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ÍNDICE
I. INTRODUCCIÓN ...............................................................................................................3
b) Grave indisciplina....................................................................................................8
c) Injuria ........................................................................................................................11
N.º18214-2017 .........................................................................................................................17
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Acto de violencia, grave indisciplina, injuria y faltamiento a la palabra
I. INTRODUCCIÓN
El presente trabajo tiene como finalidad, investigar una de las causas del despido en el
Perú que está señalada en el TUO del D.Leg. N°728, Ley de Productividad y
Competitividad Laboral, en el artículo 25°, literal f) la cual es: “Los actos de violencia,
grave indisciplina, injuria y faltamiento de palabra verbal o escrita en agravio del
empleador, de sus representantes, del personal jerárquico o de otros trabajadores, sea
que se cometan dentro del centro de trabajo o fuera de él cuando los hechos se deriven
directamente de la relación laboral. Los actos de extrema violencia tales como toma de
rehenes o de locales podrán adicionalmente ser denunciados ante la autoridad judicial
competente”. Desarrollaremos este tema con ayuda de autores peruanos y con
jurisprudencia referente a la causa señalada anteriormente.
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II. EL DESPIDO:
La relación de trabajo sólo puede ser disuelta válidamente cuando exista algún motivo
justificado; de ello se colige la consecuente insuficiencia jurídica de la sola voluntad del
empleador para extinguir la relación laboral1. Ello ha sido recogido expresamente en el
artículo 22 de la LPCL que preceptúa que el despido de un trabajador estará supeditado
a la existencia de causa justa contemplada en la ley y debidamente comprobada
(Toyama Miyagusuku, 2017). Es así que no obstante el poder de dirección que tenga el
empleador (la facultad de dar órdenes), para poder despedir al trabajador debe
identificar una causa justificada en la conducta de este. Tal falta debe ser grave, de
manera que justifique la imposición de esta medida a gran magnitud que extingue el
vínculo laboral.
La legislación laboral del Perú ha agrupado las causas justas de despido en dos
categorías: En primer lugar las que se derivan de la capacidad del trabajador. Y en
segundo lugar las que se derivan de su conducta. Es así que fuera de estas causas
estipuladas en la ley, no existe otro motivo que permita al empleador despedir.
De esta manera, al despido por ciertas inconductas del trabajador se le llama despido
disciplinario, este se configura en cualquiera de los siguientes supuestos: i) por condena
por delito doloso, ii) por inhabilitación del trabajador y iii) por la comisión de falta grave
(en artículo 24 de la LPCL). En consecuencia, en el presente informe es materia de
estudio lo referente a la falta grave por acto de violencia, grave indisciplina, injuria y
faltamiento a la palabra. Así pues, la falta grave laboral es definida por el legislador en
la introducción del artículo 25 de la LPCL como la infracción por parte del empleado de
los deberes esenciales que emanan del contrato de tal índole, que vuelven irrazonable
la subsistencia de la relación laboral. En este punto, hay conexión con el Derecho Civil
en tanto que la falta grave supone un incumplimiento contractual y la sanción representa
el ejercicio de un poder privado del empleador en la búsqueda de un orden laboral
(Toyama Miyagusuku, 2017). Así esta premisa permite encuadrar correctamente la
apreciación de los hechos o conductas tipificadas en los incisos que comprende el
artículo 25 de la LPCL como faltas laborales específicas y en particular cuando la ley
condiciona la configuración de éstas a su gravedad.
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Blancas Bustamante llega a esta conclusión luego de citar a Plá Rodríguez. BLANCAS BUSTAMANTE, Carlos. El Principio de
Continuidad y el Despido Individual. En: Los Principios del Derecho del Trabajo en el Derecho Peruano. Libro Homenaje al Profesor
Américo Plá Rodríguez. Lima: Sociedad Peruana de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, 2004. p. 220.
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El despido por la falta grave del inciso f) del artículo 25 de la LPCL, busca
sancionar conductas que distorsionan la convivencia y buena organización de la
empresa además de reaccionar frente a actos lesivos de derechos
constitucionales como el honor, la imagen y la integridad física del empleador y/o
de los trabajadores (Toyama Miyagusuku, 2017).
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Esta causal engloba varios supuestos que trataremos por separado para mejor
entendimiento:
Así pues, la identificación de este tipo de actos es que son aquellos que
generen daño a quien lo recibe. Los actos que no desencadenan de por sí
perjuicios al sujeto pasivo de este no deberían ser considerados como acto de
violencia. El autor menciona que las huelgas deben ser eximidas de calificarlas
como acto de violencia, sin embargo, aquellos actos derivados de la realización
de una huelga, como impedir el ingreso a la planta industrial de los
trabajadores, merecen ser calificados como acto de extrema violencia contra
las personas y los bienes de la empresa, ya que una de las características de
la huelga es que esta debe ser pacífica y licita, en consecuencia la huelga debe
ser un acto compatible con el orden público y las buenas costumbres. Estos
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actos entonces deberán ser verdaderas agresiones físicas, peleas, riñas, etc,
que desencadenen violencia y que vulneren el clima laboral.
Según el segundo párrafo del inciso f del artículo 25 “Los actos de extrema
violencia contra las personas o los bienes de la empresa, como toma de locales
o rehenes, que excedan lo expresado en este inciso, podrán ser denunciados
ante la autoridad judicial competente”. Al respecto Blancas Bustamante (2002)
expresa:
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Para Pasco Cosmopolis (1974) la violencia no tiene que ser grave, basta con
que sea violencia. Sin embargo, es preciso que este acto haya ocasionado algún
tipo de daño a los demás trabajadores, al empleador o a los bienes de este dentro
de la empresa. Pasco Cosmópolis (1974) citando a García Martínez menciona
que “Siempre hay que tener presente que, (…) más que el daño material que el
hecho haya podido ocasionar al negocio, debe prevalecer el pacto moral, porque
los actos de esta naturaleza, cuando adquieren gravedad, atentan contra las
bases fundamentales de toda organización comercial o industrial". Ello en el
supuesto de los actos de violencia que atentan contra la organización del centro
de trabajo.
b) Grave indisciplina:
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No estamos ante “la reiterada resistencia a las órdenes relacionadas con las
labores”, sino ante un acto que no requiere el requisito de reiteración, esto es,
que por sí solo es grave y tiene como consecuencia que la relación laboral no
pueda seguir vigente. Estamos ante un incumplimiento en el que concurre la
gravedad, no tratándose de un simple acto de desobediencia (el cual requiere
necesariamente la reiteración para ser catalogado como falta); se trata, más
bien, de un acto puntual que de por sí es sumamente perjudicial para el
empleador o para los demás trabajadores. Es la situación del obrero, por
ejemplo, que haciendo caso omiso a la advertencia de que no se opere un
cargador frontal malogrado, causa un accidente; así pues, si bien el trabajador
cometió este único acto de desobediencia, por su gravedad es suficiente para
que proceda el despido (Quispe Chavez, 2016). No se necesita la reiteración
pues su el solo hecho de realizar tal acto revista la gravedad de la situación.
Este autor agrega algo muy importante y adicional que los demás, y es que tal
conducta atente contra el modo habitual en que se lleven las actividades en la
empresa, puede ser por ejemplo que el trabajador permanezca más tiempo
después de la hora de salida establecida en el centro de trabajo, suponiendo que
todos estén acostumbrados a salir a determinada hora, el quedarse una hora
más supondría ya haber cometido una falta grave. Ello es importante si se tiene
en cuenta que si el trabajador se queda una hora más al horario establecido
serían ya horas extras, teniendo el empleador obligación de pagarlas.
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de él. Sin embargo, por otra parte no todo acto de indisciplina puede ser objeto
de despido ya que se debería de tomar en cuenta si es que estas tardanzas
repetitivas, causaron daños dentro de la empresa, en este caso la parte demanda
no logro demostrar que estos actos de indisciplina hayan originado daños y
perjuicios dentro del centro de labores.
c) Injuria:
Este tipo de ofensa se orienta a los insultos, negación de una cualidad cuya
ausencia rebaja a la persona a la que va dirigida, ya que se trata de imputación
de hechos falsos, menosprecio al ofendido con frases o actos despectivos, de
tal forma que se trata de una conducta que implica actitud vejatoria o humillante.
Lo que se pretende por esta falta grave es la tutela del honor de la persona, la
dignidad, el respecto y orden que debe prevalecer en todo centro de trabajo, ya
que si se altera el orden interno de la empresa se rompe la armonía o el modo
habitual en que se llevan a cabo las labores en la empresa haciendo un ambiente
pesado tanto para el trabajador y el empleador, de modo que se generaría
malestar en la producción rendimiento de la vida empresarial (Rojas Ruiz, 2012).
Con la tipificación de esta causa se trata de garantizar la convivencia pacífica en
la empresa para que exista un muto respeto entre las personas que conviven en
la empresa, ya que caso contrario trae mala ejecución de labores y una empresa
no tan productiva. En este sentido la injuria se presentará cuando una persona
mediante palabras orales o escritas, gestos o vías de hecho afecta el honor de
una persona, en el ámbito laboral tiene la particularidad de ser un acto que hace
irrazonable la ejecución del contrato de trabajo e imposibilita su continuidad, por
lo que se procede a despedir al trabajador.
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Es así que el simple hecho de realizar por medio de gestos, palabras o actitudes
una ofensa al sujeto pasivo configura ya la realización de la falta grave,
merecedora del despido del trabajador. Por tanto, la injuria es todo acto u omisión
de una de las partes del contrato (específicamente del trabajador) que afecta o
lesiona intereses legítimos de la otra para fundamentar la ruptura de la relación
que reviste especial gravedad de una situación determinada. En toda injuria se
supone una conducta o comportamiento ilícito y objetivamente grave haciendo
imposible que el sujeto injuriado pueda continuar con el vínculo laboral que
mantenían ambas partes en el contrato (trabajador y empleador).
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En este caso podemos observar una demostración de por que medios puede
darse la injuria que en este caso fue por la pagina de web de Facebook.
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La LPCL ha suprimido esta expresión por lo que, ahora la falta se configura sólo
por el faltamiento de la palabra que puede ser verbal o escrita modalidades que
no fueron detalladas en las normas precedentes.
Por lo cual tal acto debe estar dirigido al empleador, compañeros de trabajo, o
representante del empleador para que sea considerada una falta grave de lo
contrario quedaría fuera del supuesto de hecho de la norma.
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De lo cual se colige que para que el faltamiento de la palabra como falta grave
pueda generar el despido tiene que estar debidamente probado, de lo contrario
se lo considerará como un despido fraudulento.
Es así, que tal falta grave debe ser probada con medios que permitan otorgarle
al Juez convicción sobre que esta existió en la realidad, pues si no existe
pruebas se considerará al despido como despido fraudulento. Asimismo la
Corte Suprema menciona que es necesario invocar en la carta de despido si
es que el trabajador ha cometido tal falta reiteradamente, ello en función al
principio de razonabilidad y proporcionalidad, que es que el empleador debe
actuar conforme a la razón y razonablemente para despedir a un trabajador,
ello es mencionado por el Tribunal Constitucional en el expediente número
00606-2010-PA/TC de fecha veintiocho de octubre de dos mil diez, en el que
se menciona que “(…) Los principios de razonabilidad y proporcionalidad al
momento de imponer la sanción de despido se aplicarán teniendo presente la
gravedad de la falta cometida, la categoría, la antigüedad y los antecedentes
disciplinarios del trabajador, entre otros aspectos. (…)”
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Entonces, en el presente caso la Corte Suprema hace una interpretación restrictiva para
el trabajador, pues supone que el solo hecho de existir un acto de injuria ya se configura
esta como falta, sin probar la afectación al honor del empleador. Por lo cual, como grupo
discrepamos de esa posición porque consideramos que no solo se tiene que mencionar
el daño sino probarlo, para poder despedir justificadamente al trabajador respetando el
principio de razonabilidad. Por lo tanto en este caso, no se encuentra justificado el
despido del trabajador.
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IV. BIBLIOGRAFÍA:
❖ Quispe Chavez, G. (2016). Las faltas graves en el sector público. Lima - Perú.
VERITAS.Lima - Perú.
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