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Las calles de Niquía en el municipio de Bello, Antioquia, fueron anfitrionas de la reunión de más de 300
personas de 20 ciudades del país. Comunidades de Cartagena, del caribe colombiano; de San José del
Guaviare, del inmenso amazonas; de Cúcuta, Los Patios, de Norte de Santander; de Girón, Piedecuesta,
Floridablanca, Bucaramanga y Barrancabermeja de Santander; de Popayán, Cauca; de Cali y Yumbo del
Valle del Cauca; de Bogotá, Suacha y Zipaquirá del altiplano de Cundinamarca, y de Bello, Itagüí,
Sabaneta, Medellín, Envigado y Caldas, del Valle del Aburra antioqueño; nos encontramos para poner en
común nuestras problemáticas como pobladores y pobladoras de las ciudades, y también nuestros
sueños y anhelos de habitar ciudades para la vida digna y para la paz.
Somos comunidades desplazadas de los campos a lo largo y ancho del país, que llegamos a las ciudades
y nos hemos organizado para exigir vivienda digna; para defender el ambiente que nos garantiza la vida
como especie y como planeta; para exigir el derecho al trabajo, a la formalidad, a la organización sindical;
para defender nuestros territorios del microtráfico y los actores que los vuelve escenarios de
confrontación y control militar; para exigir la cobertura y el suministro de los servicios públicos
domiciliarios; y para fortalecer las relaciones del campo con las ciudades, porque entendemos que entre
el campo y la ciudad son más las distancias que el modelo ha creado que las distancias geográficas.
Estas luchas históricas, de 30 o 40 años y más, hoy confluyen de nuevo al calor de la organización popular,
el trabajo de base, la movilización y la disputa institucional. Tenemos el sueño de transformar las
ciudades colombianas en hogares dignos para las mayorías, y disputarle al modelo neoliberal los
territorios, las instituciones, los esfuerzos y el calor comunitario.
Por eso hemos decidido continuar el camino de la unidad, la articulación y el hermanamiento alrededor
de las luchas por la vivienda y el ambiente, problemas que aquejan con urgencia nuestras comunidades.
Convocaremos jornadas de movilización desde los diferentes espacios de confluencia para construir una
política nacional de vivienda y confrontar el modelo de desarrollo que tiene cada vez resultados más
nefastos en el país, como lo evidencian los últimos acontecimientos.
Esperamos que este camino nos lleve prontamente a la conformación de una organización nacional de
ciudades, a través de la confluencia con otras organizaciones de las ciudades que participaron y con
organizaciones de otros municipios. Éste será el aporte que realicemos a la construcción de movimiento
social en las ciudades y en el conjunto del país.