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com/2015/09/ensayo-alan-moore-deconstructor-
de.html
Autor: J. F. Álvarez Tortosa, autor de la charla Ni hace tanto tiempo ni la galaxia era tan lejana:
contexto histórico en la ciencia-ficción
¿Qué se puede decir de Alan Moore que no se haya dicho todavía? Todo elogio parece quedarse
corto para uno de los más grandes narradores de los últimos tiempos. El hecho de que eligiese el
cómic como medio de expresión no dificultó la difusión y el calado de su obra, impacto que se ha
visto incrementado en los últimos años a partir de varias versiones cinematográficas (algunas con
mayor acierto que otras) de sus relatos más famosos.
Pero si hay que atribuir un verdadero mérito a Alan Moore, algo que le diferencie del resto de
guionistas de cómics, debemos hablar de su faceta de deconstructor de historias. Así, mientras que
un guionista normal crea un armazón sobre el que construir una historia más o menos elaborada,
Moore prefiere acudir a los grandes temas universales y deconstruirlos, pieza a pieza, para volver a
presentarlos ante nuestros ojos, para ir directamente a la raíz y jugar con ella. Siempre se ha
sentido cómodo en los cómics de super-héroes, pero si de algo se pueden calificar sus historias
dentro de este subgénero tan manido y maniqueo es de atípicas. Partiendo de reflexiones como,
qué haría especial a los super-héroes si todo el mundo tuviese super-poderes (Top Ten), o como
qué sentido tiene disfrazarse para luchar contra el crimen cuando el único peligro real no es otro
que la propia condición humana y la constante amenaza de guerra entre las potencias nucleares
(Watchmen). Por no hablar de su análisis descarnado de los totalitarismos, de su advertencia de los
peligros que éstos suponen para la sociedad occidental y de la necesidad de prevenirnos contra
ellos (V de Vendetta).
Como sabéis, si habéis visto el programa de nuestro curso de verano, una de las charlas se centrará
en este interesante autor, con el título “Se trata de una ficción, no de una mentira…”: las realidades
de Alan Moore, entre el cómic y la historia, por T. Crespo Mas. En todo caso, en breve tendremos
una nueva entrega sobre este controvertido y excelente autor.
***
Sin embargo -y a pesar de que no es ni su mejor obra ni la más célebre- será en “La Liga de los
Caballeros Extraordinarios” donde Moore realmente explore las raíces prístinas del concepto de
super-héroe: la literatura de género del siglo XIX y de principios del XX. Efectivamente, podemos
rastrear el origen común de géneros literarios tan bien definidos en la actualidad como la novela
negra, el terror o la ciencia-ficción en un mismo tronco: la novela gótica. Ésta irá evolucionando y
atravesando distintos estadios hasta alcanzar su máximo desarrollo y difusión con la eclosión de la
cultura pulp. El mérito de esta obra de Moore radica en hacernos ver que el origen de los super-
héroes es el mismo. Así, la máxima deconstrucción que se puede hacer de los super-héroes es la
que lleva a cabo Moore en esta obra: crear un grupo de super-héroes integrado por personajes
extraídos de obras literarias de finales del XIX y de principios del XX.
De este modo nos muestra, por ejemplo, que el origen de super-héroes que basan su poder en el
uso de la ciencia y la tecnología -sirva como ejemplo Iron Man- siguen en realidad el mismo patrón
que el capitán Nemo de Verne. Todavía resulta más impactante la heroización a la que somete al
Dr. Jeckyll y a su alter-ego Hyde, plasmación absoluta de la dualidad entre razón e impulso, entre lo
apolíneo y lo dionisíaco, entre Gilgamesh y Enkidu. ¿No es cierto que es el mismo principio al que
recurrió Stan Lee para crear a Hulk? La inspiración de la Chica Invisible de Los 4 Fantásticos en la
novela de H.G. Wells es tan evidente que casi podemos obviarla.
https://www.elconfidencial.com/cultura/2014-05-12/el-dia-en-que-alan-moore-se-convirtio-en-
mago_127787/
Ocurren cosas extrañas cuando uno cumple 40 años. Muchos hombres comienzan entonces a
hacer extravagancias, del tipo vestirse como adolescentes o liarse con mujeres que podrían ser sus
hijas... Pese a su condición de icono cultural heterodoxo, Alan Moore no pudo evitar caer en la
trampa de cambiar de vida el día que cumplió 40 años. Eso sí, lo hizo a su manera iconoclasta: en
lugar de intentar rejuvenecer de golpe para mitigar la crisis de los cuarenta, tomó una decisión que
enardeció a su base de fans más underground: reunió a sus amigos por su cumpleaños y les
anunció que iba a hacerse mago. En dos palabras: la juerga.
A poco que uno conociera la trayectoria artística, política y personal del autor -guionista de cómics
emblemáticos como Watchmen y V de Vendetta; azote de Hollywood; simpatizante anarquista, y
militante contracultural internacional- era fácil imaginar que eso no significaba que Moore
quisiera compartir espectáculo en Las Vegas con David Copperfield, sino algo bastante más oscuro,
lisérgico y subversivo: quería sumarse a toda una tradición ocultista donde habitaban nombres
legendarios como Aleister Crowley o John Dee.
La idea de entrar en el club del ilusionismo obsesionaba a Moore desde que a finales de los
ochenta publicó el primer episodio de From Hell, cómic sobre Jack el Destripador repleto de
referencias ocultistas.
Moore aseguraba que transformarse en mago era "un paso final lógico" en su "carrera como
escritor". He aquí el quid de la cuestión, los estrechos vínculos entre ocultismo y escritura, en
los que iba a profundizar los siguientes años. En 2002, Moore escribió un largo ensayo sobre la
relación entre magia y cultura llamado Ángeles fósiles, que desde entonces ha circulado
por revistas underground vinculadas al ocultismo. La editorial madrileña La Felguera saca ahora el
texto de las catacumbas al publicarlo por primera vez en formato libro, en español y con la
complicidad del autor.
"Si lo que hacemos no se puede considerar ni ciencia ni religión propiamente dichos, ¿acaso sería
provocador sugerir que consideremos la magia un arte? ¿O incluso El Arte con mayúsculas, si les
parece bien? No es que la noción carezca por completo de precedentes. Incluso puede
considerarse un regreso a nuestros orígenes chamánicos, en los que la magia se expresaba por
medio de máscaras, mímica y marcas en las paredes, de aquellos pictogramas que derivaron en el
lenguaje escrito, que es de donde viene a su vez la conciencia. No cuesta nada imaginar que la
música, la performance, la pintura, el canto, la danza, la poesía y la pantomima vienen todos del
repertorio de trucos mágicosque empleaba el chamán para transformar las mentes", escribe
Moore en el ensayo.
El autor británico suele dar el siguiente ejemplo para demostrar la raíz compartida entre magia y
escritura: el término anglosajón "spell" significa hacer un hechizo, pero también escribir y
deletrear. Como si la magia y el arte hubieran sido una vez la misma cosa, separado luego sus
caminos durante cientos de años y ahora llegara Moore (y otro muchos antes de él) a juntarlos de
nuevo en una casa común.
La terminología de la magia, su simbolismo, sus conjuros y evocaciones, son casi idénticos a los de
la poesía. En el principio estaba la Palabra. La magia es casi por completo un constructo
lingüístico"La literatura está tan intrínsecamente relacionada con la sustancia misma de la magia
que en la práctica ambas se pueden considerar la misma cosa: conjuros y conjugaciones, ensalmos
bárdicos, grimorios y gramáticas, magia en el sentido de 'enfermedad del lenguaje', que es como la
describió sagazmente Aleister Crowley. Odín, Thoth y Hermes, dioses de la magia y dioses escribas.
La terminología de la magia, su simbolismo, sus conjuros y evocaciones, son casi idénticos a los de
la poesía. En el principio estaba la Palabra. La magia es casi por completo un constructo
lingüístico", razona Moore en el libro.
Pero Ángeles Fósiles no sólo es una máquina de producir analogías sobre los vínculos entre arte y
ocultismo, sino también un tratado histórico sobre los usos sociales de la magia.
Como explica el escritor y editor Servando Rocha en el prólogo de Ángeles fósiles, Moore no solo
se unió a las filas del ocultismo por motivos literarios. Anunciada su mutación a los 40 años, el
autor se tiró de cabeza a la piscina mágica con todas las consecuencias: rindiendo culto a un dios.
"Su primer paso fue seguir a un determinado dios. No eligió un dios cualquiera, sino a Glycon,
una serpiente con cabeza semihumana de la que salen mechones largos y de la que se conserva
una imagen, tallada en piedra, encontrada cerca de la costa del Mar Negro....Glycon sería su aliado,
su guía. Al hacerlo, estaba creando su propio sistema de magia. Pensar en una idea cualquiera, si lo
hacemos de forma intensa, metódica e incansable, puede hacer que esta idea sea real. Como
experiencia subjetiva, es suficiente para afirmar que efectivamente existe: existe para quien crea
en ella. Las deidades carecen de forma física. Dios en una idea".
Moore culmina su ensayo con una enfervorecida defensa de la magia como fogonazo para iluminar
tiempos oscuros. He aquí sus vibrantes palabras para rematar la función. O el sentido político del
ocultismo en plena siglo XXI: " La humanidad, encerrada en la penitencia que es este mundo
material que llevamos siglos construyéndonos, tal vez no haya necesitado nunca tanto como hoy
esa llave que es la magia, ese pastel con una lima dentro, ese perdón que manda el gobernador en
el último minuto. Con sus religiones chifladas y sus fundamentalistas pasmosamente dementes,
con sus realezas de opereta y sus demagogos más despreocupadamente desvergonzados a la hora
de perseguir su viles ambiciones... jamás desde que alcanza el recuerdo, la sociedad actual, tanto
la de Oriente como la de Occidente, parece carecer de centro moral o espiritual, parece que no se
molesta siquiera en fingir ligeramente que lo tiene... El mundo parece estar prácticamente
implorando que lo numinoso venga a rescatarlo de esta cultura material enloquecida que
prácticamente ya lo ha devorado entero...".
https://losinrocks.com/alan-moore-entrevista-jerusalem-bb77a4020b32
Celebrado como autor de los cómics Watchmen y V for Vendetta, el gran Alan Moore se pasó diez
años escribiendo su novela Jerusalem, magnífico fresco de su ciudad, su familia y la historia que no
tiene todavía edición en español. Encuentro con un ser extraño.
Marcado por una infancia pobre en The Boroughs, barrios obreros de Northampton, pequeña
ciudad a cincuenta minutos de Londres, de donde nunca se fue, Moore le dedicó a su lugar de
origen las dos novelas que lleva editadas. La primera, La voz del fuego (1996), pasó inadvertida; la
segunda, Jerusalem, se impuso como la obra más ambiciosa de 2017. Un clásico instantáneo.
“Me robaron Watchmen en 1985 por un contrato complicado y retorcido entre una sociedad
hiperpoderosa y un pibe, yo, que creció sin tener agua corriente en su casa. Por eso mi desencanto.
Hoy pienso que hubiera sido mejor haber escrito novelas y no Watchmen y V for Vendetta”.
Todo tu libro gira en torno a un secreto familiar, una historia de incesto, que descubriste tarde. ¿La
base de la novela es la necesidad de reparar esa injusticia?
Cuando mencionaban a mi prima Audrey en la familia, siempre me decían que se había vuelto un
poco rara y la habían internado. Esta locura atravesaba mi familia. Hace quince años –todos
nuestros padres estaban muertos–, mi prima Jacky me contó todo. El papá de Audrey había
abusado de ella y sus padres la habían encerrado en un asilo para que no dijera nada. De repente,
me di cuenta de que esta cascada de historias increíbles era un libro. Los padres de Audrey fueron
marginados por la familia, algo que siempre me intrigó porque todos sabían.
“Hoy pienso que el medio de comunicación más fuerte es la prosa. Sólo con el lenguaje podés
describir todo, lo que se ve y lo que hace sentir. Un escritor puede transportar tu consciencia a
cualquier lugar. Es como la realidad virtual.”
“Un chico de 18 años que se lanza en la música y a quien la industria le dice que es un genio, si se
la cree, corre el riesgo de que un su cadáver aparezca lleno de heroína en la portada de un diario.
Porque la consecuencia del entretenimiento es la celebridad, y como es un fenómeno muy reciente,
que apareció en el siglo XX, nadie entiende todavía sus peligros ni cómo protegerse de ellos.”
Te volviste célebre con Watchmen a mediados de los 80. ¿Para vos protegerte es quedarte a vivir
en Northampton?
Cuando empecé a llamar la atención con mis libros, me dijeron: “Entonces, ¿te vas a mudar a
Londres?”. Me sorprendió. Como yo no tenía para nada la intención de ir detrás de lo mundano y
socializar, no veía el interés en irme de ahí. Cuando me volví más famoso, me dijeron: “¿te vas a
mudar a Estados Unidos?”. Eh, sí… ¿Para qué me voy a quedar en Northampton cuando tengo la
oportunidad de desarrollar una adicción a la cocaína al borde de una pileta o cuando puedo
escribir películas para Hollywood? Tristemente, esa es la manera de pensar de mis ex colegas de la
industria de la historieta. Desde que el cine se interesó en nosotros, dejaron la historieta de lado
para dedicarse a las películas. Yo decidí dedicarme a la magia, y fue una etapa vital. Claro,
preocupó a mis amigos, pero yo no tenía otra opción. La gente pensaba que era peligroso, pero
para mí era al revés: lo peligroso era no hacer magia. La magia es entender ese maravillloso
torbellino de significaciones, es vivir la experiencia de su humanidad. Y me ayudó con sus
reflexiones.
Watchmen
“Desde los años 90 sólo repetimos lo que ya fue hecho en el pasado. Como si nos aterrorizara la
idea de abrazar el futuro y el nuevo siglo, lo único que hacemos es reciclar las franquicias del siglo
XX, en el pop, en el cine, etcétera. Es lo que sucede cuando no hay contracultura. Y cuando hay un
vacío cultural, un tirano, o incluso un monstruo, puede aparecer.”
Jerusalem es un poco una performance en la que mostrás todo lo que podés hacer con la prosa…
Un crítico dijo que yo era el fanfarrón más amable. Eso es porque mi hermano Michael era más
lindo que yo, no tenía mis ojos maléficos. Mis capacidades variadas son consecuencia del hecho de
que quería decirle a mi mamá: “Mamá, mirame”.
V for Vendetta
“Con un poco de imaginación, creé todo un mundo. Era mi manera de evadirme de mi vida
ordinaria. Si hubiera tenido acceso a todo, como los chicos hoy, me habría vuelto el receptáculo
pasivo de ideas de otros y no el generador de las propias.”
¿Cómo ves la política?
Creo que deberíamos tener un mundo sin líderes políticos, ya que pienso que no son necesarios,
que no nos ayudan. Al contrario… Apenas necesitamos una administración competente, no
personas que nos digan qué hacer, ya que una democracia no es eso. Una democracia quiere decir
que la gente dirige. Pero es necesario que la gente esté bien informada, no solo leyendo los títulos
de ciertos sitios web. El problema es que hoy todo es plataforma. Y los artistas solo son vistos
como generadores de contenidos de esas plataformas.
http://iconosculturalesensayistica.blogspot.com/
He visto cosas que tu gente no creería - tu gente, porque yo no soy tu gente, yo no pertenezco a
los tuyos; las personas, que disfrazan su realidad con máscaras, con bailes de máscaras, que ellos
mismos son máscaras... la máscara y la máquina: yo le llamo tu gente...
Naves de guerra, más allá del hombro de Orión, envueltas en llamas - he visto lo más grande y lo
más pequeño; he visto cosas más allá de lo que alguien pudiera imaginarse; he viajado a otros
lugares, he visitado otros mundos, he observado otras vidas, y visto, y en mis ojos están ocultos
los secretos del Universo... si hay un Dios, seguramente en sus ojos están ocultos, con lágrimas,
los secretos de su creación...
Contemplé rayos de mar, rayos C, que brillaban en las tinieblas, en las sombras, cerca de la
Puerta de Tannhäuser - la esperanza brilló ante mis ojos, brilló por un instante, ¿puedes tú
decirme qué color tiene la esperanza? ¿puedes enseñarme el origen del Universo? ¿puedes tú
jugar a que eres Dios? Contemplé los rayos del mar en la Puerta de Tannhäuser y supe que la
vida es para siempre, y un fuego eterno arde en mi corazón, en mis entrañas; estuve parado
frente a la Puerta de Tannhäuser y esperé...
Todos estos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia -mis ojos
contemplaron la vida, se asombraron ante lo más pequeño, alabaron lo más grandioso,
contemplaron el Universo, lloraron porque estaban espantados al descubrir que la belleza
existía, lograron ver a los ángeles envueltos en llamas, observaron el viento mover mi cabello, y
vieron los besos que las Musas me dieron; ¿tengo que dejar pasar todos estos momentos?
¿tengo que dejar de ver ahora? ¿mis ojos ya no contemplarán el cosmos? He descubierto, al
mirar, que cada vida guarda un secreto, y que se pudieran escribir cientos de miles de millones
de libros, pero la única palabra verdadera que encierra todo aquello que se experimentó en vida,
es la que llevamos en la mente, en la memoria, y esta palabra que guarda todo lo que he visto,
se va a perder, será borrada para siempre, ¿y quieres que no llore? Justo cuando conozco el
secreto de Dios, cuando es mío, empiezo a borrarme en el tiempo, y ya va dejando de existir ese
secreto en mi interior. Cuando Dios es mío, deja de ser mío...
Es momento para morir - cada cosa tiene su tiempo, cada cosa tiene su lugar, cada vida tiene su
momento, todo dura un instante, todo es pasajero. Es la hora de mi muerte, y después, no
recordaré nada, y tal vez no sea recordado. Estoy espantado, porque ante tan terrible secreto, no
tengo palabras para explicar todo lo que siento... es tan corto el lenguaje para explicar algo...
nunca lograré decir toda mi palabra...