirtiendo en formación, esto genera una
externalidad positiva: esta formación beneficia al trabajador y a la empresa mientras el
trabajador permanezca en la misma, pero cuando cambie de trabajo esta mayor formación
beneficia a la sociedad en su conjunto al disponer de una mano de obra más cualificada.
El gobierno podría favorecer esta externalidad positiva subvencionando parte de los costos
de formación de las empresas. Esta subvención reduciría el costo de producción de esta
empresa desplazando su curva de oferta hacia abajo.
El fumador, a la hora de tomar sus decisiones de compra, no tiene en cuenta este costo que
tendrá que ser asumido por toda la sociedad.
Por ello, el Estado puede intervenir fijando un impuesto sobre la cajetilla. La curva de
demanda se desplazará hacia abajo (el comprador demandará la misma cantidad que antes
siempre que su precio fuese inferior ya que a dicho precio tendrá que sumarle el importe del
impuesto).
El nuevo punto de equilibrio estará situado a la izquierda del anterior lo que implica una
disminución del volumen de transacciones. Por otra parte, el Estado recibirá unos ingresos
que podrá destinar a cubrir el costo sanitario derivado del tabaco.
Pero para que dicha negociación sea posible es necesario que está perfectamente definido
quien es el titular del bien.
El problema radica en aquellos bienes que tienen valor económico pero cuya
propiedad no está determinada, lo que impide que pueda haber una negociación que
permita fijar un precio.
Por ejemplo, una atmósfera limpia, sin contaminación, tiene valor económico (es beneficiosa para
la sociedad), pero no tiene propietario.
Cuando no hay propietario se puede utilizar el bien gratuitamente, sin pagar por él,
esto presenta el peligro de un mal uso, de que haya despilfarro.
a) Bienes públicos. Son de libre acceso para todo el mundo (no se puede restringir su uso)
y son ilimitados (su uso por una persona no limita el uso por otros interesados).
Por ejemplo, las playas, los ríos, el aire, la defensa nacional, la seguridad ciudadana.
b) Recursos comunes. Son de libre acceso (no se puede restringir su uso) pero son
limitados (su uso por una persona se limita el uso por otros interesados).
El libre mercado no funciona correctamente cuando nos encontramos ante estos tipos
de bienes:
Al carecer de precio los mercados no pueden garantizar que estos bienes se compren y se
vendan en la cantidad adecuada (aquella que maximiza el beneficio total).
Esto justifica que deba intervenir el Estado para tratar de regularlos, buscando
maximizar el beneficio total.
Bienes públicos
El problema de los bienes públicos es que al no poderse restringir su uso se benefician
personas que no pagan por su uso. Esto impide que el mercado pueda gestionar su uso y
justifica que sea el Estado quien lo regule.
Por ejemplo, las personas tienen acceso libre y gratuito a las playas y se benefician de ellas sin
pagar nada. Esto hace que ninguna empresa privada está interesada en gestionarlas ya que no va a
poder cobrarles a los usuarios.
Al ser un bien que genera un beneficio para toda la sociedad es lógico que el Estado se
preocupe de su conservación, asumiendo un costo que termina repercutiendo en los
ciudadanos (impuestos).
Cuando el Estado invierte en un bien público tiene que saber si esa inversión está
justificada, es decir si el beneficio que generará será superior a su costo.
Si compramos un libro por 18 euros es porque valoramos dicho libro al menos en 18 euros.
Pero, ¿cuánto valora una familia el que la playa está limpia?, ¿que haya servicios de
vigilancia?
Los recursos comunes, al igual que los bienes públicos, son de libre acceso y su uso es
gratuito, pero se diferencian en que su utilización por una persona reduce las
posibilidades de uso por las demás.
Otro ejemplo de recurso común es la pesca. Todo el mundo se puede beneficiar de ella,
pero en la medida en que una persona pesca reduce las posibles capturas de los demás. Si
no se regula esta actividad se produciría una sobreexplotación que terminará por agotar este
recurso.
Otro ejemplo de recurso común es el agua del subsuelo. Los propietarios de terrenos
pueden perforar pozos en sus parcelas para obtener agua, pero si no se regula su uso es muy
probable que se produzca una sobreexplotación que termine por agotar este recurso.
El Estado puede tratar de paliar el mal uso de los bienes públicos fijando normas que
regulen su empleo.
Por ejemplo, regulando la pesca mediante la concesión de licencias, limitando las perforaciones de
pozos, estableciendo protocolos de actuación en las urgencias hospitalarias para derivar a
ambulatorios aquellos casos que no requieran una atención inmediata, etc.
Al igual que ocurría con los bienes públicos, el Estado se encuentra con la dificultad de no
poder realizar un análisis riguroso de costo-beneficio antes de acometer una inversión
que afecte a estos bienes.
Elasticidad
El concepto de elasticidad mide la amplitud de la variación de una variable cuando
varía otra variable de la que depende.
Este concepto se aplica a las curvas de demanda y de oferta para medir la variación de la
cantidad demandada u ofertada a raíz de variaciones de las variables que las determinan.
Elasticidad-precio de la demanda
Esta elasticidad mide la variación de la cantidad demandada ante una variación del
precio.
Ejemplo:
La variación porcentual del precio ha sido del 20 %, mientras que la variación porcentual
de la cantidad demandada ha sido del -10 % (aprox.).
Esto quiere decir que ante una variación del precio la cantidad demandada varía la mitad en
términos porcentuales.
La elasticidad de la demanda no suele ser la misma a lo largo de toda la curva. sino que al
igual que la pendiente de la curva la elasticidad-precio también va variando.
a) Bien necesario versus bien de lujo. Los bienes necesarios suelen tener una demanda
inelástica. Su demanda oscila poco ante variaciones de precio (la gente va a seguir
comprando ese bien porque tienen necesidad del mismo).
Por ejemplo, el pan es un bien necesario y presenta una demanda muy inelástica. Aunque
suba su precio (dentro de ciertos límites) la gran mayoría de familias seguirá comprando la
misma cantidad de pan.
Por el contrario, la demanda de bienes de lujo suele ser muy elástica. Al no ser bienes
necesarios el consumidor puede prescindir de ellos en un momento determinado. Esto
determina que su demanda reaccione con intensidad ante variaciones del precio.
Por ejemplo, los cruceros de placer. Si su precio sube considerablemente muchas personas
renunciarán al mismo y buscarán un tipo de vacaciones alternativas. En cambio si su precio
baja la demanda se disparará.
Por ejemplo, el aceite de oliva tiene un sustitutivo cercano que es el aceite de girasol. Si el
precio del aceite de oliva sube considerablemente muchos consumidores comprarán aceite
de girasol.
Cuando no existen bienes sustitutivos cercanos la demanda suele ser más inelástica.
Por ejemplo, la leche no tiene un sustitutivo cercano, presentando una demanda inelástica.
Aunque suba su precio la gente no tendrá más remedio que seguir comprando leche.
c) Horizonte temporal: los bienes suelen tener una demanda más elástica cuando se
analiza un horizonte temporal mayor.
Por ejemplo, si sube el precio de la gasolina (dentro de ciertos límites) el consumidor tendrá
que seguir llenando el tanque de su vehículo por lo que la cantidad demandada no sufrirá en
el corto plazo una gran variación.
El valor económico de las transacciones es igual a la cantidad total que pagan los
compradores por sus adquisiciones y que perciben los vendedores. Se calcula
multiplicando el precio por la cantidad adquirida.
Si la demanda es inelástica (la cantidad varia poco ante variaciones del precio), un
aumento del precio conlleva un aumento del valor económico (igual al área sombreada),
y una bajada del precio lo contrario.
En cambio, si la demanda es elástica una subida del precio provoca una disminución
del valor económico de las transacciones, y una bajada del precio lo contrario.
Ejemplos:
Un bien inferior puede ser un producto alimenticio de baja calidad: cuando aumenta la renta
el consumidor en lugar de adquirir más cantidad de ese bien lo sustituye por otro de mayor
calidad.
Los bienes necesarios suelen tener una baja elasticidad-renta. El consumidor tiende a
adquirir la cantidad que necesita con independencia de que su renta suba o baje.
Los bienes de lujo suelen tener una elevada elasticidad-renta: su demanda varía
notablemente ante variaciones en la renta del consumidor.
Elasticidad-precio de la oferta
La fuerte demanda hace subir el precio un 10 por ciento, lo que provoca que la oferta
aumente hasta los 250.000 ordenadores (variación porcentual del 25%).
Esto implica que una variación del precio origina una variación de la cantidad ofertada 2,5
veces superior.
Un ejemplo de oferta elástica es el de las casas rurales. Si sube el precio del alojamiento
muchos propietarios decidirán acondicionar sus segundas viviendas como casas rurales,
mientras que cuando baja el precio algunas casas rurales dejan de ofertarse.
En cambio, un ejemplo de oferta inelástica es la del petróleo ya que los pozos están a pleno
rendimiento y es muy difícil a corto plazo aumentar su producción por mucho que se eleve
el precio.
Al igual que vimos con la demanda, la elasticidad de la oferta suele variar a lo largo de
su curva.
La elasticidad suele ser mayor en la zona baja de la curva, cuando la cantidad ofrecida es
pequeña (existe capacidad productiva ociosa que se puede utilizar si fuera necesario) y
menor en la zona alta de la curva (la capacidad productiva está utilizada al máximo por lo
que es muy difícil a corto plazo aumentar la oferta).
Esto permite que la oferta pueda oscilar ante variaciones del precio. Esto determina que las
curvas de oferta suelan ser muy verticales a corto plazo, mientras que a largo plazo
tienden a ser menos inclinadas.
Por ejemplo, la oferta de apartamentos en la costa para el verano es inelástica a corto plazo
(son los que son), pero a largo plazo la oferta se puede variar (se pueden construir nuevos
apartamentos o buscar otros usos para aquellos que no son rentables).