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“EL ESTRÉS: CONCEPTOS GENERALES”

1) INTRODUCCIÓN
1.1.- Historia.
1.2.- Acepciones del término.

2) DEFINICIONES Y CONCEPTUALIZACIÓN
2.1.- El estrés como estímulo.
2.2.- El estrés como respuesta.
2.3.- El estrés como interacción entre la persona y el medio.

3) TIPOS DE ESTRESORES
3.1.- Según su duración.
3.2.- Situaciones estresantes más estudiadas.

4) INTERPRETACIÓN/EVALUACIÓN PERSONAL.

5) RESPUESTAS
5.1.- Tipos de respuesta.
5.2.- Consecuencias del estrés.
5.3.- Afrontamiento al estrés.

6) ESTRÉS Y ANSIEDAD

“El hombre no se ve distorsionado por los acontecimientos sino por la


visión que tenemos de ellos”

-Epícteto, filósofo estoico. S. I D.C-

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1) INTRODUCCIÓN
Pocos términos han pasado del acerbo científico al popular con tanto impacto como
el del ESTRÉS, además su difusión y popularización han sido acompañadas de una,
diríamos, “mala prensa”, de ahí que a cualquier inexperto que le preguntáramos nos
hablaría del estrés en clave negativa; más aún, el uso extensivo del concepto lleva a
emplear el término estrés -en el propio campo científico- desde diversas perspectivas, a
veces contrapuestas, y es que existen pocos constructos en psicología tan amplia y
heterogéneamente utilizados como el concepto del estrés (1); pero este uso generalizado
no solo se da en psicología sino en biología y medicina también (2) de modo que se
maneja el término estrés con una libertad impropia de los rigores de la ciencia (3).
El vocablo en su origen proviene de la física, así “estrés” viene a significar la
presión externa o fuerza aplicada a un objeto que produce una distorsión interna o
cambio en el tamaño o forma del objeto que llamaremos “tensión” (4)... y desde aquí
está servida la posible confusión merced a la cual podemos analizarlo como estímulo,
respuesta o interacción entre ambos; todo ello sin entrar en otras consideraciones
(axiológicas, culturales, etc) de las que después hablaremos, en virtud de las cuales,
como bien dice Lader (5) el concepto de estrés es más filosófico que científico.

1.1.- Historia
Pero, tal vez sea conveniente adentrarnos un poco en la HISTORIA de la palabra y
de su uso para entender el porqué de la confusión reinante; para ello seguiremos la
magnífica revisión que nos hacen del tema Lazarus y Folkman (6) siguiendo a Hinkle
(7).
Parece que el término fue utilizado ya en el siglo XIV para expresar dureza, tensión
o aflicción. A finales del S. XVIII, HOCKE utilizó el concepto en el campo de la física
- como ya se ha dicho – de modo que “Stress” hacía referencia a la fuerza generada en
el interior de un cuerpo como consecuencia de la acción de una fuerza externa (“load”)
que tiende a distorsionarlo, siendo “Strain” la distorsión sufrida por el objeto.
Estos conceptos de “Stress” y “Strain” fueron recogidos, desde el campo de la
medicina a principios del S. XX por S. W. OSLER que los relacionó con las anginas de
pecho. En 1932 W. CANNON engarzó el concepto de estrés en su teoría de la
homeostasis, considerándolo como una perturbación de ésta ante situaciones de frío,
descenso de la glucemia etc; pero fue H. SELYE en 1936 quién desarrolló el concepto,

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definiéndolo como “una respuesta general del organismo ante cualquier estímulo
estresor o situación estresante” (8) respuesta que se desarrolla en lo que él bautizó
como Síndrome General de Adaptación (SGA).
También tiene un papel de interés en la evolución del concepto en las Ciencias
de la Salud H. WOLFF quién en los años 50 describió el estrés como una reacción del
organismo ante ciertos estímulos nocivos, enfatizando el estado dinámico que supone
esta adaptación.
Mientras tanto, en el campo de la sociología se hablaba de “alienación” y
“anomia” (MARX, WEBER y DURKHEIM) para describir formas de distorsión o
desorganización sociales y en la psicología, de marco psicoanalítico eminentemente, se
hablaba más de ansiedad (concepto éste del que hablaremos al final del tema)...Así las
cosas, la palabra estrés no aparece en el índice de Psychological Abstracts hasta 1944.
De este modo llegamos a la II Guerra Mundial que supuso un catalizador para
las teorías e investigaciones médicas y psicológicas sobre el estrés, sobre todo de la
mano de GRINKER y SPIEGEL, sendero que afianzaron los conflictos de Corea y
Vietnán, mientras JANIS publicaba en 1958 una crucial y pionera obra sobre el estrés de
un paciente ante una operación quirúrgica (9); llegamos así a los años 70 y posteriores
con el desarrollo de la terapia de conducta, el resurgimiento de la medicina
psicosomática, la atención a los estilos de vida en el enfermar, el fortalecimiento de la
inmunología y el surgimiento de la Psicología de la Salud, campos todos en los que el
estrés es un concepto estrella

1.2.- Acepciones del término


Pero, como habrán advertido, esta evolución histórica ha ido pautada por una
PLURIVOCIDAD del término y no puede ser de otro modo puesto que científicamente
al hablarse de estrés se hace un uso POLISÉMICO de la palabra:
En efecto por estrés podemos entender bien el estímulo que suscita una
respuesta, o bien la respuesta suscitada por ese estímulo; llamando estresor o situación
estresante al estímulo, respuesta de estrés a la respuesta y estrés al término genérico que
se aplica a ambos. Ahora bien, al centrarnos en la respuesta que, a la postre, es lo que
nos interesa hemos de centrarnos en la interacción estímulo-individuo y hemos de aludir
indefectiblemente a la percepción del sujeto de ese estímulo, a su evaluación por él y a
su mayor o menor vulnerabilidad ante el mismo (como nos recuerdan Valdés y Flores

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-“hay toreros y paracaidistas con miedo a hablar en público” –10-), como veremos en
su momento.
1.3.- Valoraciones del término
Otro aspecto no menos importante que hay que subrayar es el de la valoración
del concepto; el estrés es un mecanismo ADAPTATIVO y ACTIVADOR y, como tal,
algo normal. De hecho, como nos dicen Labrador y Crespo (11) “la respuesta de estrés
consiste en un importante aumento de la activación fisiológica cognitiva, así como en
la preparación del organismo para una intensa actividad motora. Estas respuestas
favorecen una mejora en la percepción de la situación y sus demandas, un
procesamiento más rápido y potente de la información disponible, posibilitan una
mejor búsqueda de soluciones y selección de las conductas adecuadas para hacer
frente a las demandas de la situación, y preparan al organismo para actuar de forma
más rápida y vigorosa ante las posibles exigencias de la situación”...
Ahora bien, si la respuesta es muy intensa, frecuente o duradera pasa a ser algo
inadaptativo; siguiendo con Labrador y Crespo (12) vemos como “la sobreactivación a
estos tres niveles, fisiológico, cognitivo y conductual, es eficaz hasta un cierto límite
superado el cual tiene un efecto desorganizador del comportamiento”.
Así podemos diferenciar lo que algunos han llamado EUSTRES –Estrés
Positivo- y DISTRES –Estrés negativo- (13) y en consecuencia de ello no podemos
establecer el paradigma de la felicidad ni el de la salud en un mundo monocolor y
aburrido, libre de emociones y apático, es decir, sin un mínimo de estrés que nos active
y estimule.

2) DEFINICIONES Y CONCEPTUALIZACIÓN
No existe aún una única definición del estrés, por lo que debe ser considerado
como un “CONSTRUCTO” (14), pero esta “indefinición” no le resta ni validez ni ricas
aplicaciones al uso del concepto; a colación de lo dicho, ELLIOT y EISDOFER nos
recuerdan que “después de treinta y cinco años, nadir ha sido capaz de formular una
definición de estrés que satisfaga a la mayoría de los investigadores del tema” (15).
Incluso los diccionarios científicos aceptan este estado de cosas y más que
definir al término lo explican y analizan desde diversas perspectivas (16-17); de igual
modo el María Moliner (18) simplemente –y no es poco- nos describe su uso como
“situación de tensión nerviosa prolongada, que puede alterar ciertas funciones del

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organismo”... y es que, como ya vimos en la introducción, se trata de un
CONSTRUCTO POLISEMICO que, en síntesis, puede ser entendido como
ESTÍMULO, como RESPUESTA, y como una INTERACCIÓN o TRANSACCIÓN
entre el estímulo y factores moduladores del individuo (19-20).

2.1.- El estrés como estímulo


Diversos autores conceptualizan el estrés como algo del ambiente interno o
externo es decir, como un estímulo o conjunto de estímulos que pueden ser más o
menos mensurables y manipulables; en este marco Holmes (21) lo define como “un
acontecimiento-estímulo que requiere una adaptación por parte del individuo”.

2.2.- El estrés como respuesta


Otros prefieren entenderlo como una respuesta, centrándose en las reacciones
biológicas (arousal /activación), psicológicas (inquietud/nerviosismo), o de ambos tipos
(tensión) de las personas ante estos estímulos o estresores (22). Aquí se inserta la
definición clásica de Selye que nos habla –como ya vimos- de una “respuesta general
del organismo ante cualquier estímulo estresor o situación estresante” (23).

2.3.- El estrés como interacción entre la persona y el medio


Los modelos psicológicos actuales asumen el estrés como un proceso que
implica transacciones entre el sujeto que lo evalúa y el medio; bajo este marco cognitivo
el estrés aparecería como una clase particular de relación entre el individuo y el
ambiente, donde la actividad cognitiva va a ser la clave en el tipo de relación que se
establece entre la exposición a un posible agente estresor y la relación que se mantiene
ante él (24). En esta concepción se enraiza la famosa definición de Lazarus y Folkman
(25) según el cual “el estrés psicológico es una relación particular entre el individuo y
el entorno que es evaluado por éste como amenazante o desbordante de sus recursos y
que pone en peligro su bienestar”.

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3) TIPOS DE ESTRESORES

3.1.- Según su duración


Las situaciones estresantes o estresoras pueden ser de diverso tipo (físicas y/o
psicológicas, internas y/o externas; personales, familiares o sociales, etc). ELLIOT y
EISDOFER (26) en su clásico trabajo establecieron cuatro tipos de estresores según su
duración :
a) Estresores agudos, limitados en el tiempo, como puede ser presentarnos a un
examen u oposición muy importante o esperar una operación quirúrgica.
b) Secuencias estresantes, que serían acontecimientos que perduran con sus
secuelas negativas durante un periodo de tiempo prolongado como pueden
ser el divorcio, una pérdida afectiva o perder el empleo.
c) Estresores crónicos intermitentes, como pueden ser las visitas periódicas y
conflictivas a parientes, las reuniones de trabajo con compañeros con los que
no nos llevamos bien, etc.
d) Estresores crónicos, tales como enfermedades permanentes, tensión laboral
duradera, disputas conyugales prolongadas, etc.

3.2.- Situaciones estresantes más estudiadas


Especial relevancia presentan los conocidos como ACONTECIMIENTOS
VITALES ESTRESANTES que son situaciones caracterizadas por su impredicibilidad,
incontralabilidad y pérdida de apoyo social y que han sido puestos de relación con el
desarrollo de la enfermedad física (27). Holmes y Rahe (28) fueron quienes por primera
vez de forma científica corroboraron esta relación y crearon una escala –la SRRS ó
Social Readjustment Rating Scale- que ofrece una medida de Unidades de Cambio de
Vida (UCV) en virtud de la cual, la acumulación de una alta puntuación –por encima de
300 UCV- incrementa seriamente el riesgo de enfermedad; esta escala ha dado pie a
toda una serie de cuestionarios para medir “acontecimientos vitales” o “Life events”.
Bajo esta perspectiva y al margen de la duración de los estresores, las situaciones
estresantes más estudiadas son (29):
a) Acontecimientos traumáticos: Aquí se incluyen situaciones de peligro
excepcional que se salen de lo “normal” tales como los desastres naturales,

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guerras, secuestros, torturas, etc...Estos fenómenos pueden, incluso, producir
trastornos catalogados dentro del "Síndrome de estrés postraumático” (30).
b) Acontecimientos vitales ya descritos más arriba.
c) Contratiempos cotidianos: Aquí se recogen las exigencias irritantes,
frustrantes y angustiosas, así como las relaciones conflictivas que nos
preocupan habitualmente –curiosamente se ha comprobado que estas
molestias diarias tienen un alto impacto físico y psicológico y pueden ser tan
estresantes como un acontecimiento vital de resonancia-.
d) Dificultades crónicas, de las que también hemos hablado anteriormente.

4) INTERPRETACIÓN/EVALUACIÓN PERSONAL
Según el paradigma clásico del análisis funcional de la conducta – E  O  R
-un Estímulo incide en un Organismo (en nuestro caso, sujeto) que emite una Respuesta,
por lo que indefectiblemente debemos analizar a ese organismo o sujeto; Como ya
hemos visto en “2.3” el modelo de Lazarus y Folkman considera el estrés como el
resultado de una evaluación personal; esa evaluación cognitiva puede ser de
daño/pérdida, de amenaza o de castigo y, precisamente, tal vez lo más importante de
este modelo sea el definir con precisión los factores situacionales que hacen probable
una evaluación estresante (31).
Mediante la EVALUACIÓN COGNITIVA se interpretan/evalúan 2 factores (32):
1º) La medida en que un estresor amenaza al sujeto; a esta evaluación la
denominaremos EVALUACIÓN PRIMARIA.
2º) Las capacidades y recursos personales y sociales de los que el sujeto dispone
para enfrentarse a este estresor a lo que llamaremos EVALUACIÓN SECUNDARIA.

- En la EVALUACIÓN PRIMARIA se evalúa el significado de la situación con tres


posibles valencias:
 irrelevante, cuando la situación no parece que arrastre complicación alguna para
el sujeto.
 benigno-positiva, si la situación se valora como positiva para el bienestar
personal y se acompaña de emociones placenteras.

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 estresante cuando parece relevante y además pone en peligro el bienestar del
individuo. Estas situaciones, a su vez pueden ser, como hemos comentado, de
RETO/DESAFÍO, de DAÑO/PÉRDIDA o de AMENAZA.
Hablamos de daño/pérdida cuando el sujeto ya ha recibido algún perjuicio físico,
psicológico o social; hablamos de amenaza cuando aludimos a daños/pérdidas
que todavía no han sucedido, pero esperamos o, mejor dicho, nos tememos que
ocurran y, por último, hablamos de reto/desafío cuando la situación puede ser
controlada y afrontada de modo que se traduzca en una oportunidad para
mejorar.
- En la EVALUACIÓN SECUNDARIA el sujeto analiza qué puede hacer y con qué
cuenta para enfrentarse a esa situación ya percibida como estresante; esta evaluación
secundaria incluye la CAPACIDAD DE AFRONTAMIENTO (“esfuerzos
conductuales y cognitivos para dirigir - controlar, tolerar, disminuir o menospreciar
– las demandas ambientales e internas y los conflictos que exceden los recursos
disponibles” – 33 -) y los RECURSOS (“aquellos objetos, características
personales, condiciones o energías que el individuo valora o que sirven para
obtener tales objetos, características personales, condiciones o energías” – 34 -).....
pero de ambos hablaremos en el siguiente punto.

5) RESPUESTAS

5.1.- Tipos de respuesta


En las respuestas al estrés – que, como ya dijimos, para algunos autores es el
genuino estrés - pueden verse implicados aspectos COGNITIVOS, MOTORES y
FISIOLÓGICOS (35).
- Las respuestas COGNITIVAS están enmarcadas en los procesos de evaluación
antes descritos y serían la forma en que el sujeto percibe su medio e interpreta las
situaciones, aquí podemos distinguir varios componentes tales como:
 La valoración inicial automática de la situación, que es predominantemente
afectiva; de hecho Öhman (36) la denomina “reacción afectiva”.
 La valoración de las demandas de la situación, que sería la “evaluación
primaria” ya comentada.

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 La valoración de las habilidades o conductas para hacer frente a la situación, o
“evaluación secundaria”, y
 La organización de la acción o selección de la respuesta.
- Las respuestas MOTORAS que básicamente pueden ser de enfrentamiento
(ataque), huida o evitación (tanto el ataque como la huida exigen una intensa activación
fisiológica, de poca utilidad en el mundo industrializado actual) y, raramente, pasividad
(colapso). Estas respuestas están enraizadas en los estilos de vida y en la historia de
aprendizaje del sujeto.
- Las respuestas FISIOLÓGICAS que se traducen en quintaesencia en un aumento
general del arousal o activación del organismo.
Actualmente se analizan diferentes mecanismos neurales y endocrinos en esta
respuesta (37), distinguiéndose – como ya se detallará en el capítulo pertinente de la
fisiología del estrés – TRES EJES de actuación:
 EL NEURAL que implica la activación del S.N.A en su rama simpática y la
activación del S.N.P.
 EL NEUROENDOCRINO que se caracteriza por la estimulación de las
glándulas suprarrenales y la consiguiente liberación de adrenalina y
noradrenalina.
 EL ENDOCRINO con la liberación de glucocorticoides (cortisol y
corticosterona) y mineralocorticoides (aldosterona y desoxicorticosterona).

5.2.- Consecuencias del estrés


En virtud de los aspectos o tipos de respuesta que estén implicadas se puede
producir, ante una situación estresante, una alteración emocional, una alteración
cognitiva y una alteración fisiológica (38).
 Emocional: que se traduce en un estado de ansiedad, de irritación o rabia,
sentimientos de culpa y/o depresión.
 Cognitiva: a consecuencia del estrés pueden aparecer problemas en la memoria y
en la concentración, así como confusión cognitiva.
 Alteraciones fisiológicas: en síntesis, un estado antihomeostático (desequilibrio)
que altera las constantes biológicas con un alto coste energético e implica un
fracaso adaptativo.

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5.3.- Afrontamiento al estrés
Las personas se enfrentan al estrés e intentan moderar sus efectos perjudiciales
mediante ESTRATEGIAS DE AFRONTAMIENTO Cohen y Lazarus definen el
afrontamiento (39) como "los esfuerzos, tanto intrapsíquicos como orientados hacia la
acción, para manejar (es decir, dominar, tolerar o disminuir) las demandas ambientales
e internas, y los conflictos entre ambas, que son valoradas como excesivas para los
recursos de las personas”.
Como nos dicen Valdés y Flores (40) “en muchos sentidos, el estudio de las
estrategias de afrontamiento se ha valido de conceptos de origen psicoanalítico”;
generalmente hay dos modos de afrontar el estrés: DIRECTA y DEFENSIVAMENTE,
aunque la taxonomía de las respuestas de afrontamiento puede ser más amplia (a este
respecto se puede consultar la revisión que nos hace el profesor Rodríguez Marín –41-).
A) Métodos de afrontamiento directo: Implican dedicar toda la atención a una
situación estresante y emplear recursos cognitivos y conductuales para que deje de ser
estresante (sería “coger el toro por los cuernos”); como es obvio, el primer paso para el
éxito es la correcta evaluación del problema (identificación de efectos y fuentes), como
ejemplo de este tipo de estrategias tendríamos: la Resolución de Problemas, el
Afrontamiento Confrontativo y la Búsqueda de Apoyo Social.
B) Métodos de afrontamiento defensivo: Más que abordar el estrés en sí mismo, se
orientan a la supresión o minorización de los efectos negativos del estrés intentando
evitar la situación estresante de forma mental o física o bien intentando evitar los
síntomas que provoca (sería lo conocido como “afrontamiento centrado en la
emoción”), aquí tendríamos: la Negación, la Relajación, el Biofeedbck y la ingesta de
alcohol, así como tomar sedantes, tranquilizantes o benzodiacepinas.
En este marco y de acuerdo con MEICHENBAUM y TURK (42) tenemos tres tipos
de sujetos según su tipo característico de enfrentamiento al estrés:
1.- SUJETOS AUTORREFERENTES, que serían aquellos que ante una situación de
estrés, más que centrarse en las demandas de la situación, se centran en sí mismos,
preocupados de cómo les afecta la situación o de cómo la sienten.
2.- SUJETOS AUTOEFICACES, que serían aquellos que se centran en analizar las
exigencias de la situación para poder dar una respuesta adecuada a las características
específicas de ésta.

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3.- SUJETOS NEGATIVISTAS, son los que niegan la existencia del problema, no lo
solucionan pero tampoco se angustian ni se activan; esto, según la situación puede ser
negativo o positivo.

6) ESTRÉS Y ANSIEDAD
Si al principio hablábamos de la confusión e indefinición que genera el término
estrés, ahora podemos elevarlas a la enésima potencia si introducimos el término
ANSIEDAD.... De hecho este término alude a un concepto que muchas veces – incluso
profesionalmente – se confunde con el de estrés, sobre todo si entendemos el estrés
como respuesta y de hecho cuando en el punto “5.2” hablábamos de las consecuencias
del estrés introducíamos a la ansiedad dentro de las respuestas emocionales (sería una
psicopatología producto del estrés). Ya en el análisis histórico que recorrimos en la
“introducción” vimos como, a nivel psicológico y hasta los años 40, se hablaba más de
ansiedad que de estrés.
De hecho varios de los cambios psicofisiológicos que se producen en el
organismo cuando se sufre estrés o ansiedad son idénticos (43): aumento de la presión
arterial, de la frecuencia cardíaca, secreción de adrenalina, etc.
Podemos definir la ANSIEDAD (44) como la “reacción compleja del individuo
frente a situaciones y estímulos actual o potencialmente peligrosos, o subjetivamente
percibidos como peligrosos”. Incluye también componentes emocionales, fisiológicos y
motóricos; a nivel emocional la ansiedad es vivida por el sujeto como un estado de
ánimo desagradable, de displacer, producido por las situaciones que el sujeto,
conscientemente o no, perciba como amenazadoras.
La distinción principal, pues, entre el Estrés y Ansiedad la podemos establecer
en términos de función (45): Así la respuesta de estrés se referiría al conjunto de
cambios que se observan en el organismo ante una sobreexigencia real del medio,
mientras que la ansiedad se referiría más bien al desorden psicofisiológico que se
experimenta ante la anticipación de una situación amenazante, al margen de su
probabilidad.
Para finalizar, tal vez merezca la pena recordar que académicamente ambos
conceptos han constituido el punto de partida conceptual de dos disciplinas diferentes:
La Ansiedad es uno de los problemas principales de la TERAPIA DE CONDUCTA

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mientras que el Estrés se analiza en la PSICOLOGÍA DE LA SALUD y/o en la
MEDICINA CONDUCTUAL.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Estrés y Psicopatología (pp 41-61) Ed. Pirámide. Madrid 1993.

3) VALDES, M y DE FLORES, T: “Psicopatología del Estrés”. Ed. Martínez Roca.


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5) LADER, M: “Society, stress and disease”. Oxford University Press. Nueva York
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9) JANIS, I: “Psychological Stress: Psychoanalytic and behavioral studies of surgical


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10) VALDÉS, M y DE FLORES, T: Op. Cit. 1985.

12
11) LABRADOR, F y CRESPO, M: “Evaluación del estrés” en R. Fernádez-Ballesteros
(edit). Evaluación conductual hoy (pp 484-536). Ed. Pirámide. Madrid 1994.
12) LABRADOR, F y CRESPO, M: Ibidem 1994.

13) GÓMEZ, A: “Aspectos positivos y negativos del estrés. ¿Es realmente el estrés un
enemigo?” en F. Loscertales (edit). El estrés: un mal endémico en los profesionales
de la salud (pp 11-25). Monografías Universitarias de San Roque. Servicio de
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14) NEUFELD, R: “Psicopatología y Stress”. Ed. Toray. Barcelona 1984.

15) ELLIOT, G y EISDORFER, C: “Stress and human health”. Ed. Springer. Nueva
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México 1994.

18) MOLINER, M: “Diccionario de uso del español”. (1er. tomo) – 2ª edic – Ed. Gredos.
Madrid 1998.

19) NEUFELD, R: Op. Cit. Barcelona 1984.

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Ed. Wiley and Sons. Nueva York 1987.

21) HOLMES, T y DAVID, E: “Life change, life events, and illness”. Ed. Praeger.
Nueva York 1989.

22) LATORRE, J: “Estrés: significado, impacto y recursos” en J. Latorre y J. Beneit


(edits). Psicología de la Salud (pp 43-74). Ed. Tebar Flores. Albacete 1992.

13
23) SELYE, H: Op. Cit. 1985.

24) LLOR, B; ABAD, M; et al: “Ciencias psicosociales aplicadas”. Ed. Interamericana


Mc Graw-hill. Madrid 1995.

25) LAZARUS, R y FOLKMAN, S: Op. Cit. 1986.

26) ELLIOT, G y EISDORFER, C: Op. Cit. 1982.

27) AMIGO, I; FERNÁNDEZ, C y PÉREZ, M: “Manual de Psicología de la Salud”.


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28) HOLMES, T y RAHE, R: “The Social readjustment rating scale”. Journal of


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29) LLOR, B; ABAD, M; et al: Op. Cit. 1995.

30) GALA, F; LUPIANI, M; GUILLÉN, C; et al: “Actuación Psicológica ante


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31) VALDES, M: “Prólogo” en R. Lazarus y S. Folkman. Estrés y procesos cognitivos


(pp 11-19). Ed. Martínez Roca. Barcelona 1986.

32) LAZARUS, R y FOLKMAN, S: Op. Cit. 1986.

33) LATORRE, J: Op. Cit. 1992.

34) HOBFOLL, S: “Consevation of resources: A new attempt of conceptualization of


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35) LABRADOR, F y CRESPO, M: Op. Cit. 1994.

14
36) ÖHMAN, A: “Psychophysiology of emotion: an evolutionary cognitive perspective”
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Toronto 1986.

37) EVERLY, G: “A clinical guide to the treatment of the human stress response”. Ed.-
Plenune Press. Nueva York 1989.

38) LLOR, B; ABAD, M; et al: Op. Cit. 1995.

39) COHEN, E y LAZARUS, R: “Coping with stress of illnes” en G. Stone et al (edits)


Health Psychology. An manual (pp 217-254) Ed. Jossey-Bass. San Francisco 1979.

40) VALDES, M y DE FLORES, T: Op. Cit. 1985.

41) RODRÍGUEZ, J: Op. Cit. 1995.

42) MEICHENBAUM, D y TURK, D: “Estrés, enfrentamiento y enfermedad: una


perspectiva cognitiva-conductual” en W. Neufeld (edit). Psicopatología y Estrés (pp
319-337). Ed. Toray. Barcelona 1984.

43) AMIGO, J; FERNÁNDEZ, C y PÉREZ, M: Op. Cit. 1998.

44) LATORRE, J: Op. Cit. 1992.

45) AMIGO, J; FERNÁNDEZ, C y PÉREZ, M: Op. Cit. 1998.

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