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Red PCCS a la Participación Ciudadana y al Control Social

La Justicia en Bolivia: Pautas para


Comprender la Problemática y
Proyectar las Soluciones

La Paz, julio de 2017

1
Documentos de Análisis

Documentos de Análisis
Orientaciones Ciudadanas

“Construimos democracia como forma de vida”

Directiva
Lilian Jimena Guzmán Castillo
Presidente Red PCCS
Gustavo Paja Tarqui
Vicepresidente
Marcelo O. Ortega Aramayo
Tesorero
www.redpccs.org.bo

Documentos de Análisis:

Nº1: “La Justicia en Bolivia:


Pautas para comprender la problemática y proyectar las
soluciones”
Elaborado por: Juan Carlos Velásquez Silvestre

Diseño: Leonardo Saavedra Peñaranda

Dirección: Av. 6 de agosto Nº 2460


entre Belisario Salinas y Pedro Salazar
2
Tel/Fax: (591-2) 2120854 / 229164
Red PCCS a la Participación Ciudadana y al Control Social

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La Justicia en Bolivia: Pautas para
Comprender la Problemática y
Proyectar las Soluciones
La Paz, julio de 2017
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1. El ideal de la justicia
La justicia debe ser abordada desde una doble perspectiva, la axiológica y la del derecho positivo. En la pri-
mera perspectiva, la justicia es, ante todo, un valor humano, que asumido como tal, representa una fuerza
interior poderosa que lleva a la persona a gobernarse por principios y a tener conductas siempre correctas en
sus diversas relaciones sociales y, también a defender los mismos patrones en las relaciones de terceros, aún
si no está implicado personalmente, ya que su sentido de justicia, siempre lo llevará a sentir una verdadera
aversión por la iniquidad y la injusticia.

Por eso la filosofía comprende que la justicia es una virtud cardinal fruto que una comprensión racional y ética
de las cosas y las personas, de una reflexión profunda del deber ser que siempre configura la sabiduría per-
sonal y de una voluntad férrea de obrar correctamente y no sólo pensar correctamente, como enseñó Santo
Tomás de Aquino, “no es justo quien conoce lo que es recto sino quien obra rectamente”. Sobre el sentido de
justicia gira la moral de la persona.

En la segunda perspectiva, la justicia es el fin del derecho positivo (escrito) que parte, por supuesto, de la mis-
ma fuente axiológica señalada. Por eso John Rawls dirá que “es la primera virtud de las instituciones socia-
les”, ordenadora de la convivencia humana y uno de los fines fundamentales del Estado. Platón enfatizará en la
justicia como armonía social, con gobernantes justos y sabios; Aristóteles planteará la justicia como igualdad
proporcional de la que deriva esa clásica definición de la justicia de “dar a cada quien lo que le corresponde”,
frase atribuida también a Ulpiano.

Sin embargo, Santo Tomás de Aquino, relativiza ese concepto en su obra la Summa Theologiae, donde habla de
la justicia conmutativa y la justicia distributiva (con vocación de convertirse en redistributiva o justicia social),
que en las categorías actuales significaría, la primera, en dar según el mérito de la persona y la segunda,
en dar según la necesidad de la persona, de donde se configuran los conceptos y derechos de igualdad y de
equidad1.

Pero, volvamos a la idea de la justicia expresada en el derecho positivo. Desde que hay Estado (como voluntad
política de la sociedad) lo justo o injusto está determinado por normas y no por la voluntad de los “hombres”
que, en la comprensión de Montesquieu será reemplazar el poder de los hombres por el poder de la ley y Ho-
bbes complementará diciendo que no hay injusticia donde no hay ley, y no hay ley donde no hay una voluntad
humana superior que la imponga. En ese sentido, más allá de la crítica al Estado real, el Estado es la misma
sociedad jurídica y políticamente organizada, que se dota de normas que regulan las relaciones en la sociedad
y la estructura estatal y un gobierno legítimo y democrático que preserve y sea garante del Bien Común y el
ejercicio de derechos y deberes.

En ese sentido, asumiendo al Estado como necesario y resultado de la voluntad constituyente del pueblo, la
ciudadanía consiente y acepta libremente (ojalá) que la resolución de sus conflictos civiles, penales, sociales,
comerciales y familiares, entre particulares o de particulares con el Estado, se decidan en sede administrativa
o judicial de los órganos del Estado competentes, según las normas y procedimientos establecidos.

Entonces, aquí aparece la Administración de Justicia como espacio de resolución de controversias que ponen
en juego la libertad, el patrimonio y la honra de las personas. Por tan importantes derechos, desde antiguo,

1 En la justicia, la igualdad, como señala Diego Poole, “se fundamenta en la igual dignidad entre las personas, y tiene, al menos, tres manifestaciones concretas:
primero, igualdad entre lo pactado y lo entregado; segundo, igualdad entre la prestación y la contraprestación, o entre la lesión y su reparación; y, tercero, igualdad
proporcional por la que se equiparan dos relaciones” , en una lógica liberal y capitalista que la Declaración Universal de los Derechos Humanos lo proclama:
“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos
con los otros” (Art. 1, DUDH) que, en términos reivindicativos, fundamenta los derechos, por ejemplo, de “igual salario por igual trabajo entre hombres y mujeres”,
“igualdad de voto entre hombres y mujeres”, entre otros. En cambio, la equidad, implica una visión social de la realidad, es decir, de una igualdad formal frente a
una desigualdad real, que pretende reparar o transformar, dando o redistribuyendo a cada persona según su necesidad, que se expresa, por ejemplo, en medidas
normativas y políticas públicas de “discriminación positiva” a favor de personas con discapacidad, adultos mayores, mujeres, niñez, etc. Ambos ideales, igualdad 5
y equidad, son los parámetros para la determinación de la justicia en su concepto amplio.
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metafóricamente la justicia (administración de justicia) se representa por la diosa Temis, mujer que lleva los
ojos vendados para destacar que la justicia no mira a las personas involucadas, sino los hechos; una balanza
en una mano para simbolizar que el juicio se determina en el equilibrio de los argumentos y las pruebas de-
mostradas y, en la otra mano la espada, para significar el castigo que corresponda a los que resulten culpa-
bles. Esta representación, casi universalmente ostentada en las oficinas de abogados, fiscales y jueces, guía o
debería guiar la Administración de Justicia.

La pregunta es, entonces, ¿Cómo garantizar que la resolución judicial sea justa por los derechos en juego y
por la responsabilidad estatal de Administrar Justicia según los principios judiciales, que muy bien los recoge
la CPE de Bolivia: “La potestad de impartir justicia emana del pueblo boliviano y se sustenta en los principios
de independencia, imparcialidad, seguridad jurídica, publicidad, probidad, celeridad, gratuidad, pluralismo
jurídico, interculturalidad, equidad, servicio a la sociedad, participación ciudadana, armonía social y respeto
a los derechos” (Art. 178, I, CPE)?.

2. Algunos datos de la Administración de la Justicia en Bolivia


¿Bolivia tiene suficientes jueces y juzgados? Según la información proporcionada en el Consejo de la Magis-
tratura (en consulta verbal en junio), al 2017 en Bolivia existen 830 juzgados y 1004 juezas y jueces. Si tomamos
en cuenta que la proyección demográfica para Bolivia al 2017 es de 11 millones de habitantes, tendríamos un
juez por cada 10.956 habitantes y por cada 100.000 habitantes 110 jueces. No obstante, en una declaración
6 de prensa de Carlos Alberto Calderón, Representante del Consejo de la Magistratura (14/01/16), el promedio
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en América Latina es de 13,7 jueces por cada 100.000 habitantes, mientras que en Bolivia es de 0,86 por ese
mismo segmento de gente2.

Asimismo, es necesario señalar que es escasa la existencia de fiscales de materia según los casos que deben
atender a requerimiento o de oficio. Entre el 2008 y 2011, el número de fiscales en todo el país creció en apenas
2%, incremento insuficiente frente al crecimiento de las causas que en ese mismo periodo aumentaron cerca
del 13%.

¿La retardación de justicia sigue siendo un problema? Si, uno de los más dramáticos. No ha sido posible
identificar un dato general del porcentaje de Retardación de Justicia en las páginas web del Tribunal Supremo
de Justicia y del Consejo de la Magistratura, como entes públicos de los que se espera sistematicen este tipo
de datos, pero todos los órganos de justicia reconocen que es un problema. Donde se puede encontrar datos
aproximados es en la Retardación de Justicia en materia penal por la cantidad de personas con detención
preventiva en las cárceles. Según trascendidos de prensa, por ejemplo al 2016, “producto de las medidas
adoptadas por el Estado boliviano, principalmente los Decretos Presidenciales de Indulto y las Jornadas Judi-
ciales en recintos penitenciarios actualmente la tasas de presos sin condena en el país habría reducido al 68%
de acuerdo a datos de la Dirección Nacional del Régimen Penitenciario”3. Hasta antes de la llegada del Papa
Francisco a Bolivia el 2015, ese porcentaje superaba el 80%. La reducción de este porcentaje, tuvo que ver,
en parte, con las “Jornadas Judiciales de Descongestionamiento del Sistema Penal” que impulsaron durante
la gestión 2015 en los recintos penitenciarios de los nueve (9) departamentos del país, registrando un total
de 2.047 audiencias y procesos que concluyeron con salidas alternativas, procedimientos abreviados, reden-
ciones, libertad condicional y otros4. Otras versiones indican que las causas resueltas en todas las materias
apenas alcanzaban al 31% de las ingresadas, mientras que las causas pendientes llegaban al 69%, con lo cual
la retardación de justicia en general tendría más o menos este porcentaje.

En ese contexto, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a través de Denis Racicot, Alto Comisionado
de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en el Informe sobre Derechos Humanos en Bolivia (2014),
alertó que la crisis de la justicia en Bolivia se profundizó y se caracteriza por el retraso, insuficiente cobertura,
corrupción, impunidad y falta de recursos económicos, advirtiendo sobre la persistencia del problema estruc-
tural del sistema penitenciario (…) el “uso excesivo de la detención preventiva, que asciende al 83,3 % de la
población penitenciaria”.

Uno de los aspectos que incide en esta situación es la recurrencia de los fiscales al requerimiento de detención
preventiva como primera opción a las otras medidas alternativas. Al parecer hay una tendencia de reducción.
La Fundación CONSTRUIR a partir de un estudio (2012) identificó que la frecuencia en la solicitud de prisión
preventiva de parte de la fiscalía era del 77% mientras que en 2015, esta cifra se redujo al 58%.

¿La población acude a la administración de justicia? Hay la creencia que culturalmente el pueblo boliviano
tiende a resolver sus controversias en los juzgados, pero ese mito se relativiza por estudios científicos. En la
investigación liderada por el Dr. William Herrera Añez y publicada en el libro “El Estado de la Justicia Bolivia-
na: Del Estado Republicano al Estado Plurinacional” (2013) señala algunos datos reveladores: “No acude a la
administración de justicia el 30,3% por factores económicos, el 13,62% por desconocimiento de procedimien-
tos, el 21,24% por desconfianza en el sistema judicial, el 6,64% por discriminación, el 24,42% por retardación
y el 3,76% por temor a represalias”5.

2 http://www.la-razon.com/nacional/seguridad_nacional/Justicia-deficit-jueces-Santa_Cruz_0_2417758253.html
Aunque también es necesario señalar que en Europa, en el año 2012, la media era de 21 jueces por 100.000 habitantes y en América Latina en el 2011, el promedio
era de 9,8 jueces por 100.000 habitantes , donde Bolivia aparece con 8.4. Estos datos son relativos, debido a que los casos judiciales son mayores en países en
desarrollo que en países desarrollados.
3 ANF, Baja al 69% la población con prisión preventiva pero sigue superior al promedio regional, 13 de enero de 2016, disponible en:
http://www.noticiasfides.com/sociedad/baja-al-69-la-poblacion-penal-que-esta-con-detencion-preventiva-pero-sigue-superior-al-promedio-regional-361561/
4 Informe de Gestión 2015, Servicio Plurinacional de Defensa Pública, disponible en:
www.justicia.gob.bo/.../270-sepdep-rendicion-publica-de-cuentas-final-2015 7
5 http://m.la-razon.com/la_gaceta_juridica/Estudios-recientes-crisis-judicial-Bolivia_0_2222777795.html
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¿Cuál fue o es la percepción de la población sobre la elección de magistrados del Órgano Judicial el 2011? La
incorporación constitucional de elección por sufragio universal de los Magistrados del Tribunal Supremo de
Justicia, Tribunal Constitucional Plurinacional, Tribunal Agroambiental y Consejo de la Magistratura (Ver Art.
181-204, CPE), fue predicada como un avance y cambio cualitativo en la democratización y legitimidad social
de sus autoridades por decisión del soberano, además presentada como vanguardia a nivel internacional,
considerando que los demás Estados del mundo no tienen este sistema de elección de magistrados judiciales.
Si en la primera experiencia de elección el 2011 había diferencias radicales entre oficialismo y oposición (en-
tre otras miradas técnicas) sobre esta opción constitucional, posteriormente el Gobierno fue reconociendo
algunos errores o debilidades, sobre todo en la postulación desde organizaciones sociales, en la ausencia de
pruebas o evaluaciones cognoscitivas de los mismos y, prácticamente su invisibilización por la prohibición de
campaña, que llevó a la población a “votar a ciegas”, ya que la difusión de méritos por el Órgano Electoral no
fue suficiente.

Siguiendo los datos señalados de la investigación del Dr. Añez, a la pregunta sobre el grado de representación
de las autoridades judiciales electas por voto, el 0,8% de los encuestados respondió que se sintió muy repre-
sentado, el 10% representado, el 45,06% poco representado y nada representado el 44,12% y, a la pregunta si
la elección de las autoridades judiciales mejoró la administración de justicia, el 80,14% dijo que no y solo el
19,86 que sí.

¿Existe corrupción en el sistema judicial? Nadie puede negar, por hechos y por percepción, que la corrupción
es casi una enfermedad cancerígena en el sistema judicial. Según la encuesta de la investigación “El Estado
de la Justicia Boliviana: Del Estado Republicano al Estado Plurinacional”, el 95,88% habría respondiendo que
“sí” hay corrupción y solo el 4,12% que “no”. Incluso se llega a clasificar en micro-corrupción y alta corrupción,
para referirse, por ejemplo, a los pequeños montos que se debe pagar para agilizar la tarea de diligencieros, la
entrega más rápida de copias de documentos, la reducción de multas o algunos datos no tan determinantes,
hasta los montos mayores por requerimientos fiscales y sentencias judiciales que llegan, incluso, a verdade-
ras organizaciones criminales, como los llamados consorcios de jueces, fiscales y abogados.

El presidente del Concejo de la Magistratura, Wilber Choque Cruz, en consulta periodística (22/02/17) lamen-
tando que hay jueces que hacen quedar muy mal a la justicia boliviana, indicó que “se recibe alrededor de
10 mil denuncias al día por diferentes faltas disciplinarias y se tramitan 700 mil procesos. La mayoría de las
denuncias contra jueces son por retardación de justicia; incumplimiento de deberes; retardación de los plazos
procesales y mala atención al mundo litigante”6.

¿Existe respeto de la independencia judicial? Siempre siguiendo la misma investigación citada, el 69,5% de
las personas encuestadas señalaron que no hay independencia y solo el 30,5% respondió que habría. La in-
dependencia judicial no solo debe ser entendida como independencia de intereses político-partidarios, sino
también independencia de ideologías prejuiciosas. Un docente de Derecho Constitucional, letrado del Tribunal
Constitucional español, irónicamente sostenía que una sentencia judicial es, ante todo, una decisión política
jurídicamente demostrada.

Aplicando esta verdad, la dependencia en la administración de justicia puede ser, por una parte, por las atadu-
ras y lealtades político partidarias, en general al partido que ostenta el poder de Gobierno, no sólo porque de
alguna manera el origen del ejercicio de los cargos judiciales se deriva de decisiones políticas, sino porque su
ejercicio está condicionado a las presiones o miedos del control político de turno; y, por otro lado, dependencia
de la subjetividad discriminatoria, racista y prejuiciada del juzgador. Así, los pobres y los ricos, los citadinos
y campesinos (indígena originarios), los hombres y mujeres, los letrados y analfabetos, etc, tendrán un tra-
tamiento diferenciado. En este caso, no estamos hablando de corrupción que hace que la justicia se incline
del lado del billete con más ceros (como decía un privado de libertad: “aquí estamos por pobres, no por haber
cometido un delito”), sino de subjetividades de pensamientos y sentimientos determinantes que niegan, preci-
samente, la objetividad que debe tener el juzgador si realmente es justo y correcto, respetuoso de las normas
y sus procedimientos.

8 6 http://eju.tv/2017/02/bolivia-la-justicia-enjuiciada/
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3. Los males en la Administración de la Justicia en Bolivia


En el marco de su Planificación Estratégica Institucional, la VISIÓN del Tribunal Supremo de Justicia de Bolivia
es alentador y esperanzador: “El Tribunal Supremo de Justicia, goza de la confianza y respaldo social, en razón
a la entrega de una justicia imparcial, pronta, transparente, de calidad y accesible, traducida en resoluciones
y actuaciones que garantizan la seguridad jurídica en materia ordinaria”.

Por eso extraña que su presidente, el Dr. Pastor Segundo Mamani, en un intento de minimizar la situación que
atraviesa Bolivia, dice que los problemas en el ámbito judicial existen en el mundo entero y que Bolivia no es la
excepción: “Los problemas de la justicia son universales, no hay receta en el mundo para que se puedan curar
estos males”7. Pero el punto de partida para el planteamiento de soluciones coyunturales y estructurales es,
precisamente, el reconocimiento de los males de la justicia y el análisis de sus causas.

7 http://eju.tv/2017/02/bolivia-la-justicia-enjuiciada/
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Entre otros problemas, se pueden señalar como los más significativos (nótese que en las causas unas pueden
ser problemas o causas de las otras):

Los problemas Sus causas

1) Corrupción • Carencia o inexistencia de valores ético morales de las personas.


• Falta de formación humana (no técnica)
• Prácticas arraigadas de corrupción (institucionalización de la corrupción).
• Bajo nivel de aplicación de normas y mecanismos de prevención, control y
sanción de la corrupción (impunidad).
• Excesivo poder de la autoridad (discrecionalidad)
• Ambición por fácil y rápido enriquecimiento ilícito (que no se justifica con bajos
salarios).
• Las personas honestas podrían ser excluidas del sistema (presión externa, “si
no colaboras te vas”).

2) Retardación de • Excesiva carga procesal.


justicia • Incompetencia o falta de idoneidad profesional para análisis y sentencias
fundadas.
• Causas “no prioritarias” dejadas rezagadas por que no son escándalo social o
que no corresponden a personas de influencia.
• Corrupción.
• Recurrencia a la chicanería8 procesal dilatoria.
• Dejadez de las partes en litigio (incluso, algunas personas privadas de libertad
pierden interés en su proceso)
• Ausencia del fiscal de materia o de abogados litigantes (cuando corresponde).
• Normas y procedimientos dilatorios y ritualistas, que permiten que los
procesos sean interminables.

3) Dependencia • Falta de conciencia sobre el principio de independencia de los órganos de


de intereses poder (Doctrina constitucional y previsión constitucional: Art. 12, I y 178, I;
políticos e CPE)9 como un fundamento del Estado de Derecho.
ideológicos • Origen político de los cargos de magistrados y filtros políticos de la mayoría de
los cargos judiciales.
• Presión política (partidaria), explícita o implícita de los operadores de justicia.
• Racismo y discriminación de los operadores de justicia (prejuicios por
condición económica, social, cultural, género o de otra índole).

4) Incompetencia • Bajo nivel de educación universitaria (educación basada en enseñanza y no en


de operadores aprendizaje, falta de pedagogía constructivista, carencia de práctica forense e
de justicia (falta investigación y débil formación ética).
de idoneidad) • Mediocridad de estudiantes y profesionales (mínimo esfuerzo, mínimas notas y
pérdida de oportunidades de cualificación).
• Carencia de conocimientos sólidos de la doctrina del derecho, las normas, la
jurisprudencia y las técnicas procesales.
• Falta de capacidades de interpretación jurídica y sociológica que les
permita un discernimiento humanista de los hechos, las motivaciones y las
consecuencias de los casos a su conocimiento.
• Desorden en el manejo de la documentación, de los archivos y de los
mecanismos de gestión técnica y administrativa de sus oficinas.

8 Chicanería, en la jerga judicial y procesal, hace referencia al uso excesivo e interesado de los mecanismos legales y procedimentales para lograr la dilación de una
10 causa judicial o perjudicar a la otra parte en un proceso judicial.
9 Artículo 12, I de la CPE: I. “El Estado se organiza y estructura su poder público a través de los órganos Legislativo, Ejecutivo, Judicial y Electoral. La organización
del Estado está fundamentada en la independencia, separación, coordinación y cooperación de estos órganos”.
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Los problemas Sus causas

5) Excesiva carga • Bajo número de juzgados, jueces, juezas y fiscales en relación al número de
procesal procesos judiciales.
y escasos • Bajos presupuestos públicos para la Administración de Justicia.
recursos. • Chicanería procesal que aumenta y dilata las actuaciones fiscales y judiciales.
• Flojera de los operadores de justicia.

6) Recurrencia a la • Persistencia de la cultura del conflicto.


solución judicial • Anomalía social que se expresa en conductas humanas susceptibles de faltas,
en casos contravenciones y delitos.
solucionables • Desigualdades socio-económicas e injusticias que tiene válvulas de escape en
por otros hechos judiciales.
medios • Desconocimiento o rechazo de otros medios alternativos de resolución de
alternativos controversias entre particulares.

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4. Las probables soluciones en la Administración de la Justicia en Bolivia


En general, se escucha un comentario bastante revelador en los juzgados: “¡¡¡No le deseo ni a mi peor enemi-
go meterse en pleito judicial!!!”, que refleja la sensación de terror emocional e inseguridad jurídica que sien-
ten las personas, especialmente de escasos recursos, carentes de influencia u honestas como para recurrir a
mañas moralmente reñibles.

Ciertamente, los problemas de la justicia no son nuevos, vienen arrastrándose, quizás exagerando, desde la
fundación republicana. En distintos momentos de la historia boliviana se han tratado los problemas de la jus-
ticia que han tenido eco en reformas constitucionales, legales e institucionales, que han provocado mejoras,
pero, una y otra vez, los mismos problemas persisten en el tiempo.

Un último intento de análisis y propuestas de solución fue con la realización de la Cumbre de Justicia en junio
del 2016, que deliberó en 6 Mesas de Trabajo: M1: Elección de magistrados y consejeros del Órgano Judicial y
del Tribunal Constitucional Plurinacional; M2: Acceso a la justicia plural; M3: Retardación de justicia; M4: Co-
rrupción en el sistema de justicia; M5: Política criminal y justicia penal; M6: Formación, ingreso, capacitación
y régimen disciplinario de servidores judiciales y profesionales abogados.

Para las propuestas de soluciones coyunturales y estructurales se tomará en cuenta las conclusiones de
la Cumbre Judicial, pero también otras reflexiones y propuestas necesarias, que hagan posible el mandato
constitucional: “La potestad de impartir justicia emana del pueblo boliviano y se sustenta en los principios
de independencia, imparcialidad, seguridad jurídica, publicidad, probidad, celeridad, gratuidad, pluralismo
jurídico, interculturalidad, equidad, servicio a la sociedad, participación ciudadana, armonía social y respeto
a los derechos” (Art. 178, I, CPE).

4.1. Coyunturales

4.1.1. Procesos de selección meritocráticos de magistrados

El Ministro de Justicia, Héctor Arce, nos recuerda que “las leyes son tan buenas o malas depen-
diendo en las manos de quien estén (…) La peor ley en las manos de un buen juez, es una buena
ley; y la mejor ley en las manos de un mal juez es una mala ley”10, para significar la importancia
de la persona que ejerce como operador de justicia. Entonces, la pregunta es: ¿Cómo elegir a las
mejores y mejores profesionales?

En la historia judicial del mundo, lamentablemente siempre ha estado el poder político (partida-
rio) filtrando la composición de los órganos judiciales, incluso cuando se ha abierto a la elección
popular o proposición social de jueces, donde el apoyo partidario explícito o implícito ha estado
moviendo sus mecanismos de influencia. ¿Por qué ha sucedido y aún sucede esto? Una primera
respuesta es que el poder político tiende siempre a controlar todos los órganos del poder estatal
en función de una visión ideológica y una agenda programática, en cuyas contradicciones, si los
hubiera, no quisiera ser procesado o contrariado por el órgano judicial, incluido el Tribunal Cons-
titucional.

¿Esta realidad niega el principio universal de separación e independencia de poderes que Mon-
tesquieu enseñó y que las Constituciones, como la nuestra, lo sostienen como base del Estado
de Derecho y de las democracias presidencialistas? Al parecer no se termina de comprender la
diferencia que hay en los órganos de Poder, es decir, mientras los órganos Ejecutivo y Legislativo
son y deben ser de naturaleza política, los órganos Judicial y Electoral son y deben ser de natu-
raleza técnica.

12 10 En entrevista de prensa en el Bunker el 22/02/17


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Lo dicho siempre pareció una excelente teoría, pero en los hechos, en el mundo occidental se han
configurado dos tendencias entremezcladas: a) Por elección y nombramiento político y b) Por
elección popular, con variantes mixtas según las normas constitucionales de cada Estado. Nótese
que el poder político está detrás.

a) Por elección o nombramiento por órgano político:

(Por órgano legislativo). Es el más extendido en el mundo y como lo era en Bolivia hasta antes
del 2009. Para citar como ejemplos, estarían la República de Croacia, Costa Rica, República de
Eslovenia, Hungría, Lituania, República de Macedonia, el Perú, República de Polonia, Sud África,
etc. Su elección por el Parlamento, teóricamente se justifica porque se entiende que ahí está la
pluralidad de la sociedad representada, por tanto legitimada para esa elección.

(Por órgano Ejecutivo o Monarca) En otros países, ocurre su nombramiento por el Órgano Eje-
cutivo o Monarca, como en Inglaterra, Austria, Albania, Bélgica, España y Cuba, donde los jueces
son nombrados por el Gobierno o Jefe de Estado, sin participación del Parlamento.

(Por órganos mixtos) En algunos Estados, como Angola, Bosnia Herzegovina, Bulgaria, Chile,
Italia, Portugal, etc. hay nombramientos mixtos, es decir en el marco de las competencias dife- 13
renciadas del Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo, concurren en esta facultad, sea para com-
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partir la elección de un número determinado por el Órgano Ejecutivo y otro número por el Órgano
Legislativo o para concurrir de manera diferenciada en el mismo proceso. En este último caso,
en general, se pueden advertir tres etapas: a) Propuesta, por lo regular por el Órgano Ejecutivo;
b) Acuerdo (político) en el parlamento o de éste con el Ejecutivo y c) Nombramiento formal por la
autoridad competente.

(Otras variantes) En Uruguay, los Magistrados ingresan a los cargos más bajos, ascendiendo por
un escalafón judicial. En Francia hay una particularidad, el Consejo Constitucional que lo compo-
nen nueve miembros, de los cuales tres son nombrados por el Presidente de la República, tres
por el Presidente de la Asamblea Nacional y tres por el Presidente del Senado. Además, los Ex
Presidentes de la República son nombrados miembros vitalicios de pleno derecho, teniendo voto
calificado en caso de empate.

b) Por elección popular:

La elección popular (por voto universal) no es la opción más generalizada en los Estados de la
mayoría de los países del mundo y de existir, con alguna excepción, nunca es de los más altos
magistrados de la administración de justicia. Básicamente hay una razón simple: se considera
que los magistrados no ejercen representación de mayorías electorales y no están sometidos a la
voluntad popular sino a la Constitución y las leyes.

En ese contexto, en algunos cantones suizos, la Ex URSS., y en EE.UU., ciertos jueces de rango
inferior y sobre todo a nivel local, son elegidos por voto popular con variantes electorales. Sola-
mente en el Japón, desde su constitución de 1947, la designación de los jueces de la Corte Supre-
ma es sometida a un plebiscito de convalidación o rechazo.

c) El caso Boliviano

Uno de los cambios constitucionales sustantivos en Bolivia fue la elección de altos magistrados
por voto universal. La Constitución de 2004, señalaba todavía que los Ministros de la Corte Su-
prema de Justica “son elegidos por el Congreso Nacional por dos tercios de votos del total de sus
miembros, de nóminas propuestas por el Consejo de la Judicatura (y) desempeñan sus funciones
por un período personal e improrrogable de diez años (…)” (Art. 117, 4, CPE 2004). La misma mo-
dalidad establecía para la elección de los miembros del Tribunal Constitucional (Ver Art. 119, CPE
2004).

Cuestionando esta previsión constitucional e interpretando que ello ocasionaba una “repartija”
o “coteo” de magistrados según los intereses o acuerdos políticos, además, animados por la ló-
gica descolonizante buscando diferenciarse cuanto más del sistema occidental, la CPE de 2009
establece que “las Magistradas y los Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia serán elegi-
das y elegidos mediante sufragio universal” de una preselección de postulantes que realice la
Asamblea Legislativa y colocando como condiciones para los mismos que “no podrán pertenecer
a organizaciones políticas” (los últimos 5 años), “no podrán hacer campaña electoral” y que no
podrán ser “reelectos” una vez concluyan su mandato de seis años (Ver Art. 182 y 183, CPE).
Las mismas condiciones para los miembros del Tribunal Constitucional Plurinacional, Tribunal
Agroambiental y Consejo de la Magistratura.

Con esta nueva previsión constitucional, como decía ya el 2011 Rivera Santibañez11, “Bolivia será
el primer Estado en el Mundo donde se elegirán a los magistrados del Tribunal Supremo de
Justicia, del Tribunal Constitucional Plurinacional, Tribunal Agroambiental y a los consejeros del

14
11 Disponible en: http://www.opinion.com.bo/opinion/articulos/2011/0515/noticias.php?id=10664
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Consejo de la Magistratura mediante voto directo y sufragio universal. No existe otro Estado don-
de se elija por voto popular a los magistrados de los altos Tribunales de Justicia”.

No obstante, pervive el filtro político, ya que las y los postulantes deben ser preseleccionados por
la Asamblea Legislativa, lo cual ya genera la susceptibilidad de la mediación de intereses político
partidarios. Pese a los cuestionamientos de la oposición y otros académicos que planteaban su
reforma constitucional y el reconocimiento de debilidades por parte del oficialismo, la Cumbre
de Justicia realizada en junio del 2016, ratificó la modalidad de elección de las y los magistrados
del Órgano Judicial y del Tribunal Constitucional Plurinacional, asumiendo que es “una conquista
social el voto popular, garantiza la independencia del Órgano Judicial, cuya preselección debe de
ser mejorada por la Asamblea Legislativa Plurinacional”, de acuerdo a un perfil adecuado .

En ese sentido, por lo menos formalmente, el Reglamento de Preselección de Postulantes para


este año 2017, señala que el proceso de convocatoria, preselección y designación se regirá bajo
los siguientes principios enunciativos y no limitativos: a) Ética e integridad personal; b) Publici-
dad; c) Transparencia, d) Idoneidad; e) Responsabilidad; f) Igualdad, g) Equivalencia, h) Plurina-
cionalidad, i) Meritocracia; j) Imparcialidad y k) Competencia.

Como requisitos comunes para las y los postulantes se establecen: a) Contar con la nacionalidad
boliviana, b) Haber cumplido con los deberes militares, en el caso de los varones; c) No tener plie-
go de cargo ejecutoriado; d) No tener sentencia condenatoria ejecutoriada en materia penal pen-
diente de cumplimiento; e) Estar inscrita o inscrito en el Padrón Electoral; f) No tener militancia
en alguna organización política, al menos cinco años antes del momento de la postulación; g) No
haber ocupado cargos directivos en empresas extranjeras transnacionales que tengan contratos
o convenios con el Estado o haber renunciado al menos cinco años antes al día de la elección; h)
No tener en su contra procesos de violencia intrafamiliar, ni procesos penales de acción pública
con imputación formal que comprometan la ética y la probidad de la o del postulante; i) No tener
parentesco hasta el cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad con el Presidente
y Vicepresidente del Estado Plurinacional, Senadoras, Senadores, Diputadas y Diputados de la
Asamblea Legislativa Plurinacional y j) No haber sido dirigente o candidato de alguna organiza-
ción política en los últimos cinco años.

Un primer aspecto de tensión entre oficialismo y oposición fue la forma de postulación. El Regla-
mento dispone que “podrán presentarse de manera individual y directa o ser propuestos a través
de organizaciones de la sociedad civil o de naciones o pueblos indígena originario campesinos,
por universidades públicas o privadas, asociaciones profesionales e instituciones civiles debida-
mente reconocidas” (Art. 11 Reglamento), habilitado a “cualquier persona individual o colectiva
(…) impugnar a cualquiera de las o los postulantes, con fundamento y adjuntando prueba idónea”
(Art. 16, II, Reglamento), que era un aspecto negativo reconocido incluso por el oficialismo por
su tendencia a la “corporativización” de las postulaciones según afinidades políticas o intereses
sectoriales. De todas maneras, hasta la fecha, al parecer, no hubo postulaciones corporativas (ve-
remos qué pasa en las nuevas postulaciones de mujeres e indígena originario campesinos hasta
diciembre 2017)

El proceso de evaluación tiene un valor de 100 puntos distribuido de la siguiente manera: a) Eva-
luación curricular 40, b) Evaluación escrita 30 y c) Entrevista 30, para llegar al total de 100 puntos.
En la evaluación curricular el sistema de evaluación curricular comprende las siguientes áreas:

12 La Cumbre de Justicia definió el siguiente Perfil de la candidata o candidato, basado en: “Capacidad; experiencia; idoneidad; probidad; Meritocracia; eficiencia,
destreza y celeridad; honorabilidad; producción intelectual; compromiso social; formación humana, con valores y principios; alta moral y ética, en base al desem-
peño demostrado; calidad y calidez, demostrados en su comportamiento; examen psicológico que demuestre los rasgos de su personalidad, que confir¬men si
el candidato es apto para desempeñar estas funciones; edad mínima 30 años; credibilidad, en línea con la experiencia y capacidad; garantizar la carrera judicial;
vocación de servicio; no deben tener antecedentes penales, ni de violencia intrafamiliar; formación y especialización en las áreas del derecho en las que adminis-
trará justicia; realizar examen de competencia; no tener ningún grado de parentesco con actuales jueces y vocales y no tener procesos disciplinarios”.
15
Documentos de Análisis

a) Especialización (Formación Académica y Producción intelectual), b) Experiencia Profesional


(trayectoria profesional general y trayectoria profesional específica) y c) Calidad de autoridad
indígena originario campesino” (Art. 19, Reglamento)

En la evaluación escrita participa el Comité Ejecutivo de la Universidad Boliviana (CEUB) que


elabora las preguntas para cada Tribunal y Consejo, sortea las preguntas y aplica las medidas de
seguridad y transparencia necesaria (Ver Art. 20, Reglamento) y, finalmente, la fase de entrevista
a las y los habilitados por parte de las Comisiones Mixtas con el fin de evaluar de forma oral su
conocimiento, desenvolvimiento, capacidad de argumentación, análisis y de comunicación (tres
preguntas por sorteo) (Ver Art. 21, Reglamento). Con todo esto, recién pasarán las personas ha-
bilitadas a la Asamblea Legislativa para la correspondiente preselección por dos tercios de votos
de las y los asambleístas presentes.

El Reglamento también establece la posibilidad de “declaratoria desierta” (Art. 22, Reglamen-


to), cuando no hayan los números mínimos de postulantes por Departamento o por jurisdicción
nacional, no hayan el 50% de sean mujeres y no hayan postulantes de origen indígena originario
campesino (Ver Art. 25, Reglamento). Esto sucedió este 2017. En una primera reacción, el ofi-
cialismo buscó como solución (antes de la declaratoria de desierta), la sanción de una ley que
flexibilice el cumplimento del 50% de mujeres y postulaciones indígena originaria campesinas,

16
Red PCCS a la Participación Ciudadana y al Control Social

desatando, obviamente, lo rechazos políticos y sociales a conquistas constitucionales. Al final,


la Asamblea Legislativa, por las razones indicadas, en un contexto de presión de la oposición y
cuestionamientos diversos, tuvo que postergar la realización de las elecciones de los magistra-
dos del Órgano Judicial para el 3 de diciembre, previstas inicialmente para el 22 de octubre de
2017.

4.1.2. Más juzgados para alivianar la carga procesal

Efectivamente, como se indicó anteriormente, la cantidad de 830 juzgados con 1004 juezas y jue-
ces, para la cantidad de casos y población de Bolivia, son indudablemente insuficientes. De he-
cho, solo como ejemplo, “en el departamento de Santa Cruz existe un déficit de juzgados. Según
el informe de la representación del Consejo de la Magistratura, en el departamento cruceño solo
existen 169 juzgados y 31 asientos judiciales. La división aproximada es del 70% en capital y 30%
en provincias. Se estima que con 100 juzgados más se podría solucionar el problema”13

Por su parte, como dato ilustrativo, la Defensoría del Pueblo, el 2015 hizo una verificación en
algunos juzgados y tribunales en materia penal de 16 ciudades del país, constatando una mora
judicial en Bolivia. “El informe, presentado detalla que los 63 juzgados y tribunales en los que se
realizó la verificación defensorial tienen más de 28.000 casos radicados, de los cuales los Juzga-
dos de Instrucción Penal Cautelar concentran 21.600, los Tribunales de Sentencia 1.592 y los de
Ejecución Penal 4.902”14.

Entre otras medidas públicas, necesariamente tiene que aumentarse los montos de presupuesto
asignados para la Admiración de Justicia que permita la creación de más juzgados, los nombra-
mientos de más juezas y jueces, además de fiscales y personal técnico y administrativo de apoyo.
En la presentación del Informe de Gestión 2015 del Tribunal Supremo de Justicia, su Presidente,
el Dr. Pastor S. Mamani Villca, señala que para el año “(…) 2015, la asignación fue el 0.56% (…)”15
del Presupuesto General del Estado para el funcionamiento del Órgano Judicial. En términos mo-
netarios, para el 2016, el Tribunal Supremo de Justicia tenía como presupuesto asignado de Bs.
42.042.869,72.- (Cuarenta y dos millones cuarenta y dos mil ochocientos sesenta y nueve 72/100
Bolivianos16. Del total ejecutado, Bs. 29.840.694.85 corresponde a servicios personales.

Considerando que la carga procesal no se aliviana solamente con más dinero, la Cumbre de Jus-
ticia propuso, por supuesto, por una parte “mejorar las condiciones materiales y presupuestarias
del Órgano Judicial, Ministerio Público, Régimen Penitenciario, Defensa Pública y otros servi-
cios”, pero también, por otra parte, la “desconcentración progresiva de los servicios de justicia;
creación de justicia itinerante para las áreas periurbanas, rurales y zonas de difícil acceso; crea-
ción de Salas Constitucionales Departamentales; fortalecimiento de la conciliación y los medios
alternativos de resolución de con¬flictos e implementar una justicia restaurativa”.

Con estas y otras medidas, se contribuiría a reducir o supera la Retardación de Justicia, para que
–como señala la Cumbre de Justicia-, haya una “Justicia a tiempo”.

4.1.3. Reformas jurídicas para evitar dilaciones y chicanerías

La Cumbre de Justicia propuso “establecer mecanismos que permitan modificar la normativa


para contar con proce¬sos ágiles, eficientes, oportunos y únicos”. En particular, en “la normativa
penal, la compilación de los tipos penales en un solo código (…); aplicación excepcional de la

13 https://www.eldia.com.bo/index.php?cat=1&pla=3&id_articulo=195997
14 http://www.erbol.com.bo/noticia/seguridad/17082015/mas_de_28_mil_casos_radican_en_63_juzgados_y_tribunales
15 En la presentación del Informe de Gestión 2015, el Dr. Pastor S. Mamani Villca, Presidente del TSJ. Pág. 17. 17
16 Informe de Gestión 2016, TSJ. Pág. 61
Documentos de Análisis

detención preventiva y ampliación de las medidas alternativas a la detención preventiva tomando


en cuenta la realidad socio econó¬mica de las personas”17. La detención preventiva debería tener
una duración determinada.

Es necesaria una revisión completa de las normas sustantivas y adjetivas en las diversas mate-
rias (penal, civil, comercial, laboral, etc), para sacar lo que no sea imprescindible y en los pro-
cedimientos expulsar algunos pasos y/o excepciones que deliberadamente usan los litigantes y
algunos operadores de justicia, para dilatar, perjudicar o sacar ventajas.

Junto a estas reformas jurídicas, debe también tenderse a superar el “ritualismo” incensario que
hay en la administración de justicia, que la hace insufrible y odiosa. No se debe olvidar que lo más
importante en la Administración de Justicia es que están en juego la libertad, patrimonio y honor
de las personas.

4.1.4. Actualización profesional técnica y humana

Considerando que la ciencia del derecho es dinámica, evolutiva y cada vez más especializada, la
actualización profesional ya no debe ser una opción, sino una exigencia de permanencia, eva-
luación de desempeño e innovación de los operadores de justicia. Es una permanente actualiza-
ción y cualificación, no solo en los conocimientos normativos (sobre nuevas leyes), sino sobre las
experiencias y modelos de otros países, las técnicas e instrumentos de interpretación jurídica
y jurisprudencial, las relaciones multidisciplinares de las ciencias jurídicas, la formación huma-
na-filosófica y las competencias de gestión institucional y tecnológica.

La Escuela de Jueces del Estado busca contribuir en esta perspectiva en función de su Visión: “La
Escuela de Jueces del Estado Plurinacional de Bolivia, como Entidad académica especializada
del Órgano Judicial, contribuye a la cualificación integral y al mejoramiento en la prestación del
servicio de justicia, conforme a las necesidades de formación y capacitación, en el marco de la
gestión de calidad y mejora constante” y su Misión: “Es una entidad descentralizada del Órgano
Judicial, responsable de la formación y capacitación técnica de las servidoras y servidores públi-
cos judiciales, como un mecanismo de apoyo a la labor de impartir justicia en forma efectiva”.

Es importante que el Órgano Judicial en general o los diferentes Tribunales en particular, esta-
blezcan alianzas con organismos internacionales, ONG y Universidades nacionales e internacio-
nales, que les permita articular capacidades y recursos que faciliten la actualización y cualifica-
ción de su personal.

4.1.5. Modernización de TIC para la administración de justicia vinculada a la transparencia.

El Presidente del TSJ, Dr. Pastor Mamani, en su Informe de la Gestión 2016, identifica como
logro “el uso de la tecnología y modernización (que) ha fortalecido el uso de las redes sociales
como medio de difusión de información y plataforma de opinión”18. Incluso señala que el diseño
e implementación del “nuevo plan comunicacional basado en la consolidación de una política de
transparencia institucional para garantizar el acceso a la información pública y la interacción de
la institución judicial con la población (…)”, es un avance.

Efectivamente, las Tecnologías de la Información y Comunicación son y deben ser las herra-
mientas necesarias para una Administración de Justicia eficaz y eficiente. Hay medidas públicas
orientadas a su uso (por ejemplo notificaciones por correo electrónico, “implementación del go-
bierno electrónico y la gestión en línea”).

18
Red PCCS a la Participación Ciudadana y al Control Social

Se debe reconocer que en mucho, todavía está en el plano teórico y de buenas intenciones, ya que
en la práctica se siguen con las viejas prácticas o hay resistencias personales para su implemen-
tación y uso. Para que estas opciones cumplan su cometido, es necesario que operadores de jus-
ticia y litigantes salgan de su analfabetismo digital o dicho positivamente, tengan alfabetización
digital, que les ahorre tiempo, recursos y malestar emocional en sus trámites y gestiones, donde
incluso, se reduce la corrupción.

4.1.6. Justicia con participación y control social

La CPE reconoce el derecho a la Participación y Control Social, estableciendo que “la sociedad
civil organizada ejercerá el control social a la gestión pública en todos los niveles del Estado (…)”
(Art. 241, II, CPE), la misma que tiene la facultad de “conocer y pronunciarse sobre los informes
de gestión de los órganos y funciones del Estado” (Art.242, 6, CPE).

En el campo específico de la Administración de Justicia, la CPE, cuando establece la potestad de


impartir justicia reconoce que uno de los principios en los que debe sustentarse es en la “parti-
cipación ciudadana” (Ver Art. 178, I, CPE). En el desarrollo de las previsiones constitucionales de
los Art. 241 y 242, la Ley 341 de Participación y Control Social, establece que “el Órgano Judicial
mediante el Consejo de la Magistratura, garantizará la Participación y Control Social, en el acce-

19
Documentos de Análisis

so a la información, rendición pública de cuentas, la evaluación de gestión, el control disciplinario


y los procesos de postulación, preselección y selección de las y los servidores judiciales” (Art.
19, I, Ley 341), con la atribución de “coadyuvar a las autoridades competentes en los procesos
administrativos y judiciales, por hechos y delitos de corrupción” (Art. 9,9, Ley 341), con la única
restricción para los actores sociales de que “en el Órgano Judicial y en el Ministerio Público, no
podrá dilatar o entorpecer el curso normal de la tramitación y resolución de los procesos judicia-
les” Art. 11, 3, Ley 341).

La Cumbre de Justicia también planteó el “fortalecimiento del control social en el sistema de ad-
ministración de justicia y selección de sus operadores, en los niveles nacional y subnacionales a
partir de la reglamentación inmediata de la Ley de Participación y Control Social, junto al fortale-
cimiento de las Unidades de Transparencia, además de incorporar la figura del agente encubierto
en la lucha contra la corrupción y perso¬nal altamente especializado que investigue la posible
implicancia de operadores de justicia en hechos de corrupción, en consorcios de jueces, fiscales
y abogados”.

En ese sentido, hay un compromiso expectable por parte de los involucrados. Del Órgano Judicial,
especialmente a través del Consejo de la Magistratura, para sumir el espíritu constitucional de
20 apertura a la Participación y Control Social, tanto en su convicción o animus político como en la
Red PCCS a la Participación Ciudadana y al Control Social

dotación de medios y recursos necesarios y suficientes (Ver Art. 41, I, Ley 34119) para su confor-
mación y funcionamiento. De la sociedad civil, para asumir la importancia de la participación y
control social en la administración de justicia, toda vez que están en juego la libertad, patrimonio
y honra de las personas, para disponer del tiempo necesario para ejercer este derecho constitu-
cional.

4.2. Estructurales

4.2.1. Operadores de justicia, como personas profundamente ético morales.

Si están en juego la libertad, patrimonio y honra de las personas, una condición sine qua non de
los operadores de justicia, es y debe ser su profunda base ético moral que la Universidad puede
fortalecer pero no dar, ya que los referentes morales más importantes para su existencia son la
familia, la educación (escolar), la religión y la autorregulación social.

Aquí es necesario reiterar la primera dimensión de la justicia, como un valor humano, que asu-
mido como tal, representa una fuerza interior poderosa que lleva a la persona a gobernarse por
principios y a tener conductas siempre correctas, en este caso, de los operadores de justicia.

Si bien en la currícula universitaria en general se tiene la materia de ética profesional, así coma
hay materias como las de filosofía del derecho, sociología del derecho y derecho Constitucional,
que de alguna manera buscan reforzar el deber ser del derecho y la probidad que debe haber en
jueces, fiscales y abogados, ciertamente pudieron haber caído en tierra estéril, al no tener una
buena parte de las y los estudiantes, las bases fundamentales en el desarrollo de su personalidad
y carácter en su niñez y adolescencia.

Pero, por amor al derecho y a justicia y por la interpelación de las dolorosas realidades a las que
se enfrentan todos los días, es posible la “conversión” de los operadores de justicia. Finalmente,
como dice el Presidente del Tribunal Supremo de Justicia y ojalá sea así: “La corrupción y la re-
tardación de justicia, han sido herramientas utilizadas para justificar fustigaciones generalizadas
de orden político e institucional contra el Órgano Judicial, sin reconocer la honestidad y probidad
de la mayoría de los jueces, servidoras y servidores judiciales, quienes cumplen con honestidad,
esfuerzo y dedicación las funciones que se les ha encargado” .

4.2.2. Operadores de justicia, como profesionales altamente idóneos

La Cumbre de Justicia, en la parte de formación y capacitación, propone “rediseñar el perfil de


ingreso de las y los estudiantes de la carrera de Derecho; fortalecer la Escuela de Jueces, Es-
cuela de Fiscales y Universidad Policial; modificar la Ley del Órgano Judicial introduciendo el
procedimiento de designación de vocales, jueces y personal de apoyo judicial, promoviendo la
meritocracia y probi-dad”.

Las Universidades no pueden configurarse como fábricas de profesionales del dinero, sino como
forjadores de seres humanos formados para el derecho y la justicia. Esa posibilidad pasa por va-
rias medidas, entre las que podrían estar: a) Una currícula académica basada en el aprendizaje
más que en la enseñanza, que sea útil y significativa21, b) Aumentar la nota mínima de aprobación
de materias de 51 a 70 puntos sobre 100 (como ocurre en los postgrados), c) Dar mayor valor en
la evalución a las prácticas forenses (ejercicio), d) Fomentar la investigación, escritura y oratoria
y e) Evaluación cruzada de las y los docentes de parte de estudiantes y directores de carrera.

19 El Art. 41, I de la Ley 341 establece: “Las Máximas Autoridades de los Órganos del Estado, en todos los niveles y ámbitos territoriales, empresas e instituciones
públicas descentralizadas, desconcentradas, autárquicas y empresas mixtas, garantizarán que en todos sus planes, programas y proyectos se contemple dentro
de su presupuesto anual, los recursos necesarios y suficientes destinados a efectivizar el derecho de la Participación y Control Social”.
20 En la presentación del Informe de Gestión 2015, el Dr. Pastor S. Mamani Villca, Presidente del TSJ. Pág. 15. 21
21 Incluso podría tenerse como referencia los cuatro pilares de la Educación en Bolivia: saber, ser, hacer y decidir
Documentos de Análisis

Considerando la importancia de la especialización en los conocimientos de materias específi-


cas, hay que superar la idea y condición de “todólogos” que creen poseer muchos juristas, para
certificar la prestación de servicios profesionales con unos mínimos de postgrados en aquellas
materias que se oferta o para aquellos cargos judiciales o fiscales a los que se postula. De alguna
manera, por lo menos formalmente, están previstas estas condiciones para el acceso a cargos del
Órgano Judicial y Tribunal Constitucional, aunque luego en los procesos de selección no siempre
sean determinantes cuando concurren otros intereses22.

4.2.3. Operadores de justicia, como miembros de un Órgano Judicial independiente

El Órgano Judicial será independiente del poder político cuando sus Magistrados no emerjan de
padrinazgos y filtros político partidarios, por los que tengan que pagar con “lealtad” o “someti-
miento”. El Órgano Judicial será independiente cuando sus magistrados no tengan igual “lealtad”
y “sometimiento” a intereses de clase, sean ideológicos o económicos, altamente racistas y dis-
criminatorios de lo “pobre”, “indio” y “mujer”.

22 22 Hubo muchas críticas a las “preguntas fáciles” para la evaluación escrita de postulantes al Consejo de la Magistratura y Tribunal Agroambiental el pasado 4 de
julio, 2017.
Red PCCS a la Participación Ciudadana y al Control Social

Mientras se entremezclen las preselecciones político-partidarias con la carrera judicial, está úl-
tima, incluso, se pone en tela de juicio. Del modelo de elección parlamentaria de los altos ma-
gistrados, hemos pasado a uno combinado de preselección asamblearia del Órgano Legislativo y
elección por voto universal, donde el filtro político aún pervive. La pregunta es: ¿Es posible idear
una forma de elección de altas autoridades judiciales que no impliquen participación político par-
tidaria? La mayoría de los países del mundo no lo han encontrado. En Bolivia, sin renunciar al
filtro político, se ha intentado e intenta otra vez, de tener un Reglamento de Preselección basado
en la meritocracia y en la no militancia político-partidaria de las y los postulantes. Pero, como
dice el viejo adagio popular, “del dicho al hecho, hay mucho trecho”.

4.2.4. Prevención del litigio:

No todos los conflictos tienen que llegar a los juzgados, muchas veces, los mismos litigantes se
dan cuenta demasiado tarde cuando sufren emocional o materialmente esta opción, por lo onero-
so, dilatorio, cochino y enfermizo que puede resultar sostener una acusación o una defensa legal.

La Cumbre Judicial también se apuntó a la prevención señalado el “fortalecimiento de principios


éticos y valores constitucionales en la sociedad y cambio gradual de la mentalidad conflictiva y
violenta de la sociedad por medio de la educación”. 23
Documentos de Análisis

En ese sentido, es importante que haya campañas de sensibilización para rechazar y revertir la
naturalización del conflicto y la violencia, promoviendo una nueva pedagogía de la sociedad para
inclinarse siempre al bien y rechazar el mal, para anteponer las soluciones pacíficas y de buena
fe y solo, en última instancia, la recurrencia a la solución judicial. Como se dice en la jerga judicial
“es mejor un mal acuerdo que un buen juicio”.

Es decir, no se puede judicializar la vida cotidiana que no está exenta de conflictos, ni se debe pe-
nalizar todas las relaciones cuando pueden tener otros cauces de solución. Una de las vías para
fortalecer soluciones alternativas, está en la vía de la conciliación, que en el pasado, se concretó
con la Ley de Arbitraje y Conciliación Nº 1770 de 10 de marzo de 1997, desde 1999 por el entonces
Nuevo Código de Procedimiento Penal como una forma de extinción de la acción penal; y crearse
seguidamente las Casas de Justicia en la gestión 2006; y en los tiempos actuales, con la Ley del
Órgano Judicial Nº 025 de 24 de junio del 2010, que en su artículo 65, reconoce la Conciliación
como el medio de solución inmediata de conflictos y de acceso directo a la justicia.

4.2.5. Vivir bien con estructuras de justicia y garantía del Estado.

En un grado no determinado, muchas de las causas judiciales están relacionadas con la pobreza
y las desigualdades que hay en la sociedad, además, por supuesto de la baja moral social. La
Universidad enseña que el delito es un fenómeno social, quizás en el hurto, robo, estafa; quizás
en los delitos de substancias controladas (de mulas y microtraficantes); quizás en la demanda e
impago de asistencia familiar, etc. Es decir, la cantidad elevada de juicios en Bolivia y el alto por-
centaje de retardación de justicia, está revelando que las estructuras económicas y sociales no
están bien.

En ese sentido, no se puede esperar que haya cambios duraderos y sostenibles en la Adminis-
tración de Justicia si no se fortalecen las estructuras de justicia social, con reales y efectivas
oportunidades de trabajo y empleo, salario digno, garantía de acceso a salud, educación, vivienda,
seguridad y soberanía alimentaria, participación ciudadana, seguridad jurídica a la pequeña, me-
diana y gran empresa y al desarrollo sostenible e integral.

Así tendrá sentido el principio constitucional: “Constituir una sociedad justa y armoniosa, cimen-
tada en la descolonización, sin discriminación ni explotación, con plena justicia social, para con-
solidar las identidades plurinacionales” Art. 9, 1, CPE).

La Paz, julio de 2017

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Red PCCS a la Participación Ciudadana y al Control Social

“Construimos democracia como forma de vida”

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