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Introducción

El aprendizaje basado en el juego, que incluye el juego libre y el juego


guiado, constituye un excelente entorno para fomentar el desarrollo cognitivo de
los niños pequeños.

El juego libre por sí solo no es suficiente para promover el aprendizaje


académico. El juego guiado parece, sin duda, el aspecto del aprendizaje lúdico
esencial para el aprendizaje académico. Se emplea para enseñar objetivos de
aprendizaje específicos de forma interesante. Los niños siguen estando a cargo,
por lo que controlan sus acciones durante el juego, pero los pedagogos o los
padres desempeñan un papel activo preparando el entorno, por ejemplo
ofreciendo tipos específicos de juguetes, colaborando con los niños ofreciendo
respuestas sensibles a sus acciones durante la sesión de juego, y ofreciendo
sugerencias abiertas para que los niños alcancen objetivos de aprendizaje
específicos.

Con la combinación de la independencia del niño y el apoyo de los adultos,


el juego guiado ha demostrado ser particularmente efectivo a la hora de promover
el aprendizaje temprano de contenidos y habilidades nuevas en temas como las
matemáticas, la lectura y el pensamiento crítico entre otros.
1. Incorporación de los lúdicos en el aprendizaje

La incorporación del juego en la dinámica cotidiana del aprendizaje responde a


una valoración de lo lúdico como fuente de realización personal y de salud física y mental.
Se debe proporcionar al niño experiencias positivas que afiancen su confianza,
que despierten su curiosidad y favorezcan la exploración e investigación hacia la
construcción de su propio pensamiento.

Proporcionar situaciones de juego, ricas y positivas, requiere una minuciosa


planificación que responda a los objetivos y contenidos explicitados en el
currículum. Es decir, planificar teniendo en cuenta el espacio, el tiempo y los
juegos y juguetes necesarios, así como reflexionar sobre la intervención del
profesor previa al juego, durante el juego y después del juego.

En primer lugar, hay que tener presente que el juego no puede ser
considerado un tema o un contenido más a dar. El juego, lo lúdico, debe estar
presente a lo largo y ancho de todo el diseño curricular, como una experiencia que
hay que garantizar en el quehacer cotidiano, formando parte, si podemos llamarlo
así, de una metodología. Más allá de las actividades de juego que propongamos y
de los juguetes que seleccionemos, el juego es una actitud, una manera
determinada de abrirse a la vida, de abordarla, una manera gozosa de afrontar los
aprendizajes, los retos, el día a día.

Desde esta perspectiva, la intervención que se debe se concreta, en un


primer momento, en garantizar las condiciones para que el juego sea posible:

 Espacios adecuados y estimulantes en fondo y forma, tanto abiertos como


cerrados, en el aula, en el patio y en el gimnasio, en la escuela y en las
comunidades. Es decir, escenarios psicológicos en los que el error sea
posible, donde se actúe con la seguridad de no ser criticado, juzgado o
evaluado, de que de sus acciones no se deriva ningún peligro; en definitiva,
en condiciones de relajación psicológica. Espacios donde el juego y la
creatividad puedan crecer. Espacios innovadores, que estimulen el
pensamiento divergente, la participación y la cooperación.
 Tiempo pausado y tranquilo, de calidad, durante el que se pueda
desplegar la imaginación y recogerla. No se puede jugar con prisas..., ¡los
juegos se indigestan!
 Juegos, juguetes y materiales lúdicos diversos, previamente
seleccionados, atendiendo a criterios educativos sobre la edad de los
jugadores, el valor y tipo de juego, etc., y en el caso de los juguetes
añadiendo parámetros de seguridad y calidad.

La intervención del adulto en el juego ha de ser absolutamente discreta en el


momento del juego y patente en su planificación. No se trata solo de dejar jugar,
sino de crear las condiciones que estimulen y enriquezcan el juego. Se trata, pues,
de organizar los espacios, reservar el tiempo, ofrecer materiales lúdicos, y
mantener durante el juego una actitud lúdica de placer y sentido del humor,
sugiriendo ideas, riendo, disfrutando, aprendiendo con ellos.

2. Recursos lúdicos y creativos en el aprendizaje

Se considera el juego como modelo peculiar de interacción del niño y de la


niña consigo mismo, los otros y las cosas, implica privilegiar las actividades
lúdicas como recursos metodológicos más apropiados para la resolución de
problemas, permitiendo el logro de capacidades

El recurso didáctico va directamente a las manos del niño, de ahí su


importancia; funciona como un mediador instrumental, incluso cuando no hay un
adulto que acerque el niño a los aprendizajes. Estos objetos no sólo cumplen
funciones relacionadas con los niños, sino que también son un excelente recurso
que permite a otros actores (padres, maestros) participar en el proceso de
desarrollo. Son reutilizable, lo que implica que debe adaptarse a diferentes
contextos de aprendizaje y finalmente, ser independiente del medio en el que se
los proporciona y del sistema que los utilizará, garantizando su interoperabilidad,

Existen cuatro tipos de juegos

a) En primer lugar los juegos de actitudes; los cuales son todos aquellas
actividades que realiza el individuo a través de ejercicios físicos, generan
un desgaste de energía, este tipo de juego es común durante los primeros
dos años de vida ya que son juegos libres y espontáneos, los niños o niñas
los realizan cada vez que les provoca, de manera libre, sin reglas, ni
reglamentos. Es considerada una etapa exploratoria y mientras dura, los
niños adquieren conocimientos sobre su entorno e influyen en el desarrollo
de su ingenio y su iniciativa.

b) También, están presentes los juegos de dramatización donde además de


representar a las personas en la vida real o en los medios de comunicación,
se ponen de manifiesto la capacidad de fantasía en la cual los niños
adoptan papeles dramáticos, heroicas, fantásticas y alejados de la vida real.
Incluso se presentan los amigos imaginarios o relativos exagerados de
situaciones vividas por ellos. Este tipo de juegos puede ser reproductivo o
productivo, y se le conoce como creativo, ya que estimula su imaginación y
su creatividad. La duración de esta etapa varía en cada niño, pero puede
ubicarse hasta finales de su vida preescolar. Sin embargo existe otro tipo
de juego el activo que puede ubicarse en esta misma etapa de crecimiento
es el denominado juego constructivo, el cual no es sino alrededor de los 5 a
los 6 años de edad, que él utiliza los materiales de forma específica y
apropiadas para fines establecidos por él.

También estimulan la imaginación y la creatividad del niño o niña. Una de las


actividades que más le gusta son aquellas relacionadas con la música, que puede
ser considerada como un juego activo dependiendo de cómo se utilice. Se
considera activo cuando él interviene cantando, tocando un instrumento o cuando
utiliza la música como complemento de otro tipo de juego activo; también puede
ser considerada reproductiva, cuando los niños cantan, bailan y repiten las
palabras enseñadas y productivas, cuando inventa sus propias palabras para las
canciones conocidas por él, o les crea su música o nuevos pasos de bailes.

c) En tercer lugar, están los juegos pasivos; se pueden definir como todas
aquellas actividades consideradas diversiones, en las cuales los niños
invierten un mínimo de energía y por lo general pueden realizarlas solos. El
observa a otros jugar, ver la televisión, leer tiras cómicas o jugar con los
equipos electrónicos modernos, pueden producir el mismo placer que
aquellos en los que se invierte mayor consumo de energía, contribuyen al
desarrollo intelectual al tener que concentrarse, razonar y recordar,
propiciando la creatividad y la motivación.

Con referencia a los juegos estos producen contribuciones importantes para


las buenas adaptaciones personales y sociales de los niños, le permite relajarse
cuando están solos y fomentan la socialización en actividades grupales. A todas
las edades, los niños o niñas se dedican tanto a los juegos activos como pasivos,
y el tiempo que le dedican a cada uno depende de la salud de los mismos, del
placer que le proporciona, del momento en el que aprenden los juegos y
del interés, que en ellos despierte.

d) El cuarto lugar lo ocupan los juegos cooperativos y competitivos, se puede


definir el juego cooperativo, cuando la naturaleza del objeto del juego, es la
suma de los logros de los objetos individuales de cada integrante del juego;
mientras que un juego competitivo, la naturaleza del objetivo de este, es el
logro de un objetivo individual, se priva el logro de los objetivos de los
demás es excluyente
Conclusión

La incorporación de lo lúdico en el aprendizaje se trata de poner el juego en


el corazón del proceso de enseñanza-aprendizaje. No se trata de hacer jugar o de
utilizar el juego como recurso o herramienta educativa. Se trata de pensar y actuar
con el juego como metodología y estrategia de aprendizaje, activando la
motivación intrínseca de niños y niñas, su emoción, ya que tal como nos dice hoy
la neurociencia: sin emoción no hay aprendizaje. No me refiero a hacer más
agradable y motivador el estudio, qué también, sino a incentivar la capacidad de
asombro que tiene que ver con la curiosidad, el maravillarse y el hacerse
preguntas. Es decir, juego en el corazón y en la cabeza de toda la comunidad
educativa.

El desarrollo de los juegos educativos con los niños y niñas influye


positivamente en la estimulación de la inteligencia lingüística ya que a través de
estos juegos se desarrollan la memoria, atención, percepción, la comunicación y
pensamiento para preparar a los estudiantes al siguiente niveleducativo

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