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- Una nueva derecha que manteniendo el programa neoliberal dirige el re acomodo del
pacto de gobernabilidad:
El inicio del mensaje presidencial estuvo marcado por el llamado de la derecha al centro
político para liderar una “Nueva Transición”. Este llamado se realiza en lo que vemos es el
cierre del ciclo de inestabilidad política que en la última década se ha desarrollado en
nuestro país, momento político que está siendo caracterizado por la movilización social y el
surgimiento de nuevas fuerzas políticas lideradas y compuestas principalmente por los
sectores medios de la sociedad: profesionales, pequeña burguesía, clase media sin
capacidad de ahorro, etc. Sin embargo, durante los últimos dos años, el movimiento social
ha disminuido significativamente su capacidad de movilización, de lo cual es consciente el
bloque en el poder. En estas condiciones la derecha busca liderar el nuevo momento
político, fortaleciendo el pacto de gobernabilidad cuestionado en parte en los últimos años
pero que, debido a que las organizaciones de trabajadores y sus representaciones políticas
emergieron al escenario con menor fuerza durante este periodo, no fuimos capaces aún de
quebrar el pacto.
La ofensiva empresarial a la que se aprontan los dueños del poder y la riqueza, requiere de
un fortalecimiento del aparato represor y de un perfeccionamiento de la inteligencia estatal.
No es casualidad que el inicio del apartado de reformas a emprender inicie con el
fortalecimiento de las policías y la inteligencia, y un gran respaldo político a Carabineros
inyectándole nuevos recursos, felicitandolos por su labor y sin hacer mención al caso de
corrupción más escandaloso de la historia de nuestro país perpetuado precisamente por
ellos.
Dicha ofensiva represora será dirigida sobre cualquier sector social que insista con la
movilización, particularmente sobre los jóvenes, contra los cuales se anunciaron una batería
de reformas: Aula Segura, retorno de la selección, expulsiones y persecución contra los
dirigentes movilizados. Dichas reformas tienen por objeto amarrar de manos al movimiento
social de más fácil recomposición y el de mayor masividad callejera en la última década, una
revancha contra quienes tantas molestias les causaron.
Por otro lado, la “clase media protegida” a la que hace referencia Piñera es un mero slogan
electoral ya que como es sabido el grueso de la población se identifica con dicho sector
social sin pertenecer al mismo. Las medidas propuestas a pesar de ser dirigidas en el
discurso a dicho sector, son en realidad medidas dirigidas a los sectores altos quienes se
aprontan a una nueva crisis internacional no con ahorro o trabajando, sino que quitándole
dineros al Estado, dinero que provienen principalmente de los impuestos pagados por los
trabajadores a través del IVA.
Las medidas a favor de los poderosos suman y siguen: una reforma Tributaria que favorece
a los más ricos, una reforma previsional que busca que el 4% adicional sea absorbido por la
AFP, una reforma laboral que busca mayor flexibilidad y precariedad laboral, junto al
debilitamiento de las herramientas de lucha de los trabajadores, subvención en los jardines
infantiles, es decir pasarle el negocio a los privados. Sala cuna universal sin fortalecer el
sistema público, es crear un mercado para los privados.
El gobierno ya no puede ocultar que no fue capaz de cumplir la promesa de devolverle las
cifras de crecimiento que la economía chilena ha perdido. Sin embargo, insiste en un modelo
basado en el subsidio al privado y el ahorro forzado de los trabajadores, no en la
productividad.
Las reformas que se vienen, profundizan el neoliberalismo en nuestro país y los trabajadores
y sus familias ya no dan más. La única forma de enfrentarlas es en la calle, movilizando al
conjunto del pueblo para la recuperación de su dignidad.
Se acerca una fecha histórica, el 11 de julio de 1971 el mismo Congreso Pleno que escuchó
ayer a Piñera votó por unanimidad la nacionalización del cobre. Dichos votos se
consiguieron, por las millones de personas que marchaban por la Alameda por la dirección,
por su puesto del gobierno popular. No fue el beneplácito de los poderosos sino que la
presión de la acción directa de las masas quien forzó dicha medida, única forma de alcanzar
el desarrollo pleno e integral de la economía nacional que requieren los trabajadores: la de
llegar a fin de mes tranquilos en una sociedad garante de derechos.
Llamamos a los trabajadores y el conjunto del pueblo a organizar una gran jornada de
protesta nacional el próximo 11 de julio, por la recuperación de nuestra dignidad y nuestros
recursos naturales.
¡Basta ya de neoliberalismo!
11 de julio, ¡a Luchar!