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DEMOS EL SEGUNDO PASO

Con la indudable importancia que constituye para Colombia la visita del discípulo
de Pedro en la tierra, su Santidad el Papa Francisco. Podríamos aprovechar esta
oportunidad y considerar dar ¨El Primer Paso¨ en más allá que la refrendación
Católica a los acuerdos de Paz con las FARC y los futuros que se puedan
presentar con el ELN y/o Los grupos armados organizados que incipientemente
están buscando acercamientos al Gobierno (de acuerdo a medios abiertos que
han publicado estas intenciones). Exactamente nos podríamos enfocar a realizar
un cambio desde el interior de cada individuo y dar ese primer paso que conduzca
a establecer una nueva cultura que primero que todo nos arraigue más a nuestro
País desde el Corazón. Por qué?

Porque, precisamente esa idiosincrasia del individualismo que caracteriza nuestra


cultura y con la que nuestros padres orgullosamente nos educan y con la cual la
Sociedad Colombiana es promovedora en todas sus instituciones Públicas y
Privadas la que mantiene a este País en el listado de naciones Emergentes, y en
la que muy probablemente permaneceremos hasta que nosotros mismos
innovemos en nuestras tradiciones.

Hoy en día el término innovación representa el mejor modelo de éxito en cualquier


empresa e institución, y aunque lo escuchamos a diario, siempre lo relacionamos
directamente con retornos financieros positivos en el caso de empresas de
tecnología y servicios o de eficiencia en algunos procesos para instituciones del
Estado. Pero esa innovación podría ser la solución para los problemas de fondo
en Colombia.

Nuestra cultura responde a cimientos ancestrales que nos caracteriza como un


pueblo luchador que conquistó con sangre de nuestros lanceros la independencia,
pero desde allí Colombia no sabe que es trabajar en equipo, desconoce la sinergia
que debe existir entre Estado-Nación-Patria, y por el contrario encontró en la
sombra de la democracia el argumento para que cada uno se sintiera Nación.
Desde entonces Colombia a través de la historia ha vivido momentos fácilmente
reconocidos por actores armados y no armados que buscan imponer su
hegemonía a toda la sociedad. Esta conducta fue indudablemente la que inculco
en todas las generaciones una necesidad de poder para obtener los objetivos
propios; Así esto representase vulnerar los derechos de alguien en este camino.

Desde allí nos podemos identificar culturalmente como sujetos que instintivamente
luchamos por sobresalir en cada uno de nuestros entornos para recibir más a
cambio, bien sea económica, laboral o socialmente. Esto no está mal, desde el
punto de vista de un modelo Capitalista, con el cual estoy de acuerdo y en donde
cada individuo recibe de acuerdo a su esfuerzo, desempeño y en algunas
ocasiones la ¨suerte¨ con la que cuente. El problema está cuando esta cultura
interactúa con personas de escasos principios, pocos escrúpulos, nula
transparencia y ninguna vergüenza. De allí se desprende el peor problema para
Colombia que es la indiferencia; este sentimiento antipatriota que nos lleva a
tomar posturas irreverentes como: ¨si no es conmigo no me interesa¨, ¨Ese no es
mi problema¨ ¨No me meto donde no me han llamado¨, ¨No denuncio!, esa gente
es muy poderosa¨, ¨Por mi bien, es mejor no decir nada¨, ¨Por mi futuro, es mejor
hacer como si no hubiera visto nada¨. Y es aquí donde todos nos convertimos en
epicentro del problema.

Alguna vez encontré un artículo que me dejó entre otras cosas como reflexión, el
siguiente interrogante: Si todas las potencias mundiales actuales, fueron bien sea
protagonistas o antagonistas de las dos Guerras mundiales, Por qué Colombia
que nunca ha tenido una guerra de estas magnitudes, no es una potencia
mundial? Pues bien, según ese escritor las guerras mundiales tuvieron una
determinante injerencia en unir los pueblos con el Estado en busca de luchar y
proteger la soberanía de su Nación. Y ahí halle la diferencia; porque al pueblo
Colombiano lamentablemente solo nos une la selección Colombiana de futbol, los
triunfos de Nairo Quintana, los Campeonatos de Mariana Pajon y las conquistas
de Katerin Ibargüen. Pero como al mejor estilo del circo Romano, esto solo dura
mientras la efervescencia del momento los mantiene en los medios de
comunicación.

En esos países se generó un sentido de pertenencia que es de envidiar para


Colombia, pues lo público se convirtió como en el tesoro de la Sociedad, surgió
una cultura de cooperación, trabajo en equipo, sinergia, compromiso por el
prójimo, y lo más importante, un sentimiento de gratitud hacia los que en algún
momento ofrendaron su vida por el interés Nacional. Este tipo de Sociedades
compuestas por personas agradecidas, comprometidas con el bien común y
patrocinadas por un Estado que a través de todas sus instituciones entrega
seguridad, respaldo, transparencia, justicia, igualdad a su pueblo están
condenadas a ser exitosas e inspiradoras para otras.

Tal vez sea una tarea utópica, quizá, pero lo único que si es cierto es que en este
propósito cada Colombiano tiene una misión muy particular, y esa misión se llama
romper paradigmas, innovar, asociarse con el prójimo, buscar el bien común a
través de todos nuestros actos. Dando ese primer paso en todos nuestros
ecosistemas inspiraremos a otros, y esos otros liderarán a otros y cuando menos
lo pensemos esa nueva Cultura que necesitamos para que Colombia sea una
Potencia en todos los sentidos será viral, el bien estará de moda, tendremos mas
de 48 millones de ¨Me gusta¨ en todos los espectros de nuestra sociedad y eso no
lo agradecerán nuestras generaciones futuras, esas generaciones que disfruten la
historia bien contada, que amen su bandera, que canten con orgullo y de corazón
su himno Nacional, que respeten todas sus Instituciones pues es donde ven
reflejados la garantía de sus derechos, que no tengan necesidad de un sueño
diferente al Colombiano, que su integridad se refleje en la prosperidad de todo el
territorio nacional y que su único desafío sea garantizar la continuidad y el
mejoramiento de lo recibido. Demos el segundo paso.

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