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5.1.

Diamagnetismo y paramagnetismo

Los materiales paramagnéticos tienen una susceptibilidad magnética χ positiva y pequeña. Esta es
consecuencia de una interacción nula o casi nula entre ´

los dipolos magnéticos permanentes del material. El hecho que la interacción no

sea suficiente para alinear los momentos magnéticos y dar lugar a una magnetización neta no nula
es debido al efecto desordenador de la agitación térmica,

desorden que hace que el momento magnético medio sea nulo. Son materiales

paramagnéticos el β-Sn, W, Al, Pt, Mn, etc.

En la presencia de un campo magnético externo los dipolos magnéticos se

intentan alinear con el campo de forma que a 0K se alinean todos y la magnetización resultante es
la de saturación Ms, pero a T > 0K hay esa componente desordenadora que hace que los dipolos
no se ordenen todos, sino solo una fracción.

En este caso la magnetización por unidad de volumen será:

donde B~ es el campo magnético y ~µi es el momento magnético de cada partícula.

Entonces,

y por tanto,

siendo N el número de dipolos magnéticos por unidad de volumen. La energía dipolar magnética
es Ei = −µBcos(αi), y nos determina como están distribuidas las partículas a una temperatura dada.
Así, si consideramos una distribución de Boltzmann de equilibrio:
siendo a = µB KBT se obtiene que < cos(αi) >= L(a), donde L(x) = coth(x) − 1 x es la funci´on de
Langevin. As´ı pues χ = M H = µ0 M B = µ0N µ B L( µB KBT ). Obs´ervese que para temperaturas
tendiendo a 0K y campos diferentes de 0 la funci´on de Langevin tiende a 1 y la magnetizaci´on a la
de saturaci´on Nµ y que para temperaturas muy grandes la funci´on de Langevin tiende a 0 y por
tanto no hay magnetizaci´on. La curva de magnetizaci´on se representa en la figura 5.1. Para
valores de µB KBT muy peque˜nos se obtiene la ley de Curie (que expresa que la susceptibilidad no
depende del campo aplicado):

χ = µ0N µ 2 2KBT

Si tenemos que los momentos magn´eticos est´an cuantificados se deben usar s´olo las energ´ıas
discretas permitidas. En ese caso se obtiene una magnetizaci´on ligeramente distinta y viene
caracterizada por funciones de Brillouin y no por las de Langevin.

Además de este paramagnetismo clásico hay también comportamiento paramagnético en los


materiales metálicos. En este caso el paramagnetismo propiamente dicho proviene del gas de
electrones, se debe tomar un modelo cuántico de bandas y una estadística cuántica (es decir,
tener en cuenta el principio de Pauli para los electrones). Los electrones tienen dos estados de
espín posibles (1/2 y -1/2) con lo cual tenemos que las energías en las bandas del gas de
electrones se ven desplazadas en un sentido para los electrones con espín paralelo al campo y en
otro sentido para los antiparalelos. Inicialmente N↑ = N↓, pero los electrones tienden al
equilibrio termodinámico, con lo cual se ponen todos en la energía de Fermi y finalmente llegan al
equilibrio con M = (N↑ − N↓)µB siendo N↑ y N↓ el número de electrones que se ponen en
estados de energía de −µBB a EF y de µBB a EF respectivamente (fig. 5.2). Dado que µBB EF (para
campos razonables) se obtiene que N↑ ≈ N↓ y por tanto la susceptibilidad magnética es mucho
menor que para paramagnetos no metálicos.

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