Sunteți pe pagina 1din 13

Relación entre adolescentes infractores de ley y el consumo

de drogas ilícitas en la provincia de Marga-Marga

Integrantes:

Fundamentos Científicos de la Emita Carreño Valencia

Psicología Víctor Flores Cantero


Alexis Neira Dassonvalle
Prof. Ps. Luis Ulloa Labbé

Viña del Mar, 08 de noviembre de 2014


TRABAJO DE INVESTIGACIÓN

PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN

¿Cuál es la relación entre adolescentes infractores de ley y el consumo de drogas ilícitas


en la provincia de Marga-Marga?

PREGUNTAS ESPECÍFICAS

1) ¿Cuáles son las causas que conducen a los adolescentes infractores de ley a
consumir drogas?

2) ¿Cuáles son las consecuencias negativas que trae para los adolescentes
infractores de ley el consumo de drogas?

3) ¿Cuál es la droga más recurrente que consumen los adolescentes infractores de


ley?

4) ¿Qué tipo de conexiones existen entre delito y droga en los adolescentes?

OBJETIVO GENERAL

Explicar la relación entre adolescentes infractores de ley y el consumo de drogas ilícitas


en la provincia de Marga-Marga.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

1) Determinar las causas que conducen a los adolescentes infractores de ley a


consumir drogas.

2) Determinar las consecuencias negativas que trae para los adolescentes infractores
de ley el consumo de drogas.
3) Señalar la/s droga/s más recurrentes que consumen los adolescentes infractores
de ley.

4) Describir las conexiones existentes entre las variables delito y droga entre los
adolescentes.

Introducción

Chile hasta el 2007 se encontraba en deuda ante la Convención Internacional de los


Derechos del Niño, ya que, aún no promulgaba una Ley de responsabilidad penal
adolescente.

En respuesta a ello a mediados de ese año se promulga la Ley 20.0841, normativa que
contempla en nuestra legislación a los adolescentes como sujetos de derecho,
responsables de sus actos, con deberes y prerrogativas. Si bien la normativa enfatiza la
responsabilización durante el cumplimiento de las medidas y sanciones, un propósito de
relevancia es la reinserción, normalización educativa y capacitación laboral, como
también la rehabilitación de las adicciones de los jóvenes que sean imputados de un
delito.

La nueva legislación es pionera en establecer una alternativa de derivación forzada


designada como una sanción accesoria a un tratamiento de alcohol y drogas, cuando
exista un consumo problemático por parte del adolescente condenado.

Esta normativa tiene este enfoque, ya que tanto a nivel internacional como en nuestro
país, las prevalencias de consumo de alcohol y drogas han ido aumentando de manera
preocupante en la población infantojuvenil. Los adolescentes inculpados de infringir la ley

1
Antes de esta ley, y por casi un siglo en Chile habían imperado estructuras tutelares en las que, bajo la
premisa de la protección de los menores, a los infractores de ley menores de edad se les aplicaban medidas
punitivas sin las garantías que entrega el debido proceso y los derechos consagrados en disposiciones
internacionales. Parcialmente, por la necesidad de adecuar las normas nacionales a las reglas
internacionales y terminar con instituciones anacrónicas como el discernimiento, el desafío de legislar y
construir un sistema de justicia juvenil se estableció como prioritario para las autoridades. (Cortés, M 2009)
presentan una relación problemática con drogas, existiendo una asociación entre estas
dos variantes. Estudios señalan que las tasas de consumo de drogas entre menores es
mayor entre la línea infractores de ley.

Este incremento en el daño bio-psicosocial entre los adolescentes chilenos ha causado


una gran preocupación entre varios investigadores nacionales dedicados a encontrar la
relación entre estas dos variantes y que será motivo de la presente investigación, dado
que cumple con unas de las características necesaria de toda investigación que es la
pertinencia social.

Marco teórico-conceptual

La problemática y su situación actual

La Comisión Interamericana para el control del abuso de drogas (2010) revela una
estrecha relación entre consumo problemático de drogas e infracciones de leyes,
constituyéndose en dos conductas de riesgo con alta probabilidad de presentarse juntas.

En Chile estas dos conductas se comienzan a observar desde muy temprana edad entre
la población infantojuvenil, donde la mezcla de consumo de sustancias ilícitas y
delincuencia constituyen un fenómeno social abordado por dos Instituciones del Estado:
SENAME Y SENDA.

Respecto a las variables que estudiaremos en esta investigación hemos de considerar


que algunos autores por ejemplo LeBlanc (2003) en Dionne , J. y Zambrano, A. (2004),
han propuesto adoptar una definición factual de la delincuencia: de este modo, “la
delincuencia juvenil se da cuando un niño o un adolescente comete infracciones contra
las leyes criminales de un país”. Esta definición está confirmada en la utilización en Chile
del término adolescentes infractores de leyes2. De esta forma entenderemos por infractor
de ley a todo menor entre 14 y 17 años que ha sido imputado de haber cometido un delito,
centrando nuestro análisis en este rango etario.

2
Ley 20.084 señala que será imputable ante la ley todo niño que tenga mayor 14 y menor de 18 años.
Investigaciones que se han realizado desde el 2007 en conjunto entre SENAME y
CONACE (actual SENDA) confirman que el compromiso con alcohol y drogas ilícitas en
población infractora de ley es extremadamente alto.

Principales causas

El consumo de drogas ilícitas y sus consecuencias, tanto físicas como emocionales,


representan un problema severo de salud pública. En la juventud, estos hechos vividos
crean un marco importante en la transición a la vida adulta. Los jóvenes buscan variadas
formas de diferenciarse de los adultos que los rodean (en especial cuando son adultos
autoritarios) realizando muchas veces actos desafiantes. Por otra parte, estos
comportamientos también serían parte de la experimentación temporal de nuevas
sensaciones en el proceso de conformación de la propia identidad y autonomía. Así, por
estas condiciones ya mencionadas “los niños y adolescentes pueden estar expuestos a
diversos factores de riesgo, cuya interacción influencia el abuso del consumo de drogas,
tales como el ambiente familiar, las propias características de personalidad, la influencia
de los pares y el ambiente social “(McWhirter P. , Florenzano R., Florenzano M. 2010). En
este mismo contexto un estudio sostiene que los jóvenes “…, además de la falta de apoyo
familiar, otros motivos les llevaron a consumir drogas. El primer de esos fue el sentimiento
de soledad, al que se añade la falta de cariño de los padres, seguido de la influencia de
amigos, promesas de una vida con menos dificultad, la facilidad para conseguir dinero, la
curiosidad y el alejamiento de la escuela.” (Riofrío & Castanheira, 2010).

Diversos estudios señalan que los adolescentes llegan a ser infractores de ley debido a
que su proceso de desarrollo ha sido interferido por contextos adversos, caracterizados
por historias de carencia y maltrato, con rupturas de lazos familiares, abandono, abuso
sexual, fracaso o deserción escolar y entornos en los que prima la violencia,

Otro factor que ha sido investigado y que está vinculado con la conducta delictiva y el
consumo de drogas durante la adolescencia tiene que ver con la relación con el grupo de
iguales, que actúan como principales agentes de influencia durante esta etapa de la vida
de la persona, ejerciendo como modelos tanto para la transmisión de valores positivos
fundamentales o los valores negativos. De esta manera, “el contacto y exposición a
modelos de conducta antisocial se configura como uno de los principales factores de
influencia para la comisión de actos antisociales y delictivos “ (Contreras, L.. 2011). El
mismo autor señala o sostiene que “la vinculación entre el consumo de drogas y facilita la
adopción y mantenimiento de una actitud permisiva hacia el consumo de sustancias
incrementando esto a su vez la aceptación y participación en conductas de riesgo
incluyendo conductas delictivas de mayor gravedad. Por tanto, la relación con grupos de
iguales desviados juega un papel central tanto en el consumo de drogas como en el
desarrollo de conductas delictivas”. También se afirma que “ existe cierta relación entre un
bajo autocontrol y la conducta delictiva, e incluso con la persistencia de esta conducta
infractora, tal y como se muestra en recientes investigaciones (Contreras, L. 2011). Por
otra parte, López y López, en Contreras, L. (2011) sostienen que “los menores con
conductas antisociales y/o delictivas presentan una combinación de alta impulsividad y
bajo autocontrol, que resulta en una dificultad para demorar la gratificación de sus
necesidades “.

Además, otras investigaciones han analizado el papel de algunas características


psicológicas como son “ la impulsividad, el autocontrol, el estilo atribucional y la
asertividad como predictores del consumo de sustancias…”. Concretamente “parece que
son factores de riesgo, entre otros, poseer un locus de control externo, baja tolerancia a la
frustración y déficits en autocontrol”. (Contreras, L. 2011). Además Bringas, C. (2012)
sostiene que” los principales factores de riesgo están las familias numerosas y el ingreso
en un centro de menores,…” a lo que añade “…se deduce que ante la falta de recursos
personales y habilidades sociales necesarios para su integración en la sociedad, el joven
buscará nuevas formas de ocio y tiempo libre que puedan facilitar su exposición al uso de
drogas y a la comisión de comportamientos antinormativos que acarrearán dificultades en
la adaptación social, así como la probabilidad de desarrollar alguna patología psíquica”

Resulta así muy importante aclarar la relación existente entre el consumo de drogas por
parte de los jóvenes y las conductas delictivas que llevan a cabo. Se precisa saber si las
causas son: de tipo psicosocial, el grupo de pares, el autocontrol, el locus de control, o la
tolerancia a la frustración, entre otros.

Principales Consecuencias

Las consecuencias del consumo de drogas en la adolescencia tienen un sinnúmero de


ribetes personales y sociales donde su aproximación no es sencilla, por un lado para la
familia, por el otro, al individuo afectado y por extensión a la sociedad, que
necesariamente debe ser abordado de manera integral como un problema que tiene
alcances insospechados. El costo personal y social, llega a ser inmensurable. La
rehabilitación de estos jóvenes adolescentes se torna bastante compleja y difícil de
abordar. Es por ello que desde la sociedad civil y el Estado, se articulan redes de apoyo,
de recuperación biopsicosocial en aras de reinsertar a estas personas que aún tienen la
posibilidad, dada su juventud, de salir adelante del círculo vicioso en que se encuentran.

Ahora bien, el vínculo entre delito y droga ha sido objeto de extensos estudios e
investigaciones a lo largo de las últimas décadas. En el caso de los jóvenes, se ha
indicado que es debido a factores de riesgo del comportamiento infractor que puede
desarrollarse en la adolescencia. “Esta conducta delictiva temprana se asocia con el
consumo de sustancias adictivas, produciendo distorsiones en la percepción del riesgo
asociado, lo que incrementa las posibilidades de desarrollar otros problemas
comportamentales” (Revista Iberoamericana de Psicología y Salud, 2012).

Según CONACE (2003) las consecuencias del abuso de drogas son:

1. El uso indebido de drogas puede llevar a la dependencia, entendida como aquel patrón
de conducta que da una prioridad mucho más alta al uso de la sustancia que a cualquier
otra conducta que alguna vez tuvo valor.

2. También el uso indebido de drogas puede llevar a la neuroadaptación, entendida como


aquellos cambios fisiológicos, tales como la tolerancia (necesidad de consumir cada vez
dosis más altas de sustancia para tener los mismos efectos) y el síndrome de abstinencia
(conjunto de síntomas derivados de la suspensión del consumo).

3. Trastornos fisiológicos y psicológicos: entre los trastornos fisiológicos tenemos el


síndrome de abstinencia, convulsiones, cambios en el ritmo cardiaco, deterioro del
sistema nervioso central, etc. Entre los trastornos psicológicos tenemos: alucinaciones,
tendencias paranoicas, depresión, neurosis, etc.

4. Deterioro y debilitamiento de la voluntad: el drogadicto se vuelve literalmente un


esclavo de la droga, pudiendo hacer lo que sea para conseguirla.
5. Deterioro de las relaciones personales: el drogadicto ya no es capaz de mantener
relaciones estables, ya sea con familiares o amigos. Muchas veces roba o engaña para
poder conseguir droga, lo cual deteriora aún más sus relaciones.

6. Baja del rendimiento en el trabajo o en el estudio. Se llega al grado de abandonar


metas y planes, recurriendo a la droga como única "solución".

7. Consecuencias sociales: el drogadicto puede verse involucrado en agresiones o


conflictos. Bajo la influencia de la droga se pueden llegar a cometer crímenes tales como
robos o asesinatos.

8. Consecuencias económicas: El uso de drogas puede llegar a ser muy caro, llevando al
drogadicto a destinar todos sus recursos para mantener el consumo.

Las drogas no solamente tienen consecuencias negativas para quienes las usan.
También se ven afectadas las personas que rodean al drogadicto, especialmente las de
su entorno más cercano, como familiares y amigos. No es sólo la vida del drogadicto la
que se ve involucrada.

Las drogas y su recurrencia:

Investigaciones tales como las de Werth, F. (2008) y Contreras, L.; Molina, V. ; Cano, M.
(2012) señalan que la edad de inicio del consumo de drogas es más precoz en la
población infractora que en la población general. Para la marihuana el consumo comienza
a los 13 años. Además indican que en cuanto a su uso alrededor del 46% la ha
consumido diariamente.

La delincuencia y el consumo de drogas en los adolescentes son dos fenómenos


asociados desde múltiples perspectivas, especialmente, si se considera el impacto que el
consumo de sustancias ilícitas tiene sobre el comportamiento delictivo de los jóvenes.

Werth, F. (2008) afirma que el compromiso con el uso de drogas en adolescentes


infractores de ley es extremadamente alto, dado que todos han usado marihuana una vez
en su vida y la mitad se ha iniciado en cocaína y/o pasta base. A su la vez misma
investigadora señala que “de 4.796 jóvenes que participaban en programas ambulatorios
el 80% declara haber consumido marihuana alguna vez en la vida, mientras que la mitad
señala haber consumido cocaína”.

Continuando con el mismo estudio mencionado anteriormente se puede indicar que en el


caso de adolescentes infractores las prevalencias del consumo alguna vez en la vida son
de 78% en marihuana y de 48% en pasta base/cocaína 3. Tales prevalencias son
considerablemente altas según informes de CONACE (2008), ya que si las comparamos
con la población escolar tradicional (14 a 18 años) refieren 27% en consumo de
marihuana y 8% pasta base/cocaína.

Conexiones entre consumo de drogas y delitos.

Existen diversas hipótesis explicativas que relacionan estos dos fenómenos, sin embargo
aún no hay consenso respecto a la causalidad y orden de los factores (droga-delincuencia
versus delincuencia-droga).

La Comisión Interamericana para el control del abuso de drogas (2010) ha estudiado


según el modelo de Goldstein la estimación de cuanto del delito puede ser atribuido al uso
de drogas, a través de las siguientes conexiones, sistemática: cuando el delito constituye
una infracción a la ley de drogas; económica compulsiva: cuando el delito se comete con
el fin de conseguir o comprar drogas y psicofarmacológica: cuando el delito se comete
bajo los efectos de una drogas ilícita o alcohol4.

Para el caso de Chile no existe claridad de cual conexión es la que prima o si una se nutre
de la otra, pero para el presente trabajo solo nos enfocaremos en la conexión económica
compulsiva y en la psicofarmacológica de las cuales pudimos encontrar mayor cantidad
de datos estadístico.

Estudios del SENDA (2011) señalan que “un 30% de las infracciones a la Ley cometidas
por adolescentes pueden ser atribuidas al uso de drogas ilícitas”. De una muestra de más
de mil adolescentes infractores se concluyó que “el 2% refiere a la conexión sistémica,
17% conexión económica compulsiva y 11 % conexión psicofarmacológica”. En

3
La Comisión Interamericana para el control del abuso de drogas (2010) aporta los siguientes datos:
Prevalencia de consumo de marihuana en Chile entre los infractores adolescentes es alrededor del 80%, 48%
cocaína y 36 % pasta base
4
Para nuestra investigación se excluye el uso del alcohol y sólo haremos referencia a las drogas ilícitas.
conclusión el citado modelo de asociación muestra que los jóvenes están más vinculados
con delitos para conseguir drogas o delitos bajo la influencia de drogas.

Según la misma fuente de datos señalada la droga más vinculada al delito es la pasta
base, seguida de la marihuana. La probabilidad de encontrar consumo problemático de
pasta base en delitos vinculados con drogas es siempre muy alta y, en todos los casos,
mayor que la de encontrar la misma situación con marihuana o cocaína.

Políticas estatales de intervención psicosocial

Considerando al factor drogas como un riesgo que puede consolidar la trayectoria


delictiva del adolescente y esto como un problema para la seguridad ciudadana, el
Gobierno decide intervenir a través de programas ligados a las instituciones antes
mencionadas5. Es así que la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente para cumplir los
objetivos de reinserción según Werth, F. (2008) se hace cargo de intervenir en este
problema otorgándole facultades a los jueces para establecer, como “sanción accesoria a
las previstas en el artículo 7 de esta Ley y siempre que sea necesario en atención a las
circunstancias del adolescente, la obligación de someterlo a tratamientos de rehabilitación
por adicción a las drogas y al alcohol”.

Cabe señalar que la sanción accesoria no es la única instancia para que el legislador
regule la potencial relación entre droga y delito. Así, el artículo 14 de la Ley 20.084
dispone que “…en el caso de que un joven sea condenado a la sanción de libertad
asistida especial, el delegado a cargo de su programa deberá incluir en su plan de
intervención, actividades socioeducativas y de reinserción social, las que deben
contemplar la posibilidad de acceder a programas de tratamiento y rehabilitación de
drogas en centros previamente acreditados por los organismos competentes”. El
legislador tiene, además, la posibilidad de incluir la oferta de tratamiento en los casos de
penas privativas de libertad, específicamente, en la internación en régimen cerrado.

Variables

5
SENAME Y SENDA.
1. Adolescentes infractores de Ley: La legislación chilena establece como adolescente a
aquellos niños que sean mayores de catorce y menores de dieciocho años, quienes son
responsable penalmente de “cometer alguna infracción contra las leyes criminales de un
país”. LeBlanc (2003) en Dionne, J. y Zambrano, A. (2004),

Zambrano, A. y Perez-Luco, R. (2004) indican que las infracciones a las leyes entre este
grupo etario está configurada como un patrón de conductas recurrentes (en el caso de un
número importante de jóvenes) y es resultado de un proceso que tiene fuertes
vinculaciones con el medio social desventajoso que genera “…inseguridad, estrés,
desesperanza y dificultades para resolver necesidades básicas materiales y
psicológicas…”. Estos hechos crean una realidad social al margen de los estándares
aceptados.

2. Consumo problemático de drogas: Según SENDA (2014) es el “uso recurrente de


drogas que produce algún efecto perjudicial, para la persona que consume o su entorno,
esto es problemas de salud (incluidos los signos y síntomas de dependencia), problemas
en las relaciones interpersonales, incumplimiento de obligaciones, entre otros”.

Este mismo organismo sostiene que “El consumo problemático es considerado un indicio
de abuso de drogas, por lo cual se han identificado 4 áreas de problemas relacionados
con el consumo de drogas: incumplimiento de obligaciones (laborales, académicas,
familiares), riesgos de salud o físicos, problemas legales y compromiso en conductas
antisociales; y problemas sociales o interpersonales”.

Según DSM IV y CIE 10 el consumo problemático de drogas, incluye el abuso, el


consumo perjudicial y la dependencia y estos tienden a estar relacionado con dificultades
personales o familiares y con circunstancias sociales y económicas adversas. Estos
factores son similares a los que a menudo se encuentran ligados a otros problemas
sociales como, por ejemplo, las enfermedades mentales y la delincuencia. Para la
ONUDD (2014) este sentido permite generalizar el consumo de drogas entre la población
general y hacer más fácil que las personas con los problemas anteriormente señalados se
conviertan en consumidores problemáticos de drogas y a la vez da mayor funcionalidad
para focalizar en la población el tratamiento, la rehabilitación y la reinserción.
Bibliografía.

1.-Bringas, C.; Rodríguez, L.; López-Cepero, J.; Rodriguez, F.; Estrada, C.; 2012.
“Consumo de drogas y conducta delictiva: análisis deferencial de la heroína y la cocaína
en la trayectoria infractora”. Revista Iberoamericana de psicología y salud, vol 3, num. 1,
enero 2012. Pp.39-54. Sociedad universitaria de investigación en psicología y salud.
España.

2.- Contreras, L.; Molina. V. y Cano, Mª. 2012. “Consumo de drogas en adolescentes con
conductas infractoras: análisis de variables psicosociales implicadas”. Revista Adicciones
VOL. 24 NÚM. 1. Departamento de Psicología, Universidad de Jaén. España.

3.-Cortés, J. 2009. “La ley de responsabilidad penal de adolescentes dentro de las


transformaciones de largo plazo en el ámbito del control social punitivo”. Revista el
Observador. Nº 5. Edición especial. SENAME. Chile.

4.-Dionne, J. y Zambrano, A. 2009. “Intervención con adolescentes infractores de ley”.


Revista el Observador. Nº 5. Edición especial. SENAME. Chile.

5.-La relación droga y delito en adolescentes infractores de la ley. La experiencia de


Bolivia, Chile, Colombia, Perú y Uruguay. 2010. Quinto Informe Conjunto. Comisión
interamericana para el control del abuso de drogas. Oficina contra las drogas y el Delito.
Naciones Unidas.

6.-Marori y Tutibú. 2003. Manual de Prevención Temprana del Uso Indebido de Drogas, 1°
a 4° básico. Manual para Docentes. “Efectos y consecuencias de las drogas”. CONACE.
Chile

7..-McWhirter P.; Florenzano R.; Florenzano M. “Correlatos psicosociales de las


farmacodependencias: resultados de un estudio en Santiago de Chile”. Rev Psiquiatría.
Santiago.

8.-Revista Iberoamericana de Psicología y Salud, 2012, 3(2). Rev. Iberoam. psicol. salud,
2012, 3(2), 89-228 , ISSN: 2171-2069
9..-Riofrío, R.; Castanheira. L. Nascimento.2010. . “Consumo de drogas en los jóvenes de
la ciudad de Guayaquil”. Print version ISSN 0104-1169 Rev. Latino-Am.
Enfermagem vol.18 no.spe Ribeirão Preto May/June 2010. Ecuador.

10.-Werth, F. 2008. “Infractores de ley, consumo problemático de drogas y posibilidades


de intervención”. Revista Señales. SENAME. Chile.

11.-Zambrano, A. y Pérez-Luco, R. 2004. “Construcción de una identidad en jóvenes


infractores de ley, una mirada desde la psicología cultural” Revista de Psicología Año/Vol
XII nº 001. Universidad de Chile. Santiago.

S-ar putea să vă placă și