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Al respecto, se sostiene que el Perú atraviesa por un momento histórico “no agrario” debido a
la crisis de su agricultura (desde hace más de tres décadas), consecuencia del vacío de políticas
sostenidas de desarrollo para el sector. En tal sentido se reclama un giro político estratégico en
la construcción de la visión de desarrollo agrario, aprovechando las ventajas comparativas del
sector (el caso de la agro exportación).
Durante la década del 90, con las medidas de ajuste estructural y de liberalización económica
y el mayor ingreso de la inversión extranjera, se dio el auge de la minería nacional (ocupando
esta actividad más del 13% del territorio nacional), con un valor creciente de sus exportaciones
y un aporte importante al PBI. Por estas y otras razones relativas al precio de los minerales en
el mercado internacional, se dice que el sector minero seguirá creciendo y algunos consideran
al Perú de hoy y del futuro como un “país minero”.
Este tránsito caótico no solo crea un alto costo monetario a los emprendedores y a la
población en general, debido al excesivo tiempo que pierden para llegar a sus destinos,
también les genera problemas sicológicos, les impide estar más horas con sus familias y causa
problemas en el transporte de mercadería, afectando directamente los negocios.
De hecho, varios estudios indican que el caos y desorden en las ciudades como Lima afectan la
salud mental de las personas, ocasionando situaciones que elevan los niveles de ansiedad y
estrés. ¿Quién no se ha topado con un chofer iracundo o pasajeros de unidades de transporte
público con una mala actitud?
Cerca del 70% de los limeños utiliza el transporte público. Un alto número de robos ocurre en
las principales carreteras de la ciudad, incluso a plena luz del día. Los vehículos de transporte
público no cuentan con las condiciones necesarias para la comodidad y seguridad de sus
pasajeros.
Es más, muchos de los conductores, públicos y privados, no cumplen con las normas de
tránsito y menos con las normas de seguridad vial.
Soluciones para superar el caos en el que se encuentra:
De esa forma se podría organizar todo el sistema de rutas con empresas solventes y unidades
de gran capacidad, unidas al sistema de metro, de tal manera que cuando los pasajeros suban
a un bus, puedan hacer los cambios necesarios subiendo a otra unidad o a al tren o viceversa,
pagando un solo pasaje.