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DEMOCRACIA DELEGATIVA
Guillermo O´Donnell
Introducción.
En gran parte los gobiernos se ven afectados no solo por las decisiones mal
planteadas o que carecen de un análisis profundo para su ejecución, sino más bien por los
problemas heredados de regímenes totalitarios anteriores que devastaron el credo de la
sociedad ante los poderes del estado como motores para solventar problemas y mejorar el
nexo entre la sociedad y la parte gubernamental.
Aspectos relevantes.
Este párrafo nos da a entender que las decisiones o las reformas gubernamentales en
las democracias delegativas tienden a ser lentas, por el hecho de que todas las reformas de
los estatutos o leyes deben ser previamente analizadas desde el punto de vista crítico, luego
de ello pasan por el proceso de socialización donde se expone las misiones, visiones y
alcances y finalmente son llevadas a votación para su aprobación, cabe recalcar que en este
sistema en la mayoría de las ocasiones se ocultan objetivos a través de los artículos que
raramente son del conocimiento de la sociedad (votantes). Esto puede llegar a generar
grandes controversias a futuro y por ello los gobiernos plantean transparencia en las
principales decisiones gubernamentales.
Exposición critica.
La democracia delegativa para O´Donnell era la forma más prudente para definir a
los regímenes políticos de los países latinoamericanos, en cierto punto hace referencia a
situaciones en las cuales existe una tendencia del electorado a votar por líderes que asumen
un rol de salvadores de la patria en estados de crisis, democracias que eligen líderes
providenciales y releven al electorado de sus responsabilidades frente a situaciones críticas,
además evoca que este término (democracia delegativa) es democrático porque tiene
legitimidad de origen, es decir, se trata de gobiernos que surgen de elecciones limpias y
competitivas, y es democrática porque se mantienen vigentes ciertas libertades políticas
básicas, como las de expresión, prensa y asociación. Sin embargo, es una democracia
menos liberal y republicana que la democracia representativa, ya que tiende a no reconocer
los límites constitucionales y legales de los poderes del Estado, además se la considera
como individualista, pero de un modo más hobbesiano que lockeano: ya que se espera que
los votantes elijan, independientemente de sus identidades y afiliaciones, al individuo más
apropiado para hacerse responsable del destino del país. Los factores importantes para el
funcionamiento de la democracia en las sociedades contemporáneas es el des-
favorecimiento de la creación de entidades representativas de los intereses colectivos que
luego pueden llegar a estar o no institucionalizados por una pequeña fracción de los
sectores más influyentes en la toma de decisiones gubernamentales. En este contexto el
alcance de las instituciones corresponde al grado en que incorpora y excluye al conjunto de
agentes potencialmente pertinentes en la toma de decisiones e implementaciones de nuevas
reformas.
Debido a que estas políticas son ejecutadas por una serie de poderes autónomos, la
toma de decisiones en las democracias representativas tiende a ser lenta y en ocasiones
propensas al estancamiento. Sin embargo, por la misma razón, dichas políticas
generalmente son inmunes frente a errores flagrantes, y cuentan con una probabilidad
razonablemente alta de ser implementadas. Esto le otorga al presidente la aparente ventaja
de no tener prácticamente rendición de cuentas, pero a costa de una mayor probabilidad de
errores de gran envergadura, por ello en ocasiones los mandatarios son aclamados como
salvadores y al día siguiente son reprimidos por la sociedad.
OÑATE, Pablo. Los partidos políticos. En: Rafael del Aguila. Manual de Ciencia Política.
Madrid: Trotta, 1997, p. 256