Sunteți pe pagina 1din 5

Teoría del

Pensamiento:
(John Dewey)
Relación entre pensamiento
reflexivo y el proceso educativo

Integrantes:
- Nicole Olivares Gómez
- Constanza Hernández A.
- Bastián Acuña Mura
- Gerald Araya Alviña
- Diego Cortés Urquieta
Asignatura: Desarrollo de
Habilidades del Pensamiento.
Carrera: Pedagogía en Biología y
Cs Naturales.
Introducción
Nuestras escuelas están abrumadas por la variedad de materias, cada una de las cuales presenta a
su vez su propia multiplicación de contenidos y teorías. Nuestros maestros creen que todo ello
hace más pesada su tarea, pues tienen que tratar con los alumnos de manera individual y no ya en
su conjunto. El presente informe expresa el convencimiento de que el factor estabilizador y
concentrador se encuentra en la adopción de una actitud mental y del hábito del pensamiento que
denominamos reflexivo.
Podría pensarse que en la enseñanza dirigida a niños y adolescentes esta actitud mental está fuera
de lugar y no se ha logrado con el pasar de los años.
El objetivo del estudio es destacar la importancia que tiene para los seres pensantes el adquirir la
capacidad de reflexionar, para el desarrollo de un pensamiento efectivo en el aprendizaje de
jóvenes y niños en todas las aulas, para un mejor proceso educativo.
Con este propósito, en el apartado Desarrollo se expondrán los conceptos fundamentales de la
definición y formación del pensamiento, el cómo pensamos, el objetivo que debe constituir el
pensamiento reflexivo en la educación, y las aptitudes de pensamiento que como individuos
tenemos insertadas.

Desarrollo
El pensamiento es una corriente de ideas incontroladas que pasan por nuestra mente, es automático
y no tiene regulación. Muchos de nosotros alguna vez intentamos detener nuestro pensar, es decir
dejar en blanco la mente, pero es completamente inútil.
Ahora bien, el pensamiento reflexivo se asemeja a ese casual tránsito de cosas por la mente en el
sentido de que consiste en una sucesión de cosas acerca de las cuales se piensa, pero se diferencia
de él pensar común en que no basta la mera ocurrencia casual de “cualquier cosa”.

Nadie puede decirle a otra persona cómo debe pensar, del mismo modo que nadie debe
instruir en cómo ha de respirar o hacer que circule su sangre. No obstante, es posible indicar
y describir a grandes rasgos las distintas maneras en que los hombres piensan realmente.
Algunas de ellas son mejores que otras y se pueden enunciar las razones por las cuales son
mejores. Quien comprende cuáles son las mejores maneras de pensar y por qué son mejores
puede, si lo desea, modificar su propia manera de pensar para que resulte más eficaz, es
decir, para realizar mejor el trabajo que el pensamiento es capaz de realizar y que otras
operaciones mentales no pueden llevar a cabo con la misma eficacia.
(Dewey, 2007, p.19)

La mejor manera de pensar que se examinará en este informe se denomina pensamiento reflexivo;
es decir, el tipo de pensamiento que consiste en darle vueltas a un tema en la cabeza y tomárselo
en serio con todas sus consecuencias.
La reflexión no implica tan sólo una secuencia de ideas, sino una consecuencia, esto es, una
ordenación, en la que cada una de ellas determina la siguiente como su resultado, mientras que
cada resultado, a su vez, apunta y remite a las que le precedieron. En otras palabras, los fragmentos
sucesivos de un pensamiento reflexivo surgen unos de otros y se apoyan mutuamente; no aparecen
y desaparecen de manera bruta, cada fase es un paso de algo hacia algo, de modo que acaba
produciéndose un movimiento sostenido y dirigido hacia un fin común.
Pensar, ese entrar en actividad con las cosas que no se perciben directamente a través de los
sentidos. Dewey (2007) afirma. “Esto significa que un pensamiento o idea es una imagen mental
de algo que está presente en la realidad, y el hecho de pensar es la sucesión de tales imágenes”
(p.21)

El pensamiento reflexivo presenta un elemento diferenciador del pensar común, que sugiere una
meta a conseguir, la cual impone una tarea que controle la secuencia de ideas en nuestra mente,
puedo ejemplificar lo mencionado con el caso de leer un narración que hable sobre gigantes, que
puede satisfacer simplemente por si misma al lector, pero una narración reflexiva según la cual se
hable de los gigantes que habitaron la tierra en cierta época y tiempo y en un determinado lugar,
debe tener una conclusión valida y sólida, que dejara al lector con la idea de reflexionar lo leído y
querer saber mas del tema.
En el proceso educativo debe ser igual, es decir, los profesores no solo deben entregar los
conocimientos a sus alumnos, educar no es solo entregar los conocimientos a aquellos que quieren
aprender, sino que deben lograr que sus alumnos adquieran ese habito de reflexión, de que los
contenidos no solo queden en sus cabezas como ideas sueltas, sino que con un sustento teórico
firme, para controlar esa secuencia de ideas y así manejar los contenidos fácilmente y poder
expandirse con reflexiones sobre ellos, despertando sus ansias de saber mas y no quedarse con lo
aprendido en clases.

El Pensamiento reflexivo debe constituir un objetivo de la educación.

Recursos innatos en la formación del pensamiento.


“No podemos provocar la capacidad de pensar en ninguna criatura que no piense ya
espontáneamente, o, como solemos decir, «naturalmente». No obstante, aun cuando no
podemos aprender ni enseñar a pensar, podemos aprender cómo pensar bien, sobre todo
cómo adquirir el hábito general de reflexión.” (Dewey, 2007, p51)

Podemos comparar la enseñanza con la venta de mercancías, es decir, nadie puede vender si no
hay alguien que compre. Nos burlaríamos de un comerciante que asegurara haber vendido gran
cantidad de bienes a pesar de que nadie hubiera comprado ninguno. Sin embargo, quizá haya
maestros que piensen haber desempeñado bien su trabajo con independencia de que sus alumnos
hayan aprendido o no. Entre enseñar y aprender existe exactamente la misma relación que entre
vender y comprar. La única manera de aumentar el nivel de aprendizaje de los alumnos es
incrementar la cantidad y la cualidad de la enseñanza real. Puesto que el aprendizaje es algo que
el alumno tiene que hacer él mismo y por sí mismo, la iniciativa la tiene el estudiante
Cuanto más consciente sea el maestro de las experiencias anteriores de los estudiantes, de sus
esperanzas, deseos e intereses principales, mejor comprenderá las medidas que tiene que dirigir
para la formación de hábitos reflexivos. La cantidad y cualidad de estos factores varía de persona
a persona. No obstante, hay ciertas tendencias que operan en todo individuo normal, fuerzas a las
que hay que apelar y que hay que utilizar si se quieren emplear los mejores métodos para el
desarrollo de buenos hábitos de pensamiento

Curiosidad.
Todo ser vivo permanece en constante interacción con su medio y se halla inmerso en un proceso
de intercambio, en el que actúa sobre los objetos que lo rodean y a la vez recibe algo de ellos
(impresiones, dudas, atracción, estímulos). Este proceso de interacción constituye el concepto de
experiencia. Cada sujeto, tiene tendencia a realizar esfuerzos para lograr conseguir algo o para
comprender algo o informar de algo a alguien.
Dewey explica que en los adultos esta interacción es remplazada por ignorancia y en los niños
pequeños existe mucha más atracción por el hecho de que para ellos todo es nuevo, anhelan una
oportunidad para entrar en actividad, y necesitan algún objeto sobre el cual actuar. La suma de
todas estas tendencias constituye la curiosidad.

Observación.
Todas las personas tienen un deseo natural de ampliar su abanico de conocimientos sobre las
personas y cosas. Esta exigencia de un conocimiento más pleno e íntimo es muy distinta del interés
de observar por observar. Su razón de ser es el deseo de expansión, de autorrealización.
Cuando se hace algo inteligentemente, uno se incita, si la obra llega a buen fin, a utilizar los ojos,
los oídos y el sentido del tacto como guías de la acción, es decir un constante ejercicio de los
sentidos y formar cuestionamientos sobre lo que se actúa.

El lenguaje.
Dewey menciona que la relación entre el pensamiento y el Lenguaje es peculiarmente intima, que
vale la pena analizar este tema, ya que hay cierta convicción de que el lenguaje es totalmente
necesario para el pensamiento y casi idéntico a este, pero choca con el argumento de que a la vez
el lenguaje solo lo adorna y encubre. Existen 3 opiniones típicas sobre la relación lenguaje-
pensamiento:
- La primera es que ambos conceptos son idénticos.
- En segunda opinión se dice que, las palabras son solo el adorno, o cobertura del pensamiento.
- Y la tercer y en la que se basa Dewey, es la que menciona que el lenguaje no es pensamiento,
pero si es necesario tanto para pensar como para comunicarse.
Sin embargo, cuando se dice que el pensamiento es imposible sin lenguaje, debemos recordar que
el lenguaje incluye mucho más que el lenguaje oral o escrito (Gestos, las imágenes visuales, los
movimientos de los dedos), sino que es algo más, los signos son necesarios.
El pensamiento no trata con simples cosas, sino con sus significados de lo contrario las cosas no
son más que estímulos ciegos, cosas en bruto o fuentes casuales de placer o dolor; y puesto que
los significados no son en sí mismos cosas tangibles, deben ser fijados a alguna existencia física.
Si un hombre se acerca a otro para expulsarlo de la habitación, su movimiento no es un signo.
Pero si el hombre señala la puerta con la mano o pronuncia el sonido «¡fuera!», su acto se
convierte en un vehículo de significado: es un signo.

Aptitudes respecto al pensamiento.

John Dewey hace referencia a que la mayoría de las personas suele “pensar” según sus propios
deseos. Esto, los hace tomar una actitud más negativa respecto a la opinión de una persona con
una visión distinta a la suya. Les cuesta mucho aceptar otros puntos de vista.
Las personas también suelen caer en el “generalizar con pocos hechos”, todo lo mencionado va de
la mano con las actitudes personales.
Estamos inmerso en un mundo donde nos cuesta ser independientes a los “estándares” establecidos
por la sociedad. Dewey establece que seguir un patrón de conducta para encajar en la sociedad es
lo que no nos hace buenos pensadores, sino que simples seguidores de las masas.
Para ser un buen pensador, el individuo debe saber valerse de forma personal y formar una
independencia respecto a la sociedad.
Muchos “grandes pensadores” de algún campo de estudio también suelen caer en el dar opiniones
sin conocimientos previos sobre un tema fuera de su campo de estudio.

Conclusión
Sabiendo todos los aspectos mencionados sobre el pensamiento reflexivo y cuáles son sus
beneficios para los individuos, podemos destacar lo importante que es incluirlo en nuestra
educación como docentes, para saber aplicarlo en el futuro en las aulas y en la didáctica de nuestras
clases, ya que, de esta forma fomentaremos en nuestros alumnos los hábitos de responsabilidad,
organización, autoaprendizaje y cumpliendo también con el logro de sus objetivos y metas.

Estas adquisiciones en los individuos y estudiantes les entregara las herramientas necesarias para
abordar la cadena de reflexiones que se les irán formando, y así la cronología de nuestros
contenidos, permitiéndonos profundizar y lograr un mayor aprendizaje significativo, el cual es
nuestro objetivo principal como profesores.
Con respecto a lo anterior , es importante destacar, como nos beneficia en nuestro desarrollo como
profesores de biología, dado que, las ciencias biológicas y su tecnología va evolucionando a pasos
descomunales en el área de investigaciones y nuevos hallazgos, lo que nos obliga a estas
constantemente informándonos y reflexionando a cerca de los cambios que vienen y como
incorporar todo eso a la clase para posteriormente transmitírselo a nuestros alumnos y que estos
se interesen en ello, realicen sus propias reflexiones sobre los temas que les planteamos para que
puedan crear conciencia de cómo esto les puede favorecer a ellos, a su núcleo y a su comunidad.

Dicho de otro modo, nuestro mayor enemigo va a ser el tiempo, pero si aprendemos a incorporar
este pensar en nuestro consiente, todo será una secuencia con resultados favorecedores para
nuestro desarrollo como docentes.

S-ar putea să vă placă și