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Esta llamada de atención debe ser clara y directa, de manera que el adolescente
infractor y las personas responsables de su conducta comprendan la ilicitud de
los hechos cometidos.
Aunado a ello, según un informe elaborado por el diario El Comercio señaló que
entre los problemas que tienen los centros juveniles están los parámetros del
sistema de reinserción social en el que se establece que debería haber un
psicólogo por cada 30 internos, en 5 de los 9 centros juveniles hay, en promedio,
solamente un psicólogo por cada 100 jóvenes. En países como España el
número de profesionales es mucho más alto, y en Chile los psicólogos y
asistentes sociales realizan un trabajo en duplas con cada uno de los jóvenes.
Ante esto, creemos acertadas las estrategias que propone el Plan PUEDO, tal
como crear centros orientación a padres y madres de familia, casas de juventud
para menores que tengan indicios de violencia o hayan cometido por primera vez
alguna falta leve, la creación de programas de intervención para adolescentes
en riesgos y la aplicación de un sistema de prevención de violencia escolar, todo
ello podría ayudar a prevenir la comisión de delitos, la formación de jóvenes
rebeldes y con problemas de conducta.
Asimismo, creemos que, para este tipo de infracciones, las cuales suelen ser
leves, los operadores de justicia deben promover la aplicación de la remisión
fiscal o judicial a fin de que la misma se otorgue no a través de una sentencia,
sino de una resolución que ponga, en la medida de lo posible, fin al proceso lo
más rápido posible.
b) Libertad Asistida
d) Libertad Restringida
Por otro lado, el Decreto Legislativo N° 1204 introdujo como sanción no privativa
de libertad a la figura de la reparación directa a la víctima; la cual ha sido dejada
sin efecto por el Nuevo Código de Responsabilidad Penal del Adolescente,
decisión que nos parece acertada ya que – como señala el jurista Merino
Guerrero – dicha figura identificada como sanción resultante de una decisión
jurisdiccional no tenía identificado cuál era el fin educativo, ya que lo único que
buscaba era reparar el daño a la víctima y olvidaba al adolescente como parte
también afectada y a su necesidad de recibir una orientación que le permitiera
concientizar el daño, su rehabilitación y su reinserción a fin de que no pueda
infringir la ley; por lo que lo más factible para hacer efectiva esta figura era la
aplicación de la remisión judicial.
Dicha posición del legislador nos parece acertada, por lo que resulta necesario
el cambio de visión que tienen los operadores de justicia de los adolescentes
infractores de la ley penal, a fin de que al momento de tomar una decisión opten
por la medida menos restrictiva y lesiva de derechos, por lo que para ello resulta
necesario que el personal que tenga a cargo este tipo de casos se encuentre
debidamente capacitado en temas de justicia penal juvenil.
a) Internación
El artículo 162.1 del CRPA establece que es una medida socioeducativa privativa
de libertad de carácter excepcional y se aplica como último recurso, siempre que
se cumpla cualquiera de los siguientes presupuestos:
1. Cuando se trate de hechos tipificados como dolosos y sean sancionados en
el Código Penal o leyes especiales, con pena privativa no menor de seis años,
siempre que haya puesto deliberadamente en grave riesgo la vida o la integridad
físico o psicológica de las personas.
Es decir, esos cuatro principales delitos por los que – frecuentemente – son
sentenciados los adolescentes cumplen con el primer presupuesto establecido
por el legislador, toda vez que el Código Penal contempla – por ejemplo – para
el caso del homicidio simple que la sanción no será menor de seis años ni mayor
de veinte años; por lo que, al no establecer el Código de Responsabilidad Penal
del Adolescente un margen de discrecionalidad para el operador de justicia,
cuando un menor cometa este tipo de sanciones deberá ser sentenciado con la
medida socioeducativa de internación.
Así, en el artículo 163 ha establecido que, por regla general, la internación tendrá
una duración de uno hasta seis años como máximo si el adolescente tiene entre
dieciséis y menos de dieciocho años y no será menor de uno ni mayor de cuatro
años si tiene entre catorce y menos de dieciséis, cuando se cumplan con los
presupuestos anteriormente señalados.
Asimismo, establece:
Denuncia Penal descrita en el Articulo 139 del Código del Niño y el adolescente
“El Ministerio Público es el titular de la acción y como tal, tiene la carga de la
prueba en los procesos al adolescente infractor”
DICTAMEN FISCAL