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DANNA CAROLINA CEPEDA GUTIÉRREZ

FILOSOFÍA Y GENERO
POR: DANNA CAROLINA CEPEDA GUTIERREZ
PTOFESORA: DAYANA DE LA ROSA
FECHA: 12/09/17

RELATORÍA SOBRE: EL SEGUNDO SEXO (HISTORIA) DE SIMONE DE BEAUVOIR

En bien sabido la amplia y ardua lucha de sexos en la cual parece regir a su vez, una lucha entre
el aparentemente fuerte, hablando de fuerza física y el que parece ser débil, el hombre y la mujer;
a lo largo del capítulo 3, se establece un recorrido, si bien histórico del papel de la mujer durante
el proceso de querer tener igualdad de derechos o a lo sumo, dejar de ser cosificada y/o
estereotipada solo como objeto de reproducción y no de producción, siendo alejada no solo del
conocimiento sino también de todo cuanto la rodeaba, al ser tomada como objeto perteneciente al
“sexo dominante”, al hombre. Durante siglos la mujer ha sido sometida bajo el yugo del hombre,
de hecho aún sigue existiendo ese deseo de posesión del hombre sobre la mujer, como si esta
fuera un objeto así como un rifle o un carro. La mujer ha sido clasificada bajo distintas
categorías que no son precisamente “viriles”, teniendo en cuenta la absurda fecundidad femenina
de la cual habla Beauvoir y, que por medio de esta, es tomada la mujer solo como objeto de
reproducción y sumisión ante el hombre, no solamente su marido, sino incluso su padre y
hermanos, la mujer es menoscabada y encasillada como sinónimo de debilidad y falta de
dominio.

Ahora bien, la mujer durante siglos ha sido “de”, es decir, perteneciente a alguien, ya sea a la
familia o al estado, mientras su familia pretende protegerla debido a que es considerada débil, el
estado parece socorrerla pero resulta que bajo la idea de protección y dominio, abarcan otro
sinnúmero de factores que implicarían durante siglos que la mujer no ha sido vista como ella lo
quisiera, sino como otros han querido que se viera; la masculinidad o la virilidad, parecen no
hacer parte del vocabulario femenino sino más bien masculino y con ello parece definirse a la
mujer por lo que un hombre o el estado hace de ella, pero no importa en absoluto el papel que la
mujer abarcara no solo en la literatura y la política, sino también en la filosofía y las ciencias,
pero vaya que sería hablar por hablar si se parte del hecho de que la mujer no tenía ni voz ni voto
y parecía tampoco tener vida, bajo este concepto.
Se habló de una lucha entre sexos, pero cómo podría hablarse de “lucha” si desde los inicios de
nuestra era, “el hombre ya había ganado”, ¿ganado?… ¿por qué?, si nos remitimos a las sagradas
escrituras, a partir de lo que expone Beauvoir en la medida en que habla del génesis y de ciertas
historias bíblicas, desde el comienzo de la creación por medio de un Dios, este creó a todas las
especies incluyendo al hombre y a la mujer, pero resulta que primero creó al hombre, dándole
claramente “primacía”, cuando vio al hombre solo y triste, solo entonces decidió crear a la mujer,
pero esta mujer no era de barro como el hombre, ella fue creada por medio de la costilla del
hombre, haciendo ver que la mujer está bajo sus hombros y debe por consiguiente obedecer y
callar; luego resulta que la mujer es seducida por el demonio pues la mujer “cae o es seducida
por el oído” mientras que el hombre por la vista, dicho demonio la seduce y envuelve y esta a su
vez hace “pecar” al hombre, pero como satanás no se acerca directa sino indirectamente al
hombre, parece demarcarse la “debilidad de la mujer” y es vista desde entonces como quien “le
abre las puertas al diablo”.

Así como “perteneciente” al hombre y al estado, la mujer incluso sigue siendo esclavizada tanto
por su familia como también se mantiene sumisa y atada mentalmente, no bastaron revoluciones
durante siglos para que debido a muertes de miles de mujeres en distintas partes del mundo, este
acto de crueldad y dominación disminuyera, incluso las legislaciones y algunos decretos
impedían a la mujer no solo pensar por si misma sino también actuar por su propia voluntad, en
algunos casos se tenían más privilegios cuando la mujer gozaba de fertilidad pues podría dar a
luz a guerreros, pero cuando dejaba de ser fértil, su valor disminuía tanto hasta el hecho de que
se permitía vender a su mujer pero no a sus caballos, es decir, se honra a la mujer en tanto es
esposa y madre. Sumándole al hecho de que adquiría valor en tanto era madre y esposa, tras de
esto, era obligada y sometida aún más y ni siquiera ella elegía su marido, es más, durante el
trascurso de la edad media aún se perpetuaba el concepto machista que le impedía cualquier tipo
de acción o elección, ya lo dirá Simone : “la mujer es casada sin su consentimiento, repudiada
según los caprichos del marido, que tiene sobre ella derecho de vida y muerte; se la trata como a
una sirvienta” (Beauvoir, 2014, pág. 88).

Tal parece que el hombre tuvo durante siglos la potestad y autoridad de matar a la mujer, a su
esposa bajo ciertas “fallas” por parte de ella, siendo tomada esta como: incapaz, sin fuerza física,
ausente, necesita de un hombre, no puede elegir, necesita protección, puede ser tomada como un
regalo, es repudiada, tiene dueño, es disposición de los hombres, es abofeteada, maltratada,
arrastrada por los cabellos, apaleada, es despreciada, no tiene valor, debe ser fiel, debe callar y
obedecer, no tiene oportunidades, no tiene libertad, es dependiente… un sinnúmero de cosas las
determinan, es por esto que las palabras no bastan y se da la revolución, al ser vista como débil y
sin fuerza física, ella se revela cual esclavo que es sometido por su amo y debido a esto mujeres
tanto en Francia como Italia y en el resto del mundo, van adquiriendo posibilidades y
probabilidades de vivir o morir intentando vivir, trabajando y pensando, ya sea en la literatura, la
filosofía, las ciencias, tales como la física o la química y demás. Es de este modo como surgen
guerreras, las preciosas, las feministas y todo con el objetivo de ser respetadas y valoradas es
tanto es mujer y no madre o esposa, se lucha por una igualdad que aún no se ha alcanzado pero
que sin duda han existido mejores posibilidades y ahora parece que tenemos voz y voto.

Referencia bibliográfica

Beauvoir, S. [1949] (2014) El segundo sexo. (pág. 85 - 98) Bogotá, Colombia: Editorial Penguin
Random House

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