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ALUMNO: JUAN CARLOS AROCUTIPA TICONA CODIGO: 1721602024

Crear o morir
Capítulo 1

El desafío que plantea el autor es enorme ¿Por qué no surgen más mentes brillantes
en Latinoamérica? ¿Por qué no hay Steve Jobs, Gates o Zuckerberg en nuestra
comunidad hispana?
En el pasado quedaron aquellas economías cuyo motor era la producción de materias
primas, en la actualidad las innovaciones tecnológicas han venido a explotar los
productos internos brutos de los países, sin embargo, los países latinoamericanos se
han convertido en espectadores y no en jugadores de esta revolución. El éxito de
estas explosiones de innovación radica en factores que van a la experiencia y al
fracaso. Estos hechos los hacen crecer en conocimiento a raíz de las buenas y las
malas experiencias, en donde lo único que existe es el deseo de crear, de modernizar,
de hacer algo nuevo y que revolucione e impacte el mercado. Ya no basta vender un
producto, es necesario diferenciarlo, es necesario que este ofrezca un valor agregado,
y para ello se deben impulsar en nuestros países a la innovación.
Para esto Latinoamérica debe iniciar con un cambio cultural que no será sencillo,
cambios transversales como la disminución de trámites para crear un negocio hasta
lograr que veamos el fracaso como un aprendizaje. En Costa Rica, por ejemplo,
estamos lejos de lograr crear ideas en una cochera, según el estudio de
“Doingbusiness” nos encontramos en la posición 121 de 183 en la lista de países para
desarrollar negocios, en promedio según este estudio se duran aproximadamente 80
días para la tramitología de un negocio, y pese a esfuerzos del CINDE o la estrategia
de Gobierno Digital, nos queda mucho camino que recorrer para que esta piedra en el
zapato se supere.
En las grandes economías mundiales nos encontramos con avances tecnológicos que
dinamizarán el comercio en cuestión de años, ideas como drones, autos sin
conductores, viajes a la luna, impresoras 3D y hasta relojes inteligentes, no obstante
para que a nivel latinoamericano podamos empezar a ver crecer Jobs, Gates o
Zuckerberg es imperativo redirigir el tipo de educación que se ofrece, indudablemente
necesitamos generar más cursos de robótica que exposiciones filosóficas, para que
los desarrollos creativos de nuestras pequeñas mentes se empiecen a cultivar desde
los jardines de la infancia.
Entre mayor concentración de mentes cultivemos, mayor será la generación de ideas
innovadoras que podamos exportar al mundo. Es necesario impulsar grupos creativos
que generen apoyo y perfeccionamiento a las ideas generadas, e indudablemente ver
todo éxito como la suma de muchas experiencias que se llaman fracasos.
Ahora bien, toda esta teoría de innovación debe ir acompañado de inversiones de
riesgo que apoyen la creación de estas, de nada sirve tener una idea si no es posible
ponerla en marcha.
Pese a que estamos bastante atrasados en términos de creaciones tecnológicas, aún
podemos avanzar, mejorando las políticas de tramitología, incentivando carreras en
universidad de investigación, creando centros de innovación, impulsando la búsqueda
de capitales de riesgo y por último vender el fracaso como un paso hacia el éxito y
poder llegar a triunfar.

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