Sunteți pe pagina 1din 2

.

LAS EXPRESIONES DIVERSAS EN LA ADORACIÓN

El salmo 100 nos habla de acciones concretas de los adoradores:

1- Los adoradores cantan a Dios


La alegría de estar en la presencia del Señor es indescriptible. La emoción del alma que percibe
la cercanía con su creador provoca expresiones ricas que honran al Ser supremo. Las poesías
conjugadas con la música vuelven exquisita la declaración de la gloria del Eterno. Los himnos
y coros facilitan el flujo de la adoración. La memoria tiene grabadas porciones de cantos que
proclaman una virtud, una historia, una obra del Omnipotente. y cuando somos dirigidos por los
que saben entonar salmos y bendecir a jehová con denuedo entonces el culto toma dimensiones
gloriosas.

2- Los adoradores sirven a Dios


Se honra al Eterno no sólo con palabras, sino también con acciones. Reciprocamos cuando
trabajamos por el Señor, actuamos para honrar su nombre y cumplimos con los deberes que la
fe nos impone. Creemos en el Señor y nos involucramos en su obra. Nos disponemos a hacer su
voluntad y cumplir sus propósitos para nuestra vida.

3- Los adoradores reconocen a Dios


El texto bíblico nos dice que debemos reconocer su divinidad, su carácter creador y su sustento
para nosotros. Él nos hizo, nos bendijo y nos alimenta cada día. Somos ovejas de su prado,
comemos de sus pastos, vivimos en su tierra. Nada es nuestro, todo es del Señor. Por eso
ofrendamos con gusto y diezmamos con honor. No nos adjudicamos la gloria por el progreso y
las riquezas que obtenemos, más bien lo honramos a él con nuestros bienes.

4- Los adoradores alaban a Dios


Se nos ordena alabar y bendecir su nombre. No nos alcanzará la vida en este mundo ni la
eternidad para corresponder como debemos a los beneficios que de Jehová recibimos. Jamás
apreciaremos lo suficiente el honor de contar con la bendición del Rey de reyes y Señor de
señores. Lo mejor que podemos hacer es tomar tiempos y espacios cada día para adorar al que
es bueno, cuya misericordia es para siempre, y su verdad por todas las generaciones.
CONCLUSIÓN
Somos el pueblo que adora al Creador de los cielos y la tierra, el único Dios verdadero, el
soberano de los reyes del mundo y el que es digno de todo honor. Nuestra prioridad es la gloria
del Señor. Contemplar su hermosura en su santuario es un privilegio, proclamar sus maravillas
es un honor, dedicarle nuestra Vida a su servicio es nuestra gloria. Compartir su mensaje de
amor y gracia con el mundo es una bendición. Jamás nos cansaremos de honrarlo y
reconocerlo en todos nuestros caminos.

S-ar putea să vă placă și