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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación

Universidad Nacional Experimental “Francisco de Miranda”

Programa De Desarrollo Empresarial

Moral y Etica

Prof.

Yenilay Morillo.

Desarrollo Personal.

Bachilleres:

Gabriela Manzanarez C.I.23.678.222.

Marvianis Manazanarez C.I.25.613.271

Mariana Gonzalez C.I.16.103.042


La Ética se considera como una ciencia práctica y normativa que estudia el
comportamiento de los hombres, que conviven socialmente bajo una serie de
normas que le permiten ordenar sus actuaciones y que el mismo grupo social ha
establecido. Estudia actos voluntarios, que el hombre controla consciente y
deliberadamente y de los que es fundamentalmente responsable y los actos
involuntarios, son los que obviamente ejecuta inconsciente o involuntariamente y
no poseen significado Ético alguno. La Ética no solo se toma en cuenta en el área
profesional, sino también en el área personal.

Por su parte, La moral hace referencia a todas aquellas normas de conducta que
son impuestas por la sociedad, se transmiten de generación en generación,
evolucionan a lo largo del tiempo y poseen fuertes diferencias con respecto a las
normas de otra sociedad y de otra época histórica. El fin último que persiguen
estas reglas morales es orientar la conducta de los integrantes de esa sociedad.
Asimismo es el conjunto de costumbres y normas que se consideran buenas para
dirigir o juzgar el comportamiento de las personas en una comunidad

La Ética abarca las normas que permiten la convivencia de personas y grupos y la


moral abarca la conciencia individual, que se considera subjetiva. La Ética
profesional es la "ciencia normativa que estudia los deberes y los derechos de los
profesionales en cuanto tales". Es lo que la pulcritud y refinamiento académico ha
bautizado con el retumbante nombre de deontología o deontología profesional.

Por lo tanto, el objeto de la ética profesional es mucho más amplio de lo que


comúnmente se supone. La formación profesional es distinta para cada área y
nivel de desempeño, y dependiendo de esto mismo, la formación puede ser larga
y pesada o corta y ligera e incluso puede realizarse mientras se desempeña un
trabajo ya sea similar o distinto, aunque de menor nivel por lo general. La
formación profesional también puede ser muy teórica o muy práctica. Sin
embargo, excepto algunas profesiones eminentemente especulativas analizar y
establecer una serie de puntos de vista sobre el desempeño personal y profesional
y sus implicaciones Éticas.

Vivimos en una sociedad donde se echan a un lado los valores y la integridad, por
ello es indispensable que cada uno de los seres humanos debe saber los valores
que ha aprendido a lo largo de su vida, para ponerlo en práctica en un momento
determinado. La posibilidad de normar las conductas profesionales surge cuando
las personas con un determinado fin común, deciden establecer un conjunto de
pautas de obligada observancia, a objeto de preservar su honorabilidad, honradez
y objetividad, entre otros.

El fenómeno moral es una creación exclusiva del hombre. La posibilidad de


disertar sobre normas, costumbres y formas de vida que se presentan como
obligatorias, son valiosas y orientan la actividad humana. Está claro que los
códigos de Ética Profesionales no pueden suplir la responsabilidad de la decisión
personal, pero un código tiene que aspirar a ser verdaderamente regulador, y
debe proteger el interés público.

El ser humano tiene un objetivo en la vida que es salir adelante para ello debe
concientizarse que para lograr esto debe adquirir conocimientos para ponerlos en
práctica y a su vez difundirlos a los demás, un aspecto más importante que la
eficiencia es la ética, el renunciar a los intereses personales y poner todo de si
para un fin netamente profesional. El sentido de la ética es tener claro que todo lo
debemos hacer bien y valorar al ser humano y como persona sin utilizarlo para un
propio beneficio, así podemos determinar realmente lo que significa la ética
profesional .Es el sentido moral que una persona o institución tiene para ser
autorizado a tomar decisiones de retiro por fallas profesionales o éticas. La ética
se puede mal interpretar o se puede volver de doble sentido, teniendo en cuenta
que el hombre tiene como esencia y desde que nace la opción del bien y del mal,
en cuanto a los negocios existen las buenas acciones y las malas, el ser humano
generalizando tiene la convicción de ser ambicioso por lo tanto existe tanta
corrupción en las empresas o negocios, entonces no se aplica la moralidad de la
ética profesional , pero debemos tener en cuenta que así como hay corrupción en
los negocios también se puede enseñar a que no haya esa maldad en las
empresas y que con honestidad se pueden recibir buenas utilidades sin hacer el
mal ni perjudicar. En el sentido ético profesional la ética está vinculada con
nosotros mismos y con el campo laboral, está conectada con lo que hacemos esto
implica que estén presentes los valores como la honestidad, la responsabilidad
nuestra vocación y el amor por lo que hacemos.

La ética profesional obliga a la persona que la tiene a querer hacer y terminar bien
su trabajo, es algo de corazón es un deseo, es ser perfeccionista y lograr que todo
lo que se hace se haga. En nuestro trabajo influye mucho nuestro estado de
ánimo, pero la ética profesional nos dice que para hacer bien nuestra labor
debemos dejar en casa nuestros problemas personales y todo aquello que nos
afecte a la hora de realizar nuestra función es entendible que todos los seres
humanos tenemos una vida adicional a nuestro campo laboral pero, todo tiene un
momento y un lugar para solucionar nuestros problemas. Generalizando la ética
laboral es un compromiso con nosotros mismos al querer y hacer bien las cosas,
sin faltar a nuestra moral y a los valores que nos inculca nuestra familia, que nos
hace crecer como personas de bien y útiles a la sociedad.

Estas normas determinan los deberes mínimamente exigibles a los profesionales


en el desempeño de su actividad. Por este motivo, suele ser el propio colectivo
profesional quién determina dichas normas y, a su vez, se encarga de recogerlas
por escrito en los códigos deontológicos. A día de hoy, prácticamente todas las
profesiones han desarrollado sus propios códigos y, en este sentido, puede
hablarse de una deontología profesional periodística, de una deontología
profesional médica, deontología profesional de los abogados, etc.

Es importante no confundir deontología profesional con ética profesional. Cabe


distinguir que la ética profesional es la disciplina que estudia los contenidos
normativos de un colectivo profesional, es decir, su objeto de estudio es la
deontología profesional, mientras que, tal como se apuntaba al comienzo del
artículo, la deontología profesional es el conjunto de normas vinculantes para un
colectivo profesional.

Todo profesional está y debe estar sometido a controles sociales más o menos
rigurosos que permitan exigirle responsabilidades de muy diversa índole en
relación con sus actos, de ahí la necesidad de establecer unos principios éticos.
Independientemente de la propia conciencia, que debiera ser quién más rigiera el
cumplimiento de los códigos morales, existe la figura de los colegios profesionales
para mantenerla, promoverla y defenderla. Éstos vigilan el cumplimiento de
determinados niveles de exigencia, de competencia y de calidad en el desempeño
del trabajo de sus colegiados.

Para que se pueda pedir responsabilidad por actuaciones profesionales se


precisan dos requisitos: la independencia y la libertad. El profesional debe ser
independiente en el momento de tomar decisiones y debe ser enteramente libre de
ejecutarlas. Busca un equilibrio entre un determinado estilo de vida moral y un alto
nivel de profesionalidad técnico-científica. Esta doble dimensión ha de tratarse con
armonía y equilibrio para una mayor dignificación de cualquier actividad laboral.

De forma teórica, podríamos diferenciar dos grandes grupos: la ética social y la


ética individual. Dentro de la ética individual se diferencia, también, una ética
interpersonal que es la que rige el comportamiento que tenemos en relación a
otros individuos. Aquí se puede situar la ética profesional ya que rige el
comportamiento del profesional en su actividad laboral. Los principios que rigen la
profesión se obtienen a través de métodos similares a los de la ética general:
dialógico, inductivo y deductivo. Para conocer el fundamento ético y moral de un
código ético, se requiere el estudio de la actividad profesional en sí misma y no es
suficiente la labor de un filósofo que desconozca la profesión.

No acaba de ser considerada una persona éticamente aceptable quien en todos


los ámbitos actuase bien y cumpliese con sus deberes menos en el ejercicio de
sus responsabilidades profesionales. La ética general de las profesiones se
plantea en términos de principios: el principio de beneficencia, el principio de
autonomía, el principio de justicia y el principio de no maleficencia. Los principios
se distinguen de las normas por ser más genéricos que éstas. Los principios
ponen ante los ojos los grandes temas y valores del vivir y del actuar. Las normas
aplican los principios a situaciones más o menos concretas, más o menos
genéricas. Las normas suelen hacer referencia a algún tipo de circunstancia,
aunque sea en términos genéricos. Pero también los principios se hacen
inteligibles cuando adquieren concreción normativa y hacen referencia a las
situaciones en las que se invocan y se aplican. En términos generales un principio
enuncia un valor o meta valiosa. Las normas, en cambio, intentando realizar el
principio bajo el que se subsumen, dicen cómo debe aplicarse un principio en
determinadas situaciones.
Tanto las normas como los principios son universales aun cuando el ámbito de
aplicación de los principios sea más amplio y general que las normas específicas
que caen bajo dicho principio. Desde la perspectiva de la ética profesional, el
primer criterio para juzgar las actuaciones profesionales será si se logra y cómo se
logra realizar esos bienes y proporcionar esos servicios (principio de
beneficencia). Como toda actuación profesional tiene como destinatario a otras
personas, tratar a las personas como tales personas, respetando su dignidad,
autonomía y derechos sería el segundo criterio (principio de autonomía). Las
actuaciones profesionales se llevan a cabo en un ámbito social con demandas
múltiples que hay que jerarquizar y recursos más o menos limitados que hay que
administrar con criterios de justicia (principio de justicia). Y, en todo caso, habrá
que evitar causar daño, no perjudicar a nadie que pueda quedar implicado o
afectado por una actuación profesional (principio de no maleficencia).

Un buen profesional es alguien que, en primer lugar, posee una destreza técnica
que le permite, en condiciones normales, realizar su tarea con un aceptable nivel
de competencia y calidad. Las reglas del buen hacer, acción llevada a cabo
conforme a los imperativos de la razón instrumental constituyen, sin duda, deberes
profesionales. Y esto no es en modo alguno ajeno al orden general del deber
ético. Aún más: las obligaciones éticas comunes para cualquier persona son,
además, obligaciones profesionales para muchos

La lealtad que le debe a su trabajo, profesión, empresa y compañeros de labor.


Villarini (1994) describe que “la ética de una profesión es un conjunto de normas,
en términos de los cuales definimos como buenas o malas una práctica y
relaciones profesionales. El bien se refiere aquí a que la profesión constituye una
comunidad dirigida al logro de una cierta finalidad: la prestación de un servicio”
Para lograr en los empleados una conciencia ética profesional bien desarrollada
es que se establecen los códigos de ética. En éstos se concentran los valores
organizacionales, base en que todo trabajador deberá orientar su comportamiento,
y se establecen normas o directrices para hacer cumplir los deberes de su
profesión.

En virtud de la finalidad propia de su profesión, el trabajador debe cumplir con


unos deberes, pero también es merecedor o acreedor de unos derechos. Es
importante saber distinguir hasta dónde él debe cumplir con un deber y a la misma
vez saber cuáles son sus derechos. En la medida que él cumpla con un deber, no
debe preocuparse por los conflictos que pueda encarar al exigir sus derechos. Lo
importante es ser modelo de lo que es ser profesional y moralmente ético. Por
ejemplo, un deber del profesional es tener solidaridad o compañerismo en la
ayuda mutua para lograr los objetivos propios de su empresa y, por consiguiente,
tener el derecho de rehusar una tarea que sea de carácter inmoral, no ético, sin
ser víctima de represalia, aun cuando esto también sea para lograr un objetivo de
la empresa. Al actuar de esa manera demuestra su asertividad en la toma de
decisiones éticas, mientras cumple con sus deberes y hace valer sus derechos.
Además, demostrará su honestidad, que es el primer paso de toda conducta ética,
ya que si no se es honesto, no se puede ser ético. Cuando se deja la honestidad
fuera de la ética, se falta al código de ética, lo cual induce al profesional a exhibir
conducta inmoral y antiética.

La ética debe convertirse en un proceso planificado, con plena conciencia de lo


que se quiere lograr en la transformación de nuestras vidas. Debemos desarrollar
al máximo el juicio práctico y profesional para activar el pensamiento ético,
reconocer qué es lo correcto de lo incorrecto y contar con el compromiso personal
para mantener el honor y el deber.

Al fin de cuentas, el ser humano es responsable de actuar inteligente y libremente


y es el único que puede responder por la bondad o malicia de sus actos ante su
propia conciencia, ante el prójimo y ante Dios, su Creador.

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