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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DEL PERÚ

ENSAYO

BROTE Y APROXIMACIÓN DEL PSICOANÁLISIS.

MENDOZA OJEDA, Adaly

U17210236

Arequipa, 22 de mayo 2018


INTRODUCCIÓN

Se empieza a hablar del psicoanálisis a partir del surgimiento del libro la interpretación
de los sueños, escrita por Freud en 1900, donde plantea la existencia del inconsciente
explicando así el funcionamiento de la mente humana normal y patológica, así como una
técnica para el tratamiento de problemas emocionales. Es así que una de las grandes
aportaciones que ha hecho el Psicoanálisis es plantear que gran parte del comportamiento
está determinado por el inconsciente.

A pesar de ello, está sujeta a diversas críticas que han provocado reacciones desde el
paradigma psicoanalítico, como es la de ir probando y contrastando sus hipótesis
centrándose como era a principios del siglo XX, y no en cómo es en la actualidad.
Manifestándose de ese modo un profundo desconocimiento de cómo ha ido
evolucionando la teoría y la técnica con el transcurso de los años, y los aportes de diversos
autores resaltando por un lado el interés que constituye las aportaciones del psicoanálisis,
pero por otro lado visto como una tarea en un momento difícil.

Por tal motivo, se pretende realizar una nueva revisión de la relación de las teorías
psicoanalíticas del funcionamiento mental con la psicología cognitiva y la neurociencia.
enmarcándonos en la línea de autores que ya han ido apareciendo dentro del psicoanálisis,
hasta los autores más recientemente como (Westen , 1999; Fonagy, 1999; Davis, 2001;
Bleichmar, 2001), poniendo énfasis nuevos aspectos que en anteriormente no han sido
resaltados.

En primer lugar, nos centraremos en temas que son significativos en la psicología de la


personalidad, como son los procesos mentales inconscientes, la motivación o las teorías
del desarrollo del mismo modo de la diferenciación que hizo Freud de los procesos
primarios y secundarios que en la actualidad está avalada por lo que la psicología
cognitiva está demostrando experimentalmente. Resaltando, el hecho de que hoy se sepa
que lo inconsciente es mucho más amplio de lo que Freud consideró no resta validez a su
descubrimiento.

En segundo lugar, analizaremos la relación entre los distintos tipos de memoria que en la
actualidad describe la psicología cognitiva y la relación que tiene con los tipos de
inconsciente con que se trabaja dentro del psicoanálisis dentro del marco específico de
investigación desde el cual el psicoanálisis aporta sus teorías de la personalidad en el
ámbito clínico, debido a ello analizaremos la técnica psicoanalítica, para ver que en la
actualidad es diferente de lo que fue en su origen.

Por último, analizaremos algunas consecuencias que esta conexión de paradigmas tiene
para la teoría psicoanalítica, tanto en su forma de entender el psiquismo como
directamente en la práctica del trabajo clínico.

DESARROLLO

Los procesos mentales inconscientes

La existencia de procesos mentales inconscientes pensamientos, emociones, y


motivaciones es un consenso en la psicología actual, considerado de ese modo por
psicoanalistas y psicólogos de la personalidad (Díaz Benjumea, 2002). La descripción
que se realiza del inconsciente permite que el cognitivismo ofrezca la oportunidad de
comparar las características del inconsciente cognitivo y el psicoanalítico. De ahí que, los
procesos inconscientes en la actualidad se ven como una versión débil de los procesos
conscientes, con diferencias cualitativas. Debido a ello, salta a la vista el paralelismo con
las dos formas alternativas de pensamiento que Freud describió en sus trabajos de
metapsicología.

En efecto, se permite que la descripción cognitiva del procesamiento inconsciente quede


bien reflejada en la vertientes más modernas del cognitivismo, el modelo conexionista y
la neurociencia.

La concepción actual de la memoria y los múltiples tipos de inconsciente


psicoanalítico.

Hoy en día la memoria se concibe como sistemas múltiples y heterogéneos que dependen
de diferentes estructuras cerebrales, como se pone en evidencia en los casos de amnesias
orgánicas. Debido a ello, el psicoanálisis puso énfasis en la memoria no declarativa
procedimental y asociativa. Ya que, en la memoria declarativa la información es
codificada y susceptible a ser recordada o traída a la conciencia y que posteriormente esa
información puede ser explícita o consciente todo dependiendo de la atención, motivación
y emoción que se le dirija ya que esta información es susceptible a ser reprimida y está
compuesta de memoria episódica y semántica. En efecto, la memoria episódica es la que
se usa para rememorar eventos y vivencias puntuales con contenidos que se organizan de
modo espacio-temporal. Mientras que, la memoria semántica se refiere a hechos de
carácter general; con que representamos el mundo con carácter inferencial.

Por ejemplo, por la memoria semántica sabemos, de qué color de pintura estaba pintada
nuestro salón de clases del Colegio y por la memoria episódica recordamos momentos
concretos que hemos pasado allí.

Por otro lado, en las experiencias que se presentan con pacientes amnésicos, en estos dos
tipos de memorias, (episódica y semántica,) se evidencian que los pacientes pierden el
recuerdo episódico pero no el semántico demostrándose de este modo que la memoria
semántica, es impersonal, muy distinto del obtenido por la memoria episódica o
autobiográfica y que la información ingresa a través de la memoria no declarativa.

En consecuencia, todo esto nos lleva a especular qué puede ponerse en marcha en el
trabajo psicoterapéutico, el de realizar una diferencia entre el sistema semántico y el
episódico en cuanto a capacidad de activar emociones.

Freud sostuvo que no sólo era necesario que el paciente supiera algo sobre sí mismo, sino
que era necesario conectarlo con la reviviscencia afectiva, para lo que se necesitaba del
recuerdo episódico con el fin de saber qué papel tiene en ese momento en el recuerdo
episódico. Tras diversas investigaciones en la actualidad, recordar episodios de la niñez
no tiene ya el valor que se daba en las primeras épocas del psicoanálisis.

Ante ello, es importante reconocer que el recuerdo episódico puede, traer una experiencia
emocional conectada con una experiencia vivida, que nos permite abrir el campo
necesario para el cambio terapéutico.

La memoria procedimental se describe en psicología cognitiva como memoria de acción,


para referirse a habilidades o tareas psicomotrices como montar en bicicleta, escribir a
máquina, entre otros. Su descubrimiento se realizó cuando se vio que los pacientes
amnésicos podían aprender tareas como escribir al revés, con la misma facilidad que una
persona sana, pero sin recordar nunca los episodios en los que habían aprendido, de ahí
su nombre, como “procedimiento”.
En suma a ello, permitiendo que el psicoanálisis amplié esta concepción para describir
toda una serie de procesos que no son ya habilidades psicomotrices, sino habilidades en
la relación con los otros y con uno mismo.

Desde este enfoque, que se le brinda a la memoria procedimental, se indica que es una
memoria del proceso específico que se pone en marcha como una representación y/o una
emoción que puede permitir que pasemos a la acción, una emoción puede hacer que se
despierte un deseo y la acción que lo implementa, el estímulo puede ser una emoción que
automáticamente provoque otra emoción, una representación puede acabar en otra
representación y un estado emocional puede desencadenar toda una serie de
representaciones.
Otro tipo de memoria no declarativa es la memoria asociativa o emocional, con la que
LeDoux (1996) ha trabajado mostrando las bases neurológicas que sustentan la reacción
emocional de miedo. Aportando la explicación neurológica de cómo se produce el
aprendizaje emocional a través del condicionamiento asociativo, en cuanto a la emoción
de miedo, mostrando que la asociación emocional puede deslindarse del recuerdo
declarativo del evento. Ya que, el procesamiento del aspecto emocional de un evento
sigue una vía neurológica diferente del procesamiento ideático.

En efecto, con este descubrimiento, el obstáculo lógico es previa a la ideativa, y no


implica toma de conciencia, de modo que puede ponerse en marcha mecanismos
defensivos para evitar esa emoción antes de tener conciencia de la misma.

En caso de que los tipos de procesamiento de un evento, emocional y declarativo, sean


distintos, llevan a la consideración (Bleichmar, 1999) de que la representación declarativa
puede no ya haberse reprimido, sino no existir.

En consecuencia, ante estas implicancias nos encontraríamos con casos clínicos en que lo
que se necesita es aportar esa simbolización, ya no de la represión sino de la falta de
inscripción simbólica de eventos que están inscritos en su aspecto meramente emocional
por la vía de la amígdala cerebral.

Teorías psicoanalíticas de la motivación: De la pulsión freudiana a los múltiples


sistemas motivacionales.
El concepto de pulsión que propuso Freud tiene en la actualidad una expresión en el
concepto de motivación, en las teorías psicoanalíticas actuales ya no se mantiene la
concepción de Freud de considerar que hay una o dos pulsiones básicas libido y auto
conservación, o en la teoría posterior, libido y agresividad.

Actualmente, el psicoanálisis se ha aplicado al campo de la motivación y se asume la


concepción de que existen múltiples sistemas motivacionales diferenciados, separables,
articulados entre sí. Este cambio en la concepción del aspecto motivacional humano ha
sido enormemente fructífero, ya que lleva a poder superar muchas formas de
reduccionismo en que se caía a la hora de describir patologías.

A lo largo de la historia del psicoanálisis, que abarca todo el siglo XX, cada autor resaltó
un tipo de pulsión como la básica, si Freud resaltó la sexualidad, otros psicoanalistas
resaltaron otras, como la agresividad (D. C. , 1998), el narcisismo o autoestima. Así como
el apego (Díaz Benjumea, 2002), considerada como la motivación más importante, a
partir de la cual las demás eran derivaciones.

Sin embargo , el modelo de los múltiples sistemas motivacionales actuales conciben que
estas múltiples dimensiones están presentes en todo ser humano, pero tienen distinta
fuerza, distinto desarrollo, y además están relacionadas entre sí dando lugar a distintas
articulaciones y estructuras motivacionales, en cada uno de nosotros.

Aunque, se considera que los distintos sistemas motivacionales movilizan distintos tipos
de deseos de auto conservación, sexuales, narcisistas, agresivos, de apego, de evitación
del displacer, etc. Y que a su vez, la interrelación de estos puede llevar tanto a
coincidencia como a contraposición entre los mismos.

En consecuencia puede producir ansiedades de diversos tipos, que dan lugar a su vez a
modalidades defensivas específicas frente a estas ansiedades, lo cual lleva a caracterizar
la personalidad concreta de cada cual.

La clásica teoría de la pulsión de Freud, fue muy marcada por la visión fisicalista de la
época, que está siendo sustituida. Sin embargo, permanece el énfasis que el psicoanálisis
brinda a las motivaciones, especialmente inconscientes, frente a los procesos cognitivos,
como explicación causal las actitudes y los comportamientos humanos.
En este sentido, la importancia del fundamento biológico que estaba presente en la
original visión freudiana ha disminuido, brindando más lugar a la naturaleza social de los
motivos dando lugar a diferentes estructuras de personalidad, según el tipo de deseo que
se privilegie, la modalidad en que se exprese, la intensidad con que se vivencie, o los
conflictos a que den lugar en la interrelación de unos con otros.

La psicología genética del psicoanálisis.

Los trabajos de la psicología evolutiva de las últimas décadas sobre el desarrollo de las
capacidades simbólicas nos muestran una idea muy diferente a lo que se tenía
anteriormente sobre el neonato. Indicando que el neonato desde el primer momento es un
ser social, preparado genéticamente para entrar en contacto con sus congéneres, a través
de la cual va a estructurar su propio psiquismo. Resaltando la importancia de la
interacción activa de la madre adaptándose a él e introduciéndose en sus ritmos.

En efecto, la confluencia entre psicología genética y psicoanálisis se traduce en la


importancia que se da en la relación de las personas significativas con el desarrollo
simbólico o cognitivo por la especial motivación que el niño recibe desde el principio de
la vida, y la importancia de la función materna.

Por otro lado, las investigaciones sobre la memoria procedimental indican que este tipo
de memoria se da desde el nacimiento y que las memorias no declarativas están
implicadas en fenómenos como la transmisión de estados emocionales entre la madre y
su bebe mucho antes de existir lenguaje o desarrollo simbólico.

Cómo trabaja el psicoanalista de hoy.

La visión psicoanalítica de la personalidad en el aspecto clínico del psicoanálisis, en la


técnica terapéutica, es muy diferente en la actualidad de cómo era en los tiempos de Freud.
En la actualidad, la técnica se basa en el aquí y ahora, y el recuerdo ya no es condición
esencial del trabajo analítico. Porque, se trabaja principalmente con el presente externo
de las vivencias del paciente, sentimientos e interpretaciones de su realidad etc.

Por lo tanto, se establece una relación en el marco terapéutico, entre el paciente y el


terapeuta. Donde, el terapeuta guarda su intimidad y todo el encuadre de la terapia
provocando que sea el paciente el que manifiesta, su manera específica de relacionarse,
interprete, sus sentimientos específicos que llega a ser de gran intimidad y significado
para él. Con lo cual, la sesión se convierte en un laboratorio donde todos estos fenómenos
son analizados en vivo.

Validez epistemológica de la técnica actual.

La función del analista es estudiar las modalidades de actuar, sentir y pensar del paciente,
subjetivamente determinadas, por la información que el paciente aporte, explícitamente
por su relato o implícitamente en su forma de hablar y comportarse. Por tanto, las
habilidades del analista implicadas en la psicología del sentido común, se consideran
fuente de la formación clínica desde la propia terapia, la supervisión de casos y la
formación teórica es decir cómo funciona el psiquismo humano, tipos de motivaciones,
de ansiedades, de defensas, tipos de creencias y formas de interpretar la realidad y modos
de interrelación, etc.

En efecto, estos significados que en gran parte son inconscientes pero causan modos
específicos de pensamiento, reacciones emocionales y conductas que llega a comparar el
psicoanálisis con otras disciplinas reconocidas como la antropología, la historia o la
psicología social.

El método clínico es un método racional, que se caracteriza por el principio de


humanidad, fundamento que es el mismo que el que dan las interpretaciones
"simulacionistas" de la Teoría de la Mente, o lo filósofo de la mente Dennett (1987) llama
actitud intencional, esto es, la suposición de una humanidad común entre el observador y
el objeto que se observa.

Por lo tanto, el paciente puede ser visto desde diferentes perspectivas, y pueden reflejar
una verdad parcial, implicando que todas las aproximaciones sean igualmente válidas u
oportunas en un determinado momento. Las diferentes interpretaciones y teorías en que
se sustentan, más que ser verdaderas o falsas, son más o menos abarcadoras, ricas o útiles,
y las diferencias entre unas orientaciones y otras son más bien una cuestión de la filosofía
o visión del ser humano subyacente a cada modelo.
CONCLUSIONES

El pensamiento freudiano permanece vivo y listo para entrar en diálogo con los últimos
planteamientos de la psicología, la continua comparación entre los resultados de las
investigaciones sobre la memoria y los procesos mentales entre la psicología cognitiva y
el psicoanálisis están resultando de lo más fructífera, y nos da la oportunidad de actualizar
los términos y los conceptos freudianos.

Actualmente encontramos que gran parte de la función simbólica que dotábamos al


psiquismo inconsciente no existe en éste, gran parte de las fantasías, intenciones y deseos
son una proyección nuestra, un producto de nuestra explicación que atribuíamos a la
mente del paciente, como nos hace ver ahora la conceptualización bajo el modelo
conexionista, y las memorias no declarativas. Sin embargo, sigue habiendo mente
declarativa, creencias no conscientes, que influyen en el psiquismo, aunque aún no
sepamos muy bien cómo explicar la conjunción entre ambos tipos de procesos.

Hablando de la historia de la psicología cognitiva, Riviére (1991) señaló que el modelo


conexionista supone una vuelta a la visión asociacionista ligada a la contingencia, propia
de la época conductista, para explicar la mente. Nosotros tenemos que reconocer que esto
es lo que se está haciendo también en psicoanálisis cuando fenómenos a los que antes se
le atribuía mayor nivel de simbolización nos explicamos en la actualidad por memoria
procedimental, no simbólica, y por aprendizaje asociativo. El Freud asociacionista, al fin
y al cabo, es el que se está recuperando tras haber sido desvalorizado desde dentro del
psicoanálisis durante el pasado siglo.

En resumen, menos motivación y menos simbolización en el inconsciente de la que


creíamos. ¿Significa esto que tenemos que abandonar lo que hasta ahora ha sido lo más
característico del tipo de explicaciones causales que hace el psicoanálisis? No lo creemos
así, ya que es un modelo extraordinariamente fructífero. Simplemente necesitamos ser
conscientes de los límites que tiene. La cuestión está en mantener un equilibrio, lo que la
evidencia nos hace ver en el trabajo clínico, no perdiendo nunca el contacto con lo que
sentimos que ocurre y, por otro lado, la rigurosidad a la hora de intentar convertir nuestras
propuestas en algo explicable racionalmente y externamente coherente (Strenger, 1994).
BIBLIOGRAFÍA

D. C. , D. (1998). La actitud intencional. Barcelon: Gedisa.


Díaz Benjumea, D. (2002). PSICOANÁLISIS Y PSICOLOGÍA DE LA
PERSONALIDAD. PERSPECTIVAS PARA LA INTEGRACIÓN.
Psicoanálisis y psicología de la personalidad, 197-219.
J,T, D. (2001). Revising psychoanalytic interpretations of the past. An examination of
declarative and non-declarative memory processes”, International Journal of
Psychoanalysis, 449-462.
RIVIÉRE, A. (1991). Objetos con mente. Madrid: Alianza.
STRENGER, C. (1994). Between hermeneutics and science: An essay on the
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Universities Press..
Westen, D. (1999). “The scientific status of unconscious processes: is Freud really
dead?”. Journal of the American Psichoanalytical Association,, 1161-1198.

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